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Guía de análisis crítico del modelo educativo 2016

Por: Oswualdo Antonio González

Con las evidencias públicas que se tienen hasta este momento, se puede afirmar que el actual sexenio será recordado por su vacío en materia educativa, así como por su actuación frente a la resistencia magisterial, caracterizado por el asesinato y encarcelamiento de educadores.

El grupo en el poder público, fue incapaz de diseñar un Modelo educativo propio, a lo más que pudieron llegar fue a la presentación de tres documentos caracterizados por su generalidad y una promesa: de que se va a implementar al finalizar el actual sexenio.

Otra característica de este gobierno es su capacidad de mentir, basta con recordar el perdón oficial por la Casa Blanca, la promesa que las gasolinas bajarían de precio, por mencionar dos ejemplos. En el caso de la evaluación docente, finalmente Aurelio Nuño y el INEE reconocieron que era punitiva y que iban a reformarla en un lapso de 45 días.

En este marco presentamos ésta guía para analizar el llamado Modelo educativo presentado por Aurelio Nuño. Coincidimos con las voces críticas que plantean que su presentación es una estrategia para intentar desactivar las crecientes movilizaciones magisteriales-populares contra la Reforma educativa. Igualmente afirmamos que la denominada consulta es un ejercicio demagógico, ya que las actuales autoridades han mostrado un perfil autoritario, con una evidente falta de capacidad para debatir públicamente e incapaces de respetar acuerdos. No se puede esperar nada de un ejercicio de participación, cuando el enfoque del Derecho a la educación solo se ha usado para que las autoridades judiciales justifiquen el ataque a los derechos laborales de los maestros, pero está totalmente ausente del Modelo educativo presentado.

A pesar de lo anterior, se decide presentar esta guía como una alternativa a la planteada por la autoridad educativa federal, ya que se dedican 2 sesiones en la Fase intensiva de los Consejo Técnicos Escolares a realizar actividades sin ninguna utilidad para el ciclo escolar 2016-2017. Esta guía es una opción para aprovechar esas dos sesiones.

Para descargar la guía en el siguiente link: GuíadeAnálisisCríticoModEduc

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México: CNTE no hay vuelta a clases el lunes

América del Norte/México/ 16 de agosto de 2016/Fuente: debate

Inicio de cursos, sólo si se abroga la reforma hoy: líderes; se pueden atender demandas sin dejar a niños sin clases: Nuño.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) acordó que mantendrá el paro magisterial indefinido que inició hace tres meses, el pasado 15 de mayo. Esto quiere decir que a menos que el gobierno federal se comprometa a abrogar la reforma educativa, el próximo lunes no reiniciará el ciclo escolar 2016-2017 en las entidades donde la CNTE permanece con escuelas cerradas.

En conferencia de prensa los profesores responsabilizaron al gobierno federal de que continúe el paro magisterial y de que no se reinicie el ciclo escolar puesto que, señaló el profesor mexiquense Víctor Rodríguez, los docentes tienen la disposición de continuar el movimiento y están ejerciendo un derecho constitucional de protesta.

La CNTE mantendrá el paro indefinido. Fuente: Twitter

“La posición de la CNTE es continuar la resistencia el tiempo que sea necesario. Estamos en paro indefinido, estamos en huelga y no se piensa levantar este movimiento salvo que mañana [hoy] nos dieran por escrito la abrogación de la reforma educativa. Si nos la dan, otra cosa sería, pero la lucha es de manera constante y emplazamos al gobierno federal a mostrar una postura propositiva y una respuesta seria a las demandas que hemos planteado como coordinadora. Apelamos a que pueda el gobierno dar una respuesta formal a nuestras peticiones”, aseveró.

Rubén Núñez, acompañado de su abogado Hugo Serafín, al salir del Reclusorio Sur donde compareció ante el juez Octavo de Distrito en Procesos Penales. Fuente: El Universal

La determinación es mantener las escuelas cerradas en Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, independientemente de los acuerdos en materia de echar atrás las consecuencias de la reforma educativa a los que mañana pudiera llegar la disidencia con la Secretaría de Gobernación (Segob).

Hasta el momento, “ningún contingente de los que estamos en paro ha decidido regresar, todos ratificamos el paro”, dijo un integrante de la Asamblea Nacional Representativa (ANR) que el domingo participó en la reunión y quién señaló que esta determinación no está relacionada con el resultado de la mesa de negociación con Segob.

En sus acuerdos, la ANR determinó que continuará el paro de labores que iniciaron los maestros el 15 de mayo pasado y que mantendrán su exigencia al gobierno federal de abrogar la reforma educativa. En el documento, los profesores demandan una respuesta concreta y por escrito del subsecretario de Gobierno, Luis Enrique Miranda Nava, a los planteamientos relacionados con lo que ellos llaman “las consecuencias” de la reforma educativa.

Manifestación de la CNTE. Fuente: Twitter

Para los profesores estas consecuencias quieren decir revocar el cese de maestros que no participaron en las evaluaciones de desempeño magisterial, así como la liberación de salarios retenidos y garantizar la “estabilidad laboral” para los profesores.

El domingo pasado las opiniones de los representantes se dividieron, puesto que las representaciones de Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero —los bastiones de la Coordinadora en el país— proponían continuar con el paro de labores en las escuelas. Mientras que en el resto de las entidades —Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Sinaloa, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán y el magisterio mexiquense— se pedía regresar a clases.

Con información de: El Universal

Fuente: http://www.debate.com.mx/mexico/CNTE-no-hay-vuelta-a-clases-el-lunes-20160816-0023.html

Imagen: http://www.debate.com.mx/__export/1471342313240/sites/debate/img/2016/08/16/cpwiqdyvyaytj44.jpg_594723958.jpg

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Gasto inercial: un desincentivo para la calidad y equidad educativa

Fiorentina García Miramón

La educación es el mayor gasto del gobierno federal. De acuerdo con el reporte “Gasto público para una educación de calidad” presentado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), los recursos que se destinan a la educación equivalen a toda la recaudación de Impuesto al Valor Agregado (IVA).1 En otras palabras, la educación es el servicio público en el que más gastamos los mexicanos. Valorando cuánto se destina a la educación y considerando que, el gasto es la principal herramienta para ejecutar cualquier política, resultó lógico pensar que la reforma educativa traería consigo una planeación del gasto más efectiva y eficaz. Sin embargo, esto no sucedió. Por lo que hoy seguimos gastando los recursos educativos inercialmente –de la misma manera– que antes de la reforma, aunque las expectativas han cambiado.

A tres años de la aprobación de la reforma, algunos debates se centran sobre cuál es el impacto que ésta ha tenido y sobre cuál sería el método más adecuado para evaluarla. En lo que respecta a cómo se han gastado los recursos, el debate se encuentra en un nivel más superficial. No se ha discutido con mayor profundidad sobre el desempeño de los programas presupuestarios “estrella” (Reforma Educativa o Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa) y tampoco se han examinado los costos y beneficios de los nuevos esquemas de financiamiento (Escuelas al CIEN). En enero del 2015 se anunció la elaboración de un presupuesto base cero, sin embargo, lo que en realidad se hizo fue unasimplificación en la administración de los recursos. En otras palabras, se fusionaron programas presupuestarios dirigidos a poblaciones vulnerables (PRONIM, PROMAJOVEN, PAED), con la justificación de evitar duplicidades y de asignar los recursos operativos y administrativos estrictamente necesarios. Por lo tanto, seguimos con la misma planeación del gasto y sin evaluar si quiera, si ésta representa un incentivo o desincentivo para llevar a cabo la reforma.

Actualmente, México tiene una oportunidad única para mejorar la calidad y equidad de la educación de los niños, niñas y jóvenes, y con ello aprovechar el bono demográfico. No obstante, el país también atraviesa por un periodo serio de austeridad, del que todo parece indicar costará trabajo salir. Dado lo anterior, mejorar cómo, en qué y para qué gastamos los recursos educativos se vuelve impostergable. Son tres objetivos que tenemos que considerar cuando hablamos de cómo mejorar la planeación del gasto educativo: equidad, calidad y sostenibilidad del financiamiento. Con la actual planeación del gasto educativo y en la búsqueda de alcanzar dichos objetivos, se han aprendido al menos tres lecciones principales que a continuación se explicarán.

La primera es que mover el gasto de acuerdo con el aumento de la cobertura no implicó reducir la inequidad. En las décadas pasadas, los esfuerzos del Sistema Educativo Nacional(SEN) se concentraban en incrementar la cobertura de la educación básica. Esto se hacía bajo el supuesto de que una mayor cobertura significaba una mayor disponibilidad de lugares para las personas excluidas del SEN. Hoy se sabe que esta relación es más compleja de lo que parece. A raíz de este supuesto, el gasto educativo ha estado planeado –principalmente– con base en el aumento de la matrícula, sin considerar las necesidades y diferencias que existen por el lado de la demanda, ni las necesidades y diferencias que existen por el lado de la oferta. ¿Qué nos ha traído gastar de esta manera? Por un lado, ha significado una educación básica que está cerca de lograr una cobertura universal, pero con inequidad y baja calidad en sus servicios. Como se sabe, existen estados, como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Tabasco, donde la mayoría de la infraestructura es precaria y, en cuanto a servicios públicos, la mayoría de los estados –con excepción de la Ciudad de México– tienen escuelas sin acceso a la energía eléctrica. Por otro lado, a pesar de que uno de los elementos insignia de la reforma es la formación profesional docente, se destina apenas un 0.04% del gasto educativo para este rubro, mientras que, para la nómina educativa se va un 85.6%. No por nada somos el país miembro de la OECD que más gasta en salarios de maestros de educación básica.

La segunda lección es que la estructura del gasto educativo no ha servido para alinear los incentivos de todos los actores involucrados en el SEN. Hoy en día, el gasto está estructurado de tal forma que la asignación y ejecución de los recursos es de arriba hacia abajo. Esto desincentiva la autonomía de gestión y la presión ciudadana e incentiva el control y la corrupción. Tener una alineación de incentivos permite que la educación de calidad sea un objetivo en común y que la evaluación sea el camino para alcanzarlo. En la actualidad, las evaluaciones no tienen una vinculación entre ellas. Esto nos llevar a tener una evaluación que realmente no evalúa al sistema educativo, como el conjunto de actores que lo conforman. 

Por último, la tercera lección es que para seguir gastando en la educación de las generaciones presentes y futuras, es necesario que ésta otorgue retornos al sistema fiscal mexicano. Es decir, se debe buscar asegurar la sostenibilidad del gasto educativo. Dicha sostenibilidad sucede cuando las personas tienen salarios formales y bien remunerados, pues el gobierno puede recibir recursos a través de impuestos. Se ha estimado que, únicamente las personas con estudios de nivel profesional alcanzan a devolver al Estado, en forma de Impuesto sobre la Renta (ISR), el gasto en educación realizado en ellos. De continuar en una situación donde un 70.0% de los jóvenes más pobres se encuentran sin estudiar y un 20.4% de ellos son “ninis”, se ve complicado que el gasto educativo pueda ser sostenible a largo plazo.

Si bien, la reforma educativa se enfocó en la evaluación y el servicio profesional docente, que son elementos necesarios para medir la calidad de la educación y mejorar el aprendizaje, tampoco resultan aspectos suficientes para mejorar la calidad y el financiamiento del SEN. Ya se acabó el México con bonanza petrolera y hoy, son más los compromisos que el gobierno federal debe cumplir. La educación empieza a competir, en términos de recursos, con otras funciones como pensiones, deuda pública o protección ambiental. Si queremos que la educación sea un servicio público de calidad, equitativo y sostenible, es el momento de ponernos a trabajar en una planeación más eficiente y eficaz del gasto educativo. Únicamente así, el gasto será el combustible para mover a la reforma educativa en la dirección correcta.


El gasto educativo en el ejercicio fiscal 2016 asciende al 3.8% del PIB (15.2% del Presupuesto de Egresos de la Federación) y la recaudación del IVA representa el 3.9% del PIB, en el mismo ejercicio.

Fuente: http://educacion.nexos.com.mx/?p=303

Imagen: http://educacion.nexos.com.mx/wp-content/uploads/2016/08/1.jpg

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México: CNTE-Chiapas, en «alerta máxima»

América del Norte/ México/Agosto del 2016/Noticias/exekuoinfo.com

Maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) emplazaron al gobierno federal a que el próximo 22 de agosto derogue la Reforma Educativa o de lo contrario la disidencia iniciará una de las fases de protestas «más agresivas» que hayan realizado desde el pasado 15 de mayo.

Al cumplirse tres meses de protestas en la entidad, profesores de las secciones 7 y 40 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) anunciaron para hoy la toma de edificios de educación de los sistemas federal y estatal.

Queda todavía pendiente la demanda central: la abrogación de la reforma educativa, que es la razón y motivo de la lucha magisterial, puntualizó Gómez Bahamaca.

Señaló que el magisterio tiene «toda la voluntad de encontrar una salida política al conflicto y ante las amenazas veladas que en los últimos días ha hecho la Secretaría de Gobernación de hacer uso de lo que llama fuerza pública y aplicación del estado de derecho, le respondemos que a más de 90 días de paro tenemos capacidad de respuesta y no nos vamos a echar para atrás».

Por su parte, Manuel Mendoza Vázquez, secretario general de la CNTE, insistió que los docentes alistan «un menú de acciones» si el gobierno federal no ofrece una respuesta concreta a las demandas de la Comisión Única de Negociación.

Con 92 días de movilizaciones, el paro se ubica como el movimiento docente más extenso, luego de que en 2013 se registró una suspensión de clases por 87 días, también por factores opositores a la Reforma Educativa.

El líder magisterial en los Altos adelantó que a partir de mañana los disidentes ocuparán y bloquearán la Torre Chiapas, un edificio que alberga distintas oficinas de los tres órdenes de gobierno, además tomarán el inmueble de la Secretaría Estatal de Educación, las oficinas de Planeación Educativa, las instalaciones de Educación Federalizada y del Instituto Nacional de Evaluación.

Se concentraron en tiendas como Aurrerá, Bimbo, Home Depot, Soriana, Sam’s Club, Elektra, Walmart, Chedraui y Coca-Cola desde las 8:00 horas.

 Leon Brazil
Fuehttp://exekuoinfo.com/2016/08/cnte-chiapas-en-alerta-m-xima/
Fuente:  http://cdn.proceso.com.mx/media/2016/08/CNTE-1-702×468.jpg
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¿Es posible una Cultura de colaboración entre el profesorado?

Europa/ España/ Agosto del 2016/ María Clemente Linuesa/ www.mecd.gob.es

 

Por: María Clemente Linuesa

 

 La implantación de la Reforma de los noventa en España ha intentado potenciar una política de autonomía en los centros escolares, a los que insta a elaborar proyectos educativos propios. En este artículo voy a a analizar varios aspectos de esta nueva forma de trabajo: en primer lugar, qué significados puede adoptar el concepto de autonomía de los centros como política descentralizadora y cuál es su relación con el concepto de colaboración. En segundo lugar, relataré a través de distintas técnicas de obtención de datos cómo se ha llevado a cabo la elaboración de los Proyectos Curriculares de Centro en la práctica y si ha supuesto una forma nueva de trabajo para el profesorado. Por último, concluiré valorando si es posible, a pesar de los problemas analizados, que progrese una cultura de colaboración entre los docentes y bajo qué condiciones debe potenciarse.

 

La Reforma Educativa de 1990, en su intento de adecuar la institución escolar a la sociedad, propone distintas transformaciones, unas son de carácter formal, por ejemplo una nueva estructura del sistema educativo, un nuevo currículum escolar básico, etc. Pero también propone cambios funcionales que atañen a las tareas que tiene que llevar a cabo el profesorado tanto en el diseño como en el desarrollo curricular. Uno de esos cambios del que me ocuparé en este trabajo se refiere a la exigencia hecha a los profesores de planificar su acción educativa a través de proyectos comunes: los Proyectos de Centro.

 Lo que me propongo analizar son algunos aspectos de este inédito y reciente cometido de la labor docente. En primer lugar, enmarcaré el sentido y significado de esa nueva actividad curricular. En segundo lugar, analizaré cómo se ha llevado a cabo en estos años la planificación en centros, tanto en la enseñanza primaria como en la secundaria, a partir de sendos trabajos de investigación realizados en los dos niveles educativos’. Terminaré con una valoración del sentirlo y posibilidades de  la deseada nueva cultura escolar: la colaboración de los docentes.

AUTONOMÍA Y COLABORACIÓN: SU SENTIDO PARA LA EDUCACIÓN

 Diseñar el currículum en los centros no tiene ninguna tradición en nuestro país. Es una actividad relativamente novedosa para el profesorado, que, aún cuando surge como es normal en el terreno de la innovación educativa, la Reforma la hace suya. Los propios documentos de ésta avalan la necesidad de elaborar proyectos de centro con una serie de consideraciones: la creación de equipos, que presumiblemente mejorarán la eficacia y la competencia docente; la reflexión sobre la práctica educativa, como aspecto relevante en la formación del profesorado y mejora del currículum y finalmente la necesidad de atender las peculiaridades de cada contexto particular. En estos tres pilares: equipos, reflexión y contexto se justifica la necesidad y al tiempo la exigencia de que el profesorado realice la nueva tarea de diseñar un proyecto realista y adaptado a cada situación. Los proyectos de centro tienen dos versiones o modalidades: el proyecto educativo, y el proyecto curricular de etapa.

El primero recoge las ideas asumidas por toda la comunidad escolar en relación a las opciones educativas fundamentales y la organización general del centro. Los proyectos curriculares de etapa serán decisiones particulares de cada una de las etapas que se impartan en el mismo; deberán estar sustentados en aquél y las decisiones propias de esos proyectos curriculares se referirán a qué enseñar (objetivos y etapa), cuándo hacerlo (secuenciación de objetivos y contenidos), cómo enseñar (estrategias metodológicas), qué, CÓMO, cuándo evaluar y medidas de atención a la diversidad (MEC, 1992).

La propia Administración es quien toma la decisión de que los profesores constituyan equipos, realicen proyectos no sólo particulares para su aula o área de conocimiento, sino para el centro como lugar común. Además, dicta normas sobre qué y cómo debe ser un proyecto de centro, asunto éste sobre el que volveré después. Escudero Muñoz (1994) publicó en esta misma revista un amplio trabajo sobre cómo se trazó desde instancias administrativas la idea del desarrollo curricular a través de los proyectos de centro, así como los significados ideológicos que a esa propuesta pueden otorgarse.

La filosofía de esta nueva manera de configurar la enseñanza, tal como la propone la Reforma, está claramente en la línea teórica; otra cosa será la práctica de dotar al centro de autonomía para que analizando sus peculiaridades y necesidades se lleven a cabo propuestas educativas que generen igualdad para los alumnos que integran el sistema educativo. No hay que olvidar las características propias de cada centro que, de no ser observadas como punto de  partida, no harían más que generar desigualdades dentro de dicho sistema.

En el documento del MEC (1994) sobre centros educativos y calidad de la enseñanza justamente al destacar la idea de igualdad de oportunidades como un eje de la calidad de la enseñanza la sustenta entre otros factores, en la autonomía del centro. Se señalan dos aspectos, que sin duda son aceptados de forma general como importantes indicadores de la calidad de la enseñanza: la educación en valores y el grado de consecución de la igualdad de oportunidades, y se destacan cuatro factores que tienen una influencia inmediata y directa en la misma, la autonomía y organización de centros, su dirección y gobierno, el profesorado y la evaluación e inspección. (MEC 1994, 10).

La autonomía en los centros está apoyada en diversos argumentos, uno de los más relevantes es la tendencia a la descentralización, lo que no sólo se aplica al nivel administrativo, desde las administraciones centrales a las autonómicas, por ejemplo; sino también a instancias más netamente escolares ligadas a la práctica, como son los centros, a los que se otorga ciertos grados de autonomía para tomar decisiones.

El concepto de descentralización, que ostenta un alto grado de imprecisión según Lauglo (1996), podemos entenderlo como una fórmula que permite diseminar la toma de decisiones desde instancias más o menos próximas al vértice del poder central hacia otras más locales, como puede ser, dentro del sistema educativo, el centro escolar. Lauglo (1996) subraya tres valores que suelen aludirse para justificar la descentralización: dispersión legítima de la autoridad, calidad de los servicios prestados y uso eficiente de los recursos. Weiler (1996), por su parte, manifiesta que la idea de descentralización, unida a la de autonomía, participación, igualdad cle oportunidades es una aspiración desde hace algún tiempo, no sólo en los sistemas educativos, sino también en los ámbitos políticos y económicos.

 En lo educativo, esta idea se defiende con tres argumentos similares a los que enuncia Lauglo, en la obra citada: redistribución del poder. Eficacia de recursos disponibles y descentralización de contenidos educativos. Los conceptos de autonomía y descentralización, no obstante, pueden tener lecturas diferentes. La más positiva está claramente unida a la visión de  la participación democrática y del protagonismo en la toma de decisiones de todos los agentes educativos.

Lauglo (1996) resalta la impronta que las ideas de democracia participativa tuvieron en la educación desde de los años setenta. Surgió un gran interés por mejorar la educación desde abajo, buscando soluciones concretas a los problemas que se generan en cada situación, uniendo así la descentralización a la idea de mejora y calidad; aunque lo que se reivindicaba sobre todo era la cíe participación.

En este sentido quiero recordar el papel jugado en España por los movimientos de renovación pedagógica durante los setenta y parte de los ochenta en ese deseado cambio hacia una mayor autonomía y participación. Esta demanda fue un germen para la democratización de los centros, sobre todo en relación con la dirección y gestión de los mismos. Una segunda visión pretende dar significado y expresión a la noción de diversidad, cuyo sentido no se garantiza en diseños generales.

Esta interpretación permite el ajuste o acomodación de las decisiones curriculares a contextos muy singulares. La idea tiene que ver un docente que necesita disponer cle una gran autonomía para tomar las decisiones que mejor se adapten a su situación, despreciando, en cierto modo, la perspectiva de una educación general e igual para todos. Currículum y organización al servicio de los destinatarios de la educación. Es el rechazo a un currículum general y homogéneo y en su versión más crítica y supone la denuncia a la existencia de un currículum hegemónico, al que hay que sustituir por otros que sean acordes con los intereses de clase, género e incluso raciales de los alumnos.

La justicia (social) requiere un currículum contrahegemónico, diseñado para materializar los intereses y las perspectivas de los menos favorecidos. En la práctica, esto significa que el currículum debe ser decidido por profesores que trabajen en diferentes situaciones. (Connell, 1997, 64) Por último, tendríamos el punto de vista neoliberal que entendería la autonomía y descentralización como factores para la competencia entre centros.

Aunque no vamos a entrar en profundidad en este aspecto ideológico, queremos subrayar que se han realizado análisis de gran interés sobre la manipulación que desde instancias neoliberales se hacen sobre términos y conceptos cuyo origen ideológico es bien distinto, como en el trabajo de Gimeno (1994) o el cíe E Beltrán (1994), quien desenmascara lecturas «nuevas» de conceptos como: participación, comunidad, profesionalismo, descentralización, responsabilidad, autonomía, democracia, cultura, evaluación, propios del discurso progresista de los años sesenta y que según el autor la nueva derecha reinterpreta para justificar políticas neoliberales y legitimar sus propuestas en educación. Igualmente revelador es el planteamiento de Lauglo (1996) sobre los efectos de esta visión basada en la utilización de criterios de mercado para justificar la autonomía otorgada a las escuelas.

 Tras una revisión de otras formas por las que asumir la descentralización, ofrece un análisis detallado de los «riesgos» de llevarla a cabo bajo los principios del liberalismo, entre los que destaca: que las escuelas se muestren tan sólo interesadas en matricular a los alumnos aventajados; que se llegue a una clara desigualdad de oportunidades y con ella a una inevitable descompensación e incluso división social y que la competencia rompa la cooperación entre centros.

Además, hay que reconocer la casi imposibilidad de que se pudiera dar una oferta al menos parecida a todos los ciudadanos entre otras causas por sus lugares de residencia. Podemos, pues, entrever un sentido incluso negativo en la idea de descentralización, si esta opción por la autonomía del centro deriva en la práctica en una política de competitividad, desigualdad e insolidaridad que todo sistema educativo debería evitar. Se trata, en este caso, de una noción de descentralización basada en los resultados y no en los medios; sustentada en el contexto no como punto de partida desde el que se tenga en cuenta las diferencias de los sujetos, sino como lugar donde se valoren resultados sin apreciar los distintos medios socioculturales.

¿Estas desviaciones hacia fines espurios deben hacernos pensar que la autonomía de los centros no es deseable, que es nefasta para la justicia escolar, que es una trampa para la igualdad ante la educación, que es un invento más propio de la empresa capitalista, que de quien busca en la educación un lugar de equilibrio social? Evidentemente no.

Sin duda la descentralización va con los tiempos, buscando en la autonomía formas más eficientes de trabajo. Aunque como decía la idea de descentralización se refiere a bastantes aspectos del sistema educativo, como por ejemplo la regionalización administrativa, en mi trabajo me centraré tan sólo en lo que concierne a la autonomía de los centros escolares y la relación que esto tiene con otra idea, la de colaboración.

Desde luego, la imagen de autonomía para los centros es tentadora porque supone reconocer la competencia de los profesores para tomar decisiones relevantes, realizar la selección cultural a través de proyectos educativos singulares; porque subraya la solvencia profesional del profesor, protagonista no sólo de acciones, que otros pudieran dictar, sino de la toma de decisiones adecuadas y pensadas para su práctica; porque puede ser fuente de decisiones para la propia formación del profesor, y sobre todo, es tentadora por su repercusión para los alumnos, ya que conlleva la posibilidad de acercar las decisiones a la realidad, de manera que ésta sea el marco interpretativo de la práctica educativa.

La autonomía puede ser, pues, portadora de valores importantes para la escuela; sin embargo, es preciso reivindicarla unida a la idea cíe colaboración máxime cuando nos estamos refiriendo al diseño educativo en los centros, integrados por un número importante de personas que toman decisiones sobre la enseñanza.

 Estos conceptos unidos pueden propiciar centros llenos de vitalidad y realismo, descartando la pasividad y competitividad, fomentando acciones educativas ricas no sólo para los alumnos destinatarios primeros de cualquier decisión, sino para los propios profesores, pues como dice Pérez Gómez (1998) la colaboración tiene dos aspectos fundamentales que se implican mutuamente: el contraste cognitivo que fomenta entre los participantes y el clima de confianza que propicia para abrirse a nuevas alternativas. La colaboración conlleva una serie de aspectos que apreciamos como valiosos para el profesorado, que Hargreaves (1996).

Enuncia, y de los que señalaremos los que nos parecen más relevantes: apoyo moral de unos profesores a otros, superando los fracasos y frustraciones; aumento de la eficiencia, eliminando esfuerzos duplicados; mejora de la eficacia, si se mejora la calidad de los profesores, sin duda será mejor la calidad de la docencia; reducción del excesivo trabajo al compartirlo; certeza situada, la colaboración sustituye las falsas certezas, que a veces son una especie de escudo individual, por certezas sacadas de la sabiduría profesional colectiva, fruto del debate y la confrontación de las mismas.

También reduce la incertidumbre de la propia acción individual; asertividad política, al tener más confianza en las decisiones, se está en mejores condiciones de afrontar, incluso provocar innovaciones; mayor capacidad de reflexión, sin duda, la cooperación y el diálogo incitará a los profesores a reflexionar sobre su acción educativa, al establecerse la comparación y el intercambio cíe puntos de vista; perfeccionamiento continuo. La colegialidad en las organizaciones parece algo natural por el mero hecho de tratarse cíe un conjunto de sujetos que se ven implicados en la consecución de un asunto en común.

En este sentido la escuela al ser una organización, y además educativa, parece abocada a ser un lugar donde la colaboración fuera una característica desu funcionamiento. Sin embargo, la realidad no confirma este deseable rasgo; de hecho, parece funcionar más bien con la suma de individualidades que con proyectos comunes, todo bajo la poderosa bandera de la independencia personal, que ampara frecuentemente una suerte de individualismo, desde el que cada uno en su clase es un libre y soberano para hacer su tarea como crea oportuno’. Además, no todas las formas de colaboración parecen igualmente válidas.

De hecho la noción de colaboración no es una categoría cerrada, sino que más bien parece un concepto con diversos grados cuyos extremos estarían flanqueados, de un lacio, por lo que llamaremos colaboración espontánea y del otro, por la denominada colegialidad burocrática o artificial. Como afirma Hargreaves (1996) tanto la colegialidad como la colaboración presentan tantas facetas que no deben tratarse como conceptos inequívocos, lo que hay son distintas formas de colaboración que tienen consecuencias distintas. En el apartado siguiente nos ocuparemos de ir definiendo estas categorías de colaboración, para al tiempo explicar, con las pruebas que tenemos, cómo se ha implementado esta forma de trabajo en los centros a partir de la Reforma.

LA REALIDAD DEL DISEÑO CURRICULAR EN CENTROS A PARTIR DE LA REFORMA DE LOS NOVENTA

 Hay varios datos que nos van a permitir afirmar con cierta contundencia que el diseño curricular en centros no ha tenido las consecuencias pretendidas por los legisladores, al menos en términos generales. En todo caso, no creo que se haya logrado un cambio en la línea cle autonomía y colaboración deseadas. Ello se ha debido a una serie de problemas, situaciones y rasgos que han caracterizado su implantación en los centros durante estos años, motivos que constataré en este apartado. Para efectuar este análisis voy a utilizar varias fuentes: Me basaré en la categorización que hacen Hargreaves (1996) y Pérez Gómez (1998) sobre las referidas formas de colegialidad (burocrática y espontánea) e iré dando cuenta de a cuál de ellas se ha ido imponiendo en la realidad de los centros.

 Para apoyar mis razones utilizaré dos fuentes de datos, fruto, cle mi propia investigación; por un lado, opiniones directamente obtenidas de un grupo de discusión entre profesores que habían realizado el Proyecto Curricular de Centro; por otro, los datos de un cuestionario realizado en el curso 1997-98, cuando en Primaria ya se estaban llevando a cabo las revisiones de los proyectos cle centro y en Secundaria se hacían por vez primera, en él se recoge la opinión de los profesores sobre distintos temas relativos al PCC.

 Una de las principales razones para afirmar que el diseño de proyecto de centros no ha tenido las consecuencias esperadas es que la idea de realizar un nuevo tipo de planificación en grupo, que fomente la colaboración como fuente de mejora e incluso de enriquecimiento para el profesorado, no ha surgido de la iniciativa de los grupos de profesores, sino que ha sido una petición u orden de la Administración, por lo cual toma la forma de lo que se denomina colegialidad artificial (burocrática) Hargreaves (1996) y Pérez Gómez (1998).

La colegialidad burocrática no evoluciona espontáneamente a partir de la iniciativa de los profesores, sino que es una imposición administrativa que exige que los docentes se reúnan y trabajen juntos. (Hargreaves 1996, 221) Las características de la colegialidad burocrática podemos concretarlas siguiendo el perfil que han señalado estos autores, cuyos rasgos iremos comparando e interpretando con el modo en cómo se realizaron los proyectos curriculares en nuestros centros, en la primera exigencia de colaboración entre el profesorado, hecha en el desarrollo de la Reforma.

La primera nota es que está claramente reglamentada por la Administración, no parte de la iniciativa espontánea de los profesores, sino que se exige a éstos que se reúnan y trabajen (planifiquen, sobre todo) juntos.

Es obligatoria en tanto que exige trabajar con los compañeros, esto incluso puede hacerse de forma directa, imponiendo la obligación sin más, o de forma indirecta, en el sentido que el trabajar juntos pueda traer algún tipo de ventajas de promoción o de otro tipo. Fija en el tiempo y en el espacio, la colegialidad artificial se lleva a cabo en tiempos y espacios fijados de antemano, hasta el punto de que esto forma parte cle la reglamentación administrativa, pretendiendo asegurar de forma obligatoria la colaboración. Estas cualidades podrían aplicarse, sin duda, al modo en cómo se realizaron los Proyectos Curriculares en los Centros.

En los de Primaria, en los que se solicitó esta tarea en primera instancia, señalaremos que su realización reprodujo los rasgos propios cle la colaboración burocrática. La Administración exigió a los profesores a fecha fija la confección de Proyectos de Centro, para ello otorgó un tiempo concreto, incluso suspendiendo las clases por la tarde durante el mes de mayo, con el fin de que los profesores dispusieran de tiempo dentro de su jornada laboral. Se estableció un calendario por fases, secuenciando qué tipo de decisiones se tomarían en distintos momentos (MEC, 1992). Otra importante característica es la cle estar orientada a la implementación de lo que normalmente otros han ordenado, sea en forma de programas o de normas.

 También en el caso de la realización de los PCC este rasgo se cumplió cle forma fidedigna: en primer lugar, la propia legislación que emana de la Administración dicta expresamente todo un documento didáctico sobre el diseño curricular, en el se exponen las fuentes para la elaboración del mismo y un apartado que se enuncia como decisiones para realizar el diseño curricular; donde se proponen unos ejes, que son como la columna vertebral de todo diseño y que son seguidos por el profesorado como un esquema establecido que hay que rellenar. Nos permitimos recordar ese guión en el que deben constar: qué ense- ñas; cuándo enseñas; cómo enseñar, qué, cómo y cuándo evaluar y medidas de atención a la diversidad (MEC, 1992).

A través de un Real Decreto se dictaminó la necesidad de elaborar estos proyectos, estableciendo lo siguiente: En relación con este cometido, parece conveniente que la Administración educativa regule la elaboración y aprobación cle Proyectos Curriculares y ofrezca directrices que orienten a los profesores para facilitarles, tanto la elaboración de Proyectos y Programaciones, como el desarrollo de los mismos en el aula.

 Las propuestas para llevar a cabo determinadas innovaciones en el sistema educativo suponen a veces la toma de decisiones sobre otros muchos asuntos colindantes sin los cuales es imposible la realización de cambios o mejoras y la consecuencia es que generan cansancio, escepticismo, la desazón de pensar que no se pueden realizar o que no mejoran la práctica, lo que mata las ilusiones de quienes (probablemente muchos todavía, pero cada vez menos) creen en la institución educativa como un lugar cie búsqueda constante de una mayor profesionalidad. Si la concesión de autonomía a los centros es una poderosa razón para hacerlos mejores, el empeño debe ponerse en preparar para ello y crear las condiciones para hacerlo posible, además debe analizarse su verdadero sentido y el peligro de sus posibles desviaciones no deseables.

En esta línea, Fullan (1994) cuestiona por ficticia y superficial lo que él llama la gestión 215 basada en el centro si ésta no se sustenta en ciertos cambios internos en el mismo, que se refieren a dos asuntos: una nueva cultura de colaboración en la escuela y una redefinición del papel del profesorado y de su desarrollo profesional, cuyo sentido esboza en ese trabajo.

 La imagen pesimista que venimos dibujando, tanto en posibles desviaciones ideológicas que hemos enunciado, como en la constatación de hechos, no nos aboca irremediablemente hacia la negación del valor que tendría la realización de proyectos en los centros con todo lo que ello implica, como es rescatar la primigenia ideología de esas prácticas, y crear una cultura de la colaboración entre el profesorado.

Como señala Gimeno: Merece la pena trabajar la cultura de la colaboración democráticamente entendida en los centros, porque es la forma de salir de la anomia indeseable desde el punto de vista profesional para los docentes y por las repercusiones negativas que tienen en la descoordinación cle la educación que reciben los alumnos, además de por la imagen externa de calidad que provoca. (Gimeno, 1994) La colaboración tiene ventajas y valores que no podemos desestimar en la diná- mica de los centros y en la formación del profesorado, entre ellos debemos destacar tanto las de orden intelectual como las de orden afectivo.

La cultura colaborativa lleva a procesos de enriquecimiento propiciados por el diálogo, el debate, y hasta la confrontación y discusión, de donde provienen, quizá sus dificultades, pero que sin duda son menores que sus beneficios. Además, permiten la puesta en común de las propias incertidumbres, y dudas que el proceso educativo, lleno de valores, suscita.

El compartir los problemas comunes es una manera de aprender a resolverlos, el miedo al fracaso es fruto muchas veces, de la soledad; la colaboración permite un clima de confianza y de apertura a experiencias ajenas que otorga confianza al profesor. Por ello, ante la pregunta sobre si tiene sentido hacer proyectos de centro creo que puede contestarse en sentido afirmativo, no sólo porque se hayan formulado teorías que constaten lo interesante de tal asunto o porque, como señala Sirotnik (1994).

La escuela sea el auténtico motor que impulsa la evolución de la educación a través cíe lo que llama la actividad reflexiva, sino porque además hemos podido observar cambios en grupos de profesores de algunos centros que, aunque comenzaron colaborando por motivos meramente burocráticos, puesto que iniciaron sus proyectos a petición de la Administración y no por un interés propio, van evolucionando lentamente hacia una colaboración real, libremente elegida, fruto de un interés por  mejorar su práctica escolar y profesional.

 

¿ES POSIBLE UNA CULTURA COLABORATIVA EN EL PROFESORADO?

Trás el análisis efectuado tanto de los aspectos teóricos como de los casos prácticos nos preguntamos si puede darse un salto desde la colegialiclacl artificial a la colegialidad espontánea. En definitiva si es posible una cultura de colaboración entre el profesorado y, en su caso, bajo qué condiciones debe darse. Trataremos cle ofrecer algunas respuestas a estas cuestiones en lo que sigue.

ALGUNOS EJEMPLOS DE COLABORACIÓN ESPONTÁNEA

A pesar de las características claramente burocratizantes con que se ha iniciado esta forma de trabajo en colaboración, en algunos casos ha sido un punto de arranque hacia una perspectiva nueva que apuesta por la participación y el trabajo en común. En esa idea de cultura participativa, hay que constatar que algo va cambiando, lo que nos produce cierto optimismo sobre la posibilidad cde crear culturas colaborativas.

En lo que sigue daré cuenta cle algunas iniciativas en centros de Salamanca donde hemos podido apreciar cómo algunos profesores, tras hacer un proyecto burocrático y dejarlo «reposar», es decir, cumplida la misión burocrática encomendada por la Administración, han decidido emprender tareas realistas, concretas y exentas de burocracia, concretando sus proyectos hacia problemas o áreas de especial interés para su centro.

 Podemos dar cuenta de la existencia de tal tendencia en algunos colegios que mencionaremos, aunque sin duda habrá más. Tales escuelas han decidido la realización de proyectos concretos, que a medio plazo produzcan algún cambio beneficioso en una o a lo sumo dos temáticas cle especial relevancia para ellas, bien porque hayan constatado problemas, fallos o deficiencias, bien porque debido a motivos sociales sea de interés desarrollar propuestas que mejoren algunas de las condiciones de sus alumnos, en aras de una mayor igualdad cle oportunidades.

Podríamos decir que el proyecto burocrático cla paso a un auténtico reto de colaboración que producirá mejoras en los procesos educativos de sus alumnos y, sin chucha, en el desarrollo profesional de los propios profesores. Los ejemplos que voy a describir a continuación han surgido espontáneamente desde la propia escuela, y han elegido como núcleo de sus proyectos inmediatos problemas, deficiencias, de su realidad, en definitiva aspectos relevantes para mejorar la práctica escolar y con ello la calidad de su centro.

Uno de esos centros de Primaria de la ciudad de Salamanca es el colegio ~no Blanco. Los profesores empiezan a constatar, que a partir de 3″ cle primaria se produce un deterioro ostensible en el área de lenguaje, por lo cual deciden crear en el colegio un seminario permanente de estudio sobre este tema, en el que se implican de forma voluntaria profesores de Educación Infantil y Educación Primaria.

Los seminarios tienen carácter abierto, y en ellos los profesores analizan los motivos que pueden causar la situación que nos preocupa y estudian propuestas y soluciones (por el momento no se ha avanzado hacia otras fases, dado lo reciente de la experiencia). Se ha invitado a participar a especialistas en el tema, quienes les asesorarán en lo que los profesores demanden, enriqueciendo así las discusiones de sus problemas, de sus experiencias, como una fuente más de conocimiento y colaboración básicamente de naturaleza científico-teórica. Este proyecto que se forjó en el curso 1997-98 se desarrollará, por el momento, sin límite de tiempo a lo largo de cursos sucesivos.

 Otro proyecto de enorme interés es el surgido en el colegio público Nuestra Señora de la Asunción, también de la ciudad de Salamanca. En este centro eligen un tema prioritario para ellos: plan de mejora de la convivencia, un programa para desarrollar los procesos de socialización de los niños, la creación cle habilidades sociales y la aceptación de las normas como modo de una convivencia democrática.

Se trata de un centro situado en la periferia de la ciudad con una población socialmente algo deprimido y sobre todo heterogéneo, donde hay una presencia importante de minorías étnicas, que sin duda generan una problemática más compleja en las relaciones, por lo que ésta es una cuestión prioritaria para ellos.

Metodológicamente el primer paso en ese proyecto fue un diagnóstico preciso de la situación del centro, marcándose como objetivo la mejora de la convivencia. Los profesores se reúnen en sesiones de trabajo periódicamente, estudiando el tema y discutiendo soluciones.

También asisten a éstas profesores invitados según el asunto que traten en cada sesión. Fruto del trabajo de análisis y reflexión colegiada se proponen decisiones concretas de mejora en cuya puesta en marcha se comprometen los profesores. Posteriormente se valoran los cambios realizados, avanzando en el estudio y desarrollo del programa.

BASES Y CONDICIONES PARA UNA CULTURA DE LA COLABORACIÓN La colaboración real y productiva se ha presentado como una labor con muchos obstáculos y trabas que hay que superar como, por ejemplo, cierto grado de incertidumbre; el hecho de que miembros del centro se autoexcluyan; insuficiencia de tiempo en la jornada laboral para llevarlo a cabo; falta, quizás, de un sistema de trabajo colectivo que también tendrá que construirse; inestabilidad de algunos profesores en el centro etc. Sin embargo, un factor muy importante hace fuerte esta iniciativa: nace de forma espontánea, no promovida por instancias administrativas de ningún tipo, ni siquiera por compensaciones laborales, ni pecuniarias, sino que emana de una valoración positiva que los profesores ven en el trabajo colaborativo y una apuesta por la construcción de propuestas reales y necesarias para el centro.

 

Por lo demás quiero señalar algunos aspectos que estimo deben darse para hacer posible la colaboración entre docentes:

En primer lugar, un cambio de mentalidad entre el profesorado, en relación a ciertos rasgos que sustentan una buena colaboración (Hargreaves 1996) y sería interesante que los profesores observaran. Un cultura colaborativa espontánea y voluntaria surge de los docentes, aunque no cabe clucla que puede y debe estar facilitada por la Administración y sobre todo por la dirección del propio centro. Conlleva ser omnipresente en el tiempo. y en el espacio, aún cuando se reserven espacios para tareas concretas, la colaboración requiere una predisposición a tratar los temas de forma espontánea en cualquier situación, sin encorsetamientos espacio-temporales, en realidad es una implicación con las personas que tienen un objetivo común. Por último, hemos de admitir la imprevisibilidad como característica, la colaboración unas veces da unos frutos y otras da otros distintos en cantidad y calidad, pero siempre serán frutos reales, no ficticios.

Finalmente, subrayar que el valor de la autonomía y la colaboración no cambiará ni mejorará el centro si, además de lo expuesto, no se incentiva a los profesores para ello, se renuevan sus condiciones de trabajo o se aumentan los medios que requiere esa nueva cultura participativa. Ni las palabras ni los documentos curriculares o legislativos cambian solos las cosas en la escuela, la renovación depende de manera incuestionable de la preparación y actitud de los profesores. El desarrollo profesional del docente, que consiste en concebir la práctica docente como un proceso constante de aprendizaje, experimentación y reflexión compartida, provocará la elaboración cle proyectos que interesarán y satisfarán, no sólo a los estudiantes, sino a los propios docentes, protagonistas de su propio desarrollo creador.

Bibliografía

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BELTRÁN LLAVADOR, F.: « ¿Lee a John Dewey la nueva derecha?», en Cuadernos de Pedagogía, 231 (1994), pp. 80-86.

CONNELL, R.W.: Escuelas y justicia social. Madrid, Morata.

ESCUDERO, J.M.: «El desarrollo del currículum por los centros en España: un balance todavía provisional pero ya necesario», en Revista de Educación, 304 (1994), pp. 113-145.

FULLAN, M.: «La gestión basada en el centro. En Revista de Educación, 304 (1994), pp. 147-161.

HARGREAvES, A.: Profesorado, cultura .v postmodernidad. Madrid, Morata, 1996.

LAUGLO, J.: «Formas de descentralización y sus implicaciones para la educación», en M. A. PEREYRA y otros (Comp.), Globalización y descentralización de los sistemas educativos. Barcelona, Pomares-Corredor, 1996. MEC: Proyecto curricular. Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1992. MEC: Centros Educativos y Calidad de la Enseñanza. Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1994.

PÉREZ GÓMEZ, A.: La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Madrid. Morata, 1998.

SIROTNIK, K.: «La escuela como centro del cambio», en Revista de Educación, 304 (1994), pp. 7-30. WEILER, H.N.: «Enfoques comparados en descentralización educativa», en M. A. PEREYRA y otros (Comp.), Globalización y descentralización de los sistemas educativos. Barcelona, Pomares Corredor, 1996.

 

Fuente: http://www.mecd.gob.es/revista-de-educacion/numeros-revista-educacion/numeros-anteriores/1999/re320/re320_10.html

Fuente imagen : https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRXgygeCEBZNTMKhX8ALpMedTec-sHn3L4y9TwOSlhzLK_HrjM6AA

 

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Apagón Pedagógico Global (APG)

Las reformas educativas en clave de resistencias

Una vorágine de mutaciones culturales presiona a los sistemas escolares en el siglo XXI, impulsando su transformación de manera acelerada; lo que permanece invariable, en la inmensa mayoría de lugares del mundo, es el sistema económico, político, social y cultural de explotación del hombre por el hombre.

El cambio educativo suele venir en presentaciones de reformas y en algunos casos de revoluciones. A veces las reformas son lo más revolucionario posible en un momento histórico dado; en otros casos las reformas sólo intentan impedir revoluciones y contradicen la propia esencia etimológica de ‘acción para volver a formar’ reproduciendo las mismas políticas y prácticas que enuncian cambiar.  Muchas reformas son en realidad contrarreformas que procuran eliminar o minimizar el impacto en la acumulación de capital, de importantes conquistas sociales. Dialécticamente hablando, todos estamos de acuerdo en cambiar constantemente, sólo que algunos abiertamente aspiramos que la transformación sea el camino para construir otro mundo posible de solidaridad y justicia social en el cual el ser humano deje de ser considerado un simple consumidor de mercancías.

 

Respecto al cambio educativo actual Unesco (2015) plantea:

 

Vivimos tiempos turbulentos. El mundo está rejuveneciendo y aumentan las aspiraciones a los derechos humanos y la dignidad. Las sociedades están más conectadas que nunca, pero persisten la intolerancia y los conflictos. Han aparecido nuevos centros de poder, pero las desigualdades se han agravado y el planeta está bajo presión. Las posibilidades de un desarrollo sostenible e inclusivo son muy amplias, pero las dificultades son arduas y complejas. El mundo está cambiando: la educación debe cambiar también. (p.3)

 

En el presente, es creciente el interés del capitalismo globalizado por generar una centralización de las reformas educativas a escala mundial que le permita introducir de la manera más homogénea y rápida los cambios educativos que demanda el modelo de producción del siglo XXI. En contraposición, ciudadanos y magisterio entienden cada vez de manera más nítida, la urgencia de construir una agenda internacional alternativa en defensa de la educación pública.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados por los países miembros de la ONU en Septiembre de 2015, expresan la tensión actual entre aspiraciones ciudadanas e intereses del gran capital. Los ODS o nueva versión de las llamadas metas del milenio[i], incorporan en esta oportunidad un objetivo específico dedicado a la educación, el cuatro, que contiene diez metas[ii] las cuales exigen ser leídas, valoradas y trabajadas con una clara visión política.

Hasta hace tan solo un par de décadas, el proceso de reformas había construido una imagen-pinza pública de cambios “generados” desde el nivel nacional, los cuales en la medida que fueran progresistas contarían con el respaldo de los organismos internacionales especializados en la agenda educativa. Hoy, se construye una imagen pública para las transformaciones educativas diametralmente opuesta. Las reformas educativas aparecen ahora como resultantes de un consenso mínimo internacional que guiará los procesos de cambio de los sistemas escolares nacionales.

No es una novedad que el centro capitalista le imponga a la periferia la ruta de las adaptaciones que requiere el modelo de producción y sus sistemas de engranaje, en este caso el educativo. La variante en el presente viene dada por el hecho de legitimar ante el público en general, los mecanismos de determinación de la agenda de cambios desde el propio centro de gobernanza global.

Ministerios de Educación Nacionales -o sus equivalentes-  aparecen ahora interpelados a cambiar; ya sea conforme a las orientaciones que dictan los organismos económicos internacionales o, en la dirección convergente que acordaron sus gobiernos a través de los ODS, cuyo monitoreo, supervisión y evaluación –en el último de los casos- está a cargo del sistema de Naciones Unidas.

Al ser los sistemas escolares parte sustantiva de los mecanismos de gobernabilidad de los Estados Nacionales, ello impone dinámicas de alianzas y acuerdos entre perspectivas e intereses comunes a escala planetaria por parte de quienes gobiernan; lo cual debería hallar un correlato entre quienes resistimos. El curso que tomen los cambios educativos en cada lugar dependerá, en gran medida, de la correlación de fuerzas que caracterice al mundo político en un momento histórico dado y de las tensiones existentes entre las clases en esa sociedad.

Pero, ¿cuál es el lugar de enunciación de las reformas educativas? Ante todo es importante destacar el papel de la ex URSS en el triunfo del paradigma de la educación para todos y todas. En 1917 los bolcheviques toman el poder en la Rusia Zarista e inician la revolución socialista en uno de los países más atrasados, económicamente hablando, sin acueductos, electricidad y con muy pocas escuelas. En solo décadas logran concretar una política pública que hasta ese momento parecía ser una utopía a nivel mundial: hacer llegar la educación a todo el territorio de Rusia y la Unión Soviética, es decir lograr la masificación educativa en un país. La educación para todos y todas dejó de ser una aspiración de ilustrados, maestros(as), sectores progresistas y políticos radicales en el mundo, para convertirse en un paradigma emergente de la gestión pública.

Al culminar la Segunda Guerra Mundial creció la esperanza de los pueblos del mundo respecto a las posibilidades de la educación para evitar otra confrontación a gran escala y como camino para mejorar sus sociedades. No es osado señalar que la educación de masas es una conquista del socialismo, independientemente de la degeneración burocrática y liquidacionista de la experiencia soviética desde el periodo post leninista.

Por ello, el surgimiento del paradigma mundial de la educación de masas debemos ubicarlo en el marco de las tensiones propias de la crisis capitalista que llevó a las dos guerras mundiales del siglo XX y la insurgencia de la revolución rusa.

En ese contexto, al finalizar la Segunda Guerra Mundial los sectores capitalistas más conservadores se vieron forzados a aceptar, no sólo la creación de la UNESCO, sino el impulso de la masificación de la educación a escala planetaria.

Con la creación de la ONU se estructuran un conjunto de organismos especializados en las distintas áreas de gobierno e interés político, los cuales fueron delineados a partir de los acuerdos de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas (1944). En el caso de la educación se asume que la tarea central le corresponde a UNESCO, quien puede establecer alianzas en determinados casos con otras agencias dependientes del sistema de Naciones Unidas e incluso más allá.

Sin embargo, con el desembarco del neoliberalismo educativo en la década de los ochenta del siglo XX, organismos económicos globales como el Banco Mundial (BM) la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros, decidieron fortalecer sus oficinas de educación y asumir un mayor protagonismo en las propuestas, diseños y orientación de las reformas educativas globales. De esa etapa hasta el presente han evolucionado adquiriendo un protagonismo central que amenaza, incluso, la continuidad de convergencia de la agenda educativa en UNESCO.

Es necesario señalar que UNESCO sigue siendo -por carencia de otro espacio mundial similar o parecido-  el lugar privilegiado para expresar las tensiones entre lo económico, lo político, lo pedagógico y lo social; por ello, mantiene su carácter progresivo respecto a las instancias económicas señaladas. El creciente protagonismo en la agenda educativa de los organismos económicos globales amenaza con sustraerle a UNESCO su papel de líder en el sector, dejándole sólo protagonismo en cultura y comunicación.

Hoy en casi todos los sistemas educativos del mundo se habla de calidad de la educación como preocupación central de las reformas y el mecanismo hegemónico que se está utilizando para determinar su curso es el modelo del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o PISA (por sus siglas en inglés). PISA es diseñada y puesta en marcha por la OCDE, convirtiéndose su propuesta en el paradigma de la medición y estandarización educativa a nivel global. La direccionalidad estratégica de la política educativa suele ser decidida por el centro de poder del sistema mundo derivado del acuerdo de Bretton Woods (1944)[iii].

La bitácora de las reformas educativas se inicia en las reuniones del G7 (o G8); su memorándum activa al Fondo Monetario Internacional (FMI) quien delinea la ruta de solución a los “problemas” y transformaciones que requieren los sistemas educativos nacionales para satisfacer las demandas del modelo de producción. Estas recetas generan demandas concretas para los sistemas escolares, vistos como lugares donde se forma la mano de obra especializada y/o calificada que requiere el capital en la coyuntura.

El Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre otros, estructuran y coordinan las políticas económicas y sociales, así como escenarios presupuestarios financieros por regiones y países, para los sistemas educativos a partir de los acuerdos del G7 (ó G8) y el FMI.

Luego, estas decisiones y orientaciones son legitimadas ante el público en general, mediante documentos, discursos, libros, declaraciones, noticias, estudios, que circulan de manera profusa en la organización y desarrollo de Conferencias internacionales, regionales, especiales, sectoriales organizadas según la magnitud de la transformación requerida, en la telaraña de instituciones pertenecientes a:

(1) el sistema de Naciones Unidas (UNESCO, FAO, UNICEF, PNUMA, entre otras);

(2) muchas organizaciones no gubernamentales internacionales y nacionales;

(3) las cada día más influyentes Fundaciones Filantrópicas pertenecientes a grandes magnates industriales y financieros.

 

Los debates, acuerdos y resoluciones que acompañan esta operación son difundidos de manera profusa en formatos de noticias, estudios especializados, artículos de opinión, programas especiales de TV y radio, colecciones bibliográficas, videos, hasta en canciones y películas por parte de la industria cultural. El propósito es construir hegemonía cultural que propicie la cimentación de consenso social, respecto a la inminente necesidad de emprender cambios en una determinada dirección y  sector, en este caso el educativo.

Esta dinámica permea los debates nacionales y construye “viabilidad política” para emprender los cambios: La narrativa de presentación en cada país, solía ser la propia de un clamor de la ciudadanía local, ocultando –en la mayoría de los casos- su lugar de enunciación real, la teleología del cambio propuesto y la dependencia nacional respecto a centros de poder económico mundial. Estas iniciativas que antes se imponían bajo el formato inicial de “Comisiones Nacionales de Currículo” y “Comisiones de Estado para la Reforma Educativa”; hoy suelen presentarse como “Comisiones por la Calidad Educativa” y, la narrativa que las alimenta es la de la estandarización de los aprendizajes.

 

Reformas, contrarreformas y educación publica

Las reformas y contrarreformas educativas se convirtieron en los mecanismos que expresaban las tensiones entre educación para élites y educación para todos y todas. Desde la perspectiva de los intereses del gran capital se procuró hipotecar las reformas educativas a los requerimientos del modo de producción; desde las resistencias al modelo capitalista, las reformas fueron consideradas oportunidades para avanzar en el concepto de educación pública, gratuita, popular y de la calidad incluyente.

Al analizar los procesos de reformas educativas generadas desde el surgimiento del Sistema de Naciones Unidas podemos identificar tres grandes ciclos, un número similar de operaciones de control de destino y cinco modas.

El primer ciclo fue el de la masificación de la educación. Éste aparece vinculado a la reestructuración del mundo capitalista post segunda guerra mundial; el cual demandaba mano de obra más especializada, burocracia gubernamental capaz de absorber y comunicar los nuevos códigos de gobernanza mundial y, la generación de una inmigración masiva de sectores de la población del campo a la ciudad en los países de la periferia capitalista que posibilitara la industrialización de la agricultura.

El segundo ciclo, es el de las reformas educativas neoliberales que se inicia en los ochenta con la crisis de las deudas externas, la revolución de las Tecnologías de la Comunicación y de la Información y, la reestructuración económica global. El propósito de este ciclo es la promoción de la privatización y la mercantilización educativa como mecanismos para liberar al sector público de la “carga” presupuestaria que implicaba la educación pública.

El tercer ciclo, se inicia a finales de los noventa e inicios del siglo XXI; siendo éste el ciclo el de la estandarización de la evaluación de docentes y estudiantes, la expansión acelerada de la mercantilización, la virtualización de la educación y del Apagón Pedagógico Global (APG).

En este ciclo se concreta el abandono de la agenda de la educación superior o universitaria por buena parte de los organismos educativos internacionales, dejando a merced del mercado y los rankings universitarios el destino del sector. UNESCO, por ejemplo, una vez culminada la primera Conferencia Mundial de Educación Superior (CMES, 1998) paradójicamente cierra su dirección de educación superior.

Por otra parte, en las últimas décadas se distinguen tres grandes operaciones de control de destino caracterizadas por: (a) la creciente centralización internacional de la agenda de reformas de los sistemas escolares nacionales, (b) la homogenización de las narrativas ciudadanas y gubernamentales respecto a la educación y, (c) la determinación del uso de los recursos del PIB y el presupuesto público en educación a través de la imposición de las llamadas “tendencias” del cambio.

En el primero de los casos se logra construir una lógica mediante la cual las Conferencias Mundiales, Regionales y/ o  Sectoriales constituyen el espacio privilegiado para consensuar las rutas marco de las reformas educativas nacionales. En ese sentido se oculta el papel de la economía en la orientación estratégica de las reformas, dotando a algunos organismos internacionales del sector educación con una especie de aureola de “neutralidad” que les faculta para elaborar documentos base, permeados por la agenda económica en educación, los cuales son presentados con el lenguaje propio de los educadores y el sector educativo.

En el segundo, se logra construir un sentido común de lo educativo que tiene como rango distintivo “despolitizar” el debate en el sector. La despolitización procura ocultar la dependencia de los sistemas educativos respecto a las agendas de dominación política global. Si éstas se ocultan resulta más limitadas las posibilidades de que emerjan propuestas alternativas al modelo hegemónico de dominación, de neo colonización cultural y –como lo alerta Henry Giroux- de conformación de zombis políticos como sustitutos de la ciudadanía crítica. Un indicador claro de ello, son las dinámicas mediante las cuales los sistemas escolares fueron abandonando -progresiva y aceleradamente- –   las finalidades, tareas y estrategias vinculadas al pleno desarrollo de la personalidad que les caracterizó a sus inicios.

En el tercero, se logra consensuar la determinación de un monto mínimo del PIB (6%) y del presupuesto público (20%) para el sector de educación. Detengámonos brevemente en este último aspecto. Esta conquista de carácter progresivo, que sintetizaba una aspiración histórica del magisterio y sus organizaciones sindicales para garantizar el funcionamiento de robustos sistemas escolares nacionales y la ampliación de la cobertura de la educación pública, comenzó a ser vista como una importante porción del presupuesto público por parte de las grandes transnacionales del sector y para los empresarios locales.

Cada vez más economistas, administradores, especialistas en informática, comienzan a ocupar los cargos de Ministros de Educación o sus equivalentes; en muchos casos ya ni los viceministros del sector son educadores, ni tienen experiencias mínimas de aula en los sistemas escolares.

El Foro Mundial de Educación realizado en Incheon, Corea (2015)   -donde se consensuaron las metas y el Marco de Acción 2030 para el sector-   contó con la casi nula presencia de docentes en comparación con el protagonismo de los directores de los organismos económicos globales, los representantes de la filantropía empresarial y grandes transnacionales del sector educativo[iv]. En este sentido, el logro más importante de este Foro que fue consensuar un monto mínimo del PIB y del presupuesto para alcanzar metas en EPT 2030, resultó ser un escenario privilegiado para allanarle el camino a las grandes transnacionales del sector tecnológico y de la medición estandarizada, quienes entienden el 6% PIB y el 20% del presupuesto público educativo, como un mercado global a disputar.

Hoy buena parte de este monto –del PIB y el presupuesto público en educación-  está siendo invertido en la compra de chatarra tecnológica de rápida obsolescencia, el cual va a parar a las finanzas de las grandes trasnacionales informáticas. Otra porción es destinada a la aplicación de las pruebas estandarizadas (PISA y Ranking universitario, como ejemplos) cuyos resultados vienen prediseñados con orientaciones  para las políticas públicas educativas. Crecientes montos del presupuesto educativo se destinan en compras de materiales bibliográficos a los grandes consorcios editoriales, así como a las corporaciones de alimentos que invaden el mercado de las llamadas políticas compensatorias y los programa sociales que se viabilizan a través de la educación. Finalmente, otra porción importante del PIB y el Presupuesto Público del sector se utiliza en infraestructura y actualización de las condiciones de planta física para albergar plataformas tecnológicas. Todo en nombre del necesario cambio educativo.

Paradójicamente, en momentos en los cuales se logra acordar un piso mínimo de inversión en educación, se genera una desinversión en salarios y condiciones de trabajo de los docentes y, en requerimientos que emanen de la determinación de necesidades, prioridades y aspiraciones desde las propias escuelas.

Analizados los ciclos y las operaciones de control a distancia, veamos ahora el último de los elementos: las modas educativas.  Ellas se convierten en elemento discursivo central sobre el cuál gravitan las reformas educativas en cada uno de los ciclos y operaciones de control.

 

Las modas educativas que fragmentan la pedagogía

El fragmento es la herramienta ontológica y epistemológica predilecta del capitalismo para imponer su dominio. Por su parte el análisis de la realidad como totalidad y la dialéctica entre lo global y lo local, emergen como antítesis de ese proceso epistémico de dominación. Por caminos distintos a los de otros campos profesionales, la pedagogía se auto constituyó en la ciencia o la convergencia de ciencias que estudian al ser humano en su proceso de aprendizaje no limitándose a lo cognitivo, sino relacionando la organización escolar con la realidad histórica, política, económica y social concreta.

Esta comprensión de la relación entre el todo y las partes, dota a la pedagogía de perspectivas políticas no siempre compatibles con el sistema. Por ello, se inicia un proceso inducido desde esferas económicas, tanto en el magisterio como en las políticas públicas, de ruptura con la posibilidad de interpretación holística de la realidad. Las modas y “novedades discursivas acompañan y hacen “creíbles” para el público en general, las contrarreformas educativas que debilitan los avances progresistas precedentes.

Desde los años cincuenta del siglo XX las reformas dejan de hablar de las pedagogías, sustituyéndolas en distintos momentos por alguno de sus componentes como epicentro de la actividad de cambio educativo. Se habla de la importancia de trabajar un determinado fragmento de la pedagogía y se desacredita el potencial del conjunto de ellos actuando en la cotidianidad educativa. No desconozco con ello que detrás de cualquier enfoque pedagógico subyace una ontología y una epistemología política que condiciona su teleología. Lo que pretendo subrayar es el desarrollo de contrarreformas educativas que se fundamentan en modas educativas para romper cualquier posibilidad de interpretación de la realidad como totalidad.

Primero fue la moda de las didácticas (´50s), seguida de la moda de la formación de directores, supervisores y planificadores (´60s), posteriormente las modas del gerencialismo y la evaluación cualitativa (´70s). En la década de los ochenta del siglo pasado desembarca la moda educativa de más larga duración, la del currículo, la cual se instaló en los sistemas escolares durando casi treinta años, además con concepciones curriculares separatistas de las políticas y prácticas pedagógicas.

En cada una de estas modas se nos dijo que el fragmento era el epicentro de la actividad pedagógica y el elemento más importante para las reformas educativas. El común identificador de las modas educativas lo constituye, la concepción nomotética del ser humano, la invisibilización de la tríada contexto-docente-estudiante en interacción, y especialmente, la ruptura con la interpretación de la relación entre lo general y lo particular, del todo con las partes, de lo escolar con el contexto, es decir de la totalidad con lo cotidiano del hecho educativo.

Esta dinámica logró permear la estructura y el diseño organizacional de muchos Ministerios de Educación, los cuales cuentan, con direcciones de planificación, currículo, evaluación, supervisión, entre otros, pero no cuentan con una instancia organizacional que las integre; peor aún aparecen separadas administrativamente en vice ministerios distintos que no se articulan entre sí. El objetivo de romper con la mirada integral e integradora del hecho educativo fue realizado mediante la imposición de modas a partir de fragmentos de la pedagogía.

La moda más reciente es la de la evaluación de los sistemas educativos (dos primeras décadas del siglo XXI) con dos aristas centrales: la del rendimiento de los aprendizajes; limitándolo a cuatro áreas (lectura y escritura, matemáticas, tecnología y nociones de ciencia) y, de los docentes (uso del tiempo escolar, rendimiento estudiantil, mecanización de la carrera docente). En el caso de la educación superior se impone el modelo de los rankings. Se pretende ahora  decir que lo importante son los resultados de estas evaluaciones y clasificaciones.

A tal punto han logrado construir hegemonía para sus propósitos que buena parte de las reformas y/o contrarreformas educativas que vienen generándose gravitan y son determinadas por los resultados de las pruebas PISA/OCDE y los rankings universitarios surgidos del tejido de sistemas estadísticos internacionales promovidos por el Banco Mundial y la OCDE.

Paralelo a las modas educativas, y con el propósito de destruir cualquier resistencia a la regresión educativa en marcha, se ha generado una renovada ofensiva contra el magisterio y la idea de planteles escolares. Estos mecanismos buscan socavar y destruir el espacio de la educación pública. Veamos las expresiones de cada una de ellas.

 

La docencia una profesión en riesgo de desaparición

La dominación y las resistencias son procesos objetivos y subjetivos, que se expresan en la realidad social, en este caso educativa. Los docentes somos actores/autores fundamentales en la construcción de ciudadanía no domesticada, interpretación científica del mundo, el aprender a aprender y el desarrollo del pensamiento crítico. Si se indaga con meridiana precisión, encontraremos que detrás de cada proyecto emancipatorio colectivo ha sido notoria la presencia de docentes, quienes coadyuvaron a abrir -desde las ideas y el ejemplo de sus posiciones- el camino. Por ello, el capitalismo desprecia tanto a los docentes.

El capitalismo ha querido arrebatar hasta la identidad a quiénes ejercen la docencia. Los apologistas del capitalismo han señalando, en distintos momentos y regiones –incluso desde paradigmas aparentemente progresistas-  que, por ejemplo, no es correcto llamarse maestro o profesor. Esta línea discursiva se complementa con la que señala que “cualquiera puede dar clase y no se requiere mayor formación profesional que aquella propia de la transferencia de conocimientos” –como si la docencia y la pedagogía fueran simples tecnologías de enseñanza de contenidos-  o que “la docencia es una seudo profesión de paso, es decir, para ejercerla mientras se alcanza el dominio de otra profesión de larga duración”.

Lo que está ocurriendo en muchos países donde se presentan las contrarreformas neoliberales de nueva generación (siglo XXI), no es otra cosa que un gigantesco ensayo del gran capital para aplicar la más feroz involución educativa en el plano de la educación pública con un capítulo especial en la eliminación de la profesión que lo ha caracterizado: la docencia. Si logran imponerlo en algunos países procurarán generalizarlos como nuevo modelo para América Latina y el Mundo.

Estas contrarreformas en marcha en distintas latitudes del planeta, son para el capitalismo en educación del presente, lo que en los noventa fue la Chile de Pinochet. El centro de las reformas neoliberales de nueva generación apuntan a la destrucción de la profesión docente atacando:

(a) El prestigio, la tradición y el reconocimiento social de los centros de formación profesional, especialmente aquellas caracterizadas por su perfil crítico como las normales y muchos institutos pedagógicos;

(b) la estabilidad laboral, que en las décadas precedentes había logrado un estatus singular en buena parte de las legislaciones nacionales; el Caballo de Troya que utilizan para ello son las evaluaciones docentes, la imposición de nuevos modelos de sistemas de ingreso y ascenso, el horizonte difuso de los sistemas de jubilaciones y pensiones docentes, muchos de ellos generados en la frontera de lo extra jurídico.

Paralelo a ello, en muchos lugares se está procediendo a la creación de un “ejército de reserva docente” que trabajaría por periodos cortos de 1 a 6 años, para lo cual son preparados mediante modelos Fast Track de enseñanza de técnicas básicas de transferencia de conocimiento. Finalmente, mediante el impulso de modelos de virtualización educativa.

Si no son necesarios docentes, no existe razón en las políticas públicas para financiar o poner en marcha normales o universidades pedagógicas. Para su progresiva sustitución se diseñan programas de formación docente inicial y de formación permanente de los docentes en servicio, paralelos o independientes a los que se realizan en las normales o universidades pedagógicas en la Región.

Los administradores de los sistemas educativos nacionales comienzan a aplicar el modelo norteamericano de formación docente Fast Track,  cuyo rasgo más distintivo es la sustitución de lo pedagógico por tecnología de la enseñanza administrados por ahora en la mayoría de los casos, por y desde los Ministerios de Educación Nacional o sus equivalentes, pero que seguramente serán privatizados en el corto plazo;

(c) a las organizaciones sindicales autónomas del magisterio. Para ello coaptan, condicionan o desprestigian a las direcciones sindicales más patronales, persiguen  a las más combativas y colocan nuevos mecanismos y obstáculos para limitar la sindicalización y las posibilidades de procesar cotizaciones sindicales. Sindicatos débiles o sumisos no serán herramientas eficaces del magisterio para resistir;

(d) el concepto de lo público, abriendo paso a la idea de mercado educativo. La profundización de las iniciativas de mercantilización y privatización educativa son crecientes, en las cuales el docente es un simple asalariado condenado a trabajar un fragmento de la mercancía educativa, objetivada en títulos.

El propósito de cada una de estas iniciativas no es otro que poder mostrar que se pueden administrar y llevar adelante sistemas educativos sin maestros(as), sin profesoras(as) y sin la profesión docente. Pero la ofensiva de las contrarreformas de nueva generación no se detiene allí. El nuevo espacio de desmantelamiento de la educación pública es el plantel y el aula como lugares de encuentro y construcción del imaginario colectivo de los sistemas escolares masificados.

 

Plantel educativo o pantalla virtual: la tecnología acecha a la escuela

Si la prospectiva planificadora de los sistemas educativos, desde la lógica capitalista, ya no requiere normales ni universidades pedagógicas porque la docencia deja de ser una profesión, el capítulo siguiente de la contrarreforma neoliberal será la destrucción del plantel escolar como espacio educativo socialmente construido para la enseñanza-aprendizaje durante los siglos XIX y XX.

La virtualización juega un papel especial en esta tarea. Un dato ilustra esta tendencia, durante el año 2014 desde el Banco interamericano de Desarrollo (BID) se promovió el modelo de enseñanza de “pirámide invertida” que en esencia y síntesis planteaba que dada la proliferación de computadores caseros y portátiles, los teléfonos celulares inteligentes y las tabletas electrónicas, así como la expansión de la internet y el wifi, estaba llegando el momento de desarrollar un modelo de aprendizaje “casero” basado en videos masivos y uniformes de enseñanza, en el cual la escuela se convierta fundamentalmente en un espacio de evaluación.

Evidentemente, ello se alimenta de la tendencia a sustituir inversión en infraestructura escolar por servicios tecnológicos  -hardware y software- para mantener la expansión económica de la industria de las tecnologías de la comunicación y la información a escala global.  La disputa por las partes del PIB y el presupuesto público en educación es cada vez más feroz y como en los demás campos confronta al capital nacional con el trasnacional.

 

Apagón Pedagógico Global (APG)

Todos los procesos descritos anteriormente nos han permitido señalar, desde hace ya varios años, el riesgo cierto, que en el marco de las transformaciones del capitalismo mundial del siglo XXI se genere un Apagón Pedagógico Global (APG). En la carta que el 9 de julio de 2015 doscientos treinta y seis educadores e investigadores educativos de todo el mundo le entregáramos a la señora Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, así lo alertamos. Esta tendencia a generar un APG se expresa en:

(a) la fragmentación de la pedagogía, en el impulso de modas temporales de algunos de sus componentes (didácticas, planeación, gerencialismo, evaluación, currículo, sistemas de evaluación escolar) que terminan generando una despedagogización de la educación y especialmente de la escolaridad;

(b) una desvaloración institucional y social de la profesión docente que conlleva a impulsar la idea que cualquier titulado puede ejercer la docencia, rompiéndose la noción de profesionalidad en el sector y de carrera docente e, incluso cuestionando la existencia de normales y universidades que forman docentes;

(c) un creciente discurso de desvaloración de la escuela, del centro educativo, con alternativas que golpean la noción de educación pública, como lo son la virtualización, la educación en casa o el concepto de espacios de aprendizajes como sustitutos permanentes de plantel y aula;

(d) la evaluación de aprendizajes en dos áreas cognitivas (pensamiento lógico matemático / lectura y escritura), una informativa (conocimiento sobre ciencias) y una instrumental (uso de tecnología) creando la noción que el resto de los aprendizajes son de segundo orden. Todo aquello que apunte al desarrollo integral del ser, individual y social, y la construcción de ciudadanía pasa a ser accesorio y prescindible. La estandarización de los criterios y valores de estas cuatro áreas de aprendizajes se presentan como equivalentes a la calidad educativa como aspiración ciudadana colectiva.

No es osado ni delirante plantear que de continuar esta tendencia al APG capitalista en educación, en las próximas décadas podría desaparecer la escuela y la escolaridad como las hemos conocido en los últimos siglos. El sustituto de los sistemas educativos pareciera ser una especie de apartheid educacional que llevaría la exclusión educativa a un nivel inimaginable en el presente, conduciendo a la humanidad a una barbarie civilizacional sin precedentes.

El giro economicista de las contrarreformas educativas que se está imponiendo de manera abierta y sin medias tintas, obliga a abrir un debate mundial respecto a su impacto en el corto y mediano plazo.

No es tiempo de lecturas románticas o aparentemente “despolitizadas”. Ni las reformas educativas ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son neutros y los resultados de su implementación dependerán en buena medida de la orientación política que alcance la sociedad mundial en el corto y mediano plazo..

Lo que está en juego, es el futuro de la educación pública de masas en el mundo. Es tiempo de revisar, analizar y proyectar el papel de las resistencias en la actual coyuntura de las reformas y contrarreformas educativas a escala global. Las reformas educativas que no se piensan, diseñan y aplican democráticamente con los y las docentes, terminan en dominación y conflictos para las sociedades.

Quizá sea tiempo de soñar con una organización de los educadores a nivel mundial que no esté atrapada por las lógicas de los partidos del status quo mundial ni por las trasnacionales económicas; es tiempo de pensarnos desde el protagonismo central de los docentes de aula. Las resistencias son la única garantía de una educación pública para todos y todas como camino para construir juntos otro mundo posible.

 

Lista de referencias y trabajo recientes vinculados

Bonilla-Molina, L. (2015). Calidad de la educación: Ideas para seguir transformando la educación. Ediciones CIM. Caracas Venezuela.

Bonilla-Molina, L (2016). Educación en la agenda para la elección del nuevo(a) Secretario (a) General de Naciones Unidas. Disponible en http://otrasvoceseneducacion.org/ archivos/99542

Bonilla-Molina, L. (2016). No dejemos solos a las maestras y maestros(as). (Carta a los candidatos a la secretaría general de la ONU). Disponible en http://questiondigital.com/?p=34137

Bonilla-Molina, L. (2016). La universidad Latinoamericana ¿Tiene falla de origen?  Disponible en http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/101099

Bonilla-Molina, L. (2016). Universidad, apertura, cierre de carreras y programas de formación. Disponible en http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/108540

Giroux, Henry (2011). Zombie Politics and Culture in the Age of Casino Capitalism. Series: Popular Culture and Everyday Life – Volume 23- EEUU.

ONU (2016). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Disponible en: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/education

UNESCO (2015). Replantear la educación: ¿Hacia el bien común mundial? Ediciones Unesco. París. Francia.               Disponible en http://unesdoc.unesco.org/images/ 0023/002326/232697s.pdf

UNESCO  (2016). Unesco Science Report: Towards 2030.  Ediciones Unesco. Paris Francia.  Disponible en http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002354/235406e.pdf

[i] Su análisis específico escapa a los propósitos y límites de extensión de este trabajo por lo que lo desarrollaré en otro artículo.

[ii] Ver las metas en  http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/education/

[iii] La Conferencia de Bretton Woods deliberó en Julio de 1944 sentando las bases del sistema monetario, financiero y de gobernabilidad que rige al capitalismo mundial desde ese momento.

[iv] Esto generó una firme carta de rechazo de centenares de educación en el mundo, la cual me correspondió consignar el 9 de julio de 2015 ante la Directora General de la UNESCO y actual candidata a la Secretaria General de la ONU Dra. Irina Bokova.  Pueden leer y firmar la carta en la siguiente dirección electrónica https://www.change.org/p/maestros(as)-as-profesoras-es-investigadores-as-en-educacion-estudiantes-familias-organizaciones-del-magisterio-centros-de-investigacion-educativa-organizaciones-y-movimientos-soci-si-compartes-el-contenido-por-favor-expresa-tu-adhesion

 

Publicado originalmente en la Revista Viento Sur N° 147

 

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España: El 75% de profesores canarios rechaza los contenidos curriculares de la Lomce

España/ Agosto de 2016/El Día

El 75,6 por ciento de los profesores no universitarios de Canarias considera que los contenidos curriculares establecidos por el Gobierno del PP con la Lomce no son los adecuados y, de hecho, el 85 por ciento de los docentes opina que esta ley no mejora la educación en España.

Así lo revela una encuesta realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid entre 6.054 docentes y directivos de centros públicos y privados de Infantil, Primaria y Secundaria de toda España, 156 de ellos destinados en centros de Canarias.

Sus conclusiones apuntan que, en todo el país, ocho de cada diez profesores no universitarios rechazan los contenidos curriculares y las evaluaciones externas de la Lomce por considerar que no son los adecuados para la educación española y que el 87,6 % niega que esa ley suponga una mejora para la educación de España.

La opinión de los docentes de Canarias está en esa misma línea: el 72,4 % cree que la Lomce no era necesaria, el 92,3 % denuncia que no se ha contado con los profesores para elaborarla y el 78,8 % critica que tampoco se tuvo en cuenta a las comunidades autónomas.

Por ello, el 85,9 % de los encuestados en Canarias considera que la forma como se ha implementado esta reforma educativa del PP «no ha sido la adecuada».

Prácticamente el mismo porcentaje (84,0 %) de los profesores del archipiélago cree que esta ley no contribuye a mejorar la inclusión educativa y tres de cada cuatro docentes (73,7 %) rechaza a que se eliminara a asignatura de Educación para la Ciudadanía.

El 70,5 % de los profesores en las islas piensa que la Lomce no supuso una mejora con respecto a la ley aprobada con el Gobierno anterior, la LOE de 2006, y el 73,0 % está en contra de una de sus novedades: la incorporación de evaluaciones externas.

Además, seis de cada diez encuestados está en desacuerdo con cómo se elige a los directores de los centros educativos (58,3 %) y con el tratamiento que la ley otorga a esa responsabilidad (59,6 %).

Más dividida está la opinión, en cambio, sobre si la Lomce trata adecuadamente la libertad de las familias de elegir centro: el 55,8 % cree que no y 26,3 considera que sí.

Como resumen, el 85 % los profesores canarios «suspende» a la ley: el 60,3 % le da una valoración «muy baja», el 23,7 % le otorga un «baja», el 10,9 % la califica con «alta» y el 3,8 % le concede un «muy alta».

Fuente: http://eldia.es/canarias/2016-08-09/30-profesores-canarios-rechaza-contenidos-curriculares-Lomce.htm

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