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ODS/ Objetivo 9: Industria, innovación, infraestructura

Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación

La inversión sostenible en infraestructura y la innovación son motores fundamentales del crecimiento y el desarrollo económico. Con más de la mitad de la población mundial viviendo en ciudades, el transporte masivo y la energía renovable son cada vez más importantes, así como también el crecimiento de nuevas industrias y de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Los avances tecnológicos también con esenciales para encontrar soluciones permanentes a los desafíos económicos y ambientales, al igual que la oferta de nuevos empleos y la promoción de la eficiencia energética. Otras formas importantes para facilitar el desarrollo sostenible son la promoción de industrias sostenibles y la inversión en investigación e innovación científicas.

Más de 4.000 millones de personas aún no tienen acceso a Internet y el 90% proviene del mundo en desarrollo. Reducir esta brecha digital es crucial para garantizar acceso igualitario a la información y el conocimiento y, en consecuencia, para promover la innovación y el emprendimiento.

La inversión en infraestructura y la innovación constituyen uno de los 17 Objetivos Globales de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible. Un enfoque integral es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

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Los trabajos no tienen género

Marina Bassi y Daniel Alonso

Cuando hablamos de desigualdad de género, tendemos a asociarla con desventajas de las niñas y mujeres en diversas dimensiones. Está bien documentado que las mujeres participan menos en el mercado de trabajo, que aquellas que trabajan están más concentradas en empleos informales y en carreras peor remuneradas que los hombres y que, aún en profesiones equivalentes, las mujeres ganan menos que sus pares masculinos con iguales calificaciones. En la escuela, varios estudios muestran que en la mayoría de los países las niñas tienen peor desempeño enmatemáticas y ciencias. Estas brechas son importantes, puesto que dichas habilidades se consideran relevantes para el desarrollo posterior en el mercado de trabajo al estar relacionadas con la elección de la carrera universitaria y parte de la brecha salarial se explica por la elección de la misma.

Sin embargo, aunque estas importantes brechas persisten, ¡hay esperanzas! El mundo está en constante cambio y varias tendencias de las últimas décadas comienzan a mostrar una reducción en la desigualdad de género. América Latina no es una excepción. Uno de los cambios más significativos en la región, por ejemplo, se ha dado en el acceso de las niñas y mujeres al sistema educativo. Hoy, más de la mitad de los estudiantes en el nivel secundario son mujeres. En educación terciaria, mientras que hace 30 años más del 55% de los estudiantes eran hombres, ahora se observa justo lo contrario. Además, no sólo más niñas y mujeres atienden a la escuela y a la universidad, sino que su tasa de graduación es mayor y su rendimiento académico en promedio es superior que el de sus compañeros masculinos.

En el mercado laboral latinoamericano también se han producido cambios en favor de las mujeres. La tasa de participación laboral femenina ha crecido consistentemente desde principios de los años 80 y la brecha salarial muestra indicios de paulatina mejora.

¿Y los niños y hombres? ¿Los avances en la igualdad de género son sólo un reflejo de mejoras relativas para las mujeres? La revista The Economist publicó hace algunas semanas un interesante artículo sobre lo que llamó “el sexo débil”. Según este artículo, las economías desarrolladas han dado un importante giro en la demanda de habilidades en el mercado de trabajo. Las llamadas “habilidades de la nueva economía”, aquellas cognitivas y socioemocionales no rutinarias, cada vez tienen una mayor importancia frente a las habilidades manuales y rutinarias, fácilmente reemplazables por tecnología. Y los grandes perjudicados por estas tendencias han sido precisamente los trabajadores hombres, especialmente los menos educados, cuyos empleos requieren más intensamente de esas habilidades con menor demanda.

Los hombres latinoamericanos también están sufriendo estos cambios. En cinco de los mayores países de la región (Argentina, Brasil, México, Colombia y Perú) los sectores que generaron menos puestos de trabajo desde 1997 empleaban un 81% de hombres, mientras que en los sectores que más crecieron, los hombres representaban el 51%.

¿Qué debe hacerse al respecto? Creemos que en nuestra región hay mucho espacio para que los niños y hombres reconviertan las habilidades que desarrollan en la escuela y en el mercado de trabajo. La sociedad y las escuelas deben apoyarlos, sin los estereotipos de género que, sin duda, a ellos también afectan. Parece un buen momento para repensar el papel que cada uno de nosotros “debe” tener y olvidar los prejuicios y los estereotipos. Como señala el artículo del Economist, si las mujeres han empezado a descubrir que pueden ser cirujanas y físicas sin perder su feminidad, los hombres necesitan entender que los trabajos manuales no van a regresar y que ellos también pueden ser enfermeros y maestros sin perder su masculinidad.

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Colombia: Fecode entra en desobediencia civil por jornada del día de la calidad educativa

Fuente FECODE / 16 de Abril de 2016

Los educadores expresaron, que no seguirán las instrucciones del Ministerio de Educación, previstas para este miércoles.

El gremio de los maestros no se sumará a las jornadas de reflexión y entrega de resultados de la calidad educativa, propuesta por el Ministerio de Educación, Luis Grubert, presidente de Fecode, señaló que la jornada fue una decisión unilateral que no comparten los profesores.

«Ósea nosotros no vamos a hacer lo que el Ministerio ordena, por ser unilateral, entonces nosotros de manera unilateral, le encomendamos unas tareas a los maestros, para diagnosticar las carencias, las falencias que tiene hoy la escuela por la desatención del Estado«.

Grubert añadió que a nivel nacional los profesores estarán en otras actividades, como el análisis de las necesidades de cada institución o simplemente, dictarán clase de forma habitual.

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China: Crece la tendencia de estudiar en el extranjero frente al Gaokao

Fuente Globalasia / 16 de Abril de 2016

En los últimos cinco años el 10 por ciento de los graduados chinos, alrededor de 1 millón de estudiantes, no se presentaron al Gaokao, examen de acceso a la universidad en China, y se decantaron por estudiar en el extranjero, según cifras del Ministerio de Educación de China.

En ciudades como Beijing o Shanghai, la de graduados preuniversitarios que han elegido cursar susestudios universitarios en el extranjero asciende al 20% como muestran los datos del Ministerio de Educación de China.

Está tendencia sigue en aumento desde 2013 en el que la cifra de estudiantes chinos en el exterior se elevó a 400.000. Por ello muchas escuelas chinas han optado por ofrecer programas especiales para aprobar el TOEFL y el SAT, exámenes exigidos para la admisión en prácticamente todas las universidades americanas.

Anteriormente los estudiantes que habían obtenido malos resultados en el Gaokao eran los que elegían formarse en el extranjero pero esta tendencia ha cambiado en los últimos años. “Los estudiantes no sólo consideran la educación en el extranjero como una alternativa si fallan en el Gaokao, al contrario, estudiar en el extranjero se está convirtiendo en la primera opción” comentó Teng Zheng, subdirectir de Shanghai CII, empresa especializada en educación internacional.

Para Zhou Haiwang, director adjunto del Instituto de Estudios Urbanos y Población de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai  ”Las universidades nacionales son conscientes de la importancia de atraer a estudiantees con talento”  y  ”Por eso algunas universidades realizan pruebas independientes al Gaokao para seleccionar sus alumnos” expresó Zhou.

Debido a esta tendencia y a las críticas recibidas en las que empiezan a considerar que el Gaokao no es un procedimiento adecuado para medir el rendimiento académico y las habilidades de los estudiantes se están realizando reformas para mejorar el sistema.

 

El enlace original esta disponible en: http://www.globalasia.com/actualidad/crece-la-tendencia-de-estudiar-en-el-extranjero-frente-al-gaokao

 

 

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Agenda 2030 para el desarrollo sostenible

Fuente PNUD / 16 de Abril de 2016

“Este año, los líderes mundiales tienen la oportunidad sin precedentes de poner el mundo en la senda del desarrollo incluyente, sostenible y resiliente», Helen Clark, Administradora del PNUD, enero de 2015.

 En la Cumbre para el Desarrollo Sostenible, que se llevó a cabo en septiembre de 2015, los Estados Miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático.

Los ODS, también conocidos como Objetivos Mundiales, se basan en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), ocho objetivos contra la pobreza que el mundo se comprometió a alcanzar en 2015. Los ODM, adoptados en 2000, apuntan a una serie de áreas que incluidos la reducción de la pobreza, el hambre, las enfermedades, la desigualdad de género y el acceso al agua y saneamiento. Se han hecho enormes progresos en los ODM, lo que muestra el valor de una agenda unificadora apoyada por metas y objetivos. A pesar de este éxito, la indignidad de la pobreza no se ha terminado para todos.

Las nuevos Objetivos Mundiales y la agenda para el desarrollo sostenible van mucho más allá de los ODM, abordando las causas fundamentales de la pobreza y la necesidad universal de desarrollo que funcione para todas las personas.

La Administradora del PNUD, Helen Clark, mencionó que «este acuerdo marca un hito importante al poner nuestro mundo en un curso integrador y sostenible. Si todos trabajamos juntos, tenemos la oportunidad de cumplir las aspiraciones de los ciudadanos de paz, prosperidad y bienestar, y de preservar nuestro planeta».

¿Qué rol desempeña el PNUD?

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible están relacionados con áreas de intervención del Plan Estratégico del PNUD: desarrollo sostenible, gobernabilidad democrática y consolidación de la paz, y resiliencia ante el clima y los desastres naturales. El objetivo número 1 sobre pobreza, el número 10 sobre desigualdad y el número 16 sobre gobernabilidad son de particular importancia para el trabajo actual y los planes a largo plazo del PNUD.

Un enfoque integral que apoye los avances en los diversos objetivos es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y el PNUD se encuentra en una posición privilegiada para respaldar ese proceso.

El PNUD puede ayudar, y ya lo está haciendo, a los países de tres formas diferentes, mediante el enfoque MAPS (por sus siglas en inglés): Integración en las políticas generales (Mainstreaming), Aceleración (Acceleration), y apoyo a las políticas (Policy support).

  • Ofreciendo apoyo a los gobiernos con el fin de que puedan reflejar la nueva agenda global en los planes y políticas nacionales de desarrollo. Esta labor está ya en marcha en muchos países a petición de sus gobiernos;
  • Ayudando a los países a acelerar el progreso hacia las metas ODS. En este sentido, utilizaremos nuestra amplia experiencia durante los últimos cinco años con el marco de aceleración de los ODM;
  • Poniendo la experiencia de la ONU en políticas de desarrollo sostenible y gobernabilidad a disposición de los gobiernos en todas las fases de su implementación.

De manera colectiva, todos nuestros socios pueden contribuir a comunicar la nueva agenda, fortaleciendo las alianzas para su interpretación y cubriendo las carencias en información disponible para su  seguimiento y revisión. Al compartir la presidencia del Grupo de Trabajo del GNUD para un Desarrollo Sostenible, el PNUD dirigirá la elaboración de Directrices para los Informes Nacionales de los ODS que sean relevantes y adecuados  para los países en los que trabajamos.

El PNUD está profundamente implicado en todos los procesos relacionados con el despliegue de los ODS.  Asimismo, ofrecemos a los países nuestra amplia experiencia programática para ayudarlos a desarrollar sus propias iniciativas nacionales relacionadas con los ODS.

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UNICEF: Vuelta a la normalidad mediante la educación

Fuente UNICEF/ 16 de Abril de 2016

Emergencias de todo tipo amenazan a la sociedad y afectan profundamente a la infancia. UNICEF cree que mediante la educación puede lograrse que los países retornen a la normalidad después de una situación de crisis. Además de constituir un derecho humano fundamental, la educación es una herramienta de recuperación. No sólo sirve para restaurar la educación, con el consiguiente beneficio para las poblaciones afectadas, sino que contribuye también a que las comunidades puedan reconstruir las instituciones y sistemas destruidos por los desastres naturales o los conflictos.

La comunidad internacional, cada vez más consciente de la importancia de la educación en los países que se recuperan de una crisis, ha apoyado los esfuerzos de UNICEF en este ámbito. A finales de 2006, de la colaboración entre UNICEF y donantes y aliados clave nació Enderezar el rumbo, el fondo de transición creado en apoyo de intervenciones estratégicas cuyo objeto es contribuir a la reconstrucción de los sistemas educativos, prevenir la recurrencia de las crisis y mitigar la fragilidad de los países que se encuentran en tránsito desde una crisis hacia el desarrollo normal. Los beneficios de la educación en las sociedades que acaban de pasar por una situación de crisis son de largo alcance.

Además de servir como centros de distribución de suministros de socorro, las escuelas son lugares seguros en los que los niños y niñas reciben cuidados y atención, y en los que están a salvo de ser abducidos, reclutados por las milicias o explotados con fines sexuales o económicos. Cuando las comunidades o las familias atraviesan una situación de crisis, los niños y las niñas son especialmente vulnerables al tráfico de seres humanos y a otras formas de maltrato.

En las escuelas se genera también un entorno que resulta adecuado para la recuperación psicológica y emocional. Las situaciones de emergencia son especialmente traumáticas para la infancia. Reestableciendo el ritmo cotidiano y contribuyendo a restaurar una sensación de normalidad, las escuelas se convierten en espacios terapéuticos que generan estabilidad y continuidad en medio de la destrucción. Ya sea mediante programas psicosociales o mediante el aprendizaje y los juegos, las escuelas desempeñan un papel fundamental en el proceso curativo.

Una vez restablecida la educación, provee los conocimientos y las aptitudes necesarias para sobrevivir a las crisis. Difundiendo información sobre la protección contra las minas terrestres, la prevención del SIDA, el cuidado de la salud y la higiene básica, la resolución de conflictos y la consolidación de la paz, la educación dota a los niños y niñas, y por ende a sus familias y comunidades, de las herramientas necesarias. En las sociedades que se recuperan de una crisis, la educación contribuye a sentar los cimientos para el desarrollo.

Además, ocupándose de los niños y niñas y prestando servicios de socorro, las escuelas contribuyen a que las familias puedan ponerse de nuevo en pie y hacen posible que los progenitores dispongan del tiempo suficiente para comenzar a reconstruir la vida familiar.

La educación no sólo forma parte de los esfuerzos básicos de recuperación sino que es la simiente de la oportunidad para el futuro, la ocasión de “reconstruir mejor”. En los países afectados por un conflicto a largo plazo la educación puede actuar como catalizador de la paz, forzando a las partes previamente enfrentadas a colaborar en beneficio de sus niños y niñas. Durante la frágil etapa posterior a un conflicto, las sociedades pueden crear unos sistemas educativos de carácter más inclusivo basados en un plan de estudios que promueva la paz y la reconciliación.

Mientras que la estabilidad política y la reconciliación auténtica pueden tardar mucho tiempo, lograr que los niños y niñas regresen a la escuela es una victoria rápida que arroja beneficios tangibles, impulsa el proceso de desarrollo y prepara el terreno para un futuro estable.

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La mejor escuela es un buen hogar

Cada vez que salen los resultados de las pruebas de Estado o de las internacionales como PISA, la opinión pública rápidamente señala a los profesores como los principales culpables. Los resultados de nuestros alumnos dejan mucho que desear y aunque eso sea una mala noticia para la educación nacional, tiene un buen efecto en la agenda pública porque ponen el tema sobre la mesa. Pero hay que ir más allá de los resultados: las pruebas no tienen la verdad absoluta. Estos datos no revelan el verdadero panorama sobre la educación colombiana, o de ningún país.

Calidad es más que notas, evaluación y ranking. Educación es más que las cuatro paredes del aula, más que los colegios, las materias, las horas de clase y los profesores. Los padres son los mayores responsables de la educación de sus hijos. Este es un fenómeno que ha sido ampliamente investigado: los entornos familiar y social en los que crecen los niños son factores fundamentales que inciden en la calidad de su educación.

De acuerdo con un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), encargada de las pruebas Pisa, los resultados académicos de los niños tienen más que ver con su situación socioeconómica que con lo que aprenden en la escuela. Por ejemplo, la brecha de los resultados entre los alumnos del nivel socioeconómico más bajo y los de nivel más alto alcanza más de 125 puntos.

Por otro lado, según un estudio del investigador Kenneth Komoski, los niños pasan sólo el 19% de su tiempo al año en clases en el colegio. ¿Qué pasa con el 81% restante? Con este sencillo cálculo, Komoski logró atraer la atención sobre el verdadero problema: los padres, amigos y comunidad interactúan más con los niños que sus propios maestros. Así, es importante fortalecer la educación a través de un vínculo de esta con la comunidad y la familia. De esta manera, afirma el investigador estadounidense, el aprendizaje será un proceso para toda la vida y tendremos mejores estudiantes.

Sí, mejores estudiantes, pero también mejores ciudadanos porque si algo se aprende en casa y en comunidad, son normas de convivencia. Ahora, ¿cómo podemos pedirle a un niño que crece en una zona de conflicto o que ve el maltrato de su padre hacia su madre que no tenga problemas de convivencia y comportamiento? Según un informe del 2014 de Memoria Histórica, entre los más de seis millones de víctimas de la violencia en Colombia, dos millones son menores de edad. Son niños que no pueden aspirar a una buena educación porque por lo general viven en zonas aisladas y sus estudios se interrumpen por ataques, tomas o porque deben abandonar el pueblo junto con sus familias.

La escuela se debe convertir en un territorio de paz, neutral, un lugar seguro para esta población vulnerable. Citando de nuevo el estudio de la OCDE, la educación puede mejorar la vida de la gente en áreas como salud, participación ciudadana, interés político y felicidad. “Las personas con un buen nivel educativo viven más, participan más activamente en la política y en la comunidad en la que viven, cometen menos delitos y dependen menos de la asistencia social”, afirma la investigación. Familia, sociedad y escuela deben unirse por este propósito.

En la misma línea de convivencia y valores, la educación en casa fortalece el autoestima de los niños. Un hogar en el que los menores se sienten amados refuerza su sentido de identidad y de motivación, dos factores fundamentales para aprender. Por ejemplo, uno de los estudios cualitativos de Pisa les preguntó a los estudiantes cómo creían que les iba a ir en la prueba de matemáticas. La mayoría de los niños contestaron que pensaban que iban a responder bien. Las niñas, por otra parte, contestaron en su mayoría que no sentían que sus puntajes iban a sobresalir. Los resultados prueban que ambos sexos tienen igual nivel de desempeño.

Es claro que no se puede culpar a los colegios por todo. Hay que comprometerse a forjar un tejido social que integre escuela, sociedad y familia. De la misma manera, hay que mirar los resultados de las pruebas como lo que son. Por ejemplo, no se puede medir calidad de las escuelas sólo por los resultados de Saber 11. Es una buena medida, sí, pero no lo es todo. Los padres también deben asumir la responsabilidad.

Hacemos un llamado a las empresas para que planteen jornadas flexibles que les permitan a los padres de familia ajustar sus horarios para pasar más tiempo con sus hijos. El teletrabajo puede ser una buena opción. Esto, al contrario de ser una pérdida para las compañías, es una inversión en presente y futuro. Por un lado, un trabajador que puede disfrutar de tiempo de calidad con los suyos es un empleado más feliz, más motivado y por lo tanto más productivo. De igual manera, si estos hombres y mujeres les dedican más tiempo a sus hijos, estos serán mejores estudiantes y en un mañana mejores profesionales, y mejores técnicos o tecnólogos para las empresas del futuro.

*Este artículo fue publicado originalmente en la revista Semana

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