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Alternativa Docente de Argentina señala: El 16 Unidad con los estatales bonaerenses y las provincias en lucha.

Fuente Alternativa Docente /  15 de Marzo de 2016/

El conflicto docente sigue en 10 provincias; Chaco, Misiones, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Santa Cruz, Neuquén y Mendoza; con marchas en Córdoba por la conciliación y el rechazo ante nuevas ofertas en Entre Ríos y Chubut. Los aprietes y represión siguen con Macri y los gobernadores del PRO, la UCR o el FPV. Así fue la feroz represión a la docencia santiagueña y a los auxiliares de Educación por el gobierno de Vidal. En Misiones denuncian espionaje y una causa contra Ruben Ortiz, el Sec. Gral. del MTL y la CTA. Mientras en Formosa, GDA denuncia que persiguen a sus delegados.
Los estatales bonaerenses en CTA Autónoma, ATE, Cicop (salud) y Judiciales, en unidad con Soeme de la CGT, convocan a otro paro de 48hs, con movilización a la gobernación el miércoles 16. Rechazan la suba en 2 cuotas de Vidal de un 5,1% en enero y otra suba en marzo, que elevaría 15,06% el básico hasta julio. Unidad que el 9 protagonizó un masivo paro y movilización con más 3.000 estatales. Y siguen pese a la vergonzosa aceptación de UPCN y la apretada votación en Fegeppba por aceptar, que llevó a la ruptura de Soeme.

¡Que SUTEBA y CTERA unifiquen la lucha!
¡Plata hay! Seguirla el 24 de Marzo

SUTEBA llamó a plenarios para analizar la paritaria, habló de un posible paro si no «cumplen» con la reapertura, cuando el gobierno dice que es anual. Reclama por los comedores, infraestructura, reconocimientos médicos o el IOMA. ¡Y el insuficiente aumento a los docentes aún no se cobró…!
La CTERA hace pequeños actos en las Casas de Provincias en Capital, pero deja libradas a su suerte a los distritos que luchan y son sus entidades de base. ¡Exijamos a la Celeste de SUTEBA y de CTERA que unifiquen con los estatales el 16, llamando a movilizar. Y un paro nacional de CTERA en apoyo a las provincias en lucha.
¡Plata hay! Con lo que Macri quiere darle a los fondos buitres, pueden pagar $ 12.000 de inicial para 1,1 millón de docentes en el país. Y sobra para emplear a medio millón de trabajadores durante un año. O elevar el presupuesto educativo al 10% del PBI.
El reclamo debe seguir el 24 de Marzo, a 40 años del golpe genocida que avaló el imperio yanqui. Marchar a Plaza de Mayo y ganar las calles del país contra la impunidad de ayer y de hoy. Contra el ajuste, saqueo y la represión de Macri. Y reclamar: Obama, go home!

● ¡Unidad con los estatales bonaerenses y las provincias en lucha!
● ¡Que SUTEBA y CTERA convoquen el 16 y llamen a paro nacional!
● ¡Plata para educación y salario, no para la deuda, los buitres, sojeros y megamineras!
● El 24, a Plaza de Mayo con Memoria, Verdad y Justicia y el MST.
● Obama, go home!

Alternativa Docente

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Por un aggiornamento de nuestro debate educacional

“Un enorme desafío por delante: cómo disminuir gradualmente el alto porcentaje de estudiantes de bajo rendimiento hasta acercarnos al promedio OCDE. El éxito dependerá de las políticas; de su calidad y pertinencia, de su diseño e implementación”.

Nuestro debate educacional no progresa. Gira obsesivamente en torno a unas reformas que no suscitan consenso ni entusiasmo fuera del oficialismo. En cambio, más allá de nuestras fronteras, las ideas educacionales avanzan en direcciones que conviene seguir con atención. Es posible que abran horizontes para nuestra propia conversación.

La UNESCO, por ejemplo, promueve activamente una agenda educacional para el 2030, luego de cumplirse el año pasado el plazo acordado en 2000 para las metas del milenio. El objetivo fundamental de la nueva agenda sería asegurar equitativamente una educación de calidad para todos y oportunidades para aprender a lo largo de la vida. Propone que los países del mundo garanticen al menos diez años de educación obligatoria y gratuita, provista sin discriminación de ninguna especie, al término de los cuales todos los jóvenes logren los aprendizajes fundamentales, incluyendo un conjunto de destrezas de base definidas y evaluadas según estándares nacionales. Asimismo, acceso equitativo (no necesariamente gratuito) para que jóvenes calificados prolonguen sus estudios en el nivel terciario, el cual debe proveer oportunidades relevantes y diversificadas de formación. Además, los jóvenes y adultos deberían poder acceder y completar una educación o capacitación técnico-vocacional pertinente para el mundo del trabajo, así como disponer de oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida.

¿Son realizables estas metas mundialmente durante los próximos tres quinquenios?

Es poco probable. Hay todavía 57 millones de niños en edad de cursar la primaria y 69 millones en edad de cursar la secundaria en su tramo obligatorio que no asisten al colegio. Hay más de 750 millones de adultos (mayores de 15 años) que no saben leer ni escribir. Y entre quienes asisten a la escuela, lo veremos luego, una mitad o más de los estudiantes no supera, a los 15 años, el umbral mínimo de competencias cognitivas esperadas para su edad.

Con todo, puede decirse que el objetivo fijado por la UNESCO para 2030 es un anhelo de civilización y justicia que ayuda a orientar las políticas y los esfuerzos de los países. Por ejemplo, pone como condición que los países del mundo destinen un 6% del PIB a la educación y un 20% del presupuesto del gobierno para este fin, junto con priorizar a los grupos más desfavorecidos.

¿Cómo está Chile en relación con estos desafíos?

Un reciente informe (2015) de la OCDE y la CEPAL describe nuestro panorama educativo así: la matrícula en Chile supera el promedio regional latinoamericano en todos los niveles y se ubica próxima al promedio de la OCDE; la tasa de retención en primaria y secundaria se halla por encima del promedio OCDE; igualmente, la equidad del acceso según estatus socioeconómico es sustancialmente mayor que el promedio regional, especialmente en los niveles secundario y terciario, y lo mismo respecto a la igualdad de género. Adicionalmente, Chile obtuvo el puntaje más alto en la prueba PISA de matemática entre los países latinoamericanos, aunque bastante por debajo del promedio OCDE y con una significativa diferencia entre hombres y mujeres, y entre los estudiantes de los quintiles más rico y más pobre.

En cuanto al gasto comparativo, Chile se ubica entre los países con más alto gasto de la OCDE en relación al producto (de hecho, superior a la meta proclamada por la UNESCO para 2030), pero con un evidente desequilibrio en favor del gasto en el nivel terciario en relación con los niveles primario y secundario.

Todo esto muestra el lado positivo del panorama. Sin embargo, miradas las cosas más minuciosamente, uno descubre fallas, brechas e insuficiencias que modifican esa percepción positiva. Como señala la propia OCDE en un reciente estudio, “en 2012, 52% de los estudiantes de Chile tuvo un bajo rendimiento en matemáticas (media OCDE: 23%), un 33% en lectura (media OCDE: 18%), un 34% en ciencias (media OCDE: 18%), y un 25% en las tres materias (media OCDE: 12%)”.

Este es el lado negativo de nuestra escena educacional. Revela, en términos porcentuales, que el doble o más de alumnos chilenos en comparación con la OCDE no logra el nivel básico de conocimiento que se requiere para participar plenamente en una sociedad moderna. A esto se agrega el factor inequidad: un estudiante socioeconómicamente desfavorecido tiene una probabilidad seis veces mayor de tener un bajo rendimiento que un estudiante favorecido.

De modo que tenemos una base positiva para avanzar, pero un enorme desafío por delante: cómo disminuir gradualmente el alto porcentaje de estudiantes de bajo rendimiento hasta acercarnos al promedio OCDE. El éxito dependerá de las políticas; de su calidad y pertinencia, de su diseño e implementación.

¿Posee el Gobierno un plan a la altura del desafío? Definitivamente no. Las reformas de la administración Bachelet no apuntan a disminuir el bajo rendimiento. No hay una agenda (prioridades, hitos, instrumentos y recursos) con tal propósito para este cuatrienio. Más grave aún es la ausencia de una estrategia sustentable para los próximos 15 años. Al contrario, las propuestas y decisiones gubernamentales han introducido ruido en el sistema y creado desconfianzas e incertidumbre.

Quizá una visión menos parroquial y un debate más atento a la experiencia e ideas internacionales y a la evidencia comparativa puedan enriquecer nuestro propósito nacional y sentar las bases para un nuevo acuerdo educacional.

Se publica con autorización del autor. Publicado originalmente en El Mercurio de Chile. José Joaquín Brunner

 

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Encrucijadas de la educación

Texto para la 30 Semana de la Educación, Fundación Santillana

La escolarización no es una constante histórica, sino la forma en que las sociedades modernas han institucionalizado el aprendizaje y la educación. Estos continuarán mientras exista la especie humana, pero aquella está históricamente datada: es relativamente reciente y podríamos estar asistiendo a su crisis.

Un primer elemento de cambio es la globalización, veloz en la economía y otras esferas producto de las decisiones individuales y lenta en la política y otros ámbitos dependientes de la voluntad colectiva. Justamente ese desfase es un desafío para la escuela, que debería contribuir hoy la conciencia de que somos una comunidad global, la humana, de la misma manera en que antes lo hizo a escala nacional. Sin embargo, parece que dividir se le diera mejor que unir, y asistimos a menudo tanto a su instrumentalización con fines de diferenciación nacional como a su incapacidad de unificar la ciudadanía en un contexto social de multiculturalidad.

La globalización, además, altera las condiciones del mercado laboral, lo que para los trabajadores de los países más ricos implica una nueva competencia, particularmente del trabajo siempre más barato pero cada vez más cualificado de los países pobres, que a medio y largo plazo sólo cabe afrontar con una mayor cualificación, es decir, con más educación. Incluido el imperativo añadido del manejo de la lingua franca, desafortunadamente convertido hoy en fuente de desacuerdos y conflictos.

* * *

A esto se une hoy la digitalización, que supone una ruptura radical con la ecología de la información, la comunicación y el aprendizaje constituida en torno al libro y la imprenta. En la escuela, este ecosistema gira alrededor del libro de texto, que encarna el programa, proporciona base al profesor, guía al alumno y da estructura a la clase, y en torno a la organización espacio-temporal del aula. Pero asistimos al desarrollo de una nueva ecología en la que a lo preexistente se añaden ahora dispositivos portátiles siempre conectados, los nuevos medios digitales, los servicios de redes sociales, las comunidades en línea, etc., todo lo cual acaba con el monopolio comunicativo del profesor, los condicionamientos espacio temporales del grupo y la secuencia informativa pautada del texto impreso.

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La digitalización también hace sentir sus efectos, de manera especial, más allá de la escuela, en el mundo del trabajo al que conduce y para el que esta prepara. En particular, permea todos los procesos productivos, refuerza la globalización (sobre todo porque favorece la escalabilidad de la producción cultural y la externalización de las tareas cualificadas) y absorbe una importante proporción de los antiguos empleos de clase media, cuyas funciones son transferidas a los ordenadores y a la red. Un efecto secundario de esto es la polarización del mercado de trabajo, por el crecimiento más rápido de los empleos más y menos cualificados en detrimento de los intermedios, y, lo que supone una polarización de la sociedad misma.

Aunque identifiquemos la idea con Taylor, Ford, Stajanov y otros nombres y procesos epónimos del sigo XX, lo cierto es que la primera mercancía producida en serie, en el doble sentido del término (producción serial y productos idénticos) fue el libro debido a la imprenta de tipos móviles, así como que el primer escenario ubicuo de una actividad en serie fue el aula escolar. La escuela pudo inspirarse inicialmente en los conventos o los cuarteles, pero pronto se convirtió en la prefiguración de la fábrica a la que irían a parar la mayoría de los escolares. El problema es que hoy dicha fábrica está dejando de existir, ante todo en las economías más avanzadas, mientras que el aula sigue siendo esencialmente la misma, socializando al alumnado en unas relaciones sociales que no son ya las que lo esperan en el mundo adulto, incluido el mundo laboral, en el que el reproche de que la escuela no educa en la iniciativa, ni en la responsabilidad, ni para el trabajo en equipo se ha está convirtiendo ya en un clamor.

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En términos más amplios, la globalización, la digitalización, las nuevas formas de organización del trabajo y otros procesos paralelos configuran hoy un mundo de cambio acelerado que desborda a la institución. La escuela tuvo su momento de gloria mientras el cambio social y cultural fue demasiado rápido para ser fácilmente asumido por una generación y transmitido por ella misma a la siguiente, es decir, para que los adultos en general pudieran ocuparse eficazmente de la socialización de las generaciones no adultas; y mientras fue lo bastante lento como para que una sección especializada de los adultos, la profesión docente, pudiera, en consonancia, dedicar su vida a la socialización de las generaciones siguientes sobre la base de lo aprendido en al inicio de su carrera profesional. Pero la aceleración del cambio se lleva hoy por delante a la profesión docente por los mismos motivos y de la misma manera que se llevó en su día a los padres.

La escuela seguirá ahí, porque la educación va a seguir socializada, al igual que la familia también sigue, porque la reproducción biológica siguió y sigue siendo privada. Pero así como la familia se vio forzada a convivir con la ciudad y hubo de recurrir a la escuela, esta se ve abocada a coexistir con el nuevo entorno informacional y habrá de integrarse en una nueva ecología de la educación y el aprendizaje.

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Un factor particularmente agudo de la crisis escolar es el incumplimiento de su promesa igualitaria. A pesar de que la universalización de la oferta ha sido notablemente efectiva, elevando el suelo mínimo de la educación para todos y abriendo asimismo las oportunidades de acceso a los sucesivos niveles del sistema, las desigualdades sociales siguen pesando, y mucho. Lo sigue haciendo la clase social, aunque lo haga más ubicua y más eficazmente a través del capital cultural que del económico. Lo hacen las diferencias culturales o étnicas, como está patente en el fracaso de la escolarización del pueblo gitano y la vulnerabilidad de sectores muy amplios de la inmigración. Es difícil saber qué resultados hemos logrado en materia de integración efectiva de los alumnos con discapacidades, lo cual ya es en sí bastante preocupante. No sólo no las hemos superado, sino que vemos ampliarse desigualdades de recursos y de resultados ligadas al territorio, en particular a la ecología de las grandes conurbaciones y a las diferencias de recursos entre las comunidades autónomas. La única fractura que  se ha visto alterada de forma radical ha sido la de género, donde, si todavía subsisten algunos reductos privilegiados de difícil acceso para las mujeres, la tónica es hoy ya la de un gap inverso, es decir, la de la desventaja generalizada de los varones –desventaja educativa que, ciertamente, no se refleja como tal en el mercado de trabajo ni en la esfera doméstica y familiar, donde todavía campea el patriarcado.

En la segunda mitad del siglo XX la escuela encarnó el mito de la meritocracia. Viejo sueño, desde Sócrates, de los profesores, el ideal meritocrático cobró especial fuerza con las reformas comprehensivas del sistema escolar y las profecías sobre una sociedad post-industrial, tecnotrónica, de cuello blanco, del conocimiento… De poco sirvieron advertencias preclaras como las de M. Young o P. Bourdieu, hasta que las sucesivas crisis económicas y la polarización social actual han desvelado los fantasmas del subempleo, la sobrecualificación y la burbuja universitaria. Más temprano que tarde, si la sociedad aspira a una mayor igualdad en las condiciones y oportunidades de vida habrá de atacar directamente su distribución a través de los salarios, la riqueza, los servicios públicos o la protección social, en vez de confiarlo al supuesto caminos de rosas de las recurrentes reformas educativas.

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La explosión primero de los viejos y luego de los nuevos medios de comunicación ha convertido la atención en un bien escaso y ha obligado a la escuela a competir por la del alumnado, batalla en gran medida perdida hasta ahora. Hoy ya no se escolariza, más allá del mínimo en la infancia, a unos pocos privilegiados o convencidos, sino largamente a todos. La obligatoriedad asegura un público cautivo y la vigencia de las credenciales en el mercado de trabajo añade un público tan forzado como renuente, pero esto no garantiza su adhesión, que decrece con cada año de permanencia, y genera una tensión que amenaza la vida ordinaria de la institución. La desescolarización en las etapas infantil y primaria, el abandono prematuro en la enseñanza secundaria y la proliferación de una oferta no reglada en la superior pueden y deben tomarse como signos y advertencias de la profunda crisis de la institución. Por paradójico que resulte, la escolarización deviene menos satisfactoria justo cuando se antoja más necesaria, pasando del status de bien incondicional al de un mal necesario. La desmotivación cunde, al aburrimiento hace estragos y familias y docentes se vuelven hacia la patologización y medicalización de las dificultades escolares.

Sin embargo, si algo falta no son las oportunidades de aprendizaje ni los recursos educativos. La disponibilidad de la información y del conocimiento es ya tal que el problema es de superabundancia. Las redes de iguales, las aplicaciones didácticas, los videojuegos y simulaciones, los medios de todo tipo ofrecen posibilidades antes insospechadas y las ponen al alcance de un público cada vez más amplio. Es difícil no reparar en lo muy parecida que resulta la nueva ecología de los medios de aprendizaje a las redes de expertos, recursos y pares propuestas en su día por Ivan Illich como alternativa a la educación institucionalizada, es decir, a la escuela.

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Se repite hasta el aburrimiento que la calidad de un sistema educativo depende de la calidad del profesorado, lo que no es sino particularizar la evidencia de que las instituciones giran en torno a las profesiones que ocupan su núcleo. Todos los grandes cambios que afectan a la escuela lo hacen especialmente a la profesión docente. La aceleración del cambio social hace saltar por los aires el plácido proyecto de estudiar unos pocos años y enseñar lo aprendido durante muchos. La proliferación de los soportes y las fuentes de conocimiento disuelve el monopolio profesional. La globalización cuestiona la tradicional formación nacionalista y etnocéntrica de los docentes. La digitalización desvaloriza la tecnología que ellos dominaban, que no era otra que la lectoescritura (y que ya no lo es tanto) y los sitúa ante una que no controlan, por primera vez en la historia en desventaja ante sus alumnos. Todo esto ayuda a explicar la paradoja de que un profesorado bien considerado, bien pagado y con unas condiciones de trabajo ventajosas se sienta permanentemente minusvalorado y hostigado.

En evolución opuesta a las necesidades y los desafíos de una situación cambiante, la formación del profesorado se ha estancado en términos absolutos y ha perdido valor relativo frente a otras profesiones; la carrera docente es cada vez más plana, desprovista de incentivos tanto intrínsecos como extrínsecos y de controles tanto internos como externos. En consonancia, la selección, herencia de los tiempos en que la educación era un bien altamente escaso, se revela cada vez más ajena a las aptitudes y actitudes necesarias para desempeñarse como educador en un aula. Una consecuencia de esto es que buena parte del profesorado no sea ya, como en su origen, una fuerza de cambio sino un elemento de resistencia ante las políticas educativas, a la vez que una poderosa corporación conservadora.

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Estos y otros cambios se traducen y se viven como una crisis institucional por la sencilla razón de que la provocan. La escuela no es otra cosa que la institucionalización de la educación, parte del proceso general de especialización funcional en que consistió la modernización. Pero su eficacia se ve hoy cuestionada: la formación del ciudadano choca con la pérdida de soberanía hacia el exterior y la fragmentación interior que trae la globalización; la formación del trabajador se ve en cuestión por la dificultad del mercado para absorber las cualificaciones medias, la insuficiencia de las cualificaciones más elevadas, la exclusión de las cualificaciones bajas, la inadecuación de la demanda y la oferta; la insistencia del igualitarismo docente en vincular la educación de forma exclusiva a la ciudadanía chirría con la pragmática de unos padres y alumnos que lo hacen progresivamente a las oportunidades de empleo; el desarrollo personal se antoja mucho más amplio que lo que la escuela puede ofrecer, forzando a las familias a una búsqueda constante de sustitutivos, complementos y alternativas; la custodia, en fin, se antoja problemática cuando proliferan o simplemente se hacen más visibles episodios de abuso o maltrato por docentes o entre discentes, que generan alarma social por más que sean anecdóticos.

A ello se une la aparentemente irresoluble escasez de los recursos. Tal pretensión se basa en la identificación de la calidad con los insumos, así como en la explosiva combinación que provoca la expansión escolar: coste creciente del alumnado y rendimiento decreciente del profesorado. Es indiscutible que los recursos dedicados a educación podrían y deberían ser mayores, tanto más en el umbral de la sociedad del conocimiento, así como que han sufrido un serio recorte en los últimos años, vale decir en el momento más inoportuno. Pero no es menos cierto que el sistema educativo clama por ser rediseñado a fondo, por una utilización más eficiente y discriminada de los recursos y por la no confusión de estos con el engorde ilimitado de las plantillas. La mejora de la educación tiene más recorrido por la vía de la innovación tecnológica y organizativa y de la cooperación con la comunidad que por la simple fórmula de reclamar o conceder más de lo mismo, sobre todo cuando, fuera de ella, nada es ya igual.

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Macri plantea evaluar la educación para saber «en qué se está fallando»

14 de marzo de 2016/ América/ Argentina / Reporta Germán de los Santos/ Información publicada en el periódico digital El Litoral.

El jefe de Estado participó en la apertura del ciclo lectivo en la facultad de Derecho de Rosario.

La visita del presidente Mauricio Macri y las marchas en su contra alteraron el mediodía del centro rosarino, donde el jefe del Estado participó del inicio del ciclo lectivo de la universidad en un acto en la facultad de Derecho.

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En un breve discurso, sin definiciones políticas por fuera del tema educativo, Macri advirtió que “hay que evaluar de manera independiente a la educación para después saber en qué se está fallando y corregir”. Se terminó la frase de “mi hijo el doctor, porque según el presidente uno de cada cien pobres termina la universidad”.

Al cierre de esta edición, el jefe del Estado se trasladó desde la facultad de Derecho hasta la sede de la Bolsa de Comercio, donde tenía previsto mantener un almuerzo con los directivos del organismo y con representantes de los sectores productivos.

Macri aterrizó poco después de las 11.30 en el Tango 10 en el aeropuerto Islas Malvinas, de Fisherton, y se trasladó en helicóptero a la Prefectura Naval. Desde la costanera rosarina, se trasladó en auto a la facultad de Derecho, donde lo esperaban las autoridades de la universidad y dirigentes políticos del PRO y del radicalismo.

En el aula Magna de Derecho, el decano de esa facultad, Marcelo Vedronik -quien fue el que cursó la invitación al presidente-, le dio la bienvenida y lo declaró “huésped de honor”. Ese trámite generó disputas internas en la universidad donde algunos decanos cercanos al kirchnerismo no participaron de la ceremonia. “Su presencia es un hecho que nos conquista para siempre y esperemos que se repita. Ésta es su casa”, dijo Vedronik.

Luego, el rector de la UNR, Héctor Floriani, dijo que en la historia de la UNR no había antecedentes de una visita presidencial y lo leyó como una “decisión de subrayar la importancia de la universidad pública”. El rector hizo “votos porque la educación pública sea un área donde los argentinos nos encontremos más allá de nuestras referencias electorales para construir la más importante herramienta de progreso nacional”.

Macri aprovechó las palabras del rector para conectarlas con su propio discurso, que fue breve y despojado de cualquier definición política por fuera del tema educativo. “El rector dio en la tecla: en esta etapa nueva que comienza en la Argentina, el eje de la Argentina que soñamos pasa por la educación”, aseguró el presidente.

“En la situación actual, el desafío es enorme cuando vemos que la mitad de los chicos termina el colegio. Y de los que terminan sólo la mitad comprende textos”, aseguró el mandatario nacional.

Macri relató que “fue una muy buena noticia” la reunión que mantuvieron en Purmamarca los ministros de Educación para definir la planificación en esa materia a lo largo del año.

“Allí, se sentaron las bases de esta revolución que tenemos que construir”, apuntó.

El presidente también se refirió al tema de la evaluación de los contenidos y los roles de docentes y alumnos. “Venimos de años en los que creímos que la solución es negar el problema. No, hay que comprenderlos para enfrentarlos. Hay que tener un instituto de evaluación independiente, que publique la verdad para que toda la comunidad sepa en qué estamos fallando y a partir de ahí corregir. Y ahí también recuperar el rol del docente”.

Dijo que “la universidad tiene que ser parte de ese gran puente que tenemos que construir todos juntos. Tiene que ser un puente entre el conocimiento y la empresa, entre el conocimiento y el trabajo. Que tiene que tener aplicación porque eso significa empleo. Pobreza cero no es más planes, significa generar trabajo para todos los argentinos. Necesitamos que ese conocimiento se aplique”, afirmó.

Descriptores: Sistema Educativo – Calidad Educativa.

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Macri: “El eje de la Argentina que soñamos pasa por la educación”

14 de marzo de 2016/ América/ Argentina / Información publicada en el periódico digital NOTIFE

El jefe del Estado abrió el ciclo lectivo en la Facultad de Derecho, con un discurso en el que hizo eje en la necesidad de encarar una revolución educativa y de construir desde la diversidad. Anunció la creación de un observatorio independiente de la calidad educativa. Había en los alrededores manifestaciones a favor y en contra del presidente.

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El presidente Mauricio Macri abrió este lunes el año lectivo en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y dijo que “el eje de la Argentina que soñamos pasa por la educación”. Además, sostuvo que es fundamental, para encarar los cambios necesarios, tener certeza en la evaluación y explicó que para eso es necesario crear un observatorio independiente de la calidad educativa. Luego del acto en Derecho, el presidente encabezó un almuerzo con empresarios y autoridades políticas en la Bolsa de Comercio y a las 14 emprendió el regreso a Buenos Aires.
“Esta es la revolución más importante a encarar, reconociendo un frágil punto de partida. Este sueño que se generó a partir de la universidad pública se ha diluido. Sólo uno de cada diez chicos termina siendo universitario. Uno cada cien en los hogares más humildes. La frase Mi hijo el doctor ha quedado tremendamente dañada”, afirmó.

A las 11.59, el presidente Mauricio Macri ingresó a la Facultad de Derecho de Rosario. Macri llegó a Rosario alrededror de las 11.40. Luego del aterrizaje del avión Tango 10 en el aeropuerto de Fisherton, se subió al helicóptero presidencial que lo llevó a la de Prefectura y desde allí se trasladó por tierra hasta la Facultad de Derecho, en medio de un impresionante operativo de seguridad.
Cuando arribó a la Facultad, Macri fue a saludar a seguidores que lo esperaban en Santa Fe y Moreno. Luego entró por la puerta que da a calle Santa Fe.
Ya en el aula magna, el acto –del que participaron, aunque no hablaron, el gobernador Miguel Lifschitz y la intendente Mónica Fein– lo abrió el decano de Derecho, Marcelo Vedronik, que agradeció al jefe del Estado por aceptar su invitación para abrir el año académico. “Su presencia es un hecho que nos conquista para siempre y esperemos que se repita. Esta es su casa”, dijo el decano.
Luego, el rector de la UNR, Héctor Floriani, dijo que en la historia de la UNR no había antecedentes de una visita presidencial y lo leyó como una “decisión de subrayar la importancia de la universidad pública”. El rector hizo votos “votos porque la educación pública sea un área donde los argentinos nos encontremos más allá de nuestras referencias electorales para construir la más importante herramienta de progreso nacional”.
Ese guante recogió Macri. “El rector dio en la tecla: en esta etapa nueva que comienza en la Argentina, el eje de la Argentina que soñamos pasa por la educación”.Y consideró que en la situación actual, “el desafío es enorme cuando vemos que la mitad de los chicos termina el colegio. Y de los que terminan sólo la mitad comprende textos”.
En ese sentido, consideró una “buena noticia” que en una reciente reunión de ministros de Educación de todo el país se acordaron “las bases de esta revolución que tenemos que construir”.
Macri señaló un “tema central” para el que pidió apoyo: “La evaluación”. “Venimos de años en los que creímos que la solución es negar el problema. No, hay que comprenderlos para enfrentarlos. Hay que tener un instituto de evaluación independiente, que publique la verdad para que toda la comunidad sepas en qué estamos fallando y a partir de ahí corregir.

Y ahí también recuperando el rol del docente”.Luego habló del rol de las casas de estudio superiores “La universidad tiene que ser parte de ese gran puente que tenemos que construir todos juntos. Tiene que ser un puente entre el conocimiento y la empresa, entre el conocimiento y el trabajo. Que tiene que tener aplicación porque eso significa empleo. Pobreza cero no es más planes, significa generar trabajo para todos los argentinos. Necesitamos que ese conocimiento se aplique”.
Y entonces habló sobre las disidencias, que incluso se vieron en los alrededores de Derecho, donde hubo manifestaciones en contra de la visita del presidente y también ciudadanos que fueron a saludarlo. “Necesitamos que este desafío lo encaremos de la única manera que se puede encarar: dialogando y juntos”.

“La Argentina no sale adelante si seguimos empeñados en discusiones. Argentina necesita sanar esas heridas y darle la oportunidad al otro. En la diversidad aparecen ideas superadoras y no en la uniformidad”.

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México será sede de la más importante reunión de la CEPAL

La canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu, y la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, firmaron el acuerdo para el Trigésimo sexto período de sesiones del organismo, que se realizará del 23 al 27 de mayo.

12 de febrero de 2016 | COMUNICADO DE PRENSA
La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, y la Canciller de México, Claudia Ruiz Massieu
La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena (izquierda), junto a la Canciller de México, Claudia Ruiz Massieu.
Foto: CEPAL

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realizará su reunión bienal más importante en la Ciudad de México, del 23 al 27 de mayo de 2016, en donde presentará a sus 45 países miembros su reporte de actividades y propondrá a los gobiernos una reflexión sobre estrategias de desarrollo en el contexto de los compromisos de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La Secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Claudia Ruiz Massieu, y la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, firmaron hoy el acuerdo en donde México se convierte en la sede para el Trigésimo sexto período de sesiones de este organismo de las Naciones Unidas.

“Para nuestro país es muy importante acoger el período de sesiones de la CEPAL y recibir a los representantes de toda la región para discutir temas de desarrollo e igualdad, especialmente de género”, aseguró Ruiz Massieu.

Bárcena señaló que en este período de sesiones se debatirá sobre el desarrollo económico, social y ambiental de la región sobre la base de un documento de posición elaborado por la CEPAL, de cara a la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015. Este documento continúa en la senda de la llamada “trilogía de la igualdad” presentada por la Comisión en sus tres reuniones anteriores (2010, 2012 y 2014).

“Mantenemos a la igualdad en el centro de nuestras propuestas y con un enfoque de género en donde el papel de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en la agenda de los ODS se visibilicen”, dijo la funcionaria de las Naciones Unidas. “Como mexicana es un honor que esta reunión se haga en mi país”, agregó Bárcena.

La Secretaria Ejecutiva también se reunió con el Presidente Enrique Peña Nieto, a quien le agradeció la invitación que hizo el gobierno de México a la CEPAL para ser sede del período de sesiones y le expresó su aprecio, ya que él será quien inaugure los trabajos del máximo órgano de gobierno de esta comisión regional de la ONU.

Durante su visita sostuvo además encuentros con las máximas autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de  Estadística y Geografía (INEGI), reuniones en las que estuvo acompañada por Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL y el Director de la Sede subregional en México, Hugo Beteta.

En la UNAM, el Rector Enrique Graue y el Secretario General, Leonardo Lomelí, acordaron con la CEPAL la publicación conjunta de una serie de estudios sobre desarrollo latinoamericano, así como elaborar una propuesta conjunta para una posible expedición oceanográfica entre la Antártida y el santuario de las ballenas en el Golfo de California en el marco de cooperación de la Alianza del Pacífico. También se propuso reforzar el intercambio académico y de becas para estudiantes latinoamericanos.

Bárcena se reunió también con Julio Santaella, Presidente del INEGI y con los vicepresidentes Félix Vélez y Rolando Ocampo. El Instituto actualmente preside la Conferencia Estadística de las Américas de la CEPAL (CEA-CEPAL) y participará activamente en el período de sesiones. Acordaron que el INEGI presentará sus experiencias sobre cooperación Sur-Sur, de el Caribe y Centroamérica, las estadísticas de género en América Latina y el Caribe, y la vinculación entre la estadística con la geografía en sus estudios.

La alta funcionaria de las Naciones Unidas finalizará sus actividades oficiales en México mañana sábado 13 de febrero, ocasión en la que participará en la recepción que el Estado mexicano ofrecerá al Papa Francisco en el Palacio Nacional.

El programa completo del Trigésimo sexto período de sesiones de la CEPAL, así como información general de la reunión, está disponible en el sitio web especial del encuentro:http://periododesesiones.cepal.org/36/es. Los periodistas que deseen acreditarse para cubrir la reunión podrán hacerlo también en ese sitio.

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