Por: La Tercera.
Este tiempo de confinamiento debería ser aprovechado para reforzar en los escolares los hábitos de lectura y y matemáticas, claves en su desarrollo intelectual.
Si es que adaptar al aprendizaje remoto durante estos meses es complejo, también lo será el poder incorporar efectivamente a todos los estudiantes de vuelta a sus escuelas y, más aún, ponerlos al día en los contenidos y objetivos que considera el currículo nacional. En ese contexto, resulta positivo que la autoridad haya aceptado que será imposible abordar todos los contenidos de un año normal y anunciara entonces que se priorizarán las unidades más importantes a ser cubiertas, lo que supone la integración de contenidos y asignaturas sobre la base de objetivos comunes y desarrollo de habilidades. Considerando que todavía no se visualiza cuándo podría iniciarse el regreso a clases, la priorización curricular podría comenzar a realizarse desde ya con el reforzamiento de ciertas áreas clave que quizás requieran menor instrucción directa.
La modalidad de clases a distancia ha sido la forma en que millones de estudiantes han podido seguir con sus procesos de aprendizaje, modalidad que si bien aún es temprano para una evaluación definitiva, parece un hecho que por ahora dista de la efectividad conseguida a través de las clases presenciales. No cabe hablar todavía de que será un año escolar perdido, pero no se podría descartar que a todo nivel los objetivos de aprendizaje estarán por debajo de lo deseable.
Es a la luz de esta realidad que el Ministerio de Educación podría reforzar aquellas materias donde el aprendizaje a distancia sí podría tener más posibilidades de éxito y redituar más frutos a los estudiantes. Ello probablemente sería más realista que seguir replicando un modelo de contenidos mínimos que está pensando para un ambiente de normalidad, el que probablemente tardará varios meses en restituirse.
Lenguaje y matemáticas son dos asignaturas fundamentales en el desarrollo intelectual de los estudiantes, y donde distintas mediciones han mostrado carencias. El acceso a libros digitales hoy es algo posible, y es un hecho que el reforzamiento del hábito de la lectura en los menores no solo resultaría una excelente manera de ocupar el tiempo en estos largos confinamientos, sino que podría ayudar a subsanar el problema de la baja comprensión lectora (el 1% de los adultos que ha terminado educación media entiende lo que lee, y solo el 50% de la población declara tener hábitos de lectura).
Si bien en la última prueba Pisa (2018) los estudiantes chilenos que rindieron dicho examen obtuvieron en competencia lectora un promedio de 452 puntos, por encima del promedio de Latinoamérica (407), pero aún por debajo de la OCDE (487), y a mucha distancia de líderes como China o Singapur, que sobrepasan los 500 puntos; menos del 3% de los alumnos chilenos están en los niveles superiores de comprensión lectora. El estudio Pisa muestra también que los resultados son mejores cuando los niños disfrutan la lectura, y reciben estímulo en su propio hogar.
En matemáticas el rezago a nivel OCDE es más evidente, pues el resultado de PISA en el caso de Chile arroja 417 puntos, el que si bien supera ampliamente el promedio de América Latina (387), dista de los 489 que obtiene la OCDE. Esto no hace más que confirmar que este tiempo debería ser aprovechado para reforzar aún más su aprendizaje.
Fuente de la reseña: https://www.latercera.com/opinion/noticia/educacion-reforzamiento-de-contenidos-esenciales/RFHIYN2TO5BWTEWHUS5WZMYFCM/