El nuevo mapa de contaminación en el mundo trae malas noticias para Latinoamérica

Diciembre de 2017/Fuente: El Espectador

Un satelite recién lanzando por la Agencia Espacial europea identificó los lugares del mundo con el aire más contaminado por los gases efecto invernadero. América Latina, especialmente en Brasil, se destacó como un foco de contaminación.

Algunos de los primeros datos del satélite Sentinel 5P de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en ingles) se han usado para diseñar un mapa global de monóxido de carbono, con alta presencia de este contaminante en zonas de Asia, África y Sudamérica.

El satélite Sentinel-5P también revela altos niveles de contaminación procedente de centrales eléctricas en la India.

Lanzado el 13 de octubre, Sentinel-5P ha enviado las primeras imágenes de contaminación del aire. Aunque el satélite aún se está preparando para el servicio, estos primeros resultados muestran que este último satélite de la misión Copernicus está llamado a inaugurar una nueva era en la vigilancia de la calidad del aire, informó la ESA.

Sus primeros resultados, además de demostrar la sofisticación del instrumento del satélite, han puesto de manifiesto el problema de la contaminación.

Otra de las primeras imágenes muestra el dióxido de nitrógeno en Europa. Generado en gran medida por el tráfico y la combustión de combustibles fósiles en procesos industriales, pueden apreciarse altas concentraciones de este contaminante sobre zonas de los Países Bajos, la cuenca del Ruhr en el oeste de Alemania, el valle del Po en Italia y sobre partes de España.

Josef Aschbacher, director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, ha destacado que «Sentinel-5P es el sexto satélite del programa de vigilancia medioambiental Copernicus de la Comisión Europea, pero el primero dedicado a la vigilancia de nuestra atmósfera«.

«Estas primeras imágenes, que ofrecen un sugerente adelanto de lo que está por venir, no solo constituyen un hito importante para la misión Sentinel-5P, sino también para Europa».

«Datos como estos pronto serán la base del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus (CAMS), se emplearán para hacer previsiones y, en última instancia, resultarán muy valiosos a la hora poner en marcha políticas de mitigación adecuadas».

Sentinel-5P aloja el sensor de su clase más avanzado hasta la fecha: Tropomi. Este instrumento ultramoderno puede registrar la presencia de dióxido de nitrógeno, metano, monóxido de carbono o aerosoles, contaminantes que afectan al aire que respiramos y a nuestro clima.

Tras el lanzamiento del satélite, Tropomi se sometió a un proceso planificado de descontaminación. La compuerta que mantenía a Tropomi aislado se abrió recientemente, permitiendo la entrada de luz y la toma de las primeras imágenes.

 Estos primeros resultados se desvelaron en el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), donde se procesan los datos de Sentinel-5P.

Además de ofrecer un nivel de detalle sin precedentes, la misión presenta una anchura de barrido de 2.600 kilçometros, lo que permite cartografiar la totalidad del planeta cada 24 horas.

La misión también ha logrado capturar ceniza procedente del volcán Agung en Bali (Indonesia).

 «Estas primeras imágenes son asombrosas, especialmente si tenemos en cuenta que el satélite aún está en las primeras fases de puesta en servicio operacional», reconoce en un comunicado Stefan Dech, director del Centro de Observación de la Tierra del DLR.

 «El instrumento Tropomi del satélite prometía ofrecer imágenes de contaminantes en una resolución más alta que nunca, y es evidente que está cumpliendo lo prometido«.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/el-nuevo-mapa-de-contaminacion-en-el-mundo-trae-malas-noticias-para-latinoamerica-articulo-726433

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La huella del cambio climático en el Pirineo

Por: Eduardo Bayona

La intensidad del estiaje deja la montaña sin alimento para el ganado por segunda vez en un lustro, mientras la presencia de especies de pájaros originarias del Magreb comienza a ser habitual en la cordillera.

«Algunos pastores optan por llevar a sus rebaños a zonas con agua, para que al menos beban ya que apenas tienen nada que comer», explica Joaquín Solanilla, ganadero de Boltaña (Huesca) y secretario provincial de la organización agraria Uaga. «La última tormenta cayó el 20 de julio –explica- y desde entonces, con un verano muy caluroso, no han caído más de tres o cuatro litros un par de veces. La tierra está seca, solo hay polvo, y lo que se sembró no ha crecido».

La severa y prolongada sequía que desde la pasada primavera azota el Pîrineo, con registros de precipitaciones inferiores a los 20 litros por metro cuadrado en Boltaña, a los 30 en Mediano, a los 40 en Fiscal, Nerín y Sabiñánigo y a los 50 en Graus y Canfranc desde el 1 de agosto, cuando la media anual de varios de esos puntos supera los mil y todos pasan de 700, ha acabado por desecar los prados y por obligar a los ganaderos a estabular a mediados de septiembre, «por falta de pastos», a unos rebaños que suelen mantenerse en el monte hasta finales de octubre.

«No hay ni una brizna de verde ni en las montañas, ni en las praderas», alerta en un comunicado Uaga, organización integrada en Coag que llama la atención sobre «el consiguiente aumento de los costes de producción» que conlleva esa situación y para el que reclaman ayudas a la Administración. «La falta de lluvia ha secado los pastos para la ganadería extensiva y además impide realizar en buenas condiciones las labores de siembra de cereal y forraje», señala.

«¿Qué hacemos hasta marzo, cuando haya crecido, si crece, la hierba que hemos sembrado? ¿Cómo hacemos para dar de comer todos los días a los animales?», se pregunta Solanilla, vecino de una comarca de media y alta montaña en la que la economía de varios cientos de familias depende de unas explotaciones de ganadería extensiva que suman 55.000 ovejas y varios miles de vacas nodrizas.

Los ríos en alerta o en emergencia

«Estamos en una situación crítica. Hay zonas en las que apenas ha llovido en tres meses», explica Solanilla. Los indicadores de Sequía de la Confederación Hidrográfica del Ebro avalan esa afirmación: la mayor parte de los sistemas fluviales de la cuenca se encuentran en situación de alerta o de emergencia, con mayor intensidad en los ríos no regulados.

La sequedad de los prados pirenaicos, que se produce por segunda vez en un lustro, es una de las consecuencias de los cambios en los patrones meteorológicos que ocasiona el calentamiento global: aumento de las temperaturas (la isoterma de cero grados ha subido a los 3.000 metros), reducción de las precipitaciones (nieva menos de la mitad) y llueve un 25% menos que hace medio siglo) y concentración de la lluvia en descargas torrenciales.

Los efectos de esa combinación de factores, generalizada en el planeta y directamente relacionada con fenómenos como las cada vez más frecuentes e intensas sequías o los cada vez menos extraordinarios estiajes invernales del Ebro, ha comenzado a disparar las alarmas en organismos como la FAO, cuyos estudios atribuyen un pésimo Índice de Salud de la Vegetación a todo el país.

Ese deterioro es especialmente patente en el Pirineo, donde apenas quedan zonas que superen el 35%. Más de la mitad de cuyo territorio estaba en situación de alerta o emergencia ya en junio, según el Ministerio de Medio Ambiente.

Síntomas del cambio climático

El cambio climático, que este verano ha tenido otras manifestaciones como el adelantamiento y la reducción del volumen de la vendimia hasta un 15%, o el desplome de la producción de cereal en las áreas de secano, especialmente entre la orilla derecha del Ebro y la meseta, también empieza a modificar los comportamientos de la fauna: aves de origen africano como la golondrina dáurica anidan en áreas del prepirineo como el valle de La Galliguera, mientras en otras comienzan a dejarse ver ejemplares de alzacola y de elanio azul, explica Luis Tirado, de SEO-Birdlife, que recuerda cómo la presencia de otras como el camachuelo trompetero, originario del Magreb y oriente medio, ha sido habitual estos últimos años en áreas del llano como Belchite y Mediana y el vencejo pálido ha establecido una colonia en el mismo puente de Piedra de Zaragoza.

«Son síntomas de los efectos del cambio climático en el valle del Ebro», señala Tirado, que explica cómo la presencia de especies de aves que hace unas décadas comenzaron a saltar del norte de África al sudeste de la península ibérica es cada vez más frecuente en el valle del Ebro, especialmente en el corredor de Tudela a Tortosa, la mayor parte de cuyo territorio, que sufre un riesgo alto de desertificación, recibe ejemplares de las zonas áridas situadas al sur y el este de la meseta y, también, del Magreb.

Los periodos de sequía de los últimos años también han afectado a las especies autóctonas que habitan en zonas de cultivos agrarios. Los seguimientos realizados por SEO-Birdlife indican que «su éxito reproductivo es menor» que en año medios. Básicamente, por tres motivos: el mayor gasto energético al recorrer mayores distancias hasta las zonas con agua, la menor disponibilidad de granos y de insectos para alimentarse y la mayor exposición a los depredadores por haber menos vegetación silvestre en la que refugiarse.

«Año de sequía, pérdida de biodiversidad»

«Las aves esteparias están muy marcadas por la sequía», explica. Ocurre algo similar a las que pasan por los humedales en sus rutas migratorias, cuya presencia en zonas como la laguna de Gallocanta depende de que circule agua por los arroyos que desembocan en ella y de la salud de los cañaverales y bosques de ribera en los que se alimentan.

La escasez de agua ha coincidido este verano (SEO-Birdlife realizó anillamientos en julio y agosto) con una afluencia de aves menor de la habitual. «Si llaga agua se disparan los números, pero cuando hay sequedad caen –indica Tirado-. Un año de sequía es un año de pérdida de biodiversidad».

Fuente: http://www.publico.es/sociedad/cambio-climatico-prados-muertos-aves-africanas-huella-cambio-climatico-pirineo.html

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Noruega: Científicos alertan de impacto ambiental de ‘islas de calor urbanas’

Noruega/Junio de 2017/Fuente: Prensa Latina

Los caminos y edificios de color oscuro son »islas de calor urbanas» que duplicarán los costos de las ciudades para enfrentar el calentamiento global, advirtió hoy un estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
Las temperaturas retenidas por esas estructuras elevará la demanda por energía para mantener frescos a los ciudadanos y agravará la contaminación del aire y el agua, dijo uno de los autores de la investigación, el economista británico Richard Tol.

El efecto de esas ‘islas’, por el cual las ciudades con frecuencia son varios grados más templadas que las áreas rurales cercanas también puede hacer a los sofocados trabajadores menos productivos, explicaron.

‘Ignorar ese problema lleva a una subestimación bastante drástica del impacto total del cambio climático, pues un 54 por ciento de la población mundial vive en urbes, las cuales cubren apenas un uno por ciento de la superficie de la Tierra’, señaló Tol.

En el estudio, el académico advirtió que en el peor escenario, las pérdidas económicas acumuladas podrían ser de hasta un 10,9 por ciento del Producto Interno Bruto de una ciudad para el 2100.

Para ello, los especialistas realizaron un sondeo de mil 962 urbes que incluyó a Tokio, Nueva York, Beijing, Lagos, Sao Paulo, Londres y Moscú.

El reporte estimó que cambiar un quinto de los techos de las ciudades y la mitad del pavimento a versiones menos oscuras ‘tendría sentido económico y reducirá la temperatura del aire en 0,8 grados Celsius’.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=89796&SEO=cientificos-alertan-de-impacto-ambiental-de-islas-de-calor-urbanas

 

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El medio ambiente urbano en África

Nigeria/Febrero de 2017/Autor: Gemma Solés i Col/Fuente: El País

La gestión de residuos sólidos suele ser un quebradero de cabeza para las ciudades africanas, que ya albergan a 472 millones de personas, y que se espera que alberguen al doble en los próximos 25 años. Pero, ni de lejos, se trata del único. Las inundaciones en ciudades costeras, los problemas derivados de la carencia de infraestructuras adecuadas de saneamiento, la falta de abastecimiento de agua o de electricidad, se repiten en distintas urbes a lo largo de todo el continente, provocando prácticas poco o nada amigables con el medioambiente. La población crece rápidamente en las ciudades africanas, y sin embargo, las políticas medioambientales urbanas y nacionales parecen no actualizarse a la misma velocidad. Solo hay que pasear por alguna de sus principales urbes, especialmente en la región subsahariana, para darse cuenta de que el fracaso urbanístico es evidente y de que el impacto medioambiental es una emergencia.

El medio ambiente urbano en África

En un intento de mapear las políticas medioambientales africanas, Garth Myers reivindica en su Urban Environments in Africa, publicado por Policy Press en 2016, la necesidad de dirigir la mirada de urbanistas y planificadores urbanos a la gran diversidad de entornos en los que crecen y se expanden las ciudades africanas contemporáneas para hallar soluciones a los principales retos medioambientales urbanos actuales. En este manual introductorio, Myers ahonda desde diferentes ópticas en los principales asuntos que, según él, deberían ser tratados a la hora de abordar el tema.

Analizando las políticas medioambientales existentes, la historia de cada espacio estudiado, las culturas urbanas y las economías de cinco ciudades: Nairobi, Lusaka, Zanzíbar, Dakar y Ciudad del Cabo; Myers repasa los principales estudios académicos existentes en la materia para desgranar las características históricas y los legados ambientales urbanos precoloniales y explica la gestión que cada colonia hizo del medioambiente en las ciudades citadas. Tal como evidencia, muchas de las políticas implementadas durante la época colonial han tenido una continuación tras las independencias. El problema, según cuenta, es que ese Dakar o esa Ciudad del Cabo de mediados del siglo XX ya no son las mismas hoy, ni en tamaño ni en forma, y por tanto, esas políticas han quedado obsoletas.

Para explicar mejor el tejido social de dichas urbes, el libro cuenta el paisaje urbano no solo como un entorno físico, sinó también como un espacio cultural concreto, en el que distintas formas de relacionarse con el entorno trazan las líneas más borrosas de los planos urbanos contemporáneos. Cineastas como Ousman Sembene, poetas como Tanure Ojaide, activistas como Ken-Saro Wiwa o Wangari Maathai y escritores como Nurudin Farah, le sirven de ejemplos a través de los cuales contar y analizar los principales problemas y retos en las ciudades africanas de hoy.

En definitiva, Myers analiza cada espacio urbano como un conjunto en el que una mirada multidisciplinar es necesaria, y reconoce un choque real entre la mentalidad occidental de planificación que se centra en el desarrollo sostenible y las realidades vividas de los residentes en los asentamientos informales a menudo pobres. Con este libro, se inicia una necesaria vía de análisis medioambiental específicamente dedicado a las ciudades africanas que invita a diferentes disciplinas académicas a trabajar de forma conjunta para diseñar ciudades más sostenibles a nivel medioambiental.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/02/16/seres_urbanos/1487265068_494964.html

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