Tesis sobre el relato: uno de educación

Por: Darío Balvidares*

El escritor, crítico y ensayista, Ricardo Piglia, nos ha dejado tantísimas ideas para pensar la literatura, pero una de esas ideas brillantes es su tesis sobre el cuento[1]  en la que desarrolla el desplazamiento  en la estructura del cuento en dos historias, la historia 1 o historia en primer plano y la historia 2 como la historia oculta que se cifra en la historia 1. Es decir, que no sólo se trata de qué se cuenta, sino de cómo se cuenta, lo que haya que contar.

Quien esté leyendo este breve artículo, en este momento, estará esperando la explicación sobre los renglones que acaba de leer, incluso más, el porqué del título.

Ahora bien, generar el suspenso es otra de las atribuciones de las que se precia un buen cuento; cita Piglia una de las notas que el célebre Antón Chéjov había dejado: “Un hombre en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a su casa, se suicida”, he ahí una historia para contar, pues – dice Piglia – va contra lo convencional (jugar-perder-suicidarse).

La historia 1, podría ser la del juego que enmascara la historia 2, la del suicidio que se devela al final, eso sucedería en el cuento clásico con final sorpresivo; pero en el cuento moderno, las dos historias se cuentan al mismo tiempo y se abandona el final sorpresivo, las dos historias entran en tensión pero no se resuelven nunca.

A esta altura, lectxr, estamos a punto de entrar en el relato de la presencialidad en la educación, aunque la “presencialidad”, casi se haya convertido en una cuestión autónoma, escindida de la educación. Un debate que parece no tener fin en un contexto que además de penoso, no tiene nada de ficción, la pandemia que produjo el covid-19 y sus consecuencias, no son parte de la imaginación literaria.

Sin embargo, alrededor del concepto de “presencialidad” se construye una verdadera narración polifónica, múltiples voces narradoras que producen sentido en el entrecruzamiento de dos sistemas, el lingüístico y el ideológico, lo que podríamos llamar, haciendo la analogía con lo propuesto por Ricardo Piglia, la historia 1.

En una breve síntesis, se produce la narrativa polifónica desde un decreto del ejecutivo nacional que suspende la presencialidad por 15 días en las escuelas en el área metropolitana (conurbano de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma); el ejecutivo de la Ciudad denuncia la inconstitucionalidad del decreto por “vulnerar la autonomía”; la Cámara de Apelaciones de la Ciudad falla a favor del ejecutivo de la Ciudad; un juez Federal, falla decidiendo la nulidad del fallo anterior y por lo tanto le da la razón al ejecutivo nacional, en el medio una jueza rechaza el amparo pedido por una supuesta organización de padres y se declara incompetente.

Finalizados los plazos de suspensión de presencialidad del decreto del ejecutivo nacional, es decir, con posterioridad a la fecha de caducidad, en un fallo extemporáneo de toda temporalidad, la Corte Suprema, de manera no presencial y a distancia para evitar posibles contagios del covid en sus cortesanas humanidades, resuelve sin argumentos “saludables”, a juzgar, incluso, por su propia conducta distante, darle la razón al ejecutivo de la Ciudad.

Hasta ahí, se narra la trama de la presencialidad jurídica, los poderes ejecutivos y judiciales generando discursos sobre un sustantivo abstracto, presencialidad.

La narración polifónica se va completando con las opiniones que va tejiendo el periodismo, que busca la foto “política” que muestre a la dirigencia capitalista unida contra el covid.

Todas esas voces gritan que la presencialidad es “indiscutible”, pero algunas acuerdan con un lado de la “supuesta” grieta y otras del otro.

Mientras tanto en el afuera de Macondo, – me permito usar ese punto geográfico inexistente del genial García Márquez para ilustrar el espacio narrativo del poder –  la realidad, que no es mágica, sigue su curso de contagios.

La presencialidad, la modalidad híbrida, las burbujas aúlicas, los protocolos (disparatados), son sólo descripciones ornamentales, estrategias sólo discursivas pero pobres como dispositivos reales porque el virus es sordo y ciego.

¿Por qué se abandonó el relato de la cuarentena estricta, fase 1, frente a la segunda ola?

Las nuevas cepas no saben de economía, como no lo sabe la cepa original.

¿Qué pasó con el “Quedate en casa”?

Con las contradicciones de uno de los personajes de este relato, el ministro Nicolás Trotta: “No van a volver a las clases con normalidad hasta que haya una vacuna contra el coronavirus[2]; unos meses después, el ministro asume el relato mundializado por la UNESCO y dice: “La vacuna no es condición indispensable para la presencialidad[3]

Ahora hay vacunas, pero no las suficientes y además, les docentes no están vacunados en su totalidad y mucho menos les estudiantes, también imprescindible vacunarlos, puesto que las cepas mutadas complican la salud de les jóvenes.

El otro personaje engrietado es la ministra de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, que tuvo y tiene momentos “brillantes” en cuanto al papel de odiadora serial de les docentes, la educación pública y los buenos presupuestos de educación. Pero una de sus mejores y desopilantes intervenciones fue cuando dijo: “Tenemos millones de papers científicos que confirman que los chicos no son un factor de transmisión masivo, que las escuelas abiertas, al revés de lo que se pensaba antes, son un espacio con protocolos, no solo necesarios, sino posibles”.[4]

Ni la mejor obra de teatro del absurdo, jamás escrita, podría llegar a imaginar tales ensayos de la idiotez frente al acecho permanente de la muerte anunciada.

El gremio docente levanta la palabra, son otra voz en el escenario polifónico, un corifeo que anuncia lo que no se debe: sostener la presencialidad en picos de pandemia. Son los que ponen el cuerpo por el designio de funcionarios, que se consideran dioses olímpicos, gobernando nuestros destinos, minorías que traman el destino de las mayorías.

No sólo no son escuchados, sino castigados por su lucha por la vida con descuentos irracionales o con el contagio viral o con la muerte anunciada.

Argentina supera los 70000 muertos y el funcionariato vernáculo debate la presencialidad escolar, judicializa sus propias miserabilidades y “escribe”, al mismo tiempo, la historia 2 de este relato, la historia oculta, la que nuestra que la única presencialidad administrada es la del covid 19.

Como en la tesis sobre el cuento, en las dos historias hay dos sistemas distintos de causalidad, “los mismos acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas”, dice Piglia.

Para lo que nos ocupa, la historia 1 de la narración polifónica sobre la presencialidad escolar, es el relato del juego en la nota de Chéjov; en tanto que la historia 2, la muerte anunciada (por el covid), la que corresponde al suicidio.

Es hora de que haya una pausa en la narrativa delirante sobre la presencialidad o seguirán conspirando contra la vida e induciendo al suicidio desde la impunidad de sus cargos.

* Profesor y Licenciado en Letras (FFyL-UBA). Fue docente durante 30 años y Rector de la Escuela de Comercio 3, Hipólito Vieytes (CABA). Como investigador es autor de “La educación en la era corporativa, la trama de la desposesión”. Herramienta Ediciones y Contrahegeminía Web (2019) CABA.  Y del ensayo “La novela educativa o el relato de la alienación”  Redes Cultura (2005) CABA, con prólogo de Osvaldo Bayer. Además de decenas de trabajos y artículos publicados en Contrahegemonía Web; Rebelion.org  y Otras Voces en Educación. Durante 15 años fue productor periodístico y columnista del programa radial La Deuda Eterna.

[1] Ricardo Piglia. Crítica y Ficción. Ediciones Siglo Veinte. Buenos Aires. 1990

[2][2] https://www.treslineas.com.ar/trotta-volver-clases-normalidad-hasta-haya-vacuna-contra-coronavirus-n-1602170.html

[3] http://seguinforma.com.ar/trotta-la-vacuna-no-es-condicion-indispensable-para-la-presencialidad/

[4] https://www.treslineas.com.ar/medicos-refutan-soledad-acuna-solo-contagiamos-tambien-morimos-n-1633561.html

Fuente: El Autor escribe para OVE

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Paraguay: Educación,Hay mucho por hacer.

América del Sur/Paraguay/14.11.2017/Autor y Fuente: http://www.lanacion.com.py

Chen Miller era profesora en una escuela de Israel cuando se encontró con un alumno de segundo grado, un niño de grandes ojos y profundos, que maldecía, escupía y gritaba. En su primera interacción, se le acercó y le susurró al oído: «Sé que tienes un gran corazón, sé que eres inteligente y que eres un buen chico». Él reaccionó a su comentario gritando frente a toda la clase: «Maestra estúpida, no sabes nada, soy un chico trastornado y todo el mundo lo sabe. Los maestros lo dicen, también el director, incluso mis propios padres». La maestra le respondió: «Tienes un gran corazón, eres inteligente y un buen chico».

La segunda semana ocurrió lo mismo. El niño maldecía, escupía y gritaba. La maestra nuevamente se le acercó y le volvió a susurrar lo bueno que era. La tercera semana, para sorpresa de todos, el niño se sentó junto a la maestra. Ese día –cuenta Miller– él la eligió como su maestra.

Casi al finalizar el año, el niño le preguntó cómo había llegado a la conclusión de que él era un niño bueno y ella le contó su historia. Le dijo que no supo leer ni escribir hasta el quinto grado, no podía conectar los números, pensaba que era mala y que su cerebro no funcionaba bien. Y cuando logró salir adelante se convirtió en maestra porque sintió la necesidad de hacer algo para cambiar el sistema, ese sistema que estuvo a punto de abandonarla en más de una ocasión. Cambiar el sistema y demostrar que las cosas se pueden hacer de manera diferente. Ella comparte un mensaje maravilloso que todos debemos de tener en cuenta, pero especialmente los maestros, directores y educadores: las palabras que dicen a un niño se volverán, en algún momento, en el pensamiento que el niño tenga sobre sí mismo. Porque la educación es la formación de huellas en el alma.

Desde hace más de siete años venimos invirtiendo en formación en Paraguay. Lo hacemos porque creemos que la educación es responsabilidad de todos, no solo del Estado y de las instituciones educativas.
Un informe reciente del Foro Económico Mundial muestra que las principales barreras para el crecimiento de las empresas en Paraguay son la corrupción, la formación inadecuada del talento humano y la ausencia de infraestructura e inestabilidad en las instituciones. En términos de calidad educativa, Paraguay ocupó uno de los últimos lugares en el año 2016.
Las organizaciones externas que trabajan en Paraguay coinciden en la dificultad de contar con talento humano capacitado.
Los paraguayos tenemos talento, de eso no me caben dudas, pero lamentablemente nuestro sistema educativo no está preparado para desarrollar estos talentos a un nivel competitivo. Si nuestro país ocupa los últimos puestos en el informe del WEF es porque las personas que salen de nuestro sistema educativo no están lo suficientemente preparadas para generar cambios, para liderar empresas y para construir un país ejemplar. No podemos seguir aceptando la mediocridad, no podemos conformarnos con lo que tenemos. Entonces, más que criticar deberíamos hacer algo al respecto.
La corrupción es un gran problema a nivel país y esa corrupción repercute fuertemente en la educación. Algunos empresarios salen a buscar presidentes y gerentes porque a nivel local cuesta encontrar personas bien capacitadas. Esta es una realidad que duele, pero que tenemos que cambiar cueste lo que cueste. Desde el lugar que ocupo como educadora invito a los empresarios a fortalecer los valores de la responsabilidad y el compromiso, y sobre todo a hacer lo que hacen los líderes: identificar la necesidad y poner a la gente primero, reconociendo la situación en la que nos encontramos y siendo partícipes del cambio. Desde nuestras empresas no solo podemos invertir en la constante formación de nuestros empleados, sino también, junto con ellos, colaborar con la comunidad, con las escuelas de las zonas en donde nos encontramos sirviendo, inspirando con experiencias y buenos ejemplos a nuestros niños y jóvenes, de la misma manera que Chen Miller en Israel.
Dejemos a un lado los dedos acusadores, las quejas y la indiferencia y seamos todos juntos constructores de la sociedad que queremos. Como dijo Gandhi, seamos el cambio que queremos ver en nuestro país y en el mundo.
Fuente: http://www.lanacion.com.py/columnistas/2017/11/11/educacion-hay-mucho-por-hacer/
Imagen: https://s3-sa-east-1.amazonaws.com/assets.abc.com.py/2016/05/05/estudiantes-celebran-la-renuncia-de-ministra-marta-lafuente-_860_573_1360033.JPG
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