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Canadá: Crianza transgénero: la historia del padre trans que amamanta a sus bebés

América del norte / Canadá / 26 de junio de 2016 / Por: Infoabe.com

El vínculo que se genera durante el amamantamiento es crucial para el desarrollo futuro del niño (Shuttersotck)

 

Una mujer canadiense de 31 años que decidió convertirse en hombre a través de un tratamiento hormonal, tuvo dos hijos por parto natural y decidió alimentarlos con su propia leche ya siendo Trévor. Cómo lo logró

Mucho se ha escrito y dicho sobre la importancia de la lactancia materna en la crianza de los niños y de lo irremplazable que resultan tanto la leche humana, como el vínculo que se genera en el momento en que un bebé se alimenta.

Ahora, ¿qué pasa si quien amamanta al pequeño es el padre en lugar de la madre? ¿Por qué una pareja trans debería renunciar a esa unión con sus hijos? ¿Un hijo de padres transgénero tiene menos derecho a recibir alimentación de la mejor calidad durante sus primeros meses de vida?

Preguntas todas propias de los tiempos que corren, surgidas de los «nuevos tipos» de parentalidad.

El joven trans amamanta a sus hijos con su propia leche (Facebook – Trevor MacDonald)

“Me sentí presionado a ocultarme en los baños debido a la supuesta ‘mala educación’ de alimentar a un bebé con mi cuerpo”

Frente a todos esos interrogantes, Trevor MacDonald no tuvo dudas. Si bien él nació mujer pero al sentirse hombre decidió cambiarse de nombre de forma legal y tomar hormonas para tener apariencia masculina, este canadiense de 31 años nunca sintió la necesidad de someterse a la extirpación de su útero y fue debido a eso que pudo tener dos hijos de forma natural con su pareja Ian.

Así es que luego de dar a luz a los pequeños, el joven quiso ir más allá, y se propuso no renunciar a la unión con sus pequeños que implica la lactancia.

Ocurrió que si bien para él era algo rutinario darle el pecho a su bebé, las miradas y «condenas» sociales, que muchas veces lo llevaron a ocultarse para satisfacer la demanda de sus hijos, lo impulsaron a hacer algo para ayudar a la comunidad transgénero.

Según contó MacDonald en una entrevista con The Guardian, durante una cena con su pareja en un restaurante, uno de sus bebés empezó a llorar reclamando alimento. Acostumbrado a las miradas de desaprobación cuando amamantaba a sus hijos en público, decidió «resguardarse» en el baño de hombres para dar de mamar al niño. Así y todo, escondido, sintió la extrañeza y desapruebo de clientes y camareros.

«Me sentí presionado a ocultarme en los baños debido a la supuesta ‘mala educación’ de alimentar a un bebé con mi cuerpo. También me han dicho que mi cuerpo y el género no se ajustaban a utilizar los baños como el resto de hombres», relató.

MacDonald comenzó con un blog y escribió un libro para aportar su granito de arena a un debate más inclusivo (Facebook – Trevor MacDonald)

Fue esa situación la que lo llevó a alzar la voz y hacer algo por todos los que, como él, sufren a diario con situaciones tan cotidianas como esa. Y comenzó a volcar sus vivencias en un blog,Milk Junkies (adictos a la leche), donde cuenta sus vivencias de padre transgénero.

El hecho de que amamantara a sus hijos fue lo que, desde el primer momento, más llamó la atención de sus lectores. Es que pese a haberse sometido años atrás a la cirugía de tórax, el joven se las ingenia utilizando una combinación de su propia leche con otra donada, que coloca en una mamadera y da a los pequeños a través de una sonda, tal como se alimenta a los bebés prematuros o los hijos cuyas mamás no producen la leche suficiente. De ese modo se puede colocar al niño en una posición natural en la que succiona del pezón y de la sonda.

El blog comenzó a crecer en la comunidad transgénero y recibir cada día más consultas de lectores que querían saber más sobre la experiencia y cómo hacer frente a las críticas de la sociedad.

El joven utiliza para alimentar a los pequeños su propia leche y otra donada, que coloca en una mamadera y les da a través de una sonda

Así, MacDonald se atrevió a dar un paso más allá y empezó a trabajar con un equipo de investigación del Instituto Canadiense de Investigación en Salud para diseñar y producir una serie de trabajos, que resultaron en lo que fuera su primer libro, ¿Dónde está la madre? Historias del papá transgénero.

Con la publicación, el joven quiere aportar su granito de arena en defensa de los derechos de los transexuales y transgéneros y trata de animar a todos aquellos en su misma situación a que no tengan reparos en expresarse en libertad.

«Yo sólo quería ser una buena persona trans normal y aceptable», aseguró en la entrevista el joven que, sin querer queriendo, revolucionó el debate cada día más presente en los Estados Unidos con las recientes polémicas de las leyes de los baños.

Fuente de la Noticia: http://www.infobae.com/tendencias/2016/06/25/crianza-transgenero-la-historia-del-padre-trans-que-amamanta-a-sus-bebes/

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Una educación para la paz

Por: Teresa Ortuño

Esta semana, el Presidente Peña envió una iniciativa para lo que se ha dado a conocer como “matrimonio igualitario” y las redes sociales se desataron. No siempre con tolerancia. No todos con educación. Temas polémicos deben tratarse con respeto y sin descalificaciones para quienes pueden y quieren diferir y debatir. He visto lamentables excesos en ambas posiciones. ¡¡Cómo nos hace falta una EDUCACIÓN PARA LA PAZ!!

Comienzo por adelantar que no estoy de acuerdo con la iniciativa presidencial, aunque entiendo que surge de una instrucción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y como tal debe ser acatada, pero no me puedo sumar a algunos posicionamientos que solicitan el rechazo a la iniciativa, en defensa de la familia, que usan un lenguaje muy intolerante, que no expresa ni remotamente aceptación a lo diferente, tolerancia, respeto y amor a los demás. Tan importante lo que se dice como la forma en que se dice.

Hace poco leía una encuesta acerca de la discriminación. En México no reconocemos que somos un país altamente discriminador. A muchos les molesta la apariencia de alguien, su forma de vestir, quizá el uso de tatuajes, su color, tamaño, obesidad, discapacidad, piercings, etc. En una palabra, molesta lo diferente. Eso está muy mal. Debemos trabajar en el cambio de mentalidad, de la cultura discriminatoria. El amor a todos debe ser la regla. La apertura a lo diferente.

Desde que se aprobó esta figura jurídica en la Ciudad de México, se han mantenido los mismos porcentajes: el 99.98 por ciento de las bodas civiles, son entre varón y mujer. Solo el 0.02 por ciento entre personas del mismo sexo. Sé perfecto que los derechos no son cuantitativos. Lo menciono para ubicar el porcentaje de personas que ejercen este llamado “derecho al matrimonio”. Eso sí, personas que viven juntas sin estar casadas hay muchísimas más. No sólo homosexuales. Para ellos debe ajustarse el marco legal para que puedan alquilar o comprar vivienda, ser deudores solidarios, la derechohabiencia de la seguridad social, etc. Todos somos libres de vivir con quien queramos y tenemos el derecho a no ser molestados por ello, con el único requisito de que sea decisión libre por ambas partes.

La Constitución es clara. Todos los derechos son para todos, pero esto aún no se cumple. Aunque está plasmado nuestro derecho a la vida, salud, educación, vivienda, trabajo, medio ambiente limpio, etc., es un hecho que no es una realidad. Y no es necesario precisar que este o aquel derecho son para ricos y pobres, hombres y mujeres, feos y guapos, sanos y enfermos, tontos y listos, flacos y gordos, homosexuales y heterosexuales. Dice: toda persona. Nadie debe ser discriminado por irle a un equipo de futbol, tener cierto color de piel, profesar alguna religión o por su preferencia sexual. Nadie.

matrimonio-homosexualA las personas homosexuales les hace mucha falta que cambiemos de mentalidad. Que todos puedan aceptarlos con naturalidad. No ser discriminados en el trabajo, en el acceso a algún lugar, etc. Urge trabajar en la tarea del amor y la aceptación para todos. La regla debe ser el amor. El respeto al otro, a la decisión que tome. En esto hay mucho por recorrer. Eso sí que es importante y si afecta la vida diaria.

Pero equiparar la unión entre dos personas del mismo sexo al matrimonio, tiene consecuencias no valoradas ni medidas. Es verdad que ya tenemos muchos tipos de familias, y las autoridades deben tener políticas públicas para todos. Sí, claro, apoyar, más no promover. Los embarazos adolescentes, por ejemplo, son una realidad. Debe atenderse. Pero no promoverse. Ha de educarse en la autoestima, en tomar decisiones bien informadas, etc.

Oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo no es homofobia. Aunque concedo que sí lo parece la forma como algunas organizaciones plantean su desacuerdo con la propuesta presidencial. Ser de la comunidad de la diversidad sexual o ser diferente, no debe ser mal visto, y algunos lo equiparan hasta con delincuencia. Eso es intolerancia, es intolerable.

Pero también es intolerancia ofender y llamar homofóbicos a quienes con respeto expresamos nuestro desacuerdo con esa figura jurídica. El matrimonio entre hombre y mujer es anterior a cualquier religión o creencia. Existe en todas las culturas, y en todas se le protege por el bien social que representa esa sociedad conyugal.

Difiramos o coincidamos sin ofender ni ser ofendidos. TOLERANCIA Y RESPETO son el nombre de la PAZ.

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