El resentimiento como generador de violencia
José Gregorio Vielma Mora[1]
Resumen
La evolución del resentimiento social en Venezuela como germen de la violencia es un resultado histórico de insatisfacciones sociales. Este trabajo realiza una síntesis histórica que lo explica y se proyecta al estado actual de los posibles escenarios de conflictividad social planteados por la actual crisis económica que vive Venezuela.
Palabras claves:
Resentimiento social, aspiraciones sociales, violencia, guerra de independencia, guerra federal, democracia liberal, revolución bolivariana.
Abstract:Theevolution of social resentment in Venezuela as a germ of violenceis a historicalresult of social dissatisfaction. Thisworkmakes a historicalsynthesisthatexplains and projectsthecurrentstate of possiblescenarios of social conflictraisedbythecurrenteconomic crisis that Venezuela isexperiencing
Key Word:
Social resentment, social aspirations, violence, war of independence, federal war, liberal democracy, BolivarianRevolution.
Introducción
En el presente análisis trataremos de revisar algunas ideas, con raigambre histórica, centrado en un elemento aparentemente subjetivo, en un sentimiento[2] que es capaz de actuar sobre las conductas generando acciones negativas desde el punto de vista social. El resentimiento puede tener una alta sinonimia: se asocia a la envidia, al rencor y puede desembocar en la hostilidad, alevosía. Enfocado como problema social, propiamente dicho, el término resentimiento es un recurso semántico, muy utilizado en Venezuela por las clases medias y altas, para referirse a las resistencias manifestadas por algún trabajador o trabajadora humilde que reaccionan en defensa de sus derechos y su dignidad. Al pueblo chavista, en su gran mayoría de bajos recursos, se le considera “resentido” porque apoya las políticas de un gobierno que busca mejorar su condición social y aspirar, con justicia, buena parte de las seguridades y comodidades que disfrutan las clases que están por encima de ellas.Si a este sentimiento se le añade la impotencia o frustración, por no poder satisfacer esos sentimientos justos, el resentimiento aumenta hasta desbordarse en violencia.
Ahora bien, visto como un problema general de la sociedad y su nivel de justicia social, el resentimiento que, en un primer momento puede ser individual, dependiendo del nivel de exclusión que presente esa sociedad, puede ser considerado como RESENTIMIENTO SOCIAL. No estamos hablando de un problema individual, como el que puede sentir el miembro de una familia que es considerado la “oveja negra” sino que nos referimos a un esquema mental que se va haciendo cada vez más general, en la medida que aumentan las injusticias sociales y que, exacerbado por ellas, pueden conducir a la violencia.
Visto desde la óptica de los no excluidos, es decir de los que mantienen un nivel de vida aceptable y tienen privilegios que no tienen la mayoría, el resentimiento social abarca e involucra …”cualquier idea, cualquier intento, cualquier iniciativa que intente superar la pobreza en sus raíces estructurales, culturales e históricas ya que es percibida como comunismo, castrochavismo, y, además, resentimiento social que pretende acabar con la propiedad privada, con la libre empresa, con la riqueza y con el bienestar de toda la sociedad, porque ellos, y nadie más,representan a la sociedad. Los demás sobran. Y entonces buscan elegir a alguien que haga más fuerte su burbuja, que mantenga más alejados a los pobres de sus círculos de privilegios, que garantice su posición y que les dé más prebendas para proteger lo que han heredado, lo que han obtenido desde el pedestal de su posición y lo que han usurpado.”[3]
Veamos que nos dice esta periodista chilena, Eda Cleary, sobre el esto: “El resentimiento es una emoción reactiva frente al agravio voluntario de un tercero (Strawson) y solo puede ser producto de la acción humana, ya que, por ejemplo, nadie desarrolla resentimiento frente a catástrofes naturales. La explosión del resentimiento como fenómeno social en democracia suele responder al ejercicio arbitrario del poder y al no cumplimiento de la promesa meritocrática con que las élites de turno seducen a sus votantes (Moscoso) La desigual repartición de los daños derivados de las crisis económicas, o la existencia simultánea de una mera igualdad formal con fuertes diferencias sociales fácticas, son terrenos fértiles para que la población se sienta estafada y engañada”[4]
Ahora bien, delimitado el problema objeto de este ensayo, centrado en el resentimiento como un fenómeno social, creemos de utilidad aterrizarlo en la realidad histórica venezolana. Una primera idea, tratara de tocar algunas consideraciones históricas donde el resentimiento social en Venezuela se manifestó con violencia y, cerraremos este trabajo con otra que analiza el posible nivel de resentimiento social actual frente a la profunda crisis económica que vive el país en la actualidad.
El resentimiento social en la historia de Venezuela
Venezuela como una sociedad colonial transplantada fue germen de profundos resentimientos sociales. No solamente fue la esclavitud de los negros traídos del África sino de la propia población aborigen que, desde el principio del proceso colonizador, fue llevada a la servidumbre y coartada de sus privilegios originarios. En Venezuela se mantuvo durante 300 años un régimen social absolutamente desigual, en una provincia española que, a pesar de su pequeño tamaño, llego a ser una de las regiones más ricas del imperio ultramarino español.
La guerra de independencia, a principios del siglo XIX, mostró mucho del resentimiento social acumulado por siglos. Por ejemplo, una de las causas que llevaron a la Capitulación de Miranda[5], además de la falta de cohesión de las filas patriotas, fue el alzamiento de los esclavos en Barlovento, el 24 de junio de 1812, a favor del Rey y en contra de la independencia. Este hecho nos sirve para tener una fotografía del resentimiento social con perspectiva histórica. La lógica común nos pudiera mostrar una contradicción en el apoyo de un numeroso grupo de esclavos a favor del orden colonial, que precisamente los tenía en ese nivel de degradación social, pero la realidad inmediata, el día a día, de esos esclavos les mostraba que sus opresores eran precisamente aquellos que habían declarado la independencia, sus propietarios esclavistas quienes los explotaban. El resentimiento social no podía dirigirse al Rey de España sino a los que durante siglo se habían beneficiado con su arduo trabajo y de su miserable condición de vida.
Otro momento de esa fase histórica en el cual se revela resentimiento social, es el fenómeno de liderazgo que significó la figura de José Tomás Boves[6] y su numeroso ejército compuestos fundamentalmente por negros, indios y mulatos a favor de la causa del Rey y en contra de los patriotas, quienes ya les hablaban de igualdad y libertad de forma inútil. No hay duda que la fiereza del ejército de Boves acabó en 1814, con el segundo intento republicano. La violencia y el terror aplicado por su ejército fueron, tal vez, de los episodios más despiadados y cruentos de esa etapa de trágica y gloriosa etapa de nuestra historia.[7]La motivación de este ejército era precisamente el resentimiento social de las castas más desfavorecidas y excluidas durante el período colonial expresado en contra de las élites criollas provinciales.
De allí que Simón Bolívar, en la Carta de Jamaica[8], hace esfuerzos por expresar y explicar el sentido de libertad e igualdad que aspiraban los republicanos y es por eso que, en la Constitución de Angostura, decreta la abolición de la esclavitud, como un intento de atraer a las filas patriotas a las castas negras esclavizadas. Aún así, las profundas contradicciones de la propia élite independentista por no perder un “activo” de gran valía como los esclavos, logra revertir este logro social en la Constitución Gran Colombiana de 1821, con la cual restituye la esclavitud, maquillándola de a través de las leyes de manumisión[9]
La independencia como proceso de liberación no satisfizo las aspiraciones sociales de las grandes masas desposeídas. Estímulos como la Ley de Repartos de Tierras de 1817, decretada por Bolívar, la cual contemplaba que … “el primer deber del gobierno es recompensar los servicios de los defensores de la República, que sacrificando generosamente sus vidas y propiedades por la libertad y felicidad de la Patria, han sostenido la desastrosa guerra de Independencia, sin que ni ellos ni sus familiares tengan medios de subsistencia y considerando que existe en el territorio (…) multitud de propiedades de españoles y americanos realistas que conforme al decreto…publicado en 3 de septiembre (…) deben confiscarse (…) Todos los bienes raíces e inmuebles que se han secuestrado y confiscado serán repartidos y adjudicados a los generales, oficiales y soldados de la República”[10] Esta ley se confirmó con otro decreto del Libertador que llamó Ley sobre confirmación de Haberes Militares de 1821.[11]
Los historiadores afirman que pocos efectos sociales positivos tuvieron estas iniciativas de saldar las aspiraciones populares. Por el contrario sirvió de puente a una mayor concentración de la propiedad de la tierra en la medida que los beneficiarios, ante la posibilidad de invertir, vendían sus derechos a los grandes propietarios de tierras.
Así que, la guerra de independencia no llenó las expectativas ni las aspiraciones de las masas populares que engrosaron las filas de los patriotas. La esclavitud se mantuvo hasta más allá de la mitad del siglo XIX (1854) y su abolición respondió más a la conveniencia económica de los propietarios de esclavos que, ante la improductividad y caída del comercio externo, aliviaban sus costos con la libertad de sus antiguos negros.
El resentimiento social explica entonces la llamada Guerra Larga o Guerra Federal (1859-1864)La causa principal de esta guerra son las aspiraciones sociales insatisfechas. Ello explicaría también la presencia y el liderazgo de Ezequiel Zamoracomo expresión social. Las consignas zamoristas y federalistas iban desde “muerte a la oligarquía” hasta el saqueo de sus bienes. Fue una guerra eminentemente social donde el resentimiento social se expresó en forma descarnada.
Ese fue el clima de todo el siglo XIX venezolano que, entre inestabilidad política y guerras intestinas transcurrió dejando detrás pobreza, exclusión y ruina económica. Por ello, la “paz del terror” sembrada por Gómez[12] y, a partir de él, comienza un proceso de modernización económica e institucional que los historiadores la consideran como la entrada de Venezuela al siglo XX.
La modernización política iniciada a partir de la muerte de Gómez -17 de diciembre de 1935- fue también la apertura para las luchas sociales. La violencia desatada el 14 de febrero de 1936 puede explicarse con esta cita: “A la muerte de Juan Vicente Gómez, en diciembre de 1935, las fuerzas vivas de Venezuela se movilizan para evitar el continuismo. Las medidas con que López Contreras inauguró su mandato se quedaron cortas ante el reclamo popular: no logró apaciguarlo el aumento del salario mínimo, de tres a cinco bolívares diarios (…)Movida también por otras organizaciones, gremios y partidos políticos, la multitud permanecía el día 14 concentrada pacíficamente en la plaza Bolívar, frente a la gobernación, cuando una descarga desde el palacio provocó el caos general y seis muertos.”[13]
Desde allí se abre un proceso de graduales y lentas conquistas sociales. Medina Angarita crea el Seguro Social en 1944, los gobiernos dictatoriales posteriores se dan a la tarea de modernizar la infraestructura vial, hospitalaria y escolar, es decir, se retrocede políticamente pero se avanza socialmente.
Llegada la década de 1960, con la instauración del llamado periodo democrático liberal, esas conquistas sociales avanzaron muy poco en contraste con el mejoramiento sostenido de los ingresos públicos durante la mayoría de esos períodos de gobierno. La dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) dejó logros que le permitió a la democracia liberal subsistir los primeros años sin mayor conflictividad social. Se había conquistado la democracia, pero ese sistema político no terminaba de solucionar la pobreza y la tendencia migratoria interna de abandono del campo y traslado a las ciudades. Se fueron formando los primeros cinturones de miseria alrededor de esas ciudades, únicas capaces de ofrecer empleo en el sector servicio.
La década de los 80s reveló los errores de un sistema que no supo aprovechar la estabilidad y alternabilidad política que, no resolvió las aspiraciones sociales del pueblo venezolano. Ciertamente hubo cierta movilidad social. No hay duda que la clase media venezolana se forjó y formó durante ese período pero las clases más desposeídas fueron creciendo sin conquistas cualitativas relevantes.Así llegamos a la época neoliberal en Venezuela. Los primeros intentos del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) de aplicar estas medidas correctivas en el ámbito económico provocó el Caracazo (27 de febrero de 1989) como un explosión social en rechazo a las medidas tomadas por el nuevo gobierno. Después de ese suceso y en concordancia con la profundización de la crisis económica provocada por la deuda externa hizo eclosionar a las fuerzas políticas fundamentales que habían sido protagonistas en todos esos años –AD y COPEI- las cuales pasaron de ser partidos que se disputaban las mayorías a organizaciones con altísimo nivel de impopularidad.
Eso explica la llegada al poder de Hugo Chávez Frías en 1998, como una consecuencia del desgaste del sistema liberal que, con un torpe manejo de la economía y un bajo nivel de reivindicaciones sociales desaparece con la promulgación de la Constitución Bolivariana de 1999.
Los peligros del resentimiento social en la actualidad
Nadie puede dudar de los esfuerzos de Hugo Chávez por atender la emergencia social dejada por la democracia liberal. Se pueden admitir errores en cuanto a la permanencia de los subsidios indirectos de la economía venezolana, a través del dólar protegido y preferencial, la política de expropiaciones sin una alternativa clara y madura de cómo manejar las tierras, las industrias y bancos pasados a manos del Estado, pero es innegable el avance social que, desde el año 2004 hasta el año 2013, se lograron con las presidencias de Chávez.
La muerte de Chávez en 2013, venía aparejada a una caída abrupta de los precios petroleros en una economía venezolana altamente subsidiada. Habíamos alcanzado un nivel de gasto social que era insostenible con los precios del petróleo en el mercado internacional. No habíamos logrado desarrollar la agricultura y la agroindustria, a pesar de los denodados esfuerzos del presidente Chávez y, mucho menos, habíamos desarrollado la industria nacional para sustituir a los ingresos petroleros como fuente única. Sin duda, el rentismo petrolero se acentuó en el camino de satisfacer las aspiraciones sociales olvidadas durante más de 500 años de exclusión.El reconocimiento de este error frente a una coyuntura más crítica como la que estamos viviendo hoy, explica la transformación de la política de subsidios indirectos –dólar protegido para importar- a subsidios directos al pueblo a través de mecanismos novedosos como el Sistema Patria[14]. En este punto, no faltarán que se considere esta estrategia como populista y clientelar pero no se puede negar que el sector empresarial venezolano –la llamada clase alta venezolana- ha sido el gran beneficiario de las políticas de subsidios del Estado tanto en el siglo pasado como durante los primeros 15 años del siglo XX.
En el siglo pasado se financió y estimuló al sector privado a través de la famosa Corporación Venezolana de Fomento (CVF) Ese financiamiento no se ha cuantificado, pero un análisis histórico de PIB venezolano y la participación por sectores[15] deja claro el traslado del ingreso público, a través de préstamos, al sector empresarial venezolano, el cual se comportó de forma anómala al fugar permanentemente los capitales que le eran dados. Pregunta obligatoria: ¿Por qué no se superó el rentismo en un sistema liberal como el instaurado en la segunda mitad del siglo XX? ¿Cuánto capital se fugó del país en los momentos previos a los controles de cambios implementados en esa época? ¿Por qué la banca privada experimento 2 quiebras simultáneas durante las década de los 90?. Son interrogantes válidas para evaluar la idoneidad y bondad del sistema liberal en Venezuela.
En la actualidad venimos tomando conciencia de la importancia de la producción interna como garantía de estabilidad política, económica y social. Más allá de los argumentos de “guerra económica” sostenidos por el gobierno de Nicolás Maduro, debemos admitir nuestra improductividad como el más grande error durante los últimos 100 años. Nos dimos cuenta ahora que dentro de nuestro país no producíamos nada. El chavismo cometió el mismo error de la época liberal 1960/1998. Por ello debemos atacar las deficiencias estructurales de nuestro país tanto en el terreno económico y en el cultural para volvernos ciudadanos y ciudadanas productivos. Ese es el más urgente y mayor esfuerzo que debemos realizar para superar los peligros devenidos del resentimiento social que nuevamente se viene acumulando.
Conclusiones
El resentimiento social como generador de violencia está, sin duda, ligado a las aspiraciones y conquistas sociales. Por eso consideramos pertinente evaluar ese fenómeno social desde el punto de vista histórico. Claro está, aún faltan estudios serios de la evolución de la estructura social venezolana que permita arrojar luces más claras alrededor del punto de la conflictividad o felicidad social. No hemos medido los grados de movilidad social en Venezuela en cada período de inflexión histórica. De allí que, su estructura social actual también es difuso y, entre la diatriba política y la polarización, no somos capaces de entender que el problema de la violencia en Venezuela tiene profundas raíces reivindicativas. No en es gratuito que es precisamente durante la década de 1980, los índices de violencia criminal se dispararon a un nivel que aún no hemos sido capaces de controlar.La violencia delictiva entonces también tiene raíces de resentimiento social, a pesar de todos los esfuerzos que, desde los distintos gobiernos en este siglo se ha hecho.
Bibliografía
BOLÍVAR, Simón,
Carta de Jamaica,
Caracas, Centro Nacional de Historia, 2014.
CABALLERO, Manuel
Gomez, el tirano liberal.
Caracas, Monte Avila Editores, 1994.
CARRERA DAMAS, Germán
Una nación llamada Venezuela
Caracas, EBUC, 1979.
______________________,
Boves: Aspectos socioeconómicos de la Guerra de Independencia.
Caracas, Monte Avila Editores, 1980.
Centro Nacional de Historia
Memorias
Caracas, CNH, 2017.
CLEARY, Eda,
La élite resentida de Chile
Chile, Blog “El Mostrador”, 2017.
GIRALDO LÓPEZ, Andrés,
El resentido social
Colombia, Revista Enfoques, 2015.
https://www.revistaenfoque.com.co/opinion/el-resentido-social.
[1]Mayor (Ej) José Gregorio Vielma Mora, Abogado, Magister en Políticas Públicas y Doctorante en Defensa y Desarrollo Integral de la Nación. Participante de la Rebelión de Hugo Chávez (1992) Constituyente 1999-2000, Superintendente Aduanero Tributario, Gobernador del Estado Táchira-Venezuela.
[2] Al usar el término “sentimiento” se traduce en un elemento de sensibilidad y motivación en conductas y valores tal y como lo contextualiza el artículo objeto de este resumen.
[3] Andrés Felipe Giraldo López, El resentido social. Revista Enfoques. https://www.revistaenfoque.com.co/opinion/el-resentido-social
[4] Eda Cleary, La élite resentida de Chile, Blog el Mostrador, https://m.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/09/28/la-elite-resentida-de-chile/
[5]Se refiere a la Capitulación de Francisco de Miranda, como Jefe de los ejércitos independentistas firmada con el realista Domingo Monteverde, Comandante de los Ejércitos de Su Majestad Católica, el 25 de julio de 1812, en la Provincia de Venezuela.
[6]Considerado el Comandante del ejército realista más sanguinario de la guerra de independencia de Venezuela, entre los años 1813 y 1814.
[7] El historiador Germán Carrera Damas, en su obra Boves: aspectos socio-económicos de la guerra de independencia describe, con vasta documentación las atrocidades cometidas por ambos ejércitos –realista y patriotas- sobre muchos pueblos, ciudades o villas tomadas y asaltadas, pero denota la violencia y crueldad con que las tropas de Boves trataron a las ciudades de Valencia o Barcelona en los años 1813 y 1814.
[8] Simón Bolívar, Carta de Jamaica, Centro Nacional de Historia, Caraca, 2015.
[9] Esta ley contemplaba la libertad de vientres esclavos, es decir los hijos de negros esclavos nacidos a partir del mismo, nacían con la condición de libres. No está claro tampoco si esta ley fue respetada y aplicada.
[10] Ley de Repartos, 10 de octubre de 1817. Decretos del Libertador, 1983, Tomo I, pág 89
[11]Idem.
[12] La última guerra civil venezolana, fue la llamada Batalla de Victoria (12 de octubre de 1902) entre los bandos de Castro-Gómez y las fuerzas lideradas y financiadas por Manuel Antonio Matos
[13] Revista Memorias No. 3 del Centro Nacional de Historia
[14]Sistema implantado por el gobierno bolivariano mediante el cual se le deposita subsidios direntas en las cuentas bancarias de los beneficiarios.
[15] Banco Central de Venezuela. Series históricas del Producto Interno Bruto (PIB) 1958-1996. www.bcv.gob.ve.
Autor: José Gregorio Vielma Mora