Estados Unidos: La ONU predica la transparencia fuera pero no la practica dentro

NACIONES UNIDAS – Las Organización de las Naciones Unidas (ONU) predica desde hace mucho tiempo la sabiduría de la transparencia y la rendición de cuentas al mundo exterior, pero no practica esos mismos principios en su propio patio interno y menos aún en el piso 39 de su sede en Nueva York, el de la oficina del secretario general.

La opacidad, irónicamente, es visible en la mayoría de los nombramientos de los cargos de alto nivel en el sistema de la ONU, dos de los cuales quedarán vacantes en breve: los de las directoras ejecutivas de ONU Mujeres y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

En el caso del sucesor o sucesora de la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, se sabe que probablemente será Estados Unidos quien imponga el nombre del sucesor o sucesora, como ha sucedido siempre. Por ello, es la sucesión en ONU Mujeres la que despierta más interés, también porque la defensa de los derechos de las mujeres está en juego.

Antonia Kirkland, lideresa mundial de los programas para la Igualdad Jurídica y el Acceso a la Justicia de la organización  Igualdad Ahora (Equality Now), dijo a IPS que “nos preocupa que el proceso de selección de la tercera directora de ONU Mujeres haya sido tan poco transparente”.

Consideró que la actual directora ejecutiva de ONU Mujeres, la sudafriana Phumzile Mlambo-Ngcuka, ha trabajado bien tanto con la sociedad civil como con los gobiernos “para hacer avanzar nuestra agenda conjunta para la igualdad de género, que culminó con más de 40 000 millones de dólares de compromisos en el Foro de Generación Igualdad”.

“Para tener éxito en lograr la igualdad de las mujeres y las niñas, ONU Mujeres debe ser dirigida por alguien que tenga credenciales impecables en el campo de los derechos de las mujeres y una experiencia significativa en la conducción de procesos intergubernamentales con excelentes habilidades para construir puentes y negociar”, argumentó Kirkland.

Pero hasta ahora, lamentó, “no hemos tenido ninguna transparencia en torno a los criterios utilizados en las entrevistas y el proceso que se utiliza para tomar la decisión, lo que ha provocado aprensión y peticiones de responsabilidad”.

Purnima Mane, ex subsecretaria general de la ONU y directora ejecutiva adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dijo a IPS que los nombramientos de altos cargos en las organizaciones de la ONU “siempre han sido un tema de interés y preocupación para la sociedad civil”.

“La sociedad civil considera que la ONU es un organismo clave que influye en los temas que le preocupan profundamente y en los que quiere tener una mayor participación. Los derechos de la mujer son uno de esos temas, por lo que el nombramiento de la directora ejecutiva de ONU Mujeres es de gran interés”, afirmó.

La antigua alta funcionaria recordó que la ONU siempre ha manejado los nombramientos de altos cargos de manera muy confidencial y como un asunto determinado en gran medida por los Estados miembros.

La mayoría de los socios de la ONU son conscientes de las negociaciones que se llevan a cabo entre bastidores entre los países en el caso de los nombramientos de alto nivel de la ONU para asegurarse de que se nombra al aspirante que prefieren.

“Pero ahora se reconoce cada vez más que la sociedad civil tiene un papel clave en la aplicación de la agenda de la ONU y en el control del cumplimiento de los compromisos asumidos por sus Estados miembros”, señaló.

Por eso, argumentó “no es de extrañar que la sociedad civil pida una mayor apertura en los nombramientos de altos cargos para garantizar que su voz sea escuchada. También quiere asegurarse de que una declaración de visión pública haga que la agenda de un posible candidato sea transparente y a la que se le pueda pedir cuentas”.

La principal intención, según Mane, es ver que se nombra al candidato con el mejor historial y las mejores capacidades y que el director ejecutivo entrante defiende un programa de acción sólido, basado en los derechos y en las pruebas, y respeta la voz de la sociedad civil.

En la primera semana de agosto, una coalición de unas 380 organizaciones de la sociedad civil y 746 reconocidas figuras públicas y feministas expresaron su “preocupación por el proceso de contratación de una nueva directora ejecutiva de ONU Mujeres”.

La carta conjunta dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres, planteó que “debido a la importancia de ONU Mujeres en nuestro trabajo por los derechos de las mujeres en todo el mundo, muchas de nosotras hemos firmado dos cartas anteriores para enfatizar la importancia de un proceso transparente informado por la sociedad civil”

“A medida que se desarrolla este proceso, no hemos visto que se respeten esos principios”, expresan en la carta.

Cuando presentó el informe del Grupo de Alto Nivel sobre Rendición de Cuentas, Transparencia e Integridad Financiera Internacional, en febrero de 2021, Guterres dijo que el grupo ofrecía una visión de un sistema mejor que funcionara para todos, así como “recomendaciones para crear sistemas más sólidos de rendición de cuentas, transparencia e integridad”.

Hablando de la corrupción como la máxima traición a la confianza pública, Guterres dijo en 2017: “Juntos, debemos crear sistemas más sólidos para la rendición de cuentas, la transparencia y la integridad sin demora”.

Pero, lamentablemente, los tres elementos están ausentes en la mayoría de los nombramientos de alto rango y de responsabilidad en la ONU.

Andreas Bummel, director ejecutivo de Democracia Sin Fronteras, dijo a IPS que la legitimidad de la próxima directora ejecutiva de ONU Mujeres depende de un proceso de selección abierto, transparente y competitivo.

Para que ello sea así, argumentó,  es necesario ver las declaraciones sobre su visión de los candidatos y que la sociedad civil participe en audiencias públicas y entrevistas a las personas postulantes.

“Esto debería ser en el mejor interés de la propia ONU, ya que influye en la futura eficacia de ONU Mujeres. A estas alturas, esto debería ser un procedimiento estándar para todos los altos cargos de la ONU”, declaró Bummel.

Mane, que también fue presidenta y directora ejecutiva de Pathfinder International, una organización que promueve mundialmente el derecho a la salud sexual y reproductiva, dijo que es probable que muchas de las demandas de la carta colectiva y organizaciones y personalidades no sean bien recibidas por los Estados miembros de la ONU.

El proceso propuesto para el nombramiento de la nueva máxima funcionaria de ONU Mujeres rompe con el habitual proceso de selección de la ONU, por lo que de aceptarse podría sentar un precedente para todos los nombramientos de alto nivel futuros.

Eso conduciría a la reticencia de incorporar nuevos actores y procedimientos en la selección de la sucesora de Mlambo-Ngcuka y de la chilena Michelle Bachelet, la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres.

“Esto es especialmente cierto en el caso de la sociedad civil, a la que algunos Estados miembros, lamentablemente, ven como su adversaria y no como su aliada”, señaló Mane.

Por otra parte, una mayor participación de la sociedad civil y una mayor transparencia en los nombramientos sería, de hecho, el paso correcto si la ONU tiene que ser respetada por todos sus socios y partes interesadas, argumentó.

También, consideró, enviaría un mensaje de que la ONU reconoce el papel clave que desempeña la sociedad civil, junto con los gobiernos nacionales, en la traducción a la realidad de la agenda del organismo mundial.

Mane consideró que la participación de las organizaciones de la sociedad civil en el panel de entrevistas es quizás la petición más radical incluida en la carta.  Es poco probable, a su juicio,  que los Estados miembros modifiquen el proceso para incluir a la sociedad civil de manera más formal en el comité de selección, tal como se solicita.

“Pero pedir lo ideal es lo correcto, aunque pueda parecer difícil.  Una asamblea (telemática)  en la que las candidatas puedan dialogar con la sociedad civil es, sin duda, factible y merece ser considerado seriamente”, consideró la antigua alta funcionaria de la ONU.

De hecho, la sociedad civil ya ha organizado en el pasado este tipo de intercambios con posibles candidatos, lo que ayuda a elegir al mejor aspirante, según la opinión de la sociedad civil, aunque no esté formalmente representada en el proceso de selección.

“La ONU debe evolucionar para adaptarse a los tiempos, y la inclusión y la transparencia son fundamentales para esta evolución”, consideró Mane.

Puede leer la versión en inglés de este artículo.

Según PassBlue, un medio conducido por mujeres que cubre en forma independiente a la ONU, se ha ampliado el plazo del 28 de junio para presentar candidaturas a dirigir ONU Mujeres, lo que sugiere que se quieren más y nuevas solicitudes.

Aunque la lista de aspirantes no es pública, hasta ahora se cree que las actuales jefas adjuntas de ONU Mujeres, la sueca Asa Regner y la india Anita Bhatia, han solicitado el puesto.

Otras candidatas que se rumorea que han presentado sus nombres, según PassBlue, son la ex secretaria general adjunta de la ONU Radhika Coomaraswamy, de Sri Lanka, Kang Kyung-wha, de Corea del Sur, y Mereseini Rakuita Vuniwaqa, de Fiyi.

Y entre los candidatos de la región árabe figuran Zineb Touimi-Benjelloun, de Marruecos, y Sima Sami Bahous, de Jordania, según PassBlue.

La ONU anima encarecidamente a los jóvenes a presentar su candidatura. Pero de la lista conocida, Vuniwaqa, de 47 años, es la única menor de 50 años. Todas las aspirantes, eso sí,  tienen una impresionante experiencia de liderazgo en la ONU, en sus gobiernos o en ambos.

Mientras tanto, en su carta, la coalición de organizaciones y figuras dedicadas a defender los derechos de las mujeres destacan entre sus planteamientos los siguientes:

  • La lista de candidatas al cargo de directora ejecutiva de ONU Mujeres debería hacerse pública. Este proceso de selección debería seguir el precedente del proceso de selección para otros puestos de liderazgo de las Naciones Unidas, como el de alto comisionado para los Derechos Humanos y el secretario general, haciendo públicos los nombres. Aunque la confidencialidad es vital en la contratación ordinaria, los nombres de los candidatos en esta y en todas las búsquedas de las personas a conducir las agencias de la ONU deberían hacerse públicos.
  • Las candidatas deben tener una motivación o declaración pública sobre su visión. Es importante que todas las candidatas proporcionen una declaración sobre su motivación o visión para que la sociedad civil pueda entender lo que esperan lograr como jefa de ONU Mujeres.
  • Debería celebrarse una asamblea virtual de candidatas para la sociedad civil. Dado que la directora ejecutiva debe ser capaz de interactuar eficazmente con la sociedad civil, todas las partes interesadas deberían tener interés en ver a las candidatas en un formato virtual en directo. Esa asamblea debería celebrarse antes del panel de entrevistas para que el evento pueda alimentar la información recopilada para el proceso de entrevistas.
  • La sociedad civil debe estar debidamente representada en el panel de entrevistadores. Lo ideal es que la mitad de los miembros del panel de selección sean representantes de organizaciones de la sociedad civil. Como mínimo, debe haber un representante del Norte Global y otro del Sur Global.

La próxima directora ejecutiva de ONU Mujeres es de vital importancia para la sociedad civil feminista y otras partes interesadas a nivel mundial. Es fundamental que sea un proceso transparente e inclusivo.

“Como organizaciones feministas de la sociedad civil que colaboran habitualmente con ONU Mujeres, esperamos que nuestras peticiones se reflejen adecuadamente en el proceso, y estamos dispuestas a trabajar directamente con el comité de búsqueda o con los representantes designados para alcanzar este objetivo”, insiste la carta.

T: MF / ED: EG

Fuente de la información e imagen: https://ipsnoticias.net

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