Hacia la normalización del autocuidado de los docentes

Los profesionales deben desarrollar estrategias de protección ante los malestares de la escuela, la universidad, los museos o cualquier otro escenario donde la educación suceda

María Acaso

Desde hace unos años, el término cuidado ha pasado de ser usado de manera excepcional a ser usado de manera repetida en muchos y muy variados contextos. Partiendo de una acepción médica y del entorno de lo corporal, lo que entendemos por “cuidados” se ha ido extendiendo a campos donde con anterioridad era poco o nada utilizado, como el arte contemporáneo, la arquitectura o la ecología. Resulta desgraciadamente ejemplificador lo que ocurre cuando tecleamos en Google cuidados + mujeres o cuidados + hombres: mientras que en el primer caso las imágenes hacen casi todas ellas referencia a procesos de crianza, en el segundo caso las imágenes hacen referencia al autocuidado corporal, en concreto al cuidado de la piel, el afeitado y consejos de belleza masculina. Es decir, cuando cuidan las mujeres, cuidan de los demás, y cuando cuidan los hombres, se cuidan a ellos mismos.

El término se amplía desde las acciones que realizamos en beneficio de nuestra salud física hasta los beneficios de nuestra salud mental y es rescatado por las teóricas feministas, quienes expanden el significado comenzando a hablar del autocuidado como una estrategia política de resistencia ante una vida en malestar. Todas las fuentes feministas insisten en la importancia de que los pensamientos entorno al autocuidado se desliguen explícitamente de la idea de que cuidarse a una misma es un ejercicio que podríamos calificar de egoísta.

En el terreno de la educación, los cuidados ya se entienden como un proceso necesario, especialmente hacia los estudiantes, como se refiere el colectivo Zemos 98 en su texto Pedagogía de los cuidados, pero lo que todavía no encontramos normalizada es la idea del autocuidado docente.

Cuando hablamos de autocuidados docentes, podemos hablar de cuando las profesionales de la educación nos cuidamos a nosotras mismas tanto a nivel físico como a nivel mental y desarrollamos estrategias de protección ante los malestares de la escuela, la universidad, los museos o cualquier otro escenario donde la educación suceda.

Estrategias que pueden ser infinitas como ser capaces de decir no ante la sobrecarga laboral, destinar parte del tiempo escolar a actividades aparentemente improductivas y alejadas del currículum (como compartir con los estudiantes el proceso de transformar y hacer más agradable el espacio de aprendizaje), o aprender a realizar actividades más allá del ámbito de la educación, disfrutando experiencias que repercutan en nuestro bienestar personal, como no hacer nada, ir a un concierto, leer una novela o hacer una cena lenta.

En un escenario vital donde los quehaceres de profesoras han quedado profundamente alterados por las consecuencias de la covid-19, quizá sea el mejor momento para demandar la necesidad de potenciar y normalizar los autocuidados docentes, tanto a las administraciones educativas, como a la comunidad escolar como a nosotras mismas.

En los próximos meses, entender estos autocuidados como acciones tan necesarias como el aumento de los salarios o la formación continua va a ser importante porque si no nos autocuidamos los y las profesionales que llevamos a cabo las acciones sobre las que se sostiene la vida, esa vida quedará destruida y no será posible ni siquiera cuidar a los otros.

María Acaso es investigadora en arte y educación

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-08-05/hacia-la-normalizacion-del-autocuidado-de-los-docentes.html

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España: Casi el 60% de los docentes se sintieron superados durante la pandemia

El 70% de los docentes asegura haber tenido dificultades para dormir y a un 25% le costó separar la jornada laboral de su vida personal, teniendo la sensación de estar conectado todo el día. Estos son algunos datos extraídos de una encuesta sobre la situación emocional de profesorado en España durante el confinamiento.

Cerca de un 60% del profesorado en España afirma haberse sentido “superado” con el teletrabajo durante la pandemia de la Covid-19, y un 70% asegura haber tenido dificultades para dormir. Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden del estudio online sobre los síntomas de afectación emocional de docentes dirigido por el pedagogo y orientador Jesús Jarque.

En el estudio participaron 255 profesores:, un 45% de Educación Primaria, un 22% de Infantil, un 11% de Secundaria y el resto de otras etapas.

Sobrecarga de trabajo

Entre los síntomas de afectación emocional más señalados por los encuestados se encuentra la respuesta “me siento superado”, que alcanza cerca de un 60%. Además, un 70% afirmaba haber tenido dificultades para dormir. Por otro lado, cerca de un 50% ha sufrido dolores de cabeza y cambios en el estado de humor.

En cuanto a la labor docente, se han visto afectados diferentes aspectos por el confinamiento y el teletrabajo. Según los datos ofrecidos, el más importante ha sido el hecho de estar todo el día conectado. Así, al 25% de los profesores les ha costado distinguir entre el horario laboral y el personal por la sobrecarga de mensajes enviados y recibidos con el centro, los estudiantes y los padres, y por el tiempo que empleaban para la búsqueda de material o la preparación de las clases.

El trabajo escolar se ha centrado en tres aspectos principales: atender a los alumnos y a sus familias, buscar y elaborar material y corregir las actividades realizadas por los estudiantes.

Otro obstáculo con el que, tanto docentes como familias, se han enfrentado es la limitación del dominio de las TIC. No todos contaban con unos conocimientos tecnológicos avanzados y se han visto en la obligación de ponerse al día y combinar el uso de varias plataformas y herramientas a la vez.

docentes pandemia

Distanciamiento

En cuanto a la relación profesor-alumno, los docentes sienten que ha sido difícil relacionarse y enseñar online, a pesar del esfuerzo de mantener una normalidad con sus alumnos. El resultado de las clases virtuales ha sido una relación fría y distante a la que no está acostumbrada ninguna de las dos partes. Además, no ha sido posible llegar a todos los alumnos por falta de recursos o porque directamente no han recibido respuesta.

Por otro lado y en menor medida, un 3% señala la falta de coordinación entre los compañeros de trabajo, y un 9% una importante carga burocrática con poca incidencia real para el aprendizaje de los alumnos (rehacer programaciones, evaluaciones…).

Conclusiones

De cara al curso que viene, la mayoría de los encuestados optan por la vuelta a la normalidad y están de acuerdo en la necesidad de disfrutar de las vacaciones. Además, algunos apuntan a la necesidad de saber gestionar las propias emociones en situaciones extremas como las que se han vivido durante la crisis y que el cuidado emocional de los docentes debería ser una prioridad.

Además, los participantes ven imprescindible una mejora de toda la comunidad educativa en materia TIC: contar con equipos y herramientas, unificar o reducir las herramientas que se utilizan. Se pone de ejemplo que para las videoconferencias se utilice una sola plataforma.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/docentes-superados-durante-pandemia/

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