Sierra Leona: El impacto del ébola en la educación

África/Sierra Leona/28 de Agosto de 2016/Autor: Shawn Powers/Fuente: Banco Mundial

La crisis del ébola que azotó África occidental en 2014‑15 provocó la muerte de más de 11 000 personas, causó alteraciones económicas y sociales en gran escala y dejó decenas de miles de niños huérfanos. En Sierra Leona, las escuelas cerraron durante ocho meses, por lo que se perdió un año de aprendizaje. Con el cierre de las escuelas y la prohibición de las reuniones públicas, los habitantes del país, que habían vivido años de guerra civil, eran conscientes de las dificultades que conllevaría para los jóvenes la pérdida de oportunidades educativas. El Gobierno, en colaboración con los asociados donantes, puso en marcha diversas iniciativas para mitigar estas pérdidas.

Para comprender mejor las enseñanzas aplicables a la educación que pueden extraerse de la crisis del ébola y de los esfuerzos de recuperación posteriores (i), un equipo del Banco Mundial está realizando una evaluación de las necesidades tras la epidemia. Este estudio aún no ha concluido, pero a continuación exponemos lo que hemos aprendido hasta ahora en grupos de discusión organizados con estudiantes, padres, docentes y miembros de los comités escolares de zonas urbanas y rurales.

El programa radial, si bien tenía fallas, preservó un cierto vínculo con el aprendizaje durante la crisis. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología encomendó la elaboración de un Programa Educativo Radial de Emergencia, con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Alianza Mundial para la Educación (AME) (i) y otros asociados donantes. Con esta iniciativa se ofrecía una programación diaria basada en los contenidos curriculares de las materias básicas del nivel primario y secundario, como matemáticas, inglés y educación cívica. Las clases se transmitían cinco días por semana en segmentos de 30 minutos. Al final de cada sesión, los oyentes podían llamar para hacer preguntas.

El consenso surgido de los grupos de discusión de diversos niveles fue que el programa no era un sustituto adecuado de la escuela, pero dado que los Gobiernos y las comunidades lo habían tomado con seriedad, había servido para preservar un cierto nexo con la educación durante la crisis. “Nosotros lo escuchábamos. Mi tía era muy estricta: teníamos que terminar las tareas domésticas para poder escuchar el programa”, recordó un alumno del primer ciclo de la secundaria.

No obstante, el acceso a este programa se veía limitado por la escasa cobertura de la señal de radio en las zonas rurales y la falta de aparatos receptores o de baterías, en especial en los hogares más pobres. Unicef distribuyó 25 000 radios en diversas comunidades, lo que ayudó a paliar estas dificultades en muchas zonas. Otro problema radicaba en la superposición del horario del programa radial con el de las actividades agrícolas y otras tareas domésticas. El idioma y los diversos acentos también generaban dificultades para la comprensión, y no todos los alumnos tenían cerca a un adulto que les explicara el contenido del programa.

La confianza de los miembros de la comunidad en las medidas sanitarias y de seguridad fue esencial para que los niños volvieran a matricularse en las escuelas. Los establecimientos escolares de Sierra Leona reabrieron en abril de 2015, después de los de Guinea (i) y Liberia (i), pero mucho antes de que el país alcanzara su meta de reducir a cero la cantidad de nuevos casos de ébola. La estrategia del Gobierno de limpiar exhaustivamente las escuelas e implementar estrictas prácticas de higiene fue esencial para dar a los padres la confianza necesaria para que volvieran a enviar a sus hijos a clases.

El Gobierno distribuyó termómetros, jabones, “baldes Veronica” (dispositivos para lavarse las manos), cloro y guantes, y capacitó a los docentes en el protocolo que debían seguir ante posibles casos de ébola. A medida que transcurría el tiempo y no se registraban nuevos casos de la enfermedad en ninguna escuela, la estrategia demostraba ser eficaz: los datos iniciales del censo escolar de 2015 señalan que en todo el país había al menos 1,8 millones de alumnos matriculados, una cantidad similar a la de antes de la crisis.

”No pudimos convencer a todos… pero a medida que pasaban las semanas, más niños volvían a la escuela y la situación comenzó a estabilizarse”, afirmó un director de escuela.

La reapertura de las escuelas constituyó una oportunidad para volver a lo básico. “Los niños han olvidado todo lo que aprendieron en la escuela antes del ébola”, se lamentaba un padre en uno de los grupos de discusión. En un esfuerzo por compensar el aprendizaje perdido, el Ministerio de Educación estableció dos años académicos abreviados con un plan de estudios acelerado, centrado en las materias básicas. En vista de los bajos niveles de aprendizaje que mostraba el país antes de la crisis, esto exigía simplificar los contenidos curriculares, para lo cual se contó con la asistencia de un grupo de asociados en el área de educación, dirigidos por el Comité Internacional de Rescate. (i)

Si bien será necesario continuar evaluando el programa curricular, las pruebas recogidas en el ámbito internacional (PDF, en inglés) sugieren que reajustar el ritmo de la enseñanza a los niveles reales de aprendizaje de los niños es un modo eficaz de mejorar los resultados en entornos educativos de bajo desempeño.

Es necesario seguir trabajando para lograr la recuperación total: esto abarca brindar apoyo psicosocial y atender las necesidades especiales de los sobrevivientes, los huérfanos y las madres y embarazadas adolescentes. Si bien el Ministerio de Educación brindó capacitación psicosocial a los docentes para que pudieran ayudar a los niños traumatizados por la crisis del ébola, los maestros tienen ya mucho de que ocuparse. Un miembro de un comité de administración escolar señaló que los docentes “tienen mucho trabajo con el programa curricular acelerado, por lo que no pueden atender a los niños victimizados”.

Los huérfanos que dejó el ébola, los sobrevivientes y aun los niños de los que se sospecha erróneamente que han tenido ébola siguen padeciendo el estigma y el aislamiento. Un niño contó cómo sus amigos lo rechazaron después de haber estado brevemente internado por asma. La crisis también provocó un marcado aumento de los embarazos adolescentes, situación que el Gobierno ha tratado de abordar ofreciendo educación alternativa en centros comunitarios a las jóvenes embarazadas y a las que han sido madres recientemente. Pero estas jóvenes necesitarán apoyo constante y significativo para poder continuar con su educación.

Una muchacha que participó en uno de los grupos de discusión puso de manifiesto tanto el estigma al que están sujetas las madres adolescentes como su firme determinación de continuar estudiando: “Nos ridiculizan diciendo que ahora nos tomamos en serio las clases después de andar persiguiendo hombres cuando teníamos la oportunidad de ir a la escuela, pero yo estoy feliz de venir aquí”.

Cuando surgió el ébola, Sierra Leona, como muchos países de África al sur del Sahara, mostraba avances en las tasas de matriculación escolar, si bien los niveles de aprendizaje de la mayoría de sus estudiantes seguían siendo bajos. Ahora, en términos generales, la vida ha vuelto a la normalidad. La experiencia de Sierra Leona con el ébola es prueba de la resiliencia de su gente, y las iniciativas de recuperación ofrecen numerosas oportunidades para reconstruir el sector educativo de modo que sea mejor que antes: desde las prácticas sanitarias en la escuela hasta los programas curriculares y la ayuda a los alumnos que más la necesitan.

Fuente: http://blogs.worldbank.org/voices/es/sierra-leona-el-impacto-del-ebola-en-la-educacion

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Los misterios del cerebro, la pobreza y los aprendizajes

Javier Luque

Tradicionalmente, los economistas como yo, hemos pensado que la pobreza explica el bajo desempeño en la escuela porque las familias pobres no tienen la capacidad para acumular capital humano debido a limitaciones de efectivo en el corto plazo. Un lector desinformado podría pensar: ¿qué rayos significa eso? En términos sencillos, esto significa que los niños pobres suelen tener  menos recursos para pagar la escuela, comprar libros de texto o ropa, pagar los costos de transporte y tener una nutrición y salud adecuadas. A menudo, también tienen que trabajar para contribuir con la economía del hogar y ayudar a mantener a sus hermanos.

Por estas razones, los niños más pobres tienden a abandonar la escuela con mayor frecuencia o, en el mejor de los casos, sacrifican su juventud en vez de dedicarse al aprendizaje. Esto contribuye a la creación de lo que se conoce como el ciclo de pobreza, puesto que cuando estos niños crecen y tienen sus propios hijos, estos últimos repiten la historia de sus padres y así sucesivamente. El vídeo protagonizado por Agustín y Daniel presentado en el post de abajo ilustra exactamente este fenómeno.

Sin embargo, aparte de la teoría de la deficiente acumulación de capital humano por parte de los pobres, los economistas siguen teniendo dificultades para explicar por qué los niños pobres tienen bajo desempeño en la escuela. ¿Habrá algo más? ¿Qué ocurriría si asumiéramos un enfoque distinto?

Por ejemplo, los educadores, inspirados por su experiencia en el aula, han notado que los niños pobres presentan mal comportamiento, impaciencia e impulsividad, entre otros. También muestran un rango más limitado de respuestas de comportamiento, reacciones emocionales inapropiadas, y menos empatía hacia los infortunios de los demás, los cuales también afectan su aprendizaje. Entonces… ¿es posible que haya algo dentro de los cerebros de los niños pobres que hace que su experiencia escolar sea diferente? Y, más importante aún, ¿se puede cambiar?

Los hallazgos más recientes de la neurociencia presentan ideas nuevas y refrescantes. Libros como: Enseñar con la pobreza en mente: ¿Qué le hace la pobreza a los cerebros de los niños, qué pueden hacer las escuelas al respecto?por Eric Jensen, y Cómo pueden triunfar los niños: la valentía, la curiosidad y el poder oculto del carácter por  Paul Tough, resumen los hallazgos de la neurociencia, combinándolos con la evidencia de otras disciplinas.

En ese sentido, sobre la base de una variedad de esfuerzos de recopilación de datos (realizados en las últimas décadas), de experimentos controlados (con seres humanos y no humanos) y de nuevas tecnologías que permiten la exploración de las profundidades del cerebro, la neurociencia proporciona nueva y sólida evidencia de que los niños de hogares pobres desarrollan cerebros que luego terminan “conectados” de manera diferente. Esto explica, al menos en parte, sus problemas de acumulación de capital humano, los cuales también se extienden a sus interacciones sociales. Por ello, los hallazgos de la neurociencia han abierto una nueva dimensión en la comprensión de los pobres y sus desafíos al momento de aprender.

Fuente del articulo: http://blogs.iadb.org/educacion/2013/08/14/los-misterios-del-cerebro-la-pobreza-y-los-aprendizajes/

Fuente de la imagen: http://blogs.iadb.org/educacion/files/iStock_000014905976Small.jpg

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Bloquean vacunas a países pobres

Naciones con poco poder de negociación tienen que pagar precios mucho más altos por este método de inmunización que los más ricos

IPS | 28/05/2016

NACIONES UNIDAS.- El mundo está cerca de contar con vacunas contra la malaria y el dengue y, sin embargo, muchas de las que ya existen no llegan a las personas que más las necesitan.

El último brote de fiebre amarilla en Angola revela la virulencia con la que vuelven enfermedades infecciosas cuando no se cumple totalmente con los programas de vacunación.

A principios de este última semana de mayo, la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, señaló que el brote de esa enfermedad mortal ocurrió a pesar de que la vacuna está disponible desde hace casi 80 años.

«El mundo cuenta con una vacuna efectiva, segura y de bajo costo que ofrece una protección de por vida contra la fiebre amarilla desde 1937», recordó.

«Debe usarse de forma generalizada para proteger a las poblaciones de países donde la enfermedad es endémica».

Lamentablemente, la fiebre amarilla es una de las muchas enfermedades que persisten, a pesar de que puede prevenirse mediante la inmunización, y que vuelve cada cierto tiempo. Por ahora solo una de las vacunas existentes, la que protege contra la viruela, logró el objetivo de erradicar por completo la enfermedad.

En 2015, el mundo estuvo muy cerca de eliminar otra enfermedad gracias a la inmunización, cuando Nigeria se convirtió en el único país de África en erradicar la poliomielitis.

«Estamos en la etapa final de poliomielitis y esperamos ver pronto su erradicación en los últimos dos países que la tienen, Afganistán y Pakistán», observó Jean-Marie Okwo-Bele, director del Departamento de Inmunización, Vacunas y Sustancias Biológicas de la OMS.

En abril, se desplegó un nuevo plan ambicioso para adoptar una nueva vacuna contra la poliomielitis. El cambio obedeció a que no se necesitaba más luchar contra la cepa de poliovirus de tipo 2, no detectada desde 1999, explicó.

Pero Okwo-Bele dijo a IPS que el mundo debe ser tan bueno eliminando vacunas viejas como lo es encontrando nuevas.

«El suministro de vacunas es tan grande ahora que debemos mejorar en la utilización de las que están disponibles para poder deshacernos de ellas», explicó.

«Solo el año pasado pudimos trabajar y casi garantizar la disponibilidad de las vacunas contra el dengue, la malaria y casi tenemos una contra el ébola», apuntó.

A la vacuna contra la tuberculosis le pueden faltar entre cinco o siete años, indicó, pero puede ser una herramienta importante para luchar contra la resistencia a los antibióticos.

Las últimas y las prometidas incorporaciones a la lista de vacunas generan esperanza, pero algunos países en desarrollo temen que su elevado costo, en especial el de las nuevas, deje a sus niños y niñas al margen de los avances.

El inconstante y reservado mercado de las vacunas, dominado por una serie de grandes compañías farmacéuticas, hizo que en 2015 muchos países en desarrollo le pidieran a la OMS ayuda para atravesar el proceso de compras.

«Les generó una verdadera frustración no recibir ninguna asistencia real para beneficiarse de las nuevas vacunas y ofrecer esos beneficios a sus niños», indicó Kate Elder, asesora en políticas de vacunas de la Campaña de Acceso a medicamentos de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Una forma en que la OMS atiende ese problema es creando una base de datos con los precios que pagan los gobiernos por las vacunas.

Okwo-Bele dijo a IPS que países sin poder de negociación pagan precios mucho más elevados por las vacunas que otros.

Por ejemplo, es sabido que países de África austral pagan un precio mucho más alto por las vacunas que otros de mayores ingresos.

Por suerte, no todos los países en desarrollo tienen que valerse por sí mismos. Las naciones más pobres tiene acceso a precios mucho más bajos gracias a la negociación colectiva de organizaciones como la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (GAVI), integrada por Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y la Fundación Gates.

Pero según Unicef, los niños y niñas con mayores probabilidades de no ser vacunados son los que viven en países afectados por conflictos armados.

«Casi dos terceras partes de los niños que no fueron inmunizados con las vacunas básicas viven en países afectados total o parcialmente por conflictos», indicó Unicef en la Semana Mundial de la Inmunización, que tuvo lugar en la última semana de abril.

Elder señaló que los gobiernos y las organizaciones que prueban vacunas en naciones con conflictos solo pueden acceder a precios de vacunas más bajos a través de GAVI, si también figuran entre los Países Menos Adelantados.

Entonces Yemen, que está entre los Países Menos Adelantados, puede aspirar a vacunas más baratas, pero Siria, no.

«Es de sentido común que las organizaciones humanitarias deben acceder a los precios globales más bajos, pero lamentablemente no ha sido la fórmula empleada hasta ahora», precisó Elder a IPS.

«En una emergencia humanitaria, una de las primeras cosas que se hace en el campamento es vacunar contra el sarampión, porque si aparece un brote es muy, muy peligroso», remarcó.

Existen disposiciones para que las organizaciones humanitarias paguen un precio menor por las vacunas contra el sarampión, pero no ocurre lo mismo para la relativamente nueva y más cara vacuna contra el neumococo, precisó Elder.

«Estamos de acuerdo en que fijar el precio solo en base al PIB (producto interno bruto) es un marcador artificial», acotó.

Pero sí estamos de acuerdo en tomar en cuenta la capacidad de pago, indicó Unicef en una declaración a IPS.

«El trabajo de Unicef de incidir en los mercados para conseguir un estado saludable se trata de influir en los precios justos y asequibles «, añadió; ese enfoque contribuyó a bajar los precios de algunas vacunas tanto para países clasificados por GAVI como para los que no están comprendidos.

Okwo-Bele opinó que las vacunas deben considerarse una inversión importante independientemente del contexto.

«Tiene que ver con el principio básico de más vale prevenir que remediar, y la prevención es más barata que la cura, y eso es válido en cualquier lugar, ya sea un país rico o en desarrollo», resumió.

Fuente: http://elmanana.com.mx/noticia/103447/Bloquean-vacunas-a-paises-pobres.html

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