América del sur/Colombia/13 Febrero 2020/https://www.laopinion.com.co/
La constante tensión armada en el territorio incide en la educación de los menores que habitan la región.
La situación de orden público no solo tiene en vilo la seguridad de los habitantes de la región del Catatumbo, sino también la educación de los menores, en especial en las zonas rurales. Las instituciones educativas más afectadas son las de Ábrego, Hacarí, San Calixto, Teorama y Sardinata, en donde en muchas de ellas desde hace algunos días las clases tuvieron que ser suspendidas.
Hugo Cárdenas Vega, fiscal de la Asociación Sindical de Institutores Nortesantandereanos (Asinort), afirmó que son muchos los docentes que quedaron atrapados en los colegios rurales y que no se han podido desplazar a causa de las problemáticas de seguridad.
“Le hemos solicitado a la Secretaría de Educación que nos facilite los medios para que ellos puedan llegar a los cascos urbanos y así presentarse en las personerías, pero hay impedimentos de las fuerzas irregulares por la movilidad”, precisó el funcionario.
Ahora bien, con el anuncio que dio a conocer el Eln sobre las 72 horas del paro armado que iniciaría el 14 de febrero, Cárdenas Vega aseguró que no expondrán las vidas de los educadores y mucho menos de los niños de estos municipios, por lo que no se llevarán a cabo las clases, incluyendo los cascos urbanos.
Asinort dio a conocer que son al menos 1.200 docentes y 20.000 niños aproximadamente en Catatumbo, que se han visto afectados por el conflicto armado. Además, Cárdenas Vega, también señaló que “existe una presión muy grande con respecto al servicio civil, pues no se ha expedido el acto legislativo del Ministerio de Educación para aplazar la prueba del 23 de febrero y esto también complica las cosas, porque el magisterio también dentro de poco entrará a un cese de actividades.
La Secretaría de Educación departamental, también se pronunció frente a esta situación. La dependencia señaló que entienden el cese de actividades y de igual manera buscan salvaguardar la vida de los docentes y los niños, estando a la espera de que la situación se regule y de esta manera buscar un reajuste que permita la recuperación de las clases.
“El año pasado habíamos gestionado con el Consejo Noruego un material que permitiera a los niños aprender lo que estudian en las aulas pero en casa y esto se hacía con la ayuda de los papás. Se buscó que este material quedara por familias y de esa manera el rector del colegio pudiera hacer una visita al hogar de los niños. Pero en este momento no se ha implementado porque los rectores no nos han dado el debido reporte de lo que acontece en los escuelas y colegios”, precisaron voceros de la Secretaría de Educación.
Al momento, se espera que se realice una mesa de educación de emergencia para replantear la forma en que los niños puedan recuperar las clases, pues lo más sensato en el momento es que ellos no se desplacen a las aulas.
Es de entender que la preocupación no es solo de las autoridades y docentes de las instituciones, sino de los padres de familia que temen que a sus hijos les pase algo en las instalaciones educativas. A pesar de esto, colegios como la Institución Educativa Francisco José de Caldas de Tibú, seguirán abriendo sus puertas.
José Belén Molina Rojas, rector (e) dijo que “como funcionarios públicos, debemos nuestro deber de favorecer la prestación del servicio. Nosotros ante el anuncio de los diferentes grupos de un paro armado, estaremos en la Institución como todos los días, atentos a recibir a los estudiantes; otra cosa, es que los padres de familia por lo difícil de la situación no envíen sus hijos”.
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