Capitalismo, tecnología y movimientos sociales

Por: Sofia Scasserra

¿Qué pueden hacer la izquierda y los movimientos sociales frente a las fake news, el poder algorítmico y el «big data»? ¿Qué papel pueden jugar frente al nuevo capitalismo tecnológico?

Hablar de nuevas tecnologías está de moda. La palabra cyber se repite una y otra vez. Todo lo que la contiene se nos presenta como algo interesante, novedoso, atractivo e inentendible. En definitiva, se nos muestra como algo mágico. Ciertamente, el espacio web ofrece una herramienta que es cada vez más técnica y, en algunos casos, incomprensible. Sin embargo, las dificultades en la comprensión no deberían ser la excusa para que los movimientos sociales no formen parte del debate tecnológico y, sobre todo, político, respecto de la tecnología.

La tecnología es una herramienta y, como tal, su destino no está escrito de antemano. Es innegable que se ha apoderado de buena parte de nuestras vidas y que ha formateado nuestras relaciones económicas, políticas y sociales. Pero esto no significa que no podamos otorgarle una dirección: definir hacia donde queremos que se conduzca. La posibilidad de utilizar la tecnología para el bien (y que sus beneficios alcancen a todos) es tan real como la posibilidad de que sea utilizada de mala manera y que sus beneficios sean acaparados por unos pocos. En lo que se refiere a la tecnología, lo central es su diseño y su regulación. Esto puede evitar que sea conducida hacia donde quieren quienes hoy detentan su poder.

Propiedad de los datos

El primer gran tema de debate a escala global es el de la propiedad de los datos. De más está decir que el «big data» generado a cada momento desde cualquier dispositivo electrónico (principalmente el teléfono móvil, pero también cualquier otro conectado a la red) es hoy el mayor generador de ganancias a escala global. Se dice que los datos son el nuevo «oro de Potosí», evocando una materia prima altamente valiosa que el mundo más desarrollado extraía explotando a América Latina, sin dejar absolutamente nada en la región. Sin embargo, en el caso del oro, la propiedad se define de forma clásica: le pertenece a quien la posee. En cambio, en el caso de los datos, las cosas son más complicadas. Además de que pueden ser copiados, el acceso a los datos habilita la generación de ganancias, incluso cuando no se tiene su propiedad. El fuerte lobby existente en la Organización Mundial de Comercio (OMC) para conseguir la propiedad de los datos y prohibir el acceso por parte de gobiernos, evidencia esta situación. Se necesita una regulación que los transforme en «oro» para eliminar cualquier posibilidad de repartir las ganancias y esto es lo que las grandes empresas de tecnología están impulsando.

En este contexto, se debate sobre la propiedad de esos datos: ¿son de los usuarios que los generan? ¿Son de la empresa que facilita el software para «producirlos»? Dado que un individuo solo frente a una trasnacional como Google tiene un poder nulo de negociación de derechos, ¿son propiedad del Estado o este tendría una nueva función: ser un mediador sobre permisos y controles frente a estas empresas? Se trata de preguntas hoy sin respuestas.

Entre las posturas más radicales se encuentra aquella que asegura que «los datos son de aquel que los produce». El productor, por tanto, debería ser dueño de la mercancía y el poseedor de los medios de producción. «Si los datos son míos, deben pagarme por tomarlos», es la postura que se deriva de esta afirmación. Si lo que genera ganancias a las empresas es el manejo de datos y el dato existe porque el ciudadano lo genera, este debería tener alguna retribución por la extracción de los mismos. Como es evidente, los empresarios asegurarán algo bien distinto. Argumentarán que el usuario ya tiene una paga y esta es la posibilidad de utilizar una aplicación de manera gratuita. Esto, según ellos, es una forma de retribución. Sin embargo, lo cierto es que, al igual que los canales de televisión, también obtienen ganancias por publicidad, por venta de servicios corporativos y por venta de datos. Efectivamente, los niveles de ganancia que perciben no tiene relación alguna con los beneficios sociales que entregan por el uso de aplicaciones.

A este panorama se le debe sumar la pérdida de beneficios sociales en términos de diseño e implementación de políticas públicas por falta de acceso a la información por parte de los Estados y el avasallamiento de derechos como la privacidad, la desinformación y la obligatoriedad de aceptar términos y condiciones para poder utilizar una plataforma donde muchas veces se ceden derechos. Una visión más moderada llevaría a establecer marcos regulatorios reales para que la propiedad quede en manos de las empresas, pero con un Estado que se reserve la potestad de exigir acceso a los mismos en caso de ser necesario, que gestione permisos a través de mecanismos intermedios de control social (organismos de control autárquicos) y que estipule otros esquemas innovadores de regulación.

El algoritmo

Aunque hasta hace tiempo era desconocida para los ciudadanos de a pie, la palabra «algoritmo» ya está en boca de todos. Los algoritmos pueden ser definidos como un conjunto de instrucciones ordenadas que permiten solucionar un problema concreto. Hoy son claves en el desarrollo de la inteligencia artificial y la industrialización digital.

Numerosos análisis indican que, con la presencia cada vez más marcada de los algoritmos, el capitalismo del conocimiento se encuentra en jaque, dado que una vez que se conoce un código fuente solo hace falta copiarlo para replicar una tecnología. Por este motivo, los códigos fuente que implementan los algoritmos están protegidos por leyes de propiedad intelectual que preservan su secreto. Este punto es tan sustancial e importante que ya fue incluido esto en diversos acuerdos de libre comercio y creó una verdadera caja negra donde se tejen las normas que regulan y ordenan a la sociedad. Los algoritmos regulan todo: el orden de resultados en una búsqueda de Google, la cantidad de veces en la que una máquina de un casino declara un ganador y hasta la asignación de beneficios sociales por parte de un Estado. Estos algoritmos son secretos y generan controversias. Resulta cada más evidente que, en algunos casos, se necesita acceder a ese código para auditarlo y saber que no hay discriminación, verificar que no se incumplan derechos, comprobar que el algoritmo esté hecho de una forma contraria a la ley o simplemente que no tenga fallos que repercutan en la vida humana de manera negativa. Por otro lado, el debate en torno a la propiedad intelectual ha arrojado bastante evidencia de que, cuando no existen secretos, la sociedad se beneficia. Esto se ha hecho patente en áreas como la de la medicina, donde el conocimiento por parte de los usuarios, les permite acceder a medicaciones a mejor costo y sabiendo los componentes de las mismas. Lo mismo ocurre con los algoritmos. Una postura radical implicaría pedir la apertura de códigos. Es decir, que no estén amparados por las leyes de propiedad intelectual y que todos puedan acceder a mejorarlos y auditarlos. En cambio, una postura más conservadora implicaría pedir que el Estado solo tenga algoritmos de código abierto, revisables y auditables. En la esfera privada, podría existir mecanismos legales para poder auditar en caso de sospecha de discriminación y que esa auditoria pueda ser llevada adelante tanto por auditores públicos como privados. Desde el Estado deberían fomentarse y protegerse licencias creative commons, un sistema por el cual cada ciudadano puede patentar nuevas ideas y determinar que su idea puede ser utilizada por todos.

Seguridad informática

Las filtraciones de noticias, los hackeos de cuentas y sitios web y los robos de información están a la orden del día. Son la demostración palpable de que la seguridad informática es un asunto de primer orden. Aunque los casos conocidos son aquellos que por su magnitud han sido más amplificados por los medios de comunicación, el problema afecta a la ciudadanía en su quehacer cotidiano. Sin embargo, son muchos los ciudadanos que ni siquiera son conscientes o perciben el problema.

La encriptación de información es de suma importancia para proteger nuestros datos personales, nuestra privacidad y nuestro dinero. Un mal sistema de seguridad equivale a dejar la puerta de nuestra casa abierta y esperar a que los ladrones (que en este caso pueden provenir de cualquier país del mundo) no ingresen a nuestro domicilio. Pero los sistemas seguros son, en su mayoría, caros. Cuanto más seguros, más caros. No es extraño, entonces, que se estén volviendo propiedad de los ricos y poderosos del mundo. De hecho, en la OMC se están impulsando negociaciones para dejar a criterio de cada empresa el nivel de seguridad informático que tendrá, sin que el Estado tenga la potestad de regular estándares mínimos. Esto conduciría a la creación de empresas de alta gama con elevados estándares de seguridad, pero accesibles solo para los ricos. En contrapartida, habría empresas con estándares más bajos, accesibles para los sectores más vulnerables de la sociedad. Estos estarían más expuestos a robos y hackeos. Lo cierto es que existen soluciones más económicas, pero la falta de conciencia también suma a la irresponsabilidad y al manejo de costos. En el mundo contemporáneo, resulta inadmisible que las empresas decidan sobre la seguridad informática de todos los ciudadanos y que manejen los datos de los usuarios con desconocimiento de la población. Es necesario establecer estándares mínimos para todos. En los casos que sea necesario, se puede incluso subvencionar a las pequeñas y medianas empresas para que puedan acceder a estos niveles de seguridad y no se vean obligadas a cerrar sus negocios por no poder competir. La seguridad informática no debería ser un lujo para pocos.

Empresas y censura

Otra cuestión importante es la cantidad de contenido que se publica en la web, sobre todo en las redes sociales. Existe una corriente de pensamiento que está haciendo lobby para que las empresas tomen la función de policía y eliminen los discursos de odio de las redes. Esto suena suena bien en un principio. Censurar los contenidos machistas y de odio en la web para que no esparzan su odio a través de internet y poder controlar la formación de opinión publica hacia discursos más constructivos. Pero lo cierto es que estos discursos no dejarán de existir por censurarlos y siempre encontraran cómo filtrarse. Por otro lado, es cuestionable otorgarles semejante poder a grandes empresas trasnacionales que podrán decidir, bajo sus criterios y estándares, qué censurar y qué no. Muchas personas dirán que hoy ya ejercen ese poder de censura (y es cierto) pero no están avaladas por ley y, cuando lo hacen, se forman importantes campañas en su contra. En muchos casos, de hecho, se ven obligadas a reestablecer las cuentas censuradas y a cambiar sus políticas debido a la mala imagen que les depara la censura. Si se asumiera la decisión de otorgarle a las empresas el poder de policía en las redes sociales: ¿qué garantizaría que no bloqueen comentarios políticos por considerarlos de odio, aun cuando no haya insultos expresos? ¿Y si bloquearan videos de manifestaciones? La amplificación de las manifestaciones en Chile, por poner solo un caso, se produjo en las redes sociales. Lo que se veía allí era sustancialmente distinto a lo que relataba el discurso de los grandes medios. Si las empresas hubiesen tenido el monopolio de la censura en redes, los ciudadanos no podrían haber accedido a la información real de lo que allí sucedía. Darle a las empresas la capacidad de intervenir podría en jaque la libre circulación de información en las redes y fomentaría la información sesgada. No debe haber habilitación para censurar contenido de ningún tipo, incluso incitaciones al odio. Distinto es el caso de actividades ilegales como la pedofilia o el tráfico de fauna silvestre que sí debe ser perseguido por su carácter ilegal.

Cámaras, vigilancia

Buena parte de las ciudades más importantes del mundo se llenaron de cámaras de reconocimiento facial. Están por todos lados, reconocen a la población y, según dicen las autoridades, cooperan con la eliminación del delito. Lo cierto es que ya son evidentes las fallas del sistema. De hecho, ha habido serios inconvenientes con sistemas que reconocen como sospechosa a gente que no está siendo buscada. Ciudadanos y ciudadanas inocentes de delitos se han visto privados de su libertad durante largas horas. El daño causado en términos de humillación y tiempo perdido es irreparable. Pero este no es el único problema. Un Estado que tiene esa capacidad de control sobre su población puede usarlo para mal. Las manifestaciones en contra del gobierno podrían ser controladas simplemente reconociendo a los participantes y tratando de amedrentarlos a posteriori. Una dictadura con estos sistemas podría producir verdaderas masacres. Es por ello que los sectores más radicales consideran que se debe reclamar la eliminación de los sistemas de reconocimiento facial de todo espacio público. De hecho, ya existe una declaración mundial de especialistas sobre el tema. Una postura más moderada sostendría la necesidad de reclamar por una moratoria, pidiendo que no se siga avanzando en esta dirección y que la capacidad ya instalada vaya eliminándose progresivamente.

Huelgas y desconexión laboral

Las nuevas tecnologías impactan en el mercado de trabajo. En este sentido, es necesario comenzar a pedir por nuevos derechos laborales a ser conquistados. Los trabajadores estamos conectados 24 horas al día. Aun cuando no respondamos un mensaje de trabajo, seguimos teniendo nuestros teléfonos celulares y recibiendo mensajes laborales que se acumulan en la bandeja de entrada. El derecho a desconexión laboral es necesario hoy, más que nunca. Pero no es el único derecho a conquistar. También los empleadores manejan enormes cantidades de información laboral y privada de los trabajadores. Se vuelve fundamental la protección de los datos de los trabajadores a fin de que esos datos no sean utilizados en contra del mismo trabajador ni puedan alimentar sistemas algorítmicos de gestión laboral. Por otro lado, los sistemas automáticos están logrando autonomía al punto de que los trabajadores pueden estar de paro, pero el sistema sigue funcionando (como el Home Banking), quitándole visibilidad al reclamo de los y las trabajadores. Así como no se pueden contratar trabajadores para reemplazar a los que están en huelga, no debería poder activarse los sistemas automáticos que reemplazan a los trabajadores. Necesitamos resignificar el derecho a huelga a fin de que no se pierda este importante instrumento de visibilización cuando la negociación falla.

Estos son solo algunos de los nuevos problemas que enfrentan nuestras sociedades en la actualidad. Las organizaciones sociales, en articulación con especialistas, pueden y deben dar estos debates. Ante los cambios que se están produciendo, esa reflexión -con perspectiva humana, solidaria y latinoamericana- resulta cada vez más imprescindible.

Fuente e imagen:  https://nuso.org/articulo/capitalismo-tecnologia-y-movimientos-sociales/

 

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Silvia Barrera: “En la relación de los niños con la red, confundimos usabilidad con seguridad”

Entrevista/06 Febrero 2020/Autor: Adrián Cordellat/elpais.com

Barrera es una de las mayores expertas españolas en seguridad informática y cibercrimen

Inspectora de policía, Silvia Barrera es una de las mayores expertas españolas en seguridad informática y cibercrimen, como demuestra el hecho de que haya estado al mando de grupos de trabajo internacionales en materia de cibercrimen en Europol e INTERPOL. Fruto del conocimiento acumulado durante más de una década dedicada a la ciberseguridad surge Nuestros hijos en la red: 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital (Plataforma Editorial), una guía para que padres y madres aprendamos a acompañar a nuestros hijos e hijas en su camino por la red, un camino que muchas veces iniciamos nosotros mismos, desde su más tierna infancia, sobreexponiéndoles con orgullo en nuestras redes sociales. “A los padres les digo que se imagen imprimiendo unas fotos a todo color de sus hijos, de los que están orgullosísimos, y repartiéndolas en la puerta de un centro comercial o de cualquier otro lugar público. Es ridículo, ¿no? Pues en las redes sociales pasa eso mismo”, afirma Barrera, que cree que en muchas ocasiones, como usuarios de determinadas apps, estamos dando a nuestros hijos e hijas un “ejemplo peligroso”.

PREGUNTA. ‘Nuestros hijos en la red’ me evoca a un concepto manido, aunque quizás erróneo: Nativos digitales. ¿Crees que con la excusa de que los niños de hoy son “nativos digitales” descuidamos la atención de nuestros hijos en la red?

RESPUESTA. Esa es la cuestión. Muchas veces confundimos la usabilidad y el que los niños estén desde los tres años viendo vídeos en YouTube en una Tablet, con conocer los riesgos y las implicaciones que tiene el uso de estos dispositivos y aplicaciones.

P. Vamos, que una cosa es saber mover los dedos por una pantalla y otra muy distinta saber utilizar las posibilidades de esa pantalla.

R. Exacto. Es que un niño se puede manejar muy bien en Instagram y hacer unas fotos y unos vídeos fabulosos, pero no tiene por qué saber qué puede pasar como consecuencia de esa exposición pública en Instagram o de aceptar como contactos a desconocidos.

P. Como policía experta en el ámbito de la seguridad informática y el cibercrimen tienes mucha experiencia en el ámbito. ¿Cuál dirías que es o son los principales errores que cometemos los padres en la relación de nuestros hijos con el entorno digital?

R. El primero desde luego el que ya hemos comentado: confundir usabilidad con seguridad. El segundo es darle un móvil con 13 o 14 años pensando que ya tiene más madurez que con 12. Desde el momento en que se le da a un niño más autonomía comprándole un dispositivo propio, tenga 11 o 14 años, hay que poner unas normas y unos límites de uso. Y el tercero es pensar que instalando herramientas de control parental el niño ya está protegido.

P. ¿Y esos errores en qué se traducen?

R. En primer lugar en un consumo indiscriminado de información, lo que les hace estar expuestos a todo tipo de contenidos, también sexual y/o violento. Si no filtramos esos contenidos a través de normas y límites y de herramientas de control parental, los niños y niñas van a estar expuestos a ellos desde muy temprana edad. Y luego, debido a que son más ingenuos y tienen más ganas de experimentar, están más expuestos a determinados peligros.

P. ¿Cuáles?

R. Es más fácil de que sean víctimas de depredadores sexuales que un adulto, que sean víctimas de estafa o que hagan pagos indeseados. El compartir contenidos a través de las redes y de aplicaciones como Whatsapp también les expone más a delitos que aún son muy novedosos, como el sexting. Además, estamos viendo que el móvil también está dando lugar a relaciones de control bastantes tóxicas entre adolescentes.

P. Volviendo a los errores que cometemos los padres me gustaría hablar del ejemplo. Y ya no hablo del uso excesivo que hacemos los padres y las madres del móvil delante de nuestros hijos e hijas, que también, si no de la exposición pública a la que los sometemos desde su nacimiento subiendo sin parar fotos suyas a Facebook o Instagram. Como para pedirles luego que ellos sean cuidadosos con su intimidad…

R. Suelo utilizar un ejemplo con los padres en ese sentido. Les digo que se imagen imprimiendo unas fotos a todo color de sus hijos, de los que están orgullosísimos, y repartiéndolas en la puerta de un centro comercial o de cualquier otro lugar público. ¿A quién le pueden importar las fotos de tu hijo? ¿No te parece ridículo?

P. Un poco sí.

R. Pues en las redes sociales pasa eso mismo, sólo que en vez de distribuir las fotos en un centro comercial lo hacemos en una aplicación con millones de usuarios. Al final con este tipo de acciones lo que estamos haciendo es crear a nuestros hijos una identidad digital con apenas meses o años de vida, una identidad digital que no se va a borrar, que va a quedar en la nube, y a la que luego ellos mismos, cuando sean mayores, se van a tener que enfrentar. Y no sabemos aún el impacto que eso puede tener en ellos. Y luego hay que tener en cuenta que esas fotos de menores pueden ser vistas por todo el mundo, también por depredadores sexuales que pueden utilizarlas para hacerse pasar por niños o para distribuir con otros fines que no son precisamente el presumir de hijos.

P. Y es curioso, ya que aunque coincido contigo en eso de que las fotos de nuestros hijos no le importan a nadie, con esto se produce una relación perversa: Aquellos perfiles que más fotos de los hijos suben son los que más seguidores e interacciones tienen. ¿Cómo escapar de ese círculo vicioso en la era del like y del ego?

R. Si tú como adulto el mensaje que les transmites a tus hijos es que vales más cuanto más seguidores y más likes tienes y cuanto más te expones a costa de su privacidad; y además te dedicas a documentar cualquier cosa que haces en tu vida, el ejemplo que estás dando a los menores es bastante peligroso. Al final es una cuestión de tomar consciencia, de darnos cuenta de que somos sus referentes y les estamos dando un ejemplo muy peligroso. Así que lo primero es predicar con el ejemplo, saber autocontrolarse y ser responsable. Tampoco es mucho pedir.

P. En el libro abordas un interesante dilema: control o supervisión. El matiz es importante, ¿verdad?

R. Mucho. La confianza o la desconfianza en el menor es el matiz. Es importante explicarle a los niños y niñas con naturalidad que existen unos riesgos y que los controles parentales, la supervisión y esas normas y esos límites se ponen por su bien. Eso genera una confianza que provoca que luego tu hijo o hija te pueda avisar si le salta determinado contenido que no tiene nada que ver con un mal uso. Es mejor eso que transmitir al niño la sensación de que todo está prohibido, o que se sienta culpable por tener determinadas inquietudes que va a intentar saciar a escondidas porque le controlamos.

P. Esto está muy relacionado con uno de los retos que pones en el libro, el de “quien evita la ocasión evita el peligro, pero es mejor enseñar que prohibir”. Esto me recuerda a una afirmación de Enrique Dans, que en relación a las herramientas de control parental dice que prefiere mil veces a un niño que busca fotos de perritos en Google y le aparece la postura del perrito y se levanta y pregunta «papá, ¿esto qué es?», que un niño que un día sale de su ordenador protegido y se encuentra totalmente indefenso ante estas imágenes y contenidos…

R. Totalmente de acuerdo. Lo que les explico a los padres es que per se el contenido de la red es un contenido para adultos. Hay aplicaciones específicas para niños, y contenidos educativos, sociales, juegos, etc., pero la red en general es un mundo adulto, como lo es el mundo físico. En la calle un niño se puede encontrar con cualquier exhibicionista, o con que un hombre desconocido le agarre de la mano o le ofrezca cualquier cosa. Lo normal en esos casos es que nos lo contara. Pues con esa misma naturalidad tenemos que abordar los problemas de la red y generar la confianza para que nuestros hijos cuando vean una cosa rara acudan a nosotros.

P. La afirmación de antes de Enrique Dans se refería a las herramientas de control parental, a las que ya has hecho mención de forma recurrente. Como experta, ¿recomiendas el uso de herramientas de control parental en los dispositivos tecnológicos de nuestros hijos?

R. Yo sí recomiendo su uso. Al final son como un antivirus, una protección física que pones al niño y que viene muy bien porque nos permite estar un poco más relajados en la supervisión, ya que estar siempre pendientes es duro y difícil. Hablamos de herramientas que por 60€-80€ al año te dan cierta tranquilidad. Porque eso sí, yo siempre recomiendo huir de las herramientas de control parental gratuitas, porque te acaban cobrando a través de la privacidad y de mercadear con la información de nuestros hijos; y además no son del todo seguras. Pero una vez comprada la licencia de una herramienta de control parental es importante ponerse a mirar cómo funciona, indagar en ella. No se trata de instalarla y ya está. Y, sobre todo, tener en cuenta que las herramientas de control parental no nos eximen de nuestra responsabilidad de supervisión.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/01/23/mamas_papas/1579787153_425360.html

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Educación en seguridad informática: ¿debería incluirse en la educación formal?

Por: Juan Manuel Harán. 

 

La educación formal es clave en el proceso de inserción a la sociedad de las nuevas generaciones. En este sentido, el sistema educativo de cada país procura brindarles a los ciudadanos no solo los conocimientos académicos elementales, sino también ayudarlos a desarrollar las habilidades para enfrentar la vida teniendo en cuenta los desafíos de una época. Teniendo en cuenta que contar con esas habilidades es importante para los integrantes de una sociedad, la educación en seguridad informática, dado el rol que ocupa la tecnología en los tiempos actuales -y futuros-, también lo es. Por lo tanto, bien podría formar parte de la lista de habilidades esenciales para enfrentar los desafíos de la vida.

Por esta razón, como parte de la serie sobre educación en seguridad informática que estamos publicando cada lunes de noviembre en conmemoración del Antimalware Day 2019, decidimos consultar a organizaciones de distintos países que tienen un rol activo en la educación sobre temas relacionados con la seguridad en Internet para conocer su opinión acerca de si consideran que los niños y jóvenes salen de la educación formal con las habilidades necesarias para hacer frente a los desafíos que supone la seguridad informática; si creen que existe falta de visión acerca de la importancia que tiene la educación en seguridad digital para los ciudadanos del mundo actual; si la educación formal obligatoria debería abordar algunos de los diferentes temas que conforman a la seguridad y si consideran que los docentes de estas etapas de la educación están preparados para hacerle frente a esta tarea.

¿Los niños y los jóvenes finalizan la educación primaria y secundaria con las habilidades suficientes para hacer frente a los desafíos que supone la seguridad informática?

Según la descripción del proyecto “Promoción de la Seguridad Informática en el ámbito escolar” de la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, los jóvenes que no son conscientes de los riesgos que trae la excesiva publicación de fotografías, comentarios sensibles e información privada en las redes sociales; ni asocian estas prácticas a problemas que muchas veces afectan los afectan, como es el grooming, sexting, ciberbullying, y el phishing.

Sin embargo, tal como explican los creadores de este proyecto que capacita a estudiantes de educación secundaria para que dicten talleres sobre seguridad informática en escuelas, el crecimiento de estas problemáticas ha generado la necesidad de que padres e instituciones educativas soliciten información y capacitación sobre estos temas, así como sobre protección de datos, identidad digital y robo de información, criptografía básica, uso indebido de las redes o prevención de ataques a través de la web.

Con el objetivo de conocer otras opiniones, consultamos a instituciones de distintos países para que, según sus realidades, nos den su opinión sobre la educación en seguridad en entornos digitales.

En países como Argentina y México, fuentes consultadas coinciden al opinar que los niños y adolescentes no egresan con las habilidades suficientes en seguridad informática. En México, por ejemplo, “la teoría y la práctica que les proporciona a niños y adolescentes en las escuelas puedfe llegar a ser insuficiente. En la educación básica y media superior, los temarios en ocasiones contemplan computación o informática, pero sin abordar a fondo temas relacionados a la seguridad de la información”, opinan desde el Equipo de Respuesta a Incidentes de Seguridad en Cómputo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM-CERT). “Así como se les enseña a los niños temas de prevención en sismos, de la misma manera se debería educar sobre el uso responsable de las tecnologías de información”, agregan.

En Argentina, desde Argentina Cibersegura, Asociación Civil que realiza actividades de concientización y educación sobre seguridad en entornos digitales, coinciden en que los alumnos no egresan con las habilidades suficientes y explican que esto puede tener varios motivos. “Por un lado, porque al pertenecer al área informática y no existir en el diseño curricular escolar obligatorio de todo el país esa asignatura, queda sujeto a que cada instituto decida si quiere impartir clases de informática o no. Además, las carreras docentes no están actualizadas para formar a los futuros formadores en competencias digitales y en seguridad en particular. Por último, porque el foco muchas veces está puesto en contenidos que se consideran son lo que necesitan las futuras generaciones, como es el caso de programación o la robótica, y se deja de lado la formación de personas que sepan ser, hacer y convivir en Internet”, explican desde la ONG.

En países como Inglaterra se realizaron cambios en la currícula que deberán adoptar de manera obligatoria las escuelas de aquel país y que entrarán en vigencia a partir de septiembre de 2020. Dichas modificaciones, descritas como “Educación en relaciones”, contemplan la educación en seguridad en línea e incluso han elaborado una guía dirigida a las escuelas para enseñar cómo estar protegido en el mundo digital. Sin embargo, especialistas consideran que solo con un cambio curricular es probable que no sea suficiente. Desde la organización sin fines de lucro con base en Inglaterra, Internet Matters, Claire Levens opina que “si bien los cambios en la currícula son bienvenidos, además de que deben ser financiados adecuadamente, los mismos deben venir acompañados por el nivel adecuado de capacitación docente, y en el caso de Inglaterra, a menos que algo cambie para proporcionar fondos y capacitación, es difícil ver cómo estos cambios por sí solos pueden llegar a ser suficientes”.

Falta de visión acerca de la importancia que tiene la educación en ciberseguridad

Es común que nos cueste tomar real dimensión de una problemática presente hasta que nos afecta directamente o a un ser cercano. Las fuentes consultadas coinciden al opinar que existe una falta de visión sobre la importancia que tiene la educación en estos temas. “Los ciudadanos pueden estar enfocados en hacer uso de la tecnología, pero sin ser conscientes, por ejemplo, de que la información personal o de la organización puede ser expuesta o que alguien puede hacer mal uso de la misma. Esto hace que no se preocupen por aprender sobre seguridad hasta que son víctimas de un ataque”, explican desde UNAM-CERT. “Muchas veces la seguridad de la información e informática se ve como un costo y no como una inversión, lo que hace que no se destinen recursos para prepararse ante estos temas, cuando en realidad invertir en educación podría representar un ahorro al evitar el impacto que puede provocar un ciberataque”, agregan desde la institución mexicana.

Más allá del valor de la educación y su incidencia directa para prevenir ataques y que los ciudadanos estén preparados para saber qué hacer ante situaciones que busquen afectarlos de alguna manera, como vimos en otro artículo de la serie en el que pusimos el foco sobre la formación de los profesionales en seguridad informática, ante la escasez y la demanda que existe de profesionales capacitados en este campo, la educación en edades tempranas puede colaborar también para que más jóvenes descubran en el campo de la seguridad un área de interés para desarrollarse en el futuro.

¿Debería la educación en seguridad informática formar parte de la educación formal?

Como vimos anteriormente, temas como la seguridad en línea, que están dentro del paraguas de la seguridad informática, fueron incluidos en la currícula obligatoria de Inglaterra para el próximo año. Según nos explican desde Argentina Cibersegura, en España también se han planteado establecer la educación de estos temas en edades tempranas. En este sentido, la ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales que entró en vigencia en dicho país en diciembre del 2018, surge a partir de la necesidad de adaptar el ordenamiento jurídico español al Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, por sus siglas en inglés) e incluye en uno de sus capítulos el tema de los derechos de la era digital y hace referencia al abordaje de la educación digital desde edades tempranas.

De esta manera, el artículo establece que el sistema educativo debe garantizar la inserción del alumnado en la sociedad digital y el aprendizaje de los medios digitales para que sea seguro y respetuoso con la intimidad personal y la protección de datos personales, contemplando también las situaciones que pueden surgir a partir del uso inadecuado de las TIC, fundamentalmente situaciones de violencia en la red, además de que deberá brindar al profesorado la formación necesaria.

Tomando como referencia el ejemplo de España, desde la ONG consideran que la educación en seguridad debería estar incluido en la currícula obligatoria, ya que “el objetivo de la escuela sigue siendo formar ciudadanos, y la dimensión digital no puede ser dejada de lado hoy día”, comentaron. En esta misma línea, desde el UNAM-CERT coinciden en que “se deberían de abordar los temas de prevención en seguridad de la información dirigido a usuarios finales de manera obligatoria en la educación básica y media superior debido a que vivimos en un mundo virtual e interconectado, sin necesidad de tener que contar con conocimientos especializados en tecnologías, lo importante es que los estudiantes puedan entender cómo funcionan las TI y sus riesgos asociados, ya que a partir de esto podrían protegerlas, protegerse mejor a sí mismos y a los que los rodean”, explican.

¿Están los docentes preparados para esta tarea?

Si bien desde hace un tiempo hay docentes que hacen uso de tecnologías colaborativas para sus cursos en un intento de aprovechar los recursos de estos tiempos para hacer más atractivas las clases para los alumnos, esto no quiere decir que estén capacitados para abordar el tema de la seguridad en Internet, así como otros temas relacionados a la seguridad informática.

En México, según un estudio realizado en 2017 por la  Asociación Nacional de Instituciones de Educación Superior (ANUIES), “solo el 32% de las Instituciones de Educación Superior (IES) brinda capacitación a su comunidad sobre políticas y buenas prácticas de seguridad ante amenazas y sobre medidas preventivas de seguridad de la información, y el 51% de las IES proporciona sensibilización en seguridad de la información al capital humano de su comunidad, lo que denota que el sistema educativo no ha logrado consolidar sus esfuerzos en materia de ciberseguridad”, opinan desde UNAM-CERT.

Desde Internet Matters, Levens dijo que no de manera rotunda, aunque agregó que “debemos ser conscientes de que a las escuelas se les pide que hagan muchas cosas, y probablemente la seguridad en línea no es una de sus prioridades”.

“Trabajamos permanente con docentes y en nuestra experiencia podemos decir que tanto los sistemas educativos actuales como los docentes que lo componen no cuentan con la preparación suficiente para afrontar tal tarea”, opinan desde la ONG Argentina Cibersegura. “Cantidad de docentes y estudiantes de profesorado que se enteran de muchas cuestiones a través de las charlas que ofrece Argentina Cibersegura, comienzan poco a poco a tomar conocimiento de estos temas. Además de ello, no se sienten seguros para abordar temas relacionados a la seguridad digital en el aula. Todos descansan en que debe enseñarlo un profesor de informática, y esa figura ni siquiera existe en la mayoría de las escuelas”, agregaron.

 

En el mundo ya existen iniciativas para capacitar a docentes que trabajan en edades tempranas de la educación con conocimientos y herramientas en el campo de la ciberseguridad con el objetivo de aportarle a las próximas generaciones las herramientas necesarias para hacerle frente a los desafíos que supone la seguridad de la información. En países como Estados Unidos, organismos como el United States Department of Homeland Security (DHS) cuenta con el Cybersecurity Education Training Assistance Program (CETAP). En Massachusetts, por ejemplo, la Universidad de Clark desarrolló en 2016 un programa para el sistema de escuelas públicas de Shrewsbury en el mismo estado con el objetivo de educar a los más pequeños como ciudadanos tecnológicos y capacitarlos acerca de los riesgos a los que está expuesta la tecnología que utilizamos y nuestra información. Si bien queda mucho por hacer, poco a poco se está haciendo más evidente la importancia de la educación en seguridad informática.

Fuente del artículo: https://www.welivesecurity.com/la-es/2019/11/18/educacion-seguridad-informatica-deberia-incluirse-educacion-formal/

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10 profesiones para el futuro que necesitamos

10 profesiones para el futuro que necesitamos

En la construcción del futuro ideal para las sociedades, los oficios y profesiones del presente se transforman, y surgen otras, para dar paso a nuevas opciones laborales que adaptan los últimos cambios tecnológicos y desarrollan procesos automatizados que respondan a las necesidades actuales y de los próximos años, como aquellas enfocadas en medicina avanzada, desarrollo de software y gestión de energías alternativas.

Ciudad de México 15 de octubre de 2019. Para asegurar las condiciones necesarias en la creación de las ciudades y los servicios óptimos para los próximos años, se necesita de profesionales capaces de generar ideas y soluciones que respondan a las exigencias del futuro. Para algunos trabajos ya no se necesitará la participación de humanos, pero otros nuevos surgirán.

Las carreras y profesiones que más impactan al desarrollo social y tecnológico de las ciudades se transforman a través de los años, al grado que hay trabajos en los que la aplicación de sistemas automatizados ha ido desplazando a las personas para dar paso a robots y sistemas inteligentes.

Se podría pensar que en el futuro los robots se adueñarán de los trabajos de humanos; en realidad, se encargarán de puestos que pueden ser más eficientes con la gestión de sistemas automáticos. Con ello, también surgen y seguirán apareciendo profesiones de acuerdo con las novedades tecnológicas de cada época, que respondan en favor del desarrollo humano, industrial y ambiental, para mejorar la calidad de vida en las sociedades. Por ello, RobotiX enlista las principales profesiones que serán clave para llegar al futuro deseado:

•    Desarrolladores de software: Los expertos en programación y lenguajes informáticos serán pieza fundamental en la automatización de procesos y generación de plataformas virtuales que permitan a empresas, instituciones y servicios funcionar de manera remota, comunicarse a través de canales innovadores y aplicar la inteligencia artificial a los procesos del día a día.

•    Analistas de BigData: Las cantidades de información que se mueven a través de la nube son enormes, siendo cada vez más necesario contar con expertos en procesar todos estos datos para convertirlos en información útil, para el desarrollo de productos y servicios que cubran las necesidades de todos. Los “científicos de datos” tienen que ser expertos en lenguajes de bases de datos como Hive y Hadoop, lenguajes estadísticos, análisis de la información y su aplicación en procesos de toma de decisiones, para empresas e instituciones.

•    Ingenieros ambientales: Ante los retos ecológicos provocados por el cambio climático, es de importante que la humanidad impulse soluciones para garantizar su supervivencia y la recuperación del equilibrio ambiental. De ahí la importancia de especialistas en el cuidado y protección de los ecosistemas, aplicación de sistemas biológicos, físicos y químicos en procesos agrónomos y asesoramiento a distintas industrias para reducir su impacto ambiental.

•    Ingeniero hospitalario: la innovación en los sistemas de salud y la aplicación tecnológica en los hospitales ha llamado la atención de una rama de la ingeniería especializada en plataformas y equipos electromédicos con mejoras en precisión y sanidad.  Se busca el correcto funcionamiento de la maquinaria necesaria para el funcionamiento de centros hospitalarios, como los que mantienen el funcionamiento diario de las instalaciones, y los sistemas de diagnóstico, tratamiento y recuperación de pacientes.

•    Seguridad informática: A la sociedad de hoy le preocupa la seguridad de los datos personales que ingresan en los sistemas digitales, los riesgos de hacking de información sensible o confidencial y la migración a sistemas bancarios “en la nube”. Para hacer frente a la incertidumbre y los riesgos que hay en la web, se necesita de profesionales que creen sistemas de protección, monitoreo y solución de conflictos que hasta hace algunos años no existían, como suplantación virtual de identidad o ciberataques.

•    Especialistas en genética y biométrica: La mejora de sistemas de vida y producción de alimentos se busca a través de la modificación genética para prevenir enfermedades y potenciar su valor nutricional, por lo cual se necesita de genetistas que investiguen de manera continua en este tema. Además, con el desarrollo de la biométrica se busca mejorar los procesos de reconocimiento facial y otras características estandarizadas de rasgos biológicos, útiles para sistemas de seguridad, realidad virtual y servicios especializados, como el monitoreo de signos vitales y alerta de enfermedades.

•    Urbanistas: El crecimiento acelerado de la población en el mundo ha provocado que las ciudades crezcan sin la planeación necesaria para garantizar la comodidad y bienestar de sus habitantes. Por ello, en los últimos años se ha impulsado que las nuevas generaciones se interesen por esta disciplina, la cual permite diseñar y ejecutar las políticas necesarias para planificar el crecimiento de las urbes, así como el surgimiento de nuevas poblaciones de manera organizada, segura y con el menor impacto ambiental posible.

•    Gestores en energía alternativa: Para garantizar la recuperación ambiental y uso responsable de los recursos del planeta. En esta categoría aparecen profesiones llamativas como los granjeros eólicos, encargados del diseño de mecanismos para la obtención de energía a través del aire; gestores ambientales con conocimientos en ingeniería del ambiente, mecánica y meteorología; o especialistas en obtención de energía a través de biomasas, como desechos sólidos y compuestos orgánicos.

•    Diseño de vehículos alternativos: Las ciudades del futuro necesitarán de sistemas de transporte eficientes y amigables con el ambiente, por lo que desde ahora es necesario desarrollar mentes creativas, capaces de desarrollar vehículos que garanticen la movilidad de la población y el flujo de las materias, ya sea a través de medios alternativos de energía, o al incorporar elementos para hacerlos más dinámicos.

•    Nanomedicina: En el campo de la medicina la revolución tecnológica se dirige a especialidades como la generación de implantes, órganos sintéticos, vacunas para enfermedades hasta ahora incurables o la cognotecnología, enfocada en estudiar los procesos cerebrales y neuronales.  Una especialidad en aumento de popularidad es la generación de tratamientos nano para diferentes enfermedades, que permitan procedimientos menos invasivos al cuerpo, como el uso de Nanobots para la reparación de tejidos y órganos.

Avanzar hacia el futuro exige que las profesiones se adapten a los requisitos tecnológicos, muchas de ellas evolucionarán y otras surgirán, dando paso a sistemas automatizados y una población especializada en generar las investigaciones, condiciones y maquinaria necesaria para hacer realidad un futuro responsable y eficiente.

“Los profesionistas que se requieren para generar y dirigir los proyectos que permitan vivir con bienestar en los próximos años y hacer uso de la tecnología de manera eficiente comienzan a instruirse desde hoy, por lo que hay que incentivar el acercamiento de niñas y niños a las ciencia, ingenierías y artes necesarias para desarrollar su curiosidad y participen de manera activa en la construcción de su mundo ideal”, destaca Roberto Saint Martin, director de RobotiX.

Acerca de RobotiX

Es el movimiento educativo de mayor impacto en Latinoamérica para el empoderamiento de niñas, niños y jóvenes a través de la robótica y las tecnologías exponenciales como método para detonar un impacto social.

Fuente de la Información: https://elperiodicodemexico.com/nota.php?id=927406

 

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Informe mundial de EfficientIP alerta que el sector educativo no toma en serio los costosos ciberataques

América del NOrte/EEUU/disruptive.asia/education

Las universidades, y el sector educativo en general, parecen no haber aprendido la importancia de la ciberseguridad, sufriendo más de cinco devastadores ataques cibernéticos por semestre, según un nuevo informe.

EfficientIP , que se especializa en seguridad de DNS para la continuidad del servicio, la protección del usuario y la confidencialidad de los datos, reveló que el sector educativo es una de las industrias más atacadas por los ataques cibernéticos en su  Informe global de amenazas de DNS de 2019 . La investigación realizada por EfficientIP e IDC encontró que el 86% de los encuestados del sector educativo experimentaron ataques de radar del Sistema de nombres de dominio (DNS) en el último año, el segundo más alto en todos los sectores después del gobierno.

Al encuestar a 900 expertos en seguridad de nueve países de América del Norte, Europa y Asia, el informe encontró que el sector educativo no está invirtiendo en su propia seguridad. Las organizaciones sufrieron un promedio de 11 ataques el año pasado, cada uno con un costo de $ 670,000, lo que resultó en una cifra anual de $ 7,370,000. Los ataques contra NTU y NUS apuntan a la vulnerabilidad del sector educativo en Singapur, especialmente cuando la motivación es robar investigaciones valiosas. 

El informe también reveló que la mitad de los ataques de DNS que las instituciones educativas experimentaron el año pasado estaban basadas en phishing. Estos ataques tienen efectos devastadores para las organizaciones educativas. Estos pueden variar desde el tiempo de inactividad interno de la aplicación, que afecta al 66%, hasta sitios web comprometidos: 50%; muy por encima del promedio mundial del 45% de las organizaciones de víctimas.

Si las instituciones educativas van a protegerse adecuadamente a sí mismas y a sus estudiantes, necesitan contramedidas más inteligentes. El 50% de los encuestados dijo que actualmente intentan mitigar los ataques apagando servidores y servicios, un 64% adicional apagando los procesos y conexiones afectados. Tirar del enchufe podría ayudar a detener los ataques, pero es un instrumento contundente que intenta detener amenazas cada vez más sofisticadas. Se necesita un monitoreo DNS más inteligente, análisis e inteligencia de amenazas para identificar estas amenazas antes de que comiencen, y poner en cuarentena los ataques sin desconectar servidores completos, interrumpiendo el servicio normal.

La educación se ha quedado atrás de la industria de la salud, el comercio minorista y otras industrias, con solo el 22% de las instituciones educativas encuestadas que priorizan el monitoreo y el análisis del tráfico DNS para cumplir con los requisitos de cumplimiento de las regulaciones de datos como GDPR. Además, con la adopción más baja de la automatización de la gestión de políticas de seguridad de red (8%), la educación comienza a retrasarse en demasiadas áreas clave para ponerse al día rápidamente.

Para leer el informe completo,  haga clic aquí .

Fuente: https://disruptive.asia/education-sector-cyber-attacks/
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