Por: Juan Castellanos y Natalia Zapata. La Izquierda Diario.
Este 14 de junio se realizarán las elecciones del SNTE en sus secciones 9, 10, 11 y 60, de la CDMX. Si bien es la primera ocasión que el voto será libre, directo y secreto la elección dista mucho de ser democrática.
La convocatoria, totalmente restrictiva y proscriptiva en sus bases, son tremendamente antidemocráticas y diseñadas para impedir la participación de los miles de maestros en el proceso. Por ello, en primer lugar hay que exigir el derecho al registro de las planillas de la CNTE en el proceso. En particular, de la Sección 9, la planilla “Roja democrática”, que hasta el cierre de estas líneas no ha conseguido su registro debido a las trabas burocráticas del SNTE.
Estamos convencidos y convencidas de que la forma por la cual vamos a lograr democratizar nuestro sindicato es por medio de la organización en las escuelas, por medio del paro, asambleas y movilizaciones combativas, tal y como sucedió en estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán.
En el caso del área metropolitana tenemos la experiencia de la lucha de Misael Nuñez Acosta, asesinado por los charros y pistoleros de Elba Esther, en 1980 que agrupó a decenas de miles de maestros contra los charros en la Sección 36 y la “Primavera Magisterial” de 1989 en la Sección 9.
La lucha masiva y en las calles es el único camino para conseguir nuestros objetivos. Por eso, hoy planteamos la necesidad urgente de organizar comités de lucha por nuestros derechos en cada escuela, para organizarnos en esa perspectiva.
Las elecciones como un momento
Sin embargo, las elecciones son un momento para mostrar nuestro descontento en las urnas y expresar nuestros reclamos, sin ceder ni un pedazo de calle en la lucha por una vida digna.
Y claro, también llamamos a votar a la CNTE porque representa un sector del magisterio con poderosos hitos en la lucha de clases, como la APPO en 2006, la lucha contra la Reforma Educativa en 2013 y la Batalla de Nochixtlán.
Los charros del SNTE avalaron la ley del ISSSTE (que liquida nuestras pensiones y jubilaciones), aplaudieron la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto que causó el despido de miles de profesores, la militarización de la sede de las evaluaciones punitivas y avalaron en los hechos la represión a los maestros que protestaron a la Reforma.
Por esos motivos inmediatos es necesario echar a los charros de nuestro sindicato. Por eso no hay que dar ni un sólo voto a los charros del SNTE, en ninguna de sus planillas, en las próximas elecciones del 14 de junio.
Votemos masivamente por la CNTE. Hagamos memoria, no podemos dar un voto a los charros.
Voto crítico, pero voto masivo
Creemos que la dirección de la CNTE desarrolló una política de confianza en el nuevo gobierno exigiendo mesas de negociación bajo la lógica de que en este nuevo escenario se podría negociar nuestros derechos y prestaciones.
La 4T, que se dice progresista, intentó votar la Iniciativa de Ley Indígena que convertía a los maestros en prestadores de servicios dando nuevas atribuciones al Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI). De aprobarse esa ley, los maestros indígenas dejarían de pertenecer al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y pasarían a ser parte laboral del INPI.
Este ley es un verdadero ataque y un grito de “guerra” a la CNTE en particular, pues “curiosamente” entre dichos contingentes magisteriales están los sectores más consolidados y combativos del magisterio democrático. Este motivo, así como la continuidad de la política neoliberal en la educación, por más que la pinten de “progresista” con la Nueva Escuela Mexicana, es suficiente para que la dirección de la CNTE defienda categóricamente los principios de la independencia de clase.
Es un momento clave en la lucha por la educación en México, en la lucha por la democratización del sindicato y en la lucha por nuestros derechos y de los más precarios como son los trabajadores sin contrato en la educación privada y pública.