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Las luchas de los universitarios ayer y hoy: Nicaragua

Autor: José Luis Rocha

Los universitarios de hoy, que son mayores en número, también se enfrentan a mayores exigencias que los de ayer. 

Por sus contrastes y sus semejanzas, la revuelta de abril, en gran medida protagonizada por los estudiantes universitarios, puede recibir luces provenientes de las luchas estudiantiles contra los dos primeros Somoza. La inserción de la universidad en el sistema capitalista es el primer contraste. Cuando Carlos Fonseca Amador dirigió –en abril de 1968, hace exactamente medio siglo– un mensaje a los estudiantes para animarlos a que emprendieran protestas beligerantes que no se redujeran a meras proclamas, atribuyó la inercia estudiantil a la penetración capitalista en las universidades. En 2018, esa penetración se ha profundizado. Hay en Nicaragua un mercado donde compiten –no sólo dos sino– más de medio centenar de universidades, algunas enloquecidas por insertarse en los sistemas de acreditación internacional, autopublicando adefesios y autograduando doctores semianalfabetas que les permitan elevar su puntuación en los baremos de las multinacionales de la “accountability” académica.

La calidad se contabiliza en número de graduados, posgrados, doctores, reglamentos, procedimientos burocráticos, publicaciones, etcétera. Se ha mercantilizado un ámbito que antes no era “vendible”. En paradójica contrapartida, los estudiantes están recibiendo títulos cuyo valor facial no corresponde a su valor real porque reciben una retribución cada vez más deprimente cuando lo canjean en el mercado laboral. La burocracia universitaria se mercantiliza y sus “productos” son peor recibidos en el mercado. La parafernalia burocrática de la universidad se conecta al mercado; sus títulos están desconectándose cada día más y más.

Las y los estudiantes están jugando ese juego, les guste o no, lo entiendan o no. Nadie entre ellos ha cuestionado las reglas de ese juego. Ningún grupo de la coalición estudiantil ha emitido un pronunciamiento al respecto. Su lucha tiene una finalidad generalizable e inmediata: ponerle fin a la dictadura. En este horizonte estrecho pero urgente coinciden con los primeros universitarios antisomocistas de los años 40 e inicios de los 50, enfocados en impedir la reelección del primer Somoza. Sólo cuando se fueron creando círculos de estudio marxistas y de la teología de la liberación, las luchas universitarias intensificaron su ambición, decantándose hacia una batalla contra el sistema capitalista.

Este rasgo avisa de otro punto de contraste: los universitarios antisomocistas de los años 50 y más aún los de los 60 y 70 podían apuntar con el dedo hacia un horizonte tangible: la Unión Soviética, la Europa del este y la Cuba revolucionaria. Su anhelo tenía una concreción y era sistémica. No era utópico, sino tópico. Los universitarios de hoy parecen contentarse con aspirar a la democracia representativa, un objetivo que hubiera parecido modesto a sus predecesores, pero que por desgracia no lo es en el contexto actual.

Estos universitarios, huérfanos de utopías más amplias, se han tenido que enfrentar no a un Estado artillado como el de Somoza –a una Guardia Nacional que era el ejército de una familia, pero un ejército profesional al fin y al cabo-, sino a un Estado gamberro, que echa mano de antiguos militantes con experiencia militar a los que tenía en el olvido, los recoge de las acequias de la historia, los encapucha y los dota de armas y licencia para matar. El resultado salta a la vista. Había en la Guardia Nacional una especie de contención. No todos los excesos estaban permitidos contra manifestaciones pacíficas. Los estudiantes de hoy han enfrentado un baño de fuego que suscita la perplejidad de los analistas más curtidos.

En su memorable mensaje de abril de 1968, Carlos Fonseca hace un recuento de los estudiantes caídos en una década de lucha: un total de 23. Esas cifras incluyen los muertos en la traumática masacre de julio de 1959. La tarde del 23 de julio de 1959, un pelotón de la Guardia Nacional disparó contra una manifestación de universitarios en León y asesinó a cuatro estudiantes, una mujer y una niña. Los periodistas de la época hablaron de “asesinato en masa”. En la revuelta de abril de 2018, solamente el día de las madres hubo 18 muertos. La Asociación Nicaragüense por los Derechos Humanos ha registrado un total de 448 muertos, la mayoría asesinados por grupos paramilitares y la Policía Nacional. “Asesinato en masa” parece una etiqueta insuficiente.

Este es un contraste entre el antes y el ahora que no podemos pasar por alto. La explicación más simple es que Ortega es más criminal que Somoza. Sin duda los individuos imponen cierto sesgo a la historia cuando pueden decidir el rumbo de acontecimientos clave. Pero ni la aceptación de las doctrinas de Lutero se explica sin la oposición nacionalista germánica a las exacciones pecuniarias de Roma ni el arrastre de Hitler sin el antisemitismo tan arraigado y difundido, por mencionar sólo un aspecto del contexto. El contexto en el que operan los individuos explica mucho. El contraste entre el contexto de antes y el de ahora nos puede dar algunas respuestas.

Curiosamente el contexto actual parecía adecuado para que los organismos supranacionales –cuyo poder interventor se tiene en alta estima en la era de la globalización legal y judicial- sirvieran como fuerza de contención. Pero sus funcionarios casi vieron caer los cadáveres a sus pies y no consiguieron detener la serie de masacres que iban en curso. La rapidez con que corren las noticias también debía haber operado en favor de una rápida intervención de organismos internacionales. Pero no lo hizo. No lo hizo porque los organismos internacionales trabajan con la misma parsimonia de la era pre-informática, pero los criminales trabajan con menos contención y escrúpulos y más rapidez: para saber que no estamos ante casos aislados de falta de contención y de deseos de guardar las formas echemos una mirada a los numerosos asesinatos de periodistas y ecologistas en la vecina Honduras.

Sin embargo, esos crímenes han sido cometidos a cuenta gotas. Y en Nicaragua hubo una sucesión de masacres. ¿Por qué? Otras explicaciones del exceso de Ortega y la contención de Somoza encuentran asideros prestando atención al contexto interno. Propongo tres explicaciones, sin presumir que sean las únicas. En primer lugar, el FSLN como partido-iglesia. Los universitarios que enfrentaron a la dictadura somocista no estaban ante un personaje ni un partido que suscitaran tanta veneración. La militancia en el FSLN es un culto y sus adeptos inmolan su capacidad de juicio en su humeante altar. Este es un capital moral que los miembros menos escrupulosos del FSLN han sabido explotar. El carácter confesional del FSLN convence al Sumo sacerdote y su sacerdotisa de tener la razón y les permite actuar como jueces y emitir condenas.

En segundo lugar, hay un miedo a los números grandes que no debemos subestimar. El pánico produce reacciones drásticas. En 1950 había apenas 494 universitarios, grupo muy selecto en una población de 160,658 jóvenes de entre 18 y 25 años. Un quinquenio después ese grupo se había casi duplicado: en 1955 había 840 estudiantes universitarios. Aun así, los universitarios seguían siendo un ave rara dentro de un gran universo de 174,487 jóvenes de 18 a 25 años. Apenas uno de cada 200 jóvenes de ese rango etario estaba en la universidad.

En contraste, en 2014 había 123,220 universitarios y un total de 1,283,174 jóvenes de 15 a 24 años. Son universitarios cerca de 20 de cada 200 jóvenes de ese rango etario, que empleo por ser el más cercano al de 18-25 años disponible en las estadísticas oficiales. Los universitarios son muy numerosos. La lucha contra Somoza requirió el concurso de los estudiantes de secundaria para aproximarse a números significativos. En la revuelta de abril de 2018 ha bastado un porcentaje muy reducido de universitarios dispuestos a jugarse la vida para poner de cabeza un país tan pequeño como Nicaragua.

La relación numérica también favorece a los universitarios frente a las “fuerzas de orden”. En 1956, año del ajusticiamiento de Anastasio Somoza García y tres años antes de la masacre de julio de 1959, había 970 estudiantes. Ese año la Guardia Nacional registró en su haber 4,391 miembros, una proporción de 4.5 guardias por cada estudiante y de 349 guardias por cada 100 mil habitantes. Seis décadas después, tenemos 454 entre policías y militares por cada 100 mil habitantes, una combinación de fuerzas coercitivas superior a aquella de la que dispusieron los primeros dos Somoza. Pero la proporción con respecto a los universitarios se invirtió: ahora hay 4.4 universitarios por cada policía/militar. Este es el contexto demográfico y del peso relativo universitarios/fuerza coercitiva que produce pánico en el gobierno de Ortega.

En tercer lugar, las redes sociales actúan como magnificadoras de eventos, redes, aliados y contendientes. Facebook, Twitter, WhatsApp y los miles de blogs son mucho más rápidos, masivos y económicos que los volantes y folletos producidos en mimeógrafo de los universitarios que enfrentaron al somocismo. Sus imágenes y palabras son indestructibles, llegan a un público más amplio y son menos reprimibles que los discursos de dirigentes trepados sobre cajas de jabón a guisa de podio a cielo abierto. Los universitarios de hoy pueden –y de hecho lo hacen- seguir recurriendo a estos medios, pero ya no tienen que limitarse a ellos porque las redes sociales les permiten superar las limitaciones espaciotemporales. Los volantes podían ser decomisados y quemados. Los mensajes de WhatsApp atraviesan ciudades, países y continentes antes de llegar a los tenebrosos despachos de la seguridad del Estado.

La capacidad de convocatoria de los nuevos medios de comunicación pudo ser apreciada en las multitudinarias manifestaciones que desde su búnker en El Carmen la pareja presidencial vio. El hecho de que la vicepresidente se refiera a los autoconvocados como minúsculos, puchitos, remanentes, chingastes, poquedad y almas pequeñas es sintomático del pánico ante su tamaño. La palabra “minúsculos” aparece en cinco de los primeros nueve párrafos de su alocución del 19 de abril. La sangrienta reacción del poder fue proporcional al pánico experimentado. Fue terrorista todo lo que les provocó terror.

Los universitarios de hoy, que son mayores en número, también se enfrentan a mayores exigencias que los de ayer. Sobre sus espaldas la historia ha echado cuatro centenares de muertos. Enfrentan una dictadura que ha probado ser más sangrienta y que ahora busca descubrirlos, perseguirlos y castigarlos. En estos momentos están respondiendo a una dura ordalía que pone a prueba su compromiso y su creatividad. Ya probaron que tienen coraje. Las redes sociales seguirán siendo su instrumento, uno del que sus predecesores no dispusieron. Y aunque no hay determinismo tecnológico, las redes sociales expanden el horizonte de posibilidades. Sabemos que son un magnificador de los eventos. Falta averiguar si son también un acelerador de los procesos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=245979

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Ganamos las elecciones, ahora enfrentemos al neoliberalismo en la educación pública

México / 22 de julio de 2018 / Autor: Oswualdo Antonio González / Fuente: Insurgencia Magisterial

No podemos construir a partir del odio,

debemos transpirar amor a nuestros entornos,

llenar de miradas-ternura a los otros distintos,  

sembrar de sonrisas-esperanzas los horizontes.

Y vaciados de lo aprendido del “opresor”,

limpiar la palabra en el diálogo.

La nuestra es una lucha por los otros,

para que puedan ser siendo.

La nuestra es una vida laboral sembrando amor.

Obrador ganó la elección en la que participó y ahora es ya Presidente electo. El cambio de estatus, de candidato a ganador se dio de un segundo a otro. A partir de diciembre dispondrá de todos los recursos que antes manejaron el PRI-PAN-PRD para beneficiarse y con ello, hacer de las promesas realidades.

Pero eso no ocurre en el caso de la educación pública, ganar la elección no significó en automático un cambio de estatus. Ganar la elección es apenas el inicio de una batalla con aquellos que “apoyaron” y ahora quieren una “rebanada del pastel”. Después vendrán las batallas por las decisiones o inacciones, posteriormente por los resultados.

Lo posible

Focalizar los recursos del Estado en limpiar el modelo neoliberal que lo sostiene, es una estrategia que no polariza, por el contrario unifica los extremos y crea una percepción de unidad y dibuja un escenario de beneficios compartidos. Técnicamente corregir las fallas de mercado beneficia a todos ya que hace creíble la promesa de un sistema capitalista perfecto. Sintetizar esas fallas de mercado en la categoría corrupción, lo hace observable como indicador de buen gobierno y construye una serie de sucesos altamente predecibles.

Para las caras no tan agradables del neoliberalismo, están los recursos públicos en altos volúmenes para destinar a programas sociales y a la “reparación” de impactos ambientales indeseables, con ello, el neoliberalismo ya no se verá tan depredador.

Es lo posible y en esa ruta parece caminar la esperanza que hicimos llegar al gobierno.

¿Entorno neoliberal con educación pública?

Si el presente es neoliberal el futuro debe ser colectivo, comunitario, autodeterminado.

La esperanza no vive en el presente, sirvió de utopía, pero ya no cabe en la disputa diaria por mantener los mercados estables y con ello evitar la fuga de capitales. La frialdad de los indicadores micros y macros marchita los corazones que soñaron con un México latiendo a la izquierda. La esperanza ya no puede ser bandera pública, le pasó lo mismo que a la palabra “cambio”, ya no expresan, ya no movilizan, ya no son políticamente correctas.

La esperanza, no está más en el presente, vive ahora en el futuro y el futuro se construye y se forma todos los días en las escuelas públicas del país. He ahí la importancia estratégica de la educación pública. En ella se pelean las batallas futuras en espacios como las racionalidades y los corazones.

Desde educación inicial hasta la enseñanza media, la llamada educación pública funciona para el neoliberalismo como los espacios de entrenamiento de consumidores, de selección de los futuros tomadores de decisión, de aplicación de correctivos e incentivos y como laboratorio para probar diversos mecanismos de control. Es la garantía de perpetuación de este modelo depredador de la vida humana y de la naturaleza.

¿En un gobierno de la esperanza para qué servirá ahora la educación pública? Me parece que no hay opción, debe servir para ponerle fecha de término del modelo neoliberal en México. Debemos romper las cadenas de producción en serie de consumidores, conformistas, individualistas, machistas, valemadristas.

Detener las cadenas de producción no es un trabajo difícil, basta con permitir la pregunta, la duda, no enseñar verdades. Metafóricamente, tiremos las guías, los planes, los materiales de apoyo, todo aquello que nos indique que hacer. Vaciémonos de indicaciones externas. Permitamos que nuestros sentidos vean a nuestros estudiantes, dialoguemos, que la palabra sea la computadora, que las dudas sean contenidos, que los contextos sean letras.

Enfrentemos al neoliberalismo, en la educación pública, ese es el campo de batalla más importante. No lo olvidemos los educadores.

La educación básica, la educación pública es clave para el futuro del país, no podemos dejarlo en manos de tecnócratas, de neoliberales buscachambas, de intelectuales que se acomodan sin rubor alguno a cualquier equipo en el poder.

Una propuesta

En sintonía con la propuesta de austeridad del nuevo gobierno, se puede anunciar que todos los que aspiren a tener un puesto de toma de decisión en las áreas técnicas de los distintos niveles educativos, no se les pagará ningún incentivo económico extra, desarrollarán su actividad con el salario que actualmente perciben. Además de lo anterior deberán presentar un proyecto, donde puntualicen cómo el área que aspira coordinar aportará para desmantelar al sujeto neoliberal y construir en su lugar el ciudadano al que aspiramos formar.

Aviso

El próximo sábado 21 de julio desarrollaremos en Xalapa, Veracruz, el Primer Taller para visibilizar la cárcel cognitiva neoliberal e imaginar una educación centrada en lo público. Compartiremos los materiales del Taller, por este medio, para que pueda ser desarrollado por otros colectivos u organizaciones.

Agradecimiento

Gracias a Lucía, Roberto y Marcelino, autores de la Columna Cortocircuitos, por hacernos “pensar fuera de la caja”.

Fuente del Artículo:

http://insurgenciamagisterial.com/ganamos-las-elecciones-ahora-enfrentemos-al-neoliberalismo-en-la-educacion-publica/

ove/mahv

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Educación, movimiento estudiantil y mayo del 68, ¿qué queda?

Por: Jaume Carbonell

El año 68 alumbró una gran cantidad de ideas y propuestas con una fuerte carga imaginativa. ¿Qué queda de esta mítica revolución? Aquí se cuenta en dos entregas.

Nunca como en el 68 se confrontaron tantas ideas en libertad

“Las revoluciones proletarias serán fiestas o no serán, pues la misma vida que anuncian será creada bajo el signo de la fiesta. El juego es la racionalidad última de esta fiesta, vivir sin tiempo muerto y disfrutar sin trabas son las únicas reglas que podrá reconocer”. Así termina el manifiesto de la Internacional Situacionista: “La miseria en el medio estudiantil, considerada bajo sus aspectos económico, político, psicológico, sexual e intelectual”,uno de los grupos y referentes teóricos fundacionales del 68 parisino, al que pertenecía uno de sus líderes más emblemáticos: Daniel Cohn-Bendit, que se mueve en una cultura libertaria de nuevo cuño, más espontánea y epicúrea.

Para esta nueva revuelta estudiantil no se puede transformar el mundo sin cambiar la vida cotidiana de las personas. No basta con socavar las viejas estructuras económicas y sociales sino que se requiere una revolución de las conciencias para introducir una civilización con nuevos valores y con el disfrute de una vida menos dependiente del trabajo monótono, y sumamente más digna y creativa. Mayo del 68 significa la emergencia de la juventud como nuevo sujeto histórico que certifica la muerte de los viejos dogmas y explora otros caminos para pensar la realidad y hacer política, sustituyendo las reivindicaciones de carácter material y económico por otras demandas cualitativas radicalmente distintas: porque no se trata de mejorar el orden existente sino de destruirlo.

Por eso, el movimiento estudiantil de los sesenta denuncia tanto al sistema capitalista de mercado opresor, consumista y competitivo como al socialismo de Estado bajo las diversas versiones estalinistas, con  sus mecanismos jerárquicos autoritarios, burocráticos y represivos. Por encima de todo, se buscan nuevos espacios y relatos de liberación individual y colectiva, a partir de una amalgama muy variopinta de referentes. Porque en las manifestaciones, barricadas y ocupaciones de facultades se mezclan las banderas rojas y negras; los anarquistas, trotskistas, maoístas y otros grupos comunistas heterodoxos; los iconos del, Che GuevaraHò Chi Minh Mao; la poesía de Rimbaud que invita a cambiar la vida con el mensaje de Marx de transformar el mundo.

Ahí está Guy Debord con su obra La sociedad del espectáculo, donde denuncia el modo en que las relaciones entre las mercancías sustituyen las relaciones entre las personas que asisten pasivamente a un espectáculo mediado por las imágenes. Ahí está Herbert Marcuse para lanzar sus dardos en Eros y civilización y El hombre unidimensional, contra el capitalismo avanzado del Estado del Bienestar que no cesa de producir necesidades ficticias para mantener alienada a la población de sus necesidades reales, reivindicando la convivencia entre dos principios básicos: el de realidad y el de placer. Ahí está Henry Lefebvre con El derecho a la ciudad, una propuesta para modificar el espacio físico y social. Y ahí están el surrealismo y el movimiento Dada, que conceden más importancia al acto creativo que al producto creado, dando rienda suelta a la libertad individual, la espontaneidad, la intuición, el caos y a lo aleatorio. Y de manera directa o indirecta, está la cultura del rock, la canción de protesta, la contracultura o el movimiento hippie.

Mayo del 68 es, sobre todo, París. Pero hay otros mayos simultáneos con un precedente poderoso en las aulas universitarias de Berkeley que, entre otras luchas, protagoniza la oposición a la guerra del Vietnam. Praga, que busca una tercera vía de socialismo en libertad para desprenderse de la Unión Soviética que envía sus tanques para reprimirla. La matanza en la plaza de las Tres Culturas de México DF por las protestas por la corrupción del PRI, el partido gubernamental. Berlín y otras ciudades europeas y americanas.

Desde hace unos meses la prensa y las librerías se han llenado con lecturas e interpretaciones para todos los gustos de esta revolución tan singular. Hay quien la banaliza calificándola como un simple divertimento de hijos de papá o como un estallido meramente hedonista, individualista, sin apenas trascendencia histórica; hay quienes desearían olvidarla porque aún no encuentran explicación y les resulta incómoda; hay quienes siguen idealizándola acríticamente y hay quienes, aún admitiendo que en términos políticos fue un fracaso, no lo fue en términos civilizatorios a medio plazo. Porque jamás en un solo año se cruzaron tantas ideas y propuestas. Por eso “buscar la playa bajo los adoquines” no fue en vano. En menor o mayor medida, a partir del 68 empezó a hablarse y a organizarse el feminismo, el pacifismo, el ecologismo, el antiimperialismo, el respeto a las minorías, el comunitarismo, la lucha por los derechos civiles, la revolución sexual y otros cambios en la vida cotidiana que imprimían un nuevo sello a los procesos revolucionarios anteriores. 

La educación estuvo en el epicentro

Hay un film, Jonás que cumplirá 25 años el año 2000, que ilustra muy gráficamente cómo se entendían por aquel entonces las alternativas educativas en clave libertaria-ecologista: relaciones sexuales más abiertas, trabajo artesanal y en la granja, educación de los hijos por parte de la propia familia, etc. En el trasfondo siempre hay una crítica a la institución familiar -la aportación de W.Reich es también fundamental- y a cualquier otra institución de opresión individual y control social. Por eso se buscan nuevas vías al margen de la sociedad y de la escolarización ordinaria.

De ahí ha derivado la School at home, aunque las motivaciones de esta opción no siempre parten de este planteamiento. Este es un relato, pero hay otras experiencias que tuvieron cierto arraigo como las comunas infantiles de Berlín Occidental que nacen al amparo de la lucha estudiantil como alternativa a la sociedad capitalista donde las necesidades y deseos individuales no estuvieran reprimidos. Se trata de una pedagogía contrahegemónica que busca la máxima libertad individual total dentro de la comunidad, un nuevo rol liberador de la mujer y el ensayo de un modelo de autogestión en la vida cotidiana y en la organización del proceso educativo. En otra perspectiva diferente, cabe destacar igualmente los puntos de conexión con las tesis contenidas en La escuela ha muerto de Everett Reimer y de La sociedad desescolarizada de Iván Illich con su propuesta de tramas de aprendizaje al margen de la educación formal.

Algunas iniciativas pedagógicas tenían un carácter más marcadamente social de cariz anarcocomunista -en una línea consejista o asamblearia- mientras que otras se sitúan el el discurso contracultural del movimiento hippie. Tal es el caso, por ejemplo, de la escuela ibicenca de Blat, una experiencia de escuela unitaria creada a iniciativa de una pareja de españoles que funcionó durante los años setenta. En lo pedagógico se sigue la estela de la mítica escuela-internado de Summerhill, fundada por A. S. Neill, en la que se plantea la eliminación de deberes y castigos, la igualdad entre el profesorado y el alumnado, la educación sexual basada en la máxima libertad, el pacifismo y el desarrollo máximo de la creatividad. Muchas fueron las tentativas de crear otros summerhills en distintos lugares. Y, en cierta medida, el actual movimiento de las llamadas escuelas libres recoge parte de su ideario educativo. Porque otra de las características de estas contrapedagogías del poder es el retorno a la naturaleza, la elección de lo que se quiere aprender, el autogobierno, la educación en libertad, el número reducido de alumnos o la concepción del profesorado como mediador o, incluso, como compañero, eliminando todo tipo de jerarquía.

En el sustrato de estas pedagogías radicales están autores tan diversos como J. J. RousseauL. TolstoiA. BretonP. Sansot o E. Fromm. Y siempre Marx y sus seguidores -excluyendo a la ortodoxia comunista- y Freud, con las distintas derivaciones del psicoanálisis. Todos aquellos relatos que se plasmaron en pedagogías no directivas y antiautoritarias y que se articulaban en torno a la liberación individual y social.

La sombra del Mayo del 68, tan imprecisa como alargada, también dejó su poso en España en distintos momentos. En los conflictos universitarios con algunas tentativas minoritarias en la búsqueda de clases y seminarios alternativos; en procesos formativos docentes como la Escuela de Verano del 69 con debates provocativos y una reducción sustantiva de los cursos para dedicarlos al libre intercambio de ideas; en las largas e intensas fiestas de la palabra y el arte, libertarias y contraculturales, durante la Transición; o en el movimiento de los indignados del 15-M con las plazas convertidas en foros de debate permanente: una de las experiencias más ricas de participación democrática y autogestión política.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/05/10/educacion-movimiento-estudiantil-y-mayo-del-68-que-queda/

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Libro: Influencia de los organismos internacionales en las políticas educacionales

Influencia de los organismos internacionales en las políticas educacionales

¿Sólo hay intervención cuando hay consentimiento?

Silvia Regina Canan. [Autora]

ISBN 978-987-722-299-1
CLACSO. Mercado de Letras.
Buenos Aires.
Septiembre de 2017
 

En esta obra escrita por Silvia Regina Canan está explicitado el conjunto de condicionantes e implicaciones que resultan de la trayectoria del capitalismo involucrando la categoría educación, trayendo como mensaje subliminar que el mundo es mucho más complejo de lo que nos imaginamos, que en el decurso del camino aparecen los percances y que somos sorprendidos por la certeza del cuanto todavía tenemos que caminar. Pero eso no impide que continuemos, justo lo contrario, nos mueve a buscar nuevos y desafiantes rumbos.
La lectura de este libro se hace obligatoria a todos aquellos que trabajan con educación, sea formal o no formal. Esa es, sin duda, la palabra que más representa la construcción de esta obra: desafiante. El desafío de salir de la “zona de confort”, donde lo conocido estaba seguro y protegido, para encontrar nuevas posiciones/oposiciones.
Fuente: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1288&pageNum_rs_libros=5&totalRows_rs_libros=1276
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Las violencias invisibles en la escuela

Por: Julio Rogero

Muchas de las violencias sociales (miedo al otro, situaciones económicas imposibles, competitividad) son asumidas por los centros educativos.

Las nuevas formas de violencia se van haciendo muy significativas en la sociedad actual de la modernidad tardía, dominada por los modelos de vida impuestos por la sociedad neoliberal del capitalismo salvaje. Esas violencias también se viven en la escuela, aunque, quizás, de forma más imperceptible y a menor escala.

Actualmente, nos solemos centrar en las violencias producidas en los conflictos entre iguales, que se muestran de forma explícita dentro del centro educativo y del aula. Son las formas de violencia que provocan situaciones de quiebra de la convivencia: el bullying y el ciberbullying como formas de acoso entre iguales, la violencia de género y las conductas disruptivas en el aula en sus diferentes formas. También se dansituaciones de dominio y sumisión de arriba hacia abajo. Estas formas de violencia son las más visibles, las más tratadas en la bibliografía y en las actividades de formación sobre convivencia, y las que se suelen tener en cuenta en los diferentes planes de convivencia de los centros educativos.

Decíamos en un artículo anterior que hay otras formas de violencia invisibles y silenciosas, propias de la “sociedad capitalista de rendimiento”, que también se reflejan en nuevas formas de hacer y de ser en la escuela.

Hay toda una violencia ejercida por la escuela como institución contra todos sus componentes, pero de forma especial contra el alumnado, cuando no se presta atención a la tensión que estos viven (también contra el profesorado y las familias, aunque son problemáticas diferentes) cada vez con más intensidad. Cuando no son tenidos en cuenta y cuando no se percibe el sufrimiento ante muchas situaciones de poca valoración, de insensibilidad ante lo que viven con frecuencia, tanto dentro como fuera de la escuela. Eso se refleja en un silencio pertinaz del alumnado, en una baja valoración de sí mismos, en otras reacciones de agresividad indiscriminada que manifiestan la situación que vive y que son llamadas de atención ante determinadas situaciones de violencia vivida en la familia, en la escuela, en su relación con los demás y consigo mismos/as, o en su relación con el propio profesorado.

La escuela se centra en lo que obliga al éxito académico, al emprendizaje, al sobreesfuerzo y a la explotación de sí mismo en los aspectos que se exigen para conseguir la excelencia, el mérito y la buena posición en la escala social. Hoy es casi lo único que le importa a la institución escolar neoliberal: los resultados (las evaluaciones-exámenes), el sentimiento de libertad para que nadie se interponga en el éxito y desarrollo personal.

Al alumnado se le propone algo contradictorio. Que aprenda a convivir y a cooperar con los demás y, a la vez, que aprenda a competir contra todos para poder acceder al mercado laboral con garantías de éxito económico y social. El precio por lograr la exigencia de buenos resultados, puede llevar a sufrir problemas de ansiedad, estrés y depresión ante una tarea que, con frecuencia, se muestra titánica ante sus ojos. Así, la escuela ejerce una violencia sutil que va modelando al “sujeto neoliberal de rendimiento” para que, configurado como un ser libre, que elige ser dueño de sí mismo como condición para tener éxito, centre su vida en la obtención de resultados de éxito. De este modo, él será el único responsable y, si fracasa, aunque persevere, es que no se ha esforzado lo suficiente. Hoy se han creado y siguen creciendo las expectativas desmesuradas sobre cada uno de los niños y niñas. Por eso están sometidos a presión constante para que hagan de todo por situarse en los primeros puestos de la escala social en un mundo hiperexigente. La mayor violencia son todos estos muros invisibles que esta sociedad impone a la escuela, de los que con demasiada frecuencia es inconsciente y le hace el juego.

Esto provoca la violencia que sufre, sobre todo, el alumnado de fracaso escolar ya que es estigmatizado como el perdedor en la carrera por el éxito. Es el comienzo de una vida en la que tiene el riesgo de anclarse como fracasado y padecer el “desprecio al perdedor” en la escuela hasta que es suspendido y expulsado, y ya fuera en una sociedad que solo nos propone modelos de éxito económico.

Otra de las violencias invisibles en la escuela es la insensibilidad manifiesta ante la desigualdad, la pobreza y la marginación heredadas e impuesta a la infancia más necesitada. Son también las víctimas de una violencia, poco tenida en cuenta aunque denunciada por muchos, mantenida sistemáticamente por un sistema educativo que segrega a los débiles y potencia a los fuertes, que selecciona y clasifica para la reproducción social de una sociedad hoy y cada día más injusta y segregadora. Es una violencia ejercida sistemáticamente de forma silenciosa porque los actores de la misma, con frecuencia, no son conscientes de ella. Es la inequidad educativa como violencia, manifestada en muchos de los rasgos que caracterizan la injusticia escolar, plasmada en repeticiones, suspensos, fracaso escolar, absentismo, abandono temprano, falta de apoyos, desinversión, recortes y políticas educativas favorables a las clases altas y medias.

La violencia de la producción de la homogeneización impuesta en las diferentes redes escolares, por mucho que se hable de inclusión en cada una de ellas. Esas redes producen el miedo al otro, al diferente, al distinto. Solo su desaparición puede ser garantía de caminar en la dirección alternativa. También se reavivan otros miedos que nos suelen acompañar a lo largo de nuestras vidas y que son necesarios para que el sistema social dominante perviva: el miedo al propio fracaso, a no estar a la altura de las expectativas sobre uno mismo, la desconfianza y la sospecha que impidan avanzar en la construcción de lo colectivo y lo común desde la diversidad y la singularidad de cada uno. Por eso el miedo hoy es un entorno que también envuelve a la escuela y forma parte del medio que somos y en que vivimos.

A veces la mayor violencia del sistema escolar sobre el alumnado es el ocultamiento que hace de las situaciones conflictivas que vive en el ámbito familiar y en su contexto social. Es ahí donde se dan gran parte de las violencias de las que son víctimas la infancia y la adolescencia: la violencia machista y patriarcal, la angustia y la tensión generada por el paro, la precariedad, el desahucio y las carencias de todo tipo.

A estas violencias sociales y escolares les acompañan también las que se viven desde la familia sobre las expectativas que se crean sobre los hijos e hijas para que se preparen bien para competir y triunfar. No es suficiente ser buenos y competentes, ahora hay que ser excelentes y los mejores.

Estas violencia escolares son un gran desafío para todas las personas que se toman en serio la construcción de una convivencia positiva en el seno de la sociedad y de la escuela. Es necesario seguir analizando las violencias sociales invisibilizadas que llegan a la escuela y ella hace suyas. La consecuencia es que van imponiendo formas de vida sometidas, traumatizadas y doloridas por estas formas de violencia, que se sitúan en el interior de la persona por la presión exterior.

La respuesta de la escuela se está dando ya en positivo en muchas comunidades educativas de convivencia positiva, que comienzan a tener en cuenta estas violencias invisibles y silenciadas, y a tratarlas en un nuevo marco convivencial. Es necesario seguir construyendo una nueva cultura escolar desde la convivencia positiva y pacífica, el respeto profundo a los demás como parte de mí mismo, la acogida, la atención y el cuidado mutuo, capaz de promover nuevas formas de ser, de vivir y convivir.

Fuente noticia: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/01/15/las-violencias-invisibles-la-escuela/

Fuente imagen: https://mujeresyuniversidadsincifras.files.wordpress.com/2017/10/t9b.jpg

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La lección de Finlandia es que la educación no es un arma para conseguir el poder”

Por: Hector G. Barnés

Hace unos años, el revolucionario programa de los colegios jesuitas de Cataluña se convirtió de la noche a la mañana en uno de los temas preferidos en los cenáculos de la innovación educativa. Ni Finlandia ni Singapur: había sido un programa piloto llamado Horizonte 2020 el que había recogido y aplicado en nuestro país algunas de las propuestas de cambio educativo más vanguardistas. Lo más importante, visto años después, es que su intervención era sistémica y los resultados, que presentaron este mismo año, convincentes.

Uno de los principales artífices de este cambio era Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educación (FJE) por aquel entonces, pero que ya arrastraba una larga experiencia en el mundo educativo. El economista abandonó el proyecto a principios de este mismo año para centrarse en sus próximas metas: Reimagine Education Lab, un equipo que asesora a instituciones educativas en su proceso de innovación educativa, y su libro ‘Reimaginando la educación’ (Paidós Educación), una guía práctica que recoge 21 claves para transformar la escuela.

No hay un modelo educativo que debamos imitar, porque si existiese, ya lo habrían aplicado en todo el mundo

“Es un libro que he escrito para ti”, recuerda a El Confidencial cuando se le pregunta a quién va dirigido. “Da igual que seas padre, profesor, directivo, sindicalista, estés en la escuela o no. Lo he escrito para que reflexiones y te prepares para ser protagonista del cambio”. Es como una mezcla de libro de texto para adultos y un manual de cambio organizacional. Aragay tiene muchas papeletas para convertirse, si no lo es ya, en uno de los nombres clave en la educación española del futuro, ya que ayudará a dinamizar y propiciar muchos de los cambios de los que habla en su libro y que ya testeó en Horizonte 2020. Con él nos internamos en lo que viene.

PREGUNTA. En su libro escribe “si aceptamos que la educación está en crisis, estaremos de acuerdo en que, en cierta forma, está enferma”. ¿Cuál es esa enfermedad?

RESPUESTA. Básicamente, que un modelo de enseñanza que nace tal como lo conocemos en el siglo XIX, y que consiste en un profesor que habla y transmitec onocimiento y un alumno sentado pasivamente que lo escucha, ha entrado en crisis. La buena noticia es que lo hemos hecho llegar a todos los sectores de la población, porque en el XIX era para una minoría. Está diseñado como una industria, con un currículo del XIX, el siglo del enciclopedismo. Todo está en crisis. Crisis quiere decir cambio, debemos transformarnos, esto no puede continuar de esta forma.

P. Si es una enfermedad, ¿cómo empezamos a curarla?

R. Lo primero, si sigo el orden del libro, es parar, porque en la escuela hay mucho activismo. Lo segunda es visualizar, soñar un futuro distinto. Y lo tercero es diagnosticar. Hablamos de la escuela pero muchas veces los equipos directivos no comparten un diagnóstico, cada uno tiene el suyo. Si hiciéramos esto en un hospital, el enfermo terminaría mal. Hay personas que dicen ‘lo arreglo con las TIC’, ‘yo con un poco más de orden y disciplina’ o ‘yo con teatro’… Llamo a compartir un diagnóstico, aunque nos lleve un poco de tiempo, porque todos vamos a trabajar en la misma línea.

¿Un modelo inútil en el siglo XXI? (iStock)
¿Un modelo inútil en el siglo XXI? (iStock)

P. Propone que cada caso tiene su solución, y que no se pueden aplicar recetas maravillosas ni copiar ejemplos de éxito.

R. No hay un modelo que copiar, porque si existiese, ya lo habrían copiado en todo el mundo. La crisis de la educación no es de nuestro país, es de todo el mundo. Todos andan buscando caminos de cambio. El reto es que no podemos ni debemos copiar. Lo hay que hacer es ver cómo estamos, realizar un diagnóstico y movernos, salir de la inercia y de la zona de confort, soñar, experimentar y aprender haciendo.

P. Se considera que la educación es tan solo cosa de padres, profesores y directivos, pero no de la sociedad en su conjunto.

R. Es un grave error. Ahí sí que Finlandia nos da una lección. La principal cosa que deberíamos copiar de Finlandia, y solo es una, es el hecho de que allí gobierno y oposición, todos los partidos políticos, sindicatos, empresarios y la sociedad en general fueron capaces hace 30 años de ponerse de acuerdo en que la educación era lo más importante del país, que no es un arma política para conseguir el poder. Gracias a esto hay un sistema que funciona y que mejora día a día. Esto sí lo podemos copiar, pero su realidad es muy distinta, y metodológicamente tampoco son muy avanzados.

P. ¿Son los medios materiales una necesidad o una excusa?

R. La educación necesita todos los medios posibles, y hay que revertir los recortes que se le han hecho con la excusa de la crisis económica. Se necesitan más recursos, evidentemente. La otra cara de la moneda es que con lo que tenemos podemos hacer muchas cosas. Por tanto, a mí me parece que a veces es una excusa decir que necesitamos más. Como tenemos dos manos, con una podemos pedir, pero con la otra ponernos en marcha. Por responsabilidad profesional, porque hay chicos y chicas a los que no podemos formar como nos formábamos tú o yo.

El principal freno para la innovación educativa y el que más cuesta cambiar son los marcos mentales de los directivos de los colegios

P. En el libro apela a menudo a los equipos directivos de los centros, que suelen dejarse de lado. ¿Son los grandes olvidados, cuando precisamente son muy importantes en la jerarquía?

R. He ido a más de 16 países y he visitado cientos de centros escolares, pero cuando me preguntan cuál es el principal freno que veo en el mundo para hacer un cambio, no son ni las leyes, ni las familias ni los profesores ni la falta de recursos. El principal freno y el que más cuesta cambiar son los marcos mentales de los directivos. He escrito este libro para todos los que aman la educación y desean transformarla, y uno de estos colectivos son ellos.

P. ¿En qué se traducen estos marcos mentales?

R. Empiezo el libro diciendo “párate”. Y, sobre todo, visualiza. Muchos directivos consideran la innovación un tema técnico: vamos a poner TIC, vamos a hacer una formación para fomentar el trabajo colaborativo… No se dan cuenta de que es una estrategia colectiva de transformación de una organización. Debemos desarrollar una estrategia de cambio. Cambiar una escuela o una universidad lleva entre dos y cinco años, y por lo tanto hay que diseñarlo, plantearlo, liderarlo… Como directivo debes tener la capacidad de poner en cuestión cualquier cosa. Hay directivos que me dicen “quiero hacer innovación, pero los horarios no puedo tocarlos”. Y yo pregunto: “¿por qué no?”

P. A menudo habla del activismo como un problema de la escuela, es decir, pensar que cuantas más cosas se hace mejor, cuando lo único que se consigue es estresar a los alumnos. Algo que también ocurre en otros entornos laborales.

R. La escuela muchas veces es un reflejo de los problemas que la sociedad en su conjunto ya tiene. Y creo que la sociedad tiene uno que llamo activismo: entras en una escuela y la obsesión de muchos maestros y profesores es hacer muchas actividades, como si el hecho de que un chico estuviese haciendo actividades nos garantizase mágica y automáticamente que 15 años después va a salir con una buena educación. Apuesto por rebajar el nivel de actividad de la escuela, que reine la calma y nos demos tiempo. Para educar personas lo más importante es que después de una actividad tengamos tiempo para reflexionar sobre ella. Debemos crear espacio y la única forma es bajar el nivel de actividad. Esto, que para la escuela es muy importante, puede aplicarse a todo. En el proyecto Horizonte 2020 estuvimos de hecho varios años bajando el nivel de actividad de un curso a otro, porque rebaja el estrés. Y sobre el estrés no puedes construir nada.

¿Será este el futuro? (iStock)
¿Será este el futuro? (iStock)

P. Hace poco especulaba con la posibilidad de que dentro de 10 años fuesen los robots los que diesen clase. ¿Qué es lo que nunca pueden sustituir de un profesor de carne y hueso?

R. Yo, que soy un gran defensor del importantísimo rol de los maestros y profesores, creo que para defender esta profesión debemos alejarnos de la mera transmisión de conocimientos y volver a centrarnos en el maestro, en la persona que es un referente, que se dedica a educar a los demás y que los ayuda a crecer y desarrollarse. Porque si nos quedamos en la mera transmisión de conocimientos, la propia profesión va a quedar obsoleta en 10 años. Va a haber inteligencias artificiales que hagan mucho mejor ese trabajo.

P. Hoy en día, hablar de Xavier Aragay es hablar de Horizonte 2020. ¿Qué es de lo que más orgulloso está del proyecto?

R. La experiencia de las ocho escuelas jesuitas de Cataluña –empecé en 2009 y acabé como directivo en 2016, pero es un proyecto que continúa– me enseñó dos importantes lecciones. La primera es que transformar la educación es posible. No solamente hay que hablar, hay que hacerlo, y en este caso ocho escuelas muy distintas socioeconómicamente han demostrado trabajando juntas que es posible hacerlo. Se han convertido en un punto de referencia mundial de cómo avanzar hacia un cambio: son más de 13.000 alumnos y casi 1.400 maestros y profesores.

La segunda lección es que se puede hacer con la comunidad educativa, es decir, cambiando los marcos mentales de los directivos, haciendo participar a los alumnos, a los profesores, a las familias, a los ‘stake holders’… Soñar es posible. Muchas veces se piensa que cambiar la educación es no tener sueños. Yo pienso que es lo contrario, hay que tener un gran sueño para movilizar las energías de todos los actores. Nosotros demostramos que eso es posible.

En los próximos cinco años va a venir un verdadero tsunami a las universidades que va a provocar que algunas incluso desaparezcan

P. Ha señalado que Finlandia no es metodológicamente tan innovadora. ¿En qué sentido cree que les han superado?

R. Lo que voy a decir me lo han contado los finlandeses, porque tuve la oportunidad de estar hace quince con el departamento de innovación de la Agencia Nacional de Educación de Finlandia. Finlandia es un modelo clásico que hasta ahora ha funcionado bien, pero el gran reto es innovar, a través de la interdisciplinariedad, el trabajo colaborativo y la co-docencia. Me dijeron que se habían inspirado en las experiencias que Horizonte 2020 había comenzado a integrar cuatro años antes. Se trata de poner en contacto a todos los países que están iniciando transformaciones para que las buenas prácticas se vayan diseminando.

P. Muchos de los cambios que se están promoviendo en España provienen de Cataluña. De hecho, usted ha acuñado el concepto “primavera pedagógica” para referirse a ello. ¿Tiene algún temor de que lo que pueda ocurrir próximamente lo frene?

R. No, ninguno. Cataluña tiene una tradición de renovación pedagógica e innovación, y el cambio se hace de abajo hacia arriba. En ese sentido no me preocupan ni las situaciones económicas, porque la crisis no mató a la primavera pedagógica, ni las políticas o sociales, porque la escuela catalana es fuerte y sabe que su misión es educar. Lo único que me cuesta entender es cómo algunos políticos pierden el tiempo en atacar directamente a maestros y profesores que están dando todo lo que pueden para mejorar la escuela día a día.

P. ¿Ha identificado esa influencia en otros colegios españoles?

R. Ha habido un contacto muy directo con las 60 escuelas jesuitas que hay en el resto de España, y me consta que otras comunidades autónomas están aplicando cambios muy interesantes. Cuando visito escuelas veo lo más importante: que lo que está pasando en Cataluña inspira. No se trata de copiar, sino de inspirar a otros, que dicen “si están aplicándolo en otros lugares, ¿por qué no lo vamos a hacer nosotros?” Es un proceso de contagio positivo muy interesante.

P. El cambio se empieza a ver con colegios e institutos, pero no en la universidad. ¿Hay posibilidad de cambio?

R. Ojalá esta primavera pedagógica llegue en algún momento a la universidad. Me preocupa mucho porque no veo que tenga esta preocupación de enfocarse hacia la innovación. Mi opinión personal es que en los próximos cinco años va a venir un verdadero tsunami a las universidades que va a hacer que algunas incluso desaparezcan. Se va a dar la tormenta perfecta. La globalización, la tecnología, la inteligencia artificial, nuevas generaciones de alumnos que ya habrán aprendido de otra forma y no se van a conformar con una universidad clásica… Tiene que hacer una transformación de su modelo de enseñanza, no pueden refugiarse en la inercia. La buena noticia es que sí hay algunas universidades con las que estoy trabajando codo con codo para replantear el proceso de enseñanza, el sentido y la organización.

Las facultades son más resistentes al cambio. (iStock)
Las facultades son más resistentes al cambio. (iStock)

P. ¿Cómo lo está replanteando?

R. Volvemos a enfocarnos en la persona, es decir, si tenemos un alumno o alumna 15 años en el sistema educativo y 4 o 5 en la universidad, no podemos pensar como antes que sale formada. Es una meta volante, estas generaciones van a vivir más de 100 años, tendrán que aprender a lo largo de su vida y reinventarse varias veces. Deberían volver a la universidad o no dejar de estar conectados con ella nunca. La misión de la universidad no será formar graduados, sino seguir en contacto con ellos para asegurar una formación permanente y continua.

P. Se está gestando una nueva ley educativa, o quizá una prolongación de la LOMCE. ¿Qué esperanza deposita en ella?

R. Voy a ser muy sincero. Pediría que se diese de una vez un pacto educativo en nuestro país y que no se utilice la educación como un arma arrojadiza para conseguir el poder. Lo segundo, que entiendan que los cambios no vendrán desde arriba, y que la legislación debe facilitar el cambio, pero no puede provocarlo. Debe observar lo que está pasando y facilitar que la innovación pueda fluir más, pero no dirigirla. Tenemos una tradición dirigista que no me gustaría que continuara. El protagonista no es el Ministerio de Educación, sino los miembros de la comunidad educativa.

P. Para terminar, una pregunta biográfica. ¿Cómo termina un economista en educación?

R. Yo siempre entendí la economía como una forma de humanismo. Debe estar al servicio de las personas, no las personas al servicio de la economía. Desde que acabé la carrera empecé a trabajar en temas de educación formal y no formal, como profesor y directivo en universidades (adjunto al gerente en la Universidad Politécnica de Cataluña, fundé la Universidad Oberta de Cataluña y fui el director general durante 12 años). Siempre he estado en puestos directivos intentando innovar. La economía bien entendida, al servicio de las personas, es una herramienta fundamental para promover mejoras sociales.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-10-22/xavier-aragay-innovacion-educativa_1463727/

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Chinese investors swoop on foreign education assets to meet soaring demand at home

China/Noviembre de 2017/Fuente: Times Tv

Resumen:  Los inversores chinos están intensificando su búsqueda de activos educativos en el extranjero a medida que más estudiantes chinos buscan acceso a recursos educativos occidentales en el país o en el extranjero.

La firma de capital privado Citic Capital presentó una oferta para Study Group, según dos fuentes. Providence Equity Partners, un grupo de capital privado con sede en los EE. UU., Está vendiendo la empresa con sede en Sydney, que ofrece cursos de idiomas y preparatorios para estudiantes universitarios, por hasta $ 1 mil millones, dijeron las fuentes.

Y Citic, en un consorcio con Baring Private Equity Asia, también se está acercando a un acuerdo para adquirir el negocio de aprendizaje de idiomas de Pearson Plc Wall Street English (WSE) por $ 350-400 millones. Citic Capital y Providence se negaron a hacer comentarios.

Por separado, Bright Scholar Education Holdings, respaldado por el magnate chino de la propiedad Yeung Kwok-keung, se encuentra entre los postores del proveedor de cuidado infantil estadounidense Learning Care Group (LCG). El acuerdo podría valorar el negocio en hasta $ 1,6 mil millones, informó Reuters el mes pasado.

Chinese investors are stepping up their hunt for education assets overseas as more Chinese students seek access to Western educational resources at home or abroad.

Private equity firm Citic Capital has submitted a bid for Study Group, according to two sources. Providence Equity Partners, a U.S.-based private equity group, is selling the Sydney-headquartered company, which provides language and preparatory courses for university students, for up to $1 billion, the sources said.

And Citic, in a consortium with Baring Private Equity Asia, is also nearing a deal to acquire Pearson Plc’s language learning business Wall Street English (WSE) for $350-400 million. Citic Capital and Providence declined to comment.

Separately, Bright Scholar Education Holdings, backed by Chinese property tycoon Yeung Kwok-keung, is among the bidders for U.S. child care provider Learning Care Group (LCG). The deal could value the business at up to $1.6 billion, Reuters reported last month.

The moves are triggered by the continued rise in Chinese students flocking to study in Western countries, and as the growing middle class in the world’s second-largest economy looks for international-style education at home.

This is also bolstered by a traditional Chinese view that providing the best education available is the biggest priority for any parent. Investors, especially private equity firms, like education assets because they are cash-rich with stable income from prepaid tuitions and other fees, said a managing director at a Chinese private equity fund, who asked not to be identified.

«There is long-term visibility of the business. It’s easy to understand,» he said.

The latest deals, if successful, would significantly push up China’s overseas investments in the sector. China’s global education push has also been reflected in a series of listings in recent weeks in New York by RISE Education, which offers English lessons for kids in China, pre-schooling provider RYB Education and Four Seasons Education which runs mathematics classes.

The number of Chinese students studying abroad totalled 544,500 in 2016, up 4 per cent year-on-year and more than four times the number a decade ago, according to statistics from China’s Ministry of Education.

Chinese students already make up the bulk of revenues for companies like Study Group and WSE, said Lin Feng, founder and chief executive officer at DealGlobe, a China-focused M&A advisory firm with offices in Shanghai and London.

During the past decade, the average disposable income of Chinese people has more than doubled, government statistics show. While families are already spending more on their children’s schooling, China’s decision in 2015 to allow people to have two children – ending 36 years of its «one-child policy» is expected to further boost demand for early and pre-school education.

Tapping the growth potential, Chinese investors, including companies, private equity firms and family offices, have snapped up education assets ranging from a pre-school education technology firm in Singapore, a professional training services provider in France and private schools in the UK, Thomson Reuters data show.

«This is really meeting the rigid demand from Chinese parents who care about kids’ education the most,” said Hou Yi, an executive director at Chinese private equity firm CDH Investments focusing on education and consumer sectors.

CDH last December acquired a controlling stake in Singapore-based Ednovation Pte Ltd, a pre-school educational technology firm. China now accounts for about 80 per cent of Ednovation’s 2017 core earnings, up from 50 per cent before the deal, Hou said, adding deals in the education sector will remain strong and active in the next three to five years.

DealGlobe’s Feng said his clients were most interested in parents’ efforts to upgrade their children’s education, scouting for overseas high-end learning services including pre-school institutes and boarding schools.

Vocational training services in particular are expected to grow strongly even if the Chinese economy continues to slow down as more people will want to seek to learn new skills as their current jobs are displaced, Feng said.

«The first thing after an acquisition is to build up the Chinese market,» he said. «These overseas assets are not cheap, but domestic ones are even more expensive. Chinese firms can still find multiple arbitrage opportunities.»

The $350-400 million valuation of WSE would represent more than 15 times its earnings before interest, tax, depreciation and amortisation (EBITDA), according to people close to the deal.

«Everything (for sale) is pricey these days and, when you have to spend money, you want to be in a defensive industry,» said Samson Lo, head of Asia M&A at UBS. «The education sector will do well in either a good or a bad economy. It is also a cash business and there is exponential growth in China.»

Still, China’s overseas education investments have some way to go to catch up with the spending at home. In 2016, investors spent $2.5 billion on 50 acquisitions globally, of which only three deals were done overseas, according to Thomson Reuters data. Despite the potential outbound surge in education deals this year, domestic deal volume in the sector – at $863 million – was still more than double the outbound amount as of the end of October.

Fuente: http://timesofoman.com/article/121694/Opinion/Columnist/Chinese-investors-are-stepping-up-their-hunt-for-education-assets-overseas-as-more-Chinese-students-

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