Las claves del éxito de Singapur: ¿Cómo pasó de ser un país subdesarrollado al más próspero de Asia?

Singapur / 11 de noviembre de 2018 / Autor: José Henríquez / Fuente: El Salvador

Los singapurenses reformaron sus instituciones para convertirse en un país desarrollado, contando únicamente con el talento humano.

Hace 50 años Singapur era un país subdesarrollado, contaba con altísimos niveles de analfabetismo, su ingreso per cápita era apenas superior a los $500 y sobresalía por los pantanos que rodean a esa nación, asentada en 63 islas.

Pero, en la década de 1960 el Gobierno se enfrentó a un dilema: debía hacer algo para salir adelante ahora que eran independientes; así las cosas se evaluó que al ser una nación sin recursos naturales únicamente podía valerse de su recurso humano y apostó por la educación como el pilar que le llevaría al desarrollo.

Fue Lee Kuan Yew, quien gobernó ese país hasta 1990, quien se decantó por un sistema educativo universal y de alta calidad. Lee diseñó un programa de reformas para sacar a los singapurenses de la pobreza y la corrupción, convirtiéndolo en el Estado industrializado que es ahora (su PIB per cápita en 2017 fue de $57,714 versus los $3,889 de El Salvador).

El más próspero de Asia
Gracias al rumbo que Lee le imprimió a ese país con sus reformas, hoy Singapur es el país más próspero de Asia y el más caro del mundo; y posee uno de los sistemas de educación y de salud más competitivos del planeta.

Singapur decidió en 1965 que el sistema educativo se basaría en la meritocracia, en donde las mejores mentes se dedicarían a la enseñanza. Ahora los alumnos no solo memorizan sino que tienen que aprender habilidades para la vida.

Al terminar la educación primaria los alumnos realizan un examen que define el tipo de educación secundaria que cursarán, dependiendo de sus capacidades; posteriormente, al concluir la secundaria enfrentan otra evaluación oficial que les deriva a estudios universitarios o técnicos-vocacionales.

En este momento los estudiantes con mejores calificaciones acceden a las mejores escuelas, universidades y centros de formación profesional. Además, se le da gran importancia al sistema de evaluación de los maestros; quizá algo difícil de aplicar en El Salvador -debido al poder de los sindicatos-. Allí los alumnos califican a sus maestros pero también sus colegas se presentan de vez en cuando a clases para asegurar que haya una enseñanza de primera línea.

Otro pilar del éxito singapurense es que desde la educación primaria el aprendizaje del idioma inglés es obligatorio, y en la educación secundaria las principales materias se imparten en inglés, similar a como funcionan las escuelas bilingües.

Tal es el éxito de la educación en esa nación asiática que sus estudiantes de 15 años han ocupado el primer puesto en el ‘ranking’ mundial de matemáticas y ciencias en las últimas pruebas PISA.

El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA es un estudio llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a nivel mundial que se realiza cada tres años; lamentablemente, en El Salvador hace años el Gobierno decidió retirarse de dicha competencia dizque porque siempre salíamos mal.

Es tanta la importancia que se le da a la educación en Singapur que ser maestros asegura un elevado estatus y sus salarios mensuales muchas veces superan al de los médicos o abogados, además de bonos por desempeño y otros beneficios. Y para llegar a ser maestro solo se escoge a los mejores alumnos, es decir aquellos estudiantes con resultados académicos excelentes y altas calificaciones.

Pero, no contento con lo realizado, y a pesar de su éxito, el Ministerio de Educación decidió implementar una nueva metodología que busca transformar el modelo y la forma en la que se ha venido educando, y anunció a finales de septiembre que se contempla la suspensión de los exámenes para los estudiantes de primaria y secundaria; para instruirles más en otras habilidades. La iniciativa denominada “Learn for Life” trata de que los estudiantes se enfrenten a un mundo más complicado de modo que nunca dejen de aprender. Saben que se encuentran en el top de la educación pero no se duermen en sus laureles y van por más.

Los pilares del éxito de la educación en Singapur

1. La educación constituye un pilar clave en el desarrollo del país.

2. El sistema educativo se basa en la meritocracia y la competitividad.

3. Se busca que los estudiantes aprendan, no memoricen.

4. Se apuesta por un aprendizaje flexible .

5. Escuelas son descentralizadas.

6. Los exámenes oficiales definen la educación de cada alumno.

7. Los maestros son muy valorados y tienen una preparación sobresaliente.

8. Existe un sistema de evaluación de los docentes y un buen paquete de incentivos.

9. Obligatoria enseñanza bilingüe,

10. La formación técnica es muy importante.

¿Qué pasa en Latinoamérica?
Los expertos cuestionan que por qué que si los Gobiernos saben que existen modelos exitosos como el de Singapur, Finlandia y Corea del Sur, por mencionar algunos, y que ya no deben reinventar la rueda, ¿por qué nuestras naciones no pueden imitar los mejores sistema educativos del mundo?, ¿por qué se oponen los maestros, los institutos públicos, los funcionarios y la gente “pensante” a una metodología que traería desarrollo a nuestras naciones?, ¿qué gana la gente que se enfrasca en retrasar el desarrollo nacional a costa de todo un pueblo?

No hay duda, advierten, que el problema se debe a la mala calidad de las instituciones escolares, a la pésima administración y a la carencias de políticas públicas que “tengan la voluntad” de desarrollar un esquema educativo de primer nivel.

Fuente de la Noticia:

https://www.elsalvador.com/noticias/negocios/535686/singapur-entendio-desde-1965-que-la-educacion-era-la-via-al-desarrollo/

ove/mahv/293884

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México: Aprueban diputados punto de acuerdo para suspender evaluación docente

AméricadelNorte/Mexico/

Con mayoría del grupo parlamentario de Morena y aliados, la Cámara de Diputados ha aprobado un punto de acuerdo el cual exhorta a la Secretaría de Educación Pública a suspender de manera indefinida la evaluación docente “hasta que sea revisada la reforma educativa.”

Durante la sesión de este 11 de septiembre, los diputados acordaron pedir a la SEP, a la Coordinación del Servicio Profesional Docente y al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) la suspensión de todos los procesos de evaluación magisterial en el país.

En el documento, Morena acusó que las evaluaciones se aplican a los profesores “bajo amenaza” y que las pruebas están diseñadas para ser reprobadas.

“Los profesores de México están siendo víctimas de un permanente acoso laboral al interior de las escuelas: una supervisión excesiva, aumento de carga de trabajo meramente administrativo, como la elaboración de portafolios de evidencias, planificación didáctica argumentada, elaboración de exámenes de recuperación, etc” señalan.

La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión exhorta respetuosamente a los titulares del Poder Ejecutivo federal, de la Secretaría de Educación Pública, en particular a la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, al Instituto Nacional para la Evaluación Educativa y a las autoridades educativas de todas las entidades federativas a suspender de manera inmediata e indefinida los procesos de evaluación para el ingreso, promoción, reconocimiento y permanencia, así como cualquier procedimiento sancionatorio, hasta en tanto sea revisado y en su caso reformado el marco normativo que rige dichos procedimientos.

Por otro lado, la diputada Martha Garay a nombre del PRI, señaló que su partido no aprueba este acto de oportunismo e irresponsabilidad que plantea el tema con una visión parcial y sesgada de un solo aspecto del sistema educativo.

Finalmente, los legisladores que apoyaban el punto de acuerdo, celebraban con el grito “va a caer, va a caer, la reforma va a caer”.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/aprueban-diputados-punto-de-acuerdo-para-suspender-evaluacion-docente/

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Kenia: la política de deslocalización profundiza la escasez de docentes

La Unión Nacional de Maestros de Kenia ha pedido a su gobierno que detenga la política de deslocalización que ha obligado a más de un centenar de docentes a dejar la profesión para cerrar la brecha nacional docente y detener el actual sistema de evaluación docente.

Con motivo de la 10ª Confederación de Directores de África, convocada del 6 al 10 de agosto en Mombasa, Kenia, bajo el lema «Educar a los niños de África: revalorizar la profesión docente», el Sindicato Nacional de Docentes de Kenia (KNUT) lamentó profundamente que más de 100 maestros abandonaron la profesión siguiendo una política gubernamental implementada el año pasado que les prohíbe servir en sus condados.

El Secretario General de KNUT, Wilson Sossion, indicó que la llamada política de deslocalización está «desgarrando a muchas familias de educadores empleados por la Comisión de Servicio de Maestros (TSC). Muchos maestros que fueron transferidos han optado por renunciar o buscar empleo en los gobiernos de los condados «.

«Un número ha optado por jubilarse anticipadamente, otros se han mudado a los gobiernos de los condados, y algunos todavía están pensando en qué hacer. No impongas ninguna política, es peligroso y peor que el veneno «, condenó.

Huelga

“Vamos a la huelga el 1 er septiembre para oponerse o rectificar cualquier política formulada sin nuestra participación que a nuestro juicio podría perjudicar a la profesión docente,” Sossion también advirtió.

Pidió a la Secretaria de Educación del Gabinete de Kenia, Amina Mohamed, que cierre oficialmente la conferencia continental, convocar una reunión de crisis con el sindicato de docentes para evitar la huelga inminente que podría paralizar las operaciones escolares en el tercer trimestre, cuando miles de estudiantes están se espera que participe en sus exámenes de Certificado de Educación Primaria de Kenia (KCPE) y del Certificado de Educación Secundaria de Kenia (KCSE).

El líder de KNUT insistió en que debe haber amplias consultas entre las autoridades públicas de los sindicatos de educación y las organizaciones profesionales antes de implementar cualquier política que pueda afectar el sector educativo.

«Estamos cuestionando ciertas políticas para las cuales no hemos estado adecuadamente involucrados. Queremos la promoción de los maestros. Es un derecho, no es negociable ni reducible «, dijo.

Sossion instó al presidente Uhuru Kenyatta a reclutar a unos 104,000 maestros para abordar la escasez de maestros en las escuelas primarias y secundarias.

Evaluación de maestros

El KNUT también quiere que el TSC elimine la evaluación y el desarrollo del desempeño docente (TPAD).

«Los maestros están en contra de TPAD. Un problema crucial a nivel mundial, no puede funcionar y no representa un buen sistema para evaluar a los docentes. Europa lo ha abandonado, entonces, ¿quiénes somos para adoptarlo en África? Está interfiriendo con enseñar y desprofesionalizar la enseñanza «, enfatizó Sossion.

Por lo tanto, hizo un llamado a los empleadores de los maestros para que acuerden con los maestros un método de evaluación aceptable.

«Un sistema cerrado de evaluación es bueno, pero el sistema abierto de evaluación es demasiado minucioso, demasiado extenso y las herramientas que se utilizan están perjudicando a los docentes. Esta vez, estamos en una guerra política con el gobierno, ya que queremos proteger y preservar la libertad de esta profesión «, concluyó

Fuente: https://www.ei-ie.org/en/detail/15932/kenya-delocalisation-policy-deepens-teacher-shortage

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Evaluar el aprendizaje no es evaluar la enseñanza

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

En días pasados, quien se perfila para asumir el mando de la Secretaría de Educación Pública cuando inicie el nuevo gobierno de la República, Esteban Moctezuma Barragán, ha señalado que se planean cambios importantes en la evaluación docente, desvinculándola de la permanencia en el servicio y eliminando prácticas como el polémico examen de conocimientos. Entre las modificaciones que considera, destaca una que sin duda pudiera ser arriesgada: basar la evaluación docente en los resultados de aprendizaje de los alumnos. Lo anterior pudiera parecer adecuado para la mayoría, pues la idea de que “un buen maestro es aquel que hace aprender a sus alumnos” goza de aceptación entre la población, de modo que si los estudiantes no aprenden, se puede deducir, de primera intención y sin mayores pesquisas de por medio, que el trabajo del maestro sería deficiente. Nada más alejado de la realidad e injusto para el profesor.

Evaluar al docente en función de los resultados de aprendizaje de sus alumnos evidencia un desconocimiento de un principio básico: la enseñanza y el aprendizaje son dos fenómenos que no se encuentran vinculados necesariamente por una relación de causa-efecto (Gvirtz y Palamidessi, 2006, p. 135). Si bien el propósito de enseñar consiste en facilitar las condiciones para que se efectúen las tareas de aprendizaje, los resultados de éstas últimas no pueden considerarse como un sinónimo de la calidad de las acciones de quien instruye. Pudiera decirse entonces que una enseñanza óptima a lo más que puede aspirar es a incrementar las probabilidades de que los pupilos aprendan, mas nunca a garantizar esto. Desde luego, lo anterior no implica una desvalorización de una buena enseñanza ni mucho menos se intentan aminorar los efectos nocivos de malas prácticas pedagógicas, pero es conveniente establecer el límite hasta el cual puede llegar la tarea de enseñar. Es un error decir que una buena enseñanza deba garantizar el aprendizaje.

La idea del próximo secretario de educación para evaluar a los docentes corresponde a los modelos de valor agregado (Martínez Rizo, 2016, p. 32), es decir, aquellos que determinan la calidad de la enseñanza infiriéndola a partir de resultados de aprendizaje, comparando éstos al inicio y al final de un curso y asumiendo que su diferencia es atribuible al desempeño del profesor. A pesar de que la idea que sustenta este modelo pueda aparentar  ser justa para el maestro, esconde un defecto importante: el modelo hace énfasis en el “resultado” de la enseñanza, mas no en el proceso mismo.  ¿Cómo considerar las altas y bajas de alumnos en el grupo que atiende el maestro? ¿Por qué, por ejemplo, en sexto grado de primaria se le tendrían que atribuir los resultados de un grupo a un solo maestro cuando el desempeño de los alumnos es el reflejo de, por lo menos, cinco docentes más?

Optar por un sistema de evaluación docente basado en los alcances de aprendizaje de los estudiantes puede tener algunos problemas. De acuerdo con Martínez (2016, p. 65), una primera complicación es llevar a la práctica mediciones del aprendizaje que no sólo contemplen aspectos que se presten a ser valorados con exámenes estandarizados. Lo anterior, implicaría que todo aquellos resultados del aprendizaje que no pueda ser plasmados en un examen escrito, serán desechados para la valoración del profesor.  El segundo problema, más importante aún, es “la dificultad de atribuir a la enseñanza de un maestro en particular los resultados del aprendizaje de ciertos alumnos, controlando bien los demás factores que inciden en esos resultados” (Martínez Rizo, 2016, p. 65). De este modo, sobre todo en evaluaciones a gran escala, sería sumamente complicado (si no es que imposible) separar los límites de influencia de los numerosos factores que determinan el logro de aprendizajes en los alumnos, para aislar únicamente lo referente a la acción del profesor.

Desde luego, aunque se ha dicho que la enseñanza y el aprendizaje no necesariamente tienen una relación de causa-efecto, el rendimiento de los alumnos pudiera tomarse “como criterio para validar otros instrumentos basados en observaciones de la práctica docente, en encuestas entre alumnos o maestros, o en la revisión de materiales con evidencias de la práctica en el aula” (Martínez Rizo, 2016, p. 66).Es decir, los rendimientos en evaluaciones de aprendizaje no pueden ser tomados como pruebas contundentes para determinar la calidad de un docente, sino como uno de tantos elementos que pudieran permitir una discusión sobre el asunto.

Vale la pena revisar la experiencia de países iberoamericanos en cuanto a evaluación docente. Según lo expuesto por Felipe Martínez (2016), no se observa, a excepción de Cuba, que se tome en cuenta la valoración de los resultados del aprendizaje de los alumnos para determinar la calidad de la función del docente. Así, por ejemplo, en Uruguay se evalúa la aptitud del docente “con base en los informes de las visitas anuales de inspección al aula, en el juicio del director de la escuela, el cumplimiento de registro y documentación, los cursos de capacitación […] y en observaciones de orden disciplinario” (p. 77). En Estados Unidos, la institución encargada de valorar la calidad de los docentes, la National Comprehensive Center for Teacher Quality, establece, entre diversos rasgos, que un buen profesor es aquel que “ayuda [a sus alumnos] a alcanzar altos niveles de aprendizaje, según medidas de valor agregado” y “contribuye a alcanzar resultados positivos académicos” (Potemski, 2011, p. 3); como se observa, la función del docente no pasa de ayudar o contribuir al logro de los resultados, mas no a concretarlos.

La práctica de una evaluación docente basada en el resultado de los aprendizajes de los alumnos pudiera significar además una medida que tienda a incrementar la de por sí alarmante inequidad de nuestro sistema educativo: se pudiera promover entre los docentes un desprecio por aquellas instituciones escolares en contextos adversos, pues los efectos de los factores desfavorables que se reflejan en el rendimiento académico de los alumnos, pudieran ir en detrimento de la valoración que se haga sobre la calidad de la función del docente. Aun cuando se pudiera argumentar la importancia de la vocación del profesor, sería lógico que éste buscara escuelas que le permitieran obtener buenos resultados en aras de lograr una buena valoración que redunde no sólo en la conservación de su trabajo, sino en la obtención de incentivos laborales o económicos. En la extinta Carrera Magisterial, el sistema de evaluación consideraba entre sus factores el resultado del grupo atendido por el profesor en un examen estandarizado, lo que provocaba que los maestros de escuelas en contextos desfavorecidos se encontraran en desventaja con respecto al resto de los docentes.

Así pues, parece que no es una buena idea evaluar a los docentes con base en los resultados de los alumnos, máxime en un sistema educativo como el mexicano, caracterizado por brindar oportunidades de aprendizaje radicalmente diferenciadas entre los alumnos a los que atiende. Desde luego que los docentes deben procurar buenos resultados de aprendizaje en sus alumnos, pero éstos no deben asumirse como un indicador fiel de la calidad de las acciones que está realizando. Una buena evaluación docente debe pasar por la observación directa, la evaluación entre pares, las entrevistas con diversos actores de la comunidad escolar, el análisis de productos, etc. Evaluar al docente en función de los resultados de sus alumnos sin duda perpetuará la idea errónea de que el principal responsable de la misión educativa es el profesor, aminorando la influencia que para este fin tienen la familia, el gobierno y el entorno cultural y social que rodea al alumno. Siguiendo la lógica del enfoque en los resultados: ¿sería justo juzgar a un médico como incompetente si uno de sus pacientes muere? Seguramente, la respuesta no cabe en un escueto “sí” o “no”, pues habría que estudiar la situación considerando varias aristas: desde el historial personal del paciente, pasando por las condiciones sociales, culturales y económicas del entorno, hasta la calidad de instrumentos e instalaciones con las que el doctor dispone. Así de difícil también sería intentar evaluar a un maestro tomando como referencia el resultado de aprendizaje de un alumno.

Si bien es importante destacar aspectos positivos de la propuesta de evaluación docente del próximo gobierno federal, tales como regionalizarla, desvincularla de la permanencia en el servicio o privilegiar la actualización y capacitación antes que la evaluación, también se deben advertir peligros tales como asociarla a los resultados de aprendizaje de los estudiantes. Lo anterior, como ya se dijo, es riesgoso en el sentido de que la evaluación pudiera no reflejar fielmente el desempeño del maestro. Asimismo, pudiera ser una medida inequitativa en relación a la diversidad de contextos en las que los profesores y los alumnos se desenvuelven.  Las próximas autoridades deberán hacer un esfuerzo por reformular la evaluación docente de modo que el trabajo de los profesores sea valorado de una manera pertinente, justa, transparente y consensuada, lo que redundaría sin duda en la mejora profesional del magisterio.

Twitter: @proferoger85

 REFERENCIAS

GVIRTZ, Silvina y Mariano PALAMIDESSI. El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza. Buenos Aires: Aique, 2006.

MARTÍNEZ RIZO, Felipe. La evaluación de docentes de educación básica. Una revisión de la experiencia internacional.México: INEE, 2016.

POTEMSKI, A. et al. Alternative Measures of Teacher Performance. Washington: National Comprehensive Center for Teacher Quiality, 2011.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/evaluar-el-aprendizaje-no-es-evaluar-la-ensenanza/

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Planificación y desarrollo. La evaluación docente

República Dominicana / 29 de octubre de 2017 / Autor: Félix Bautista / Fuente: Listin Diario

Enseñar a un niño a leer, escribir y pensar con sentido crítico es sumamente complejo. Para lograrlo, se requiere comprender el contexto en el que se trabaja; dominar los contenidos que se imparten; manejar un amplio catálogo de estrategias pedagógicas; desarrollar conocimientos prácticos en un ambiente de libertad, confianza, atención, empatía y autoridad.

El profesor mexicano Felipe Martínez Rizo, en su obra “La evaluación de docentes de educación básica: Una revisión de la experiencia internacional (2016)”, explica “que los buenos maestros son responsables de la conducción y el monitoreo del aprendizaje de sus alumnos (Ö); crean las condiciones para mantener su atención e interés en los contenidos; motivan a los alumnos al trabajo individual y en grupo; organizan su labor de enseñar en función de lo establecido por la escuela; evalúan el progreso de forma particular y grupal; y  saben medir el aprendizaje”.

Los maestros y la calidad de su enseñanza, representan el elemento más importante en el aprendizaje de los alumnos. Su desempeño es directamente proporcional a la calidad y equidad educativa. Un estudio realizado por Eric Alan Hanushek, de la Universidad de Stanford, explica que “los estudiantes cuyos docentes se encuentran en los niveles más altos del rango de efectividad, logran un año adicional de crecimiento en el aprendizaje”. De ahí la importancia que reviste conocer y evaluar el desempeño docente.

Los países europeos, asiáticos, americanos y africanos, con sus diferencias y formas, han asumido como una prioridad de sus sistemas educativos, evaluar la labor que realizan los maestros en los centros de enseñanza.

Para Héctor Valdez Veloz, especialista en matemáticas de la Universidad de La Habana, “la evaluación docente permite caracterizar el desempeño del maestro, determinar sus cualidades profesionales, su preparación, rendimiento y sus necesidades de formación y apoyo”.

Bajo el liderazgo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se han elaborado diversos estudios relacionados con las “mediciones nacionales e internacionales para el aprendizaje de los estudiantes”, lo que ha obligado a los países a evaluar a sus docentes. En primera instancia, estas evaluaciones se han centrado en el control, vigilancia y sanción, lo que ha generado tensiones y resistencia en gremios que agrupan a los maestros.

La UNESCO ha establecido los distintos tipos de dificultades, para la evaluación del desempaño docente: la dificultad de definir los criterios de calidad del desempeño; las limitaciones de los instrumentos de obtención de información; identificar el marco normativo más adecuado para legitimar los propósitos, el alcance y las repercusiones de la evaluación y preservar las garantías de los evaluados; la necesidad de la generación de una cultura de evaluación para la mejora y la garantía de la intimidad y el honor de los evaluados, con las acciones que se deriven de la evaluación.

Para superar estos desafíos, la mayoría de los países han diseñado un modelo combinado entre evaluación docente y carrera profesional. De esta manera, los maestros tienen la oportunidad, a través de los programas de capacitación, de mejorar su cualificación profesional y desempeño docente, y al mismo tiempo, escalar en el sistema educativo y en el ámbito económico, en función de su preparación.

El caso chileno es una experiencia de referencia en la evaluación del desempeño docente en América Latina por diversas razones: primero, fue elaborada por consenso entre los sectores involucrados (Ministerio de Educación, el Colegio de Profesores, las municipalidades y los investigadores); segundo, diseñaron un sistema de evaluación, cuyo objetivo esencial era el desarrollo profesional de los docentes y la mejora de su desempeño, y tercero, el Sistema de Evaluación fue sometido a una consulta nacional y fue aprobada por el 70% de los participantes. Como experiencia, la UNESCO recogió el modelo chileno en una obra titulada “De la resistencia al cambio”.  La evaluación es obligatoria y se realiza cada cuatro años, con cuatro instrumentos de evaluación: “una autoevaluación, un informe del director y del jefe técnico de la escuela, una entrevista por un evaluador y un portafolio, que contiene la planeación de una unidad pedagógica y la filmación de una clase.” La evaluación da como resultado la clasificación de los docentes como “destacado, competente, básico e insatisfactorio.”

En Canadá, el modelo de evaluación se realiza en los tres niveles de la carrera docente y es solicitada por el director de la escuela. En Reino Unido, los directores son los que realizan las evaluaciones cada año, las cuales son auditadas por un evaluador externo. Los evaluados deben mostrar un desempeño trascendente y sostenido y deben contribuir con la escuela. En Australia, se establece qué se espera de cada maestro en los distintos niveles (profesores principiantes, profesores con experiencia, profesor líder I y líder II).  En Cuba, los docentes se evalúan todos los meses y participan el sindicato de maestros y los estudiantes.

En Colombia, es necesario que los maestros recién graduados realicen un año de pasantía, para poder ingresar de manera formal a la carrera. Cumplido este requisito, se inicia la evaluación docente cada año en tres etapas: Primero, aquellos que igualen o superen el 60% en su evaluación, se inscriben en “la jerarquía docente” y los que no superen o logren esta calificación, “deben abandonar el servicio”. Segundo, los que lograron la jerarquía docente  deben evaluarse cada año para medir las habilidades pedagógicas, el manejo de la didáctica, la capacidad para solucionar problemas, el manejo de grupos y de comportamiento de los estudiantes, el interés en la mejora de la calidad de la educación, y el logro de los buenos resultados.

Tercero, se realiza una evaluación voluntaria para aquellos que solicitan una promoción de grado. Quienes superan esta evaluación son promovidos y les corresponde un aumento de salario. La evaluación docente es fundamental para la competitividad de los maestros y estudiantes.

Fuente del Artículo:

https://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2017/10/24/487845/la-evaluacion-docente

Fuente de la Imagen:

http://www.ministeriodeeducacion.gob.do/comunicaciones/noticias/navarro-asegura-evaluacion-del-desempeno-docente-ayudara-a-mejorar-la-calidad-educativa

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