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España: Los votantes de la Generación Z son críticos, les preocupa la educación y acuden en masa a las urnas

Redacción: Markenting Directo

Los intereses, las preocupaciones y la percepción de la Generación Z, de cara a las elecciones del 28 de abril en España, a examen.

Se acercan las Elecciones Generales del 28 de abril y los partidos políticos tienen el gran reto de «llegar» a la generación más joven, que muestra una importante “desafección política”, con un discurso cercano a los problemas que les afectan en primera persona y propuestas que garanticen su futuro próximo.

Pero ¿qué les preocupa? El estudio Generación Z: El dilema de ATREVIA y Deusto Business School desvelaba cómo la educación es la principal preocupación de estos jóvenes, que detectan una falta de adecuación del sistema educativo a las nuevas demandas y necesidades. El mismo estudio indica que para el 64% de ellos invertir en educación es una medida prioritaria. Para estos jóvenes el sistema educativo no se adapta a los requerimientos que luego encuentran en el mercado laboral, especialmente en la parte práctica. Reclaman un mayor aprendizaje de las herramientas tecnológicas, no sólo para conocerlas sino para disponer de las capacidades profesionales que se les exigen.

En un segundo nivel, los Z demuestran tener sensibilidad ante los problemas sociales del país. Para 1 de cada 3 la pobreza, el paro general, la corrupción y la desigualdad de género son una de sus principales preocupaciones. Al problema fundamental de paro juvenil también le siguen temas como la sanidad, la clase política o la emigración de los jóvenes.

¿Generación Z o generaciones Z?

Si bien es cierto que los jóvenes Z tienen una percepción política y social común, se aprecian matices interesantes al desagregar los resultados. El momento vital que proporciona la edad y la perspectiva de género aportan realidades distintas entre los Z.

Los jóvenes de 14 a 18 se muestran más preocupados por la educación y los de 19 a 22 por sus oportunidades de empleo. Las diferencias por edad obedecen, fundamentalmente, al momento vital en el que se encuentran. Así, “la educación” tiene mayor incidencia entre las preocupaciones de los jóvenes de 14 a 18 años que, con un 52%, ostenta 6 puntos más que entre los jóvenes de 19 a 22 años. Junto a ello, “el desempleo general” y “el desempleo juvenil” tienen mayor impacto en los Z más cercanos al mundo del trabajo (de 19 a 22 años). Con un 42% y un 33% respectivamente, son 7 y 5 puntos superiores a las cifras para los de 14 a 18 años.

Las mujeres están más preocupadas por la educación y las desigualdades de género que los hombres, quienes ponen más atención en la corrupción. Si bien es cierto que para ambos sexos “la educación” es su principal preocupación, las cifras son bien distintas. En efecto, mientras que al 55% de las mujeres les preocupa la educación, para los varones el dato es 11 puntos inferior (44%). En cuanto a las desigualdades de género, las mujeres vuelven a presentar una incidencia mayor, concretamente un 36% frente al 20% de los hombres.

Les preocupa la realidad sociopolítica del país y votan en masa    

El 94% de los jóvenes están preocupados por la situación política actual, aunque de distinta manera, el 37% dice estar preocupado e informado, el 29% dice estar preocupado, pero no tienen información suficiente y el 28% se preocupa porque le afecta a su situación futura.

Los Z reconocen que en ocasiones la política es un foco de conflicto en su grupo de amigos. Para evitar tensiones, prefieren rehuir el tema llegando incluso a convertirlo en tabú o simplemente hablándolo solo con sus amigos más cercanos.

Esta preocupación de la realidad sociopolítica cuenta con diferencias de calado al desagregar los datos por grupos de edad y género. Los Z “más mayores” son los que tienen más inquietudes informativas. El 49% de los Z entre 19 y 22 años procura estar informado sobre la realidad del país, cifra que baja al 25% para los de 14 a 18.

El estudio también aporta datos sobre la participación en las últimas elecciones generales de junio de 2016, cuando el 60% de los jóvenes Z tenía edad para votar. Claramente, les interesa la política y ejercen su derecho al voto, algo que demuestra el índice de los mayores de 18 años, que –con el 78%– superó ampliamente la media nacional.

 

Fuente: https://www.marketingdirecto.com/marketing-general/tendencias/los-votantes-de-la-generacion-z-son-criticos-les-preocupa-la-educacion-y-acuden-en-masa-a-las-urnas

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Los países que ayudan a estudiantes de clase trabajadora a entrar a la universidad tienen ciudadanos más felices

Europa/18 Abril 2019/Fuente: Cope

Un estudio ha demostrado que las políticas educativas «inclusivas» que ayudan a los estudiantes de la clase trabajadora a acceder a la educación superior, como reducir el costo de la educación privada y aumentar la admisión de las universidades para que más estudiantes puedan asistir, ayuda a reducir la ‘brecha de felicidad’ entre ricos y pobres.

Los científicos demuestran que cuanto más educadas están las personas, más felices tienden a ser, y, desafortunadamente, también es cierto que los niños de entornos ricos y privilegiados tienden a registrar mejores resultados en la escuela y tienen más probabilidades de ir a la universidad que los niños de los más pobres de la clase trabajadora. Esto significa que para cuando llegan a la edad adulta, existe una gran «brecha de felicidad» entre los niños de clase media y sus compañeros de entornos desfavorecidos.

Sin embargo, este nuevo estudio, realizado por expertos de la Universidad de Umea, en Suecia, publicado en el ‘British Journal of Sociology of Education’, muestra que esto no tiene por qué ser así, y que el vínculo entre clase social y la felicidad puede ser moderado gracias a políticas educativas que ofrezcan más oportunidades a los niños desfavorecidos.

Estos investigadores utilizaron la ‘European Social Survey’, una encuesta a escala europea realizada cada dos años desde 2002, para calcular la satisfacción con la vida y la felicidad de casi 15.000 personas de 18 a 29 años de un total de 25 países. Luego, analizaron el impacto de cuatro políticas educativas diferentes sobre el bienestar de los ciudadanos.

Estas incluían la transmisión o el seguimiento de los niños según la capacidad a una edad temprana; proporcionando educación de bajo costo para todos; permitiendo a las universidades aumentar su número de plazas para que puedan asistir más jóvenes; y darles a los estudiantes una segunda oportunidad de ir a la universidad si no obtenían las calificaciones correctas.

REDUCCIÓN DE LA BRECHA DE LA FELICIDAD ENTRE CLASES SOCIALES

Los resultados mostraron que, como se esperaba, los jóvenes de entornos sociales privilegiados estaban más satisfechos con su vida que los de entornos desfavorecidos. Sin embargo, el tamaño de esta disparidad cambió por los tipos de políticas educativas adoptadas por los países europeos.

Por ejemplo, en los países que demoraron la práctica de ubicar a los estudiantes con otros con habilidades o necesidades similares, como en clases o en grupos dentro de una clase (transmisión), o el seguimiento de los niños según su capacidad hasta una edad posterior, hubo una diferencia insignificante en la satisfacción con la vida entre las diferentes clases sociales.

«La edad en la que se transmitió a los niños no tuvo ningún efecto sobre el bienestar de los estudiantes de clase media, sin embargo, los niños de entornos empobrecidos fueron significativamente más felices cuando se retrasó esta práctica», dice Björn Högberg de la Universidad de Umea, quien dirigió el estudio.

Las personas de entornos desfavorecidos también eran más felices en países donde el costo promedio de la educación era bajo, donde las universidades aumentaban el tamaño de sus matrículas y cuando las universidades permitían segundas oportunidades.

La brecha en la felicidad entre las clases sociales fue mayor en Hungría y Bulgaria, donde los niños a una edad muy temprana se agrupan con otros con habilidades o necesidades similares y existen oportunidades limitadas de una segunda oportunidad para que los estudiantes asistan a la universidad. Reino Unido y Alemania también tenían importantes «brechas de felicidad», que en Reino Unido se debían a los altos costos de la educación privada y los bajos niveles de inscripción de las universidades británicas.

Por otra parte, Dinamarca, era uno de los países más iguales en términos de la felicidad de sus ciudadanos. También tenía las políticas educativas más inclusivas: hacer un seguimiento de los alumnos a una edad más avanzada, brindar educación privada a bajo costo y brindar a los niños oportunidades generosas de segunda oportunidad para ir a la universidad.

«Entre los países más ricos de Europa occidental, aquellos con sistemas educativos más inclusivos, como Dinamarca, registraban diferencias sociales más pequeñas (de hecho, en absoluto, en promedio) que los países igualmente ricos, pero menos inclusivos, como Reino Unido o Alemania», dice Högberg.

El estudio sugiere que los gobiernos y otros formuladores de políticas deben considerar el impacto más amplio de sus políticas educativas en la sociedad. «Las escuelas tienen el potencial de presentar un gran impacto en los niños y los jóvenes y en sus oportunidades de vida, pero un enfoque limitado en los resultados académicos, como los resultados de las pruebas, proporciona solo una imagen incompleta de las consecuencias de las políticas educativas», señala Högberg.

Y concluye: «Recomendaría que la política educativa, especialmente en los niveles más altos, se diseñe de manera que la oportunidad de acceder a la educación, si se quiere, se maximice, ya sea a través de medidas institucionales, como la ampliación del acceso para los estudiantes más pobres, o mediante medidas financieras, como bajar las tasas de los estudiantes».

Fuente: https://www.cope.es/actualidad/sociedad/noticias/los-paises-que-ayudan-estudiantes-clase-trabajadora-entrar-universidad-tienen-ciudadanos-mas-felices-20190417_397275

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Entrevista a Tiago Brandão. Ministro de educación portugués:“No hay que ser impositivos: cuando confías en las escuelas, responden”

Europa/Entrevista/18 Abril 2019/Autora: Elisa Silió/Fuente: El país

Con 38 años, el bioquímico Tiago Brandão Rodrigues (Paredes de Coura, 1977) abandonó para siempre su puesto en la Universidad de Cambridge para convertirse en el ministro de Educación más joven de la historia de Portugal. No tenía experiencia política, ni carné socialista, pero sí un fuerte compromiso social. La prensa internacional describe hoy a Portugal como la “estrella emergente en educación” por sus avances en el Informe PISA. Al cambio de siglo, se situaban en la cola y en el último logró 501 puntos en Ciencias (493 los escolares españoles), 498 en Lectura (496) y 492 en Matemáticas (486). Y el país destaca también en la autonomía de los centros, la innovación pedagógica, la gratuidad de los libros de texto o la intensa formación del profesorado. Pero, desde el verano, los docentes protestan para que se les reconozca la antigüedad laboral que se les congeló con la crisis. El ministro, en perfecto español [vivió siete años en Madrid], concedió una entrevista a EL PAÍS en el Education & Skills Forum de Dubái, al que este diario acudió invitado por la organización.

Pregunta. A diferencia de España, han logrado el consenso político clave para la mejora.

Respuesta. La espina dorsal del sistema educativo tiene 30 años. Hay un consenso político y social sobre la necesidad de que aumente su calidad para que haya igualdad de oportunidades y sirva de palanca del crecimiento económico y de la democratización cultural. Por eso hay continuidad en la inversión [Portugal gasta un 5,1% de su PIB en educación, frente al 4,7% de media de la UE], con un parón con la crisis entre 2011 y 2016. El presupuesto bajó más de 1.000 millones y lo hemos logrado recuperar.

P. Su avance es fruto de muchas iniciativas, no de un día.

R. Sí. El sistema gratuito de preescolar, el plan nacional de lectura, el programa de matemáticas o el de enriquecimiento curricular… Los niños de 1º a 4º de primaria tienen cada día dos horas gratuitas y voluntarias de extraescolares, para aprender un instrumento, otra lengua o ir a un club de ciencia. Además, hay 130 conjuntos de colegios de intervención prioritaria, de zonas deprimidas, que reciben recursos extra.

P. Dice el director de PISA, Andrea Schleicher, que los profesores de España “trabajan como en una cadena de producción”. El modelo portugués es el opuesto.

R. Dentro del currículum nacional dejamos que las escuelas trabajen un 25% del programa con su propia estrategia. Suelen fusionar asignaturas —Historia y Geografía, o Matemáticas y Física—, trabajan experimentalmente o diseñan proyectos anuales. Estuve en una clase donde los profesores de Biología, Química y Filosofía iban rotando por pequeños grupos para abordar de forma integral el asunto de las drogas y el dopaje. No hay que ser impositivo, las escuelas ven que se confía en ellas y han respondido muy bien.

P. Autonomía con control.

R. Expertos de la universidad e inspectores visitan durante una semana la escuela y emiten un informe. No se hace una clasificación, es solo una especie de auditoría para ayudar en el proyecto pedagógico.

P. Portugal presenta una gran brecha entre clases sociales en los resultados académicos.

R. Sí, hay diferencias muy notables y debemos trabajar en ello. Portugal viene de una dictadura en la que la educación no era un tema central. Muchos adultos aún tienen grandes carencias de cualificación y hay que formarles.

P. Sorprende la reducción del índice de abandono temprano.

R. Sí. España en el año 2000 estaba en el 29,1% y ahora en el 17,9%, mientras que Portugal ha pasado del 44% al 12,6% [aún por encima de la media europea del 10,6%]. Cuanto más te aproximas al final es más difícil bajarlo, hay que hacer un trabajo refinado para trabajar con cada estudiante.

P. Las subvenciones para los centros concertados llevan camino de desaparecer en su país.

R. Había 79 colegios concertados que consumían 140 millones al año y la ley dice que deben existir donde la escuela pública no cumple su función. Hemos quitado la subvención para el próximo curso a 49 de ellos y gastaremos 45 millones. En Santa María de Feira, a 30 kilómetros de Oporto, había un centro privado que recibía casi seis millones de euros y al lado cuatro escuelas públicas casi desiertas. No tenemos un afán excluyente, solo cumplimos con la ley.

P. En España protestaría en la calle un tercio de las familias.

R. [Sonríe y no contesta].

P. ¿Por qué gastan tanto en preescolar?

R. Por mi doctorado en Neuroquímica sé que la etapa de los tres a los seis años es crucial para el conocimiento y el acceso a valores colectivos, la ciudadanía o la enseñanza inclusiva. Un niño no discrimina por defecto, los adultos trabajamos para que lo hagan. Y el preescolar es un instrumento de equidad: si el niño está en casa puede que su entorno no estimule el aprendizaje y los valores que aprendería en la escuela.

P. Los maestros de preescolar en su país cursan un máster (cinco años de preparación, uno más que en España). En España, la formación inicial de los profesores está en el debate.

R. Sí, y uno de los tres cursos de Magisterio previos al máster de dos años se dedica casi por entero a dar clases tutorizadas. En 1975 teníamos 120.000 niños que entraban en primero de primaria en Portugal y ahora 87.000. Eso es malo, porque se pierde masa crítica, pero nos ha permitido capacitar mejor durante su carrera a los profesores y convertir 8.000 docentes en funcionarios.

P. En España hay consenso en que los niños estudian demasiadas cosas y con poca profundidad. Ustedes ya han tomado medidas.

R. Hemos adelgazado el currículum casi sin cambiarlo. No es una revolución —hubiese sido un lío con los libros de texto— sino que damos coherencia a las mejores prácticas internacionales. Un antiguo ministro de Educación, Guilherme d’Oliveira Martins, y un grupo de académicos han elaborado un informe sobre los valores, capacidades y habilidades que hay que adquirir al concluir la enseñanza obligatoria. Ahora se evalúan en las pruebas nacionales también las expresiones artísticas y psicomotrices, que se habían descuidado en los colegios para centrarse en Portugués y Matemáticas, las asignaturas examinadas externamente. Muchos niños no sabían hacer la voltereta.

P. También Portugal va avanzada en la inclusión de niños con necesidades especiales en escuelas ordinarias. La ONU ha criticado a España su demora.

R. El 97,5% de este alumnado está ya en colegios ordinarios. Empezamos en 1992, casi antes que nadie en Europa. Ahora hemos creado un diploma para la inclusión, porque los derechos humanos se cumplen, no se aplazan. Cuesta mucho cambiar la forma en que se mira a estos alumnos. Se les ve clínica y no pedagógicamente. Lo importante es que puedan estar cada vez más en el aula para facilitar su transición a la vida laboral. Estamos capacitando a los trabajadores de los centros y hay un guía que les apoya, no es una labor solo de los profesores de educación especial.

P. Muchas de sus ideas las respaldaría la ministra española.

R. Sí, he hablado mucho con Isabel [Celaá] y lo vimos con detenimiento en la cumbre de Valladolid.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/04/17/actualidad/1555517362_701463.html

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China implementa cursos de arte obligatorios en universidades

Asia/China/18 Abril 2019/Fuente: Telesur Tv

Los centros de educación superior deben ofrecer más y mejores cursos de arte para que la comunidad estudiantil obtenga créditos obligatorios en esta disciplina y pueda graduarse.

Para ofrecer más oportunidades a los futuros profesionales chinos, el Ministerio de Educación de China, implementó la obligatoriedad de los cursos de arte para los estudiantes universitarios del país.

La moción forma parte de una serie de medidas para establecer un sistema educativo artístico socialista con miras a consolidarse el año 2035, que permita profesionales y universitarios con características diversificadas y de alta calidad.

De acuerdo con el documento de la instancia gubernamental, las universidades deben contar con maestros calificados en el arte, a fin de promover la cultura tradicional del país, por lo que el ministerio hizo un llamado para sumar esfuerzos que optimicen la incorporación de los estudiantes dentro del arte y así contribuir al desarrollo regional y nacional del gigante asiático. Asimismo, los centros de educación superior deben ofrecer más y mejores cursos de arte.

Para el año 2022, China prevé tener centros educativos con mejores instalaciones para la educación artística, en aras de cultivar nuevos talentos. Para esto, el Gobierno solicitó al gremio de profesores mejorar los criterios al momento de evaluar a los estudiantes universitarios.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/educacion-china-arte-20190414-0013.html

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Instituciones estructuralmente maltratadoras

Por: Juana M. Sancho

¿Hasta qué punto somos conscientes, o incluso contribuimos, a discursos, políticas educativas y prácticas institucionales o educativas que puedan conllevar y fomentar maltrato institucional aunque sea para un alumno?

Al comienzo de la década de 1990 leí un libro, que una vez más no logro reencontrar, de un autor afroamericano sobre cómo la humillación sistemática que sufrió en la escuela lo convirtió en un resiliente. Y, a la larga, en un escritor de éxito. Otros muchos no han tenido ni tienen tanta suerte.

Aquello me hizo recordar un episodio vivido en mi infancia. En segundo de bachillerato un profesor de matemáticas sacó a la pizarra a mi compañera de pupitre y amiga y, al no contestar como él quería a sus preguntas, le vino a decir que de malas maneras era “tonta”. Sentí una enorme indignación que, aunque muda, se me debió notar ya que me puse a escribir en la libreta sobre lo impresentable que me parecía la conducta del profesor. Él se levantó, me la pidió y me indicó que saliera de clase. Pensé que me llevaría a la dirección, que me expulsarían del instituto, pero no fue así. Lo sorprendente para mí fue que al llegar por la tarde a casa, ¡me lo encontré allí! Hablando con mis padres. ¡Casi me muero! Éramos vecinos de barrio y conocía a mi familia. Lo que les explicó, según me dijeron mis padres, es que no me convenía la amistad con mi compañera de pupitre y gran amiga (lo seguimos siendo). A mí me indignó de nuevo y pensé que quizás era porque vivía “en la otra parte del río”, en “el arrabal”, lejos de nuestras casas del centro.

Como al escritor, esta sensación de humillación y maltrato también me sirvió. Me sirvió para intentar (espero haberlo conseguido) no maltratar a nadie y, en particular al alumnado, por pensar que “no se parece a mí” o que no cumple con mis expectativas. De hecho me ha servido para preguntar a las personas que dicen haber decidido dedicarse a la docencia “porque les gustan los niños”: ¿Y qué hacen con los que no les gustan?

Este tema que nunca ha dejado de preocuparme, nos llevó hace años a plantearnos al grupo de investigación un estudio sobre el papel de los episodios humillantes vividos en la escuela (no de los infringidos por los compañeros sino por los responsables de la institución) en los procesos de éxito y fracaso escolar. Pero al final, no lo hicimos.

Este año, el tema me ha vuelto a encontrar en el Congreso Europeo de Investigación Educativa (ECER 2018) y lo hizo de la mano de Thomas Popkewitz y la colega finlandesa Ina Juva. En la ponencia invitada del primero, con el sugerente título: “La paradoja de la investigación: Las buenas intenciones de la inclusión que excluye y degrada”, fue discutiendo diversas evidencias de cómo las investigaciones y prescripciones educativas estandarizantes y normalizantes habían ido creando un discurso de “lo deseable” que, sistemáticamente dejaba fuera a “lo indeseable”.

Y pensé: “Y parece que todo lo ‘indeseable’ es todo lo que ‘no es como nosotros esperamos o deseamos’”. (‘Vuelta a un tema que me sigue hace décadas’, Sancho, J. M. (2011). En ‘Esperando a los otros’. Cuadernos de Pedagogía, 412, 80-83). En particular me afectó una de sus argumentaciones a la que él llamó: “Sistemas/Cibernética en PISA y la investigación sobre el profesor. De la teoría del equilibrio/eiseequilibrio a las personas y las comunidades: la emergencia de lo normal y lo patológico”. (No he encontrado cómo traducir eiseequilibrio, pero se intuye). A partir de la propuesta de la OCDE de que garantizar que todos los niños se beneficien de una enseñanza de alta calidad no sólo es un fin importante en sí mismo, sino que la evidencia de las evaluaciones internacionales sugiere que un buen funcionamiento del sistema en su conjunto depende de que así sea.

Popkewitz planteó que con las esperanzas vienen los miedos. Miedos en forma amenazas, ya que los emigrantes y los grupos sin capital cultural y habilidades sociales y psicológicas carecen de motivación, y están desconectados, descorazonados o son demasiado pobres para estudiar. Y la pregunta es ¿cómo los acoge la escuela?

Si esta intervención me afectó, la de la colega Ina Juva me puso literalmente ‘los pelos de punta’. Su comunicación titulada: “‘No encontró su lugar en esta escuela’. Reexaminando el papel de los profesores en el acoso escolar en una escuela integral finlandesa. (Publicada en Ethnography and Education, DOI: 10.1080/17457823.2018.1536861) mostró la cara más oscura de ‘idílico’ sistema educativo finlandés.

Presentaron un estudio etnográfico que exploraba la naturaleza compleja del maltrato al mostrar que es mucho más que rasgos de estudiantes individuales. Algo bastante inusual, dado que el maltrato ha sido abordado a menudo como un fenómeno que concierne principalmente a los individuos.

El estudio consistió en el seguimiento de un estudiante y las reacciones de toda la escuela, tanto del profesorado como del alumnado, ante el acoso que venía sufriendo. Esto permitió trazar un mapa de la comprensión de la naturaleza del acoso y cómo el profesorado reacciona ante él. Así como examinar su papel y su comprensión de forma de actuar en el acoso escolar.

Al entender la intimidación como un fenómeno más amplio y no como un mero problema de los individuos, se concentraron en las estructuras y actores que contribuyen a la intimidación. Se preguntaban cómo los docentes, a sabiendas o no, manejan el acoso y lo hacen incluso cuando no son conscientes de que lo están haciendo. En general, el maltrato se conecta con el hecho de nombrar al estudiante intimidado como ‘no normal’ o ‘desviado’. En este caso el estudiante fue categorizado como ‘no normal’ y esto afectó a la forma en que lo trataban los docentes.

La investigación ha mostrado que la manera en que los docentes perciben a los estudiantes influye en la forma en que actúan en un caso de intimidación. Las escenas observadas por las investigadoras dejaron a la audiencia literalmente boquiabierta. Mientras llegaban a la conclusión de que “los profesores, las normas y la cultura escolar desempeñan un papel importante en el maltrato, contribuyendo a él o previniéndolo, y justificándolo o problematizándolo”. Mientras su estudio hacía visible cómo la (no) normalidad está conectada con la intimidación.

Un estudiante que es llamado “no normal” y que se convierte en blanco del maltrato, puede ser ignorado por los docentes. En este caso no solo no intentaron intervenir en el acoso al que lo sometían los compañeros, sino que también participaban en su exclusión, achacándole la culpa por lo que ocurría.

Llegados a este punto me gustaría compartir y lanzar una discusión sobre un interrogante que me produce una gran inquietud. ¿Hasta qué punto somos conscientes, o incluso contribuimos, a discursos, políticas educativas y prácticas institucionales o educativas que puedan conllevar y fomentar maltrato institucional aunque sea para un alumno (también docente)? Porque no hay nada más injusto y deseducativo que la intimidación normalizada en la estructura de los sistemas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/28/instituciones-estructuralmente-maltratadoras/

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Lo que PISA no ve

Por: educacionabierta.org.

 

Lo que PISA no ve” tendrá lugar el próximo 11 de mayo en Medialab-Prado de 10:00 a 14:00. Para inscribirte en el evento pincha aquí.

¿Es la evaluación importante para el proceso de enseñanza y aprendizaje? Y si es así, ¿qué evaluación necesitamos y qué evaluación no queremos? ¿Es evaluar un proceso objetivo? o, por el contrario, ¿cada vez que evaluamos estamos asumiendo unos valores determinados? ¿Somos conscientes del poder de la evaluación? ¿Sabemos cuáles son las consecuencias pretendidas de la evaluación? ¿Somos conscientes de sus consecuencias no pretendidas? ¿Somos conscientes de cómo condiciona cualquier evaluación al proceso enseñanza y aprendizaje?

¿Hemos pensado cómo influyen las evaluaciones de todo el sistema educativo sobre los aprendizajes particulares de cada alumno? Cuando evaluamos, ¿tenemos claro su finalidad principal? ¿Establecemos estos objetivos y fines de manera compartida? ¿Se ajusta nuestra forma de evaluar a esa finalidad? ¿Quién debe participar en el diseño de la evaluación? y ¿quién debe evaluar?.

¿Qué ocurriría si en lugar de medir la adquisición de  conocimientos que quedarán obsoletos rápidamente les evaluásemos por su capacidad de aprender a aprender y de aprender a ser? ¿Qué ocurriría si les permitiésemos poner en práctica estrategias de autoevaluación y coevaluación? ¿Qué ocurriría si les evaluásemos por su capacidad para evaluar y evaluarse? ¿Qué ocurriría si les evaluásemos por su capacidad para transformar sus entornos?; ¿por su capacidad para transformar la sociedad?¿Qué ocurriría si evaluásemos su capacidad para vivir y trabajar en la incertidumbre?

Solo exam. Xavi. cc 2.0 by https://flic.kr/p/aK5WYT

La manera más sencilla, y seguramente la más certera, de saber qué educación tenemos es ver cómo evaluamos a los alumnos. La manera más adecuada de decidir qué educación queremos, sin duda, es cambiar la evaluación. Pensar sobre la evaluación es la aproximación más directa y eficaz para pensar que perseguimos con la educación como sociedad; para qué hemos creado un sistema educativo costoso y complejo.

Al mencionar evaluación surge de manera automática las referencias a PISA y a continuación una batería de preguntas, desde las más sencillas del tipo ¿quién ha decidido qué es lo que deben saber los jóvenes de cualquier país? o, ¿por qué se paraliza el mundo educativo y se sobrecogen los gobiernos cada vez que PISA habla?, a las más complejas del tipo ¿qué mide realmente PISA? o ¿qué intereses o ideología hay detrás de las pruebas?.

A la hora de poner en marcha estas evaluaciones, es importante por tanto que reflexionemos si estamos midiendo lo que realmente valoramos o si, por el contrario, estamos midiendo aquello que es fácilmente medible (Gert Biesta), llegando a la situación en que valoramos solo lo que sabemos, lo que podemos medir o lo que ya se ha medido previamente.

Si no queremos entregar la responsabilidad de nuestros procesos y prácticas educativas a abstractos sistemas de medición y aspiramos a mantener un control democrático sobre nuestras iniciativas educativas y sobre las maneras en las que evaluamos su calidad, es sumamente importante que se lleve a cabo un debate sobre aquello que nuestros esfuerzos educativos deberían tratar de conseguir. Debemos recuperar el debate  sobre los fines de la educación.

Puede que los estados terminen haciendo sus políticas a la luz de las recomendaciones de PISA, pero puede también que PISA oculte lo que realmente está sucediendo en los centros, que desde su omnisciencia termine imponiendo que es lo verdaderamente importante para la educación.

Por mucha influencia que tengan, el tema de la evaluación no se agota en las pruebas externas al sistema educativo, ni siquiera se puede agotar en las pruebas certificadoras o selectivas de nuestro propio sistema educativo. ¿Qué ocurre dentro de nuestras aulas? ¿Cómo son nuestras prácticas de evaluación? ¿Cómo evaluamos a nuestros alumnos?

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Además de PISA al hablar de evaluación también surgen otras muchas palabras que con frecuencia son ignoradas o confundidas. Palabras como, calificaciónpersonalización, integración, notas, selección, EvAU, clasificación, certificación, éxito, fracaso, rendimiento, expediente, aprendizaje, rúbricas, profesionalidad y de manera especial alumno. Palabras que merecen ser pronunciada en alto, debatidas y revisadas.

Evaluar no es un proceso técnico sino ético. La evaluación no es neutra, tampoco lo es la educación, por cierto. No existe algo así como una evaluación objetiva. No podemos despojar a la evaluación, como algunos pretenden, de sus dimensiones éticas, políticas y sociales. “Es una actividad social marcada por valores y no hay nada que se parezca a una evaluación independiente de las culturas; la evaluación no mide objetivamente lo que hay, sino que crea y configura lo que mide: es capaz de componer personas; la evaluación influye directamente en lo que aprendemos y en cómo lo aprendemos y puede limitar o promover el aprendizaje”, sostiene Gordon Stobart en su recomendable Usos y abusos de la evaluación.

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La evaluación no sólo mide los resultados, sino que condiciona profundamente lo que se enseña y cómo se enseña y, por tanto, determina qué aprendemos y cómo aprendemos. Hemos visto que la complejidad de la realidad educativa nos invita a alejarnos de procedimientos simplificados y retóricas fáciles. Nos invita a abandonar los instrumentos únicos a favor de métodos diversos, adaptables y sensibles a su complejidad. Nos invita a problematizar cualquier iniciativa de evaluación.

Para hablar de qué educación queremos, para reflexionar sobre estos y otros muchos temas que relacionan la educación y la evaluación, para discutir sobre lo que PISA no ve y para hacerlo con cualquiera que se sienta afectado, hemos organizado una nueva jornada de debate abierto dentro de la iniciativa Todos Educamos. Te inivitamos a venir el próximo día 11 de mayo de 10.00 a 14.00 a Medialab Prado. Si estás interesado en asistir puedes darte de alta en está página.

Hemos organizado la jornada entorno a dos momentos. Una primera parte de toma de contacto con tres breves intervenciones de expertos que nos harán poner a pensar, en la importancia de las evaluaciones, tanto del alumno, como del centro y del sistema.

World Café: El dato, más allá de la educación. Asociación Educación Abierta

En la segunda parte organizaremos el habitual World Cafe de la AEA en torno a 6 mesas de conversación que tendrán como temas:

  1. Evaluamos para la bondad y la libertad
  2. Evaluamos para la convivencia y los derechos civiles
  3. Evaluamos para la creación y el empleo
  4. Evaluamos para transformar el aula y el centro educativo
  5. Evaluamos para transformar la educación y la sociedad
  6. ¿Para qué evaluamos?

Si tienes interés en acudir, y si no también, te recomendamos que te leas antes de venir los siguientes documentos:

“Lo que PISA no ve” tendrá lugar el próximo 11 de mayo en Medialab-Prado de 10:00 a 14:00. Para inscribirte en el evento pincha aquí. El número máximo de asistentes de 80, cubierto este cupo se cerrará la inscripción en la página web.

Fuente de la reseña: https://educacionabierta.org/lo-que-pisa-no-ve/

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Catherine L’Ecuyer: “Reducir la Educación a metodologías es confundir fines con medios”

Canadá / 14 de abril de 2019 / Autor: José María de Moya / Fuente: Magisnet

L’Ecuyer advierte de que no se puede ver el aprendizaje desde prismas tan pobres como la pedagogía de la actividad o el conductismo. Para ella, la actividad perfectiva surge del interés que despierta el sentido.

Catherine L’Ecuyer es canadiense, afincada en Barcelona y madre de cuatro hijos. Es máster por IESE Business School y máster Europeo Oficial de Investigación. Es autora de varios artículos y libros educativos, entre ellos Educar en el asombro y Educar en la realidad, de los que se han vendido ya más de 60.000 copias.

¿Qué hay del dilema entre Educación tradicional y Nueva Educación?
—Resulta cada vez más cómico escuchar a expertos dar ponencias magistrales en congresos educativos demonizando la instrucción directa. En la etapa de Infantil, la clase dirigida no tiene sentido, porque los niños aprenden de las experiencias sensoriales. Pero los estudios reconocen que la mejor forma de enseñar en otras etapas es mediante la combinación de la instrucción directa y del aprendizaje por descubrimiento guiado. Lo que es malo no es la transmisión de conocimientos como tal, sino la mentalidad conductista que entiende a la jerarquía como fuente de conocimiento per se. El maestro no causa la verdad, ayuda al aprendiz, principal protagonista de su aprendizaje, a conocerla.

¿Y el dilema conocimiento versus competencias?
—La insistencia en la cuestión de las competencias es algo que viene de la pedagogía de la actividad –aprender haciendo– que tiene su origen en la Escuela Nueva del siglo XX. Pero para poder actuar, hay que saber; para poder querer, hay que conocer. El ser humano es un ser pensante y despreciar lo que caracteriza a la persona no es una hoja de ruta educativa viable.

«Muchas metodologías activas pueden llegar a ser más pasivas que la clase magistral«

¿Qué opina de las metodologías “activas”?
—Muchas de ellas pueden llegar a ser más pasivas que la clase magistral. Ante una pantalla, un cerebro inmaduro es tan pasivo como un puerto USB, porque quien lleva las riendas es la aplicación con sus algoritmos. La tecnología es una metodología fabulosa para mentes amuebladas y preparadas. El problema radica en que la pedagogía de la actividad confunde movimiento con aprendizaje y el conductismo confunde inmovilismo con aprendizaje. No podemos ver el aprendizaje desde esos prismas tan pobres. La actividad perfectiva surge del interés, y el interés surge del sentido en relación con una finalidad. Reducir la cuestión educativa a las metodologías es confundir fines con medios. Quizás por eso hay tanta Educación en los colegios y tan poca en los alumnos.

Algunos dicen que “está todo en internet”. ¿Se está abusando de las herramientas TIC?
—Las TIC han de usarse para lo que sirven. ¿Sirven en el aula? El problema de la tecnología es que nos da información descontextualizada. Las mentes amuebladas son capaces de extraerla y de contextualizarla. Pero las mentes jóvenes necesitan que un buen maestro haga ese trabajo para ellas. El maestro es clave porque proporciona el contexto que ayuda a dar sentido a los conocimientos. Sin el educador, el niño está perdido. El Émile de Rousseau no fue un experimento con grupo de control, era un niño ficticio. No podemos basar un método educativo en un sueño.

«Estamos en plena vuelta al Romanticismo pedagógico de Rousseau»

¿Ve un movimiento de vuelta a la filosofía Logse con la reforma que aprobó el actual Gobierno? Rebajar el nivel de exigencia, titular con suspensos…
—Estamos en plena vuelta al Romanticismo pedagógico de Rousseau. Claparede, uno de los precursores del movimiento de la Educación Nueva de principios de siglo XX inspirada en Rousseau, hablaba de la necesidad de eliminar asignaturas y rebajar las exigencias curriculares para reducir la fatiga. Y soñaba con la existencia de un sérum que podía reducir la inatención y la fatiga para mejorar el aprendizaje. La historia se repite, no solo con la bajada de las exigencias, lo vemos también en la creciente medicación de nuestros alumnos y en el furor por paliativos que proporciona una atención artificial: las pantallas. Las pantallas no llevan a la atención sostenida, sino a la fascinación ante estímulos frecuentes e intermitentes. Las tratamos como un sérum mágico, pero son muletas.

¿Y cómo se soluciona la inatención y la fatiga?
—Cuando el niño alcanza la concentración y realiza actividades sensoriales y mentales que tienen un propósito, no cuando se vacía el aprendizaje de sus contenidos.

«Los padres llevan años escuchando mensajes que los han desapoderado de su papel de primeros educadores»

¿Es posible un pacto educativo?
—Es preciso ir a la raíz de las cuestiones antes de aprobar políticas educativas, abordar los temas sin fanatismo, con seriedad y serenidad antes de repercutirlo en los niños. Por desgracia, no solamente carecemos de ese sano debate en las instancias civiles, sino que ni siquiera existe en el seno del ámbito legislativo –con la actual tendencia a aprobar por decreto en vez de por leyes–. La tendencia antiintelectual es de debatir a lo Gladiator en las redes y en las tertulias televisivas, con un nivel de superficialidad que da miedo, propagando eslóganes retóricos populistas, construyendo principios partiendo de la casuística y del pragmatismo.

¿Cuál sería su reforma educativa esencial?
—No soy fan de las leyes como principal medio de regular la acción humana. Creo en la disciplina interior y en la responsabilidad personal. Hemos de convencernos de que todo empieza en la familia. Los maestros son claves, pero no pueden hacer milagros si la familia desiste de su papel educativo. Por desgracia, los padres llevan años escuchando mensajes que los han desapoderado de su papel de primeros educadores de sus hijos. Por un lado, está la industria del consejo empaquetado, que les dice exactamente lo que han de hacer para que sus hijos duerman, obedezcan, coman. Luego, la neurociencia les ha vendido una serie de mitos que les han convencido de que hay que escolarizar a los niños desde la cuna porque el sistema educativo está mejor preparado que ellos para educarlos. Los padres hacen con el profesor lo que antes se hacía con el sacerdote: llevárselo con una fe ciega para que él haga el trabajo de formar al niño. Una vez asumida la necesidad de entregar el niño al colegio como si de un cheque en blanco se tratara, las ideas rousseaunianas cuajan con facilidad. Cada padre y cada maestro ha de reconsiderar seriamente el alcance de su responsabilidad educativa: ese es el verdadero punto de partida.

El papel de la neurociencia

  • Una burbuja. “La Educación basada en la neurociencia es una burbuja. La neurociencia nos proporciona datos sobre el cerebro y su funcionamiento, pero el paso de esos datos al diseño de los métodos educativos es un salto lleno de complejidades, incluso de fe en algunos casos”.
  • Escepticismo sano. “Nuestra actitud hacia la innovación debe ser de escepticismo sano. Hemos de exigir que los colegios usen métodos basados en evidencias. Si un colegio quiere experimentar con los alumnos, los padres deben saberlo y consentirlo explícitamente”.
  • La innovación. “Es un concepto comercial, no educativo. La Educación no es verdadera por ser innovadora, sino que es innovadora por ser verdadera”.

Fuente de la Entrevista:

Catherine L’Ecuyer: “Reducir la Educación a metodologías es confundir fines con medios”

ove/mahv

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