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«Es muy difícil sostener siquiera que España tenga un sistema educativo»: Gregorio Luri

España / 18 de febrero de 2018 / Autor: N. Elia / Fuente: Navarra El Diario Norte

  • El filósofo y pedagogo Gregorio Luri, asesor de los gobiernos de México y Uruguay en cuestiones de educación pública, apunta que «los padres no tienen acceso a la información sobre la calidad objetiva de los centros»
  • «Esta moda de defender que los conocimientos ya no son necesarios está perjudicando especialmente a los niños más desfavorecidos», sostiene
  • «El primer derecho de los hijos es tener unos padres tranquilos», apunta Luri

Gregorio Luri, (Azagra, 1955) es filósofo, educador, pedagogo e historiador. Ha asesorado a los gobiernos de México y Uruguay en cuestiones de educación pública. Cuenta en su haber con los premios Juan Gil Albert de ensayo y ‘Mejora tu Escuela Pública’en la edición de 2017. Es el autor de dos docenas de libros, entre ellos ‘La escuela contra el mundo’, ‘Por una educación republicana’, o ‘El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin’. Invitado por la asociación CoCiudadana, acaba de explicar en Pamplona su visión sobre los principales retos que debe afrontar la educación en España. Sus afirmaciones y reflexiones no dejan indiferente a nadie.

¿Cuál es el principal reto al que se enfrenta la educación?

Ojalá hubiera sólo un reto, las cosas serían realmente sencillas. Pero es que el reto más importante que tiene la educación es, precisamente, definirse a sí misma de forma integral. ¿Cuál es el papel de la escuela en una sociedad que
nos está envolviendo continuamente con información?

¿La definición de la escuela actual ya no vale?

Estamos continuamente bombardeados por información, pero no es conocimiento. Para elaborar toda esa información y transformarla en conocimiento es necesario un proceso personal. Además, el reto específico y concreto es lo que los anglosajones llaman el STEM, acrónimo inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. El reto básico de la escuela hoy es definir un humanismo STEM

¿Puede explicarlo?

Para empezar, yo diría que la alfabetización hoy no es sólo aprender a leer y a escribir en tu lengua materna. La alfabetización hoy supone el reto de alfabetizarte en las tres lenguas fundamentales, y no estoy pensando en francés, inglés o alemán, sino que estoy pensando en el lenguaje natural, el lenguaje de las matemáticas y el lenguaje musical.

¿El lenguaje de las matemáticas?

Efectivamente. Las matemáticas son un lenguaje, y si no lo hablas, no ves una parte de la realidad que constituye tu mundo. Muchos aspectos de la realidad necesitan ser vistos con ojos matemáticos para poder comprenderlos.

¿Los retos no pasan entonces por alcanzar un consenso político que permita estabilidad al sistema educativo?

Eso… La política siempre va por detrás de la realidad educativa. Con los datos en la mano, es muy difícil sostener siquiera que España tenga un sistema educativo.

¿Por qué?

Porque si analizas solamente los datos educativos de La Rioja, Castilla León y Navarra, por ejemplo, podríamos decir que hemos tenido un sistema educativo fabuloso, a la altura de Finlandia. En Soria tienen unos resultados escolares superiores a Finlandia. Por tanto, si cogiéramos estos resultados de estas tres regiones, podríamos concluir que hemos tenido unas leyes educativas fabulosas. Ahora bien, si cogiésemos Canarias, Andalucía y Extremadura, por ejemplo, la conclusión sería que hemos tenido unas leyes educativas horrorosas. ¿Cuál es la conclusión? Los que lo han hecho bien, han seguido haciéndolo bien a pesar de las leyes. Y los que lo han hecho mal, han seguido haciéndolo mal incluso con la intervención de las leyes. El papel real de la legislación educativa en lo que un profesor hace cuando entra en su clase es más bien reducido. Otra cosa es que los políticos crean que es necesario llegar a consensos y hacer leyes y todo eso. También es necesario que los políticos crean en sus propios juegos.

Su visión sobre la educación resulta preocupante… ¿Qué pueden esperar los padres actuales del sistema educativo en el que crecen sus hijos?

Pueden esperar un complemento de la educación familiar. Yo he pasado mucho tiempo analizando el número de palabras que escucha por hora un niño de diferentes medios culturales. En un nivel de familias, por llamarlo así, culturalmente sofisticadas, un niño escucha una media de 2.600 palabras por hora. Los niños de familias culturalmente pobres, escuchan alrededor de 600 palabras por hora. Es decir, 2.000 palabras por hora de diferencia. Si ahora multiplicas esas 2.000 palabras por las horas del día, por las horas de la semana y por las horas del año, descubres la barbaridad de palabras distintas que ha oído un niño de un ámbito y de otro cuando llega a los tres años de edad. Con esa diferencia llegan a tercero de primaria, que para mí es el curso esencial y crítico de la escolarización.

¿Por qué?

Porque en ese curso los niños pasan una auténtica revolución intelectual: pasan de aprender a leer a aprender leyendo.

Y llegan a esa revolución con un bagaje determinado de palabras aprendidas.

Eso es. La competencia lingüística con la que llegan al aprendizaje a través de la lectura marca trayectorias muy distintas. Eso no quiere decir que no haya escuelas que no sean capaces de compensar esas diferencias.

¿Y cómo pueden elegir unos padres ese tipo de escuelas?

Tienen un problema muy grave. Los padres no tienen acceso a la información sobre la calidad objetiva de los centros escolares. Eso es así. Es más fácil para una familia obtener información objetiva sobre un restaurante, un taller mecánico o una tintorería, que sobre la escuela de sus hijos. En los últimos años, las familias culturalmente sofisticadas están dedicando cada vez más tiempo a la educación de sus hijos. Con lo cual, esa brecha se está ampliando de forma exponencial. Y a eso podemos añadir aún otro elemento que la hace mayor.

¿Y es?

Los deberes escolares. En España hay un discurso generalizado en contra de los deberes escolares, aunque, en la práctica, nueve de cada diez niños hace actividades extraescolares.

Pero no es lo mismo los deberes que las actividades fuera de la escuela.

Me da lo mismo. Llámalo como quieras. En cualquier caso es formación complementaria más allá de la escuela. Y en esa formación complementaria, tres de cada cuatro niños hacen más de dos actividades extra. Y añadiré que las matemáticas y la robótica cada vez son más demandadas. Eso quiere decir que, en la trayectoria educativa del niño, el papel de la escuela se está, objetivamente, reduciendo. Por eso es preciso redefinirlo.

¿Qué opina de las corrientes de educación alternativa tan de moda?

Vamos a ver, por dejarlo claro, yo soy un gran defensor de la escuela tradicional. Porque creo que, precisamente para enfrentarse a lo nuevo, es básica la adquisición firme de una base. Lo que los americanos llaman ‘back to the basic’, la vuelta a lo básico. Podríamos decir que ahora hay dos tendencias. Una que dice: para enfrentarte a un mundo cambiante los conocimientos ya no tienen importancia. Lo que hace falta es desarrollar procesos, metodologías y no sé cuántas cosas. La otra tendencia, que yo suscribo, dice que para enfrentarte a un mundo cambiante hace falta una buenísima base lingüística, matemática y artística. Y esa base requiere de conocimientos. Porque no se puede ser creativo sin conocimientos. Ser creativo significa que te enfrentas a un problema antiguo y obtienes una solución nueva. Para poder tener un pensamiento crítico con fundamento en gastronomía, por ejemplo, tengo que tener previamente conocimientos gastronómicos. Esta moda de defender que los conocimientos ya no son necesarios está perjudicando especialmente a los niños más desfavorecidos. De la misma manera, creo que la disciplina escolar es un elemento esencial de la calidad de la enseñanza.

El papel real de la legislación educativa en lo que un profesor hace cuando entra en su clase es más bien reducido.

Así llegamos al humanismo STEM

Estoy convencido de que es el reto del siglo XXI.

Pero no puede negar que es un concepto que suena conservador.

Es que una persona conservadora no es quien conserva bajo llave el pasado, sino el que sabe de dónde viene. Lo importante es la transmisión, no la conservación. Conociendo bien la jota navarra, puedes plantearte qué innovaciones introduces en la jota navarra. El concepto del humanismo STEM no es tan raro teniendo en cuenta que los grandes humanistas eran todos grandes científicos y matemáticos. Lo que ocurre es que ahora estamos acostumbrados a la división forzosa entre letras y ciencias, que es un verdadero lastre para la educación. Lo necesario es adquirir una formación humanista, no exclusiva de nadie.

¿Por qué alguien de letras tiene que ser un ignorante de las matemáticas?

Eso es un minusválido cultural. De la misma manera que a los niños, siempre, estamos reforzándoles el lenguaje cultural, tenemos que reforzarles también el lenguaje matemático. No tenemos que tener miedo a hablar a los niños de números y de lógica matemática.

Es difícil romper ese miedo.

Todo lo grande es difícil, pero es noble.

En su último libro hace un elogio de las familias sensatamente imperfectas. Dice que no hay que tener miedo a hablar a los hijos en lenguaje matemático. ¿Cómo superan los padres el miedo a fracasar en ese intento?

El fracaso forma parte de la vida humana y, gracias a Dios, no podemos pretender tener éxito al 100%. Nuestros hijos tienen su ámbito de independencia y, además de nosotros, sobre nuestros hijos van a influir otra larga serie de factores, como sus relaciones, sus amigos, etc. Lo que, humanamente, los padres pueden hacer es, en mi opinión, entender que lo importante de ese intento en influir en sus hijos no reside en lo que digan, sino en lo que hagan.

Predicar con el ejemplo.

Exacto. El órgano educativo de los niños no es el oído, sino el ojo. No depende de lo que les digamos, sino de lo que nos vean hacer. A la hora de la verdad, a lo que deberíamos aspirar es a que, el día que nuestros hijos se vayan de casa, podamos decir: “hombre, pues no parece que les haya dado un mal ejemplo de qué es ser una buena persona”. Por eso digo que el principal deber de los padres es quererse.

¿Entre ellos?

¡Claro! ¿Cómo vamos a enseñar, si no, a nuestros hijos a querer? De todo lo que se pueda hablar de la educación de un hijo, ¿hay algo más importante que aprender que hay alguien por ahí, fuera de tu familia, que te puede querer Incondicionalmente, quererte con todos tus defectos, para compartir tu vida. Yo creo firmemente, y cada vez más, que el deber fundamental de los padres es quererse, manifestando claramente que el otro no es perfecto, pero le quieres a pesar de sus imperfecciones. Esto es lo verdaderamente relevante.

Creo que ahora la preocupación de los padres, más que quererse entre ellos, es la de prestar la suficiente atención a sus hijos para compensar el tiempo que pasan sin ellos por razones laborales, por ejemplo.

Pero debería ser exactamente al revés. Mis padres estaban mucho menos por mí de lo que yo he estado por mis hijos. Y cuando observo a mis hijos, están mucho más por los suyos que lo que yo he estado por ellos. Creo que existe cierta neurosis en los padres que está anulando la autonomía personal de los hijos. ¿Qué ámbito de libertad le queda hoy a los niños? ¡Pero si no pasan ningún momento sin que haya un adulto supervisándolos! Y, precisamente porque han desaparecido los ámbitos de libertad de los niños, están creciendo las ludotecas. Juegos dirigidos y orientados, reglados y supervisados. Esa necesidad de asumir personalmente la educación de los hijos está creando cierta neurosis en la paternidad moderna.

¿Los padres se responsabilizan en exceso?

Las cosas no ocurren porque sí. Junto a ese elemento de desaparición de los ámbitos de libertad del niño, hay otros elementos como la incertidumbre sobre el futuro que contribuyen a esa neurosis. En ‘El Camino’ de Delibes hay un pasaje que me sirve para explicar esto. Son tres amigos y uno se marcha a estudiar. Los otros dos le preguntan qué es estudiar y él responde que su padre dice que estudiar es progresar. ¿Y qué es progresar?, le pregunta. Progresar es trabajar menos que mi padre y ganar más que él, responde el niño. Eso era lo que creíamos a pies juntillas hace cuarenta años. Pero ahora, nadie lo cree. Nadie puede mirar directamente a los ojos a su hijo y decirle que, con toda seguridad, va a vivir mejor que sus padres. Ese elemento de incertidumbre social explica un poco esa tensión neurótica de la educación de los padres hacia los hijos.

En este contexto, ¿un consejo para los padres?

Sí, que se relajen. El primer derecho de los hijos es tener unos padres tranquilos.

Fuente de la Entrevista:

http://www.eldiario.es/norte/navarra/educacion-desigualdad-sistema_educativo-STEM_0_739126433.html

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Entrevista a: Philippe Meirieu, pedagogo francés: «Asistimos a la degradación de la escuela pública: subvencionan la privada para satisfacer a padres de clase alta»

Entrevista a: Philippe Meirieu

Por: Laura Galaup

Este docente ha pasado por diferentes instituciones francesas, dio clase en un instituto en los suburbios de Lyon y fue asesor de Lionel Jospin.

«Los políticos quieren utilizar la escuela para sus fines, pero los maestros deben ser lúcidos y formar para la libertad».

«Las familias más exigentes quieren que sus hijos estén en escuelas que pueden parecer de izquierdas, pero se convierten en guetos sociológicos que impiden la democratización del colegio».

El pedagogo francés Philippe Meirieu ha estado esta semana en España, invitado por el Colectivo Infancia, para dar varias conferencias sobre democracia y educación. Este docente ha pasado por diferentes instituciones francesas, dio clase en un instituto en los suburbios de Lyon, ha dirigido el Instituto Nacional de Investigación Pedagógica y fue asesor educativo durante la etapa de Lionel Jospin como primer ministro francés. En una entrevista con eldiario.es reflexiona sobre políticas educativas y docencia.

¿Considera que la educación es una prioridad para las democracias occidentales?

Está claro que en las democracias occidentales el Estado le dedica un presupuesto muy importante a la educación. Al mismo tiempo, el acceso y el derecho a la educación de forma igualitaria no es realmente una prioridad. Actualmente estamos viendo un aumento de las diferencias entre los colegios que forman a la élite y los que acogen a los alumnos con dificultades. Las democracias actuales se enfrentan a ese problema, aumentan las diferencias entre las clases sociales que siguen el recorrido educativo de forma eficaz y las clases populares en las que el éxito escolar se da rara vez. Es un desafío para las democracias occidentales. Y ese desafío consiste en la introducción de la justicia en el sistema educativo.

¿Cómo se puede introducir esa justicia en el sistema educativo?

No hay muchas posibilidades de hacerlo. Los gobiernos no terminan de demostrar tener el coraje o valor suficiente para poner en marcha aquello que sería necesario, un sistema proporcional en los presupuestos. Aquellos colegios en los que los alumnos están en dificultades y les cuesta más alcanzar el éxito escolar tendrían que tener más medios. En cambio, los colegios prestigiosos, a los que llevan las clases burguesas a sus hijos, recibirían menos dinero.

Los gobiernos están empezando de una forma insuficiente a gestionar esta diferencia creciente entre distintos colegios. De hecho, estamos asistiendo a un movimiento en la mayoría de los países occidentales, que fue anticipado en Estados Unidos, que es la degradación de la escuela pública. Los estados están subvencionando de forma progresiva la educación en las escuelas privadas para favorecer el desarrollo de instituciones que se crean de forma paralela a la enseñanza pública y satisfacer a los padres más exigentes o de clase alta. Estos progenitores quieren que sus hijos estén en escuelas que pueden parecer progres, de izquierdas o alternativas, pero que se terminan convirtiendo también en guetos sociológicos porque no permiten la democratización del colegio.

La democratización requiere una mezcla social, eso también lo determina la arquitectura de la ciudad porque dependiendo de cómo esté creada la sociedad se hará un reparto de alumnos por colegios. También está ligado a otro fenómeno, elentre-soi. Una especie de comunitarismo sociológico, como si solo quisiéramos estar con gente que es como nosotros. Solo se puede conseguir esa democratización cuando hay una mezcla de clases sociales, cuando niños de distintos medios están sentados en los mismos bancos del colegio, trabajando juntos y ayudándose. Para alcanzarla falta que se vea esa voluntad en las políticas educativas de los países de occidente. La OCDE dice en su último informe que la mezcla social de los alumnos en las clases será la bomba de relojería que hará explotar el sistema educativo occidental.

Usted habla sobre la degradación de la escuela pública, ¿por qué lo permiten los estados? ¿hay interés en democratizar la educación?

Creo que sí que existe el interés por parte de muchos gobiernos. El problema es que tendríamos que ir en contra de aspiraciones sociológicas que están muy enraizadas, que no se dan solamente en el sistema escolar. Se da también en la vivienda, la salud o la justicia. Aspiramos a buscar la protección en la comunidad, buscar la proximidad en un mundo que nos resulta individualista. Es como si en lugar de interesarnos por el bien común, queremos una comunidad sociológica e ideológica, una seguridad afectiva y personal en gente que es como nosotros. Haría falta mucho valor político para que los gobierno dijeran de forma clara que la mezcla social es una prioridad.

Se ha acusado a la LOMCE, la ley de enseñanza que está en vigor en nuestro país, de introducir carga ideológica en el currículum. Durante el conflicto político catalán, también los docentes y la escuela han sido criticados y acusados de adoctrinamiento. ¿Cómo se consigue que el sistema educativo no sea un instrumento político y se garantice su independencia?

Creo que todos los gobiernos tienen la tentación de utilizar en su beneficio la influencia que supone el sistema educativo. Es una preocupación constante de los sociólogos desde el sigo XIX. La cuestión no pasa tanto por pedir a los estados que no lo hagan, más bien por conseguir que en la escuela el trabajo pedagógico permita a los alumnos tomar distancia frente al fenómeno de la propaganda. Tenemos que enseñarles a emanciparse, hay que ayudarles a que las cosas conciten su curiosidad y que tengan un espíritu crítico. Se debe trabajar para que se puedan resistir ante las influencias, no solo del gobierno, también de la publicidad, de las teorías del complot o de los radicalismos religiosos.

En definitiva, consiste en formar a los ciudadanos y al final no son los estados los que les forman, son los maestros. Es un tema central de la pedagogía. Obviamente los políticos quieren utilizar los colegios para sus fines, pero los maestros deben ser lúcidos. Es cierto que los gobiernos les pagan su sueldo pero los maestros se deben a la exigencia de formar para la libertad y no dejar que caigan en el adoctrinamiento. Es un desafío en el mundo entero. No solo hablamos de colegios públicos, la formación a la ciudadanía se tendría que dar en las escuelas coránicas, religiosas o en colegios en los que se difunden doctrinas políticas. Por ejemplo, en centros del sudeste asiático donde a los niños se les mete una ideología muy fuerte y a la que no se pueden resistir.

La tasa española de abandono escolar temprano duplica la de la UE y el porcentaje de alumnos repetidores triplica la media de la OCDE. ¿Contribuye la repetición de curso a combatir el fracaso escolar?

El hecho de repetir no garantiza la eficacia escolar, ni tiene un impacto positivo. Solo en algunos casos permite recuperar el retraso. Según los estudios es más beneficioso para las niñas que para los niños. También es más fructuoso para jóvenes que han pasado por situaciones muy particulares, como problemas de salud, familiares o estudiantes que no estaban pasando por un conflicto de gran fracaso escolar y que tenían una base suficiente para continuar. Estadísticamente es complicado que para los alumnos sea beneficioso, en ocho de cada diez casos penaliza al alumno porque aumenta su retraso escolar.

La repetición es un problema que hemos generado para enfrentarnos a dos adversidades. En primer lugar, los países de Occidente no han explorado otros métodos de enseñanza. Solo tenemos las clases de nivel y hay otras propuestas. Por ejemplo, las fórmulas por ciclos de dos o tres años, los alumnos no estarían en una sola clase, estarían en un circuito de tres niveles y habría clases de tres niveles diferentes. Se contaría con distintos métodos de trabajo que nos permitirían que los alumnos fuesen más rápido en algunas disciplinas y más lento en otras. Para este modelo podemos usar como ayuda la figura de estudiantes más mayores. Esto es algo que subestimamos en los países occidentales, no se potencia una ayuda mutua entre los alumnos.

Otro problema por el que existe la posibilidad de repetir no tiene nada que ver con el nivel escolar de los alumnos. Tiene que ver con la autoridad de los maestros. Hay muchas escuelas y muchos profesores que no tienen autoridad frente a sus alumnos y el único poder que tienen es el de la sanción o la amenaza. Amenazando con esta exclusión, diciéndoles que van a repetir si no les hacen caso, es la única forma que tienen de ejercer su autoridad.

Usted estuvo dando clase en un colegio de un suburbio de Lyon, ¿cómo se consigue en entornos difíciles ganarse el respeto de los estudiantes?

Es un problema con estructura de matrioshka rusa. La primera etapa es la relación entre el colegio y la sociedad. Si los progenitores no respetan al colegio, ni al maestro, si el estatus del profesor no es respetado, no facilita las cosas. Actualmente creo que es así, el estatus del docente está degradado.

En segundo lugar está el centro educativo. Dentro de la institución tiene que quedar claro quién ejerce la autoridad sobre los estudiantes. Cuando entran en el espacio de la enseñanza tienen que sentir que están en un entorno dedicado al trabajo colectivo, que hay comportamientos que no son aceptables. Pero en los colegios solo hay una o dos personas encargadas de la disciplina, tendríamos que crear una comunidad de adultos en la que todos tengan competencias sobre este tema. Los adultos no tienen una responsabilidad solidaria del comportamiento de los menores. Por ejemplo, si un profesor ve una pelea en el patio o en el pasillo, aunque no sean sus alumnos ni sea en su clase, el adulto debe intervenir porque pertenece a esa comunidad educativa.

Llegamos al tercer paso, la clase. A muchos profesores no les han han sabido formar para gestionar grupos de adolescentes que pueden llegar a ser difíciles, piensan que gritando a los alumnos van a conseguir calmarles. Al contrario, gritando van a aumentar el estado de excitación del grupo. No se dan cuenta que igual que hablar con los alumnos es importante, hay otros factores como organizar el espacio de la clase, de dar consignas precisas, de saber lo que se dice y ser coherente con el mensaje lanzado.

En España la asignatura de religión cuenta para la nota media de sus estudiantes. ¿Qué papel cree que tendría que tener esta materia en la educación pública?

La religión pertenece al ámbito privado y no al público. Cada uno es libre de creer lo que quiera, pero pertenece a la intimidad. El principio de laicidad que defiende la educación francesa quiere dejar claro que debe existir una separación entre el saber y la creencia. Los conocimientos se transmiten, las creencias, no. Hay unas diferencias entre unos y otros. Las creencias tienden a dividir a los hombres y son las que les han empujado hacia guerras y violencias. En cambio, el saber nos une a todos en la escuela pública. Ese es el principio, la escuela pública no debe de tratar de abolir las creencias, pero deben quedarse en el ámbito privado.

Esto no implica que los colegios deban desconectarse de la educación cívica y moral, porque estas enseñanzas no son ámbitos en los que deban caer solo las religiones. Esa es una trampa en la que hemos caído. La filosofía es muy importante, hay que trabajar en ella como pensamiento, reflexión y plantearse preguntas sencillas. Por ejemplo, ¿cuál es la diferencia entre una prueba y un ejemplo? Así entenderemos por qué el agua de Lourdes no es igual de eficiente que los antibióticos. Comprender esto sirve para iniciarse en el pensamiento filosófico. La escuela no debería meterse en la religión pero sí en la historia de las religiones, que no es para nada lo mismo.

Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/segregacion_escolar-laicidad-educacion_publica_0_738426894.html

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Paradigmas educativos

Por: Óscar Picardo Joao

El sistema educativo que tenemos fue diseñado entre el Medioevo (pizarra y Magister) y la era industrial (currículum y grados) y muchos intelectuales o influencers contemporáneos como: Daniel Pink, Ken Robinson, Peter Gray, Salman Khan o Seth Godin, señalan que la educación está desactualizada y es ineficaz.

Se han identificado al menos seis problemas principales de los sistemas educativos –según NEXT School, Big Picture School–: 1.- Valores de la era industrial: privilegiando el mecanicismo y la individualidad; o el seguir instrucciones y la limitada cooperación entre pares. 2.- Falta de autonomía: Limitada interdisciplinariedad, creatividad y multimedia; el libro de texto es la guía. 3.- Aprendizaje poco auténtico: Caracterizado por la irrelevancia, la memorización y el enfoque bancario (Freire). 4.- El aula sin pasión: La jornada escolar se desarrolla entre rutinas, y altamente homologada. 5.- Aprendizajes: sin respuesta a inteligencias múltiples o intereses de los estudiantes; autoridad del docente y del libro de texto. 6.- Pedagogía y evaluación: ¿quién es el protagonista?, ¿cómo medimos?, ¿cuál es el baremo?; se enseña privilegiando el modo magistral y se evalúa para controlar con escalas poco reales.

Pero la vida y el trabajo real es muy distinto a la escuela y a la universidad…; el mercado laboral demanda trabajo en equipo, creatividad, capacidades y sobre todo uso de los conocimientos y capacidades para resolver problemas, cosa que no se ve en las aulas. En las experiencias cotidianas sociales, económicas, políticas o laborales, no están escondidos o guardados los recursos (como en los exámenes); están ahí, para que sean utilizados; debes dialogar con otros –que posean otros talentos– para tener una mirada multidisciplinaria.

Si bien el docente es un factor determinante de lo educativo, las herramientas tecnológicas que poseemos actualmente son un complemento fundamental y en no pocos casos compiten con aburridas clases; aprender con MOOC o con tutoriales de YouTube, buscar en Google, simular con Math Lab, imprimir en 3D, crear grupos de trabajo en redes sociales, leer con realidad aumentada, construir con robótica y arduino, programar o diseñar de modo digital son experiencias fundamentales para los niños y jóvenes actuales.

Debemos trabajar en el nuevo paradigma de la “Era de la Información y el Conocimiento” (Educación 4.0) o la escuela será cada vez será más obsoleta, aburrida, irrelevante y propiciará más deserción. Esto no implica una revolución radical, sino una planificación prospectiva inteligente que implique al menos cuatro pasos: a) capacitación y diálogo con los docentes; b) revisión y adecuación curricular paulatina; c) adquisición de nuevos equipos y laboratorios; y d) dudar de la eficacia de los sistemas actuales de evaluación, promoción y normas de convivencia.

La escuela y la universidad pueden y deben cambiar, y para ello es necesario un diálogo eficaz con los stakeholders y actores externos de los sistemas, sin olvidar: ¿para qué y para quién graduamos estudiantes?

Fuente: https://www.laprensagrafica.com/opinion/Paradigmas-educativos-20180213-0154.html

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Lecciones de la evaluación docente

Por: Juan Carlos Yáñez

Evaluación para el desarrollo docente, formación entre iguales, colaboración y cooperación son parte de los sistemas con mejores resultados.

En Chihuahua (México), en noviembre de 2015, escuché a Juan Carlos Tedesco afirmar que en educación no existen las balas de plata: soluciones mágicas para resolver de inmediato, de una vez y para siempre los problemas. Al mismo artefacto yo le llamaba, tiempo atrás, el bálsamo de Fierabrás en educación, el remedio eficaz para todos nuestros problemas. Advertidos de la imposibilidad del milagro, queda entonces el estudio minucioso, el diagnóstico preciso y comprensivo como base para las alternativas; y en ese ejercicio, revisar casos ilustra siempre.

En el libro La evaluación docente en el mundo (México, 2016), coordinado por Gilberto Guevara Niebla y publicado por el Fondo de Cultura Económica, la Organización de Estados Iberoamericanos y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, encontramos ejemplos para el examen riguroso de experiencias en el tema.

Los casos relatados son útiles para derivar reflexiones y valorar su pertinencia en otros contextos. Algunas muestras: en Shanghái, los profesores tienen la obligación de observar a otros y analizar su desempeño en el aula. El trabajo colegiado en Japón tiene coincidencias: en pequeños grupos planean una lección, se observan al impartirla y luego de analizarla, afinan. En Inglaterra los profesores destacados tienen horario reducido en su centro escolar y el restante lo destinan a ayudar a otras escuelas.

En los ejemplos hay elementos comunes en mayor o menor grado: trabajo colegiado antes de la intervención docente, actuación en el salón de clases (como docente o como observador) y análisis posterior para sugerencias y ajustes.

Hay virtudes o principios encomiables: colegialidad, generosidad, voluntad política, solidaridad pedagógica, tejido institucional. Todos ellos, en las antípodas de las prácticas individualistas o egoístas, a veces hostiles, en que discurre la vida escolar en muchos de nuestros centros, especialmente cuando las prácticas de evaluación docente se ligan a prestaciones salariales u otro tipo de incentivos materiales.

Desarrollar prácticas como las descritas implica esquemas de organización central y políticas para la puesta en marcha, desde el más alto nivel ministerial hasta la organización escolar, pero no es suficiente si tales pretensiones no se instalan en los recintos áulicos; esto es, la disposición y apertura de los maestros para compartir y aprender.

En su capítulo sobre un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en México, Peter Matthews recoge ejemplos de prácticas de colaboración relativamente sencillas de aplicar: escuelas que organizan reuniones de investigación, se observan clases y retroalimentan con videos, se preparan nuevas y se realizan tutorías, en donde reflexión y evaluación son el centro del desarrollo de la escuela e individual; escuelas donde los profesores se reúnen para compartir cada uno un artículo y promover su debate; escuelas grandes donde los profesores más extraordinarios imparten clases magistrales extraescolares acerca de cómo enseñar un contenido, abiertas a otras escuelas; escuelas donde los profesores tienen que visitar otras y trabajar durante un día con algún colega, incluyendo la reflexión (Shanghái e Inglaterra); los tríos de aprendizaje (Inglaterra), que se forman entre profesores o escuelas, en este caso, reuniendo dos escuelas con una de resultados o prácticas excelentes, que acompañarán a las otras; hay variantes, como grupos de 3 a 6 profesores, trabajando juntos en prácticas de colaboración, entre otras.

La práctica de los “tríos de escuelas” resulta atractiva de aplicarse en contextos tan heterogéneos como los de países latinoamericanos, marcados por terribles asimetrías entre las escuelas a las que acceden los hijos de los pobres y de clases altas. Sin descuidar las tareas de supervisión y acompañamiento, se colocaría la atención en aquellas que demandan apoyos para superar las adversidades propias y de sus contextos, así como actuaciones ineficaces en su interior.

En el capítulo de Dylan Wiliam (La evaluación formativa del desempeño de la enseñanza), hay un repaso prolífico de investigaciones sobre la evaluación del desempeño de la enseñanza. Concluye que reclutar a los mejores profesores o despedir a los ineficientes no son garantía de una mejora consistente en la calidad de la enseñanza. La calidad de los maestros no es sinónimo de la calidad de su enseñanza, por las variables en juego, pero sin calidad en los maestros, alcanzar estándares elevados es imposible.

Por otro lado, reemplazar a los profesores de nuestros sistemas educativos es inviable políticamente y demasiado largo en el tiempo. La clave, a juicio de Wiliam, es el desarrollo profesional de los docentes, que se encuentran laborando en las escuelas, lo cual requiere invertir más y de forma distinta, lejos de cursos y cursos, diseminados en línea o en cascada.

Javier Murillo Torrecilla introduce un elemento crítico de los sistemas de evaluación docente en América Latina. A diferencia de Europa central, especialmente de los países nórdicos, en donde la evaluación docente se realizada dentro de la escuela, porque es ella el escenario de la actuación magisterial, los países latinoamericanos que tienen sistemas de evaluación docente lo plantean al revés. Un tema toral para su examen en nuestros contextos.

Son estas algunas lecciones que podrían estudiarse, ensayarse cuidadosamente, con regulaciones mínimas pero claras, con acompañamientos sensibles pero firmes, con la decidida voluntad de avanzar en la más sustancial de las tareas pedagógicas: la que sucede cada mañana y cada tarde en los salones de clase.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/02/09/lecciones-la-evaluacion-docente/

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La evaluación de los sistemas educativos ¿un discurso amenazante para el profesorado?

Por: Carmen Rodríguez, José Gimeno y Francisco Imbernón

La reticencia no es oposición, solo hacer evidente que otras prácticas de evaluación son posibles. Sencillamente consideramos que se puede hacer de otra manera.

Quienes nos dedicamos a la educación no estamos en contra de la evaluación, de todo tipo y cualquiera que fuera el aspecto: agentes, centros y sistema educativo. De este último vamos a ocuparnos.

Lo que nos inquieta son las derivaciones, no siempre visibles ni benignas, de algunas prácticas que van instalándose y consolidándose en el sentido sin percatarse de que pueden tener consecuencias graves para el profesorado y también para el alumnado. La reticencia no es oposición, solo hacer evidente que otras prácticas de evaluación son posibles. Sencillamente consideramos que se puede hacer de otra manera.

Evaluar cualquier aspecto, componente o agente del sistema educativo, per se y en principio, no es algo positivo o negativo. Depende de si: a) el objetivo para realizarla es pertinente y relevante, en orden a alcanzar los grandes fines de la educación. Todo lo que podría ser evaluable de alguna manera y en alguna medida, no tiene que ser evaluado necesariamente. Esta es una prevención especialmente significativa por el clima positivista que predomina en la investigación y en el pensamiento sobre la educación. b) Los métodos para la indagación y la crítica elegidos tienen que ser idóneos y capaces para proporcionarnos la información pertinente que se precisa. c) Valorar si esa información nos proporciona el conocimiento que nos permite tomar decisiones acertadas y mejorar nuestras instituciones, la educación y, en general, la sociedad. Estos principios actúan de mecanismos de “vigilancia” que detectan perversiones y desnaturalizaciones de las prácticas evaluativas, de manera fortuita o intencionadamente que pudieran producirse.

Un ejemplo de desnaturalización de la evaluación, en principio voluntaria, se puede apreciar en el caso de las evaluaciones del sistema educativo que se han legitimado (como PISA) haciendo creer que son necesarias para la mejora de la educación, para la democratización de las relaciones sociales y para la petición de la responsabilidad que le quepa a cada uno y, particularmente a los poderes públicos. En verdad, a lo que están sirviendo estas prácticas de evaluación externa es a la imposición de un proyecto bien delimitado de currículum que anula lo que se supone que es el sentido común.

Nadie debería oponerse a que se evaluara el sistema educativo como servicio público al que se demandan ambiciosas metas definidas socialmente y en el que se invierten muchos recursos. Las evaluaciones sirven para conocer su estado en el que se encuentra lo evaluado recogiendo evidencias y para que sus conclusiones informen sobre procedimientos democráticos de decisión y mejora. Su principal objetivo sería vigilar que no se relajen los principios rectores de un sistema educativo democrático: la responsabilidad educativa, el aprendizaje del alumnado, la solidaridad, la igualdad, la libertad de pensamiento, así como la inclusión y el fomento de la convivencia, entre otros valores propios de una sociedad democrática y se mejoren progresivamente.

El interés por la evaluación ha cambiado a lo largo del tiempo, aunque siempre buscando la “mejora” de los sistemas educativos. En los años sesenta se justificaba por la importancia que tenía analizar la igualdad de oportunidades. En los ochenta empieza a aparecer el discurso sobre la calidad de los sistemas educativos y a partir de los noventa se vincula la calidad educativa con la incorporación de la evaluación como un instrumento para la eficiencia de la economía y para la competitividad entre países y regiones.

En esta última etapa, cuando los procesos de evaluación del rendimiento de los estudiantes a gran escala cobran una notable relevancia en el discurso relativo a la educación, se introduce la evaluación como dispositivo de medición, con la novedad de que los malos resultados de ser considerados como una responsabilidad del alumnado o del contexto pasan a ser explicados como una responsabilidad del mal desempeño docente, al que se le acusa de tener una mala preparación. Aparece un discurso amenazante para el profesorado que se pone en el punto de mira de la sociedad. Se vuelve a un enfoque de caja negra, donde desaparece el análisis del proceso educativo fijándose más en los productos, desarrollando una política apoyada en la búsqueda de buenos resultados.

Se está afianzando con fuerza una tendencia de los sistemas de evaluación que interpreta “la calidad educativa” como una mejora de los productos o resultados de aprendizaje del alumnado y de su rentabilidad social; un lenguaje que resulta muy atractivo a los gestores educativos, administradores y políticas neoliberales que siempre han considerado que los malos resultados son responsabilidad del profesorado, aprovechando ese discurso para establecer mecanismos de control y de competitividad. A partir de este momento adquieren una gran centralidad las evaluaciones externas de los logros de los alumnos y alumnas que se identifican con el rendimiento de las instituciones educativas y con el desempeño docente. Se establecen por tanto evaluaciones parciales que no tienen en cuenta la complejidad de factores que influyen en la enseñanza, confundiendo evaluar con aplicar pruebas basadas en competencias que miden el capital cultural del alumnado y no lo que se enseña en las escuelas o reducen el conocimiento a aprendizajes memorísticos y tareas sencillas. Y suelen tener la finalidad de conducir a sistemas de rendición de cuentas (accontability), donde premian, castigan y clasifican a los centros docentes y al profesorado según los resultados obtenidos en esas evaluaciones parciales.

Se introduce en el imaginario educativo y social como algo normal que evaluar sea un instrumento central y útil para organismos gubernamentales, como la OCDE o el Consejo de la Unión Europea, que basan sus prácticas globales en mecanismos de evaluación comparativa e indicadores, y suponen un cambio a un enfoque cuantitativo, dibujando un escenario que podríamos denominar “el gobierno de los datos” que tiene cada vez más incidencia en las nuevas reformas y en las políticas educativas en general.

Siempre la evaluación tiene que servir para apoyar a la mejora de los programas educativos, puesto que han de estar al servicio de las necesidades y derechos de los alumnos y alumnas. Por supuesto, que también tienen que servir para analizar la actuación del profesorado, la idoneidad de las propuestas didácticas y el funcionamiento de las instituciones educativas. Y estamos de acuerdo en que estas evaluaciones tienen que ser contextualizadas y periódicas. El problema no es, pues, la evaluación, sino qué evaluación y con qué fin la realizamos. Los mecanismos de alarma han saltado.

Nos encontramos, por tanto, dentro de un proceso neoliberal que entiende que la mejora educativa se propicia a través de un estado vigilante del principio de competitividad entre alumnos, profesorado e instituciones educativas, que se desarrolla través de evaluaciones, rankings, financiación y elección de centro, porque desconfían de la eficiencia de la enseñanza que realiza el profesorado. Sin embargo, solo consiguen devaluar la enseñanza, causar un mayor estrés en el profesorado y hacer que muchas instituciones educativas queden estigmatizadas, generando desigualdades según el nivel socioeconómico de la población que tengan. Los resultados de esas evaluaciones son, además, utilizadas por los medios de comunicación para crear una sensación de crisis y fracaso de la educación, olvidando la trayectoria e historia de los sistemas educativos.

Somos conscientes que las instituciones educativas tienen que estar abiertas y ser transparentes, ante la sociedad que las sostiene. Todo el mundo tiene derecho a ser informado de cómo es la educación que tenemos. Esta apertura no tendría sentido si no es para mejorar la política educativa, las instituciones escolares y para entender qué aprenden realmente los alumnos. Cómo en cualquier otro fenómeno, situación o acción, la evaluación es consustancial a toda actividad educativa. Pero se ha de utilizar la evaluación como instrumento necesario para mejorar los procesos educativos, proponiendo las medidas necesarias para atender a la singularidad y a las necesidades del alumnado según sea el contexto en el que se desenvuelve y se desarrolla.

Creemos que la evaluación en tanto que la consideremos valiosa para la mejora de los procesos educativos tendría que tener un lugar prioritario en el centro, que es donde se desarrollan las prácticas educativas: el currículo, las tareas académicas, la organización de los centros, las condiciones escolares y del profesorado. Las instituciones educativas tienen que ser la plataforma desde donde arrancar la reflexión y la toma de decisiones de mejora. Necesitamos profesores y profesoras que tengan un proyecto educativo que se justifique en los objetivos generales del sistema educativo y tengan autonomía para adaptar su enseñanza a las necesidades del alumnado y del contexto social, pero no a pruebas estandarizadas. Se debe de confiar en los docentes y ellos, a su vez, en sus estudiantes. Es necesario una cultura de la evaluación, porque en ella se encuentran algunas de las raíces del éxito y del fracaso escolar y la mejora social, pero tenemos que confiar en el profesorado que es el que sabe mejor cómo va el proceso de aprendizaje del alumnado.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/23/la-evaluacion-de-los-sistemas-educativos-un-discurso-amenazante-para-el-profesorado/

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Glosario para tiempos de posverdad educativa

Por: Julio Rogero 

Cuando se atraviesa la superficie de algunos eslóganes y se analiza su verdadero significado, se hace patente hasta qué punto se están pervirtiendo ideas fundamentales.

En la actualidad proliferan políticas educativas que profundizan en la desigualdad, la segregación, la inequidad y la exclusión de buena parte del alumnado. Estas políticas vienen acompañadas de un discurso hegemónico tejido a base de eufemismos, posverdades y mentiras. Esta neolenguamonopoliza el debate educativo y domina el pensamiento para legitimar intereses que nada tienen que ver con el derecho a la educación. Este artículo pretende provocar la reflexión sobre esta amalgama de conceptos. Para ello, ofrecemos un glosario sobre qué esconden, desde nuestro punto de vista, algunos de estos eslóganes:

Autonomía de los centros. Conjunto de decisiones que la administración deja en manos de los directores. Lejos de dotar de autonomía a los centros, lo que verdaderamente se produce es la concentración del poder en la dirección, la eliminación de la participación del resto de la comunidad educativa, un excesivo papeleo y el sometimiento del proyecto educativo al control permanente por parte de la administración. Para nosotros, autonomía de centro es la que hace posible mantener un proyecto educativo y convivencial propio, democrático y adaptado a la realidad del alumnado.

Centro bilingüe en inglés. Centro educativo en el que algunas materias se imparten en inglés. Supone la falsa promesa de que el éxito escolar pasa, fundamentalmente, por conocer este idioma. En el actual modelo bilingüe de la Comunidad de Madrid se vulnera el derecho a la educación de parte del alumnado, pues solo sobrevive aquel que tiene un contexto familiar privilegiado y/o que puede pagarse apoyos extraescolares que le permitan no quedarse atrás. Además, conlleva la ruptura del principio de comprensividad, por el que la educación obligatoria debe fundamentarse en un programa unificado de aprendizaje. Desde nuestro punto de vista, urge apostar por modelos alternativos que permitan aprender idiomas a todo el alumnado, y que no sirvan como excusa para la exclusión ni como obstáculo para otros aprendizajes.

Centros de educación especial. Centros educativos que acogen al alumnado segregado de los centros ordinarios por su diversidad funcional. No confundir estos centros, como hizo el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, con aquellos que desarrollan una educación inclusiva. La mayoría de los centros de educación especial realizan un excelente trabajo con su alumnado. Ello no es óbice para afirmar que su presencia refleja el fracaso del sistema educativo para garantizar el derecho de todo el alumnado a la educación inclusiva, un objetivo al que España se comprometió con su ratificación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2008.

Una verdadera educación inclusiva requiere que los centros y aulas acojan toda la diversidad del alumnado sin exclusión alguna y que cada niño/a cuente con los recursos necesarios para desarrollar al máximo sus capacidades.

Convivencia escolar. En la actualidad predomina un concepto reactivo de convivencia, que se centra en el acoso y que suele limitarse a la prescripción de sanciones. El discurso mayoritario no considera la convivencia como un objetivo educativo, sino como el mantenimiento del orden para hacer posible la excelencia de unos pocos. Se persigue, en última instancia, excluir a los que no se adaptan para que no perjudiquen a los que sí lo hacen.

Generalmente, esta idea hegemónica de convivencia escolar se centra solo en un tipo de violencia y oculta aquella que implica someter al alumnado y al profesorado a los principios neoliberales de la competitividad, la obediencia y el éxito individual, y que naturaliza y legitima la exclusión del diferente, las desigualdades sociales, la precariedad, la inequidad educativa y la pasividad ante las injusticias.

Cultura del esfuerzo. Eslogan que promete que, si el alumno se esfuerza, tendrá éxito en la escuela y, después, en el mundo laboral; en cambio, si fracasa y no encuentra un trabajo a la altura de sus expectativas, el alumno será el único responsable porque no se habrá esforzado lo suficiente. Esta idea sirve como coartada para justificar los elevados e injustos niveles de repetición en nuestras escuelas e institutos, y también suele utilizarse como excusa para justificar metodologías docentes autoritarias y excluyentes. Estamos convencidos de que el esfuerzo, para que sea educativo, implica fomentar la responsabilidad, la exigencia y el rigor en los estudiantes, a partir de una cultura escolar que promueva la pasión por aprender y el disfrute por el conocimiento adquirido y por el desarrollo personal.

Emprendimiento. Idea que implica interiorizar que es necesario convertirse en empresarios de uno mismo, tomar iniciativas, proponer proyectos y ser creativos, con el único fin de mejorar la posición propia frente a la de los demás. Así se asume, íntimamente, que la trayectoria vital es responsabilidad exclusiva de uno mismo y que el triunfo en la vida pasa por el materialismo y por la competitividad. Es un concepto particularmente eficaz para ocultar que hay grandes desigualdades de partida y que, en un sistema competitivo, los más fuertes destruyen a los más débiles. No debe confundirse la idea del emprendimiento con fomentar la iniciativa, la auto-exigencia, la auto-crítica, la creatividad y la responsabilidad del alumno como valores fundamentales.

Excelencia. Eufemismo por el que se legitima que se otorguen más recursos educativos a los estudiantes que menos los necesitan. La palabra excelencia es utilizada con frecuencia para justificar políticas educativas de inequidad.

Innovación educativa. Cuando se habla de innovación educativa, en muchos casos se quiere decir que hay que adaptar la pedagogía a las demandas de los clientes-padres-empresas y no al servicio del derecho a una educación de calidad para toda la infancia. La innovación educativa sirve para referirse, indistintamente, a metodologías docentes novedosas y a metodologías que llevan aplicándose más de un siglo. Eso sí, todo aliñado con muchas TICs y mucho inglés. Desde nuestro punto de vista, transformar la educación requiere no sólo innovaciones técnicas y parciales, sino una revisión a fondo del modelo educativo y apostar en el sentido de los procesos emancipatorios de las personas. Ello exige incorporar metodologías verdaderamente inclusivas, que respeten los diferentes ritmos de aprendizaje y con dotación suficiente de medios para garantizar su eficacia.

Libertad de elección. Políticas educativas que potencian que los centros, públicos y privados, compitan por atraer como cliente al alumnado más favorecido socio-económicamente. Así es como los centros seleccionan y excluyen a parte del alumnado y/o como las familias “eligen” centro en función de sus recursos económicos, de su capital cultural, de la diversidad funcional de sus hijos o de su sexo. La libertad de elección implica dos falsas premisas: primero, que es positivo que las familias rivalicen para que sus hijos/as acudan a determinados colegios; y segundo, que todas las familias tienen las mismas oportunidades de elegir. Generalmente, la libertad de elección favorece la segregación, la exclusión educativa, la desigualdad, protege intereses privados (de las empresas y de la Iglesia) y empeora la calidad educativa. Este eslogan pervierte la idea de libertad. La verdadera libertad educativa implicaría que toda la infancia tuviera la posibilidad de acceder a un centro de la máxima calidad en su entorno.

Pacto educativo. Proceso socio-político a través del cual se pretenden legitimar y apuntalar las políticas educativas más conservadoras: la privatización (una escuela pública subsidiaria respecto a la privada), la exclusión, el poder del empresariado y de la Iglesia en la educación, y una orientación obsesiva del sistema hacia el mercado y no hacia la construcción de una ciudadanía crítica, responsable y solidaria. Por el momento, el pacto educativo y el aparataje mediático que le rodea están sirviendo de manera eficaz para aparcar problemas acuciantes de la educación y para seguir desarrollando las políticas plasmadas en una ley que fue impuesta sin diálogo alguno. Un pacto social y educativo implica, entre otras cosas, voluntad política de diálogo, transparencia, apertura al debate, protagonismo de la sociedad, flexibilidad y medios para hacerlo efectivo.

Pruebas externas. Examen gestionado por agentes (frecuentemente, privados) desconocedores de la situación y progreso educativo del alumnado en un contexto determinado. Con frecuencia, los resultados de estas pruebas son utilizados para hacer rankings que, al ser conocidos solo por las familias con más capital cultural, potencian la segregación escolar, la exclusión educativa y estigmatizan a los centros. Las pruebas externas son, en la actualidad, un freno para la mejora educativa y un despilfarro de recursos; es necesario sustituirlas por evaluaciones de diagnóstico (rigurosas y sin la publicación de resultados por centro) que sirvan a la administración, a los investigadores y a los centros para identificar problemas, diseñar soluciones y distribuir los recursos bajo principios de equidad.

Rendición de cuentas. Procesos burocráticos propios del sector privado por los que se controla que los componentes del sistema educativo no se desvían de las pautas dictadas desde la administración. De manera llamativa, la idea derendición de cuentas se aplica exclusivamente a los centros educativos, pero no al sistema en su conjunto. Esta idea es particularmente eficaz para trasladar la responsabilidad de los problemas a los docentes y para soslayar la escasez e injusta distribución de recursos y las diferencias en la composición del alumnado de los centros. Una verdadera rendición de cuentas implicaría analizar en qué medida el sistema garantiza el derecho a una educación de calidad a todo el alumnado y contribuye a construir una sociedad más responsable, cívica, igualitaria y cohesionada.

Somos conscientes de que este glosario podría ser más amplio y es susceptible de discusión y matizaciones. En cualquier caso, cuando se atraviesa la superficie de algunos eslóganes y se analiza su verdadero significado, se hace patente hasta qué punto se están pervirtiendo ideas fundamentales. No nos están arrebatando solo la esencia del derecho a la educación, sino también el sentido de las palabras. Recuperémoslas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/02/15/glorasio-tiempos-postverdad-educativa/

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Paraguay: Presentan proyecto de Ley para infraestructura educativa nacional

América del Sur/Paraguay/lanacion.com.py

En una reunión llevada a cabo en la mañana de hoy el senador Derlis Osorio, presidente de la Comisión Permanente del Congreso, presentó al Ministro de Educación Raúl Aguilera un borrador del proyecto de Ley para infraestructura educativa nacional.

La reunión fue convocada por el presidente de la Comisión Permanente para hacerle algunas consultas al ministro con respecto a problemas que existen de infraestructura educativa además de otros temas.

“Hemos hecho entrega de un proyecto de Ley del cual soy proyectista que habla justamente de la infraestructura educativa nacional. Tratamos de fortalecer el control de la infraestructura educativa nacional teniendo en cuenta los problemas de seguridad, la mala construcción de las aulas y estamos tratando de darle fuerza de ley para que esto sea parte de una política pública del Estado” empezó diciendo el senador Osorio.

Dijo que la idea es darle un rango de Ley a una función que está llevando adelante una dependencia interna del ministerio de Educación. Aclaró que aún no fue presentado el proyecto y que se pretende entregar una vez que inicie el periodo de sesiones nuevamente.

“Esta ley plantea una política pública, en este proyecto se crea lo que llamamos la comisión nacional de infraestructura educativa que va a tener roles de certificación de las aulas. Queremos que todas las aulas sean certificadas antes que de sean utilizadas por los estudiantes. Sabemos que en nuestro país muchas veces las aulas son construidas no solamente por el Ministerio de Educación, sino que además por municipios, gobernaciones, comisiones de padres, entidades binacionales. Entonces queremos crear un organismo que certifique todas estas construcciones antes de ser utilizadas por los chicos. Va a presidir esta institución un representante del ministerio de educación pero también van a haber representantes de otras instituciones” indicó el proyectista.

El senador Osorio dijo que si bien la falta de recursos es también un problema, están trabajando en eso. “También tenemos la falta de recursos que son siempre insuficientes, estamos trabajando en eso pero este proyecto no busca generar más burocracia, al contrario, busca utilizar de mejor manera los recursos que tenemos pero darle más fuerza. Creemos que la infraestructura educativa es un tema demasiado importante que debe formar parte de una política de Estado” afirmó.

Por su parte, el Ministro de Educación Raúl Aguilera señaló que salió contento de la reunión porque vio que existe interés en ayudar. “Hemos visto su interés en apoyar a la cartera educativa con todas las iniciativas que están en curso. Le hemos informado al señor presidente que el déficit en infraestructura está muy cerca de los 800 millones de dólares. La inversión para este año ronda cerca de los 100 millones de dólares, es un paso muy importante pero sigue siendo insuficiente y lo que levantamos de esta mesa de trabajo es la voluntad política de impulsar todas las iniciativas que apunten al mejoramiento de las condiciones de aprendizaje de nuestros niños que para nosotros es fundamental” aseguró.

Del mismo modo, el ministro Aguilera comentó con relación a la propuesta presentada por el presidente de la comisión permanente del Congreso, que se trata de una iniciativa sumamente interesante que el proyectista les pone a consideración y que será analizada con el equipo

“Toda coordinación que nos ayude a revertir los indicadores de infraestructura, la cartera educativa toma de muy buena manera. Veremos de qué manera esto pueda simplificarnos el trabajo y que no constituya como dijo el presidente una burocracia más de todo el aparato estatal de tal manera que podamos tener en mejores condiciones nuestras escuelas y nuestros colegios” expresó el ministro de Educación.

Condiciones de las aulas

Con relación al estado en el que se encuentran las instituciones dijo que están haciendo un gran esfuerzo en poner en condiciones para el inicio de clases. “Sería una mentira decir que todas las aulas están en condiciones. El día de ayer abrimos las instituciones y estamos levantando las medidas, estamos haciendo un importante esfuerzo de poner en condiciones, coordinando trabajos con los gobiernos municipales y departamentales”.

Cena para alumnos en internados de Boquerón

Por otra parte, el ministro habló acerca de una propuesta hecha por un gobernador. “En estos días tuvimos una reunión interesante donde un gobernador plantea adicionar al programa la cena para los alumnos que están en situación de internados en las escuelas del Chaco. Se aprobó y afecta a todas las escuelas que tienen internados en el departamento de Boquerón” señaló.

Fuente: http://www.lanacion.com.py/politica/2018/02/13/presentan-proyecto-de-ley-para-infraestructura-educativa-nacional/

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