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Uruguay: 29% opina que el sistema educativo es malo

Uruguay / 3 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: La Prensa

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd) dio a conocer los resultados de la primera encuesta de opinión pública sobre la educación obligatoria, con el objetivo de conocer que sensación posee la población mayor de 18 años, residentes en zonas urbanas del país.

El estudio muestra las percepciones de la gente, sobre el funcionamiento, los procesos y los logros del sistema educativo, así como la satisfacción con los docentes y los recursos destinados a la educación.

Opiniones muy divididas

En este sentido, el 10% de los encuestados dijo que el funcionamiento del sistema educativo uruguayo es muy malo, el 19% opinó que era malo, el 37 % señaló que era regular, mientras que el 29% dijo que funciona bien, y solo un 2% dijo que lo hacía muy bien.Según la edad de los entrevistados, se desprende que los menores de 30 años son quienes mejor evalúan el funcionamiento de la educación, mientras que entre los mayores de 65 años, casi un 37% considera que funciona mal o muy mal.

La valoración realizada al funcionamiento del sistema educativo empeora a medida que mejora el nivel socioeconómico de los hogares: los de nivel socioeconómico bajo son quienes mejor lo valoran siendo un 37% quienes consideran que funciona muy bien o bien. Por su parte, en los hogares con un nivel socioeconómico alto solamente un 26% considera bien o muy bien el funcionamiento de la educación. De acuerdo a la encuesta, entre los uruguayos predomina una visión más positiva de la educación privada que de la pública: un 39% considera que la calidad de la educación pública es buena o muy buena; mientras que un 55% valora como buena o muy buena a la educación privada. Por su parte, la educación secundaria pública es la peor evaluada por los uruguayos (un 25% la considera como mala o muy mala), en tanto que la inicial es la mejor considerada con un 63% que la tilda de buena o muy buena.

Fuente:

http://www.laprensa.com.uy/index.php/locales/102908-29-opina-que-el-sistema-educativo-es-malo

Fuente de la Imagen:

http://eldiario.com.uy/2011/10/26/educacion-uruguay-primero-en-america/

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Día del maestro: “Los niños con dislexia no fracasan, lo hace el sistema con ellos”

Por: Adrián Cordellat

Hay que mejorar la formación, dotar a los centros de mayores recursos tecnológicos y aumentar la inversión en orientadores, logopedas y maestros

Samuel, el hijo de Araceli Salas, portavoz de la Federación Española de Dislexia y otras DEA, (FEDIS) tiene hoy 25 años y una titulación en dirección cinematográfica. Alcanzar este logro no ha sido nada fácil para él. Como tampoco lo es para el 10% de la población española que, según estimaciones, padece dislexia, un trastorno del aprendizaje que altera la capacidad de leer y de escribir de quienes lo sufren. No en vano, se estima que 4 de cada 6 fracasos escolares en España, el 66%, está relacionado de forma directa o indirecta con la dislexia y otras Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA). Una problemática a recordar este 27 de noviembre, Día del Maestro, figura que necesita más recursos para atender cómo es debido a esta población que también forma parte de la comunidad educativa.

“A mi hijo siempre le he dicho que no es él el que fracasa, sino que es el sistema el que fracasa con él”, afirma Araceli. Por eso, su historia personal de superación pone nombre, rostro y piel a la campaña promovida por FEDIS en change.orgpara exigir “más atención a la Dislexia y otras DEA en la próxima Ley Orgánica de Educación”. Quieren alcanzar las 300.000 firmas para hacérselas llegar al Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Ya suman casi 215.000. Entre las reivindicaciones de su iniciativa, solicitan a la administración más medidas para el diagnóstico temprano, una política educativa inclusiva y no discriminatoria, y adaptaciones metodológicas que permitan a los niños con dislexia seguir con sus estudios y no ser carne de cañón del fracaso escolar.

La importancia del diagnóstico precoz

El diagnóstico de Samuel llegó con nueve años. Para entonces él y su familia ya habían transitado un largo camino por el desierto para encontrar respuestas a su dificultad para recordar los días de la semana, los meses del año y leer o comprender lo que leía. “Cuando empezó en primaria empezó a llevar un retraso con respecto a sus compañeros. Y claro, como son niños listos se cuestionan las cosas”.

Hoy el diagnóstico ha avanzado bastante. Se puede diagnosticar a los niños a partir de los 7 años. Incluso hay casos que empiezan a detectarse antes, al dar los menores síntomas de dislexia. Casos en los que es importante empezar a actuar aunque no se tenga un diagnóstico confirmado. Sin embargo, por experiencia propia y por su labor como asesora, Araceli sabe que las familias lo siguen pasando “muy mal” y viviendo “con mucha angustia” la situación hasta que encuentran un diagnóstico que da respuestas a sus preguntas.

Los que peor lo pasan, no obstante, son los niños. “Los niños disléxicos sufren una importante merma en su autoestima. Les toman por tontos, por vagos, a menudo son víctimas de bullying. No entienden cómo trabajando tanto su rendimiento es menor. Por ello una detección precoz es importantísima”, afirma Luz Rello, que fue una niña con dislexia y hoy, a sus 33 años, es una mujer con dislexia (porque esta no se cura) y una investigadora multipremiada que ha dedicado muchos años de su vida a estudiar la dislexia hasta dar forma al proyecto emprendedor Change Dyslexia.

Su experiencia la comparte Araceli, que además de la baja autoestima que alcanzó su hijo, ese pensar y llegar a creerse que era tonto, recuerda la ausencia de tiempo para realizar actividades extraescolares en las que se sintiese a gusto a causa de las visitas a psicólogos, logopedas y al mayor tiempo que necesitaba para hacer los deberes. “Eso quema muchísimo”, afirma. También, otro impedimento descubierto recientemente. Debido a su situación muchos niños con dislexia tienen pesadillas nocturnas recurrentes, lo que les impide tener un sueño reparador. “Ya se despiertan con menos energía que el resto y terminan la jornada mucho más cansados. Y encima ese sobreesfuerzo que ellos hacen no se ve recompensado ni en casa ni en el colegio”.

Cambiar la forma de dar clase

El sistema educativo sigue siendo igual que el que atendía a nuestros abuelos

Desde las asociaciones de pacientes con dislexia se consiguió la primera Ley educativa que ampara a este tipo de alumnado con dificultades específicas de aprendizaje. “Hemos avanzado mucho, sí, pero necesitamos que se siga avanzando, que cada vez que se ponga en marcha una Ley Educativa o que se haga un Pacto político por la Educación, todo lo que tenga que ver con este tipo de alumnado se tenga en cuenta y se mejore. Que haya más formación del profesorado y de los profesionales del ámbito educativo, que el propio sistema educativo los contemple, que existan las herramientas adecuadas en los centros, que exista una detección temprana y un plan de actuación… y también, esencial, que en cualquier Comunidad Autónoma el alumno tenga los mismos derechos”, reflexiona la portavoz de FEDIS.

También, como ella misma reconoce, que la sociedad se sensibilice, que conozca que la dislexia es mucho más que tener dificultades para escribir o leer o tener faltas de ortografía, que tome conciencia de que estos niños no son tontos o vagos y que sí que pueden aprender. Pero para ello necesitan un cambio en el sistema educativo, en la forma de impartir la docencia. “El sistema educativo sigue siendo igual que el que atendía a nuestros abuelos. Necesitamos que el sistema cambie su metodología hacia estilos más interactivos, multisensoriales, que tenga en cuenta la neurociencia, y que destierre esa idea preconcebida de que todos los niños deben aprender al mismo ritmo”, añade Salas.

Para Luz Rello, por su parte, la evaluación es “crucial” porque si se aprende por medio de la lectura y se evalúa por medio de la escritura, “una persona con dislexia que precisamente tiene dificultades en ese canal (lectura y escritura) lo va a hacer con un rendimiento más bajo que si por ejemplo realiza los exámenes orales”. Una inquietud que comparte Araceli: “Lo que está claro es que con un sistema tradicional de lectura y de ejercicios a estos niños les es imposible, porque si solo les dejamos la vía de la lectura para el aprendizaje y la vía de la escritura para demostrar lo que saben, entonces mal vamos. No están en igualdad de condiciones”.

Para Araceli Salas, desde el punto de vista de política educativa,“no son conscientes de la cantidad de niños que están afectados por este trastorno”

En ese sentido, desde FEDIS insisten en que se precisa que el sistema conozca de qué forma aprenden los disléxicos y que se adapte a su forma de aprendizaje, algo que no les parece tan complicado teniendo en cuenta que ya se está haciendo en muchos centros y que hay muchos profesionales que ya lo ponen en práctica: “Pero claro, necesitas estar sensibilizado y formado, porque la metodología que funciona para los niños con dislexia funcionaría para todo el aula”.

La duda es si tratándose de unas medidas que están tan al alcance, que no se hayan tomado todavía responde a la falta de presupuesto (para, como pide Luz Rello, mejorar la formación, dotar a los centros de mayores recursos tecnológicos y aumentar la inversión en orientadores, logopedas, maestros de pedagogía terapéutica y maestros de audición y lenguaje) o a la falta de voluntad política y de sensibilidad con la problemática. Para Araceli Salas, desde el punto de vista de política educativa,“no son conscientes de la cantidad de niños que están afectados por este trastorno” y es necesario que los políticos sean conscientes de la dimensión del mismo para que se regule “de forma seria como se hace en otros países como EE UU, Reino Unido, Suecia o Dinamarca”.

Una reivindicación en la que seguirán insistiendo desde FEDIS para mejorar la vida de sus hijos, sus nietos y la de niños que aún no han nacido pero que dentro de unos años tendrán que enfrentarse a una vida con dislexia. “Queremos que ningún niño pase por lo que ha pasado el nuestro y que ninguna familia tenga que sufrir tanto para saber qué le está pasando a su hijo. Una sociedad moderna como la nuestra no puede permitir que un niño tenga que sufrir para poder aprender”.

La tecnología como herramienta para la dislexia

Desde la Asociación Española de Dislexia y Familia (DISFAM) , de la que Araceli Salas es fundadora, junto a la Universitat de les Illes Balears (UIB), han desarrollado Prodislex, un protocolo de detección y actuación gratuito disponible para su descarga en la web y que ya cuenta con más de un millón y medio de descargas.

Luz Rello, por su parte, es la desarrolladora de Dytective for Samsung, una app que a través de un test de dislexia gratuito notifica con casi un 90% de precisión el riesgo de padecer dislexia. “No se trata de un diagnóstico, sino de una prueba de cribaje, un detector de riesgo. El diagnóstico debe confirmarse con un profesional”, explica su fundadora. Desde FEDIS, por su parte, también insisten en que si un niño no es detectado por la app pero existen sospechas, la familia lo lleve igualmente a un experto “para evitar el riesgo de que se quede sin diagnosticar”.

Al margen de Dytective for Samsung, Luz Rello también ha desarrollado desde Change Dyslexia otra app, Dytective U, disponible tanto para dispositivos iOS como para smartphones Android. Se trata de una herramienta basada en la inteligencia artificial que cuenta con más de 35.000 ejercicios personalizados y validados científicamente para, a través del juego, mejorar los problemas de la dislexia y estimular las fortalezas de los niños. “La tecnología nos permite herramientas más económicas y accesibles que permiten que un niño con dislexia pueda llegar al rendimiento esperado para su capacidad”, concluye la emprendedora.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/11/23/mamas_papas/1511448848_672108.html

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“Se ha querido culpar a los ni-nis de su situación” Entrevista a Isaac Rosa. Escritor y articulista

Europa/España/02 Diciembre 2017/Autor: Daniel Caballero Sánchez/Fuente: El diario la educación

Isaac Rosa vuelve al cómic para hablar, esta vez, de los «ni-nis» y de cómo la situación económica, social y educativa no ha dejado muchas alternativas a buena parte de la juventud.

Escritor y articulista, entre otras cosas, Isaac Rosa (Sevilla, 1974) le está cogiendo el gusto al cómic. “Cada historia pide un lenguaje y el cómic establece una empatía muy especial con la historia y el lector”, explica. Junto al ilustrador Mikko acaba de publicar su segunda historia, Tu futuro empieza aquí (Nube de Tinta). Como hizo en su primera incursión en este formato (Aquí vivió. Historia de un desahucio, con dibujos de Cristina Bueno), Rosa escoge un colectivo maltratado por la crisis, en este caso los mal llamados ninis, para “mirar más allá” y reflexionar sobre sus temas habituales: la sociedad, la crisis educativa, la juventud y su futuro o el mercado laboral.

Siempre escribe sobre temas sociales de actualidad. ¿Concibe escribir cosas no sociales?

Cualquier cosa que escribo me acaba saliendo por un lado social, es inevitable. Todo lo que escribo está atravesado por el momento que vivimos, con sus tensiones y momentos. Ahora mismo estoy escribiendo una novela que podríamos decir que es de amor, pero según la estoy escribiendo me doy cuenta de que el terreno de las relaciones sentimentales está tanto o más atravesado por estas situaciones que el mundo del trabajo o la vivienda.

¿Por qué ha decidido hacer este cómic, qué quería contar?

El cómic no es una segunda parte, pero tiene muchas líneas de continuidad con el anterior. Queríamos seguir en esa línea de mirar desde la novela gráfica lo que está pasando en España. Si en aquel caso escogíamos un colectivo desde el que creo que se veía muy bien lo que está pasando —la crisis desde los desahucios hasta el empobrecimiento, la desigualdad, las políticas públicas, el modelo bancario o la vivienda—, ahora hemos escogido un colectivo en el que también se puede mirar más allá. No son solo los ninis. Son los jóvenes con problemas de empleo, de educación, los jóvenes precarios, parados, emigrados también.

Centrándonos en el arranque del libro en los mal llamados ninis, nos encontramos con un colectivo que comparte con los afectados por los desahucios cierta invisibilidad social, al menos, la que sufrían los desahuciados antes de organizarse y ganar visibilidad. Los ninis comparten la invisibilidad y que se les ha querido hacer culpables de su situación. Si a los hipotecados y afectados por el problema de la vivienda se les consideraba responsables de las decisiones que habían tomado, de haberse hipotecado o vivido por encima de sus posibilidades y se veía como un fracaso personal, en el caso de los jóvenes ocurre más o menos lo mismo. Se les acaba culpando, considerando responsables de haber tomado malas decisiones. Por haber dejado los estudios, por no haberse esforzado lo suficiente o por no haber aceptado cualquier tipo de trabajo. Lo que es un fracaso social se convierte, o así nos lo hacen ver, como un fracaso personal de cada uno de estos jóvenes.

“Hemos culpado a los llamados ‘ninis’ de su situación”. ¿En qué momento se estableció esta narrativa?

Creo que forma parte de una narrativa más general, más global, que no solo se aplica a los ninis. Es esa idea de que cada uno es responsable de su suerte, de sus decisiones, y por tanto es responsable de su éxito o fracaso. Si no triunfas es porque no te has esforzado lo suficiente y si fracasas es porque has dejado pasar las oportunidades. Forma parte de este pensamiento dominante en nuestro tiempo, que nos hace dejar de ver las responsabilidades colectivas y que lleva a la culpabilización y a la frustración, al sentimiento de fracaso del desahuciado, del parado, del joven.

En el caso de los jóvenes, si arrancamos mirando solamente a los que en un momento inicial se les llamó ninis, que es despectivo en un origen, era para hacer una caricatura de un grupo social, los jóvenes que no estudiaban ni trabajaban porque más o menos no querían, habían dejado los estudios y se quedaban en casa de sus padres. A partir de ahí, lo de nini se ha hecho extensivo a todo joven que ni estudia ni trabaja independientemente de sus circunstancias y condiciones, de por qué no lo hace. Creo que ha habido una intención de convertirlo en fracasos personales y en caricaturizar a los ninis, a los que se retrata con los mismos lugares comunes y clichés. Cada vez que sale en prensa o un telediario una noticia sobre ninis en el sentido amplio siempre los ilustran con la misma imagen: jóvenes haciendo botellón, en un banco en el parque, o en su casa jugando a la Play (Station, una videoconsola). Se va alimentando un estereotipo que se aplica a todos los jóvenes.

Da la sensación de que no se habla mucho de este problema, al menos no se profundiza. Se dan los datos, se dice “España tiene un problema”, y ahí acaba la cosa. Hasta la siguiente EPA.

Partimos de que tenemos en España una crisis social enorme, que la están tapando otras crisis. Los últimos dos-tres años la ha tapado la crisis institucional, política, de los partidos. Nos hemos pasado dos-tres años hablando de política, elecciones, primarias, y no hablando de la crisis social sin resolver. Ahora, cuando parecía que hemos pasado el ciclo electoral y podíamos hablar de derechos laborales, veíamos colectivos sociales haciendo huelga y estábamos hablando de derechos sociales otra vez, la crisis territorial catalana, de modelo de país lo vuelve a parar otra vez. Pero lo que tenemos de fondo una crisis social enorme, y eso incluye la crisis laboral, el problema de empleo, no solo de los jóvenes, y por supuesto el problema educativo que seguimos teniendo.

¿El problema educativo se refiere a la falta de formación de muchos jóvenes o a que el sistema educativo no acaba de funcionar?

Son muchos frentes. Aunque parece que es un lugar común en todo debate hablar de las reformas educativas y todo el mundo propone soluciones, seguimos teniendo una serie de problemas, algunos estructurales y otros agravados por los recortes. Ahora te hablo como padre con hijas en centros públicos, que he visto cómo en la Comunidad de Madrid se ha deteriorado mucho la educación pública.

Igual esto se sale un poco de la entrevista, pero usted es muy crítico con el sistema bilingüe de la Comunidad de Madrid.

Mi hija mayor viene de una de las primeras promociones que hizo toda la primaria en un colegio bilingüe y las pequeñas no están en colegios bilingües porque no queríamos. Es un sistema falto de una verdadera evaluación. Se lleva aplicando desde hace años y lo único que hemos evaluado son las competencias en inglés. Oímos que el sistema funciona porque mejora el inglés (estaría bueno que no mejorara el inglés en un sistema bilingüe). Pero a mí, y creo que a muchos padres, nos preocupan otras cosas que no tienen nada que ver con el aprendizaje del inglés: cómo se favorece a colegios bilingues frente a otros que no lo son y tienen sus propios modelos, la presión que hay para que las familias opten al modelo bilingüe. Pero, sobre todo, la ideología de fondo del modelo: es un bilingüismo que ni siquiera es un bilinguismo, es tramposo. Se llama así y dan asignaturas en inglés, pero no es real. Lo que tiene de fondo es que se están tapando otras urgencias del sistema educativo. Se está desplazando una parte importante de recursos, energía y dinero al desarrollo del modelo bilingüe, un modelo de educación que tiene que ver poco con lo educativo y sí con otras cosas. Por ejemplo, esa idea que hemos acabado aceptando las familias de que gracias a que nuestros hijos estudian inglés van a tener mejores salidas laborales. Estamos pensando ya desde el colegio en las salidas laborales y ahí es donde nos han colado el bilingüismo.

Vuelvo al tema de la entrevista…

[Interrumpe] Es que es todo lo mismo. El problema de los ninis, del fracaso escolar, de los jóvenes que se quedan descolgados del sistema, pero también de los que completan su ciclo educativo y luego no tienen trabajo, es la realidad de un sistema educativo que en los últimos tiempos se ha volcado a las salidas laborales, en el futuro de las empresas. Todo se orienta al futuro laboral, a que nuestros hijos tengan más posibilidades de salida al mercado. Todos los itinerarios, los currículos, priman esas asignaturas sacrificando las humanidades, las artísticas, la música y la filosofía, porque todo tiene que ir a la enseñanza con salida laboral. Pero lo que se encuentran los jóvenes es un sistema laboral en el que no caben porque no hay empleo. Si tenemos un sistema educativo que lo vuelca todo a la salida laboral, pero luego no la hay, obviamente algo está fallando. Incluyo aquí el bilingüismo y la idea de que es una oportunidad de futuro.

Le he leído que “ha habido un cambio cultural laboral entre padres e hijos” y que ese cambio abre una brecha entre generaciones. ¿Puede explicarse?

No es solo una cuestión de la llamada crisis de la última década, aunque la crisis lo ha acelerado y profundizado. Es un cambio de fondo, cultural, que viene de más atrás. En nuestro libro lo hemos querido mostrar en términos de brecha generacional entre el padre y el hijo. El padre, que pertenece a un mundo que está en vías de desaparición, y el hijo, que está en un punto nuevo, que es el que tenemos hoy y apunta al futuro. Cada uno está a un lado de la brecha y eso hace que cuando hablan entre ellos no se entiendan. El padre le habla al hijo con el lenguaje del tiempo pasado. El hijo no lo entiende porque no se corresponde ese lenguaje con la realidad que vive. El padre viene de un tiempo del mundo laboral fordista, en el que había una serie de elementos de seguridad y cohesión social que, con todas las carencias que había, permitían un trayecto de vida más o menos previsible. Si uno estudiaba o se esforzaba podía encontrar un trabajo, ascender, aspirar a unas mejoras condiciones de vida, montar un proyecto y tener una familia. Había una linealidad que se iba cumpliendo, que tenía como fondo la cultura del esfuerzo y el mérito, que es lo que el padre trata de transmitir al hijo. Pero lo que se encuentra el hijo, y cada vez más jóvenes hoy, es un mundo en el que eso ya no se cumple, o no necesariamente. Uno puede estudiar, y estudiar mucho, pero no tener trabajo. O aceptar todo tipo de empleos y no por eso tener claro que va a seguir trabajando. Incluso puedes tener un trabajo, un sueldo y unos derechos y no ser capaz de montar una familia y tener un proyecto de vida. Cáritas Europa habla de una nueva categoría, los sinkies (de sink, “hundir” en inglés), siglas de single income no kids. Son parejas jóvenes, hogares de dos personas, con dos ingresos, dos trabajos, pero que entre ambos no consiguen sumar un salario suficiente y no pueden tener hijos.

Es pesimista declarado. ¿Cree que tiene solución esta situación?

Soy pesimista, o pesimista de la razón. Pero desde hace un tiempo pienso, y en esto tiene que ver mi condición personal de padre de hijas pequeñas, que no nos podemos permitir el pesimismo, aunque haya muchos elementos racionales para serlo. Tenemos que practicar el optimismo de la voluntad. Aunque es verdad que buena parte de mis escritos, mis novelas sobre todo, transmiten es una visión pesimista, deseperanzada, intento no extender el pesimismo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/28/se-ha-querido-culpar-los-ni-nis-de-su-situacion/

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Educar a La Manada: aprender a pensar como razón de la educación artística en el sistema educativo

Por: María Acaso

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas. Lo verdaderamente importante para frenar la violencia sin tregua es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

“Los tíos de La Manada no están solos, ¿verdad? La publicidad cosifica y mercantiliza todo, empezando por los cuerpos. Refuerza los estereotipos sociales más degradantes, sobre todo cuando se utiliza a la mujer. Nos sobran argumentos para incluir la #alfabmediática en las aulas”
@angelencinas

Me gustaría hacer el ejercicio de intentar recomponer la educación que reciben los protagonistas del último escándalo judicial que nos asola. Me gustaría pararme un momento para reconstruir esta escuela en la que niños y niñas están siendo formados, en cuyas aulas pasan trece años, sentados en incómodos pupitres ocho horas al día, y donde parece que escuchan, toman apuntes y, probablemente, aprueban los exámenes.

Un sistema educativo que, junto con el peso de otros muchos dispositivos, no es capaz de enseñar lo más importante que alguien puede aprender siendo joven: aprender a ser capaz de pensar por uno mismo para inscribirse en la realidad y transformarla. Un sistema que, tantos años después, sigue sin saber enseñar a pensar, sigue sin llevar a cabo el fin último de la educación, al haber sido privada del desarrollo del pensamiento crítico que nos conduce a la emancipación intelectual necesaria para vivir con los otros.

Un sistema que sigue perpetuando una educación artística desconectada de la realidad social, cuando quizá sea esta la única área curricular que pueda conectar a los estudiantes con la capacidad para desarrollar el pensamiento crítico visual que les haga entenderse como ciudadanos e impedir actos de violencia extrema como a los que asistimos.

Porque la educación artística no puede seguir consistiendo en hacer manualidades: ha de consistir en aprender a pensar sobre lo que nos rodea, problematizar lo que nos es dado y constituir, desde ahí, un pensamiento no tutelado. La educación artística debe crear el ecosistema intelectual, conectado con las imágenes pero prolongado en todas las esferas del pensamiento, que imposibilite actos de violencia salvaje, sea cual sea su procedimiento y su forma.

La educación artística no puede consistir en seguir haciendo murales de hojas en otoño ni en modelar un cenicero el día del Padre: ha de provocar en cada ser humano el deseo de pensar que nos ofrezca la posibilidad de generar un pensamiento propio e independiente; un pensamiento que nos prepare para construir saberes, en clara relación con la cultura y las representaciones visuales, que no estén mediados por nadie más que por nosotros mismos. Procesos que nos preparen para vivir de otro modo, para decidir qué queremos o qué no queremos hacer, valorando cuestiones éticas en nuestra toma de decisiones.

La educación artística no puede consistir en hacer un collar de macarrones: ha de acercar a la escuela aquellos discursos visuales que no son accesibles pero que son necesarios, relatos que nos proponen modos de vida alternativos a los que privilegian los medios y que nos alertan tanto de la violencia simbólica como de la real, esa que se repite hasta convertirse en norma. Ha de consistir en aprender a disfrutar de lo complejo, lo raro, lo lento y lo feo, y en preguntarnos por qué razón intentan que solo disfrutemos de lo simple, lo estándar y lo rápido, y de un tipo de belleza canónica imposible.

De manera significativa, en un momento histórico en el que las imágenes están furiosas y no existe ningún freno ante la violencia que expande la pornografía mainstream heteronormativa, también quiero pensar que muchos de nosotros no hemos tenido la posibilidad de disfrutar de una educación artística que nos enseñe a cuestionar ese lugar de violencia real al que las representaciones visuales nos han conducido.

Recordemos que, en España, la educación musical y visual en la educación primaria ha sido aniquilada del currículum escolar. En el preciso momento en que las imágenes furiosas nos están enfureciendo, en el momento en que la insistencia de las redes multiplican su fuerza y su potencia anticrítica, justo en ese momento, alguien decide que la educación artística solo sirve para «distraer».

Aprender a pensar a través de las imágenes y aprender a pensar gracias a las imágenes; ser capaces de decidir de forma autónoma qué es lo que deseamos, qué es lo que queremos hacer: esta es la razón de ser de la educación artística en la escuela. Para que aprendamos no solo a analizar formalmente los mundos visuales que nos rodean, sino también a pensar que las violaciones colectivas no consisten en el juego estético que esos mundos visuales nos proponen.

Todos nosotros hemos hecho murales para la fiesta de la primavera, hemos hecho dibujos para el día de la Madre o hemos coloreado sin tregua círculos cromáticos en la etapa de la ESO, de manera que pensar de forma autónoma, reflexionar sobre la cultura visual que consumimos o preguntarnos sobre las prácticas habituales en el porno mainstream son procesos que quedan en suspenso, desplazados por las manualidades cosméticas, las asignaturas «duras» y los privilegios de los temas científicos.

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas y que, paradójicamente, son las que nos salvan, nos preparan y nos empoderan como personas. Porque, más allá de sentencias justas y jueces honrados, lo verdaderamente importante para frenar la violencia sin tregua es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/28/educar-la-manada-aprender-pensar-como-razon-de-la-educacion-artistica-en-el-sistema-educativo/

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España se desentiende de sus responsabilidades educativas con los y las menores refugiadas

Europa/España/02 Diciembre 2017/Fuente: El diario la educación

Un estudio de CCOO señala la escasa presencia de estas niñas y niños en el sistema educativo, así como las necesidades que debería cubrir la Administración para garantizar sus derechos fundamentales.

De los 17.000 refugiados que iban a llegar a España a partir de 2015, muy pocos son que lo han conseguido de verdad. En realidad, prácticamente la décima parte. De los 3.700 menores que aquel año pidieron medidas de protección internacional, como el refugio, solo 389 las consiguieron. De estos, solo 63 tienen carácter de refugiados; el resto tienen medidas de protección secundarias, menores a las de los refugiados.

Esta es parte de la radiografía que se constata en la investigación España: Esperanza en la diversidad, cuya autora es Begoña López. Una investigación auspiciada por la Federación de Enseñanza de CCOO y la Internacional de la Educación, organismo que engloba a sindicatos docentes de 176 países y que ha financiado la investigación.

Una investigación que se presentará en el Senado hoy y que pretende llamar la atención a las autoridades españolas sobre sus obligaciones para con este grupo de personas que se encuentran en una situación tan complicada.

Dominique Marlet es la coordinadora de Derechos Humanos de la Internacional de la Educación y ha sito una de las persona que ha arropado la presentación de la investigación, que forma parte de un proyecto europeo en el que se ha estudiado la situación de 1′ 0 países en total. España, Alemania, Suecia, Portugal, Polonia… entre ellos.

El mensaje que Marlet quiere trasladar a las autoridades es que “el reto no va a desaparecer” en relación a la llegada o permanencia de personas refugiadas. Es necesario pues que se adopten determinadas políticas: incremento de la financiación, del número de docentes en las aulas (en países como Suecia o Alemania, explica a este periódico, el docente con alumnado refugiado recibe ayuda, incluso de otro docente que hable el idioma mayoritario del alumnado refugiado que tenga en el aula). “En cualquier caso, hace falta mucha más financiación”.

Según la experta, también hace falta poner en contexto la situación real de Europa con respecto a quienes llegan a sus fronteras, o lo intentan. “El 90% de la población que abandona su país se queda en África, Asia y en Oriente Medio. 90%. El 90% de la gente que huye está en países menos desarrollados que España, o Alemania o cualquier país europeo”.

Por eso cree que en Europa estamos en buena posición para hacer frente al reto que se nos plantea. Implementando programas para una mejora de la inclusión en las aulas que podría pasar, por ejemplo, por enseñar el idioma del país de acogida lo antes posible para que niñas y noños puedan integrarse en el grupo de referencia que les haya tocado.

Explica Marlet que en Suecia, por ejemplo, hasta hace poco se mantenía a niñas y niños migrantes apartados de las clases normales durante dos años para que aprendieses sueco. Pero se han dado cuenta de que de esta manera este alumnado quedaba aislado del resto. Por esto estudian disminuir este tiempo. Y pone de ejemplo España, en donde en 6 meses estas chicas y chicos ya están en la clase ordinaria. “Es un gran reto, pero es mejor para la inclusión en la sociedad española”.

Otra forma, dice, para mejorar la inslución pasa por las actividades extraescolares, en las que se pueden mezclar con otros alumnos diferntes y, además, “es necesario involucrar a las familias en este proceso”, asegura la directora de programas de derechos humanos de la IE, que incide en que se tienen expectativas bajas para este alumnado, o se les lleva a vías profesionalizantes de poco recorrido “sin tener en cuenta a las famlias, a las que no se les pregunta por su visión, o el sueño de futuro que tienen para sus hijos”.

Hay que recordar que en España, además de que las cifras de personas refugiadas  nunca estuvieron cerca de las comprometidas en su primer momento, el presupuesto para atención a la diversidad de cualquier tipo ha disminuido de forma drástica desde 2012, primer año del anterior gobierno del PP.

Un presupuesto en franca disminución al que se ha sumado el aumento de las ratios y de las horas lectivas de los docentes, algo que, según los sindicatos, ha supuesto la desaparición de más de 30.000 docentes. con esta situación, la atención al alumnado con necesidades educativas, entre los que se incluyen quienes tienen medidas de protección internacional, sean o no refugiados, se ha visto comprometida.

A esto se suman otros problemas, explicaba Marlet en la rueda de prensa de presentación del estudio, cómo han visto en los apaíses de la UE que en muchos casos falta cooperación entre las diferentes administraciones a la hora de operar soluciones pensando en el largo plazo.

También explicó cómo los centros educativos de otros países reciben incrementos en los presupuestos cuando reciben a personas refugiadas y migrantes, algo que no ocurre en España, o, por ejemplo, cómo el esfuerzo en inclusión de este alumnado, en muchos casos, queda en manos de la voluntad de las direcciones de los colegios.

Insitía Dominique Marlet en que poner el foco en la educación de las personas refugiadas era también poner el foco en las debilidades del sistema educativo a la hora de incluir a quienes lo tienen más complicado para amoldarse a un sistema estandarizado, para todos igual. Una idea, además, que casa con la idea de tratar a todos los alumnos y alumnas refugiadas como un bloque igual, en vez de como individuos, cada uno con un trauma, con una historia educativa diferentes, con unas experiencias. También con destrezas y habilidades y no solo con carencias.

Conclusiones del informe

Habría que hacer muchas peticiones a las administraciones competentes en materia de refugio. Una de las primeras, según Begoña López comentó en la presentación del informe, es que desde el Ministerio del Interior se den cifras actualizadas de la situación en la que se encuentran las personas refugiadas: quiénes son, cuándos, dónde se encuentran, en qué punto del proceso de refugio… Desde el de Educación, en concreto, sobre su escolarización y su paso por el sistema educativo.

Otras peticiones pasan por ofrecer becas y ayudas a estas personas para garantizar en la medida de lo posible su contiuidad en el sistema educativo, haciendo también seguimiento de cómo se producen las transiciones entre los ciclos educativos.

También que se facilite un apoyo lingüístico para que las dificultades a la hora de superar las diferentes evaluaciones del sistema sean lo menores posibles; invertir en la formación permantente e inicial del profesorado para que pueda hacer frente a una educación de la mayor calidad posible en unas buenas condiciones de trabajo; también con la incorporación a la docentcia dde personas refugiadas.

El trabajo con las administraciones locales también podría ser interesante para que estas, junto a las escuelas, fomentasen una actitud de acogida, no solo en los centros educativos, si no en los territorios, en sus sociedades.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/27/espana-se-desentiende-de-sus-responsabilidades-educativas-con-los-y-las-menores-refugiadas/

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Nueva carpeta de materiales para que los colegios se hagan amigos de los derechos humanos

Por: Amnistía Internacional/01-12-2017

Amnistía Internacional ha publicado un nuevo paquete de materiales para que los colegios creen un entorno en el que el alumnado disfrute de sus derechos humanos. El nuevo paquete ayuda a los colegios, las comunidades y el alumnado a enseñar sobre los derechos humanos y a disfrutar de ellos paso a paso.

Los Colegios Amigos de los Derechos Humanos se basan en los principios de igualdad, dignidad, respeto, participación y no discriminación. Son comunidades en la que los derechos humanos se aprenden, se enseñan, se practican, se respetan, se protegen y se promueven.

El paquete de Colegios Amigos de los Derechos Humanos incluye una carpeta de materiales, folletos para el alumnado, el profesorado, las comunidades y las familias, así como un cartel.

 

El cambio más importante que he vivido o he visto producirse a consecuencia del proyecto Colegios Amigos de los Derechos Humanos es que los colegios se toman muy en serio el acoso escolar, la violencia y las burlas. Casi nadie se porta mal y, si eso ocurre, el problema se soluciona de inmediato.
Estudiante de 11 años, Bermudas

 

La red de 238 colegios que desean hacerse amigos de los derechos humanos crece constantemente, y desde 2009 se han unido al proyecto colegios de 22 países de todo el mundo. Hay muchas maneras de hacerse un Colegio Amigo de los Derechos Humanos. Cada colegio tiene sus propias fortalezas, que puede aprovechar, y su propio contexto local, que ha de tener en cuenta. Los mejores resultados se obtienen cuando los colegios adoptan un enfoque progresivo y establecen las metas para cada año en consulta con el alumnado, las familias y el personal administrativo. Tener un planteamiento a largo plazo permite a los colegios obtener los mayores avances y percibir cambios sostenibles en la vida cotidiana del alumnado y en todo su entorno de aprendizaje.

El conjunto de nuevos materiales respalda la implementación del proyecto Colegios Amigos de los Derechos Humanos. Proporciona apoyo preciso, práctico e integral a los colegios que implementan el proyecto.

La carpeta de materiales puede descargarse aquí.

Entre los elementos clave de este paquete figuran:

  • una carpeta de materiales para proporcionar al profesorado la información sobre el enfoque escolar integral, los diez principios globales y los estándares globales a los que tratan de llegar los colegios para ser amigos de los derechos humanos, así como actividades de derechos humanos que pueden incluir en el aprendizaje diario;
  • cuatro folletos para explicar el concepto de Colegios Amigos de los Derechos Humanos al alumnado, elprofesorado, la administración escolar y las familias y comunidades, para que puedan implicarse;
  • un cartel para sensibilizar sobre la iniciativa en los colegios participantes.

 

El contenido del material es fácil de entender y espero que eso facilite la implementación. Los nuevos materiales explican de forma precisa y concreta todos los aspectos del proyecto Colegios Amigos de los Derechos Humanos.
Comentario de un profesor sobre el paquete de materiales del proyecto Colegio Amigo de los Derechos Humanos

El primer colegio amigo de los derechos humanos

Amnistía Internacional Ghana es una de las Secciones pioneras del proyecto Colegios Amigos de los Derechos Humanos, tras incorporarse al proyecto piloto en 2009.

El colegio de enseñanza secundaria de Accra se sumó al proyecto en calidad de primer colegio piloto. Desde entonces, el proyecto se ha expandido a 20 colegios de todo el país y ha ganado fuerza dentro del sector educativo de Ghana como forma de difundir conocimientos sobre derechos humanos entre las personas jóvenes.

*Fuente:https://www.amnesty.org/es/latest/education/2017/10/new-toolkit-for-schools-to-become-human-rights-friendly/

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México: Una Escuela contra la Dominación

Por:  Daniela Rea. Pie de Página. 01/12/2018

Manuel Amador ha dedicado 10 años de su vida a trabajar contra la violencia de género con estudiantes de una preparatoria en Ecatepec, uno de los municipios más violentos del país y donde la precarización cruza todos los espacios. A través de investigaciones y performance, con los que se apropian de las calles, el maestro induce a sus alumnas y alumnos a encontrar una significación para la vida

Cuando aún no amanece, Manuel Amador llega al paradero norte del metro Indios Verdes de la Ciudad de México. Con la misma prisa que el resto de los transeúntes, pero a contracorriente, camina por los pasillos entre puestos de ambulantes, fierros viejos y restos del día anterior para llegar al final del pasillo a esperar la combi que lo lleve a la colonia Hank González, en Ecatepec.

El paradero norte es un punto nodal en el traslado que cotidianamente hacen cientos de miles de personas para llegar a la ciudad a trabajar –desde sus casas en el Estado de México–, la mayoría en empleos precarios; además de la jornada, deben aumentar unas 3 o 4 horas para el traslado. Mientras todos ellos vienen, Amador va.

Amador recorre unos 20 minutos en una combi vacía, se baja al pie de la carretera a la altura del frontón, una de las paradas más peligrosas de la ruta, pues el acceso a dos vialidades de alta velocidad ofrece salidas rápidas a asaltantes y secuestradores. Después trepa una barda, cruza un puente sobre la autopista y se interna en unas callejuelas esquivando microbuses y motonetas.

Esta mañana de junio, mientras camina a paso acelerado, llama por teléfono a un amigo y le pide que vaya a su casa porque su llave se atoró en la chapa al cerrar y él no quiso esperar a un cerrajero, pues hoy se presenta los proyectos finales de la materia “Métodos y Pensamiento crítico”, en la que ha estado trabajando seis meses. Amador es maestro de la preparatoria 128 Francisco Villa y acaba de llegar a su clase 3 minutos después de las 7 de la mañana.

Llegó aquí hace casi 10 años, por invitación de Joao Arriaga, con quien había coincidido en la carrera de sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana. Amador no tenía trabajo. Había pasado una temporada intensa como candidato a la diputación local del partido Alternativa Socialdemócrata, como activista por los derechos de las personas LGBTTTI y dentro de las oficinas del gobierno del Distrito Federal, “ahí mi trabajo no trascendió, era sólo un burócrata”. Cuando Joao lo invitó, no tuvo nada que perder.

Amador debía imaginar cómo llenar las horas de clase de Etimología, su primera materia asignada, pues por sí misma resultaba aburrida e inservible para los alumnos de Ecatepec. Después le tocó educación física. Como no había ni cancha, se le ocurrió dar clases de baile. Pero el baile se convirtió en algo más que mero mover de cuerpos. Influido por su formación sociológica y las enseñanzas de pensamiento crítico de su mentor, Hugo Zemelman, fue convirtiendo las clases en talleres de expresión que ayudan a las jóvenes a entender los problemas de su vida, no como una desgracia personal, sino como resultado de la precarización de la vida en el Valle de México.

Ser maestro en Ecatepec

Amador había leído, como varios de nosotros, las historias de Ecatepec en la prensa: pobreza, corrupción, mujeres desaparecidas, mujeres asesinadas, cuerpos encontrados en baldíos, en barrancas, desnudos, lastimados, en sus casas frente a sus hijos. Las historias que escuchó en el salón de clases no fueron –no han sido- más sencillas y él se esforzó por generar un espacio seguro para nombrarlas.

“Quería construir pedagogías que pudieran responder a esos contextos –cuenta el maestro-. Que pudieran contribuir a regresar la sonrisa, la dignidad a estas personas, la posibilidad de entender que estudiar valía la pena, importaba. Me interesaba sobre todo que estas materias tuvieran una significación para su vida aquí”.

Ecatepec es el municipio con mayor número de pobres de todo el país, casi 500 mil personas viven en esa condición, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social. Es además el municipio donde los habitantes se sienten inseguros, 7 de cada 10, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Quienes aquí habitan son los migrantes (y sus descendientes) que llegaron en las décadas de los 80 y 90 como consecuencia del desmantelamiento de la Reforma Agraria que emprendieron Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Llegaron expulsados del campo y encontraron un espacio sin oportunidades laborales dignas. En Ecatepec, el empleo formal escasea y cuando lo hay es precario, por ello la mayoría sobrevive de la economía informal e ilegal, relatan Héctor Domínguez y Amador en el estudio “Diálogos interdisciplinarios sobre violencia sexual”; muchos jóvenes aspiran a ser narcomenudistas, comprar un carro para ser taxistas o vender mercancía de fayuca. Consecuencia, también, ha sido el borramiento de la identidad campesina e indígena como una forma de sobrevivencia ante el racismo. Es común, dice el estudio, que los hablantes de alguna lengua indígena no la hablen en los espacios públicos o no lo enseñen a sus hijos. En una de las clases de Amador, un grupo de alumnas expuso sobre el racismo y ellas mismas con marcados rasgos indígenas, se referían a los indígenas como los otros.

El salón de clases lo ocupan entre 55 y 60 alumnos que llegan en su mayoría sin desayunar, no sólo por falta de dinero, sino porque muchas mamás salen de madrugada a trabajar como obreras, empleadas de comercios o casas particulares; otros no viven con sus papás o tienen a su cargo a los hermanos menores a quienes hay que despertar, vestir, llevar a la escuela. A la mitad de la clase, el maestro les permite salir por café y pan.

La materia de Métodos y Pensamiento Crítico es el pretexto para que ellos hagan análisis, entrevistas, encuestas e historia de vida. Amador toma algunas estrategias de psicomagia para que alumnas y alumnos nombren las distintas experiencias de violencia. Por ejemplo, les hace formar escenas congeladas de momentos de violencia intrafamiliar o escribir en una hoja un momento triste o doloroso para luego quemarlo. Estas actividades se convierten en los performances que llevarán más tarde al espacio público. “Esto es más que una estrategia pedagógica, llevar los terrores íntimos, es más bien articular el conocimiento del espacio íntimo donde hay violencia y sacar a la luz estrategias de control del patriarcado que se han tratado de invisibilizar. Trasgredir lo público-privado y llamar a la intervención ciudadana”, comenta.

Otra de las estrategias educativas es el proyecto de investigación. Cada semestre los alumnos eligen temas que les preocupan en su vida cotidiana, los cuales han sido recurrentes en los años de clase: machismo, feminicidio, violencia en el noviazgo, discriminación indígena, embarazo adolescente, suicidio, drogas y bullying. Casi todos los temas salen de la experiencia personal.

Esta mañana, los alumnos presentan los avances de su investigación. Un equipo habla de “las formas y causas de abandono y de violencia.”

“Elegimos el tema porque yo había pensado en los perros callejeros, de ahí derivamos el tema, de las formas de abandono. Vimos un perro y no le dimos importancia y luego nos dimos cuenta que estaba muerto, días después, nadie se dio cuenta, nadie lo levantó. Pensamos que no sólo se sentía dolor por los animales sino también por las personas, por donde vivimos hay un viejito que esta en la calle todo el tiempo, también nos derivamos de eso”, expone una alumna.

Otro equipo habla del machismo. Su tema es “¿Cuáles son las motivaciones de los hombres que violentan a la mujer?” y según explica Rebeca, “este tema lo elegimos porque en mi casa se vive violencia. Quien practica esto es mi tío, él es militar y de ahí nos derivamos a todo esto. Lo que yo veo en mi casa diario es que un hombre se siente mayoritario a una mujer porque dicen ser más fuertes, nosotros como mujer debemos respetarlo, nosotros nos sentimos menor que él, nos hace sentir menos”. Una compañera agrega: “también llegamos a una conclusión que esto se ha dado desde antes, entonces tenemos que dejar de decirles a los niños no llores porque tú eres hombre. También como ellos dañan, ellos también fueron dañados y siguen ese mismo patrón y todos salimos mal, con una cicatriz en la corazón”.

— Como mujeres, ¿qué les aporta esta investigación?- interviene el maestro.

— A que cuando crezcamos y tengamos nuestras familias ya no hacer eso- responde una alumna.

— Desde el momento que estableces un noviazgo también- dice el maestro.

— El machismo se va dando desde que los padres de un niño lo maltratan, le dicen que no pueden llorar, eres el hombre de la casa, y el niño va creciendo con esas ideas, él lo va aplicando cuando se casa con su pareja va maltratando a su esposa- participan más estudiantes.

— Muy bien, gracias por involucrarse. Recuerden que ustedes están haciendo ciencia, están generando conocimiento. Con las entrevistas, con su observación, están generando conocimiento- concluye Amador.

En los cuadernos de los estudiantes se pueden leer citas de Judith Butler, Boaventura do Santos, Paulo Freire. Los términos de la filósofa norteamericana son retomados en las tareas, como una que habla de la vida precaria: pobreza, desempleo, explotación, violencia, machismo, falta de vínculos, indolencia, carencia, depresión constante, ansiedad, soledad, hostilidad, odio, resentimiento, baja autoestima. La alumna que enlistó esas palabras en su libreta escribe después: “a estos humanos se les debe regresar su dignidad”.

Ser hombre en Ecatepec

En el Estado de México, según datos de la Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, cada día 6 mujeres son asesinadas. Durante los años en que Enrique Peña Nieto fue gobernador, los feminicidios aumentaron 133 por ciento, según datos de la misma Procuraduría estatal. Esta es la realidad que enmarca la vida de las estudiantes de La Panchito, una violencia que cruza los espacios privados y públicos. Pero para entender qué es ser mujer aquí, Amador plantea primero lo que es ser hombre aquí.

“En estos lugares de exclusión y de marginación, hay hombres que se construyen a partir de elementos de exclusión. Son hombres excluidos, que yo les llamo ‘los hombres machos marginados’. Entonces, no hay oportunidades de trabajo, son explotados, hay desempleo, hay salario que no alcanza suficientemente y buscan otras formas de conseguir el dinero en los espacios de lo ilegal, lo que le llaman hacer los bisnes o la bisneada. Vemos hombres que ven en el crimen la oportunidad para subsistir, robar, vender cosas robadas en los tianguis, ingresar al crimen organizado. Eso, por una parte. Por otra, vemos hombres con carencias, sin educación, sin empleo, sin reconocimiento, sin un espacio, sin oportunidad, que fueron criados con padres autoritarios, intolerantes, porque son hombres frustrados, desesperanzados. Hay una frustración y un odio que se va naturalizando. Y cuando entran a situaciones de noviazgo, brotan las dificultades para relacionarse, para platicar con una chica, entonces se ven esas situaciones de control. Si entendemos estos espacios como esos lugares de precarización de la vida, pues bueno, ¿cómo entonces podemos entender ahí a las mujeres?”.

Ser mujer en Ecatepec

Joselin tiene 18 años recién cumplidos. Llegó a La Panchito -como le llaman de cariño a la prepa- después de dejar varias escuelas porque tenía que cuidar a su hermana, diez años menor. Joselin se hace cargo de su hermana porque su mamá no puede. No es que trabaje de sol a sol, o sí, pero está saliendo de una condición de violencia a la que estuvo sometida por su esposo desde hace casi 30 años. Entonces, Joselin es la tutora de su hermana y su novio es su tutor ante la escuela. Joselin es una joven de piel morena, cabello largo y negro, ojos negros rasgados y labios gruesos. Tiene la estatura y la complexión de una niña, quizá un poco menos niña que cuando tenía 12 años y le arrojó una cazuela con aceite hirviendo a su padre al ver que estaba abusando de su mamá. La cazuela le rebotó en la espalda y ambas cicatrices permanecen: la que dejó el aceite en el cuerpo del hombre y la que quedó en la memoria de la niña. Muy chica, Joselin entendió que si ella no salvaba a su hermana menor, la perdería de una u otra forma. Y decidió salvarla y salvar también a su madre, aunque eso implique postergarse. Ahora, estudia y trabaja para pagar la renta del cuartito a donde viven las tres.

Betsy va en segundo semestre de preparatoria, tiene 16 años. Ella y sus compañeras de equipo eligieron hablar sobre feminicidios en la exposición frente al grupo. Ella no quiere hablar y sus compañeras la protegen. Después, contará que su tía fue asesinada apenas hace unos meses. “Ella se salvó antes dos veces, pero la tercera fue cuando nos avisan y nos cayó de sorpresa, a mi como mujer nos afecta porque me quede con ese miedo de que él sigue libre, con ese miedo de que nos pueda hacer algo. Esta persona una vez estuvo en el reclusorio y quedó de cambiar, la primera vez sucedió en su casa porque estaba borracho, lo hizo frente a sus hijos y una de sus hermanas, hubo orden de alejamiento, pero el insistía e insistía. Ella no quería estar con él, pero él el no entendía, decía que se acercaba por sus hijos, pero tenía miedo de que mi tía lo dejara, ella metía denuncias y el escapaba. Aquí se crece con miedo, con miedo a salir a la calle, porque ya no estamos seguras, aquí pasan muchas, muchas cosas. Mi tía tenía 25 años y cuatro hijos de 9, 5, 4 y 3 años”.

Amador trae a colación otras historias de sus alumnas. Una de ellas le contó que su vecina se suicidó a los 18 años. “Ella estaba embarazada… dejó una carta diciendo que se suicidaba porque no quería engañar y mentirle al novio, porque había sido violada por un familiar y que ese hijo no era de él”. Otra sufrió abuso sexual de su padre cuando tenía 10 años, en revancha porque la mamá se había ido con otro; su mamá la ve como rival. En este caso, dice Amador, los lazos de parentesco y lógica del patriarcado tradicional se ha desvanecido al punto de que los miembros de la familia se convierten en enemigos.

En su estudio, Amador y Domínguez dicen que ese maltrato a las mujeres, esa misoginia “debe entenderse no solo como una fobia incubada en el plano de la frustración de los hombres marginados”, que son producto de la participación femenina en espacios de poder, sino también como resultado de esa precariedad de la vida que parte de los discursos institucionales y mediáticos, como consecuencia de una crisis social, económica y de valores.

Tomar las calles

Amador, La Panchito y las estudiantes, se hicieron famosos cuando algunos medios locales publicaron una fotografía aérea de la frase “no más feminicidios” que 120 alumnas vestidas de blanco formaron en el cerro de Guadalupe. Era el año 2011 y fue ésta la primera actividad que hicieron fuera del salón de clase. Amador lo recuerda como una hazaña, pues la violencia tenía las calles de Ecatepec convertidas en un campo de batalla. Dos años después, hicieron el performance de “Las quinceañeras”: consiguieron vestidos de gala y salieron a las calles maquilladas con golpes y heridas. La imagen es impactante: sus vestidos brillantes contrastan con el color gris de la periferia y sus rostros toman el espacio público con historias de secuestros y feminicidios.

“Las imágenes que se construyen desde ahí, son imágenes que interpelan a todos, a la sociedad, al gobierno y eso es interesante de los performance. Es decir, que se hacen imágenes que pueden lograr interpelar a la sociedad, desestabilizar y esto es lo interesante de estas imágenes”, dice Amador.

El performance de “Las quinceañeras” lo hicieron dos meses antes de que Gabriela Faustino Berenice fuera asesinada, el 16 de junio de 2015. La joven tenía 25 años y un hijo de 8. Trabajaba en una abarrotería. Salió a recoger leche subsidiada y no volvió a casa, su cuerpo quemado se encontró en un baldío. Las noticias dijeron que todavía estaba viva cuando la encontraron.

“Entonces una alumna me dice, ‘¿qué pasó, profesor? No sirve de nada las cosas que hacemos, ¿verdad?. Imagínese con qué facilidad la mataron, yo la conocía, maestro’. En ese momento dices: ‘sí, sí, sí, creo que vale la pena, hija, creo que vale la pena porque para ti y para tus compañeras que están aquí escuchando, esta realidad no les es indiferente, no nos queda de otra, debemos seguir analizando y cuestionando para que no se normalice’, les dije. Mientras hablaba pensaba ¡qué absurdo me siento diciendo esto! no era la respuesta seguramente que querían escuchar, pero ¿qué respuesta tenía en ese momento?, ¿qué respuesta tengo ahora?, no tengo respuestas”.

O quizá la respuesta fueron más performances.

Como el de “La Barbi”: las alumnas llevaron al salón una muñeca a que intervinieron con las palabras que les han gritado a lo largo de su vida. Zorra, puta, pendeja, no sirves para nada, mensa, zonza, suata, estúpida, piruja, fácil, culo fácil. Después, salieron del salón a las calles y llegaron a un lugar donde 15 días antes habían tirado el cuerpo de una joven asesinada y gritaron las palabras que les pertenecían, no las que otros querían colocar sobre sus vidas: Con falda o pantalón, respétame cabrón, ni una más, ni una más, no más violencia a las mujeres, ni objetos ni desechos, mujeres con derechos. Amador aún recuerda el diálogo con una de sus alumnas: “ay profe yo iba caminando y sentía que mis piecitos, mis piernitas se me caían, pero como vi a mis demás compañeras gritando, yo gritaba, yo gritaba”.

O el de los “Daños humanos”, que hicieron para cerrar el ciclo escolar 2016-2017: una serie de postales vivas en donde los estudiantes representaron esos daños que el capitalismo ha dejado en la vida humana: maltrato, soledad, depresión, suicidio. Eligieron hacerlo en el Deportivo, donde fue encontrado el cuerpo de una joven.

“Daños humanos”

El performance, considera Amador, permite a sus alumnas y alumnos desarticular una ideología de dominación: salir a las calles de Ecatepec, específicamente al espacio en el que son encontrados cuerpos de mujeres asesinadas (los espacios y los temas son elegidos por los estudiantes) a mostrar la violencia que viven cotidianamente en las calles y las casas, rompe con esa idea de que el espacio privado o el cuerpo es impermeable a la intervención de las instituciones o la sociedad y por tanto no se debe denunciar. Y por tanto es culpa de la víctima. Y por tanto se debe silenciar.

El hombre que va

Amador ha sido entrevistado varias veces por periodistas y académicos. Un estudiante del CIDE hizo una tesis de maestría sobre su proyecto; otra joven vino desde Francia a conocer el trabajo; otra, de la Universidad de Nueva York, se acercó a conocer la escuela en su estudio de feminicidios. Un grupo de estudiantes coordinado por el maestro Rafael Mondragón de la UNAM prepara un libro sobre la experiencia alrededor del proyecto. Las entrevistas y conversaciones con otros le han permitido conocerse un poco más. Por ejemplo, ese estudiante del CIDE trató de indagar por qué Amador escogió Ecatepec y las mujeres de Ecatepec para dedicar su vida profesional, escarbó en sus antecedentes y trató de explicarlo en la violencia que la madre del maestro sufrió de su padre, aunque él no la atestiguó. “Puede ser… mi mamá fue una mujer trabajadora que vivió violencia de mi padre, ella sufrió discriminación, crueldad. Yo no lo recuerdo porque cuando crecí nos salimos del rancho, crecí en Piedras Negras, Puebla, en el monte. A los cinco años nos fuimos de ahí”.

Pero, según él mismo, son otras las violencias que lo han cruzado. “Homofobia, intolerancia, asaltos… en el 2005 sufrí una agresión por parte de unos policías, eran como diez, me golpearon, me agarraron y otros me golpearon en la cara y fue homofobia. Yo denuncié, no pude pegarles. Decía un amigo que los crímenes de odio por homofobia en el fondo son feminicidios”.

¿Por qué Amador va todas las mañanas antes de que amanezca a contracorriente, desde su casa en el centro de la Ciudad de México a Ecatepec, para trabajar con sus alumnas, sus alumnos, para aprender a nombrar lo que les daña?

“No me es indiferente lo que pasa, me sorprendió, me impactó ver esas imágenes de mujeres que pueden ser llevadas, asesinadas. Recuerdo que una ocasión una niña me dijo ‘es que allá arriba hay un tiradero de mujeres, allá las van a tirar y yo no quiero pasar por ahí’. Me sorprendió que dijera ‘un tiradero’ y fui a ver y efectivamente era un lugar donde había cuatro cruces, de varios años que iban y tiraban ahí… Ver el miedo, el terror, el que puedan ser violentadas, ultrajadas, asesinadas y tiradas a los canales, a los bordos como si fueran una basura. Mujeres, pero también animales, hombres ancianos. ¿Qué somos nosotros, qué dice esto, estos cuerpos abandonados, de lo que somos quienes vivimos aquí ahora?”.

Amador se hace preguntas directo al cuerpo. Y las responde con el cuerpo. Por eso, pensar en él es regresar a esa imagen del paradero norte, cuando aún no amanece y él corre a contracorriente para alcanzar la combi que lo lleve a la colonia Hank González en Ecatepec, y acompañar a esas adolescentes, a esos adolescentes, al lugar del que muchos intentan escapar.

Fuente: piedepagina.mx/una-escuela-contra-la-dominacion.php

Fotografía:piedepagina

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