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“Un canto x Colombia” reúne a cientos de manifestantes en Bogotá

NOTIMEX / 09-12-2019

Ayer por la mañana inició el concierto móvil en favor del Paro Nacional que fue convocado desde el 21 de noviembre y que ha originado diferentes manifestaciones en el país.

 

El concierto llamado “Un Canto x Colombia” contó con un escenario móvil que se traslada a diferentes puntos de la ciudad de Bogotá, así como tres escenarios fijos en el que los artistas afirman que cantan por una Colombia mejor, informó radio Caracol.

 

Esta jornada reunió a 40 grupos y solistas en los cuatro escenarios, el móvil y los tres fijos. La primera parada fue el Planetario Distrital donde se reunieron diversos artistas a las 8:00 horas (13:00 GMT), su camino siguió al Parque Nacional, el Parque de los Hippies y calle 85, donde terminará el evento a las 14 horas (19:00 GMT).

 

Los tres puntos y el camino del escenario móvil reúnen una gran cantidad de manifestantes y espectadores que se han reunido para apreciar los espectáculos de grupos y solistas como Monsieur PerinéDoctor KrápulaAdriana LucíaAlejandro Riaño, entre otros, notificó el sitio de noticias La FM.

 

Los músicos que se reunieron esta mañana han denunciado en diferentes entrevistas que fueron criticados o amenazados por apoyar el Paro Nacional en Colombia, ya que el movimiento implica una evidente oposición al presidente Iván Duque.

 

Las manifestaciones en Colombia incrementaron después de la muerte de Dylan Cruz, un adolescente de 18 años que protestaba el 23 de noviembre y que fue alcanzado en la cabeza por un balín lanzado por el Escuadrón Móvil Antidisturbios. Después de su autopsia el equipo médico declaró que su muerte fue un homicidio.

 

El gobierno de Duque ha convocado a diálogo con diversos políticos y organizaciones pero las manifestaciones no han cesado en el país.

 

Para la siguiente semana se ha llamado a la sociedad civil a protestar en contra de la reforma tributaria, que beneficiaría a los grandes empresarios y afecta a los pequeños contribuyentes, además se manifestarán en contra de los cambios al sistema de pensiones y el recorte a las nuevas tasas de salarios mínimos a jóvenes.

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Ayuso resta credibilidad a los resultados del informe PISA: «Han dado una imagen que no es real»

publico.es / 09-12-2019

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y su vicepresidente Ignacio Aguado durante el pleno de la Asamblea de Madrid.(DAVID FERNÁNDEZ | EFE

La presidenta de la Comunidad dice que ha habido «pruebas contaminadas» que han perjudicado a los resultados, muy negativos en la capital.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha avisado de que si el informe PISA, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se elabora en su próxima edición de la misma forma se plantearán su participación porque con la actual no pueden reconocer cuál es su nivel educativo, ni compararse con otras regiones.

«Nuestra idea es hablar con ellos e intentar encontrar una explicación a todo lo que ha estado sucediendo, a cómo estas pruebas han estado contaminadas y han dado una imagen que no es real sobre la Comunidad», ha sostenido la dirigente regional en una entrevista concedida a Europa Press.

Ayuso ha hecho hincapié en que si no «habrá que pensar también en otros informes o en otro tipo de baremos para que se pueda analizar la situación de la calidad de la Educación en Madrid y no estar presos de unas pruebas».

Madrid perdió 27 puntos en ciencias y 17 en matemáticas respecto a 2015

Los datos relativos al año 2018 recogieron que la autonomía madrileña perdió 27 puntos en ciencias y 17 en matemáticas respecto a 2015. Desde la Comunidad ya se había alertado al organismo internacional y al Ministerio de Educación el 29 de octubre de los problemas detectados al analizar los resultados de su muestra, que consistieron en respuestas anómalas en las preguntas de fluidez lectora, resultados inverosímiles en tres grupos de examinadores e inconsistencias en las bases de datos.

Libertad educativa

Por otra parte, Ayuso ha vuelto a defender la libertad educativa de la que goza la región. «Madrid lo tiene muy claro», ha dicho, para asegurar que para ‘blindarla’ el Gobierno regional está dispuesto incluso a «ir a los tribunales».

La dirigente autonómica madrileña ha declarado que defenderán que las familias en la región «elijan lo que consideren que es mejor» aunque ha remarcado que el «interés principal» de su Gobierno es la educación pública, a la que se destinan «siete de cada diez euros».

Enlace de origen: https://www.publico.es/politica/informe-pisa-madrid-ayuso.html

 

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¿Qué dice y qué no el último informe PISA?

Por: Libremercado 

Desde hace 20 años, España sigue estancada y muy alejada de los países con un mejor rendimiento. En la última edición, eso no ha cambiado.

PISA ha triunfado. No nos referimos a la edición de este año. O a tal o cual parámetro. Sino a la importancia, reconocimiento y relevancia de la prueba que los expertos de la OCDE realizan a los alumnos de los países avanzados desde hace ya veinte años.

Con razón o sin ella, PISA es un referente para juzgar los sistemas escolares de los países ricos. De hecho, la alta o baja calidad de los diferentes modelos se juzga en relación a su nota en la prueba: si estás entre los mejores, tu sistema es bueno; si te quedas por debajo de la media, no cumple los objetivos. Y no es fácil conseguir esa posición: por ejemplo, no hay un PISA de la sanidad, ni de las pensiones, ni de otros servicios públicos (aunque sí hay informes internacionales, ninguno ha adquirido la preponderancia de PISA en su campo).

Hay muchas explicaciones para este éxito. En lo que se refiere a los medios, PISA nos lo pone muy fácil: un listado de países ordenados por notas. Con esa tabla, el tertuliano que todo español (sobre todo los periodistas) lleva dentro es capaz de pontificar sobre las bondades del modelo educativo de cualquier país o comunidad autónoma.

Además, PISA tiene tantos datos, gráficas y comparativas que cualquiera puede encontrar en sus tablas el resultado que reivindique su postura. No hay más que ver cómo, a derecha e izquierda, todo el mundo usa el informe para lanzarlo a la cara del contrario, como la prueba más determinante de que ellos tenían razón. En esto PISA no ha logrado sus objetivos: si la finalidad era llegar a algún consenso, sacar conclusiones aceptadas de forma generalizada o generar un debate más desapasionado… podemos afirmar que ha sido un rotundo fracaso.

La educación siempre ha sido el principal campo de batalla ideológico y tiene lógica que así sea: los dos grandes modelos izquierda-igualdad vs derecha-mérito (y sabemos que este esquema encierra una enorme simplificación que necesitaría un desarrollo muchísimo más largo) encuentran en las aulas su razón de ser. Pensar que PISA podría resolver este enfrentamiento era absurdo. Si acaso, en algunos países (pocos) quizás sirva para una aproximación más tecnocrática al problema o para intentar un consenso de mínimos. No es el caso de España, que lleva tres décadas dándole vueltas a ese Pacto que sirva para 25 años y evite que cada cambio de gobierno traiga consigo una nueva ley educativa. Todos lo dicen y ninguno lo consigue (también es verdad que no parece que nadie lo haya intentado demasiado en serio). Eso sí, cada tres años nos divertimos buscando en las notas de PISA aquella que nos dé la razón.

Dicho esto, sí hay algunas conclusiones interesantes que pueden sacarse analizando los resultados de PISA (aunque los que no estén de acuerdo dirán que quien esto escribe está tan contaminado por sus sesgos como cualquier otro). Aquí van las más relevantes que pueden extraerse de una primera lectura del informe:

1. Dinero y resultados

Los diez primeros países en PISA 2019, en la prueba de lectura, son (no incluimos las ciudades chinas, porque no deja de ser una muestra limitada de un país mucho más grande): Singapur – Estonia – Canadá – Finlandia – Irlanda – Corea del Sur – Polonia – Suecia – Nueva Zelanda – EEUU.

Como vemos, nos encontramos con países muy ricos junto a otros que, en renta per cápita o gasto por alumno, se quedan muy por detrás de la OCDE. Si queremos un titular que lo resuma podríamos decir que el dinero no es lo importante, sino el modelo. Eso sí, es un titular que también necesita matices.

En PISA, como en cualquier otra prueba educativa, la posición socioeconómica de los padres explica parte del resultado de los hijos. De hecho, los autores del informe se esfuerzan por separar este efecto: lo que implica medir no sólo las notas de los alumnos que participan en la prueba sino el porcentaje de esas notas que se puede atribuir a la familia-barrio-colegio al que pertenecen.

Pero al decir que el dinero no importa no estamos hablando tanto del estatus familiar del alumno como del total de gasto (público y privado) en el sistema educativo y su importancia en los resultados generales: en esta cuestión, año tras año, PISA mantiene una constante y es que no hay demasiada relación. Hay que alcanzar un mínimo, eso es cierto, pero todos los países de la OCDE están por encima de esa barrera. Una vez superado ese nivel, lo que marca la diferencia es el diseño del modelo.

De hecho, todos los países analizados son ahora más ricos que en el año 2000, cuando empezaron las pruebas, pero los resultados muestran un preocupante estancamiento en la mayoría de los casos. Desde la OCDE se constata con cierta alarma que, aunque el gasto por alumno se ha incrementado alrededor del 15% de media en los últimos diez años, las notas medias no sólo no suben sino que, si acaso, bajan ligeramente. Es un cambio de tendencia que llama la atención: durante siglos, el crecimiento económico ha ido acompañado de mejoras educativas (era una relación que parecía casi inevitable: si el país era más rico, sus escuelas eran mejores). Ya no lo podemos dar por hecho, al menos en los países más desarrollados.

Esto no quiere decir que cualquier reducción de gasto esté justificada; pero sí que los temas que han ocupado el centro del debate en España en la última década (recortes, alumnos por aula, gasto público sobre el PIB…) quizás no se ocupan de lo más relevante. ¿Que el objetivo general debería ser mejorar los medios a disposición de alumnos-profesores-directores-familias? Por supuesto. ¿Que las principales respuestas estén en el Presupuesto? Ni de broma.

2. Entonces, por qué Estonia

En esta búsqueda de respuestas, Estonia debería ser la próxima estrella de los informes, reportajes periodísticos, artículos y tertulias. Un país con una renta per cápita de nivel medio-bajo (si sólo comparamos con los países de la OCDE, por debajo de la media) y que, sin embargo, supera a todos sus socios de la UE y a casi todos los demás países ricos en la mayoría de las métricas. Finlandia, con cifras un poco a la baja, ya ha pasado de moda (aunque sigue sacando unos resultados que ya quisiéramos otros) y ahora son Estonia y Polonia los referentes.

Eso sí, esto no terminará el debate, ni mucho menos. De hecho, si uno lee en la prensa internacional las explicaciones a estos resultados, se encuentra con todo tipo de argumentos, de los más sensatos a los más extravagantes: los hay que destacan las reformas liberalizadoras en ambos países, otros celebran el conservadurismo del Gobierno polaco (y de su sistema educativo), la libertad de maniobra de los profesores, la equidad de sus sistemas o, ¡incluso!, su pasado soviético. Como vemos, al final cada uno escogerá el detalle que mejor le venga para justificar la conclusión que traía de casa.

Si le preguntan al autor de este artículo qué define a los países que mejor lo hacen en PISA (y no sólo en esta edición), mi respuesta sería que el «rigor»: y no entiendan esta palabra como sinónimo de dureza, castigos o disciplina férrea, sino como una forma de explicar que los sistemas con mejores resultados son aquellos en los que todos los involucrados sienten que su trabajo importa, los demás lo valoran y los resultados (buenos o malos) tienen consecuencias. Es decir, lo importante es que políticos, padres, directivos, profesores y alumnos se tomen en serio lo que hacen, empezando por la selección del personal docente y siguiendo por un diseño de la carrera profesional que les incentive a mejorar cada día y no a acomodarse, que otorgue autonomía para aplicar a pie de pizarra lo que se cree que es mejor en cada contexto; que haga que los estudiantes (y sus familias) le encuentren sentido a todo aquello, puesto que sienten lo que aprende en la escuela y su rendimiento tendrán repercusiones tanto a lo largo de toda su etapa formativa como durante su vida adulta.

Como vemos, son muchos factores: en los países asiáticos la competencia por acceder a las universidades de élite, que dan paso a los mejores empleos, es feroz y eso empuja al alza al conjunto del sistema. En los europeos que mejor lo hacen, se habla mucho de autonomía educativa, educación en competencias y flexibilidad en los programas. Y está claro que en esto no importa sólo la ley educativa de turno. Por ejemplo, un mercado laboral que funciona de forma correcta, filtra a los mejores candidatos o premia a aquellos que llegan mejor formados (ninguna de estas características se aplica en el caso español), puede ser un excelente incentivo para que familias y estudiantes presionen para lograr una educación mejor. Si el único objetivo es titularse, porque el filtro es por nivel educativo y contactos, y no por conocimientos, nadie pedirá una escuela de más calidad, sino una que permita superar etapas con más facilidad.

Pero, como apuntaba, ésta es mi opinión. Si leen lo contrario en otro lugar, pueden dar por hecho que también ese análisis se apoyará en datos de PISA.

3. España 2018: ¿se pueden sacar conclusiones?

Este PISA ha sido uno de los que menos repercusión ha tenido en los medios españoles. Y probablemente se ha debido, al menos en parte, a la polémica sobre la prueba de lectura. En algunas regiones, sobre todo Madrid, los resultados indicaban que algo se había hecho mal.

Las quejas del consejero autonómico madrileño apuntaban en varias direcciones: 1. En los centros que hicieron la prueba dirigidos por tres grupos de examinadores (de los nueve grupos que había en total), los errores se multiplicaron (del 6,8% de media de errores en los grupos sin problemas a superar el 30% en aquellos que se ponen en cuestión); 2. Algunos de los resultados más extraños se produjeron en centros de zonas del oeste de la región, con rentas más altas y con resultados en ediciones anteriores de PISA muy por encima de la media regional; 3. Como no todos los alumnos se examinaron de ciencia y matemáticas, pero sí de lectura, los fallos en esta prueba contaminaban las otras dos (porque los resultados de los que no hicieron algún examen se estimaban, en parte, con la referencia de los de lectura).

A partir de aquí, cada uno sacará las conclusiones que mejor le vengan. De hecho, como Madrid es la región que más se ha diferenciado del resto en algunas de sus políticas educativas (por ejemplo, la libre elección del centro) y la izquierda lleva años buscándole las vueltas, el desplome en los resultados de este año se ha celebrado con alborozo en algunos ambientes. El problema es que mientras no haya un mínimo acuerdo sobre lo que ha podido ocurrir, la discusión puede ser eterna.

En lo que respecta al resto de las autonomías, las diferencias pueden ser muy significativas: entre un alumno gallego y uno andaluz o canario las notas de PISA nos dicen que hay hasta un curso y medio de diferencia de nivel. Es una barbaridad que, en un país y con una única ley educativa, haya este salto. Esto demuestra dos cosas: 1. Que no todo se reduce a Logse, Lomce o cualquier otra norma que pueda aprobarse en los próximos años; 2. Que la descentralización que permite el modelo autonómico puede ser una herramienta para significarse para bien y para mal.

Eso sí, mientras se resuelven las dudas sobre Madrid (aunque no es la única, también en Castilla y León hay problemas), no debemos olvidar que las diferencias entre algunas regiones son consistentes desde que comenzaron a hacerse las pruebas de PISA. En las comunidades del sur de España (Extremadura, Canarias, Andalucía, Castilla La Mancha, Valencia) los resultados son muy malos de forma persistente, con niveles que en algunos casos son más propios de países en vías de desarrollo. Es verdad que también son las regiones con niveles de renta per cápita o desarrollo económico más bajo. Pero incluso así, algo está fallando. Estonia no tiene una renta per cápita superior a la de estas comunidades y a algunas de ellas les saca hasta dos cursos académicos de ventaja.

4. Los problemas de PISA

Lo ocurrido en España en esta edición es un buen recordatorio de los problemas que tienen pruebas como PISA.

En demasiadas ocasiones, tomamos sus resultados como si estuvieran grabados en piedra. Hay países en los que un mal desempeño en uno de estos exámenes ha generado un enorme debate, petición de cambios legislativos o críticas al Gobierno de turno. Y otros que se han convertido en reinas por un día en la comunidad educativa o los medios simplemente porque subían unos cuantos puntos de una edición a la siguiente.

PISA no deja de ser una prueba de laboratorio, con todo lo bueno y malo que eso implica. En general, los expertos indican que es un buen test, bien diseñado para descubrir las fortalezas y debilidades de los sistemas educativos. Pero al final se trata de un examen que se realiza en un día determinado y con unas condiciones-características que podrían ser otras. Y esto siempre tiene sus problemas: desde posibles cambios en los resultados en función de cómo se explique, de quién controle las pruebas o de la capacidad del grupo de trabajo que visita los colegios; hasta elementos anecdóticos y muy complicados de controlar, pero que pueden afectar a una región o país como la fecha elegida para la prueba (imaginemos un día de mucho calor, o que cae justo después de los exámenes trimestrales, o tras un parón por vacaciones…) o la similitud entre los problemas de PISA y los usados en las pruebas nacionales. Desde hace años, por ejemplo, hay quien acusa a los países asiáticos de sacar tan buenas notas porque se preparan para estos exámenes: es decir, obligan a los alumnos que van a acudir a PISA a que se ejerciten en pruebas similares a las que se encontrarán en esta prueba, con lo que mejora su rendimiento, necesitan menos explicaciones, van más rápido y tienen menos temor a no saber qué hacer.

Por eso, PISA debería ser una herramienta más y los resultados de cada edición hay que tomarlos siempre con precaución. Lo importante es la tendencia general a 1-2 décadas vista. Y, por supuesto, tener presente que los cambios en una u otra ley (o en uno u otro partido de Gobierno) se harán sentir a medio plazo. En España, por ejemplo, el problema del sistema educativo no es PISA, sino que las notas de este examen encajan a la perfección con el resto de los síntomas: desde la productividad del trabajador español una vez se incorpora al mercado laboral, a las pruebas de destreza y conocimientos para adultos, pasando por las cifras de I+D, patentes, creación de empresas, conocimientos financieros entre la población, uso de idiomas extranjeros… Si todo lo demás funcionara bien, PISA podría ser una anécdota, quizás un recordatorio de que nuestro sistema (más memorístico y menos centrado en eso que ahora se llaman «habilidades») necesita una pequeña puesta al día. No es así. PISA es sólo una señal más.

Lo mismo podemos decir de las notas en esta edición. Más allá del caso de Madrid, los resultados muestran un estancamiento para el conjunto del país y desde hace 20 años, en la parte media-baja de la tabla de la OCDE. En algunas regiones, las notas son muy-muy bajas, al nivel de países mucho menos avanzados, desde el comienzo de PISA y no se ven apenas señales de mejoría. Por ahí no deberíamos buscar excusas. PISA puede no ser perfecto, pero está claro que el sistema educativo español necesita cambios profundos.

 

Enlace original: https://www.libremercado.com/2019-12-08/que-dice-y-que-no-el-ultimo-informe-pisa-1276649140/

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El sistema educativo panameño no evalúa las destrezas ni el pensamiento crítico

Redacción: La Estrella de Panamá

El método vigente data de 1928. Urge un modelo que permita medir las habilidades, actitudes y la capacidad analítica de los estudiantes. El Ministerio de Educación presenta una propuesta en fase proyecto.

¿Cuál es el fin de la evaluación educativa en el desarrollo y crecimiento del individuo? Es importante reflexionar sobre la connotación del término. Tradicionalmente ha estado ligada a procesos de calificación, clasificación y, “en algunas ocasiones, a castigo y exclusión. Estas experiencias han creado un rechazo o temor a toda actividad encaminada a la evaluación”, afirma Maritza Mosquera, escritora y catedrática de la Universidad de Panamá.

Pero, ¿cuál es el objetivo final de la evaluación en el universo educativo? ¿Ha evolucionado esta en Panamá o se mantiene con antiguos criterios?

Para el pedagogo Paulino Romero, según relata Mosquera, evaluar es juzgar los logros en términos de los objetivos que se persiguen. Mientras que Mosquera considera que la evaluación es una forma en que los individuos pueden prepararse para enfrentar los retos y desafíos que les depara una sociedad en cambio constante.

El modelo de calificaciones que se utiliza en el sistema educativo panameño data de 1928. “Son pequeños ajustes los que se han hecho. Por ejemplo, de una prueba de fin de curso anual se cambió a evaluaciones finales por periodos y las calificaciones, que iban desde 0.0 a 5.0 en la década del 50, se modificó. Ahora 1.0 es la calificación más baja y el 5.0 se mantiene como la más alta. Luego de esto, los cambios han sido minúsculos”, apunta Zahik Álvarez, de la Dirección Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación (Meduca).

tarea”

En Panamá se aplican dos tipos de evaluación, la cualitativa y la cuantitativa; “sin embargo hay instituciones educativas donde se hace más énfasis en una que en la otra”, sostiene Mosquera.

Todo proceso educativo puede ser evaluado tanto cuantitativa como cualitativamente, pues existen los instrumentos adecuados para esta tarea. La evaluación tiene varias dimensiones, entre ellas el objetivo, finalidad, modelo, momento, evaluador, instrumento y el referente. Cada una de estas dimensiones pueden medirse ya se cuantitativa como cualitativamente. “No obstante, generamos un sesgo muy grande cuando solamente evaluamos conocimientos y dejamos de lado aptitudes y valores que llevan a un desarrollo integral, que es la esencia de la educación”, asevera la catedrática de la Universidad de Panamá.

La de los valores de 1.0 a 5.0 es una escala de calificación en la que se atribuyen valores numéricos al grado o nivel de calidad que cada estudiante evidencia en la ejecución de un criterio de evaluación. Mide lo que se precisa medir. No solamente debe ser utilizada una escala, existen otras formas para saber si se ha logrado el objetivo en el individuo. “Considero que la numeración no es lo más importante, hay que comprobar si los materiales de enseñanza son los apropiados, si los instrumentos de medición están diseñados para recabar los conocimientos necesarios, si son explicados en los tiempos adecuados, entre otros motivos”, estima Mosquera.

  • El sistema educativo panameño no evalúa las destrezas ni el pensamiento crítico
La educadora detalla que el sentido crítico de un ser humano se enseña en la niñez, cuando a los tres años el infante inicia con sus eternas interrogantes, y en vez de darles respuestas, los motivamos a que ellos nos la den a nosotros. “Por lo tanto, una escala numérica no puede generar ni garantizar un juicio crítico”.

Gina Garcés, directora de Evaluación Educativa del Meduca, manifiesta que no hay un modelo único que garantice el desarrollo del pensamiento crítico del estudiante. “Va más allá de ser excelente o bueno, de calificar de 1.0 a 5.0 o de 1 a 10 . Realmente son las estrategias que emplea el docente las que nos permiten desarrollar a un estudiante más crítico, no es la escala”.

Maureen Warner, doctora en Educación y Liderazgo, quien trabaja para Putnam County Charter Schools Systems y es coach de la Universidad de Cambridge, ve con preocupación que en la actualidad haya una pérdida importante de talentos por el empleo de los viejos esquemas de enseñanza.

“En Panamá no se cultiva el criterio analítico en las aulas, lo que vemos son mecanismos de memorización”, indica.

“¿Evolución de la educación en Panamá? No sé dónde está. Aún se hacen exámenes en cierto y falso, no se le da la oportunidad al estudiante de pensar, entonces ¿cómo vas a evaluar? Se está evaluando el plan del profesor, lo que él escribió, sus palabras, pues el estudiante nunca tuvo la oportunidad de expresar su opinión”, recalca Warner.

Proyecto del Meduca 

En el país se presentan dos situaciones en torno a las calificaciones.

En primaria, los estudiantes son promovidos con la suma total de sus calificaciones. El estudiante puede fracasar en español con 2.7, matemática, 2.8, pero en educación física y religión sacar mejores notas. La suma de estas notas da, por ejemplo, un promedio de 3.6; calificación con la que el niño de primer grado puede ser promovido a segundo, a pesar de que no domina las competencias.

En secundaria, en cambio, se evalúa por materia. Frente a esta realidad, entre otras, surge la necesidad de que se cambie de un modelo cuantitativo a cualitativo, el cual “nos permita evidenciar realmente las competencias de nuestros estudiantes, porque ni el 5.0 ni el excelente nos dicen si el estudiante tiene las herramientas para incorporarse a un mundo laboral”, sostiene Garcés.

En este sentido, el Meduca trabaja en una propuesta, la cual está en fase de proyecto.

En 2015 y 2016 se realizó una consulta en las regiones educativas del país. Unos 7,770 miembros de la comunidad educativa, entre directores de centros educativos, docentes, padres de familia y estudiantes, fueron consultados.

“La mayor crítica que recibimos fue que el sistema actual de primaria está promoviendo a los estudiantes de manera global, sin las competencias, en algunos casos las esenciales desarrolladas”, indica Garcés, y en el caso de premedia y media, lo que inquieta a los docentes, en el sistema de calificaciones, es que cuando el estudiante se queda en tres asignaturas, solo haciendo una prueba de reválida ya es promovido para el siguiente año. “Lo que aspiramos es a encontrar otra manera de promoverlo, yo diría no tanto promover, sino lograr que el estudiante realmente aprenda”, añade.

Lo que se pretende ahora es que la evaluación tenga un significado, no una numeración.

“Considero que la numeración no es lo más importante, hay que comprobar si los materiales de enseñanza son los apropiados,
si los instrumentos de medición están diseñados para recabar los conocimientos necesarios”,

MARITZA MOSQUERA
CATEDRÁTICA DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ

El sistema educativo panameño no evalúa las destrezas ni el pensamiento crítico

La propuesta está quedando que de preescolar hasta tercero sea un modelo cualitativo; de cuarto en adelante, se implemente la escala de 1 a 100, para que el estudiante no sufra con los diferentes modelos que tiene el país, pero “dentro de ese modelo algo que valoramos mucho es la parte de dar coach, seguimiento y monitoreo al estudiante para que desarrolle sus competencias”, indica Garcés.

La coach de la Universidad de Cambridge coincide con la directora de Evaluación Educativa del Meduca al señalar que la actual evaluación cuantitativa tiene que cambiar. “Se debe llevar al 100 porque de esa manera es más general”.

Entre los elementos que contiene todo sistema educativo moderno, la evaluación es el instrumento indispensable que al final del período demuestra a las partes (docentes y estudiantes), “cómo aprendí, cuánto enseñé”; sin embargo los profesionales coinciden en que “no queremos calificación, sino un modelo de evaluación que nos demuestra habilidades, destrezas, actitudes y, por su puesto, un pensamiento crítico en nuestros estudiantes”.

“¿Evolución de la educación en Panamá? No sé dónde está. Aún se hacen exámenes en cierto y falso, no se le da la oportunidad al estudiante de pensar, entonces ¿cómo vas a evaluar?, …se está evaluando el plan del profesor…”,

MAUREEN WARNER
DOCTORA EN EDUCACIÓN Y LIDERAZGO

El sistema educativo panameño no evalúa las destrezas ni el pensamiento crítico

Fuente: https://www.laestrella.com.pa/cafe-estrella/cultura/191204/191203-sistema-educativo-panameno-evalua

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China copa la cima del informe PISA entre críticas por la presión escolar

Asia/China/05 Diciembre 2019/El país

Los excelentes resultados de China continental, Macao y Hong Kong contrastan con las críticas domésticas ante la presión que el sistema educativo impone a los estudiantes

China continental —representada por Pekín, Shanghái, Jiangsu y Zhejiang— se sitúa primera en el podio de la evaluación educativa PISA con una valoración media de 578 puntos. A la región administrativa especial de Macao le ha correspondido el bronce (542) por delante de Hong Kong, cuarta (530). Solo otro país asiático, Singapur, segundo (556), ha logrado interponerse en la hegemonía del sistema educativo chino, el cual, sin embargo, es objeto de críticas dentro del país por la presión que sufren los escolares.

China triunfa en todo: lectura, matemáticas y ciencia. Incluso «su 10% inferior mostró una capacidad lectora superior a la media de los países de la OCDE», remarca Ángel Guría, secretario general del organismo, en el prefacio del informe. Aunque la victoria tiene, no obstante, truco: las cuatro regiones seleccionadas son las más ricas del país. Ordenadas de acuerdo a su PIB per cápita según datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadísticas china, Pekín es la primera, Shanghái la segunda, Jiangsu la cuarta y Zhejiang la quinta de un total de 31 provincias de riqueza muy desigual. Solo las cifras de esta última —98.643 yuanes en 2018 (unos 12.600 euros)— suponen más del doble de cualquiera de la mitad inferior. Precisamente por eso, el propio informe reconoce que el nivel educativo en estos cuatro territorios, cuya población conjunta supera los 180 millones de habitantes, “está lejos de representar a China por completo”.

Lenora Chu, periodista y autora del libro Little Soldiers —Pequeños soldados, en inglés— sobre el sistema educativo chino apunta por teléfono que, pese a los condicionantes, “los resultados merecen atención ya que, aunque la muestra comprende a las provincias más prósperas del país, su nivel de ingresos per cápita sigue siendo inferior a la media de los países de la OCDE [36.750 euros en 2018]”. “Hay tres razones fundamentales que explican esto”, añade, “la primera es que escolarización de los hijos se afronta como un esfuerzo de toda la familia, hasta el punto de constituir el primer gasto del hogar; la segunda es un método de aprendizaje en el que la memorización tiene un mayor peso; y, por último, una mentalidad de crecimiento: los alumnos entienden el éxito como una cuestión de trabajo más que de capacidad intelectual”.

La educación en China se ha caracterizado tradicionalmente —haciendo del habla popular ciencia— por el trabajo intensivo. Los resultados de PISA reflejan, en efecto, que los escolares chinos son los segundos más aplicados con más de 55 horas semanales de estudio sumando aula y casa, muy por delante de las 44 de media de la OCDE. “El Gobierno chino necesita que sus ciudadanos crean en el sistema, en la idea de que si trabajas lo suficientemente duro alcanzarás un futuro mejor: esa es la base sobre la que el partido ha edificado su legitimidad”, apunta Chu. La escolarización es para los jóvenes, por tanto, “una manera de asegurar que se mantienen en esa escalera”.

El sistema educativo del gigante asiático está atravesado de sucesivos cortafuegos: grandes exámenes como el zhongkao —al acabar la escuela primaria— o el gaokao —antes de acceder a la universidad— sin los que no es posible alcanzar el siguiente escalón. Esto provoca que, como si de una competición se tratara, muchas familias opten por complementar el aprendizaje de sus hijos con una segunda escuela, para así garantizar los mejores resultados posibles en clase. Es el caso, por ejemplo, de Chen Shiyu, una niña de 10 años, alumna de un centro de primaria en el norte de Pekín. Según cuenta su madre, Chen tiene un tutor privado con el que estudia chino, inglés y matemáticas, las tres asignaturas fundamentales a su edad. “Lo hacemos para asegurarnos de que pase de nivel y, sobre todo, por su confianza personal: si las cosas no le van bien en clase, no tendrá seguridad en sí misma y no querrá ir a la escuela”.

Ello se traduce en que, en una jornada normal, Chen termina su segunda ronda de clases a las cinco de la tarde. Hasta las diez, hora en la que se va a la cama, tendrá que cenar y hacer deberes por partida doble, colegio más academia, durante una media de tres horas, por lo que su madre calcula que solo disfruta de una hora de tiempo libre al día. “Todos los padres sufren por no poder dejar que sus hijos disfruten de la infancia”, explica, “pero al mismo tiempo el resto de niños están aprendiendo cosas y hay una enorme presión competitiva”.

El sistema educativo chino mantiene, de este modo, un extraño equilibrio: de un lado, excelentes resultados en los test internacionales; de otro, fuertes críticas por producir “graduados con puntuaciones altas, habilidades bajas y salud débil”, tal y como exponen los investigadores Xu Zhao, Robert L. Selman y Helen Haste en un estudio titulado Estrés académico en las escuelas chinas. Este texto se hace eco de una encuesta según la cual, de una muestra de más de 2.000 niños chinos, un 81% aseguraba preocuparse “mucho” por los exámenes y un 73% confesaba haber sufrido castigos físicos a causa de su desempeño escolar. El Libro Azul de Educación publicado en 2014 por el Gobierno del país ya apuntaba que el 93% de 79 suicidios de jóvenes investigados ese año estaban relacionados con cuestiones académicas.

Todo esto está empezando a cambiar. En el distrito en el que vive Chen, las autoridades locales han comenzado a limitar la cantidad de deberes, en algunos casos hasta eliminarlos por completo. “El ministerio de educación está desarrollando un enorme esfuerzo para reformar el sistema. Creen que los niños trabajan demasiado duro y desean prepararlos para una educación más moderna, haciendo énfasis en la creatividad y la flexibilidad”, explica Chen, quien no es optimista. “Creo que fundamentalmente las cosas no han cambiado. Puede que los niños dejen de tener deberes en el colegio, pero seguirán realizando tareas relacionadas con sus actividades extracurriculares para obtener más ventajas competitivas frente a sus compañeros”. Una frase del informe PISA resume lo que está en juego: “la calidad de las escuelas hoy alimentará la fortaleza de la economía mañana”.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/12/03/actualidad/1575374189_233671.html

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La educación privada como aliada y no como adversaria

Por: Fidel Ibarra López

El pasado 12 de agosto se publicó un artículo de un servidor en este espacio el cual se intitulaba “¿Vamos hacia una estatización de la educación?”. En ese texto, un servidor hacía eco de las declaraciones del empresario educativo Américo Ferrara, dueño del Instituto Brillamont, en San Pedro, Nuevo León, el cual planteaba como escenario la “nacionalización de la educación en México”. En este texto un servidor que no había condiciones -hasta el momento- para estatizar la educación en México; pero sí existía -y existe- un “temor” entre los empresarios de la educación para que se vaya perfilando un escenario hacia ese propósito.

El presidente López Obrador se refirió al tema en la mañanera del 12 de agosto señalando que en México se va a “mantener el sistema de educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles escolares sin hacer un lado a la educación privada”. Un servidor señaló en otro artículo que se publicó en este mismo espacio que esa declaración se podía interpretar como un “no los vamos a desplazar, van a seguir ofreciendo educación como lo están haciendo hasta el momento”. Esa declaración -señalamos en su momento- puede atemperar las “preocupaciones de los directivos”; pero es una declaración que se queda corta. En esa mañanera el presidente pudo haber extendido la mano a la educación privada y haber señalado a la educación privada como “aliada” del gobierno federal para “alcanzar los propósitos que este gobierno pretende llevar a cabo en la materia” (Educación Futura, 2 de septiembre del 2019).

En lugar de ello, el presidente López Obrador ha vuelto a señalar a la educación dentro de su concepción neoliberal que utiliza cada vez que recurre al pasado para justificar su política de gobierno. La referencia la hizo el pasado 1 de diciembre en el marco de la celebración de su primer año de gobierno. Ahí expresó lo que le hemos escuchado reiteradamente cada vez que aborda el tema educativo en su discurso: que la educación se privatizó de forma deliberada al generarse un escenario de expulsión de miles de jóvenes de la educación pública universitaria al cerrárseles las puertas utilizando como “pretexto” los exámenes de admisión. Esta concepción la viene exponiendo en dos espacios de discusión política: en sus libros que ha publicado y en su rol como actor opositor al régimen.

Planteado así, es claro que el presidente no tiene en buen término a la educación privada. La concibe como resultado de la política neoliberal que se estableció en México en los últimos 30 años. Y ello se constituye en problema si se pretende avanzar en la agenda educativa. Llegado a este punto, es pertinente integrar una contradicción que presenta el gobierno federal en su relación con el capital privado: el presidente López Obrador no tiene empacho ahora en llegar a acuerdos con la élite empresarial de este país -después de haberlos criticado acremente durante la campaña electoral- en aras de lograr mayores niveles de inversión privada para detonar el empleo y el crecimiento económico el próximo año -la realidad termina por imponerse-. ¿No tendría que establecerse la relación en los mismos términos con el capital privado en el ámbito educativo para lograr los objetivos que se ha planteado el gobierno federal en materia de cobertura y de calidad educativa? En el plano formal, no tendría que haber problema alguno; pero sí lo hay. Y la pregunta es ¿por qué? La respuesta es ideológica. En el campo educativo la “ideología” se constituye en un imperativo para avanzar en una agenda de gran calado con el capital privado. Se le acusaría de “neoliberal” al presidente si hace un movimiento de ese tipo.

Además, la educación representa una agenda “vital” para el presidente López Obrador en lo referente a su política social. En ese sentido, el presentar “buenos números” en términos de acceso a la educación; infraestructura; y de apoyos a los alumnos de escasos recursos económicos es de suma importancia para el presidente. Y desde esta concepción, la educación privada no encaja. Antes que concebirla como aliada, se recela de ella.

Algunos autores están señalando una concepción distinta a lo que un servidor ha planteado hasta aquí. Afirman, a propósito de la discusión sobre el anteproyecto de la Ley General de Educación Superior, que hay una postura de “favorecer” o “beneficiar” a las universidades privadas a partir de que en el anteproyecto de marras no se presentan cambios sustantivos respecto a la forma como vienen operando las universidades privadas hasta ahora (De Garay, Adrián, Educación Futura, 29 de noviembre del 2019). Y los argumentos que se presentan para sostener esta posición son los siguientes: 1) Que hay actores del gobierno de Morena que tienen intereses en la educación privada universitaria; y 2) Porque el gobierno de López Obrador requiere de la participación de la educación privada para llegar a la meta del 50% de cobertura.

No coincidimos con esa argumentación. Si no se integran cambios a lo que se propone para las universidades privadas se puede leer de igual forma en otro sentido: no hay cambios porque no se tiene proyecto para integrarlas. Y lo afirmo por lo siguiente: si desde 1978 la Ley General de Educación Universitaria no ha sufrido modificación alguna a pesar del proceso de reformas educativas que se han presentado desde 1993, es tiempo entonces -en esta ocasión que se está planteando sacar adelante una nueva ley en la materia- plantearse una normatividad de gran calado donde la educación pública y la educación privada universitaria converjan hacia un proyecto educativo con perspectiva de Estado de acuerdo con los intereses nacionales de nuestro país para los próximos 30 ó 40 años.

¿Se está planteando a ese nivel? No. Las universidades privadas tienen observancia en los últimos 10 artículos del anteproyecto de la Ley. Y los artículos que se están planteando tienen que ver con un conjunto de regulaciones que deben cumplir las instituciones privadas. No hay una perspectiva estratégica en ese articulado, solamente un marco regulatorio. Más nada. Entonces, ¿estamos ante una legislación que favorece a las universidades privadas o ante una legislación que aspira solamente a regular a las instituciones privadas puesto que no hay un proyecto para integrarlas en un todo de mayor calado; esto es, un proyecto de nación?

Desde nuestra perspectiva, el gobierno de López Obrador tendría que tenderle la mano -vuelvo a esta expresión que utilicé en un artículo que se publicó en este espacio el pasado 2 de septiembre- a la educación privada. No hay condiciones en este momento para que pueda sacar adelante sus objetivos con los recursos públicos y la infraestructura educativa que se tienen en el país en todos los niveles educativos. La educación privada le puede coadyuvar en ese propósito. Y le puede coadyuvar de acuerdo con los principios que el gobierno federal establezca.

Que en la educación privada opera en un marco mercantil, con bajos estándares de calidad educativa, eso depende de la institución; pero en efecto existe. Así como en la educación pública también se tienen graves condicionantes. Y los que hemos estado en ambos lados de la cancha lo sabemos. No obstante, me parece que en la coyuntura actual se debe rebasar esa discusión respecto a que la educación privada es sinónimo de educación neoliberal; y pensar de fondo un proyecto educativo de gran calado donde la educación pública y la privada converjan hacia el proyecto de nación.

Un paso importante para ello es que el presidente modere su discurso hacia la educación privada y extienda la mano hacia el capital privado. No hay contradicción si lo hace en otros ámbitos económicos.

Y señalamos lo anterior, porque hasta el momento, el discurso del presidente deja la impresión que, en esta agenda, la educación privada es adversaria antes que una aliada. ¿O no?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-privada-como-aliada-y-no-como-adversaria/

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Padres chinos preocupados por falta de descanso en los niños

Asia/China/05 Diciembre 2019/Prensa Latina

A 82,4 por ciento de los padres en China les preocupa que los niños y adolescentes no duerma lo suficiente por la sobrecarga de tareas y las clases extras, constata hoy una encuesta.
Según el sondeo realizado por el Diario de la Juventud, los pesquisados citaron las horas limitadas para ir a la cama, dificultad para conciliar el sueño y nerviosismo durante el mismo como los tres problemas comunes que tienen sus hijos.

Además, 61,1 por ciento de ellos mencionó a las tareas escolares excesivas y 54,5 por ciento a la presión de los cursos extracurriculares, como las dos principales causas de la falta de descanso en los menores.

El tanteo se aplicó a mil 876 padres con hijos de edades entre seis y 17 años, de los cuales el 77 por ciento vive en ciudades.

Al analizar los resultados, Sun Hongyan, directora del Centro de Investigación Juvenil e Infantil de China, enfatizó en que el uso de dispositivos electrónicos e internet también ha exacerbado la situación.

‘Los hábitos de sueño de los estudiantes de escuela primaria y secundaria están empeorando y la proporción de los que tienen falta de sueño está aumentando’, indicó.

Un documento oficial emitido en marzo pasado reveló que casi 63 por ciento de los niños y adolescentes de China duermen menos de ocho horas al día, el tiempo mínimo para garantizarles un buen estado de salud.

Incluso, 8,4 por ciento se mantiene ocupado haciendo tareas hasta después de las 23:00, hora local.

Textos anteriores coincidieron en que casi la mitad de la población infantil carece de espacio para jugar o hacer relaciones interpersonales precisamente por el exceso de los deberes ?sobre todo de matemáticas-, y las clases privadas adicionales.

Las investigaciones también señalaron las afectaciones al horario de sueño y la frustración en gran parte de los niños, así como en las crecientes presiones que enfrentan padres e hijos debido a la competencia en la sociedad por los mejores puestos.

También hicieron referencia al peso en la economía familiar, pues implica la inversión de hasta tres mil yuanes mensuales (unos 475 dólares) en lecciones extras de idioma, música o deporte desde edades muy tempranas.

El gobierno está inmerso en un proceso que pretende hacia 2020 darle un vuelco radical al sistema educativo de China, donde existe una creciente polémica por la sobrecarga en los menores camino a los estudios superiores.

Entre las propuestas está disminuir y en ciertos grados eliminar las tareas, pero muchos padres se quejan porque les preocupa que incida en la calidad de la educación y amplíe las desigualdades.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=325085&SEO=padres-chinos-preocupados-por-falta-de-descanso-en-los-ninos
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