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Entrevista a Antonio Márquez: “El diseño universal para el aprendizaje no es difícil una vez que has asimilado la dinámica”

Entrevista/05 Diciembre 2019/Autor: Víctor Saura/El diario la educación

Antonio Márquez es un maestro de educación especial –nombre cada vez más en desuso, él mismo prefiere el de maestro de pedagogía inclusiva– que se ha hecho muy popular gracias a su blog, Si es por el maestro nunca aprendo, con el que desde 2015 reflexiona sobre educación inclusiva, pero en el que sobre todo ofrece consejos y recursos que ha ido desarrollando para hacer viable lo que los teóricos han definido como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Márquez trata constantemente de aterrizar la teoría en la práctica, y para ello un buen día dibujó la rueda del DUA, un esfuerzo de síntesis para poner al alcance de los docentes esas alternativas que deben permitir eliminar las barreras al aprendizaje. Pero como la rueda puede parecer muy compleja, diseñó también un Pack Dua Básico pensando en los no iniciados.

Márquez trabajó durante doce años con alumnos con discapacidad visual de Granada, un trabajo itinerante que le permitió pasar por más de medio centenar de centros de esa provincia, experiencia que considera clave en su evolución personal y profesional. “Cuando tienes una perspectiva desde fuera, y vas viendo lo que ocurre en un centro y en otro y en otro, ves cosas muy diferentes a si siempre estás en el mismo centro y crees que todo el sistema educativo es lo que ocurre en tu centro”, comenta. Desde hace más de un año está en excedencia y se dedica en exclusiva a dar formación. Hablamos con él después de una charla sobre el DUA dirigida a familias con hijos con síndrome de Down, en un reciente encuentro de Down España celebrado en Almería.

¿Por dónde debe empezar un docente para identificar esas barreras de aprendizaje?

Lo que les propongo cuando les doy formación es que, en primer lugar, tienen que pensar sólo en las actividades que van a proponer, en sus diseños, sin pensar en los alumnos. Pero no sin pensar en un alumno con discapacidad o que va tener problemas. Sin pensar en ningún alumno. De hecho, en muchos casos pido que se intercambien experiencias y actividades entre un docente y otro, y las pongan en práctica en otra aula para que empiecen a tomar conciencia de que el foco no está en el alumnado sino en lo que voy a presentar. También les pido que hagan una reflexión interna sobre qué problemas han ido encontrando en un determinado tipo de actividades que están muy acostumbrados a poner, por ejemplo un dictado o un comentario de texto. Son actividades que conocen y por tanto saben dónde suelen estar los problemas mayores, pues les pido que reflexionen en las barreras que están poniendo al alumnado y traten de solventarlas ofreciendo algún tipo de recurso (una alternativa, un apoyo visual…) Ese sería el paso fundamental para un docente. Eliminar esas barreras frecuentes. A partir de aquí ya empezaría a poder ir trabajando las barreras más específicas.

¿Realmente hay docentes que para cada unidad didáctica se preparan un vídeo, un audio, un texto de lectura fácil, algo con pictogramas, rúbricas, portfolios, actividades de aprendizaje cooperativo…? ¿Pero cuánto tiempo se necesita para preparar una clase?

Esta es la mala noticia que trae aparejada el DUA, es necesario trabajar. Visto así puede resultar muy complejo, sin embargo siempre animo a los docentes a que lo hagan de una forma progresiva. Que incorporen al inicio solo uno de estos elementos que me citas y prueben en el aula. Los alumnos y alumnas suelen recibirlo con una acogida tan positiva que les animará a ir incorporando más elementos paulatinamente. Puede resultar complicado al principio, en las primeras ocasiones. Pero realmente no es difícil una vez que has asimilado la dinámica. No lleva más de una hora ajustar una temática con estos aspectos. Y la parte positiva es que una vez que has realizado el ajuste lo tienes disponible para todas las veces que necesites trabajar esta temática.

¿El concepto DUA suena aún a chino o ya empieza a ser conocido?

Cada vez más, aunque sí es cierto que todavía hay mucho profesorado que no lo conoce y que hay quien dice que lo conoce pero es más bien de oídas, sin haber entrado en profundidad. Yo suelo mostrarles los trabajos que hemos hecho con un centro en el que hemos aplicado el DUA y examinamos los puntos de verificación. ¿Qué ocurre? Que en la realidad cuando yo he trabajado con los centros, al ser tantos puntos de verificación, no se cumple todo, los docentes no hacen tantas alternativas, les cuesta a veces entender muchos puntos de verificación. Entonces mi propuesta para ellos es que simplifiquen y vayan al grano sobre los puntos que son más interesantes en base a esas barreras frecuentes y empiecen a aplicar algunos puntos de verificación del DUA. Incluso les propongo: mañana pongo un vídeo solamente y ves lo que pasa en el aula. Al día siguiente incorpórale un audio, y vamos a ver lo que pasa. Y ellos mismos van a ir descubriendo, paso a paso, como podría aplicarse el DUA en la mayor parte de los casos usando un número de puntos de verificación que en definitiva haga que participen tus alumnos del aula.

¿Pero los puntos de verificación exactamente qué son? ¿No son a posteriori?

Todo lo contrario. El DUA lo que propone son puntos de verificación a priori. Imagínate que estás haciendo un diseño didáctico y tienes al lado una serie de ítems que tienes que ir marcando como realizados cada vez que propongas una alternativa en tu diseño didáctico. Con lo cual, cuando termines tu diseño didáctico, miras los puntos de verificación que te dice el DUA y ves si es muy accesible, poco accesible, poco universal o más universal. Este es un requisito fundamental, el diseño universal tiene que ser a priori, porque si lo hacemos a posteriori estaremos haciendo una adaptación curricular, estaremos adaptando algo para un alumno concreto. Aquí lo hacemos universal y a priori, y ya después es cuando entraría el concepto de ajustes razonables. Es decir, si yo he hecho todo esto y aún así hay algún alumno que no puede, entonces ya hago algo específico para él.

¿Por lo tanto un ajuste razonable podría ser una adaptación curricular?

No, en la mayor parte de los casos no hay que hacer una adaptación curricular, sino que va a ser una adaptación de acceso. Imagina que yo pongo alternativas de vídeo, de audio, de lectura fácil pero hay un alumno ciego y requiere braille; en este caso solo lo va a requerir él, entonces estaríamos hablando de un ajuste razonable. Pero es porque previamente he ofrecido todas esas alternativas, e incluso igual en este ejemplo el alumno ciego podría optar por el audio y al darle el braille le damos la capacidad de elegir.

Todo esto parece muy utópico, teniendo en cuenta cuál es la realidad. Porque si encuentras un centro en el que se hacen adaptaciones curriculares sistemáticas bien concebidas ya parece muy inclusivo.

El recurso fácil es la adaptación curricular, que además se suele hacer súper fácil, porque en la mayoría de casos se coge el libro del año anterior. Claro, entre esto y proponer un montón de alternativas, recursos y tal, pues evidentemente lo primero es mucho más fácil. Pero es que nos volvemos a fijar nuevamente en el alumno con dificultades. El potencial que tiene el DUA es que no va dirigido a ningún alumno en concreto, sino que va a facilitar la comprensión y la participación de todos tus alumnos. Porque tu puedes tener un alumno que sea un pensador visual, y no hablo de discapacidad. Sistemáticamente estamos ofreciendo alternativas que pasan por la ruta fonoarticulatoria. Cuando le ofrecemos otra vía quizás potenciemos aprendizajes. Y nos pueden sorprender muchos alumnos en nuestras aulas que pasan con un rendimiento o normal o pobre, y podrían tener un rendimiento mucho más adecuado. Claro, esto implica esfuerzo y trabajo… y salir de la zona de confort docente.

Imagino que del DUA habrá más experiencias en primaria que en secundaria. ¿De secundaria le llaman para alguna formación?

Curiosamente las demandas de formación que me llegan son bastante más abundantes en secundaria. Estamos viviendo una realidad que no podemos negar por más tiempo, y es que las aulas cada vez son más diversas. El profesorado de secundaria suele encontrarse con situaciones donde lo que antes le servía, ahora no. Donde el alumno promedio ha dejado de existir. Esto viene provocado por muchas causas: mayores diagnósticos de los equipos de orientación, mayor situación de desigualdad socioeconómica en las aulas, el auge de las redes sociales que hacen que los problemas de conducta actuales sean diferentes a los que siempre han tenido… Esta diversidad creciente está desbordando en muchos casos al profesorado de secundaria, que se encuentra sin herramientas para poder atenderla. Y se une a que las nuevas normativas están incidiendo en la inclusión y en la necesidad de atender esa diversidad.

Jamás hubiera dicho que habría ese interés en la secundaria.

Es cierto que cuesta más que el profesorado de secundaria se sensibilice con el alumnado con la atención a la diversidad, pero ya no lo hacen, creo yo, por una cuestión de conciencia, sino de necesidad.

¿A todo esto dónde queda la personalización del aprendizaje? Creía que era un factor clave para la inclusión.

Es que todo lo que he contado es personalización del aprendizaje. Cuando hablamos de individualización lo que estamos proponiendo es hacer algo concreto para un individuo concreto. Pero si hablamos de personalización lo que hacemos es ofrecer un abanico de alternativas, y que cada persona dentro de sus propias capacidades elija de entre las alternativas que le estoy ofreciendo.

En Cataluña, por ejemplo, cada alumno con necesidades educativas tiene su plan individual, muy detallado y en teoría acordado entre el centro y la familia, y su evaluación se hace acorde a los objetivos fijados en ese plan individual. ¿Esto lo hacemos mal?

Ese modelo responde al de una escuela integradora, que es la que hace precisamente eso. Evaluar de una forma diferente trabajos diferentes de alumnos diferentes. La escuela inclusiva lo que busca es que todos estén trabajando de lo mismo a la vez, lo que pasa es que ofreciendo diferentes alternativas. Estas alternativas que se tienen que ofrecer en el DUA también tienen que ofrecerse en los modelos de evaluación, y en las herramientas y técnicas de evaluación. Yo no puedo estar evaluando un aprendizaje, creyendo que estoy evaluando el aprendizaje, cuando le pongo un único medio para que lo exprese. Si, por ejemplo, yo sólo utilizo un examen o un trabajo de redacción, estoy condicionando el aprendizaje del alumno al medio. En el DUA tienes que valorar que realmente sirve para todos los alumnos, porque si no estás excluyendo a algún alumno. Eso va en oposición a lo que me comentas de los ítems marcaditos para el alumno, ya no necesito calentarme la cabeza con un instrumento de evaluación porque ya le estoy pidiendo una cosa concreta.

¿Pero entonces cómo mido su progreso si no le marco unos objetivos?

¿Cómo evaluamos un progreso de un alumno que no tiene discapacidad? Exactamente igual. Le estamos haciendo una propuesta formativa en el aula, que es un currículum abierto, para todos, flexible, multinivel. Cada alumno va avanzando y a eso me refería: si seguimos pensando en ámbitos de calificación nos vamos a ir estrellando en esta idea de personalización contra individualización. Aquí lo que habría que dotar son herramientas que fuesen eficaces para medir aprendizajes, para medir competencias. Parece que se nos olvida que nuestro modelo curricular es competencial y lo que estamos evaluando continuamente son contenidos.

Eso es cierto.

Entonces, si todo eso lo hacemos en una dinámica, ¿cómo vamos a valorar el progreso de un alumno? Pues igual que el de otro. No le vamos a pedir que esté en un nivel similar al otro, tendrá su propio nivel. Pero tendríamos que cerrar todo este proceso de contenidos y calificaciones.

¿Le parece mal que un alumno con discapacidad sea sacado del aula, por decir algo, un par de horas por semana para hacer un trabajo específico, por ejemplo, de logopedia, o incluso para trabajar más intensivamente la lectura o los números?

Cada vez estoy más convencido de que las intervenciones específicas, casi todas, pueden tener cabida en el transcurso general de la dinámica de clase. Infusionar aspectos relacionados con las áreas del desarrollo con aspectos curriculares es algo muy positivo. Además, cuando lo hacemos no solo realizamos una intervención específica con un alumnado concreto, sino que estamos realizando una prevención primaria sobre los posibles problemas de aprendizaje que pueden darse en cualquier alumno y alumna en el futuro. ¿De verdad pensamos que las funciones ejecutivas no se pueden entrenar cuando trabajamos una actividad relacionada con los ríos de España?

¿No se puede proponer el trabajo de habilidades sociales mientras están ocurriendo relaciones sociales en el aula ordinaria?

Es cierto que algunas atenciones son muy específicas y requieren de un entrenamiento más individualizado, pero en nuestro país tenemos la tendencia a pensar lo contrario, que todas las atenciones son específicas y tienen que ser trabajadas fuera del aula ordinaria. Este es el cambio de mirada al que me refería antes. Pensar siempre en la participación y progreso del alumnado pero pensarlo desde el aula ordinaria… Sólo cuando no sea posible pensaremos en otras opciones.

Además de lo que sería el método, cuando va a hacer formación a algún centro ¿hay algún otro aspecto clave para la inclusión que comente con la dirección o con el claustro?

Muchísimos aspectos más. El primero es el necesario impulso que los equipos directivos y equipos de orientación deben dar en sus centros para que el claustro sienta que se trata de un cambio propuesto desde los proyectos educativos propios. El segundo aspecto más importante es el necesario cambio de mirada de todos los docentes que trabajan en este centro. Esa búsqueda incesante de fórmulas mágicas a un alumno con TDAH, Asperger o la etiqueta que sea es muy difícil de cambiar. La inclusión pasa por que el profesorado centre su foco de atención en sus propios diseños didácticos y busque las barreras que ellos mismos están poniendo al alumnado al que atiende, pero a todo el alumnado, no al que tiene Asperger o TDAH.

Además, la inclusión requiere de unos pre-requisitos para poder llevarla a la práctica, y el primero y más importante es que las prácticas docentes dejen el modelo expositivo y academicista con el profesor activo y el alumno pasivo. Esos pre-requisitos pasan por trabajar realmente en los centros por competencias, que se asuma que el nivel del alumno no es determinar cuántos contenidos conoce, que se empodere al alumnado y se le dé oportunidad para tomar decisiones… Cuando logremos esto, podremos avanzar hacia un modelo de currículo más flexible que dé cabida a todos y todas.

Me gustaría acabar volviendo al mundo terrenal. Aún hay muchos chicos y chicas con discapacidad que son enviados por el sistema a Centros de Educación Especial porque se entiende que allí recibirán la mejor respuesta educativa. ¿Cómo lo ve?

Estamos en un inmovilismo pedagógico. Estamos en un momento en el que no se replantea que es posible atender a estos alumnos dentro del aula ordinaria. Se dice: “No podemos atenderlos, te lo tienes que llevar a otro centro”. Y nos quedamos tan tranquilos. Ya que antes has hablado de utopía, yo creo que el proceso para que estos alumnos en centros específicos estén en centros ordinarios es muy complejo. En este sentido, siempre soy muy claro. Vamos a intentar primero arreglar lo que tenemos en los centros ordinarios, que no somos capaces de hacerlo, vamos a replantear ese modelo de escuela inclusiva, donde alumnos que ahora mismo están en la ordinaria no estén excluidos ahí mismo, y luego empezaremos a pensar en los alumnos que están en los centros específicos. Cuando ya seamos capaces de tener centros inclusivos reales. Mientras tanto, si los centros ordinarios están o no preparados para atender a estos alumnos, pues depende de qué alumno, porque también es cierto que depende de qué orientador un alumno puede ser derivado a un centro específico y a lo mejor otro orientador no lo hubiese derivado y seguiría trabajando en el ordinario y nadie cuestionaría por qué está en el centro ordinario. Hay un grupo importante de alumnos en centros de educación especial que también podrían estar en centros ordinarios. Eso debería ser un caballo de batalla. Ahora bien, alumnos con problemas de salud grave, o que necesitan atenciones muy especializadas, pues ahí tenemos que ver si realmente estamos preparados… y no lo estamos en absoluto.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/03/el-diseno-universal-para-el-aprendizaje-no-es-dificil-una-vez-que-has-asimilado-la-dinamica/

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Entrevista a María Kindelán: “La nutrición es una asignatura pendiente del sistema educativo”

Por: Regina de Miguel

¿Debería incluirse en el currículo escolar una asignatura dedicada a la nutrición? ¿Cómo se cocina en los comedores escolares? ¿Qué diferencia existe entre alimentación y nutrición? Estas son algunas de las preguntas que hemos formulado a María Kindelán, especialista en nutrición energética. Además, revela pequeños trucos para lograr que niños y adolescentes disfruten de una dieta sana y equilibrada.

La calidad de los comedores escolares es una cuestión que cada vez preocupa más a los padres. Asimismo, es importante cultivar entre los estudiantes una serie de hábitos alimenticios sanos y saludables desde pequeños; una cuestión en la que familia y escuela deben ir de la mano. Incluso, por qué no, introducir en el sistema educativo una asignatura de nutrición. Es lo que defiende María Kindelán, especialista en nutrición energética, en esta entrevista.

Pregunta: ¿Se come y se cocina bien en los comedores de los colegios españoles?

Respuesta: Desde que la oferta gastronómica de nuestros comedores escolares se revisa por parte de las administraciones sanitarias y educativas, así como por profesionales de la dietética y nutrición (Ley de Seguridad Alimentaria de 2011, a raíz de la Estrategia NAOS), los menús han mejorado de manera notable. No obstante, sigue habiendo diferencias entre los de unos colegios y otros: dependerá de los programas de salud internos con los que trabajan y si cuentan con cocina propia, externa o subcontratada. Todavía podemos encontrar en muchos casos una carencia de variedad, frescura y equilibrio, y sobretodo una falta de atractivo sensorial para los niños, incluyendo casos de intolerancias y alergias donde se repiten formatos similares.

nutrición es una asignatura pendiente

Como madre de dos niñas adolescentes que han estado en varios colegios de la Comunidad de Madrid, una de ellas celiaca, he comprobado cómo algunos menús se limitaban a cumplir con el supuesto aporte de calorías requeridas. Otros, en cambio, eran una muestra evidente de la involucración del personal de cocina en las campañas de salud del centro e innovación.

P: Aunque se informa a las familias del menú que comerán sus hijos, ¿cree que esta información es suficiente o debería ampliarse con más datos? 

R: Sin duda. Nos aportaría contenido de valor, confianza y transparencia conocer la procedencia de los alimentos empleados, aceites utilizados, congelados o tratamientos, sistemas de cocción…, así como recomendaciones para completar la dieta del día con sugerencias para desayunos y cenas.

P: ¿Opina que las cocinas de los centros escolares ocupan y tienen el lugar que merecen?

R: Hasta hace poco han estado en un segundo plano, como proveedor de servicios adicionales a la educación. Quiero pensar que estamos entrando en una nueva era de conciencia, en la que recuperamos poco a poco la importancia de una buena formación en salud y alimentación desde los centros docentes y las propias familias. Esto requiere darle relevancia a las cocinas (sean propias o externas), a la selección de los ingredientes y a la forma de cocinarlos para conserven el máximo de sus propiedades nutricionales y estimulen los sentidos de los niños y adolescentes.

“Inculcar hábitos saludables desde la infancia aporta un mayor conocimiento de la persona, seguridad, concentración y rendimiento en todas las actividades mentales y física”

P: ¿Cuáles son las principales diferencias entre alimentarse y nutrirse?

P: En su opinión, ¿cree que dentro del currículo escolar debería incluirse una asignatura dedicada a la nutrición o similar para que los niños desde pequeños adquieran hábitos sanos y saludables en sus comidas?

R: Desde luego que sí, inculcar hábitos saludables desde la infancia aporta un mayor conocimiento de la persona, seguridad, concentración y rendimiento en todas las actividades mentales y físicas. Muchos desajustes de salud, ya comunes en la sociedad de hoy, como la obesidad, los catarros frecuentes, las alergias, los desajustes digestivos, las alteraciones del sistema nervioso, la ansiedad, el insomnio, la falta de concentración y motivación… están directamente relacionados con un estilo de vida poco saludable y una alimentación desequilibrada. Que los niños aprendan a relacionarse amablemente con la comida -y disfruten de ella con coherencia y entiendan cómo les afectan sus hábitos en su calidad de vida- me parece una asignatura pendiente en nuestro sistema educativo.

María Kindelán

P: ¿Qué recomendaciones sugiere para concienciar a los estudiantes acerca de su alimentación y que fomenten un consumo mayor de verduras y frutas?

Al igual que saben que la cafeína les puede ‘espabilar’ momentáneamente o impedir dormir por la noche, deberían ser informados sobre el efecto que tienen los distintos grupos de alimentos, tanto a nivel biológico como energético. No suelen comer lo que realmente necesitan para activarse, relajarse, concentrarse o tener mayor resistencia en sus actividades deportivas, porque no se les enseña.

“No podemos ignorar la cantidad de impactos publicitarios y sensoriales sobre comida rápida que reciben a diario, pero sí educarles en la forma de manejarse con ello”

Tampoco se les involucra lo suficiente en el reconocimiento de la gran variedad de alimentos de los que disponemos y cómo cocinarlos de forma suculenta, sin tener que recurrir a potenciadores de sabor artificiales (es el caso de las salsas comerciales que enmascaran los sabores). No podemos ignorar la cantidad de impactos publicitarios y sensoriales sobre comida rápida que reciben a diario, pero sí educarles en la forma de manejarse con ello. La ventaja de hoy en día es la cantidad de recursos que pueden encontrar para comer razonablemente bien dentro y fuera de casa.

R: Cuantos más alimentos vitales, frescos y no procesados abunden en la alimentación, la calidad nutricional y energética será mayor. La clave está en introducir cada semana una gran variedad de alimentos, en cantidades moderadas, que contengan todos los nutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo (cereales completos, legumbres, pescados y carnes de calidad, huevos, buenos aceites, frutas y verduras de temporada, lácteos fermentados… ), evitando al máximo los procesados, refinados, y los excesos.

En mi opinión, al no haber dos organismos iguales, la clave empieza por entender y reconocer qué tipo de energía necesita cada uno para luego optimizar al máximo la digestión y absorción de nutrientes. Esto podemos lograrlo a través de la observación de uno mismo (alimentación consciente) y con la ayuda de un profesional que pueda orientar adecuadamente los hábitos.

P: Por último, un pequeño test. ¿Qué le sugieren las siguientes palabras?

R:

  • Alimentación: elección voluntaria de comida.
  • Nutrición: proceso orgánico de obtención de energía.
  • Cocina: fábrica de combustible, el alma de las casas…
  • Comedor escolar: espacio ruidoso y oferta gastronómica pendiente de mejorar en la mayoría de los casos, tanto a nivel nutricional como organoléptico.
  • Menú: conjunto de alimentos, sabores y texturas que componen una comida.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/maria-kindelan-nutricion-la-asignatura-pendiente-del-sistema-educativo/119347.html

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Michael Fullan: «La colaboración mejora todos los resultados, de los docentes y el alumnado»

Por: Diario de la Educación

La colaboración entre docentes, con las familias, entre centros educativos y entre las propias regiones es la mejor manera de mejorar el sistema educativo. Este, según el canadiense, debe proveer a sus integrantes, la condiciones necesarias para poder realizar este cambio.

Michael Fullan es un hombre de 79 años lleno de energía. Ha estado en España un par de días en los que ha impartido sendas conferencias sobre la reforma educativa en la que trabajó, a partir de 2003, en Ontario (Canadá). Una reforma que mejoró sustancialmente los resultados en comprensión lectora y matemáticas y en la tasa de graduación en secundaria.

Una cosa está clara, tras escuchar a este investigador dedicado hoy a la puesta en práctica de sus métodos en ocho países diferentes. La colaboración entre docentes es un factor decisivo en la mejora de los resultados, tanto de estos (así como su satisfacción profesional) como del alumnado y de todo el sistema. Una colaboración basada en la comunicación entre las diferentes partes; también en la comunicación, pues ambas consiguen dar coherencia a las actuaciones que se llevan a cabo.

Para incidir en el sistema educativo, según Fullan, hay una serie de impulsores, de palancas, que resultan inadecuados y que suelen ser habituales en muchos países. Entre ellos se encuentran los exámenes, o ligar los salarios docentes a los resultados del alumnado, o el trabajo individual de cada profesor.

En cuanto al salario docente, Fullan explicó que «hay que pagar bien, pero hay que ir más allá, al desarrollo de sus capacidades, puesto que el salario no es una motivación suficiente».

Frente a esto, Fullan defiende la necesidad de que el profesorado trabaje de manera conjunta, colaborando unos con otros para que así el conjunto aprenda. Según explicó, es importante la formación inicial docente, pero lo es más la continua, trabajar con grupos pequeños de profesores que colaboran entre sí para mejorar su acción.

El objetivo es que el profesorado trabaje junto, en red, dentro de los centros y que estos, a su vez, puedan trabajar con otros colegios e institutos para crear redes de centros.

Fullan explicó los ocho pasos que realizaron en Canadá de 2003 a 2013 para conseguir que el país saliera de su estancamiento en comprensión lectora, matemática y en la tasa de graduación. Lo primero fue elegir un número pequeño de objetivos ambiciosos; poner el foco en el liderazgo y el desarrollo de las capacidades docentes; se estableció una Oficina de Lecto-escritura y Matemáticas; se movilizó la evidencia entre los docentes de maneras no punitivas; realizaron acciones estratégicas para involucrar a todos los niveles del sistema educativo; fueron aprendiendo del propio sistema (de sus protagonistas) según se implementaban las políticas; en buena medida, durante el proceso fue surgiendo un liderazgo intermedio (entre docentes y direcciones escolares), y, finalmente, hubo inversión de recursos. Tras este tiempo, la mejora de los resultados fue evidente, por ejemplo, en la tasa de graduación,que pasó de un 68% del alumnado a un 88%.

La clave, o parte de ella, se encuentra en la autonomía docente. Pero no una autonomía entendida como trabajo aislado del docente, sino una «autonomía conectada» que tiene en cuenta al grupo de profesores, que habla entre sí, que se comunica y tiene coherencia en sus acciones. «La colaboración mejora todos los resultados», asegura Fullan. «La autonomía no es aislamiento; si estás aislado como docente, te deterioras. Los neurocientíficos lo saben: las personas solas no viven tanto como el resto. Los mismo ocurre con los docentes. Los que trabajan solos se marchitan».

Fullan insistió en que es necesario establecer alianzas entre docentes y familias; pero que también las escuelas deben colaborar entre sí y, por encima, la colaboración debe extenderse a las diferentes regiones del país (los 72 distritos de Canadá o las 17 comunidades autónomas en España). «Y finalmente todo el sistema; un sistema que debe proveer las condiciones necesarias para que la colaboración tenga lugar».

Además de un trabajo conjunto y colaborativo entre el profesorado, parte del esfuerzo pedagógico del proyecto puesto en marcha en Ontario en su momento y, ahora, en otros ocho países por parte del grupo de Michael Fullan, pasa porque buena parte del trabajo que realiza el alumnado en su proceso de aprendizaje, sea con metodologías más activas, investigativas, con más trabajo por proyectos, en definitiva. Proyectos, además, que tienen un impacto directo en la comunidad escolar. Muy similar, en cierta forma, a lo que se desarrolla en los proyectos de aprendizaje-servicio.

Es lo que Fullan y su grupo ha llamado deep learning, aprendizaje profundo. «Que sea atractivo, que utilice la tecnología y que esté centrado en la resolución de un problema», explica.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/27/michael-fullan-la-colaboracion-mejora-todos-los-resultados-de-los-docentes-y-el-alumnado/

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El estatus del docente: un análisis global

Por: Paulette Delgado

¿Cuál es la posición de los docentes ante la sociedad? El Índice Del Estado Mundial Del Profesorado 2018 busca resolver estas preguntas.

¿Cómo es el respeto a los maestros en relación a otras profesiones? ¿Cuál es la posición social de los docentes? ¿Los profesores quieren que sus hijos se dediquen a la docencia? ¿Cuántas horas crees que trabajan los docentes a la semana? ¿Y cuánto se les debe pagar? Por segunda ocasión, la Fundación Varkey se dio a la tarea de resolver estas preguntas en su Índice Del Estado Mundial Del Profesorado 2018 (GTSI por sus siglas en inglés). La primera edición fue en 2013 donde se estudió a 21 países como China, Estados Unidos, Egipto, Brasil, España y otros. El nuevo GTSI agregó 14 países: Hungría, Ghana, Uganda, Argentina, Perú, Colombia, Chile, Panamá, India, Rusia, Malasia, Indonesia y Canadá.

De acuerdo con el índice, los diez países donde se respeta más al profesor son (de mayor a menor respeto):

  1. China

  2. Malasia

  3. Taiwán

  4. Rusia

  5. Indonesia

  6. Corea del Sur

  7. Turquía

  8. India

  9. Nueva Zelanda

  10. Singapur

Y los diez países donde menos se respeta la profesión docente (de menor respeto hacia mayor):

  1. Brasil

  2. Israel

  3. Italia

  4. Ghana

  5. Argentina

  6. República Checa

  7. Hungría

  8. Uganda

  9. España

  10. Colombia

Debido a que el respeto hacia la profesión docente  tiene muchas dimensiones, el estudio decidió enfocarse en cuatro puntos:

  1. Analizar la aspiración de ser educador

  2. Descubrir el estatus de los maestros de primaria y secundaria, así como los directores, en comparación a otras profesiones

  3. Comprender el contexto del estado social del profesor según su país

  4. Conocer el nivel de respeto que les tienen los alumnos

Una de las preguntas que incluía el índice era qué tanto respeto tiene un educador en comparación a otras profesiones, como por ejemplo, médicos, enfermeros, bibliotecarios, policías, abogados, contadores, entre otros. De acuerdo con el GTSI, estas profesiones se incluyeron en el conjunto de respuestas a elegir ya que requieren el mismo nivel de estudios (o equivalente) y porque son profesiones que podrían diferir si se desempeñan en un sector privado o público.

En promedio, de todas las otras ocupaciones, la sociedad calificó a los profesores de primaria en sexto lugar, siendo el 14 la profesión más alta. Los profesores de secundaria se encuentran  en séptimo lugar y los directores en octavo. En el 94 % de los países, los directores son más respetados que los educadores y en un 91 % los educadores de secundaria son más respetados que los de primaria.

La clasificación de los maestros

Es difícil determinar el verdadero valor de los docentes por país de manera cualitativa, especialmente al compararlos contra otras profesiones. Para resolver este problema, el índice decidió preguntar cómo las personas perciben el trabajo del educador al relacionarlo con un trabajador social, enfermero, bibliotecario, alguien con un puesto en el gobierno local o con un médico. La siguiente tabla ejemplifica algunos resultados:

 

Gráfica por el Observatorio

Gráfica por el Observatorio

El propósito detrás de esta comparación es conocer cómo ve la sociedad de cada país al maestro y cómo se ven ellos mismos. Por ejemplo, China y Malasia son de los países donde se respeta más al docente, lo que se refleja al considerarlos en el mismo nivel que un doctor. Esos dos países y Rusia fueron los únicos que contestaron “médico”. El 51 % de los países analizados, el público considera al educador como un “trabajador social” pero solo un 34 % de los docentes se ve a sí mismo de esa manera. Al contrario, un 43 % de los profesores se comparan con un enfermero y solo el 11 % de la opinión pública está de acuerdo.

Esta relación también ayuda a clasificar la manera en que se cree que se debería de pagar a los educadores. En otra sección del estudio, el público ve al médico con mucho respeto y se espera que tengan muy buen salario. En el caso de los trabajadores sociales, se ve como la profesión con menos respeto y menos ganancias, por lo que se entiende por qué, en países como Argentina, el maestro percibe que gana poco.

El respeto que le tiene la sociedad vs. el que se tienen los docentes

Cuando es el turno de los profesores de calificar el respeto hacia su profesión en comparación a la opinión de la sociedad, se pueden apreciar grandes diferencias. En 14 países, los docentes clasifican a los directores de las escuelas más alto que el público en general, especialmente en Corea, Singapur y Alemania. El caso de China es interesante porque es uno de los países donde más se respeta la profesión del maestro, pero no es recíproco el respeto del profesor hacia su superior. Por otra parte, países como Perú sucede lo contrario.

En comparación a los directores escolares, los profesores le tienen menos respeto a aquellos en secundaria que el público en general, especialmente en países como Argentina, Brasil o Portugal donde ya eran poco valorados. Al igual que en el caso de los directores, los maestros tienen menos respeto por los de primaria que el público en general. El peor caso es el de Panamá, donde la manera de ver a sus compañeros es muchísimo peor, seguido por el Reino Unido y Hungría.

Futuros docentes

El índice Del Estado Mundial Del Profesorado también se enfocó en descubrir si la enseñanza es una profesión a la que le gustaría que sus hijos se dedicaran. Se les pidió a los participantes describir si definitivamente no los alentaría, probablemente no los alentarán, tal vez los alentarán, probablemente los alentarán o definitivamente los alentarán.

Como era de esperarse, los países con un mayor nivel de respeto por los educadores, como China y Malasia, más de la mitad respondieron que sí alentarán a sus hijos a seguir la profesión docente. En el caso de Brasil e Israel, el 20 % o menos desea que sus hijos se desempeñen en esa profesión. Un caso particular es el de Rusia, donde se tiene mucho respeto al profesor pero fue el país donde la mayoría de los encuestados dijeron que menos quisieran que sus hijos sean maestros, incluso menos que en Brasil.

Otro caso interesante es el de España, uno de los diez países donde menos se respeta al educador, pero a esta pregunta en particular el 80 % respondieron que definitivamente alentarán a sus hijos a ser profesores, lo que demuestra que en varios países existe una disociación entre el respeto, el salario y si un padre alentaría a su hija a ingresar a la profesión.

El respeto de los alumnos hacia los maestros

No se puede hablar del respeto al maestro sin hablar de los alumnos. En este tema, el estudio decidió preguntar si el público cree que los alumnos respetan a sus docentes. El caso más curioso es el de Uganda, ya que es uno de los diez países donde menos se respeta al educador. Incluso, en el apartado sobre la opinión de los profesores sobre su profesión, salieron en el penúltimo lugar de los 35 países estudiados en cuanto a resultados de profesores de primaria. Sin embargo, al evaluar el respeto de los alumnos hacia los mismos educadores, quedó en el segundo lugar. En general, alrededor de la mitad de los encuestados dijo estar de acuerdo o muy de acuerdo que los maestros son respetados por sus alumnos.

Sueldo y horario laboral

Nota . Recuperado del Índice Del Estado Mundial Del Profesorado, de Dolton, P., Marcenaro, O., De Vries, R., & She, P.-W. N.,, (2018). Copyright por The Varkey Foundation, 2018. Recuperado de https://www.varkeyfoundation.org/media/4867/gts-index-13-11-2018.pdf

Nota. Recuperado del Índice Del Estado Mundial Del Profesorado, de Dolton, P., Marcenaro, O., De Vries, R., & She, P.-W. N.,, (2018). Copyright por The Varkey Foundation, 2018. Recuperado de https://www.varkeyfoundation.org/media/4867/gts-index-13-11-2018.pdf

La remuneración económica de una profesión a menudo se toma como una medida indirecta de la posición o el estatus social. El GTSI abordó este tema desde tres perspectivas: lo que el público cree que ganan los educadores (salario real estimado), si creían que era un salario  justo (salario justo percibido) y el salario real por país (salario real).

La gráfica del lado derecho ejemplifica esas respuestas por país. Aquí se puede ver que los salarios más altos son Suiza y Alemania y los más pobres aquellos en América Latina y África. En casos como Brasil, Argentina y Colombia, es interesante notar cómo el público asume que el salario justo es mucho más alto de lo que es realmente.

Al comparar el salario real estimado y el justo percibido, se muestra que el salario estimado es mucho menor en casi todos los países. Esto significa que la sociedad piensa que los docentes deberían ganar más de lo que realmente perciben, especialmente en países de África y Sudamérica donde el público cree que el salario justo es entre 40 % y 60 % más alto de lo que reciben actualmente. En el caso de Estados Unidos y Reino Unido, las personas piensan que el pago justo implicaría un aumento del salario de los maestros del  16 % en los Estados Unidos y 23 % en el Reino Unido.

Analizando el salario real y el percibido como salario real, en 28 de los 35 países, se cree que el primero es más bajo de lo que considera el público como justo, especialmente en el caso de Rusia, China, Uganda y Ghana donde hay diferencias de un 40 % y 60 %. Curiosamente, en el caso de Suiza, Alemania y Singapur ocurre lo contrario y se cree que el salario justo es mucho menor que el actual.

Pago relacionado con el rendimiento (PRR) y el horario laboral

Aunque se ha establecido que entre más alto el salario, mejor resultado tienen los alumnos, la paga de los educadores es uno de los temas más discutidos entre académicos y políticos.. Una de las publicaciones que menciona el índice es “Getting Beneath the Veil of Effective Schools: Evidence from New York City”, de Fryer et al.,  el cual describe cómo el desempeño de los alumnos mejora significativamente cuando hay un proceso de “aversión a la pérdida”. Ese proceso se basa en pagar a los docentes un bono al comienzo del año que deben devolver si al final del año el desempeño de sus estudiantes no fue bueno.

Por otro lado, el índice preguntó al público si consideraban que era una buena idea que los profesores reciban un bono dependiendo de su desempeño o el pago relacionado con el rendimiento (PRR). Al menos el 49 % contestaron que estaban totalmente de acuerdo o estaban de acuerdo con que se les debe de pagar de acuerdo al desempeño. El país que estaba más de acuerdo fue Egipto, con un 78 % a favor. Curiosamente, los países con los mejores puntajes en la prueba PISA son los que estaban menos de acuerdo con un sistema de PRR, como Finlandia, lo que puede estar relacionado con su sistema educativo.

El estudio también trató de encontrar la relación entre el deseo de tener un PRR y el respeto a los docentes, pero no encontró nada concluyente al respecto. Esto indica que el respeto no influye sobre el deseo de la gente de establecer una forma de pago basada en el desempeño del docente.

Varkey también analizó la percepción del público sobre las horas laborales de un profesor y compararlas con el horario real, incluyendo el tiempo fuera del aula para realizar actividades como calificar y planificar las clases. En la mayoría de los países, la gente subestima las horas de trabajo real de los docentes, especialmente aquellos de los países de América del Sur, Egipto y Panamá donde la subestimación está entre 39 % y 16 %.

La percepción de los docentes

Aunque en la mayoría de los países los encuestados sienten que los maestros son cariñosos, trabajadores, influyentes, inspiradoras, inteligentes y de confianza, existen grandes diferencias entre país y país. En lugares como China y Ghana, donde los docentes son vistos como profesionales de alto estatus, un 86 % de los entrevistados calificaron de manera positiva a los profesores mientras que en Perú y Grecia, sólo un 45 % los describirían así.

En el caso de la percepción de la sociedad sobre la competencia de los docentes y su relación con el respeto a la profesión, el índice GTSI descubrió que sí hay una relación. En países como China y Ghana, la sociedad ve a los docentes como altamente competentes y a la vez, se les ve con mucho respeto. Lo contrario ocurre en países como Perú, Grecia e Israel. Por otro lado, casos como el de Holanda, Nueva Zelanda, Brasil,República Checa y Reino Unido, son excepciones ya que aunque los docentes se ven como altamente capaces, su estatus ante la sociedad es bajo.

En cuanto a la percepción de los propios educadores y el respeto así mismos, en general es mayor que la del público pero varía mucho de acuerdo al país. En Perú, India, Uganda, Indonesia, Suiza y Panamá, donde la brecha entre las opiniones de ambos es grande, los docentes se ven así mismo de manera más positiva que el público. En el caso de Portugal, Estados Unidos, Hungría, España y Francia ocurre lo contrario, los profesores ven su propio nivel peor que el del público general.

La calidad del sistema educativo

El índice también investigó la percepción del sistema educativo de cada país sin involucrar a los educadores. El índice, donde 10 es la calificación más alta y 1 la más baja, el promedio de todos los países fue de 5.9. Los únicos países por debajo de 5 fueron Egipto, Brasil, Perú, Turquía, Hungría, Grecia y Panamá.

Al comparar esta clasificación  con el puntaje PISA de cada país, como era de esperarse, Finlandia, Suiza y Singapur, obtuvieron los mejores  puntajes al ser percibidos como buenos sistemas educativos por el público. En el caso de Egipto, Brasil, Perú y Turquía, que tienen un puntaje bajo, la percepción de la gente sobre su sistema educativo es mala.

La relación entre la paga del maestro, el estatus y la puntuación PISA

Al igual que Fryer, Dolton y Marcenaro, publicaron un artículo donde se estudia la probabilidad de  que la calidad del docente sea mayor si se le paga en relación a los resultados académicos de los estudiantes. El informe demuestra que existe un vínculo claro entre el respeto y el salario percibido: entre más alto sea el estatus, más va a ganar el profesionista. Y como se mencionó al inicio del artículo, en muchos países, la percepción sobre la remuneración que reciben los educadores es calificada de modesta en comparación a otros oficios. Pero la realidad es que cada país decide cuánto pagarle a los educadores y este salario no se ve afectado por el estatus que la profesión tenga ante el público.

Esto se debe a que cada país maneja la remuneración mediante la riqueza del país, el poder de negociación del gobierno frente a lo profesores, la percepción sobre la importancia de la profesión docente, y entre muchos otros factores. Esto significa que, aunque haya una mayor remuneración puede que mejore el respeto, pero no al revés, si aumenta el estatus de los profesores ante la sociedad, esto no significa que el gobierno les vaya a otorgar mejores salarios.

Aunado a esto, el índice demostró un posible vínculo entre el respeto al maestro y el rendimiento del alumno y cómo se ve afectado cuando se controla el salario de los educadores. Un aumento en el estatus del profesor y una mejor remuneración puede afectar positivamente en el rendimiento del aula.

Conclusiones

En conclusión, el índice demuestra que los directores de instituciones educativas suelen ser percibidos con un mejor estatus que los docentes. También se comprueba que el respeto y el salario de un maestro no siempre están relacionados. Varkey señala que, en general, los maestros no son remunerados de manera justa ni de acuerdo a lo que el público cree que se les debería de pagar, además de que la sociedad subestima la duración real de la jornada laboral de los profesores. Además, los factores culturales juegan un papel importante en el la percepción de la profesión docente. Países como China, Rusia y Malasia, ven al educador al mismo nivel que un médico, mientras que en Argentina y Perú, su nivel es similar al de un trabajador social.

El Índice Del Estado Mundial Del Profesorado 2018 también demostró que existe una fuerte relación entre el salario de los maestros y los  resultados en la prueba PISA. Aunado a eso, existe una relación, aunque más débil, entre el índice GTSI y los resultados de las pruebas PISA, más cuando se considera el efecto que tienen  la remuneración del maestro y su estatus con los resultados académicos de los alumnos. El índice concluye recalcando la importancia para los gobiernos del mundo el considerar el estatus de los docentes ya que puede contribuir directamente a mejorar el rendimiento de los alumnos. Si la carrera docente es respetada, habrá más personas interesadas en dedicarse a esta profesión, mejorando el rendimiento académico de los alumnos. Esto representa un reto muy grande para los diez países que calificaron con menor respeto a la profesión docente.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/estatus-docencia-analisis-global

Imagen: Hans Braxmeier en Pixabay

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Matemática, asignatura pendiente del sistema educativo guatemalteco

América Central/Guatemala/01-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu

De 157 mil 318 estudiantes guatemaltecos egresados del Sistema Educativo Nacional, solo el 13,56 por ciento obtuvo calificaciones de excelente y satisfactorio en Matemática, se informó hoy aquí.
Los datos corresponden a la Evaluación obligatoria de Graduandos 2019 del Ministerio de Educación (Mineduc), la cual refleja que si bien es un logro comparado con el 11,44 por ciento de 2018, todavía falta mucho para que esta asignatura deje de ser una piedra en el zapato de los alumnos.

Dentro del total mencionado, un 33,22 por ciento Debe Mejorar y otro 54,21 por ciento clasificó como Insatisfactorio, resultados que dan una idea de los retos en cuanto a calidad educativa.

En el caso de Lectura, las estadísticas arrojan un logro de 37,03 por ciento en comparación con el 34,81 de un año atrás; sin embargo, 28,91 por ciento Debe Mejorar y 34,06 por ciento no aprobó la evaluación.

La evaluación registró avances en departamentos como San Marcos, Huehuetenango, Suchitepéquez y Chimaltenango en el caso del área de Matemática, pero otros como Baja Verapaz y El Progreso tuvieron retroceso.

Izabal, Jalapa, Jutiapa, Retalhuleu, Suchitepéquez y Totonicapán tampoco registraron avances en el caso de Lectura, de acuerdo con el Mineduc.

A juicio de Alan Palala, coordinador de la Unidad de Divulgación de Resultados de Evaluación Educativa, es importante hacer uso de estos datos para tomar decisiones tanto a nivel de escuela y director como de Ministerio.

Además del nivel de desempeño, este año se registró la carrera que los alumnos cursaron, plan de estudios, idioma materno, área de residencia y grados repetidos, entre otros aspectos de interés.

De acuerdo con la base publicada, el 67 por ciento tenía 18 años o menos cuando realizó la evaluación; 26,64 por ciento se autoidentificó como maya y un 70,77 como no indígena, mientras que el otro 2,9 por ciento está distribuido entre garífuna, xinka y extranjero.

Un 91,51 por ciento indicó que su idioma materno era español; el 88,72 por ciento realizó sus estudios en el área urbana y solo el 11,28 por ciento correspondió a zonas rurales.

Asimismo, 73,36 por ciento se acogió a un plan regular o diario, el 24,47 por ciento lo hizo los fines de semana y 2,16 por ciento a distancia.

Las pruebas incluyeron las ramas de bachillerato, perito contador, magisterio y secretariado.

Un mayoritario 73 por ciento incluyó el sector privado, 21 por ciento el público, 4 por ciento cooperativa y 2 por ciento municipal, según la clasificación del Mineduc.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=324746&SEO=matematica-asignatura-pendiente-del-sistema-educativo-guatemalteco
Imagen: Gerd Altmann en Pixabay
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Antonio Romano: “La calidad educativa no tiene que ver con la repetición”. Uruguay

Redacción: La Diaria

Análisis de los reglamentos de educación media propone eliminar la repetición automática y promover instrumentos de evaluación distintos al examen.

Técnicos de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) terminaron de hacer una revisión de los reglamentos de evaluación de educación media básica y elaboraron un documento, aprobado por el Consejo Directivo Central (Codicen), en el que se propone eliminar la repetición automática (cuando el estudiante tiene seis o más materias bajas) y dejar en manos del colectivo docente la decisión de la promoción o no del estudiante. Antonio Romano, director de Planificación Educativa del Codicen, que ha liderado el proceso de revisión en conjunto con la División de Investigación, Evaluación y Estadística del Codicen y con representantes de los consejos de Secundaria y UTU, asegura que en los reglamentos de evaluación y pasaje de grado “es donde se condensa todo lo duro de un sistema que dificulta las transformaciones curriculares efectivas”, y que por eso los Repag, como se los conoce en la jerga, son más importantes que los planes de estudio. “Tenemos un sistema muy duro, que históricamente ha sido duro en las propuestas de primera oportunidad, y flexibilizamos en las propuestas de segunda oportunidad”, concluye. Propone, en cambio, flexibilizar las propuestas de primera oportunidad y evaluar qué sucede, lo que, adelanta, implica “discutir el modelo de organización de enseñanza media”. Esto supone instrumentar propuestas de acompañamiento docente a los estudiantes, o el trabajo entre docentes por dominios de conocimiento.

El cambio, insiste, busca que el sistema educativo garantice que un estudiante “pueda aprender el máximo de sus posibilidades” mientras cursa la educación obligatoria, algo que hoy no hace.

En el documento aprobado por el Codicen mencionan que los dos reglamentos de evaluación y pasaje de grado que concentran a los dos tercios de los estudiantes de ciclo básico “son los que tienen regímenes de evaluación más rígidos”, conocidos como de repetición automática, lo que significa que si un estudiante tiene la mitad o más de las asignaturas bajas o si supera determinado número de faltas tiene que repetir el año.

Lo de las faltas hoy está flexibilizado, y ese sería el camino; si bien se establece un límite, no es un límite inflexible, sino que los docentes pueden, atendiendo a la situación particular del estudiante, proponer la promoción. No ocurre lo mismo con las asignaturas: cuando tienen más de seis asignaturas bajas se aplica la repetición, por eso es automática. Incluso porque los promedios tienen que estar antes y el día de la reunión el docente no puede cambiar la calificación, no puede intercambiar con los otros, lo cual es un contrasentido, porque se supone que hay una reunión de profesores en la que tendrían que poder discutir qué es lo mejor para la trayectoria de un estudiante, y sin embargo lo que se plantea es cantar el promedio de ese estudiante sin saber lo que los otros docentes evaluaron, algo que incluso podría hacer un programa informático. La libreta digital ya permite hacer eso, pero se caería el sentido de la reunión planteada en esos términos. Y es que el sentido de la reunión en el fondo nunca es ese, el espíritu es que los docentes puedan discutir qué consideran que es lo más adecuado para el estudiante; lo que pasa es que entra en contradicción esta idea de privilegiar la evaluación que hacen los docentes frente al establecimiento de reglas objetivas que permiten definir, más allá de la voluntad de cada uno de los docentes, cuál es la situación de los estudiantes, si pasa o no pasa. Hay una contradicción entre una lógica que atiende a la trayectoria del estudiante y hace consideraciones de orden pedagógico y no cuantitativos, y, por otro lado, un criterio objetivo por el que la intervención de los docentes no influye en la definición final que se toma sobre el resultado de la promoción o repetición de un estudiante; son lógicas distintas, que coexisten actualmente y que en realidad lo que estamos proponiendo es que se ponga el acento en una de ellas, la que se centra en que sea el colectivo docente el que resuelva, en lugar de ser producto de algo que va más allá de la voluntad de los actores docentes que participan en esa reunión. Eso contraviene el espíritu de la reunión, que se vuelve puramente administrativa.

En el documento mencionan que no es bueno establecer normas fijas para todas las situaciones, en particular sobre la repetición. ¿Por qué?

La repetición no es indiferente desde el punto de vista de la continuidad educativa, que es lo que se plantea la educación obligatoria. Un acontecimiento como la repetición puede significar un obstáculo a esa continuidad. Se hace repetir a un estudiante porque se considera que desde el punto de vista pedagógico es lo mejor; sin embargo, desde el punto de vista pedagógico se sabe que una repetición puede tener efectos posteriores o inmediatos que puedan acentuar el proceso de desvinculación de un estudiante. El hecho de que se deje librado simplemente a un mecanismo impersonal no permite evaluar adecuadamente cuál es el efecto para la trayectoria de un estudiante, cuando se supone que si un estudiante continúa en el sistema educativo puede continuar aprendiendo. Sí tenemos claro que si el estudiante se desvincula, dentro del ámbito educativo no va a poder aprender; podrá aprender por otras vías distintas, fuera de la institución o por mecanismos informales. Entonces, si lo que tenemos previsto como sociedad para nuestros estudiantes, desde los cuatro años a los 17, es el sistema educativo como el lugar donde deben estar, y los mecanismos que establecemos para regular su pasaje por la institución, lejos de contribuir a que se pueda potenciar esa trayectoria, la debilitan, debiera ponerse en discusión el sentido de esa decisión.

El primer argumento que surge, incluso por parte de muchos docentes, es que flexibilizar el pasaje de grado afecta la calidad educativa: el argumento del “facilismo”.

La calidad educativa no tiene que ver con la repetición; ahí hay un error. La repetición es un mecanismo mediante el cual se regula el tránsito de un estudiante en función de una evaluación que define cuáles son los aprendizajes que en determinado grado alcanzó: el docente define que si no alcanzó determinados aprendizajes no debe pasar al grado siguiente; es un mecanismo que regula la transición. Ahora bien, un estudiante que transita dentro de un sistema organizado sobre el principio de que tiene que saber ciertas cosas para poder pasar al grado siguiente y que, si no las sabe, debe aprenderlas y por lo tanto repite, es una manera de estructurar el sistema. Hay otra, que consiste en que en cada edad un estudiante debe estar con su grupo etario correspondiente y el sistema educativo debe tratar de mantener a los estudiantes en una cohorte etaria, porque se considera que los aprendizajes están vinculados con esa diversidad característica inherente a la condición humana de que, por experiencias personales, por trayectorias, por capacidades individuales, siempre hay diversidad en todo grupo humano, y eso no implica un problema desde el punto de vista de que un estudiante no pueda aprender más o menos con ese grupo. Nunca un grupo es homogéneo: se agrupa una enorme cantidad de singularidades. El tema es que el sistema crea una ficción de que porque se le enseñó determinadas cosas, que se supone que sabe, ese grupo es homogéneo, cuando no lo es, nunca lo es. Entonces si el grupo no es homogéneo, ¿efectivamente se puede decir que porque sepa más o menos matemática un estudiante no pueda pasar al grado siguiente? No hay nada que demuestre esto. Es una ficción que construyó el sistema.

Un docente de matemática puede decir que sin determinados conocimientos un estudiante no puede aprender otros el año siguiente…

El sistema está estructurado así, y en parte es verdad que para poder aprender niveles de complejidad mayor tenés que tener otros conocimientos o habilidades, pero eso no significa que no pueda aprender. Lo que estamos intentando plantear es, y por eso esto es un cambio de modelo, la idea de que si vos tenés una educación obligatoria de los cuatro a los 17 años, la prioridad de un sistema educativo es que en ese período de tiempo garantices que un estudiante pueda aprender el máximo de sus posibilidades. Hoy, por cómo está organizado el sistema, esto no lo asegura, y tenés estudiantes que salen antes de los 17. Eso debe ser lo prioritario. El docente va a tener que definir otro tipo de estrategias para enseñarles, probablemente, con distintos niveles de aprendizaje de la matemática, la lectura o la biología.

Romper con el grado…

¡Claro! Esta es la lógica, porque la ley lo establece. Entonces, si la ley lo establece el argumento no es “yo, como docente, para poder enseñarle bien tengo que presuponer que él sabe tal cosa”. No, vos como docente de un sistema educativo que tiene que garantizar que ese estudiante pueda desarrollar su escolaridad y llegar a los máximos aprendizajes, tenés que preguntarte qué es lo que podés hacer en el momento de trabajar con ese estudiante. Cambia el sentido si lo centrás en uno o en otro. Este es el cambio que nos está costando, y es lógico, porque supone otros arreglos institucionales, probablemente suponga menos cantidad de estudiantes por clase; no hay duda. Pero la lógica de estructuración del curso tiene que ser distinta, como pasa, por ejemplo, en una escuela rural. Si mirás los indicadores de repetición de las escuelas públicas uruguayas en el monitor de primaria, la escuela que tiene menores índices de repetición es la escuela rural, y es la que tiene mayor diversidad de estudiantes en su aula, de primer año hasta sexto. Tenés una contraevidencia empírica en el propio sistema.

En esos casos los docentes saben que tienen que trabajar con formato multigrado.

Entonces, ¿el problema es que estén en niveles de aprendizaje distinto, o son las estrategias que utilizan los docentes para trabajar con alumnos que se supone que aprendieron cosas distintas? Cuando un docente está acostumbrado a trabajar en una lógica, en realidad eso no es un problema, y el sistema debería caminar hacia ahí. Entonces la discusión sobre la repetición no es si repiten sí o no, sino cuál es el modelo sobre el que se organiza la transición de un estudiante a lo largo de toda su escolaridad. Esta es la discusión de fondo.

¿Este cambio busca evitar la desvinculación?

Te lo diría en términos positivos: lo que busca es tratar de asegurar que un estudiante, de los cuatro años hasta los 17, que tiene su ciclo de escolaridad obligatoria, pueda aprender el máximo posible de acuerdo con sus capacidades. Esto es lo que tiene que garantizar el sistema educativo, no si sabe polinomios, la tabla del 2 o el teorema de Pitágoras, que son cosas que los docentes tienen que enseñar y que tienen que ser exigentes, no me cabe duda; ahora, lo importante es el desarrollo de las capacidades de estos estudiantes, y que puedan aprender a leer, a escribir y a razonar con un grado de complejidad cada vez mayor de acuerdo con la edad en la que están y de acuerdo con sus posibilidades. Esto supone un cambio importante en este sentido. Por eso, la discusión de los Repag, sobre la repetición, para nosotros es importante porque instala una discusión sobre la organización del sistema educativo, sobre la forma en que transita un estudiante y sobre lo que el sistema debe garantizar a un estudiante durante su ciclo escolar. Esto incluye a lo que se llama educación especial: no debería existir la educación especial en el sentido de una educación diferenciada para los alumnos de acuerdo con su capacidad. Esto no quiere decir que el docente no necesite apoyos para algunas situaciones en las que ese aprendizaje se vuelve más complejo, sin duda. Ahora, ¿cuál es el límite entre la normalidad y lo no normal?

El cambio de lógica de que cada quien pueda avanzar hasta sus posibilidades abandona también la idea de que la educación media es un preparatorio para la universidad.

Claro, porque la educación obligatoria no es preparatoria, aunque sí debe garantizar la continuidad educativa. Y una de las cosas que estuvimos conversando en el acuerdo que tenemos entre ANEP y la Universidad de la República fue precisamente esto. Tenemos un ciclo de educación obligatoria; la Universidad debe entender que la ANEP tiene esta responsabilidad en términos políticos, y que la Universidad debe acompañar para pensar cómo esta educación obligatoria garantiza la continuidad posterior, no reclamándole que se formen de tal o cual manera, sino acordando con la ANEP de qué manera logramos que se complete la escolaridad y al mismo tiempo se garantice la continuidad. La ANEP está dispuesta a colaborar en este punto. Pero hasta ahora el bachillerato de secundaria ha sido básicamente preuniversitario.

Estructura en base a dominios

Volviendo al documento, ¿se plantea eliminar la repetición automática?

Se plantean dos cosas. Primero, que hay una circular de Secundaria (la 3384) que establece que lo que un estudiante logró no lo pierde, que las materias que aprobó no las tiene que repetir. Un estudio que está haciendo el Consejo de Educación Secundaria, que compara estudiantes de liceos que aplicaron esta normativa y de los que no la aplican, demuestra que tienen mayor continuidad estudiantes de los liceos que se ampararon en esta normativa que los que aplicaron el régimen de repetición automática. En segundo lugar, la decisión de si el estudiante continúa o no la pueda definir el colectivo docente. Esto es a lo que estamos apostando. También es cierto que el colectivo debe plantear en qué condiciones debe hacerlo, y la institución debe procurar los apoyos necesarios para que ese estudiante pueda continuar.

¿Los nuevos reglamentos deberían plantear en base a qué criterios el colectivo docente puede tomar la definición de que el estudiante promueva?

No. Porque ahí se confía en la capacidad profesional de los docentes de poder definir, de la misma manera que lo deciden para sus asignaturas. Hay distintos mecanismos posibles. Por ejemplo, imaginemos que un estudiante tiene 12 materias o 13; entre ellas algunas componen grupos, como ciencias naturales: Biología, Física, Química y podríamos discutir si está Matemática o no… ¿Por qué no avanzar hacia una lógica en la cual debe tener seis de promedio en esas cuatro asignaturas, aunque se mantenga la asignatura? Nosotros lo definimos como dominios. Lo mismo en ciencias sociales, en lengua. El marco curricular va en esta dirección, definir dominios, que son más amplios que las asignaturas, para permitir que los profes de estas asignaturas puedan conversar qué cosas en común tienen entre sí. Capaz que debemos ir hacia una lógica, aunque se enseñe biología, de pensar: en educación media básica, ¿tiene sentido evaluar sobre biología o sobre el aprendizaje del pensamiento científico? Si importa esto, ¿por qué ponemos tanto el detalle de cómo le va en Biología, en Física o Química? Incluso podría pensarse en una evaluación conjunta de futuro.

En el documento también se habla de superar la lógica del examen y proponer otras formas de evaluación.

Claro. Pongamos un ejemplo: para un estudiante que tiene siete materias bajas, así como se puede evaluar más de una materia, por dominios, para la promoción, también se podría pensar que de esas siete materias pueda presentar un proyecto integrado de tres materias involucradas, por ejemplo, Biología, Química y Física, en lugar de tener que dar un examen de cada una de ellas, y la institución hace un acompañamiento para el armado del proyecto vinculado a estas áreas. ¿Por qué el examen tiene que ser de cada materia y no puede ser común? ¿O por qué no puede ser otra en modalidad, aunque se nombre examen, que abarque la presentación de un proyecto, un portafolio, otra modalidad de evaluación distinta que la lógica del examen? Con el examen tenemos esta paradoja. En educación media básica el examen es para cuando el estudiante no aprende. ¿Que un estudiante se vaya a examen qué presupone? Que el estudiante no aprendió lo que el docente tenía para enseñar, a pesar de que el docente supuestamente hizo todo lo posible para que aprendiera. ¿De quién es la responsabilidad cuando un docente manda a examen a un estudiante? Del estudiante y su familia. “No aprendió conmigo, entonces ahora tiene que buscar otras vías, tiene que dar el examen”. Esto desde el punto de vista pedagógico es un contrasentido, porque si no dio resultado la estrategia de trabajo en el aula simultánea con 20 o 30 estudiantes al mismo tiempo, la propia institución debería asumir que el estudiante necesita otras estrategias de acompañamiento para que aprenda, no plantearle: “Como no aprendiste de esta manera, hacete cargo vos”. Pero en bachillerato es aun más complejo y más paradójico, porque está establecido que la forma de aprobación de una materia es el examen; sin embargo, si obtiene una calificación por encima del promedio podría exonerar el examen, no la materia. ¿Por qué en educación obligatoria un estudiante tiene que exonerar el examen? Es un contrasentido. Debería exonerar la materia. ¿Por qué tiene que dar examen? Porque tiene la lógica preuniversitaria. Se supone que cuando el estudiante pase a la universidad va a tener exámenes, y tiene que aprender a dar exámenes. Es de otra universidad eso, de una universidad del pasado, hoy los estudiantes no dan exámenes, y sin embargo es más difícil aprobar un examen en educación media superior que en la universidad.

¿Actualmente están dadas las condiciones como para que existan esos acompañamientos?

Esto supone otras formas de organización del trabajo docente. Hoy hay 12 o 13 docentes para 25 o 30 estudiantes. Uno con 25 es difícil que pueda hacer un seguimiento. Pero en algunos liceos hay entre 30 y 40% de horas docentes que no se destinan a docencia directa, es un porcentaje alto: tutorías, bibliotecarios, ayudantes… El problema es que el sistema incorpora estas propuestas cuando los alumnos no funcionan en la clase. Imaginémonos de otra manera las cosas: incluso si no tuviéramos esta figura de acompañamiento, ¿qué es lo que impide que estos 12 docentes que tienen 25 o 30 estudiantes no puedan acompañar durante todo el año y hacer un seguimiento, cada docente a dos estudiantes? Que los estudiantes puedan elegir con qué docente se sienten más cómodos para ir conversando cuáles son sus dificultades. Hoy tenés al profesor consejero en secundaria, pero esta es otra lógica: que el acompañamiento debería ser parte del proceso de formación del estudiante, no pensado sólo cuando al estudiante le va mal en el aula. Con los recursos actuales podés ir hacia un escenario distinto de organización de trabajo docente que te permita atender esto. Lo que cuesta es que la idea que tiene el sistema es que el estudiante pueda funcionar en la clase, si no funciona, se necesita algún tipo de clase particular; es la clase particular pero incorporada al sistema como una prótesis cuando a un estudiante le va mal. No, pensemos que todo estudiante, en algún momento, necesita algún acompañamiento. ¿Cuánto podíamos evitar? Que un docente pueda detectar, por ejemplo, que el estudiante no está entendiendo Matemática, porque no está entendiendo lo que plantea el profe, y que esa docente pueda hablar con la profe de Matemática sobre esto. O que un estudiante está teniendo una situación particular desde el punto de vista familiar y que requiere otro tipo de atención, que está un poco perdido porque le están pasando cosas y no es que no le interese o no aprenda. Si no hay un espacio para que puedan conversar, y que el propio sistema plantee ese espacio, es muy difícil. Obviamente que va a llevar un tiempo, nos va a costar hacer esta transición hacia otra manera de trabajar.

Cuando hablás de la organización, un reclamo que surge es el del docente-taxi, que tiene que ir de una institución a otra.

Eso hay que cambiarlo. Tiene que haber un cambio, no le hemos encontrado la vuelta. Sería bueno implementar la lógica de primaria, donde eligen por tres años. Igual hay una ficción de creer que eso cambia y da mayor estabilidad a los docentes, porque por el censo sabemos que los niveles de rotación son prácticamente mínimos. Pero no es sólo poder concentrarse en un liceo, sino que a su vez el docente tenga, además de las horas de clase, horas para trabajo en el centro, coordinar con otros docentes; eso implica ir hacia una reestructuración del cargo, en la que se ponen en juego los estatutos y el presupuesto. Esa parte no es sencilla de resolver, pero es cierto que se debería ir hacia una lógica más de estimular a los docentes a que permanezcan en una institución.

¿Cómo se pasa de este documento a concretar estos cambios en la política educativa?

Nosotros esperamos que Codicen pueda aprobar alguna resolución que le encomiende a los consejos que efectivamente aborden este tema y encuentren algunas alternativas a la repetición. Simultáneamente generamos instancias de discusión de carácter pedagógico: el seminario en mayo, y ahora tenemos un coloquio el martes 4 de diciembre, para docentes en general, con la intención de mostrar experiencias alternativas a la repetición que actualmente se vienen desarrollando, con el foco en educación media.

En este período, lo que podemos decir es: más importante que los planes son los reglamentos de evaluación y pasaje de grado, que es donde se condensa todo lo duro de un sistema, que dificulta las transformaciones curriculares efectivas. Es ahí donde se plantea gran parte del núcleo duro, y lo que tenemos como aprendizaje es que actualmente tenemos un sistema muy duro, que históricamente ha sido duro en las propuestas de primera oportunidad, y flexibilizamos en las propuestas de segunda oportunidad. Lo que nosotros decimos es por qué no intentamos flexibilizar en las propuestas de primera oportunidad, evaluamos cómo nos va y a partir de ahí entramos a ver cómo hacemos para reconocer que son adolescentes, que requieren una atención individualizada, que no podemos pensar como si fueran simplemente un grupo homogéneo de estudiantes que tiene una trayectoria predefinida de antemano, que se tienen que ajustar y si no funciona, el problema lo tiene el estudiante. Eso es lo que no funciona más y tenemos que cambiar, y para hacer posible ese cambio tenemos que discutir los reglamentos de evaluación y pasaje de grado, que van más allá de la repetición. Cuando estamos planteando esta discusión es porque queremos discutir el modelo de organización de enseñanza media.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/11/antonio-romano-la-calidad-educativa-no-tiene-que-ver-con-la-repeticion/

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Entrevista a Michael Fullan: “Pagar más a los profesores no mejora su motivación”

Entrevista/28 Noviembre 2019/Autora: Ana Torres Menárguez/El país

Michael Fullan, asesor de Educación del primer ministro de Ontario durante 10 años e impulsor del cambio del modelo educativo de Canadá, critica los exámenes externos y la evaluación al profesorado

Michael Fullan (Toronto, 79 años) piensa que el actual sistema educativo aliena a los estudiantes. Se basa en un dato: a los seis años, cuando arranca el colegio, el interés de los niños por acudir a la escuela es del 99%, pero cuando llegan al instituto, con 15, ese entusiasmo se desploma hasta el 32%. Fullan, catedrático en Educación por la Universidad de Toronto, es uno de los expertos más solicitados del mundo; durante 10 años fue asesor del primer ministro de la provincia canadiense de Ontario y responsable de algunos de los grandes cambios que llevaron al país a estar entre los 10 mejores de PISA. Desde 2003, ha asesorado a los ministros de Educación del Reino Unido, Australia, Finlandia o el Estado de California (EE UU). La fórmula que defiende va contra los “pequeños parches” que usan, dice, algunos Gobiernos para contentar a su electorado. Él apuesta por reformas integrales, cambios profundos del sistema que, a priori, pueden no gustar al profesorado.

En los años en los que fue mano derecha del primer ministro de Ontario Dalton McGuinty (2003- 2013), la provincia —con 14 millones de habitantes y 4.900 escuelas e institutos— aumentó la tasa de graduación en Bachillerato del 68% al 88%. Incrementaron un 20% el presupuesto en Educación y crearon una unidad específica dentro del ministerio con 100 personas dedicadas a diseñar nuevos programas de formación del profesorado.

Esta semana está en Madrid, donde el lunes participó en una conferencia sobre políticas de innovación educativa organizada por la Institución Libre de Enseñanza, en la que presentó algunas de las conclusiones de su último libro El matiz (Morata). Es autor de más de 30 ensayos.

Pregunta. ¿Cuál es la gran carencia de la educación en los países a los que ha asesorado?

Respuesta. El principal reto que afrontan es mejorar los niveles de escritura, lectura, comprensión matemática y aumentar las tasas de acceso a la Universidad. Lo más urgente en todos ellos es reducir la brecha entre los estudiantes que obtienen buenos resultados y los que no. Otra de las urgencias es la necesidad de que los profesores trabajen conjuntamente, de que colaboren, y para ello es imprescindible entrenar a los directores de centro para que consigan hacerles ver que es beneficioso para el aprendizaje, tanto de ellos como de los alumnos. Es grave la falta de programas ambiciosos de formación del profesorado. No importa cuál sea el punto de partida del país, si quiere mejorar tiene que empezar por modificar la profesión docente.

P. Usted critica a los países que evalúan al profesorado y ligan los resultados académicos a los salarios. ¿Cuál es la fórmula para motivar a los docentes?

R. Cuanto mayor es la sensación de urgencia por modificar un sistema, mayor es la ansiedad y peor la solución. Por ejemplo, Estados Unidos ha estado en un constante estado de urgencia durante tres décadas, desde que en 1983 un informe alertara de que la educación era el camino para ser un país competitivo. Desde entonces, la rendición de cuentas por parte de los centros educativos y los exámenes externos (que diseñan cada uno de los Estados) han debilitado la eficacia de los profesores. A primera vista, ese tipo de medidas pueden ser atractivas e interesar de forma superficial al público. Pero lo que se esconde detrás es una fórmula para asegurarse de que las personas que están abajo actuarán de acuerdo a las directrices impuestas desde arriba. En nuestras investigaciones hemos comprobado que cuando se invierte en formación del profesorado, la mayoría de ellos se involucran más en el proyecto de centro. La presión extrema sin capacidades y aptitudes equivale a una actuación disfuncional.

P. Ese control del profesorado conlleva unos niveles de presión que pueden conducir al sistema por la vía equivocada. ¿Hay más opciones de que se haga trampa?

R. Hay un caso del que hablo en mi libro La dirección escolar que resulta ilustrativo. Fue en el Estado de Atlanta en el año 2009. Una superintendente responsable de una red de colegios públicos fue juzgada y condenada a prisión junto a otros cuatro educadores después de que se demostrara que durante años animaron a los profesores a alcanzar unos resultados determinados a toda costa. Se demostró que habían hecho trampa; los resultados estaban ligados a mejoras en su salario. Lo que comienza a pequeña escala se puede convertir en un problema sistémico, en una cultura de la trampa. Además, pagar más a los profesores no mejora su motivación.

Según diferentes investigaciones, en casi todos los empleos, si pagas a los trabajadores de forma individual para optimizar resultados, puede que en el corto plazo compitan con los demás y mejoren. Pero siempre falla. Se llama motivación extrínseca. En cambio, si les pagas suficiente dinero, salarios razonables, consigues que ese no sea el tema de conversación, su máxima preocupación. La clave es la llamada motivación intrínseca, hacer algo que tenga impacto global, trabajar con compañeros que no peleen por ganar ellos solos, y tener un buen jefe. Eso es lo que te da ganas de ir al trabajo cada día.

P. Sobre los exámenes externos que muchos países como Estados Unidos emplean, ¿por qué cree que son contraproducentes?

R. El problema no es la prueba en sí, sino la forma en la que es usada. Si lo usas para pagar mejor a los profesores, los incentivos son erróneos, no será efectivo. La cultura del teaching to the test (en español, centrar la enseñanza en los exámenes) de Estados Unidos lo que consigue es expulsar a muchos alumnos del sistema. La brecha entre los que continúan los estudios y los que no está aumentando, y los que se quedan fuera son en su mayoría los que tienen menos recursos económicos, los alumnos de entornos desfavorecidos. A estos, los exámenes no les motivan y no tienen los recursos para preparar esas pruebas en horario extraescolar.

Por otra parte, en diferentes investigaciones hemos encontrado que los estudiantes que solían hacerlo mejor están sufriendo cada vez mayores niveles de ansiedad. Competir por las notas les expulsa del aprendizaje. En países como Singapur, Corea y China, donde los alumnos están más ansiosos, han aumentado los suicidios. El modelo al que se está virando es el de las competencias, contenidos que se ajustan más a los retos que te plantea la vida, que, obviamente no es un examen continuo. Tener sensibilidad por temas como el cambio climático es ahora más importante que sacar o no buenas notas. Queremos formar ciudadanos con conciencia social.

P. De las reformas que aprobaron en Ontario, ¿cuál fue la más complicada?

R. Primero, decidimos incrementar un 20% el presupuesto en Educación, que es muy relevante o poco común en otros países. Desde el primer momento tuvimos claro que la prioridad era la mejora de la profesión docente, de sus competencias. Había que tomar una decisión: o destinábamos el dinero a las universidades y la reforma del grado de magisterio, o lo destinábamos a las escuelas y la formación del profesorado ya contratado. Escogimos la segunda. Las universidades no siempre lo hacen bien.

P. ¿Por qué es tan importante que los docentes trabajen conjuntamente para cambiar el sistema?

R. Antes de dedicarme a asesorar a los Gobiernos era investigador. Uno de mis trabajos mostró que cuando los profesores están en el aula solos no lo hacen tan bien como cuando colaboran. Es un fallo histórico de la profesión, el aislamiento en el aula. La mentalidad es la de ‘estoy solo en mi clase y no quiero que nadie me moleste’. Eso conlleva una limitación; solo aprenderá nuevos contenidos que estén a su alcance, se pierde la riqueza de los descubrimientos de sus colegas. Si el Gobierno impone el trabajo colaborativo entre docentes, por ejemplo, compartir un aula, no funcionará. La estrategia para el cambio tiene que ser sofisticada. Los buenos resultados llegan cuando los directores promueven esa colaboración. El modelo vertical no funciona. Los países que han intentado imponer nuevas reglas han fracasado. Desde que PISA empezó a medir los resultados internacionales en el año 2000, la mayoría de los países siguen estancados en los mismos resultados. Es una consecuencia directa de las malas políticas educativas.

DIRECTORES QUE NO CONTROLAN AL PROFESORADO

Cuando un país se acerca a Michael Fullan en busca de soluciones, él plantea el concepto de capital social. Se trata de invertir en la formación de los directores de escuela como figura clave para el cambio de paradigma en los centros.

“El modelo autoritario en el que los directores supervisan el trabajo y dan órdenes no funciona. Los profesores se sienten autónomos y quieren que se cuente con ellos al tomar decisiones. Para eso hace falta que el director entienda cuál es su rol: encontrar fórmulas de innovación fuera del colegio. Para eso tiene que hacer contactos con miembros de la comunidad, con expertos en ámbitos específicos que le acerquen a nuevos conocimientos y con otros colegios que le muestren sus nuevas pedagogías”, expone el experto.

El capital social es la calidad y la cantidad de interacciones entre los miembros de un centro, y de ello depende el acceso de los profesores a nuevos conocimientos. “Cuando los directores dedican tiempo a establecer contacto con la comunidad, buscando fuentes de ideas fuera del centro, la calidad de la enseñanza mejora. Al contrario, los directores que dedican más tiempo a controlar a los docentes, no producen ningún efecto en el rendimiento de los alumnos”. La dirección escolar es el segundo factor más importante, tras el profesor, en el aprendizaje de los alumnos, según varios informes.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/11/25/actualidad/1574713064_174839.html

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