Existen diversas mujeres empoderadas al rededor del mundo que merecen ser reconocidas por el increíble trabajo constante que hacen, modificando conductas, dandole vuelta a los estereotipos sociales, acabando con la desigualdad, revolucionando el empoderamiento femenino, CAMBIANDO EL MUNDO.
Ser mujer siempre resulto un reto muy grande, pero a lo largo del tiempo el poder femenino ha sabido enfrentarlo y superarlo y al día de hoy las mujeres empoderadas se han involucrado en muchas actividades importantes con grandes puestos, eliminando la brecha de género y fomentando la equidad.
Malala Yousafzai
Malala Yousafzai recibió un disparo en la cabeza mientras viajaba en autobús en su regreso de la escuela a casa ¿el motivo? se atrevió a levantar su voz para defender el derecho a la educación de las niñas. Y a pesar de tantas amenazas ella no se dió por vencida, convirtiéndose en la mujer más joven en recibir un Premio Nobel de la Paz. Actualmente es autora de 2 libros y cofundadora de «Malala Fund«, la cuál tiene el fin de asegurar el derecho de las niñas a la educación de calidad rompiendo las barreras que les impiden ir a la escuela.
Jane Goodall
Es una de las primatólogas, etólogas y antropólogas mas reconocidas a lo largo de la historia. Es una de las mujeres empoderadas que han dedicado su vida a la naturaleza, contando con más de 50 años de experiencia en la que ha estudiado y demostrado la naturaleza de los chimpancés, y para comprenderlos más, decidió seguirlos muy de cerca para entender sus juegos y su comunicación (la cuál resultó muy parecida a la nuestra). Al día de hoy es una de las activistas por los derechos de los animales más seguidas y admiradas.
Patricia Ireland
Es una administradora estadounidense y feminista quien fue presidenta de la Organización Nacional de Mujeres (NOW), movimiento que tiene el fin de construir una red efectiva de mujeres fuertes. Es además considerada una de las líderes feministas más influyentes a nivel mundial. Escribió una autografía: «What Women Want» que al día de hoy es uno de los libros más leídos gracias a el nivel de inspiración que ha generado entre las mujeres.
Yusra Mardini
Pasó de ser una refugiada a una atleta olímpica. Yusra nació en Siria y luego de que su casa fuera destruida durante la guerra decidió huir hacia Grecia junto con algunos refugiados más, sin embargo el motor del bote en el que viajaba falló y ella junto con 3 personas más empujaron el bote por más de tres horas hasta llegar a tierra firme. Al día de hoy se ha convertido en miembro del equipo de Atletas Olímpicos Refugiados.
Sabrina Pasterski
Sabina Pasterski es una joven física teórica, la cuál es catalogada como la «Nueva Albert Einstein» gracias a su intelecto y capacidad es considerada como una genio. Ya que a sus apenas 13 años construyó su propio avión de motor y algunos años después se convirtió en piloto de pruebas. El día de hoy sus investigaciones están centradas en la naturaleza de la gravedad y el espacio -tiempo, los cuales podrían cambiar por completo nuestra comprensión del cómo funciona el universo.
Ellen Ochoa
Ellen es una de la mujeres empoderadas más admiradas en la ciencia, pues es una ingeniera y ex astronauta. Realizó al rededor de cuatro vuelos espaciales en transbordadores convirtiéndose en la PRIMERA MUJER hispana en volar al espacio. Entre los muchos premios y reconocimientos que recibió, destaca la Medalla de Servicio Excepcional de la NASA gracias a su creación de ópticos para realizar el procesamiento de información.
Andrea Ghez
Andrea recibió el premio Nobel de Física al haber comprobado junto con dos físicos más la existencia de los hoyos negros y su relación con la Teoría de la Relatividad; hoy su nombre se posiciona en la lista de las 3 mujeres que han recibido este galardón con anterioridad. Este premio lo ganó luego de la explicación más viable acerca del porqué las estrellas de la Vía Láctea se mueven tan rápido.
Albert Einstein: cómo el científico organizaba su tiempo (y por qué a veces se olvidaba hasta de almorzar)
«La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio, debes seguir moviéndote».
La frase fue escrita por el prestigioso físico Albert Einstein (1879-1955) a su hijo Eduard en una carta de febrero de 1930.
Y ciertamente Einstein, uno de los científico más relevantes de la historia, no dejó de moverse hasta el final de sus días.
Sus descubrimientos marcaron un antes y un después en la física, recibiendo el premio Nobel de Física en 1922 y un reconocimiento mundial que trascendió la ciencia.
Periodistas y biógrafos lo describen como inconformista y rebelde conuna inmensa curiosidad y como un apasionado incansable de la ciencia.
A pesar de su reputación de ser un hombre distante y solitario, en realidad tuvo fuertes lazos familiares y de amistades que se extendieron durante todo su vida.
Pero ¿cómo esta mente brillante manejaba su tiempo, cómo eran sus rutinas y qué hay de cierto en que usaba la misma ropa?
Este es un repaso de algunos aspectos de la vida de Einstein a 65 años de su muerte.
Conocimiento y creatividad
La vida de Einstein no fue lineal y constante. Es decir, como cualquiera de nosotros, no siempre usó el tiempo para acumular conocimientos de la misma manera a lo largo de sus años.
Sin embargo, para Einstein, había algo mucho más significativo que la sabiduría que lo acompañó durante toda su vida.
«La imaginación es más importante que el conocimiento», le dijo al periodista George Sylvester Viereck en una entrevista publicada en el diario Saturday Evening Post en octubre de 1929.
Cuando era niño, Einstein experimentó problemas para hablar y aprender.
«Tenía tanta dificultad con el lenguaje que los que lo rodeaban temían que nunca aprendería», le escribió Maja Einstein, hermana de Albert, a su amiga Sybille Blinoff en una carta de mayo de 1954.
El mismo Albert Einstein reflexionó en su adultez sobre su infancia y los problemas de aprendizaje.
«El adulto común nunca se preocupa por los problemas del espacio y el tiempo. Estas son cosas que ha pensado de niño. Pero como yo me desarrollé tan lentamente, comencé a preguntarme sobre el espacio y el tiempo solo cuando ya era un adulto«.
«En consecuencia, investigué el problema más profundamente de lo que lo haría un niño común y corriente», le contó el propio Einstein al físico alemán y premio Nobel James Franck, uno de los testimonios que recoge Walter Isaacson en la biografía Einstein, his life and universe («Einstein, su vida y universo»).
Sin embargo, algunos investigadores sostienen que la capacidad de concentración y sistematización, es decir la habilidad que tenía Einstein de identificar las leyes que gobiernan un sistema, y a la vez su aparente falta de empatía, podrían haber sido una manifestación de autismo, lo cual nunca se ha demostrado.
La imaginación es más importante que el conocimiento».
Al menos una vez a la semana tocaba su violín en un cuarteto de cuerdas y se ocupaba de su pequeño hijo Hans Albert que en ese entonces tenía unos 3 años.
«Cuando mi madre estaba ocupada en la casa, mi padre dejaba de lado su trabajo y nos cuidaba durante horas, mientras nos balanceábamos sobre sus rodillas. Recuerdo que nos contaba historias y a menudo tocaba el violín en un esfuerzo por mantenernos callados», recordó Hans Albert en una entrevista que recoge Isaacson.
Pero para 1911 las cosas empezaron a andar mal y su relación con la familia se volvió áspera. Para Einstein, la vida profesional empezó a pesar más que la personal.
«Él está trabajando incansablemente en sus problemas, se puede decir que vive solo para ellos», le dijo la entonces esposa de Einstein, la física Mileva Maric, a su amiga Helene Savic en una carta de 1912.
Las tensiones en el matrimonio sumadas al creciente acercamiento con su prima Elsa, que luego se convertiría en su segunda esposa, se volvieron insostenibles para 1913.
El exceso de trabajo -para ese entonces tenía tres empleos-, la tensión mental y los problemas domésticos fueron demasiado para Einstein.
«Él tenía la impresión de que la familia estaba tomando demasiado de su tiempo, y que tenía el deber de concentrarse completamente en su trabajo», dijo su hijo Hans Albert en una serie de entrevistas a la BBC en 1967.
Cuando se separó de Mileva en 1914, también se apartó de los niños y eso lo perturbó profundamente.
Naturalmente, Einstein se sumergió en la ciencia para escapar de su tristeza.
¿Y el almuerzo?
La dedicación exclusiva a la investigación científica, que dio como resultado la teoría de la relatividad general junto a otros descubrimientos, dejó a Einstein exhausto en 1915.
«Mis sueños más audaces se han hecho realidad», le escribió a su amigo Michele Besso a finales de ese año. Estoy «contento pero kaput» (totalmente roto).
Ese proceso no solo lo dejó agotado sino que se profundizaron sus episodios de distracción incluso olvidándose de comer.
«A menudo estoy tan absorto en mi trabajo que me olvido de almorzar», le escribió a su hijo en una carta de mayo de 1915.
Cuando Einstein se volvió a casar, su matrimonio con Elsa fue muy diferente que el anterior.
Tenían cuartos separados y él estaba muy a gusto de que ella lo cuidara en todo momento.
«Elsa decidía por él cuándo comer y a dónde ir; empacaba su maleta y le repartía dinero en sus bolsillos. Esos detalles le permitieron concentrarse más en el cosmos que en el mundo que lo rodeaba», detalla Isaacson en su libro.
A Einstein le gustaba navegar y salir a caminar. Era una manera de despejar su mente luego de sus momentos de intensa concentración. Muchas veces salía a dar paseos acompañado de Elsa, las hijas de ella o simplemente en soledad.
Existen varias historias sobre las distracciones de Einstein, incluso algunas en las que se lo vio perdido en la calle y debió pedir ayuda para volver a su casa, aunque muchas de ellas pueden ser exageradas.
Después de la muerte de Elsa en diciembre de 1936 y ya viviendo en Estados Unidos, Einstein volvió a sumergirse en el trabajo.
En una carta a su hijo Hans Albert de enero de 1937, Einstein admitió que le costaba concentrarse pero que el trabajo lo mantenía activo.
«Mientras pueda trabajar, no debo ni me quejaré, porque el trabajo es lo único que da sustancia a la vida», escribió en una de las cartas recopiladas por los Archivos de Albert Einstein (AEA, por sus siglas en inglés) de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Apariencia desprolija
Ciertamente Einstein no era un hombre que pudiéramos calificar de coqueto.
De alguna manera construyó una imagen de «profesor amable y gentil, aunque distraído a veces pero indefectiblemente dulce, quien deambulaba perdido en sus pensamientos, ayudaba a los niños con sus tareas y raramente se peinaba o usaba calcetines», describe Isaacson en su biografía.
En 1909 tanto su cabello como su vestimenta empezaron a caer en una especie de desprolijidad.
«Llegué a una edad en la que, si alguien me dice que use medias, no tengo que hacerlo», le dijo Einstein bromeando a un vecino, según recoge Bucky.
Entre las múltiples historias que se suelen repetir de Einstein una de ellas es que Einstein tenía diferentes conjuntos de ropa pero todos iguales para no tener que perder tiempo en elegir diariamente qué usar.
Sin embargo, ni la detallada biografía de Isaacson ni los archivos autorizados que contienen material original del científico mencionan esa historia.
«Nunca he visto una fuente confiable que afirme que Einstein tenía el mismo tipo de ropa», le aseguró por correo electrónico a BBC Mundo Roni Grosz, director de los AEA.
Eso sí: según fotografías, el científico solía repetir el uso de una chaqueta de cuero para eventos formales e informales.
Cuando una amiga descubrió que Einstein tenía una leve alergia a los suéteres de lana, fue a una tienda y le compró unas camisetas de algodón que usaba todo el tiempo, según describe Isaacson.
Tal vez de ahí surge parte del mito de que el científico usaba el mismo tipo de ropa para no tener que malgastar el tiempo pensando qué ponerse cada día.
Y su famoso aspecto de científico despeinado también se volvió icónico.
Incluso «su actitud despectiva hacia los cortes de pelo era tan contagiosa que Elsa, Margot y su hermana Maja lucían el mismo cabello gris desaliñado», especula Isaacson.
Sin pretensiones
Einstein fue un hombre muy austero. No ambicionaba dinero más que el que le permitiera vivir sin lujos.
En la entrevista del Saturday Evening Post de 1929, el periodista hace una descripción del escritorio de Einstein calificándolo de sobrio.
«El único instrumento de Einstein es su cabeza. No necesita libros, su cerebro es su biblioteca», detalla.
Cuando le ofrecieron el puesto en el Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, Nueva Jersey (EE.UU.), en la década de 1930, sus pedidos para su nueva oficina también fueron escasos.
«Un escritorio o mesa, una silla, papel y lápices. ¡Ah sí! Y una gran papelera, para poder tirar todos mis errores«, respondió Einstein, según el biógrafo Denis Brian en su libro Einstein, a life («Einstein, una vida»), de 1996.
«No tengo talentos especiales, solo soy apasionadamente curioso».
Está claro que en Honduras es cada vez más difícil debatir. Es una lástima porque nada es tan saludable para una sociedad abierta y encaminada al desarrollo como la batalla de las ideas, la confrontación de posiciones y los acuerdos consensuados. Ello nos lleva al equilibrio social, tan necesario para caminar con éxito en este siglo plagado de retos.
Pero el equilibrio hay que construirlo. Para hacerlo es menester abandonar el pensamiento absoluto, que supone la existencia de un “determinismo indeterminado”, llámese Economía, Estado, Ciencia, Dinero, Mercado, etc. el cual, opera como la instancia que define todas las demás.
Si nos dejamos regir por el pensamiento absoluto no hay nada que equilibrar, porque esa instancia absoluta será la única “genuina”. Esto nos conduce a una forma de pensar y concebir la realidad de forma autista, distanciada de cualquier otro tipo de pensamiento a la cual por defecto se considera un anatema.
El pensamiento absoluto apuesta todo a una sola herramienta. Piensa que el Estado lo hará todo, o que la Ciencia es la única vía al desarrollo, o que el Mercado es la panacea de la convivencia, etc. El pensamiento absoluto juega una mala pasada a sus apologistas, porque al adoptarlo se asume que los problemas son mono-causales.
Tomemos por ejemplo la Pobreza. Si nos dejamos llevar por el pensamiento absoluto, asumiremos que sus causas son exclusivamente económicas y, por tanto, su única salida pasa por los medios materiales. De ese modo le restamos importancia a otros aspectos y dimensiones que influyen, tanto o más que lo económico en la pobreza.
Cuando se adopta este paradigma, es común acusar de cínico o ingenuo a quién diga que la fragmentación social contribuye a reproducir el ciclo de la pobreza o que la ausencia de democracia, o de educación, causan tanta o más pobreza que la economía. El pensamiento absoluto no acepta una propuesta distinta a aquella instancia que todo lo explica.
Este paradigma hace inconcebible el equilibrio social, pues como reza el dicho: “Si tu única herramienta es un martillo, tratarás todas las cosas como si fueran clavos”. Entender que la realidad es compleja permite abandonar el pensamiento absoluto y recuperar el pensamiento crítico. Éste permite a su vez liberar las fuerzas que yacen dormidas en el resto de las instancias y que el absolutismo ha decidido anular.
El punto de vista absoluto es un exceso, un vicio del pensamiento. No se trata de Smith, Marx, Comte, Keynes, Hayek, Friedman y tantos otros. Los problemas no aparecen con sus teorías sino cuando se les otorga a éstas un carácter inmutable.
Debemos abandonar este paradigma, rescatar lo más valioso de cada escuela y dejar lo que no funciona.
¿Qué es lo más valioso del Liberalismo económico de Smith? La Libertad, el respeto al ser humano como individuo y la igualdad ante la ley. ¿Qué es lo que ya no funciona de ese Liberalismo? La mano invisible; la idea de que lo económico y lo social se auto-regulan y nos conducen por sí mismos al equilibrio y por tanto que la política está de más.
¿Qué es lo más valioso del Marxismo? La lucha contra las inequidades, el fetichismo, los peligros de la alienación ¿Qué es lo que ya no funciona del Marxismo? El mito historicista y la idea de que el modo de producción determina el comportamiento social y todas las manifestaciones del espíritu humano.
¿Qué es lo valioso del Positivismo de Comte? La Ciencia. ¿Qué es lo que ya no funciona de ese Positivismo? El Cientismo; la idea de que la Ciencia es la única capaz de liquidar y resolver para siempre nuestros problemas y por lo tanto que la cultura sobra.
¿Qué es lo valioso de Keynes? El Estado, la importancia de las políticas públicas ¿Qué es lo que ya no funciona del Keynesianismo? El Estatismo. Y no solo porque conduce al déficit y a la inflación sino porque desconsidera el Mercado y el papel valioso que juega la iniciativa privada.
Einstein nos demostró, decía Ortega y Gasset, que lo que los antiguos llamaban “sensorium dei” (el ojo de Dios), no existe. Nadie puede pretender observarlo todo desde ningún lugar. El que mira, lo hace siempre desde un lugar y por lo tanto tiene necesariamente una perspectiva de las cosas.
La teoría de la relatividad demuestra que los puntos de vista se multiplican y se legitiman, pero, sobre todo, y esto es lo que importa, ya nadie debería imponerlos a otros. Einstein no nos deja otra alternativa que dialogar y confrontar democráticamente nuestras miradas. Hacerlo significa abandonar el pensamiento absoluto y abrir por fin la posibilidad de un Equilibrio, ese que tanto estamos necesitando en Honduras.
Ecuador – España / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Christian Orozco / Fuente: Nueva Revolución
Una sociedad que sustituye bienestar por beneficio es el exponente de una sociedad en grave decadencia.
José Luis Sampedro
¿Alguien está a favor de dejar de enseñar a Copérnico o Newton en las facultades de física? ¿Alguien pensaría que es lógico dejar de explicar la Teoría de la Evolución de Darwin en una carrera de biología? ¿Alguna persona osada creería que en las aulas de las facultades de filosofía no se debería transmitir a los estudiantes los planteamientos de Platón o Aristóteles con el argumento de que éstos son anticuados?
Pues muy bien, como cabría esperar, cualquier persona con un mínimo de sentido común respondería que no, respondería que es un disparate descomunal descartar de los programas académicos a verdaderas eminencias en sus respectivos campos. Lo que a todas luces es un despropósito en ámbitos como la física, la química, la biología o la filosofía; no ocurre lo mismo con la carrera de economía. A todos aquellos que la hemos cursado (y padecido) bien sabemos que hay autores, corrientes, doctrinas económicas que en el mejor de los casos se ocultan, y en el peor se vierten anatemas contra ellos desde el desconocimiento absoluto de los mismos. Casualmente, dichos autores, corrientes y doctrinas generalmente plantean formulaciones alejadas del dogma neoliberal y keynesiano. La Universidad, y especialmente las facultades de economía se han ido convirtiendo con el paso de los años en importantes centros de adoctrinamiento ideológico capitalista, incluso las instituciones públicas no se han escapado de este proceso. Nada nuevo bajo el sol, parafraseando a Marx, las teorías económicas dominantes no son más que las teorías económicas de una clase dominante.
¿Y qué decir de los exámenes y trabajos académicos? Para poder aprobar hay que mentir, y para mentir hay aprenderse muy bien los argumentarios económicos de la derecha reaccionaria o de la izquierda descafeinada
Tener un pensamiento crítico con el sistema económico vigente es “peligroso” en estos lugares. Plantear que la economía es una ciencia que debe buscar el máximo bienestar de las personas, especialmente de las más empobrecidas no está bien visto. Palabras como marxismo, feminismo o ecologismo son ajenas, salvo contadas ocasiones, entre las paredes de estas facultades. ¿Quién se va a estar fijando en el deterioro de las condiciones de vida de las clases populares cuando con unas sencillas formulas podemos maximizar los beneficios y minimizar los costes de una empresa? ¿Para qué?
¿Y qué decir de los exámenes y trabajos académicos? Para poder aprobar hay que mentir, y para mentir hay aprenderse muy bien los argumentarios económicos de la derecha reaccionaria o de la izquierda descafeinada. Así pues, unas inteligibles fórmulas a los ojos de un lego en la materia, nos dicen, dan como resultado las siguientes conclusiones, todas ellas científicas, sin mácula de contaminación ideológica alguna: tanto el salario mínimo como los sindicatos destruyen empleo puesto que crean rigideces al mercado de trabajo. Hay que privatizar la sanidad porque todos los centros públicos son ineficientes. Hay que avanzar hacia un sistema privado de pensiones porque el sistema público es insostenible. Los mercados de competencia perfecta existen, y en ellos todos los empresarios son precio-aceptantes… Suma y sigue.
Estructuralmente el cambio ha sido paulatino, pero no se ha detenido, siendo el Plan Bolonia una de los hitos más destacables de este deterioro, los programas académicos cada vez pretenden tener una imagen más científica y apolítica, sin embargo, lo son a un más, pero siempre en defensa de los intereses de las oligarquías. Así, donde antes se hablaba de clases sociales ahora hay robinsoncrusoes autónomos e independientes, donde antes había asignaturas de Economía Planificada ahora hay tres asignaturas de finanzas, donde antes se estudiaba El Capital de Karl Marx ahora se ha sustituido –en el mejor de los casos– por El Capital de Thomas Piketty, donde antes había Sociología e Historia del Pensamiento Económico ahora hay asignaturas de Emprendimiento y Marketing. El utilitarismo y el individualismo metodológico recorren las facultades de economía, y las perspectivas no son halagüeñas. Ni siquiera la terrible crisis que ha experimentado el mundo desde 2008 ha hecho que los programas académicos se modifiquen ni en una sola coma. La Universidad presenta una ceguera avanzada y parece que se agrava.
Afortunadamente, no solo en España sino también a nivel mundial se han conformado distintos proyectos, asociaciones y agrupaciones[1] de estudiantes (principalmente), profesores, investigadores críticos con este modelo de pensamiento único. Un movimiento imparable que solo busca una cosa: máxima pluralidad en la enseñanza de la economía. Simplemente afirma que de la misma forma que un científico que se precie debe conocer la Teoría de la Relatividad de Einstein o el Principio de Incertidumbre de Heisenberg; un científico social, un economista completo en este caso, debe saber que es la tasa de plusvalía, como se han conformado las cadenas globales de cuidados, o que es la huella ecológica.
[1] Uno de los principales colectivos internacionales que persiguen este objetivo es International Student Initiative for Pluralism in Economics (ISIPE), el cual agrupa a más de setenta asociaciones de estudiantes de económicas repartidas por más de treinta países distintos, y según afirman es su página web: “No es sólo la economía mundial la que está en crisis. La enseñanza de la economía también está en crisis, y esta crisis tiene consecuencias que van más allá de la universidad. Lo que se enseña en la universidad moldea la mentalidad de las próximas generaciones de políticos y, por tanto, da forma a la sociedad en que vivimos.”
El científico busca en los agujeros negros la gran teoría unificadora de la física
A la teoría de la relatividad le falta una pieza crucial: explicar cómo actúa la fuerza de la gravedad en el mundo de las partículas elementales, las piezas más pequeñas e indivisibles de la materia. En ese universo diminuto las normas de la física con las que estamos más familiarizados se desbaratan y entran en vigor las de la mecánica cuántica. Quienquiera que conecte ambos mundos tendrá la codiciada teoría de todo, explica Gerard ‘t Hooft (Países Bajos, 1946), físico teórico y ganador del Nobel de Física en 1999. “Ahora lo importante es hacer las preguntas adecuadas y en esto es en lo que más puedo contribuir”, explica durante una reciente visita a Madrid para impartir la conferencia Cómo los agujeros negros nos pueden ayudar a encontrar una teoría del todo en la Fundación Ramón Areces.
Respuesta. No, el universo es ciertamente complejo. Todo comenzó con un punto extremadamente pequeño que se expandió muy rápido, formó estrellas, planetas, lunas, gas, nébulas, galaxias… Algunos de estos planetas tienen vida, y la vida es en sí una de las cosas más complejas que podemos concebir. Debería ser posible describir toda esta complejidad extrema con ecuaciones de extrema sencillez, la mayoría de los físicos teóricos lo pensamos. Pero ni siquiera sabemos cómo empezar a formularlas, ni hablar de resolverlas. El modelo estándar de la física de partículas, que es por ahora lo mejor que tenemos, contiene muchas cosas que no entendemos. Comprendemos el idioma, pero hay palabras que no conocemos ni sabemos de dónde vienen. Si tuviéramos una buena teoría de la gravedad cuántica tal vez lo supiéramos.
Creo en el progreso a través de la diversidad
P. ¿En qué consiste su propuesta?
R. La teoría de gravedad dr Einsteinpredice que si hay suficiente materia concentrada en un volumen pequeño, ese objeto se atraerá tanto a sí mismo que se convertirá en un agujero negro. Los físicos comienzan ahora a obtener por primera vez señales directas de las fuerzas de gravedad que causan dos agujeros negros al chocar. En estos casos se trata de agujeros negros muy grandes, pero en principio existen también agujeros muy pequeños con efectos al nivel de las partículas elementales, los agujeros negros cuánticos. Si existen, es interesante saber cómo se comportan, y yo estoy convencido de que mi teoría, mis respuestas a estas preguntas son correctas.
P. ¿Menciona la vida en otros planetas, cree que los humanos la encontraremos?
R. Lo dudo muchísimo. Las condiciones para la vida son tan difíciles de encontrar que me sorprendería mucho si se dieran en muchos planetas. Por supuesto hay planetas en los que sucede y eventualmente los descubriremos, pero pueden pasar cientos de miles o millones de años. No creo que se encuentre pronto.
P. ¿Cree que contactaremos con otras inteligencias?
R. Si hubiera muchas inteligencias en nuestra galaxia deberíamos haber sabido de ellas ya. De hecho si existieran estaríamos totalmente controlados, seríamos como animales en un zoo. Esto no ha pasado, lo sabríamos si hubiera sucedido. Una vaca en un prado sabe que existen humanos que de una forma u otra la dominan. Los humanos somos como vacas, pero en nuestro prado no hay más que naturaleza y otras vacas, ninguna inteligencia superior a nosotros.
P. ¿Qué tipo de experimentos serían necesarios para demostrar que su teoría es correcta?
R. Tenemos que pensar en el mayor número de experimentos diferentes posible. Intentar cosas arriesgadas, locas. La historia nos muestra que siempre ha habido alguien dispuesto a hacer un experimento aparentemente absurdo y consigue grandes resultados. Creo en el progreso a través de la diversidad.
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