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Este es el triángulo amoroso infalible para crear futuros lectores

Por: Carlota Fominaya

Si vinculan la lectura con alguien cercano, alguien a quien quieren, querrán leer cada vez más

Si hay un regalo que no debería faltar en niguna carta a los Reyes Magos ese es, sin duda, un libro. Los beneficios son incalculables. De hecho, tal y como explica el catedrático de Psicobiología e investigador del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, Ignacio Morgado, para ejercitar el cerebro, no hay nada comparable a la lectura: «Leyendo ponemos en juego todas las partes de nuestro cerebro: la racional, la emocional, la receptiva… Pocas cosas estimulan más la mente que esto».

No hay que perder de vista, continúa Maribel Martín de Rosales, de Kumon, « el hecho de que por medio de la lectura construimos vocabulario y aumentamos nuestro conocimiento. Cuando reflexionamos, utilizamos palabras; por lo tanto, cuando los niños leen, desarrollan al mismo tiempo la capacidad de reflexionar, de tomar decisiones y resolver problemas».

Así lo corrobora también José Ramón Ubieto, profesor de Psicología de la UOC, psicólogo clínico y psicoanalista, para quién quedan fuera de toda duda las bondades de incluir una obra en la carta porque, «siguiendo esa visión instrumental y utilitarista, sabemos que la lectura permite aprender mejor a leer y a escribir, ayuda a reconocer y memorizar visualmente las palabras, mejora la ortografía… Y, por tanto, produce un aumento del aprendizaje».

Beneficios creativos

Además, añade Ubieto, «tiene incalculables beneficios de tipo creativo. Es cierto que las tablets también descubren nuevos mundos, porque los juegos tienen una gran capacidad visual y de transporte a escenarios desconocidos, pero los libros obligan un poco más a imaginar esos escenarios, puesto que solo hay palabras que los niños tienen que traducir en su imaginación. ¡Y funcionan sin batería!», bromea.

El papel de la familia

Pero para crear ese amor por la literatura, recomienda Martín de Rosales, «es imprescincible que la lectura sea una actividad agradable, sobre todo para los más pequeños. Si queremos lograrlo, lo primero es encontrar el libro perfecto para que se enganchen a la lectura y, para que eso ocurra, es muy importante que este sea acorde a su competencia lectora y a sus gustos».

Por último, no podemos olvidar el papel de la familia en todo este proceso (ya sea leyendo con ellos o delante de ellos), tal y como indican desde la editorial Flamboyant: «La implicación de la familia es tan importante que existe lo que se llama “el triángulo amoroso más poderoso para crear futuros lectores”. En la primera infancia, los libros son un medio ideal para crear vínculos afectivos. Gracias a ellos, los más pequeños pueden acercarse a la lectura, interactuar, jugar… Y lo disfrutarán mucho más en compañía de un adulto. Si vinculan la lectura con alguien cercano, alguien a quien quieren, querrán leer cada vez más. Este triángulo amoroso (niño, libro y adulto) es infalible, lo prometemos: solo así crearemos futuros lectores».

La lectura es una herramienta que aporta un sinfín de beneficios para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Toru Kumon, fundador del método Kumon, decía que cuando los niños leen diversos tipos de libros, desarrollan su personalidad, definen sus perspectivas de futuro y se convierten en personas capaces de contribuir a la sociedad. No hay que perder de vista, prosigue Martín de Rosales, de Kumon, «de que por medio de la lectura construimos vocabulario y aumentamos nuestro conocimiento. Cuando reflexionamos, utilizamos palabras; por lo tanto, cuando los niños aprenden a leer, desarrollan al mismo tiempo la capacidad de reflexionar, tomar decisiones y resolver problemas».

Así lo corrobora también José Ramón Ubieto, profesor de Psicología de la UOC, psicólogo clínico y psicoanalista, para quién quedan fuera de toda duda las bondades de incluir una obra en la carta porque, «siguiendo esa visión instrumental y utilitarista, sabemos que la lectura permite aprender mejor a leer y a escribir, ayuda a reconocer y memorizar visualmente las palabras, mejora la ortografía… Y, por tanto, produce un aumento del aprendizaje». Además, añade Ubieto, «tiene incalculables beneficios de tipo creativo. Es cierto que las tablets también descubren nuevos mundos, porque los juegos tienen una gran capacidad visual y de transporte a escenarios desconocidos, pero los libros obligan un poco más a imaginar esos escenarios, puesto que solo hay palabras que los niños tienen que traducir en su imaginación. ¡Y funcionan sin batería!», bromea.

Fuente de la información e imagen: https://www.abc.es

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Montessori: la metodología donde el niño es protagonista

Por: Educación 3.0

La automotivación o dejar que el estudiante gestione el tiempo en cada tarea son algunas de las características del método Montessori. Nos lo explica International Montessori Institute, un centro de formación especializado en esta pedagogía.

En las escuelas Montessori no hay un maestro que enseña, sino un adulto que ayuda a los estudiantes a aprender a partir de su experiencia, con materiales idóneos y en el entorno adecuado. Se ofrece libertad para desarrollarse y aprender al ritmo individual, en un espacio estimulante y estructurado.

Estos son algunos de los principios de la propuesta pedagógica de María Montessori (1870-1952), basada en la observación científica de niños y niñas. ¿El objetivo? Ayudar al desarrollo de su potencial a partir de sus intereses y posibilidades. 

¿Qué diferencia al método Montessori de la educación convencional?

Montessori

En la pedagogía Montessori se priorizan las necesidades e intereses de los estudiantes, que aprenden a través del descubrimiento y la repetición de ejercicios hasta perfeccionarlos. Además, María Montessori aseguraba que el educador debe «seguir al niño», reconociendo las características del momento del desarrollo en que se encuentra y las diferencias individuales. Estas son algunas de las principales diferencias entre este método educativo y el convencional.

Automotivación: esta metodología busca la automotivación, la cual se consigue diseñando actividades y proponiendo materiales que despierten la curiosidad en el niño y le permitan experimentar la satisfacción del logro.

Grupos de edad: un aula Montessori suele estar organizada por grupos que abarcan hasta 3 años de diferencia. De esta forma, los estudiantes conviven con niños de diferentes edades y ritmos de aprendizaje aprendiendo de manera indirecta.

Enfoque: también se fomenta la colaboración entre compañeros. En el currículo de la etapa infantil se incluyen aprendizajes relacionados con la vida cotidiana, como los cuidados de uno mismo y del entorno, mientras que los contenidos en Primaria se presentan en forma interrelacionada favoreciendo el inicio de la comprensión del mundo y la sociedad.

El tiempo, en manos del niño: mientras que en la escuela tradicional existe un horario fijo donde cada materia se debe llevar a cabo en un tiempo determinado, en el método Montessori se respetan los lapsos de tiempo en que los estudiantes se enfocan en una actividad hasta concluir un ciclo.

Montessori

Un entorno adaptado: los niños y niñas necesitan adaptarse a su entorno, por lo que Montessori veía como fundamental construir un ambiente favorable, tanto físico como psicológico, para que sean capaces de darle sentido al mundo que les rodea. Ese entorno idóneo para su desarrollo se conoce como Ambiente Preparado, un espacio creado para fomentar el desarrollo motor, cognitivo, emocional y social con elementos que se seleccionan por motivos específicos y de acuerdo al nivel educativo.

El maestro como guía: el maestro se denomina guía, representa el papel de facilitador y responde a las necesidades de los niños para que logren desplegar todo su potencial. El conocimiento de las características de desarrollo en cada una de las etapas, la habilidad para observar, así como el dominio de los materiales y un cuidado esmerado hacia al ambiente preparado son fundamentales para que el guía comprenda y responda a las manifestaciones y necesidades del niño.

Por eso, es importante realizar la formación en un centro especializado, como International Montessori Institute, una institución de referencia. Para ello, ofrece todas las herramientas para convertirse en guía Montessori e implantar la pedagogía en las aulas por completo o poco a poco si es en entornos educativos tradicionales. La próxima formación para guía y asistente comienza el 4 de mayo. ¡Inscríbete aquí!

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/montessori-institute/

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Carlos Skliar: «Las escuelas son lugares, tiempos y formas que no debieran parecerse a ningún otro»

Por: Pablo Gutiérrez de Álamo

El pensador, pedagogo e investigador argentino, Carlos Skliar, define la escuela como un lugar, un tiempo y unas formas «de hacer cosas juntos» que no debieran parecerse a ningún otro sistema, en perpetuo movimiento por no ser algo acabado. Lugares, tiempos y formas de hacer que son, también y necesariamente, «públicos multiples y colectivos».

La pandemia y el confinamiento ha golpeado a todo el mundo. Está suponiendo importantes crisis en muchos sistemas como el sanitario y el económico. Y desde luego, la escuela no se ha librado de este duro golpe. Durante estos meses, siete ya, para Carlos Skliar ha sido un momento para conversar y pensar, junto a otros colectivos (docentes, familias, alumnado, artistas, pensadores…) qué es la escuela, qué es «hacer escuelas».

Invitado por Arquitectos sin Fronteras-Galicia, participó en una conferencia en la tarde de ayer, por videoconferencia, bajo el título «Entre Paradigmas: espacios y tiempos para la vida y la educación» en la que intentó explicar su forma de entender la escuela y el oficio de maestras y maestros.

Desde su punto de vistas, las escuelas son «lugares, tiempos y formas de hacer que no debieran parecerse a ningún otro lugar, tiempo y forma» que pueda pensarse. Lugares, tiempos y formas, en continuo movimiento y que, necesariamente, han de ser públicos, múltiples y colectivos.

Para Carlos Skliar estos son los atributos generales de los sistemas educativos. Pero dichos atributos deben ser teñidos, es decir, llevan aparejados una serie de «condimentos» relativos a las «formas de definir el por qué de lo educativo, de lo formativo en esos lugares tiempos y formas».

El primero de ellos sería el principio de igualdad. Pero no la igualdad como un fin al que hay que llegar a través de la educación («¿Por qué en la formulaciones más técnicas, jurídicas de la educación aparece la igualdad como destino, conclusión de proyecto?»). Para Skliar la igualdad es una «atmósfera que permita a cualquiera, quien quiera que sea, crear la imagen de un comienzo». Es decir, generar las oportunidades para que supere «la dificultad de un comienzo común» marcado por las diferencias de edad, de condición de nacimiento, la pobreza, el hambre.

Para el pensador argentino, lo habitual es el intento de «limar las desigualdades hasta llegar a la igualdad» pero «algunos pensamos que si la igualdad solo aparece como promesa final nunca se alcanzará». Y esta «condicion de igualdad de entrada» ha de ser asegurada por los docentes. Se trataría de que los educadores consigan que «cualquiera tenga la sensación de poder participar en igualdad de condiciones al interior de es tiempo, lugar y forma» de hacer.

Si los proyectos educativos no parten de esa igualdad de inicio como fundamento del propio proyecto, este «cae en una trampa de replicar el tejido social existente en otro tiempo, lugar y hacer». En este punto, Skliar establece que hay que hacerse la pregunta de si la escuela debe replicar el tejido social que se desarrolla fuera de ella o si bien «hacer escuela significa hacer otros tejidos sociales». Para él es «la gran pregunta» que obliga a las y los docentes a preguntarse si deben replicar el mundo adulto, marcado por el homo economicus y el sistema neocapitalista.

El gesto de enseñar es igualitario pero produce efectos singulares en cada quien

Una vez establecida la igualdad como condición de inicio de la acción educativa, «sigue el salir al mundo», es decir, «soltar el mundo que te ha tocado, de la familia, para salir al mundo de lo múltiple y lo colectivo, de la diferencia».

Este salir al mundo tiene que ver con encontrar aquellas cosas que le apasionan a uno del mundo, pasiones individuales y colectivas. Un aprender qué es aquello de que debemos cuidar del mundo al tiempo, según hemos aprendido durante estos últimos tiempos, un aprender a cuidarnos de ese mismo mundo también.

Y este salir al mundo que se hace desde la escuela, más allá de la igualdad inicial de posibilidad, tiene sus efectos singulares. «El gesto de enseñar es igualitario, resume el pensador, pero produce efectos singulares en cada quien» que, además, prosigue, «necesita su tiempo lugar y forma para expresarse, para darse cuenta». «Leemos juntos, pensamos, jugamos, paseamos juntos, escribimos juntos, pero los aprendizajes son siempre singulares».

Para Carlos Skliar, el hecho de que los efectos de la enseñanza sean singulares, individuales y diferentes en cada persona, supone el «desmoronamiento de una idea de sistema que pretende regular en un tiempo y forma lo que se enseña y se aprende» porque, además de singulares, los efectos de la enseñanza son diferidos.

Hacer escuela, para Skliar, además de la condición de igualdad inicial y el salir al mundo también tiene que ver con la obligación de preservar la infancia. Es decir, la escuela ha de ser un tiempo libre, «que no quiere decir sin contenido, vaciado, sino liberado de la ocupación de la vida adulta», del mundo del trabajo. «La escuela es resguardarse de este tiempo y forma» de hacer del mundo adulto en un ejercicio de «profanación» de la idea de normalidad. «La escuela debería profanar lo sagrado de una cultura determinada».

Este profanar la normalidad lo relaciona Skliar con la ética, «es una cuestión de responsabilidad», que lleve a las «respuestas justas» que se salgan de «mandamientos generalizados» que siempre entrarán en conflicto con las necesidades singulares de cada cual.

Y para que esto sea posible, para él y tomando las palabra de Hanna Arendt, hay que introducir el concepto de amor «desinteresado, gratuito, contra la mercancía, amor a una materia de estudio, que se apasiona por algo». «El amor educativo al mundo para que no se extinga y a los demás, para que no queden a su suerte».

¿Y la pandemia?

Toda esta definición de lo que supone o debe suponer el «hacer escuela» se chocó violentamente con la aparición de la pandemia y el confinamiento de la población y el cierre de las escuelas en gran cantidad de países del mundo. «Si algo no se sostuvo fue la escuela como forma de hacer, tiempo y lugar», aseguró Skliar.

Al inicio de la pandemia se produjo ‘la desmesura en la acción pedagógica’ y la ‘ilusión de continuidad’

Desde su punto de vista, al principio de la pandemia ocurrieron dos cosas: por una parte, «la desmesura en la acción pedagógica» y, por otra, «la ilusión de continuidad» necesaria desde el punto de vista de la gestión del sistema educativo pero «impracticable desde la posición subjetiva».

Al mismo tiempo, la pandemia ha producido una suerte de amnesia sobre «qué éramos antes, sobre si las vidas tenían entonces sentido virtuoso y el virus ha destruido un paraíso terrenal». «No está mal preguntarse dando pasos atrás», aseguró, para enumerar algunos de los elementos sobre los que la pandemia ha generado esta especie de amnesia: «Aquella humanidad económica anterior, autodestructiva y que afectaba a la formación: aceleración del tiempo, autoaprendizaje competitivo, reinado del cerebro, demandas ambiguas al sujeto, transformación del mundo en mercado, de la vida en ganarse la vida, separación y la pérdida de la infancia».

Para Skliar, antes de la llegada del virus lo importante era el conocimiento utilitario, lucrativo. Una tensión, definía, «entre la experiencia liberadora de la educación y le exigencia de rendimiento».

Cuatro o cinco ideas quedaron patentes en el momento del surgimiento del virus y Skliar reflexionó sobre ellas. Por un lado la de la continuidad, fundamentada en la elaboración de tareas, el ejercicio de dichas tareas y su evaluación, finalmente. Para el pedagogo, hacer escuela quedó supeditado a esta trilogía. La continuidad ha supuesto, en definitiva, «que no hemos perdido el tiempo, les hemos tenido ocupados».

Frente a esto, se encuentra el hecho de que en este tiempo entraron en a la escuela elementos como el arte, la filosofía o la literatura, con acciones más discontinuas que permitieron a la comunidad educativa estar junta, a pesar de la separación impuesta por el confinamiento.

La escuela no es solo hacer la tarea, sino estar con otros

En paralelo a esta idea de continuidad, Skliar ve que ha habido una interrupción que ha demostrado que «las escuelas no pueden hacerse en cualquier tiempo, lugar o forma». No se puede hacer cualquier cosa, ni hacerse 24/7 «como el tiempo laboral». Y esto lo han vivido las y los niños que se han dado cuenta también que «la escuela no es solo hacer la tarea, sino estar con otros».

Y ahora, lo que queda es conversar sobre lo extraño que es todo en este momento. Conversar con educadores, familias, artistas, filósofos… dice Skliar, porque si no conversamos sobre «lo extraño es posible que deseemos volver a la normalidad anterior, a la que ya tildé de autodestructiva, a la normalidad que ha perdido a su infancia».

Es necesario hablar de lo «extraño y de lo que se extrañó (en este tiempo). Estas son las dos claves, aunque parezcan insuficientes, para reinventar el sistema».

Con dos frases de un niño y una niña terminó Carlos Skliar su intervención en un intento de reflexionar sobre aquello que se perdió durante el tiempo de confinamiento. La primera: «Sí, durante este tiempo aprendí a sumar… y a extrañar» y, la segunda: «Quiero la escuela en la escuela».

Fuente e imagen:  https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/23/carlos-skliar-las-escuelas-son-lugares-tiempos-y-formas-que-no-debieran-parecerse-a-ningun-otro/

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Estas son las oposiciones ideales para una persona según sus cargas familiares y tiempo disponible

Por: Carlota Fominaya

En función de las horas al día que le puedas dedicar, y también el tiempo que quieras estar, hay oposiciones a las que no se pueden acceder, reconocen los expertos.

Opositar está en el horizonte vital de muchas personas pero cada vez que alguien cruza el umbral del despacho de Jesús Martínez, jefe de Estudios del Centro de Estudios Financieros (CEF), para ver qué opción les recomienda, este les hace una pregunta que, a la postre, es determinante para dibujar la trayectoria de estudios de ese futuro alumno: «¿De cuánto tiempo dispones?». «El tiempo es un factor determinante, aunque no condicionante, para preparar una oposición, más que la edad o la capacidad. En función de las horas al día que le puedas dedicar, y también el tiempo que quieras estar, hay oposiciones a las que no se pueden acceder», reconoce.

«Aunque tampoco es lo mismo que se presente es una persona de treinta y tantos con obligaciones o cargas familiares, que un joven de 23, 24 años con dedicación exclusiva. Como tampoco es lo mismo haber realizado previamente una carrera de Humanidades que disponer de una licenciatura de Derecho o Administración de Empresas», matiza.

Para alguien con dedicación exclusiva: A1

En cualquier caso, si la persona que entra en su despacho asegura que puede sacar 40 horas de estudio semanales, la recomendación del jefe de estudios de CEF sería optar por una oposición A-1. «Son aquellas que tienen como requisito académico el grado. Se trata siempre de oposiciones superiores como, por ejemplo, a inspección de Hacienda, de Trabajo, jueces, letrados de la administración de Justicia, o inspectores del Banco de España».

Estas oposiciones, prosigue este experto, «requieren dedicación exclusiva. ¿Qué supone eso? Que algunas suponen una horquilla de entre dos y cuatro años de estudios con una matización: que suelen estar más cerca de los cuatro que de los dos. Y que las oposiciones a Juez, Fiscal, Registrador de la Propiedad o Abogado del Estado se pueden considerar a partir de los 6 años de dedicación que se pueden convertir incluso en 9 o más».

Por eso, admite Martínez, «para una persona que tiene que conciliar la vida personal con la oposición, salvo que lógicamente tenga no menos de 35 horas de estudio, que es difícil, lo aconsejable es que no se presente a una oposición de grupo A-1».

Para quien dispone de 25 horas de estudio: A2

Para aquellos que se encuentren en el entorno de las 25 horas de dedicación a la semana, lo aconsejable, indica el experto del CEF, «es que se dirijan a una oposición de grupo A-2 de cuerpos de gestión: técnicos de gestión, gestión del Estado, técnico de Auditoría, técnico de Hacienda, gestión procesal….», enumera.

La ventaja de las oposiciones A2, apunta Martínez, «es que están compuestas por un temario más corto, que se mueve entorno a 60, 80 temas, y fundamentalmente carecen de prueba oral. Las pruebas son todas escritas. Primero se realiza un test de criba, luego un segundo ejercicio que suele ser un tema escrito o pregunta corta, y luego un tercer ejercicio que suele ser un caso o un supuesto práctico que puede ser de carácter económico o jurídico».

El tiempo para preparar estas oposiciones para una persona que tiene que compatibilizar con su familia «no es menor a dos años», apunta. «Si por contra se presenta un joven de 25 años que no se tiene que preocupar más que de estudiar, y que encima es riguroso, disciplinado y se exige personalmente, podría aprobar incluso en poco más de 12 meses», asegura.

Sin dedicación exclusiva: C1

¿Qué ocurre con aquellas personas que tienen que conciliar o que no tienen dedicación exclusiva pero quieren opositar? «Estas personas se suelen encontrar con dos situaciones: primera, que no tienen 24 años, sino una media entre los 40 y los 45 años y, segunda, que no tienen de todo el tiempo del mundo. Recomendaría el grupo C1, que tiene como requisito académico el Bachillerato, haber realizado BUP, ciclos de grado superior, y se pueden optar a cuatro grandes cuerpos: Administrativo del Estado; Tramitación Procesal (Justicia); agentes de la Hacienda Pública y Ayudantes de Instituciones Penitenciarias».

El grupo C1, explica Martínez, «está compuesto de programas más cortos, que suelen moverse entorno a los 40 temas, aproximadamente pero también tiene un “handicap”. Porque al igual que no hay crimen perfecto, no hay ninguna oposición perfecta, y el ratio entre número de instancias que se presentan y el de las plazas ofertadas es mucho peor. Es decir, que aunque el temario es mucho más accesible, hay más competitividad».

En particular, prosigue este experto del Centro de Estudios Financieros, «nosotros a aquellas personas que tienen el título de grado le solemos recomendar más un grupo A2 que un grupo C1, primero porque tiene mejor ratio y menos competitividad, y segundo porque los contenidos del programa C1 están incorporados incluidos en el programa del A2. Es decir la gente que se presenta a Gestión Procesal, absolutamente todos se presentan a Tramitación. y al revés, la gente que se presenta a gestión del Estado, a cuerpo administrativo. Tienen dos posibilidades».

Menos de 20 horas de estudio semanales: C1 o C2

Para aquellos que disponen de menos de 20 horas de estudio y dedicación a la semana, Martínez recomendaría optar por un grupo C1 o C2, de auxiliar de la Administración del Estado, donde la titulación requerida para acceder es la de Graduado Escolar, Bachiller Elemental, Enseñanza Secundaria Obligatoria, FP de primer grado o equivalente.

Como Cuerpo General sus miembros realizan funciones comunes a la actividad administrativa, especialmente aquellas de carácter mecanográfico, de cálculo sencillo, archivo, registro similares.

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Principales estresores de la comunidad científica

Mundo/27-01-2020/Autor(a): José Antonio Peñas/Fuente: www.agenciasinc.es

Por: SINC

Estudios recientes han destapado altos riesgos de depresión y ansiedad para los investigadores, especialmente los doctorandos. Largas jornadas, escasez de plazas, un entorno hipercompetitivo y la sacralización de la vocación están detrás de la toxicidad del sistema.

Estudios recientes han destapado altos riesgos de depresión y ansiedad para los investigadores, especialmente los doctorandos. Largas jornadas, escasez de plazas, un entorno hipercompetitivo y la sacralización de la vocación están detrás de la toxicidad del sistema. / José Antonio Peñas, SINCJOSÉ ANTONIO PEÑAS, SINC
Fuente: https://www.agenciasinc.es/Multimedia/Infografias/Principales-estresores-de-la-comunidad-cientifica
Imagen: silviarita en Pixabay
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Cuestionamiento, dificultad para alcanzar ciertos puestos y falta de corresponsabilidad, problemas para las mujeres en la universidad

Por: Diario de la Educación

Las mujeres son mayoría en la universidad pero están infrarrepresentadas en cargos de responsabilidad. Seis rectoras discuten en una mesa redonda cuáles son las causas.

Las mujeres son mayoría en la univeridad pública española. Son más alumnas y más profesoras, tienen cierta paridad en puestos de responsabilidad intermedios pero, cuando uno se asoma a los rectorados descubre lo pocas que son.

Hace unos días, la Fundación CyD y Mujeres&CIA reunieron a seis de las rectoras españolas en una mesa redonda para hablar del liderazgo de las mujeres en la universidad. Seis mujeres de dilatada carrera profesional, tanto como investigadoras como docentes, que un día decidieron dar el salto a la lucha por el rectorado.

Primer enemigo, la cátedra

La dificultad principal para que las mujeres hagan carrera en la universidad es la falta de corresponsabilidad de muchos hombres con respecto a los cuidados y la crianza. Las dobles y triples jornadas pesan mucho en los claustros universitarios.

Para poder plantearse una ser rectora de la universidad, lo primero es conseguir una cátedra. Y para ir ganando los puntos suficientes, hay que investigar. Y para investigar hay que dejar de lado la vida personal y familiar, al menos, en parte. Requiere de mucho tiempo de dedicación.

Eva Aleón es rectora de la Universidad Jaume I de Castellón. «No quiero hablar de conciliación, sino de corresponsabilidad», aseguró durante su intervención en la mesa redonda. Si hay tan pocas rectoras en España «no es porque no sepamos, sino porque el camino es largo y costoso». Más para ellas que para ellos.

«Es una carrera que se nutre de los espacios personales», aseguraba Mª Antonia Peña, rectora de la Universidad de Huelva. «Son los hombres los que han de empezar a criar a los hijos».

Mª Vicenta Mestre, rectora de la Universidad de Valencia lo ve de forma similar, pero «cuando la mujer está sola, o cría o cuida a otras personas, lo tiene más difícil. Primero hay que ser catedrática; la brecha está ahí».

«Para ser rectora, explicaba María José Figueras, rectora de Universidad Rovira i Virgili, hay que ser catedrática y en mi universidad hay un 27% de ellas. Es más probable que llegue al rectorado un hombre. A lo que se suman los años de carencia durante la crisis en los que no ha habido promoción a cátedras».

Tenemos que creer que podemos

«Para ser rectora hay que presentarse y no lo hacemos». Pilar Aranda es la rectora de la Universidad de Granada. Para ella, una de las dificultades de esto para por la falta de visibilidad de las mujeres en la universidad, a lo que se suma también las dudas y las desconfianzas o inseguridades personales, que no son pocas.

Lo resumía Figueras, rectora de la Rovira i Virgili al contar que cuando unos antiguos colaboradores le plantearon que debía presentarse al rectorado, tardó dos meses en tomar la decisión. Primero confianza y, después, no dejarse cnvencer por sentimietos de culpa relacionados con el más que probable abandono (o semi abandono) de la vida personal que a partir de ese momento hay que asumir.

«Yo no he tenido sentimiento de culpa, comentaba Vicenta Mestre. Ha hecho carrera de investigación y docencia, pero también de gestión. He sido decana, vicerrectora de estudios, de profesorado… no tenemos esa culpa porque he contado con mi marido. Existe esa marca social. Necesitamos hombres feministas, cómplices».

Aunque no solo eso. Para Rosa Aguilar, rectora de la Universidad La Laguna, «el problema son los estereotipos. El universitario es un entorno de hombres y para hombres. Te cuestionan prácticamente todo».

A esto habría que sumar, según explicaron varias de ellas, que en muchos momentos el trabajo de las investigadoras queda invisibilizado, o que los contratos relacionados con la transferencia de conocimiento quedan copados también por los hombres. Comentó la rectora de la Universidad de Valencia, que «solo el 6% de los contratos de transferencia» son con equipos liderados por mujeres.

En definitiva, la universidad no es ajena a las dinámicas habituales en otros entornos sociales. Las mujeres quedan relegadas a ciertas áreas del conocimiento que, además, tienden a ser menospreciadas, minusvaloradas. Además, tienen que asumir dobles y triples jornadas laborales, o renunciar a parte de su vida personal y esforzarse el doble para llegar al mismo lugar.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/22/cuestionamiento-dificultad-para-alcanzar-ciertos-puestos-y-falta-de-corresponsabilidad-problemas-para-las-mujeres-en-la-universidad/
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China planea la mayor máquina del mundo para entender el universo

26 Febrero 2017/Fuente:nssoaxaca/Autor: The Huffington Post

Japón propone reducir a la mitad el futuro Colisionador Lineal Internacional ante la falta de presupuesto

Hechos aparentemente aislados, como la llegada al poder de Donald Trump, el brexit o la preparación de los próximos Juegos Olímpicos en Japón, se han aliado para trastocar el avance en nuestra comprensión del universo.

Desde hace décadas, un comité internacional facilita los contactos entre países para crear los aceleradores de partículas del futuro. La mayor de estas máquinas, el LHC de Ginebra, ha permitido descubrir el bosón de Higgs, la partícula que completa la definición de la materia convencional, de la que está hecha todo cuanto vemos y tocamos en nuestro día a día, las proteínas y los genes que nos mantienen vivos, así como los billones de planetas y estrellas que hay en el universo. Pero toda esa materia supone menos del 5% de todo el cosmos. Para conocer de qué está hecho el resto hay que construir nuevos aceleradores de partículas más potentes y caros.

Uno de los proyectos más avanzados es el Colisionador Lineal Internacional (ILC), que se construiría en Japón. En su concepción original podría producir partículas de materia oscura, que supone el 24% del universo y nunca ha sido observada, pero el proyecto afronta importantes recortes.

En la última reunión del comité de futuros aceleradores ICFA, celebrada la semana pasada en el Instituto de Física Corpuscular de Valencia, Masanori Yamauchi, director general del laboratorio de física de partículas de Japón (KEK), ha presentado al resto de países miembros un plan para recortar la potencia del nuevo acelerador a la mitad y ahorrar en torno a un 40% de su coste, de unos 8.000 millones de euros. Japón cree que esta es la forma de salvar el proyecto y comenzar las negociaciones con otros países para pagar su construcción, aunque aún hay muchas dudas. “Los japoneses pensamos que la comunidad internacional debe pagar la mayor parte del acelerador y la comunidad internacional piensa justo lo contrario”, reconoce Yamauchi.

En su país, el mismo ministerio financia la ciencia y el deporte, además de la cultura y la educación, lo que ha tenido un impacto directo en las investigaciones del KEK. El organismo está recortando el tiempo de operación de sus aceleradores en torno a un 10% al año para ahorrar debido a los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, explica Yamauchi con resignación. Esta situación “está afectando negativamente a la investigación de física de partículas” en el país, reconoce, pero el problema se ve con optimismo, dado que se espera que, pasado el evento deportivo, el ILC se convierta en el buque insignia del ministerio y reciba una fuerte inyección de dinero.

El ILC reducido funcionaría a la mitad de potencia, 250 GeV, y sería una “fábrica de Higgs”. Su objetivo principal no sería tanto la materia oscura como producir los bosones ya conocidos, eso sí, con mucha más limpieza que el LHC para profundizar en el conocimiento de sus propiedades, ya que aún queda por determinar si es una partícula fundamental o compuesta o si hay más de un bosón de Higgs. En un futuro indeterminado, el acelerador podría ampliarse para alcanzar el doble de potencia.

Europa y EE UU esperan a que Japón haga un anuncio oficial de que pretende construir el acelerador, lo que se espera para 2018 o 2019, explica Grahame Blair, director de programas del Consejo de Instalaciones de Ciencia y Tecnología de Reino Unido. Blair afronta una situación no menos paradójica que su colega nipón, pues preside el organismo internacional que aglutina a las agencias financiadoras de cara a nuevos aceleradores lineales en representación de Europa, justo cuando su país planea abandonar la Unión Europea. El británico admite que “aún no se sabe cómo el brexit va a afectar a la ciencia en Reino Unido”. El Gobierno de Theresa May aún debe “nombrar muchos cargos y simplemente no sabemos lo que va a pasar”, reconoce.

China quiere construir un acelerador de partículas de 100 kilómetros de circunferencia

En una incertidumbre similar está Abid Patwa, del Departamento de Energía de EE UU. El pasado miércoles participó en la reunión a puerta cerrada de las agencias financiadoras, donde se exploró cómo “acomodar unos presupuestos planos en casi todos los países, con el proyecto de diseñar” el ILC y otros aceleradores futuros, explica. Donald Trump ha arremetido contra la ciencia del cambio climático y ha agitado bulos sobre las vacunas, pero sus planes en la exploración de los grandes enigmas del universo son aún un misterio. En 2014, un panel de científicos que asesoraba al Gobierno de Obama estableció cinco grandes prioridades para los próximos 10 años. La primera era seguir investigando en bosón de Higgs. Además, se pretende aclarar el misterio de la masa de los neutrinos, estudiar la materia oscura y aclarar la aceleración del universo, probablemente empujado por la energía oscura. Por ahora, el equipo de transición de Trump no ha dicho nada sobre este plan, ni cuál será su estrategia para este campo del conocimiento, reconoce Patwa.

Entre tantas dudas, China sigue adelante con un ambicioso plan que amenaza con arrebatarle al CERN Europeo el liderazgo mundial en física de partículas. Jie Gao, del Instituto de Física de Altas Energías, explica que su país planea construir un acelerador de partículas de 100 kilómetros de circunferencia, unas cuatro veces mayor que el LHC, y que abarcaría en su circunferencia un territorio superior a la ciudad de Madrid. El proyecto rivaliza con otro casi idéntico del CERN. La primera fase del proyecto, un colisionador circular de electrones y positrones, también se solapa con el ILC. Empezaría a funcionar en 2030, explica Gao. Después usarán el mismo túnel subterráneo para albergar un colisionador de protones de 100 kilómetros que estaría listo en 2050, explica el físico chino, cuyas explicaciones ejemplifican la forma de hacer las cosas en la primera economía del mundo, según algunos baremos. “En el último Plan Quinquenal hay una frase que dice que China debe promover y sostener un gran proyecto internacional en ciencia, sin mencionar cuál”, explica Gao. El nuevo acelerador “encaja muy bien” con esa directriz, añade el chino. En el país más poblado de la Tierra, construir la mayor máquina de la Tierra sería en realidad muy asequible. “El coste per cápita es incluso más barato que el primer colisionador de partículas que se construyó en China en los ochenta”, explica. Gao espera que el Gobierno comprometa fondos para su diseño detallado a partir del próximo año. El físico resalta que este tiene que ser un proyecto en el que participe la comunidad internacional. “Creo que China puede hacerse cargo del 70% del proyecto”, asegura.

Mientras, el CERN sigue adelante con sus propios estudios “de aceleradores lineales y circulares”, asegura Fabiola Gianotti, directora general del laboratorio, que se muestra muy diplomática sobre los amenazadores planes chinos. “Es muy agradable ver que en varias regiones del mundo hay interés por los aceleradores de partículas”, señala.

La última esperanza de Europa en esta carrera será su capacidad de innovación. El veterano físico Lynn Evans, director de colisionadores lineales del CERN y uno de los padres del LHC, es muy escéptico de que la potencia asiática pueda desarrollar por su cuenta las nuevas tecnologías necesarias para cuadruplicar la potencia de los aceleradores actuales. “Nos llevó 15 años construir el LHC”, y “puede que se tarde 50 años” en construir un acelerador de 100 kilómetros, “nosotros no lo veremos funcionando”, sentencia.

Fuente de la noticia:  http://nssoaxaca.com/2017/02/24/china-planea-la-mayor-maquina-del-mundo-para-entender-el-universo/

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