Indígenas resisten ideas genocidas del gobierno brasileño

Redacción: República

Resistencia, esa es la consigna con que los indígenas de Brasil cerraron el Campamento Tierra Libre, un encuentro en la capital del país que se concentró en protestar contra las amenazas a sus derechos y reclamar la derogación de medidas adversas que ya comenzó a aplicar el  gobierno de extrema derecha.

El presidente Jair Bolsonaro “se declaró un gran enemigo nuestro desde la campaña electoral”, al asegurar que no demarcaría “siquiera un centímetro” de nuevas áreas indígenas, recordó Sonia Guajajara, coordinadora ejecutiva de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil.

“Además de negarnos los territorios, quiere quitarnos el derecho a la identidad, con un integracionismo que niega la diversidad”, acotó en diálogo con IPS desde Brasilia la lideresa del movimiento que organizó el Campamento, en que participaron entre el 24 y 26 de abril cerca de 4.000 indígenas provenientes de todo el país.

Guajajara se refirió a declaraciones de Bolsonaro, en el poder desde el 1 de enero,  en que sostuvo que su gobierno buscará “reintegrar los indígenas a la sociedad, llevándoles condiciones para que puedan sentirse brasileños”.

“Somos todos iguales”, suele argüir para defender la introducción de minería, ganadería y otras actividades económicas en las tierras indígenas, que la Constitución brasileña condiciona a autorización previa del parlamento y consultas a la comunidad afectada.

Esa supuesta “igualdad”, diluyendo la identidad, anularía la necesidad de territorios indígenas, blancos de la codicia de agricultores, madereros, la minería y otros negocios que, agrupados bajo el nombre de “ruralistas”, constituyen una de las grandes fuerzas del gobierno de Bolsonaro.

“Nosotros conquistamos, en la Constitución de 1988, el reconocimiento del derecho a la diferencia, a nuestros usos, costumbres, lenguas, creencias y tradiciones, y el derecho originario a las tierras que tradicionalmente ocupamos”, dice el texto básico del XV Campamento Tierra Libre, que tuvo como lema: “Sangre Indígena – En las venas la lucha por la tierra”.

Ese reconocimiento fue un triunfo de la resistencia en los 519 años de “golpes y más golpes” de la colonización, la monarquía, la república y la dictadura militar (1964-1985) cuyas fuerzas “invadieron nuestros territorios, masacraron nuestros pueblos, destruyeron y se adueñaron de nuestras tierras y riquezas”, destaca la declaración.

El documento refleja los debates preparatorios de este año del neurálgico encuentro, que se repite cada mes de abril desde 2004.

Se produce con el contexto de un gobierno que desde su estreno trata de destruir la política indigenista que se construyó en las últimas décadas en Brasil, con el discurso presidencial de “integrar” los pueblos, planteó Guajajara.

Pero “no nos rendiremos a las amenazas de ningún gobierno autoritario”, subrayó la lideresa indígena e integrante del pueblo guajajara, situado en el nororiental estado Maranhão y del que toma su apellido.

El desmantelamiento empezó en la misma toma de posesión de Bolsonaro, con la firma de la Medida Provisional 870 (decreto presidencial con fuerza de ley, pero pendiente de aprobación parlamentaria), que reestructura los ministerios responsables de las cuestiones indígenas.

Uno de los cambios fue transferir la Fundación Nacional del Indígena (Funai), la institución responsable de la política indigenista, del Ministerio de Justicia para otro que pasó a agrupar los temas de Mujer, Familia y Derechos Humanos.

Además se le quitó la función de demarcar tierras indígenas, atribución que pasó al Ministerio de Agricultura, específicamente a su Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, que controla las cuestiones de propiedad de la tierra.

Es evidente el conflicto de intereses, ya que se trata de un sector dominado por los “ruralistas”, que encaran las tierras indígenas como obstáculo a la expansión de sus negocios.

El Campamento logró un posible triunfo en el objetivo de anular esas medidas, al dialogar con líderes parlamentarios.

Los presidentes del Senado, David Alcolumbre, y de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, prometieron a los indígenas apoyar el retorno de la Funai al Ministerio de Justicia y la restitución de sus prerrogativas en demarcación.

La Medida Provisional, parecida a un decreto-ley en otros países, tiene vigencia inmediata pero solo por 60 días, plazo que puede ser prorrogado para su votación parlamentaria. En el caso de la 870, pierde validez el 3 de junio si senadores y diputados no la aprueban como ley permanente.

Hay juristas y fiscales del Ministerio Público (fiscalía) que consideran inconstitucional someter cuestiones indígenas al Ministerio de Agricultura.

Con ese argumento, el Partido Socialista Brasileño requirió al Supremo Tribunal Federal (STF) suspender la medida. Pero el magistrado Luiz Roberto Barroso desestimó la solicitud, bajo el argumento de que estructurar los ministerios es competencia del Poder Ejecutivo.

Sin embargo, en su fallo realzó que el gobierno está “obligado a promover las demarcaciones de tierras indígenas”, a través de uno u otro ministerio, porque así lo manda la Constitución.

Parte del Campamento Tierra Libre, instalado entre el 24 y 26 de abril en la Explanada de los Ministerios, que atrajo miles de indígenas a Brasilia, para defender sus derechos, amenazados por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, que actualmente defiende la “integración” indígena a la sociedad brasileña, poniendo fin a su identidad propia, acercándose al etnocidio. Crédito: José Cruz/Agência Brasil

Brasil tiene 722 tierras indígenas, siendo 486 ya “homologadas”, como se define a aquellas en que se completó su legalización, y 117 en proceso de demarcación, según el Instituto Socioambiental, organización no gubernamental que posee la más amplia documentación sobre el tema.

Además hay 119 áreas en proceso de identificación, donde se reconoce ocupación indígena tradicional y por eso se restringe el uso por poblaciones no autóctonas.

En este país sudamericano de casi 210 millones de habitantes, hay 305 pueblos originarios con 274 lenguas distintivas, según el último censo, de 2010, que situó la población indígena en 817.963 personas, aunque hay coincidencia en que actualmente se aproxima al menos al millón.

El Ministerio de Salud también intentó extinguir la Secretaria de Salud Indígena, que presta asistencia a las comunidades originarias en todo el país. El proyecto era que esa tarea se dividiría entre los órganos de salud básica regulares y las municipalidades.

Pero el ministro Luiz Enrique Mandetta tuvo que dar marcha atrás ante las protestas indígenas.

Impedir otros retrocesos es el objetivo de los movimientos indígenas, ya que parece irrealista lograr avances con el Bolsonaro como inquilino del Palacio de Planalto. “No esperamos nada de ese gobierno”, admitió Guajajara.

Una gran amenaza es la del “hito temporal”, un concepto que solo reconoce como tierra indígena la que estaba ocupada por esa población el 5 de octubre de 1988, cuando se promulgó la Constitución.

Esa interpretación presenta evidente discrepancia con las expresiones constitucionales “tradicionalmente ocupadas” y “derechos originarios” para identificar áreas destinadas al usufructo exclusivo de los pueblos originarios.

Pero ya la emplean jueces que empiezan a anular demarcaciones ya consolidadas, privilegiando a invasiones de tierras anteriores a octubre de 1988, lamentó a IPS el indígena guaraní Inayê Lopes.

Ejemplificó con el caso de una hacienda, incorporada desde 1998 a la reserva indígena Arroyo-Corá, en el centro-occidental estado de Mato Grosso do Sul, devuelta el 22 de abril a sus antiguos propietarios por la sentencia de un juez.

“Están en riesgo otros territorios tradicionales, aunque ya estén demarcados y homologados”, advirtió Lopes.

El STF deberá dirimir esa cuestión al juzgar, antes de abril de 2020, una disputa similar, de un área identificada como tierra tradicional de los indígenas del pueblo  xokleng, pero reclamada por la Fundación Ambiental de Santa Catarina, un estado del sur de Brasil.

Hay amenazas en todas partes.

Grandes proyectos, como una línea de transmisión para integrar al sistema eléctrico nacional el nororiental estado de Roraima, en la frontera con Venezuela, hace recordar la masacre de los waimiri-atroari, que ejecutó la dictadura militar (1964-1985), durante la construcción de una carretera y una central hidroeléctrica en la década de los 70.

Ese pueblo indígena de 3.000 personas en 1972 se redujo a 350 miembros en 1983, según datos de la Funai.

El riesgo de nuevos genocidios parece descartado ante la vigencia de la Constitución, mecanismos judiciales y resistencias de indígenas y la sociedad en general, pero son preocupantes las ideas de numerosos militares en el gobierno, en buena parte nostálgicos de la dictadura.

La caballería estadounidense fue eficiente, al diezmar los indígenas y eliminar “ese problema”, al contrario de las fuerzas militares brasileñas, lamentó Bolsonaro, un capitán retirado del Ejército, en discurso como diputado en 1998.

Fuente: https://www.republica.com.uy/brasil-indigenas-resisten-ideas-genocidas-del-gobierno-brasileno-id707886/

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Las tierras indígenas reúnen 80 por ciento de la biodiversidad

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Hay más de 370 millones de personas que se reconocen como indígenas en 70 países y sus territorios ancestrales concentran más de 80 por ciento de la diversidad biológica del planeta. Solo en América Latina hay más de 400 pueblos, aunque la mayor concentración se da en Asia Pacífico, con 70 por ciento de su población que se define como indígena.

Pueblos originarios

Los pueblos indígenas tienen una ricas culturas ancestrales que consideran sus sistemas sociales, económicos, ambientales y espirituales interdependientes. Y gracias a sus conocimientos tradicionales y su comprensión de la gestión de los ecosistemas hacen un aporte valioso al patrimonio de la humanidad.

“Pero también están entre los grupos más vulnerables, marginados y desfavorecidos”, alerta el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

“Y tienen variados conocimientos profundos y local del mundo natural”, destaca la organización con sede en Roma.

“Por desgracia, a menudo los pueblos indígenas pagan el precio de ser diferentes y con demasiada frecuencia sufren discriminación”, subrayó el FIDA, que realizará una Reunión Global sobre el Foro de Pueblos Indígenas del 10 al 13 de este mes en la capital italiana.

Hechos clave

• Hay más de 370 millones de personas que se autodefinen como indígenas en por lo menos 70 países;
• Asia concentra el mayor número de indígenas;
• Existen unos 5.000 grupos indígenas que ocupan alrededor de 20 por ciento de las tierras del planeta;
• Los pueblos indígenas representan menos de seis por ciento de la población mundial, pero hablan más de 4.000 lenguas de las 7.000 existentes en la actualidad;
• Una de las principales causas de la pobreza y la marginación de las comunidades indígenas es la pérdida de control sobre sus tierras, territorios y recursos naturales;
• Los indígenas tienen un concepto de pobreza y de desarrollo en función de sus valores, necesidades y prioridades. No consideran a la pobreza solo como la falta de ingresos;
• Un número creciente de indígenas viven en las ciudades a causa de la degradación de sus tierras, de la expropiación, de los desalojos forzosos y de la falta de oportunidades de empleo.

Fuente: FIDA

La agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reunirá a representantes de instituciones indígenas, así como a sus socios para mantener un diálogo directo entre todos y mejorar la participación de los pueblos autóctonos en los programas nacionales que financia.

Desde hace siglos, las comunidades indígenas han sido“despojadas de sus tierras, territorios y recursos y perdieron el control sobre sus estilos de vida. Representa cinco por ciento de la población mundial, pero 15 por ciento de los pobres”, precisa el FIDA.

Una de las formas más efectivas para sacarlos de la pobreza es apoyar sus esfuerzos para diseñar y decidir su destino, así como asegurarse de que participen en la creación y la gestión de las iniciativas de desarrollo.

Derechos de los pueblos indígenas

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 13 de septiembre de 2007, establece un marco universal de estándares mínimos para su supervivencia, bienestar y el goce de sus derechos.

El documento trata sobre los derechos individuales y colectivos, sobre cuestiones de identidad y de cultura, sobre educación, salud, empleo e idioma. Además, prohíbe la discriminación y promueve su total y efectiva participación en todos los asuntos que los conciernen.

También garantiza su derecho a permanecer diferentes y a perseguir sus propios prioridades en términos económicos, sociales y desarrollos culturales. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebra todos los años el 9 de agosto con el fin de subrayar sus derechos.

El FIDA lleva más de 30 años trabajando con pueblos indígenas, y desde 2003, 22 por ciento del presupuesto anual del fondo se destina a proyectos que los conciernen, principalmente en América Latina y Asia.

Desde 2007, gestiona el mecanismo de asistencia a los pueblos indígenas (IPAF). Mediante pequeños préstamos de hasta 50.000 dólares financia pequeños proyectos propuestos por ellos con el fin de fortalecer su cultura, su identidad, su conocimiento, sus recursos naturales, así como sus derechos humanos y de propiedad intelectual.

Para facilitar la concreción de los compromisos, el FIDA creó el Foro de los Pueblos Indígenas, que promueve el diálogo y las consultas entre organizaciones indígenas, los funcionarios del fondo y los estados miembro.

Al fortalecer a las organizaciones de base y la gobernanza local, el fondo también ayuda a las comunidades indígenas a participar en el diseño de estrategias para su desarrollo y a perseguir sus propios objetivos y visiones.

La tierra no solo es fundamental para la superviviencia de los pueblos indígenas, como lo es para la mayoría de las poblaciones rurales, sino que es central para su identidad.

“Tienen una profunda relación espiritual con sus territorios ancestrales. Además, cuando tienen un acceso seguro a la tierra, también tienen una base firme desde la cual mejorar su sustento”, subraya el FIDA.

Las comunidades indígenas y sus sistemas de conocimiento pueden desempeñar un papel vital en la conservación y en la gestión sostenible de los recursos naturales.

Potencial de las mujeres indígenas desaprovechado

El FIDA, también llamado “banco de los pobres” porque ofrece préstamos y créditos de bajo interés a comunidades rurales pobres, reconoce el potencial desaprovechado de las mujeres indígenas como administradoras de los recursos naturales y de la biodiversidad, como guardianas de la diversidad cultural y como agentes de paz e intermediarias en la mitigación de conflictos.

Sin embargo, las indígenas suelen estar entre los integrantes más desfavorecidos de sus comunidades por su limitado acceso a la educación, a los activos y a los créditos, así como a su exclusión de los procesos de decisión.

El FIDA es un organismo especializado de la ONU creado como institución financiera internacional en 1977, uno de los resultados más importantes de la Conferencia Mundial de la Alimentación de 1974, organizada para responder a la crisis alimentaria de principios de esa década y que afectó particularmente a los países africanos del Sahel.

En la conferencia mundial, los participantes convinieron que debía “crearse de inmediato un fondo internacional para financiar proyectos de desarrollo agrícola, principalmente destinados a la producción de alimentos en los países en desarrollo”.

Uno de los elementos más importantes derivados de la conferencia fue la comprensión de que las causas de la inseguridad alimentaria y de la hambruna no obedecían tanto a las malas cosechas, sino a problemas estructurales relacionados con la pobreza y al hecho de que la mayoría de las poblaciones pobres de los países en desarrollo se concentraban en zonas rurales.

Desde su creación, el FIDA invirtió 18.400 millones de dólares que beneficiaron a unas 464 millones de personas en áreas rurales.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/02/las-tierras-indigenas-reunen-80-por-ciento-de-la-biodiversidad/

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