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El Prat abre una nueva terminal: la revolución educativa y cultural

Por: Jaume Carbonell

El programa Interseccions promueve la colaboración de los agentes de la comunitad educativa con otros profesionales y entidades del arte y la cultura en un proyecto común de ciudad.

Hay muros que unen

“SOMOS DIVERSIDAD EN COMUNIDAD. En El Prat ponemos un amplio abanico de posibilidades educativas y culturales al alcance de todos. SOMOS EL PRAT, DONDE EL MUNDO CAMBIA. INTERSECCIONES “. Este es el texto de la sábana que, a título de bienvenida, cuelga de la fachada de la escuela Jaume Balmes del barrio de Sant Cosme, igual que lo hace en los otros centros educativos de la ciudad. El alumnado de esta escuela es musulmán, gitano y de otras nacionalidades, nos cuenta su directora Piedad Bodelón: “Con los recién llegados la dificultad se convierte en una oportunidad, porque la diversidad nos enriquece”.

Nos conduce hasta el patio para mostrarnos un segundo espacio de bienvenida muy querido, en donde la comunidad educativa ha dejado su huella artística, representando a los diversos valores sociales del vecindario. Lo han convertido en el símbolo de la unión y la solidaridad entre la escuela y el barrio, “en un lugar que pertenece a todo el mundo”.

Esta intervención artística ha contado con la colaboración de la Escuela de Arte de El Prat y de un artista visual, así como con la de una docena de entidades del barrio: Mujeres sabias, Asociación Salvadoreña en Cataluña, Juventud Banu Prat, Plan de Actuación de Sant Cosme, Fundación Catalana de l’Esplai, etc. Cada una de ellas ha elegido un valor que la define, ha visitado la escuela y la ha representado a través de un relato, un cuento o de una pequeña obra de teatro para que los alumnos los comprendieran. Los niños, en varios talleres, han creado los dibujos y las imágenes gráficas del muro y han construido los instrumentos y herramientas necesarias para pintarlo. Un largo proceso de sesiones de trabajo de los educadores de L’Escola Arte con las entidades del barrio y con los maestros -y entre estos y los alumnos- que desemboca con la pintura mural y la fiesta en la que participa la escuela y el barrio, para ir tejiendo nuevas relaciones sociales significativas.

Este curso están pensando un proyecto similar pero al revés: serán los niños quienes elegirán y trabajarán un valor y se les animó a explicarlo a las entidades a partir de microrrelatos: “Ahora estamos recogiendo información para escribir historias de vida desde la ética, con una gran participación de la comunidad. El nuevo proyecto se construye a partir de una mesa de trabajo entre la comunidad educativa y la comunidad cultural”. Durante el proceso, que cuenta con la colaboración de Daniel Gasol, de Amigos del Arte del Prat y coordinador de los proyectos de artes de intersecciones, intercambian miradas, reflexiones y conocimientos, con muchos momentos de coordinación entre los diferentes agentes: dirección, claustro, ciclos, entidades… Este proyecto dura un año pero el objetivo es que se consolide y sea sostenible para terminar por incorporarlo dentro de su proyecto estratégico del centro. La directora no sabe aún cómo será la conclusión -porque se trata de un proceso dinámico que se va modificando-, pero imagina un museo vivo, con una muestra del trabajo de todo el curso: cómics, dibujos, murales, fotografías, vídeos, representaciones teatrales…

Las cinco claves de esta revolución

El Prat del Llobregat es un municipio de 63.000 habitantes que cuenta con una gran red de equipamientos, zonas verdes y servicios públicos que han supuesto una mejora en la calidad de vida de sus habitantes. Ahora bien, al principio del último mandato municipal el alcalde planteó un reto ambicioso: trabajar un proyecto educativo global para generar un proceso de transformación personal y comunitaria con oportunidades para todos, movilizando todo el activo educativo, cultural y artístico de la ciudad.

Cristina Castells, licenciada en Humanidades y con un máster de gestión cultural, técnica de cultura y ahora responsable del programa Intersecciones, nos explica las claves de esta revolución, compartidas por las otras personas vinculadas al programa. Primera clave: hay una voluntad política inequívoca y se ponen los recuros necesarios, con un presupuesto de 750.000 euros este curso destinado al programa Intersecciones, la herramienta para conseguirlo. Segunda: los departamentos de Cultura y Educación, que habitualmente funcionan como reinos de Taifas con alguna colaboración puntual, pasan a trabajar codo a codo, de manera transversal, con muchas horas de discusión para definir un relato común y con espacios permanentes de reflexión y coordinación. Tercera: se parte de la idea de que todo proyecto hay que hacerlo con todas las entidades y equipamientos y con todos los centros educativos, y debe beneficiar a toda la ciudad a través de una cultura viva en constante transformación. Se trata de ir construyendo la ciudad educadora a fuego lento y a largo plazo. Siempre con el objetivo de conseguir una ciudadanía crítica, libre y feliz. En este sentido, se proponen ir evaluando el impacto en las relaciones y en los cambios experimentados. Cuarta: El Ayuntamiento invierte la lógica de relación con las escuelas, pues parte del conocimiento y reconocimiento de las propuestas y proyectos de centro ya existentes para ir más allá, enriquecerlas y profundizarlas mediante soportes formativos, metodológicos y con recursos técnicos y humanos. Los proyectos, por tanto, se van construyendo conjuntamente, y esto genera confianza y complicidades. Y quinto: “La pregunta que hay que hacer a las entidades e instituciones no es qué me das sino qué construimos juntos, a partir de la cooperación y la corresponsabilidad. Por tanto, se va más allá de la clásica oferta de catálogo de servicios, un cambio sustantivo en las relaciones territorio-escuela. También hay que hacerse constantmente esta otra pregunta: “Lo que hacemos ¿genera innovación, modifica algo?”.

El proyecto busca fomentar procesos de aprendizaje transformadores en cinco ámbitos de trabajo: Educación en las Artes; Conocimiento científico, técnico y digital; Lectura; Impulso del inglés, y Conocimiento de la ciudad. Actualmente el programa Intersecciones incluye una red comunitaria de 30 centros educativos, 10 centros culturales y 33 entidades sociales, culturales y educativas. Los proyectos, que tienen una duración mínima de un año, cuentan con dos instrumentos: el laboratorio de propuestas prácticas -espacios de gestación de futuros proyectos entre el ayuntamiento, profesionales y centros educativos- y los entornos de aprendizaje -espacios de reflexión y formación donde se comparten conocimientos y buenas prácticas educativas- el grupo motor de Intersecciones lo componen los jefes de Cultura y de Educación, la dirección, los cinco responsables de áreas que definen las orientaciones y estrategias y una oficina técnica con seis personas que dan apoyo técnico y metodológico y contribuyen al desarrollo operativo del Programa.

Paseo por tres comunidades educativas

En la escuela Can Rigol, un centro de Educación Especial, comenzaron un proyecto de Artes Visuales. En la fase inicial de diseño están identificando necesidades y se proponen tres líneas de actuación: la elaboración de un decálogo sobre la inclusión de la diversidad cultural en los espacios artísticos y culturales; la preparación de un festival al final de curso donde se haga visible el trabajo realizado, y la introducción de nuevos procesos metodológicos y artísticos en el aula. “Hemos apostado por el arte desde hace tiempo. La creatividad es básica, pues ofrece oportunidades muy enriquecedoras y permite trabajar la emotividad “, sostiene Marta Pons, la jefa de estudios. Con el proyecto que comparten con la Escuela de Artes de El Prat y UNZIP Artes visuales quieren dar un paso adelante: “Es un trabajo muy intenso y enriquecedor”. Para el festival se ha elegido la temática del agua, donde cada grupo trabaja un aspecto diferente: su ciclo, los tres estados, los fenómenos atmosféricos, las propiedades, el mar, la pesca, los retos de futuro…

En la escuela Jacint Verdaguer un grupo de 4º de primaria esta ensayando el concierto de Navidad que tendrá lugar en el teatro municipal. Los alumnos tocan cinco instrumentos diferentes: saxo, clarinete, flauta, trompeta y trombón. Un rato antes han están trabajando separados por grupos con cada instrumento. La escuela ha hecho una apuesta importante por la música y se lo ha organizado para tener tres especialistas de la materia. Junto con tres músicos de la Escuela de Arte impulsan el proyecto “Entrevents” para los alumnos de 3º a 6º. Le dedican una sesión semanal. El objetivo, explica Mari Paz, la directora del centro, es “que la mùsica llegue a todos y que todos puedan tocar un instrumento. Para estos niños que no han ido nunca a escuchar una orquesta y para sus familias esta experiencia es culturalmente muy significativa. Se sienten muy motivados y orgullosos”.

Cada semana hay una reunión de coordinación entre todos estos educadores. Hoy, aprovechando nuestra visita, se dedican a hacer una valoración del proyecto. “Aquí la música, a diferencia de otros centros donde se ha convertido en un aprendizaje muy individual, es una actividad socializadora: va del niño al colectivo”. Hay quien lo compara con la educación musical que recibió: “Todo era teoría y no tocabas nunca ningún instrumento; como mucho la flauta, nada más”. También destacan la educación de valores como la escucha, la concentración, la paciencia y la colaboración. “Se ayudan mucho entre ellos porque saben que si uno falla se va a pique”. Aparte de los tres conciertos anuales, también se organiza anualmente la “Tocata” con todos los alumnos de 4º del proyecto Entreinstruments para que las cuatro escuelas donde se aplica se relacionen. Para promover este intercambio también se hacen visitas a los centros acompañadas de pequeñas actuaciones e, incluso, las familias están tratando de formar una orquesta. Es así como la música circula por todas partes y desde la escuela se proyecta en toda la ciudad.

Hay centros que llevan a cabo varios proyectos, como es el caso de la escuela Josep Tarradellas: danza, impulso del inglés y teatro. Un grupo de alumnos colocados en círculo siguen las consignas del educador externo. “Zip, hacia la derecha, zap, hacia la izquierda. Tenéis que miraros a los ojos”. Los alumnnos disparan los brazos en la dirección correspondiente como si fueran a tirar una flecha. “Es un juego y tenemos que velar porque todo el mundo lo haga bien, porque somos una compañía”. Es una de las técnicas de concentración y control del cuerpo que se ejercitan a lo largo del primer trimestre. Después se dedican a la escritura de la obra: hicieron una encuesta sobre de qué querían hablar, sale el bullyng y deciden adaptar un texto de Robin Hood sobre esta temática. Y acabará con el festival, con la representación de la obra. La finalidad de este proyecto es que el alumnado, a partir de la experiencia de participar en una obra de teatro, aprenda habilidades relacionadas con la creación y producción teatrales. De la realización de este proyecto se encarga la Escuela de Arte de El Prat, con colaboración de profesionales del Teatro Kaddish, que tienen un cuidado especial tanto del proceso como del producto final.

En este mismo centro funciona el proyecto de impulso del inglés con la participación de Auxiliares de conversación en grupos reducidos de alumnos de todos los grados durante un par de horas a la semana. Se trata del proyecto más compartido, pues se desarrolla en la mayoría de centros. Se pretende introducir el inglés en la cotidianidad de los centros educativos y estos organizan la conversación en espacios y horarios específicos, o bien en el comedor, en el patio, en las salidas o en otras actividades. El inglés cuenta con un laboratorio de propuestas prácticas que culmina con la celebración del Spring Festival, con stands para mostrar los proyectos, propuestas de actividades con el apoyo de los auxiliares de conversación, teatro, música, etc.

Paseo por tres comunidades culturales

Desde el Centro Cívico Ribera Baixa se trabaja el ámbito del conocimiento científico, técnico y digital, donde se investiga para generar conocimiento a partir del laboratorio, pero también se proponen soluciones innovadoras y creativas desde una perspectiva crítica para entrelazar todo el potencial tecnológico con el día a día de las personas.

Cristian Añó, el coordinador metodológico de Interseccions, procura que se garantice una visión lo más transversal posible, así como la necesaria equidad en todos los ámbitos, y comenta las dificultades de construir un relato común. “Sólo hablar el mismo lenguaje ya es importante, pero transformar los marcos mentales requiere tiempo. Por eso es tan importante consolidar las herramientas transversales y la comunicación. Sabemos, sin embargo, que el proceso del proyecto genera cambios de actitudes y que Interseccions es ya hoy un gran activo de la ciudad”.

El proyecto “Inventamos y investigamos por la sostenibilidad” dispone de una red donde participan cuatro escuelas, un instituto y dos centros cívicos que van tejiendo procesos intererconectados y proponiendo diversas acciones por los centros. Cada uno de ellos investiga a su manera experiencias de sostenibilidad y de no sostenibilidad en la vida cotidiana. De aquí a unos días se reunirán para ver cómo consensúan un relato común y comienzan a pensar en la realización de un videojuego, una de de las herramientas más potentes de participación y de comunicación en la ciudad. También se difunden las experiencias a través de la radio y televisión local. Daniel Velasco, director del Centro Cívico, nos cuenta que desde aquí se acompaña todo este trabajo. Otra iniciativa en la que interviene es en el proyecto Pequeños Cuentos. “Antes era un concurso literario pero ahora se ha abierto a otros ámbitos de la creación para contar historias con diferentes medios: texto, fotografía, vídeojuego. El reto es que las familias también se impliquen”.

La biblioteca Antonio Martín es espléndida y dispone de una gran variedad de salas para diversos usos. En una de ellas hoy está la reunión mensual del proyecto de conversaciones literarias. Durante la primera hora han estado juntos y en la segunda se han dividido en tres grupos para preparar las actividades del segundo trimestre: un primer grupo de escuelas primarias, con representantes de dos AMPA y un asesor del Centro de Recursos Pedagógicos; en el otro el profesorado de instituto, y, en el tercero, las guarderías, donde participa la directora del ámbito de Lectura, Montse Morillas. Nos comenta que la conversación literaria consiste en una lectura en voz alta, utilizando sobre todo -de 1º a 6º- álbumes ilustrados, durante media hora a la semana. Durante el primer trimestre han estado recibiendo formación del grupo Gretel de Universidad Autónoma de Barcelona. Y el mes de mayo se hará la gran fiesta literaria abierta a la ciudad. Al mismo tiempo, en el marco de las actividades extraescolares los centros invitan a las madres y los padres para ayudar a fomentar la lectura en casa con sus hijos.

En relación a la lectura hay que añadir que el Ayuntamiento del Prat y la Fundación Bofill, desde el curso 2014-15, llevan a cabo el programa LECXIT que también se ha incorporado a Interseccions. Se trata de trabajar el hábito de lectura entre los niños de forma lúdica y amena, media acciones comunitarias y de voluntariado.

En el Centro de Cultura Torre Muntadas nos recibe Marga Gómez, responsable del ámbito de Conocimiento de la ciudad, archivera municipal e historiadora, con un puñado de publicaciones sobre el Prat. Los proyectos que se reúnen son de tres tipos. En el primero, “Remover la Nave” (Centro de Cultura Popular que reúne la Fefederación de  entidades), participan varios centros y una AMPA. El objetivo es que cada colectivo elija un elemento de la cultura popular, lo trabaje con un artista plástico que los apadrine y realicen un proyecto gráfico dentro para embellecer este espacio. En el segundo, “Conexiones”, participan cuatro institutos. El proyecto se trabaja en horario lectivo durante todo el curso, partiendo de una temática común que cada uno orienta de una manera diferente. Hace dos años se centró en los exilios y las migraciones; el curso pasado en las identidades líquidas definidas por Bauman, y este, en las diferencias: sociales, de género, etc. Y el tercero es el de “Memorables”, un proyecto de aprendizaje-servicio que sirve para recuperar la historia oral del Prat. “A partir de la experiencia de grabaciones sonoras y audiovisuales, se pretende que el alumno se conciencie sobre la importancia de preservar y difundir el patrimonio y la memoria histórica de la ciudad”.

El producto final es una exposición. La que se preparó el año pasado y que hoy todavía se puede ver es sobre las mujeres en la fábrica, que tiene como principal finalidad poner de relieve la importancia del trabajo femenino en el proceso de industrialización del Prat. Esta muestra se inauguró en septiembre coincidiendo en la Fiesta Mayor. Es así como el trabajo de la comunidad educativa se conoce y se reconoce en la ciudad. Y es así como la fiesta de la educación y de la cultura comienza a revolucionar la ciudad. Son los inicios de la tercera terminal del Prat.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2018/12/05/el-prat-abre-una-nueva-terminal-la-revolucion-educativa-y-cultural/

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“Cualquiera que me diga que no importan las ratios, que se pare al frente de 30 chicos de 3 y 4 años y me diga que no”. Entrevista a Milagros Nores.

Entrevista/06 Diciembre 2018/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/Fuente: El diario la educación

La educación infantil necesita más inversión para bajar ratios y, así, poder producir interacciones de calidad que garanticen un correcto desarrollo de la infancia. Esta es una de las claves para Milagros Nores.

Milagros Nores es co-directora de investigación del Instituto Nacional de Investigación en Primera Infancia del Graduate School of Education de la Universidad de Rutgers, en New Jersey. Es doctora en Educación y en Economía por la Universidad de Columbia. Ha viajado a España para dar una conferencia de la mano de la Fundación Sociedad y Educación y de la Fundación Ramón Areces. Aprovechamos unas horas antes para hablar con ella sobre la conferencia, la educación infantil y hacia dónd deberían dirigirse las políticas públicas en relación con la primera infancia.

¿Qué contará en su conferencia?

Una charla que habla sobre los beneficios de la educación infantil a largo plazo sobre programas que la han estudiado hasta la adultez. Beneficios en salud, criminalidad, en rendimiento en el mercado laboral… Programas de primera infancia de alta calidad. Estos han formado una base fuerte de literatura en primera infancia sobre la que se ha formado gran parte del razonamiento de por qué es importante invrtir en primera infancia.

Seguir a estos niños hasta la adultez permitió medir los beneficios en todas las dimensiones como los costes del programa para poder hacer esa relación coste-beneficio, que se sitúa entre 3 y 16 dólares por cada uno que se invierte en primera infancia.

Fuera de esto, es ver qué evaluaciones o políticas internacionales existen en el momento y que son parecidas y han mostrado algún tipo de impacto a nivel nacional (como expansiones de programas de primera infancia, como programas de visitas domiciliarias, estimulación temprana) y tratar de traer eso y ver la importancia de los primeros años y de intervenir, así como las implicancias para el desarrollo de los niños hasta la edad adulta.

¿Es cara la edución infantil?

En primera infancia podrías considerar un paquete de intervenciones: visitas domiciliarias, programas de estimulación temprana, programas en centro de preescolar… cada uno tiene distintos costos. Y si es caro o no depende de las circunstancias locales y de los programas existentes.

Ahora, es mucho más caro no invertir en primera infancia que hacerlo. Los niños de bajos y medios ingresos, si hay una financiación adecuada, tienen menor probabilidad de criminalidad, de embarazo adolescente, de comportamienos de riesgo (como el consumo de alcohol, tabaco…), mayor salario como adulto, mayor probabilidad de ir a la universidad… La combinación de todo esto supone una población productiva con menores costos a la salud, con menor necesidad de servicios públicos, menos tendencia a la repetición y mayor rendimiento.

Lo que pasa es que el costo de invertir en primera infancia es hoy y los beneficios son futuros. Pero son beneficios acumulativos a largo plazo, que son mucho mayores que los costos.

Fotografía: Universidad de Rutgers

La etapa suele estar dividida en dos ciclos. Esta separación, ¿es mejor o peor? ¿Es solo cuestión de dinero?

La separación en ciclos es bastante común; se ha dado más por una tradición de que el 0 a 3 se ha quedado en los ministerios de Bienestar Social y por ahí se han unificado los de educación.

Sí se muestra que cuanto más integrados sean los servicios y cuanto más alineados, en el sentido de que no tiene el centro educativo necesariamente que servir el 0-3, pero sí se alinear los programas y pensar en los niños como un contínuo. Puede ser que en el 0 a 2 haya visitas domiciliarias con las familias u otra medida. Cualquiera que sea la planificación, que se piense en los niños desde los 0 hasta que termine la universidad. Ver cuál es el acompañamiento perfecto y que se piense al niño desde todas sus necesidades. La exposición de los niños de 0-3 a riesgos adversos ya sea padres en la cárcel, drogadicción en el hogar, falta de alguno de los padres, excesos ambientales de riesgo, de salud, de lo que sean, esos niños tienen problemas muy altos de estrés, y todo eso afecta a su desarrollo de una manera muy fuerte. Esos chicos nunca van a tener el desarrollo o el potencial de uno con una infancia estimulada…

Reducir todo esto y compensar implica dos vías distintas de desarrollo de ese niño. Una es una trayectoria en la que probablemente el chico termine con algún diagnístico de ADH o TDA, donde hay una infancia deprivada, con rendimientos muy bajos en la escolaridad, versus una trayectoria normal. La decisión está en dónde intervenir y cuándo para decidir entre las dos trayectorias. En cualquier caso, interesa una programática contínua para esos chicos en salud, intervención, educación, estimulación… Entonces ¿qué tan caro? Lo es si uno piensa tal vez en centros educativos, pero si se piensa en otro tipo de seguimientos, de acompañamiento, de visitas domiciliarias, de estimulación temprana…

Los programas además se pueden crecer. Empiezan con los niños de mayor deprivación hasta escalar los programas para que lleguen a la clase media y luego hasta universalización… Empezar desde un programa más targeted hasta uno más universal.

La universalidad permite la integración absoluta entre todos los niños y asegura que todos terminen en una trayectoria compleja y, además, la subsidiación entre todos los niños. Pero el punto es pensar en un contínuo desarrollo para todo niño. Lo que te ahorres en repetición, en no terminar en servicios de educación especial (que es donde terminarán)… Es pensar en mover algunos costos de educación primaria a la educación temprana.

¿Y qué es una educación de calidad? El apellido aquí es importante…

Sí, es importante y no es una palabra fácil. Calidad no es tanto el edificio, el espacio. Tiene más que ver con las interacciones que se den entre el adulto y el niño, la capacidad de estimular, los espacios para estimulación y juego, la calidad del lenguaje en ese espacio… no solo un lenguaje del adulto al niño, sino un espacio en donde el adulto le pregunte al niño sobre su pensamiento y le invitea reflexionar sobre lo que está haciendo.

Un ejemplo: si un niño construye una torre y se le cae, típico, se frustra terriblemente. Se le pueden hacer preguntas: “¿Cómo la construiste? ¿se te ocurre alguna idea para que sea más sólida?”. El chico entonces hace un plan. “Probá algo nuevo”. La idea de que el chico es un explorador y está procesando su idea. Apoyar el pensamiento lógico y el análisis del chico, no solo darle vocabulario aunque este ayuda, son los pilares.

Otro ejemplo: le damos un libro. En un espacio de baja calidad, el libro se lee, se termina y se les pregunta: “¿Les gustó?”. En un espacio de alta calidad es: “Veamos qué pasó en el libro, qué les gustó. Hoy leeremos la mitad ¿cómo piensan que va a terminar? ¿qué pasará después? Demos tres hipótesis en el grupo y mañana lo terminamos y vemos cuál funciona”. Los chicos hacen así proyecciones, hipótesis, ideas, reflexiones… y además entienen que el libro tiene un comienzo, un medio y un desenlace, que el final puede cambiar… dependiendo de cómo proyecta uno la lidea. Es el proceso de pensamiento y de reflexión. Todo en un proceso de juego, aprendizaje, espacio… la interacción ha de ser cálida, pero además ha de ser estimulante y cuadrar con el juego del niño. Integrando conceptos de medida, espacio, lógica, análisis… Es un proceso lindo y a la vez sensato y lógico a la edad del chico. Eso es calidad, en definitiva.

La formación docente es fundamental. En muchos lugares hay diferentes trabajadoras con distintas para trabajos parecidos…

Hay todo un campo de quienes trabajan en primera infancia; hay donde no tienen capacitación adecuada y trabajan generalmente en “negro” o casi. Tal vez se dedican al cuidado en casa, por ejemplo. Después están las calificaciones de maestros en las que no hay alineamiento entre lo que es necesario en el aula y lo que está ocurriendo en los programas de profesionalización.

Si no hay capacitación en primera infancia, se nota en las aulas. Si la maestra o técnica no tiene capacitación en primera infancia, está claro que justamente en esos procesos no existen los conceptos ni la capacidad de apoyo. Por ahí, tal vez, sí exista el ambiente cariñoso, lo básico está. Tal vez al chico se lo mantiene a salvo. Pero esto es cuidado básico; que esté sano, salvo, en un ambiente cariñoso y donde se lo cuide en lo socioemocional y como persona, eso es lo básico. Pero no es estimulación cognitiva y no es educación. Sí es nivel educativo lo que llamamos soportes instruccionales: la capacidad de apoyo metacognitivos (de lo que acabamos de hablar), y la capacidad de apoyo en el lenguaje.

Y todo eso no ocurre, necesariamente, si no hay capacitación. Es lo más difícil, la parte que más les cuesta procesar a las maestras de primera infacia en muchos lugares porque les cuesta mezclar matemáticas, ciencias y lenguaje en una cosa básica a la vez que tratamos a las chicas y chicos de 3 y 4 años. Les cuesta, si no tienen la profesionalización adecuada, entender, en un espacio de juego, cómo integrar contenidos, lenguaje y hacer procesos de pensamiento lógico. Lo que hay es un cuidado, el basic childcare; pero si no hay contenidos educativos, no hay efectos de largo plazo, los efectos que hemos visto. No es de calidad.

Y cuidar a los chicos es válido si lo que queremos es apoyar la salida al mercado laboral de las mujeres pero no es suficiente para los efectos a largo plazo para niñas y niños.

Hasta hace poco, en España, pensar en infantil como una etapa de cuidados, con un servicio para la conciliación laboral. Ha costado que calara el discurso de lo educativo.

Esto pasa en otros lugares. Un planteo válido, pero no el que va a generar los cambios. Es el planteo sostenible y es importante porque ayuda a la salida de la mujer al mercado laboral, al mejoramiento de la capacidad financiera de la familia y tiene, por lo tanto, otros efectos en la familia, la pareja y el niño. Pero no tiene sobre el niño el efecto cognitivo, socioemocional, en las funciones cognitivas y todos los efectos de largo plazo que se espera que genere.

El tema es: cuidado puede ser un objetivo viable y lógico como sociedad, pero ya que tenemos a los niños en centros (risas), ya que ya lo tenés, ¿por qué no hacer el siguiente paso y que sea educativo, con los contenidos, la profesionalización adecuadas para que, de paso, cambiemos las trayectorias educativas de estos chicos: oportunidades de vida, efectos a largo plazo? Eso implica que hay que movilizar y cambiar; invertir en maestros implica plata, lógicamente, porque significa profesionalizar.

Hay sociedades en las que con la parte de cuidados tienen suficiente. Yo apuesto más a una inversión más alta porque tiene efectos a largo plazo mucho más altos y sociales, como país, más lógicos.

¿Cómo influyen las ratios?

Bueno, también depende de la edad, pero las ratios importan. Cualquier ser humano que me diga que no, que se pare al frente de 30 chicos de 3 y 4 años y me diga que no. No es sostenible mantener conversaciones de alta calidad, apoyo metacognitivo o apoyar determinados procesos con una ratio muy alta. Cierto que algunas sociedades asiáticas lo han logrado mantener, ratios altas con calidad, porque funcionan de disttintas maneras. En EEUU, los programas de alta calidad en preescolar tienen ratios de dos adultos con 15 a 20 alumnos de entre 3 y 4 años. A menor edad, bajan la ratio. El tema es, para generar esas relaciones y comunicaciones, ¿cuáles son los espacios y cómo necesitas tener esas relaciones? Entonces los ratios importan. En cuanto la subes es imposible tener esas conversaciones, o es mucho más difícil. El espacio se convierte en un lugar donde todo se genera en grupo grande, liderado por la maestra, mucho más directivo, y mucho menos de ese trabajo en grupo pequeño, individualizado… porque no se puede manejar.

Hacer trabajos en grupo o juego libre, cuando tenés 30 chicos corriendo, es mucho más dicífil y por eso empieza a ser mucho más controlada la actividad. Pero cuanto más controlada la actividad, menos probabilidades de aprendizaje.

Aquí, al menos, cada vez hay más presión de arriba abajo. Por ejemplo, la gente de primaria que presiona al segundo ciclo de infantil, para que niñas y niños sepan leer o escribir.

La literatura no apunta a que sea lo que llamamos desarrollo apropiado, que los chicos estén estudiando para fines de 5 años, por lo menos. No deberían estar leyendo hasta alrededor de los 5 o 6. Muchos empiezan a leer a esas edades, aunque cada idioma es distinto, en nuestro sistema, por lo menos. Y empiezan a mostrar lo que llamamos escritura fonética… sí empiezan a leer, pero no lo hacen perfectamente. Debería estar en los principios. En la distribución de la clase tendrás chicos que lean muy bien, otros que no, que están en medio. Debería haber una mezcla. Es difícil. Los chicos que tienen interés por leer, saltan; y hay a quienes les cuesta.

A medida que los estándares se han empujado en los últimos años ha habido un empuje, en mi percepción, de los logros académicos cada vez más para abajo. En vez de entender que lo que debería haber, lo que tiene que guiar el desarrollo de los niños es qué edad, qué etapa y qué nivel tienen y no empujar cada vez más los estándares. Los 6 y 7 es una edad en la que deberían guiarse por lo que los chicos desarrollaron hasta ese momento y no por las necesidades de la primaria básica.

Aquí se llega a la exigencia, entre ciclos de infantil, para que no haya niñas y niños con pañales en el segundo ciclo. Acabas convirtiendo el pañal en un logro académico.

Pero tenés un chico que no quiere, y no quiere (risas). Hablaba con una persona de un estudio que demostró que los niños que están en el menor mes de ingreso, en Estados Unidos, tienen más probabilidad de diagnóstico de ADHD (TDAH). Los menores son los inmaduros… hay una tendencia muy grande de presionar para que los chicos estén en A, B, C (forma d ls notas en EEUU)… en vez de pensar que el expectro de desarrollo normal es una distribución, y es amplia. Hay edades y etapas de desarrollo que permiten ciertos grados.

Incluso hay comportamientos que, por ahí, uno considera que hay algo mal. Pero si hay solo uno, se considera que el chico es normal. Si el chico es absolutamente normal (socioemocional, cognitivo…) pero usa pañal a los 4 o 5 años, no tiene ningún problema. Va a dejar el pañal, todos lo hacen.

Todo chico aprende a leer. Aunque a algunos les cuesta más. Lo que le cuesta mucho a la maestra, no por serlo sino porque el sistema educativo no les enseña, es la diferenciación. Aprender a trabajar con la parte de abajo y de arriba de la distribución. Con quien sabe leer muy bien y con quien no. Con el que tiene una fonética muy clara y con el que no. Es mucho más fácil enseñar a un grupo homogéneo que a uno muy heterogéneo. Para lo que los sistemas de capacitación no son muy buenos es en dar estrategias de trabajo amplias para trabajar con chicos muy distintos dentro de cada grado. Es lo que cuesta más. Y lo que solemos hacer es trabajar con los de abajo para subirlos, pero nos olvidamos de los de arriba. Esta es una debilidad muy grande de los sistemas de profesionalización de maestros. Y lo vemos en cualquier lado. Todo el mundo aprende lo mismo, de manera que la mitad de la clase está aburrida y la otra aprendiendo las letras.

A menos que cambiemos el sistema y todos aprendamos las letras. Entonces sea todo exposición a todo… lo difícil es eso, manejar la distribución. Un buen sistema de capacitación contínua de maestras les ayuda a trabajar con esa diferenciación. Un buen sistema ayuda a trabajar los problemas entre maestras y a ver a los niños con una continuidad y trabajar la diferencias entre ellos a lo largo del sistema, en vez de dejar que las maestras se peleen entre ciclos.

Una maestra de infantil me decía hace algún tiempo que el ciclo madurativo debería ir desde los 0 a prácticamente los 12 años…

Por lo menos pensar en un continuo hasta que el chico tiene la capacidad de lectura y escritura muy establecida, sobre 2º de primaria, porque ahí la lectoescritura le da la capacidad de adquisición del resto de conocimientos de otra manera.

La capacidad, desde el infante hasta la lectoescritura establecida, debería ser pensado de manera curricular, como un contínuo claro de trabajo y las maestras deberían estar todas pensando en ese continuo. Y el sistema de apoyo, las administraciones públicas… y las transiciones en ese contínuo deberían estar pensadas para que no haya competencia ni golpeteo y no se echen la culpa unas a otras. El asunto es cómo apoyar al niño en ese  proceso, hasta que está la lectoescritura bien establecida y el acceso a los otros conocimientos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/05/cualquiera-que-me-diga-que-no-importan-las-ratios-que-se-pare-al-frente-de-30-chicos-de-3-y-4-anos-y-me-diga-que-no/

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El Salvador llega a 120 municipios libres de analfabetismo

Centro América/El Salvador/06 Diciembre 2018/Fuente: Prensa Latina

Los municipios salvadoreños de Meanguera del Golfo y Carolina fueron declarados hoy libres de analfabetismo, y ya son 120 con tal distinción en esta nación centroamericana.
Ambas demarcaciones del oriente salvadoreño cumplieron su propósito de alfabetizar al 96 por ciento de su población mayor de 15 años de edad, como establecen los estándares internacionales de Naciones Unidas.

Dalila Clímico, gerente del Programa Nacional de Alfabetización, resaltó el papel de los promotores que, en el caso de Meanguera, navegaban semanalmente hasta dicha isla del golfo de Fonseca para cumplir su misión pedagógica.

‘En Meanguera del Golfo hoy podemos decir misión cumplida y vamos en la ruta de alcanzar la meta, declarar a El Salvador libre de analfabetismo’, aseguró Clímico en ese territorio, perteneciente al departamento La Unión.

‘Me ha cambiado la vida, siento como que estoy conociendo de nuevo el mundo, aunque sea viejo, pero lo estoy conociendo’, comentó el sexagenario Lázaro Valladares, un agricultor que recientemente aprendió a leer y escribir.

A su vez, Carolina se convirtió en el séptimo municipio del departamento de San Miguel libre de analfabetismo, junto a Comacarán, Uluazapa, Quelepa, Nueva Guadalupe, Nuevo Edén de San Juan y Villa San Antonio.

Angélica Paniagua, directora nacional de Educación de Jóvenes y Adultos, precisó que en San Miguel fueron alfabetizadas cinco mil 621 jóvenes y adultos, gracias al apoyo de casi dos mil facilitadores voluntarios.

Con la campaña ‘El Salvador Alfabetizado ÂíEs Posible!’ fueron atendidas 23 mil 991 personas de 160 municipios entre enero y julio, y para el segundo semestre del año se calcula que la cifra ascenderá a 58 mil más.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=234188&SEO=el-salvador-llega-a-120-municipios-libres-de-analfabetismo
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“Los profesores quieren ser inclusivos, pero necesitan apoyos”. Entrevista a Gordon Porter. Director de Inclusive Education Canada

Entrevista/06 Diciembre 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: el diario la educación

Gordon Porter viene de Nueva Escocia (Canadá). Allí eliminaron los centros de educación especial en los 80. Practican inclusión educativa desde entonces, sin graves problemas, dice.

Gordon Porter es curioso, muy curioso. Este canadiense, director de Inclusive Education Canada y una de las principales voces en el mundo cuando se trata de hablar de la inclusión educativa, quiere saberlo todo del funcionamiento del sistema escolar en España y de otras cuestiones, como la economía o la crisis de la construcción.

También es difuso: tiene ejemplos para todas las situaciones que describe, que le llevan a hilar temas y acabar hablando de algo poco relacionado con lo que se le ha preguntado. La conversación vuela, sin embargo, y aunque se desvíe siempre ronda la educación inclusiva. Porter ha pasado por Madrid invitado por la Fundación Once para dar una conferencia durante el IV Congreso Universidad y Discapacidad para explicar cómo en Nueva Escocia, la región canadiense donde vive y de la que es asesor del Ministerio de Educación, se suprimieron todos los colegios de educación especial y se practica (con éxito) una inclusividad total.

Empiezo devolviéndole la pregunta que lanzó durante su intervención: ¿Cuál es el principal ingrediente para lograr una buena inclusión educativa?

La razón por la que la inclusión es importante es porque significa que los jóvenes que habitualmente son segregados y no tienen relaciones con otros chicos es que con inclusión son capaces de juntarse. Eso es bueno para los chicos con discapacidades, porque los otros ven que hay una persona más allá de una discapacidad que no te define, como una silla de ruedas o un lenguaje limitado. Eres una persona real, con tu personalidad. Y solo estando juntos en la escuela durante mucho tiempo este entendimiento se consolida. Es importante para los chicos típicos saber esto, que son personas reales, diferentes y que no deben pensar en la negatividad. Es importante también para los chicos con discapacidad porque pueden estar con los otros. El elemento clave, por tanto, es que pasas cientos de horas con chicos que no tienen discapacidades y aprenden de ellos: habilidades sociales, de comunicación, de comportamiento. Desarrollan su lenguaje, se preocupan por cómo visten o por cómo se comportan. La inclusión hace esto posible. También puede haber buenos profesores, pero el aspecto fundamental y profundo es que los chicos que normalmente son segregados se incluyen, son parte del todo y no periféricos a sus grupos sociales.

En su estado no tienen colegios especiales desde los 80 y el sistema funciona y el mundo no ha colapsado.

De hecho, es un sitio muy conservador. La inclusión no es una idea radical, es conservadora porque se basa en que tienes familias con hijos con discapacidades. Y las familias se ocupan de ellos, viven en comunidad, van al colegio. ¿Qué otra cosa iban a hacer? Es muy conservador, lo que ocurre es que a veces creamos otras realidades en las que la gente se inventa razones para vivir. Si retrocedes a los años 30 se decía que estos chicos están averiados, incluso en los 90 me lo comentaban. Hubo un tiempo en el que simplemente mandábamos a los chicos a estos centros. Eran como almacenes para estas personas. Así que lo paramos en los 50. Pero durante un tiempo creímos que los colegios especiales eran el único lugar. Pero después ya vimos que si quieres mantener a los chicos con sus familias y van a ir al colegio, tienen que ir a colegios ordinarios. Y si tienes a chicos que van a colegios especiales tienes que ver si van a colegios que estén cerca de su casa o van lejos de sus hermanos y amigos. En las ciudades grandes el patrón es que los centros de tu área igual no se hagan cargo de tu hijo si tiene una discapacidad severa y te manden a un centro que esté lejos. El problema con eso es que estos chicos nunca verán a sus vecinos y crean relaciones con gente a la que no van a volver a ver durante el día. Luego vuelves a tu barrio y no eres parte del grupo de personas de tu edad, no conoces a nadie. No tiene sentido esta escolarización. El beneficio de la inclusión es que vas al colegio con otros chicos de tu entorno.

En España se abren cada vez más clases específicas dentro de colegios ordinarios. ¿Qué le parecen?

Son mejores que los colegios especiales, sobre todo si están en el barrio. Pero mi experiencia es que no son necesarias, que pueden pasar la mayoría del tiempo en el ambiente común de aprendizaje (es el término que utilizamos, en inglés: common learning environment). Es un espacio que comparte el alumnado, con o sin discapacidad. La mayoría, si sus profesores les apoyan, no necesitan pasar tiempo en una clase especial. Quizá algo, pero no mucho. La clave es asegurarse de que se hace porque el chico lo necesita, no porque lo necesita el profesor, porque habitualmente se hace esto porque es más fácil. Tengas problemas de aprendizaje, de conducta o una discapacidad, si el colegio facilita la labor para el profesor porque tiene alumnos disruptivos por su conducta lo están haciendo por el profesor, no por los alumnos. Lo más probable es que acaben diez chicos con problemas de conducta en la misma clase, con un profesor o dos. ¿Y qué va a pasar? Van a aprender los malos hábitos unos de otros. Los profesores saben que no es lo correcto. Los profesores quieren ser inclusivos, pero necesitan apoyo.

Uno de los elementos críticos para la inclusión es llegar al punto en el que los padres entiendan y crean que los colegios ordinarios pueden educar a sus hijos perfectamente en vez de decir que no pueden, no saben. Hay que superar eso; hasta entonces muchas familias no creerán que la inclusión puede funcionar. En algunas grandes ciudades el sistema es tan rígido que la mayoría de familias creen que la inclusión no funcionará. Quienes quieren inclusión, la tendrán. Los que no estén seguros, probablemente serán manipulados por las autoridades escolares y no les darán razones para ser optimistas y aceptarán la vía especial.

En España uno de los argumentos más habituales de las familias es la libertad de elección. “Quiero que mi hijo vaya a un colegio de educación especial”. Porque así se lo han contado. ¿Deberían ser obligados a ir a un colegio ordinario para avanzar hacia la inclusión?

Es mejor pasar por un periodo de transición. Puede que acabes llegando ahí, pero creo que es duro. Sería mejor si hubiera colegios más receptivos, con más capacidades. Sería bueno crear confianza en los colegios ordinarios, enseñar que se puede hacer, pero que es necesaria cierta confianza de las familias. Es un proceso.

¿Pero no es lo que hicieron ustedes?

Hay que ser muy audaz para moverse en esa dirección. Nosotros no dijimos: “A ver cómo va”. Explicamos que ese era el objetivo y que para lograrlo y que familias y docentes vieran que era buena idea necesitábamos unos cuantos colegios que lo pudieran hacer y lo hicieran con éxito. Explicárselo a otros centros, instruir a los directores y prepararles para eso. Formar a los maestros. Traer a las familias y juntarlas con otras de niños con discapacidad para que vean que funciona. Tienes que crear conocimiento y confianza. Conocimiento para hacerlo bien y confianza en que las familias y los profesores confiarán en ti. El problema es que muchas administraciones no pueden hacer ni una ni otra. Los burócratas equidistantes (un poco de esto, un poco de aquello, segregación para unos, inclusión para otros) no son capaces de hacerlo. Nuestra región no es especialmente rica dentro de Canadá, pero sí lo es comparada con muchos países. No podríamos haber hecho esto si no dedicáramos todo el dinero a la inclusión. Tienes colegios ordinarios y colegios especiales. Nadie tiene dinero para financiar ambos. Nadie. Así que cogimos todo el dinero de un sitio y lo pusimos en el otro. Cuando lo haces te das fortaleza y la capacidad de sacarlo adelante. No es perfecto, habrá problemas, a veces serios, pero si divides tu dinero nunca podrás realizar la inclusión adecuadamente, según mi experiencia. El problema con los países que no tienen líderes audaces es que tratarán de hacer ambas cosas, pero no puedes tener colegios inclusivos manteniendo a largo plazo la opción de la segregación. La segregación no es buena. Aproximarse a la inclusión es como ponerse el cinturón en un coche o el avión o las campañas antitabaco. Empiezas diciéndolo. “Es bueno para ti”. Pero acabas eliminando la opción. Con el tema de fumar en Canadá primero la gente fumaba en la puerta de los edificios. Ahora hay ciudades donde no se puede fumar en ninguna. Así que gradualmente se va en la dirección que marca la ciencia y la investigación.

Y la ley.

Esa es la otra. La ley en la mayoría de los países que he visto dicen que van a practicar la inclusión. España firmó la Convención Internacional de Derechos de Personas con Discapacidad. ¿Se la toman en serio? No. La mayoría de los países no lo son. Y lo explican bajo el argumento de la libertad de elección. Llaman a la exclusión inclusión. En Alemania lo especificaron: los colegios especiales son parte del sistema de inclusividad porque dan la oportunidad de educarse a todos. Todo es inclusividad, todo el mundo lo es.

En España últimamente los avances vienen de mano de los jueces, que vienen dando la razón a veces a familias que exigen que sus hijos sean escolarizados en centros ordinarios contra el criterio de la Administración educativa, que había optado por mandarlos a colegios especiales.

Lo siguiente es que eso sea sistémico. En vez de hacerlo caso a caso, alguien tiene que darse cuenta de lo que dice la ley y hacerlo para todos.

¿El dinero lo es todo en la inclusión?

En un sentido estricto, no. Te puedes encontrar colegios sin apenas dinero donde se practica la inclusión. Puede que no sean colegios estupendos, pero los chicos están incluidos. La inclusión es que los niños vayan al colegio que les toque. Uno puede ser mejor, otro tener mejor patio, otro tener más personal de apoyo. Pero la esencia de la inclusión es pasar cinco horas al día, cinco días a la semana, año tras año, con chicos de tu edad y tu entorno. Este es el elemento más importante. No es tener una clase de 15 en vez de 50. No es que todos tengan una tablet. Esto ayuda, sí. Pero la esencia es que se te incluya en tu colegio, sea cual sea su realidad. Si los de 12 años van a un colegio determinado, lo importante es ir a ese. Ser inclusivo es un estado mental, una cultura. La especificidad de cómo la practicas probablemente traspase barreras. Los principios de una buena enseñanza son los mismos y practicando se puede mejorar la inclusión, lo importante es estar con tus pares y aprender de ellos.

En España —supongo que en Canadá es igual— según subes en el sistema educativo se encuentra a menos gente con discapacidad. ¿Tienen datos de cómo ha funcionado la inclusión total que practican en su estado? ¿Han mejorado las cifras de personas con discapacidad en los niveles educativos más altos?

Prácticamente todo el mundo se queda en el colegio hasta que acaban el instituto. Tienen que ir hasta los 18 obligatoriamente y los chicos con discapacidad hasta los 21. Y todos obtienen el mismo título a priori. Si una empresa quiere conocer los detalles tienen que ir al detalle en el colegio. Obviamente para ciertos trabajos muy técnicos o complejos queremos profesionales con competencias, pero hay maneras de hacer adaptaciones en muchas áreas de la vida, del trabajo. Las personas con discapacidad están en el sistema educativo público y en los últimos años, en muchos institutos, les buscan posibilidades para hacer luego, por severa que sea la discapacidad.

Ha mencionado antes que en muchos colegios se hace una aproximación clínica a los chicos con discapacidad en vez de educativa. ¿Cómo se puede cambiar?

Lo primero es ser consciente de que los niños aprenden de los profesores. Los profesionales como psicólogos, etc. deben hablar con los profesores, pero no ocupar su lugar. Hay que tener fe en que los profesores pueden hacerlo. El segundo factor es que estos expertos siempre escasean. En mi estado, si dependes del psicólogo escolar puedes estar meses esperando a que el experto lo vea. ¿Y qué hacen cuando evalúan al niño? Presentan un informe al profesor y se van con el siguiente niño. El profesor tiene que lidiar con ese informe, que puede no entender del todo o, incluso, ni siquiera significa nada. Y el profesor debe incluir estas ideas en su práctica diaria sin apoyo. La gente necesita apoyo para cambiar su manera de trabajar. Con los profesores ocurre en ocasiones que no se entiende que has de enseñarles si quieres que hagan algo nuevo. Ocurre con los mejores atletas del mundo. En el fútbol americano cada posición en el campo tiene un entrenador. Hay decenas de entrenadores en el equipo. A Messi alguien le entrena. Le dice: “Esto no lo estás haciendo bien, necesitas cambiarlo”. Pero nosotros ponemos a un profesor delante de 25 chicos, cada uno diferente del otro, y asumimos que pueden hacerlo todo bien, sin entrenarlos ni apoyarlos. Y metemos también chicos con necesidades especiales, pero creemos que no necesitan ayuda. No es realista. Es hora de ser lo suficientemente inteligentes para saber que si queremos mejorar los colegios necesitamos apoyar a los profesores, entender que no aprendieron todo en su universidad, que necesitan formación continua que mejorará su confianza. Si hacemos esto, tendremos mejores colegios, serán más inclusivos. Apoyar al profesor para que mejore es lo que hace mejorar los colegios. La forma en la que algunos tratan de mejorar el sistema no va a funcionar. Aparecen con unos tests que les hacen a chicos de 11 años. Publican los resultados incluso, se hacen clasificaciones de colegios. ¿Cómo ayuda eso a un colegio a mejorar? ¿Por qué no nos comprometemos a que todos los colegios sean buenos? No lo sé, pero creo que no lo veré en vida. La única manera de mejorar es una buena educación. ¿Qué separa a Madrid de Singapur? No son los recursos naturales. Es la educación.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/30/los-profesores-quieren-ser-inclusivos-pero-necesitan-apoyos/

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El oficio de educar en contextos vulnerables

Por: María de los Ángeles Mena

A nadie le escapa que estamos atravesando un momento histórico de retrocesos en materia de derechos conquistados. Y hablamos no sólo de los derechos de la ciudadanía en general sino particularmente de los trabajadores, y de los trabajadores y trabajadoras de la educación. Sólo por mencionar un ejemplo y de gravísimas consecuencias para el colectivo docente y para el conjunto de la población, la negación de la paritaria nacional como herramienta para discutir y acordar política educativa, además de un piso que garantice la justicia salarial en todas las jurisdicciones del país, poniendo en jaque la organización del sistema educativo nacional sobre bases democráticas y participativas.

El desconocimiento de los trabajadores de la educación como sujetos de derechos implica un retroceso que, además de ubicarlos en un lugar vulnerable socialmente, genera desentendimiento por parte del Estado de las responsabilidades que le competen; en particular en la garantía de seguridad para quienes llevan adelante el trabajo docente, en medio de situaciones sociales cada vez más difíciles.

Los docentes se han constituido históricamente en sujetos claves para el sistema de protección integral de derechos de niñas, niños y adolescentes. Han garantizado derechos básicos en todas las épocas, incluso aquellos que exceden a la tarea pedagógica. La cercanía cotidiana con la población infantojuvenil los ubica en un lugar que les posibilita no sólo hacerles conocer sus derechos, garantizados en los tratados internacionales a los que adherimos constitucionalmente, como la Convención Internacional de los Derechos del Niño, sino también acompañar su ejercicio y en esos procesos reconocer cuando los mismos se ven vulnerados.

En la labor que se lleva adelante en las aulas los docentes son los primeros, muchas veces, en escuchar relatos que ponen en evidencia el incumplimiento de las garantías de derechos por parte del Estado o de los adultos responsables de niñxs y adolescentes. A veces son los mismos adultos quienes recurren a la institución escolar buscando resolver o atender problemas que sobrepasan las posibilidades de actuación del colectivo docente. Aun así los mismos se encuentran ahí y el aula, como la escuela, son espacios donde el abrazo y la contención alivian, en parte, los padecimientos sociales de quienes las habitan. Tarea quijotesca en tiempos en que lo que se torna hegemónico es la fragmentación del lazo social, la competencia, la construcción de la otredad en términos dicotómicos e irreconciliables, dificultando un reconocimiento de la pluralidad de voces y miradas necesarias como base para el diálogo social.

Estos climas epocales obturan procesos de encuentro, de por sí sinuosos, que permitan ambientes propicios para el trabajo con el conocimiento y la pluralidad de saberes, y que pueden potenciarse en el espacio escolar. Los docentes son muchas veces responsabilizados por todo lo que en la escuela acontece, sin poder comprender que esos emergentes expresan la historia social colectiva de la que la escuela es también parte.

Esa trama social en que la escuela se inscribe, se constituye en pieza clave de las condiciones laborales docentes. Pretender que la docencia por sí sola enfrente situaciones que se han constituido estructurales como el narcotráfico es de una irresponsabilidad política más que preocupante. La infancia y adolescencia atrapadas en circuitos delictivos de ese tenor no es responsabilidad exclusiva de la docencia. Asistimos cotidianamente a las instituciones educativas sabiendo que nuestrxs alumnxs cuando traspasan la puerta lo hacen con la historia singular inscripta en lo social desde los lugares menos apropiados para aprender. Cada día llegan a las aulas portando, no sólo una mochila con útiles (cuando los tienen) sino con los dolores propios de hogares que hacen lo que pueden, y con realidades sociales donde el narcomenudeo es parte del circuito económico que se entrelaza con la trata de personas, la violencia patriarcal expresada en abusos de todo tipo, desde el sexual infantil hasta el femicidio.

Condiciones laborales

Un crimen en el barrio o en la puerta de una escuela da por tierra con el trabajo laborioso de meses y años por sostener a las instituciones educativas como lugares de inclusión social y garantía de derechos, fundamentalmente de los derechos a enseñar y aprender. Cada vez más escuchamos a compañerxs docentes relatar las condiciones de deterioro social en que tratan de defender la importancia del oficio docente. Las batallas diarias para acercar a niñxs y jóvenes al aula, y la lucha por conseguir que sus almnxs aprendan y se les garantice el derecho a la educación. En este sentido resultan preocupantes, por un lado, la idea de que las instituciones educativas tal como están son obsoletas y, al mismo tiempo, discursos que apelan al retorno de la figura magisterial ligada a la tarea materna. Una nostalgia peligrosa que ubica el reconocimiento de la tarea docente en tanto trabajador de la educación como un obstáculo para que la maestra «aloje» a lxs niñxs y adolescentes cuando su familia no ha podido hacerlo, «como lo hacían antes cuando se comprendían como la segunda mamá».

La tarea pedagógica sólo es posible cuando está mediada por el afecto, cuando tanto lxs niñxs son reconocidos como sujetxs, queridxs y respetadxs, como cuando lxs docentes se sienten de la misma manera no sólo en relación a sus alumnxs sino en relación a sus compañerxs y autoridades. Pero la escuela no es una isla, en ella se reproducen relaciones sociales de desigualdad tanto como se las trata de revertir. También allí se expresan modos relacionales y vinculares que la trascienden, y con esto no estamos repitiendo la conocida idea de que «lo que no se aprende en casa en la escuela no se puede». sino expresando que hay relaciones sociales que determinan, en parte, los modos vinculares tanto fuera como dentro de la escuela, y que afectan de la misma manera a docentes y familias. Es clave fortalecer esta «alianza» entre adultos que permita ir tejiendo redes de contención y trabajo con las nuevas generaciones: «Bienvenirlos»; así como permitirnos entre los adultos generar espacios de diálogo que legitimen nuestras prácticas pedagógicas en sentido amplio, de modo tal que niñxs y jóvenes encuentren sentido al habitar diferentes espacios educativos. Sólo es posible cuando el Estado lleva adelante políticas basadas en realidades concretas, generadas desde el respeto a lxs trabajadorxs que portan un conocimiento valioso y único de los lugares dónde desarrollan sus tareas.

La confrontación entre padres y docentes es una trampa mortal para el desarrollo de cualquier actividad pedagógica. Deslegitimar a unxs y a otrxs solo conlleva un mayor sufrimiento subjetivo tanto para lxs adultxs como para niñxs y jóvenes. Una tarea indispensable en este sentido es desmontar aquellos enfoques del «problema social» que ubican a padres y/o docentes como responsables de los que ocurre con niñxs y jóvenes cuando hay una organización social que sólo considera a lxs sujetxs sociales como clientes y/o consumidores.

Es imperioso que el Estado reconozca y escuche los padecimientos que atraviesan a diario las vidas de niñas, niños y adolescentes y sus docentes y genere políticas que enfrenten lo que muchas veces quienes hacen la escuela cotidianamente realizan en soledad. Los que asumen la responsabilidad de gobierno tienen el deber de planificar acciones articuladas entre los distintos estamentos y áreas del Estado, potenciando las posibilidades de transformación que los sujetos sociales portan y las y los trabajadores de la educación toman como desafío cada día que traspasan la puerta de la escuela.

Fuente: https://www.lacapital.com.ar/educacion/el-oficio-educar-contextos-vulnerables-n1566222.html

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El día que perdimos el sentido común en la educación

Por: Catherine L’ecueyer

El “sentido común” es, como indican sus palabras, el “sentir” “común a todos”. Antes, era común, por ejemplo, que un peatón llamara la atención a un joven por lanzar una pelota a los cristales de un local. Porque el “sentir” común nos decía que eso era inaceptable. A nadie se le ocurriría decirle al peatón de “meterse en sus asuntos”. La necesidad de una corrección era un “sentir” compartido por todos. “Se lo diré a tus padres”, decía, convencido de que los padres compartían ese “sentir”, de que no se pueden tirar pelotas a los cristales de un local. Era algo que no había que argumentar, ni al niño ni a los padres. No había que dar explicaciones, porque era evidente de por sí. Era de “sentido común”.

Quizás el sentido común dejó de serlo, precisamente cuando ese “sentir” dejó de ser “común”. Cuando dejó de ser evidente que atentar contra la propiedad ajena y al respeto por las normas de urbanidad era algo reprobable. Ese día, fue el día en que los peatones dejaron de llamar la atención a los niños que tiraban pelotas a los cristales de un local. Quizás por miedo a que los otros peatones los miraran mal por su exceso de afán, por su tendencia al conflicto, o por miedo a que los padres del chaval les dijeran que se “metan en sus asuntos” o ante la probabilidad de que los chavales les tiren pelotas a la cara, ante la mirada pasiva de otros peatones. Entonces fue cuando cada peatón que pasaba por allí tomó la decisión de hacer la vista gorda, viéndolo, pero sin mirar.

No, no matamos al sentido común, ni lo perdimos. Muchos de nosotros seguimos “sintiendo” que las cosas son como son. Pero ese “sentir” ya no es compartido, por lo que habrá que dejar de llamarlo “común” porque ya no lo es. El sentido común dejó de serlo cuando un parque de bolas se convirtió en un campo de batalla campal entre madres, acabando con seis heridos. El sentido común dejó de serlo cuando regalar (o, mejor dicho, ser incapaz de negarle) un iPhone 10 a un niño de 10 años se convirtió en algo normal y corriente, y cuando pasó a ser algo excepcional que sus padres le regalaran su atención incondicional. Y el sentido común dejó de serlo cuando los padres dejaron que sus hijos de 10 años viesen películas para mayores de 18 años, pero los sobreprotegieron como si tuviesen tres.

El sentido común es la sensibilidad compartida de que una cosa es cómo es y no cómo uno quisiera que fuera, no es otra cosa que la capacidad de captar los matices de la realidad. Necesitamos sensibilidad para poder tener un entendimiento correcto de la realidad: percibirla, para luego interpretarla correctamente. Esa sensibilidad es una piel fina que nos permite percibir lo que se ajusta o no a lo que reclama la naturaleza del niño, del joven. Para distinguir entre lo que pide él y lo que reclama su naturaleza, que no siempre es lo mismo.

Ahora bien, ¿cuál es el principal problema con el que nos encontramos en el ámbito educativo respecto a la sensibilidad? Pues que solo los educadores sensibles entienden el sentido y la importancia que tiene esa sensibilidad, porque ellos mismos la tienen. El drama de la educación hoy en día, es que los educadores que carecen de esa sensibilidad, difícilmente entenderán su importancia, precisamente porque carecen de las cualidades que les permiten ver su relevancia. El problema más grave no es el problema en sí, sino la negación del problema, o de su gravedad: “No es para tanto”. Esa es, de hecho, la esencia de la frivolidad y del cinismo. El insensible, como no ve más allá de sus narices, no concibe que otros tengan sensibilidad, hasta a veces quisiera que otros no la tengan. Y por eso, la manifestación de la sensibilidad le irrita, porque la encuentra ridícula y exagerada. De hecho, si un insensible por casualidad acabara leyendo este artículo, lo calificará cínicamente de sensiblería descomunal y abstracta.

El principal problema del «sentido común» hoy en día, no es que se haya perdido, sino que ha dejado de ser «común». ¿Qué pasa cuando necesitamos de los demás para caer en la cuenta de que algo es, o no es, acertado? ¿Qué pasa cuando ese «sentir» debe tomar raíz en la mayoría para considerarse «común»? ¿Qué pasa cuando esa mayoría deja de tener sensibilidad?

Entonces dejamos de pensar por nosotros mismos y el sentido común se convierte en el mejor enemigo del sentido propio.

Por eso, ante este panorama un tanto desolador, los padres no podemos dejarnos mandar por las estadísticas, por las opiniones ajenas, o por la dictadura de las modas. Las estadísticas las hacemos nosotros, y no ellas a nosotros. Hemos de ayudar a nuestros hijos a entender que lo de que “todo el mundo lo tiene o lo hace”, nunca puede ser un criterio. Hemos de ayudarles a tener un sentido propio y a no perderse en el “sin sentido común”.

En definitiva, la sensibilidad es un faro que nos ayuda a los padres a la hora de educar, que ilumina nuestras decisiones educativas. Es aquello que nos permite no solo ver, sino mirar. María Montessori decía, que “la torpeza en los sentidos lleva a la incapacidad de juzgar por uno mismo”. ¿Y qué hay, entonces, del sentido común?

Pues mientras el “sentir” de lo que conviene o no para un niño deje de ser común, y mientras el “común” de los mortales prefiera “ver sin mirar”, quizás ha llegado el momento en que conviene más que nunca conservar o recuperar nuestro “sentido propio”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/10/15/mamas_papas/1539596702_299382.html

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Más de 500 profesores de China y Reino Unido intercambian métodos de enseñanza de matemáticas

Asia/China/29 Noviembre 2018/Fuente: Spanish.xinhua

Durante los últimos cuatro años más de 500 profesores de China y Reino Unido han participado en un programa de intercambios en el que ambas partes comparten sus métodos de enseñanza de matemáticas, según informó el rotativo en inglés China Daily en su edición del martes.

El Programa de Intercambio y Cooperación entre Profesores de Matemáticas China-Reino Unido, que fue lanzado en 2014, inició la quinta ronda de intercambios este año. Un total de 86 profesores de matemáticas de escuelas primarias británicas llegaron a la Universidad Pedagógica de Shanghai el lunes para un programa que durará dos semanas.

El programa incluye estudios sobre la teoría de enseñanza de matemáticas, comunicaciones de enseñanza inmersiva, viajes de estudios e intercambios de experiencias, explicó Du Kewei, director general del Centro de Intercambios Internacionales entre Pueblos de China, subordinado al Ministerio de Educación.

Además de los profesores que participan en el citado programa, otros 12.000 profesores en el país europeo han aprendido de las demostraciones de sus homólogos de Shanghai, según Paul Kett, director general para estándares de educación del Departamento de Educación de Reino Unido.

Una delegación de 86 profesores de matemáticas de Shanghai visitará 43 escuelas primarias británicas el próximo enero.

Gracias al programa se estima que alrededor de 11.000 estudiantes de escuelas británicas habrán aprendido matemáticas por medio de la enseñanza al estilo del Este de Asia a finales de 2023.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2018-11/27/c_137634773.htm

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