EEUU: La gran apuesta del estado de Washington en la «universidad gratuita»

Amèrica del NOrte/EEUU/theconversation.com/

El estado de Washington no tiene problemas para encontrar personas educadas para trabajar en su floreciente economía de alta tecnología, es solo que la mayoría de esas personas provienen de otros estados.

Es por eso que Washington promulgó la histórica Ley de Inversión en Educación de la Fuerza Laboral en mayo de 2019.

La idea principal detrás de la nueva ley es hacer que la universidad sea más asequible. Lo hace al proporcionar subsidios de ayuda estatal que cubrirán gran parte o la totalidad de la matrícula para más estudiantes residentes de Washington: 36,000 más para 2021 que sean elegibles en función de sus ingresos, según una fuente del Senado con conocimiento del plan. Esto se hará a través de la nueva Washington College Grant.

El proyecto de ley se aprobó en un momento en que varios candidatos presidenciales están impulsando planes ambiciosos sobre la asequibilidad universitaria . El gobernador del estado de Washington Jay Inslee, él mismo candidato a la presidencia, dijo que el proyecto de ley coloca al estado de Washington «por delante de la nación» en el acceso a la universidad, pero no lo ha convertido en una pieza central de su campaña.

Soy el autor de un libro sobre cómo los estados financian la educación superior . Esto es lo que veo como los aspectos más significativos de lo que se ha descrito como el plan de «universidad gratuita» del estado de Washington .

1. Las empresas lo pagarán

Dado que la nueva Ley de Inversión en la Fuerza Laboral beneficiará a los empleadores, ellos son los que pagarán más por ella. Las empresas que contratan trabajadores con habilidades avanzadas pagarán varias cantidades más en impuestos comerciales. Por ejemplo, según la nueva ley, las empresas de informática avanzada con ingresos brutos de más de US $ 100 mil millones, es decir, Amazon y Microsoft, pagarán las tasas más altas en sus impuestos comerciales estatales . Según la nueva ley, ambas empresas pagarán un aumento de dos tercios de lo que ya pagan en impuestos comerciales, hasta un límite anual de $ 7 millones por empresa.

Si parece inusual que este recargo fiscal se dirija a empresas específicas, es porque lo es. La disposición de las empresas a pagar mayores tasas impositivas para producir más trabajadores que necesitan en sus hogares fue un factor importante en la construcción de apoyo legislativo para el nuevo impuesto. Los empleadores en el estado de Washington se han quejado durante mucho tiempo sobre la «brecha de habilidades»: es decir, lo difícil que es encontrar trabajadores calificados localmente .

De hecho, el estado ocupa el tercer lugar en la nación por atraer trabajadores de otros lugares con un título de licenciatura o superior. Pero cuando se trata de producir una fuerza laboral educada entre sus propios ciudadanos, Washington se queda corto. Está en los 10 estados más bajos en la producción de graduados universitarios.

2. Se garantiza la financiación de la ayuda financiera.

Una de las características más importantes de la nueva ley es que garantiza por primera vez que los fondos estarán realmente disponibles para cubrir las subvenciones. Esto es importante porque, desde la Gran Recesión, el estado no ha podido financiar a todos los estudiantes elegibles que solicitaron la Beca de Necesidad del Estado. En 2018, por ejemplo, más de una cuarta parte de los solicitantes elegibles, unos 22.600, fueron rechazados . Esto ha sido profundamente impopular .

El hecho de que el dinero de la subvención esté garantizado puede llevar a los estudiantes, especialmente a los estudiantes universitarios de primera generación, a hacer más para prepararse para la universidad , porque saben que el costo está cubierto, según una investigación de Laura Perna, investigadora de educación superior de la Universidad. de Pensilvania

3. Más dinero, menos reglas

La nueva iniciativa de asequibilidad universitaria del estado de Washington difiere de los esfuerzos de «universidad gratuita» que realizan otros estados como Tennessee y Oregon . En otros estados, como estos, Rhode Island y, pronto, Massachusetts, las iniciativas de «universidad gratuita» se limitan principalmente a la universidad comunitaria gratuita para algunos estudiantes. Pero en el estado de Washington, la Ley de Inversión en Educación de la Fuerza Laboral proporciona dinero para que los estudiantes asistan no solo a un colegio comunitario, sino a colegios y universidades públicas y privadas de cuatro años.

Las iniciativas universitarias gratuitas de otros estados, en su mayor parte, son programas de «último dólar». El ejemplo más destacado es Tennessee. En los últimos programas en dólares, el dinero estatal que reciben los estudiantes se aplica a sus costos universitarios solo después de haber recibido otra ayuda financiera, como las Becas Pell administradas por el gobierno federal. Estas últimas subvenciones estatales en dólares generalmente cubren solo la matrícula y no pueden aplicarse a los costos de vida.

El nuevo programa de Washington, sin embargo, ofrece subvenciones de «primer dólar». Esto permite a los estudiantes aplicar Pell y otras ayudas a los costos universitarios además de la matrícula, como libros, alojamiento y comida, y transporte. Esto reduce la cantidad que los estudiantes tienen que pedir prestados para la universidad.

Además, a diferencia de los programas de «universidad gratuita» de algunos estados, no hay requisito de residencia después de la graduación. Este no es el caso, por ejemplo, en Nueva York, donde los estudiantes que obtienen su matrícula cubierta por una beca Excelsior deben vivir y trabajar en Nueva York durante el mismo número de años que recibieron la beca. De lo contrario, su beca se convierte en un préstamo reembolsable.

La nueva ley también busca ayudar a aquellos que necesitan capacitación que no necesariamente involucra la universidad. Por ejemplo, los estudiantes pueden usar las subvenciones para programas de aprendizaje registrado , que a veces cobran matrícula. La ley también proporciona dinero nuevo sustancial ($ 11.5 millones para el próximo ciclo presupuestario de dos años) para Career Connect Washington , un esfuerzo por reunir a empleadores y educadores para diseñar programas que enfaticen las habilidades que los empleadores buscan.

¿Funcionará?

El estado de Washington ya evita que la matrícula aumente más de lo que aumenta el salario promedio. Ahora, con esta nueva iniciativa que proporciona subvenciones de ayuda estatal a más estudiantes, el estado está atacando el problema de la asequibilidad de la universidad en múltiples frentes.

El programa de subvenciones está financiado por $ 162.7 millones que se han reservado para financiar las nuevas subvenciones de ayuda estudiantil durante el ciclo presupuestario 2019-21. Esto está más allá de los aproximadamente $ 648 millones reservados para el programa de subvención actual y representa una ganancia significativa del 25% en un estado que ya era un líder de ayuda universitaria .

Las nuevas becas universitarias estarán disponibles a partir del año escolar 2020-21 para estudiantes con ingresos familiares hasta la mediana estatal , que es de $ 92,000 para una familia de cuatro, según el Consejo de Logros Estudiantiles de Washington. Según el antiguo programa de subvenciones, el límite era del 70% de la mediana.

La Ley de Inversión en Educación de la Fuerza Laboral también proporciona $ 17.1 millones en fondos para más puestos en programas universitarios en campos de alta demanda, como enfermería y TI. También proporciona un aumento de los salarios de los docentes en esos campos.

Dados los costos de vida de los estudiantes, no hay garantía de que los beneficiarios de Washington College Grant se gradúen sin deudas. Y queda por ver si la Ley de Inversión en Educación Laboral dará sus frutos de la manera que los empleadores esperan. Pero a través del programa, el estado de Washington parece estar mejor preparado que antes para garantizar que sus propios ciudadanos puedan obtener uno de los trabajos mejor pagados del estado.

Fuente: https://theconversation.com/washington-states-big-bet-on-free-college-119073

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Por qué la universidad gratis para todos es una idea controvertida

Por: Ana Torres Menárguez

El Gobierno analiza la viabilidad de una medida cuyo coste cifra en 500 millones el primer año. Académicos y economistas opinan que es elitista

Es una de las medidas estrella del PSOE: financiar las primeras matrículas universitarias de todos los alumnos, o lo que es lo mismo, universidad gratis para todos. Pedro Sánchez lo anunció en 2018 y luego lo llevó a su programa electoral en 2019, una propuesta que también recogía Podemos y que estudian algunas comunidades autónomas como Castilla-La Mancha. “Ningún joven puede quedarse fuera de la universidad por el hecho de no poder afrontar el pago de la matrícula”, dijo entonces Sánchez. El Ministerio de Ciencia y Universidades estudia la viabilidad de la medida, cuyo gasto calcula inicialmente en unos 500 millones de euros solo para los alumnos de primer curso. Pero académicos, economistas y los propios estudiantes creen que se trata de una medida “elitista” porque supondría un “regalo” para las familias que sí pueden afrontar los pagos. Además, consideran que es “insostenible” y que a medio plazo agravaría la crisis de los campus, que desde 2010 han perdido 9.500 millones de euros.

La previsión del Gobierno de gastar 500 millones supondría cubrir solo a los alumnos de primer curso, pero la gratuidad se iría aplicando progresivamente a los estudiantes de nuevo ingreso en años posteriores. De forma que en cuatro años todos los alumnos de grado estarían dentro del sistema en primera matrícula.

“Perdonar el dinero de la matrícula a las familias que pueden pagarlo no es progresista, sino electoralista”, señala Antonio Cabrales, profesor de Economía en University College London y autor de varios estudios sobre financiación universitaria, que alerta de otras necesidades más acuciantes como incrementar la cuantía de las becas para aquellos alumnos que no pueden afrontar el pago de los alquileres, el transporte o incluso la compra de alimentos de calidad.

Con el actual sistema de becas, los estudiantes con las rentas más bajas, los del llamado umbral uno (con ingresos desde 7.278 euros al año para familias con dos miembros), perciben una ayuda de 2.600 euros al año para afrontar los gastos de vida, a los que se pueden sumar otros complementos. “Los recursos que ofrece el Gobierno son limitados y hay que destinarlos a quien más los necesita, no a favorecer a los estudiantes con más poder adquisitivo”, apunta Carles López, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (Canae).

José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, expone otro argumento. “El 40% de los alumnos de los campus públicos catalanes proceden de escuelas privadas y concertadas. No tiene sentido ahorrarles luego las tasas universitarias; son privilegiados”.
El acceso a la educación superior en España es superior al de otros países europeos: un 38% de estudiantes entre 20 y 24 años están matriculados en la Universidad frente al 24% de Reino Unido, el 30% de Italia o el 33% de Francia.

“Si se quiere arreglar un problema de desigualdad en el acceso a la Universidad, la clave no está en financiar a todos la matrícula, sino en invertir en etapas educativas iniciales para reducir el 17% de abandono escolar temprano (frente al 10% de media europea)”, señala José Montalbán, profesor de Economía de la Universidad de Estocolmo.

En el curso 2016-2017, de los 1,5 millones de universitarios, solo el 20% percibieron beca. El resto pagó su matrícula: unos 1.100 euros de media al año —hay una gran diferencia entre comunidades: de los 2.000 euros de Cataluña a los 713 de Galicia por 60 créditos de un curso—. “Teniendo en cuenta la coyuntura económica, es exageradamente optimista creer que el Gobierno va a rascar 500 millones para financiar todas las matrículas cuando el presupuesto total para investigación es de 600 millones y apenas ha subido en los últimos 10 años”, indica Luis Sanz, investigador de políticas públicas en educación superior del CSIC. Esa cantidad supone el 5,3% del presupuesto destinado a Universidades, que ascendió a 9.367 millones en 2017. Esa gratuidad preocupa al experto, que duda de que llegase acompañada de mayor financiación para las universidades. “No se puede hablar de cubrir el coste de las matrículas y dejar fuera la situación económica de las universidades, el 20% de sus ingresos proceden del cobro de esas tasas a las familias”.

La crisis de financiación de las universidades se remonta a 2012, cuando un decreto del entonces ministro del PP José Ignacio Wert forzó a las autonomías —que tienen transferida esa competencia— a incrementar el porcentaje del coste de la carrera que asumen los alumnos entre un 15% y un 25%, a elección de las comunidades, para compensar así la bajada del presupuesto del Estado. En algunas regiones, como la madrileña, esa modificación supuso que en algunos grados esa cantidad escalara un 62%. La subida del 31% del precio de las tasas universitarias entre 2008 y 2016 posicionó a España en el sexto puesto de la Unión Europea con los grados más caros.

El modelo británico

Para Antonio Cabrales, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), el “gran problema” es que el actual modelo de financiación de las universidades no es sostenible a medio plazo. “Cuando vienen crisis, Educación es de las partidas que más recortes sufre y eso va a volver a ser así en futuras quiebras”. Entre 2010 y 2015, el gasto educativo per cápita se redujo un 13%, mientras que la bajada en otros como el sanitario fue del 3,39%. “Tenemos que buscar la fórmula para blindar el sistema universitario y librarlo de los vaivenes políticos”, expone.

En el estudio Income Contingent University Loans, del que Cabrales es coautor, se hace una proyección de cómo funcionaría el sistema británico de préstamos contingentes a la renta en España. En él, el Estado hace un préstamo a los universitarios (sin intereses), y cuando estos se gradúan y consiguen un empleo lo devuelven de forma gradual, solo si llegan al salario fijado por el Gobierno: unas 21.000 libras al año (23.000 euros). Si en un periodo de 20 años no han alcanzado ese sueldo, se cancela la deuda. Hungría, Países Bajos o Australia también lo emplean.

“La gran ventaja de ese modelo es que solo a los que les va bien en el mercado de trabajo se hacen cargo del pago de su carrera, a los que les va mal les cubre el Estado. Y así la financiación de la Universidad no depende de la incertidumbre económica”, argumenta Cabrales. A su juicio, esa fórmula libera a las familias del pago de la carrera de sus hijos, que se harán cargo en el futuro.
Sin embargo, ese modelo no convence a otros expertos.

“Desde el punto de vista de la eficiencia económica, el británico es de los mejores modelos, pero en España no podría funcionar por una cuestión de mentalidad: los electores no perdonarían que se cargue a sus hijos con la deuda”, opina Guillem López, profesor de Economía de la Pompeu Fabra. Otro de los inconvenientes es, a su juicio, que el sistema español de gestión pública no está preparado para ese cambio. “Hay una cantidad enorme de morosos y la Administración no tiene músculo suficiente para perseguirlos”.

El investigador del CSIC Luis Sanz tampoco cree en ese modelo. “Ninguna estrategia de política pública se puede blindar, ante una crisis se cambian las reglas de juego”. En su opinión, la única solución para solventar la crisis de las universidades es diversificar las fuentes de ingresos firmando más contratos de colaboración con la industria. “El dinero estatal, más cómodo de conseguir, las ha llevado a la actual situación de precariedad en los contratos y la bajada de calidad. La estrategia en otros países europeos es la contraria: reclutar al mejor personal docente-investigador”, zanja.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/08/08/actualidad/1565279445_732580.html

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El miedo a la revolución del saber

Argentina / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Eugenio Raúl Zaffaroni / Fuente: Página 12

La ignorancia siempre fue condición del sometimiento: hace doscientos años, en Estados Unidos, se penaba a quien enseñase a leer y escribir a un esclavo; si quien lo hacía era negro, la pena era de azotes.

En la Argentina tuvimos la suerte de que los proyectistas del país oligárquico del siglo XIX montasen un control social homogeneizante del variopinto transporte masivo de población europea, también mediante la enseñanza primaria obligatoria en la escuela pública y laica. Fue una ventaja innegable, por más que estuviese acompañada con una segunda etapa de domesticación de hombres mediante el servicio militar obligatorio y, para los indeseables, la “ley de residencia” del autor de “Juvenilia” y nuestra Siberia de Ushuaia. Con las mujeres no era necesario nada de eso, pues se las controlaba indirectamente mediante el patriarcado.

De toda forma, se repartió instrucción, aunque sin exagerar, porque el nivel universitario seguía estando reservado a una minoría. Con la Reforma de 1918 entró más plenamente la clase media a nuestra vida universitaria. La gratuidad la completó el peronismo en 1949. Sin Yrigoyen y Perón no sabemos cuántos de nosotros no hubiésemos podido llegar a la universidad. Por suerte, la historia no se escribe con potenciales.

Esa apertura a la clase media y a algunos esforzados más humildes, produjo toda clase de profesionales, muchos brillantes, pero no se debe pasar por alto que también salieron de nuestros claustros algunos personajes que Max Weber clasificaría en sus tipos ideales como “especialistas sin corazón”, o sea, quienes saben todo de su especialidad, pero ignoran el resto y tampoco quieren saber al respecto.

Este producto se combinó frecuentemente con el “meritocrático” individualista radicalizado, que alucina que todo lo obtenido se debe a su esfuerzo personal, como si no existiese el Estado, la sociedad, la cultura, el prójimo, o sea, sólo él aislado en un autoclave. De esta ensalada resultó el “medio pelo” que caricaturizaba Jauretche, con las incontables variables de “sonseras argentinas” que siguen hasta el presente. Es decir, que nuestra universidad produjo personas brillantes y lúcidas, pero también contribuyó a sembrar el odio del eterno “gorilismo” argentino, antiyrigoyenista en 1930, antiperonista en 1955 y “anti” todo lo popular y solidario hasta hoy.

De todas maneras, la gratuidad universitaria no era suficiente para abrir las puertas de la vida académica a toda nuestra juventud. Los jóvenes humildes de los conurbanos profundos y los que vivían en las provincias alejados de las sedes universitarias, no podían ingresar a los estudios terciarios, salvo casos excepcionales de casi heroísmo o, al menos, de fuerte empecinamiento por el saber. Los pibes trabajadores debían viajar horas o tratar de sobrevivir lejos de sus familias, además de los inevitables gastos en textos, material, etc.

Fue en las últimas décadas que las nuevas universidades nacionales convocaron a los jóvenes de las clases trabajadoras, no sólo en el conurbano bonaerense sino también de los rincones lejanos de nuestras provincias. El impulso que recibieron esas universidades dio lugar a un espectáculo maravilloso. Hay pibes y pibas universitarios que viven en barrios precarios, en “villas”.  A veces nos emociona hallar al padre –jubilado que compensa su frustración juvenil– junto al hijo en la misma aula. No es cierto que los pobres no van a la universidad, se equivoca la gobernadora, quizá debió sincerar su pensamiento y decir que “los pobres no deberían ir a la universidad”.

Por cierto, no faltan los críticos que observan que “hay mucha deserción”. Es posible, pero al menos esos pibes y pibas llegaron a la universidad, y quienes desertan quizá sean mañana dirigentes sindicales, legisladores, intendentes, gobernadores, algo habrán aprendido, en modo alguno se trata de un esfuerzo o dispendio inútil para el Estado, salvo para quienes piensan que repartir conocimientos –aunque no terminen en un diploma– es algo socialmente negativo.

Lo que molesta al elenco gobernante y al “gorilismo” ancestral es que esta entrada de nuevos estudiantes provoca un cambio cualitativo al que temen los pocos lúcidos del pobre elenco gobernante y que los más, menos lúcidos, se limitan a intuir. Ese piberío de chicos y chicas que entró a la vida universitaria trae consigo sus vivencias infantiles y adolescentes, preguntan y van tomando consciencia de la larga discriminación clasista y hasta racista de que son víctimas los suyos y ellos mismos y, por ende, no se conforman con “especializarse”, sino que quieren saber más y más sobre el resto, sobre la Nación, la historia, la sociedad, el mundo en que les toca vivir.

El elenco gobernante sabe o intuye que estamos enseñando al piberío pobre el “knowhow” que ellos querían monopolizar y que lo aprende rápido, al tiempo que van sabiendo que son víctimas del programa de endeudamiento (o de administración fraudulenta) del actual gobierno y de los que lo precedieron en las anteriores etapas de entreguismo colonialista que sufrió nuestra Nación.

Esto horroriza al elenco gobernante y al eterno “gorilismo”, que con gritos chillones reclaman “la política fuera de la universidad”, como si no fuese función de ella también la de generar buenos ciudadanos y no los “especialistas meritocráticos sin corazón”. La universidad (la “univesitas”, el “universo todo uno”), es por excelencia el lugar donde “todo” debe enseñarse, tratarse y discutirse. Reducir la universidad a una fábrica reproductora de ese producto híbrido de alta peligrosidad social es, sencillamente, pretender que pierda su esencia y su razón de ser que, justamente es lo que se proponen los pedigüeños que, con la escudilla en mano, se sientan en las escaleras del Fondo Monetario Internacional.

Los agentes de este totalitarismo corporativo financiero (sólo enmascarado con la ideología del “neoliberalismo”), saben muy bien que cuando los excluidos dispongan del “knowhow” disputarán con ellos y lo harán con ventaja, porque como son pobres tienen más tiempo que los títeres locales de transnacionales. Saben también que eso es incompatible con su proyecto de sociedad 30 y 70 (70% de excluidos), pero por sobre todas las cosas, algunos de los más lúcidos –pocos por cierto– saben algo que es mucho peor para ellos: el sistema no está hecho para resistir esa inclusión que, de producirse, lo hace estallar y pone en movimiento una nueva dialéctica.

Esa sería la verdadera revolución, la “revolución del saber”, la “revolución pacífica” que no pueden tolerar. Los descendientes de quienes –para escándalo de nuestras oligarquías– en 1916 desataron las caballos del coche que llevaba a Yrigoyen a la Casa de Gobierno, de los que en 1945 refrescaron sus pies en la fuente de la Plaza de Mayo, de los que en 1955 fueron ametrallados en el mismo lugar, van siendo nuevamente incorporados, pero la incorporación en el siglo XXI debe ser por medio del “saber”, del “knowhow”, ahora no basta con adiestrar los brazos, es necesario preparar las neuronas, romper el monopolio del “saber” y empoderarse del conocimiento.

Hoy no se hace una revolución tomando por la fuerza, violentamente, el palacio de invierno y derrocando zares, porque, además de que la violencia provoca violencia y a la larga casi nada más, no hay más zares ni existe un poder concentrado en ningún palacio. El cambio social profundo, inclusivo, la revolución del siglo XXI se hace apoderándose del conocimiento, que la elite se empeña en monopolizar. La persona que carece de conocimiento está destinada a ser subalternizada en la sociedad actual, al igual que la nación que carece de desarrollo científico lo está en el concierto mundial. Las elites saben que financiar universidades nacionales es serruchar la rama en que están sentados. Por eso, tienen miedo.

El miedo impulsa al colonialista elenco gobernante a sostener que hay “demasiadas universidades”, en una versión actualizada de la táctica esclavista bicentenaria norteamericana. Por eso no sólo reducen los presupuestos universitarios, desfinancian el desarrollo tecnológico, desmantelan proyectos, persiguen penalmente a los rectores (con el abuso de poder de algún fiscal de los que “ponen el cuerpo”), sino que incluso quieren acabar con lo rescatable del programa de control social del siglo XIX, insultan y difaman a los maestros y profesores, les retacean aumentos, precarizan escuelas, mandan matones a secuestrar maestras.

Los docentes de todos los niveles nos hemos convertido en un “peligro” para este gobierno que, cada día, parece más cercano a un “régimen” (si es que ya no lo es). Ahora no distinguen entre “esclavos y no esclavos” al penalizar a quienes cometen el tremendo delito de enseñar y a todos nos quieren tratar a los azotes.

En este contexto persecutorio y difamador, el oficialismo incurrió en la hipocresía de querer participar en un homenaje a Alfredo Bravo. Por suerte lo pararon, advirtiendo que Alfredo estaría hoy de “paro”. Quienes tuvimos la suerte de conocerlo sabemos que no sólo estaría de “paro”, sino que diría cosas irreproducibles, con las que también enseña un buen maestro cuando es menester decirlas. Nos falta Alfredo, Mary Sánchez y otros, pero tenemos maestros, universidades y nuestro piberío haciendo la revolución silenciosa del saber. No podemos detenernos.

Fuente del Artículo:

https://www.pagina12.com.ar/144052-el-miedo-a-la-revolucion-del-saber

ove/mahv

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Francia acaba con la universidad gratuita para los extranjeros

Europa/Francia/06 Diciembre 2018/Fuente: rfi

Cientos de estudiantes extranjeros y franceses se movilizan contra el tarifazo de la matrícula universitaria a partir de septiembre de 2019. La medida solo afectará a estudiantes extranjeros.

“Estaba súper asustada”. María del Mar es una estudiante colombiana en París. Y cuando se enteró del anuncio del primer ministro francés sobre el aumento de la matrícula, pensó que no podría continuar sus estudios en Francia.

Actualmente, inscribirse en una universidad francesa cuesta solo 170 euros por año, sea europeo o extranjero. A partir de septiembre de 2019, la matrícula costará 2.770 euros anuales para la licenciatura, y 3.770 anuales en maestría o doctorado.

La medida no se aplicará a los estudiantes en curso de estudios en Francia, pero sí afectará a los que se inscriben en una formación nueva.

Simplificación de los trámites

Con más de 300.000 estudiantes al año, Francia se ubica en el cuarto lugar de los países con más estudiantes internacionales. Pero está perdiendo terreno frente a países emergentes. El 19 de noviembre, el primer ministro francés anunció un plan llamado Bienvenido a Francia. El objetivo es recibir a medio millón de estudiantes extranjeros en los próximos años.

A partir de septiembre de 2019, la solicitud de visas para estudiantes extranjeros será simplificada. Los estudiantes que cuentan con un máster en Francia podrá, además, obtener documentos más fácilmente si quieren abrir una empresa. Y habrá más becas para estudiantes extranjeros.

Adaptarse a la «competencia internacional»

En contraste con estas medidas, Francia pondrá fin a la gratuidad de la enseñanza para estudiantes extranjeros. Se trata de una medida de “equidad financiera”, justificó el primer ministro francés Edouard Philippe.

«Actualmente, Francia es uno de los países del mundo donde los derechos de inscripción para estudiantes internacionales son los más baratos, son casi inexistentes. Para resumir, un estudiante extranjero de familia adinerada paga lo mismo que un estudiante francés de familia modesta que paga sus impuestos en Francia. Es absurdo e injusto. Y la consecuencia de esto es una falta de medios para recibir a estudiantes extranjeros. Hemos decidido que los estudiantes extra europeos pagarán matrículas que corresponderán al tercio del costo real de su formación«, declaró Philippe el 19 de noviembre.

Descontento estudiantil

RFI acudió a la primera movilización estudiantil contra esta medida, en la prestigiosa Escuela normal superior de París.

Cientos de estudiantes extranjeros se reunieron para expresar su inquietud sobre esta medida. Hablamos con uno de los estudiantes que convocó a este acto, José María Becerril, es mexicano y estudia antropología en la Escuela Normal Superior.

“Aunque la educación no sea cara en Francia, París es una de las ciudades más cara del mundo. Si hacemos la cuenta entre colegiatura y gastos, son 17.000 euros al año, necesitas ser parte de las clases más altas de tu país para pagarlo. Es una medida en la algo que nosotros considerábamos un bien público, un derecho, ahora se vuelve un objeto de consumo”, lamenta el estudiante.

Competencia de países emergentes

Ese día en el anfiteatro tomó la palabra también el senador comunista Pierre Ouzoulias, vice presidente de la Comisión cultura del Senado: “Esta medida es una estupidez económica. Hoy hay países como Arabia Saudita, Alemania o Turquía que invierten en el sector del conocimiento para atraer a estudiantes extranjeros no aumentando las matriculas sino, al contrario, ofreciéndoles becas. Imagínense un estudiante del Magreb que estudia en Francia y que el año próximo tendrá que pagar 7000 euros mientras que Arabia Saudita le ofrece pagarle 1000 euros mensuales, ¿a dónde cree que irá? ¡No a la Sorbona!”, dijo, indignado.

“En un mundo en el que todo se convierte en mercancía, me parece terrible que el gobierno convierta el saber y el conocimiento en mercancías”, critica el senador, que anticipa un efecto contraproducente de la medida.

La alternativa: endeudarse

Los estudiantes más modestos, como este estudiante en ingeniería, oriundo de China, tendrá que pagar casi 4000 euros si se inscribe en un master el año próximo, un costo que no había contemplado: «En el cuarto año de estudios en la escuela politécnica francesa donde yo estudio, hacemos un doble diploma, hay una gran proporción de estudiantes extranjeros que se inscriben en doctorado, entonces nos concierne directamente. Muy probablemente me van a proponer un crédito. Nos proponen créditos sin intereses porque saben que vamos a ganar muy bien, pero quedaremos endeudados por varios años. ¡Es injusto!”, estima el estudiante, que prefiere no dar su nombre, pero se dice dispuesto a luchar contra el alza de la matrícula.

Más asiáticos y menos africanos

Los más impactados por un eventual aumento de la matrícula en Francia serán los estudiantes africanos. Casi la mitad de los estudiantes extranjeros provienen de África francófona, de las ex colonias.

El gobierno de Macaron busca, al contrario, seducir a estudiantes más adinerados de países anglófonos y de Asia. Una medida calificada de discriminatoria por el principal sindicato estudiantil francés, UNEF.  «Los estudiantes extranjeros ya están excluidos del sistema de becas francés actualmente. En lugar de duplicar las becas a estudiantes extranjeros, el gobierno debería darles el acceso a las becas francesas. Lo que denunciamos es esta distinción según la nacionalidad. Franceses o no, somos los mismos estudiantes, debemos tener los mismos derechos”, exige Lilâ Le Bas, presidenta de la UNEF, sindicato que llamó a manifestar el 1ro de diciembre contra el proyecto del gobierno.

Estudiantes y precarios

“Sabemos que hoy los estudiantes extranjeros son muy precarios. Para llegar a Francia, los extranjeros deben probar que tienen 7000 euros en su cuenta bancaria, tiene que pagar el boleto de avión, encontrar una vivienda. Y además hay restricciones en términos de horas laborales para los estudiantes extranjeros que quieren trabajar en Francia durante sus estudios. Es hipócrita decir que el alza del precio de las matriculas será compensado por la duplicación del número de becas”, explica Lilâ le Bas.

Los principales sindicatos estudiantiles así como organizaciones de estudiantes extranjeros en Francia se movilizan estos días contra el alza de la matrícula en Francia. Por su parte, el principal sindicato de maestros teme que este proyecto sea un preludio a un aumento generalizado de la matrícula para los franceses.

Fuente: http://es.rfi.fr/africa/20181204-francia-aumentara-drasticamente-la-matricula-universitaria-para-extranjeros

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Brasil: el Banco Mundial recomienda eliminar la universidad gratuita

Brasil/23 noviembre 2017/Fuente: El Ciudadano

A pedido del gobierno de Brasil, el Banco Mundial elaboró el informe llamado “Un Ajuste Justo”.

El Banco Mundial recomendó al gobierno de Michel Temer eliminar la gratuidad de la universidad pública en Brasil.

También aconsejó reducir los salarios de los empleados públicos y acelerar la reforma previsional en Brasil, entre otras sugerencias para reducir el gasto.

A pedido del gobierno de Brasil, el Banco Mundial elaboró el informe llamado “Un Ajuste Justo” en el cual afirma que el estado brasileño gasta mal sus recursos beneficiando a la parte más privilegiada de la población, sin lograr reducir con éxito la desigualdad y la pobreza.

“El concepto de derechos adquiridos debe ser revisado”, aseguró el informe.

Entre el recetario recomendado al gobierno de Brasil, la medida que causó más impacto es la que promueve privatizar la educación pública superior, reveló el informe publicado por la agencia de noticias privada Estado.

La idea, según el informe del Banco Mundial, es que el 40% de los estudiantes más pobres que acuden a las universidades públicas sean subsidiados por sus compañeros que conforman el 60% más rico.

Los estudiantes de ingresos medios y altos de acuerdo al Banco Mundial deberían tomar créditos durante sus años de estudio en las facultades públicas y comenzar a pagarlos una vez graduados, como un financiamiento bancario.

“La gratuidad puede estar perpetuando la desigualdad”, apuntó el informe, que contabilizó 2 millones de alumnos en casas de altos estudios públicas y 8 millones en privadas.

El informe sostiene que cada alumno en una facultad privada cuesta unos 4.500 dólares por año, contra los 13.000 dólares calculados por el Banco Mundial que cuesta “mantener” un alumno universitario para el presupuesto educativo.

Asimismo, el informe aclaró que “este gasto es muy superior al de países como España e Italia” y que crecen al 7% al año, lo cual conforma un “gasto ineficiente y regresivo”.

También el informe “Un Ajuste Justo” alertó sobre la necesidad de cerrar hospitales medianos y fortalecer a las unidades básicas de salud y los hospitales grandes.

El informe fue pedido por el gobierno para 2018, año en el cual entra en vigor la reforma constitucional del techo del gasto público, una iniciativa inédita a nivel global que congela por 20 años, apenas actualizando por la inflación, el presupuesto federal.

Fuente: http://www.elciudadano.cl/educacion/brasil-el-banco-mundial-recomienda-eliminar-la-universidad-gratuita/11/22/

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Universidad gratuita, una utopía.

“La universidad es cara; alguien tiene que pagar” enfatizaba el entonces presidente chileno Sebastián Piñera ante las manifestaciones de los estudiantes que reclamaban una educación superior universal, gratuita y de calidad académica. En nuestro país, existe una exigencia de “arancel cero” en todas las universidades públicas y hay críticas por el alto costo de las cuotas en las instituciones privadas. ¿Es posible el costo cero en este ámbito?

América del Sur/Chile/Fuente:http://www.abc.com.py/

Por: Ilde Silvero.

Excepto la vida, que es un regalo de Dios, nada que valga la pena en este mundo es gratuito. Si no pagas de entrada, pagas a la salida, pero siempre hay un costo para disfrutar algo bueno. La educación es un derecho humano, pero asimismo es un producto que, a medida que aumenta sus cualidades, también tiene un precio mayor. Por tanto, una educación superior de calidad demanda un fuerte presupuesto financiero.

¿Quién debe pagar por el buen servicio? Este es el núcleo del debate. En las universidades privadas, obviamente son los propios estudiantes los que deben afrontar casi todos los gastos, con alguna pequeña ayuda de fundaciones filantrópicas. En las universidades públicas es el Estado el que absorbe la mayor parte de los costos y los alumnos aportan una reducida contrapartida con el pago de aranceles por cursos preparatorios, inscripciones y exámenes.

¿Puede concretarse el arancel cero en los centros públicos de educación superior? De poder, se puede, pero habría que analizar si eso sería justo en relación a millones de compatriotas sumidos en la pobreza que también necesitan la ayuda gubernamental.

Hay miles de estudiantes que pagaron cuotas caras en colegios privados y luego exigen que todo sea gratis en la universidad pública. Hay millares de exitosos profesionales formados en universidades estatales que nunca han donado un libro o una computadora a su facultad de origen. Hay muchos jóvenes de clase media que gastan plata en vehículos, en celulares de última generación y en farras, pero no quieren pagar un guaraní por sus estudios terciarios. En Clínicas, el hospital universitario para los pobres, hay funcionarios y docentes millonarios por recaudaciones de dudoso origen.

Establecer por ley que absolutamente todo será gratis en las universidades públicas solucionará el problema económico de los estudiantes de muy escasos recursos pero, al mismo tiempo, generará una situación de injusticia al favorecer innecesariamente a alumnos de las clases media y alta por el inmerecido regalo.

Quien paga sus estudios secundarios en colegios privados, debería seguir solventando su formación universitaria pues para su familia eso sería normal. Quienes cursaron su educación media en centros públicos sí podrían recibir ayuda estatal a través de becas o exoneraciones en cuanto al pago de matrícula y cuotas, pero en algo deben contribuir para acceder a un título profesional. El esfuerzo personal forma parte del proceso educativo y la construcción de la personalidad de quienes progresan en la vida. Si todo fuese gratis para todo el mundo, ay, ay, ay, la masificación devoraría inevitablemente a la calidad académica.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/universidad-gratuita-una-utopia-1497765.html

Imagen: https://lh3.googleusercontent.com/VS3X_OplmhpnBGCI02yYLK53aL8eYlAJkND0LRQefaDo4x-OnRNYWllpkRB7-_9lhEKBwA=s149

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Graue: la UNAM renovará sus métodos de enseñanza

México/25 de mayo de 2016/ Francisco Baez Rodriguez / Fuente: Cronica.

En reunión de trabajo con directivos de Crónica, el Rector señala que “debe mezclarse la investigación con la enseñanza, sin arriesgar la estabilidad de la institución”. Entre sus planes está incorporar las tecnologías de la información y evaluar de una manera más integral en bachillerato

El rector de la UNAM, Luis Enrique Graue Wiechers, piensa en una Universidad de vanguardia y vinculada a los problemas de la nación. Sus objetivos principales: transformar los métodos de enseñanza-aprendizaje, incorporar las tecnologías de la información, crecer en posgrados y evaluar de una manera más integral en bachillerato. Al mismo tiempo, sostiene los valores esenciales de la Universidad Nacional: su carácter gratuito, público, laico, libre y crítico.

A invitación del Consejo Editorial de Crónica, formado por directivos y colaboradores de este diario, se llevó a cabo una conversación colectiva con el Rector, una animada plática que tocó muchos de los temas que interesan a la comunidad universitaria y al país; de los planes de estudios a asuntos como la toma eterna del Auditorio Justo Sierra, ninguno quedó sin comentar. La charla fue tan amplia que la dividimos en dos entregas. En la primera, se ve lo estrictamente académico.

Éstos son los puntos centrales de la primera parte de la interesante conversación.

El rector Graue, médico oftalmólogo, hace una presentación inicial, en la que se ve que tiene ojo clínico para analizar la gran institución educativa que encabeza.

Inicia con una frase, acompañada de una sonrisa: “me saqué la rifa del puma”. La sonrisa se debe a que “es una rifa preciosa, porque la Universidad tiene actividades de todo tipo y es muy noble”.

De inmediato plantea, tras un breve diagnóstico, lo que piensa hacer en su rectorado:

Explica que la UNAM ha crecido mucho; su presupuesto, de 39 mil millones de pesos, es más del doble que hace 15 años. En los últimos años han aumentado la oferta educativa, los recursos para investigación y los campus. La tarea, entonces, es “consolidar los avances y mejorar la educación”. “¿En qué sentido?”, se pregunta el Rector: modernizar los métodos de enseñanza, mezclar las tecnologías de la información, crecer en posgrados y mejorar en bachillerato. Se dice fácil, pero no es sencillo”.

Además, señala, “es necesaria una mayor vinculación con los problemas de la nación y combinar la investigación en ciencias sociales y humanidades con la investigación científica”. Termina diciendo que en promoción cultural, se ha hecho un trabajo muy bueno con los adultos, pero es necesario acercarse más a los jóvenes.

A continuación, Graue enfatiza algunos puntos de principio: “la educación pública debe ser obligación del Estado; el Estado debe asumir ese compromiso con la sociedad”. Afirma que “no es fácil seguir cumpliendo todas las tareas con el presupuesto que tenemos” y advierte que el 60 por ciento de los estudiantes de la UNAM vive en familias con ingresos inferiores a seis salarios mínimos. En ese sentido subraya, como para que no se olvide, que “la Universidad ayuda a la permeabilidad y movilidad social”.

Más allá, recuerda que, por la evolución de la pirámide poblacional, existe un bono demográfico y sería un error no aprovecharlo.”Nuestra cobertura nacional en educación superior no llega a 34%. Debería ser mayor si de verdad vamos a usar ese bono”.

Para terminar su intervención inicial, el rector de la UNAM refrenda su compromiso por “, pública, laica, libre y crítica”.

Preguntamos si con esas necesidades nacionales, no sería obviamente conveniente que la UNAM siguiera creciendo. Señalamos como problema —entiendo a la Universidad como espacio plural— que antes había muchos estudiantes de provincia en las licenciaturas y que ahora la mayoría proviene de las preparatoria y CCH de la propia Universidad, a través del pase reglamentado.

El rector precisa que aproximadamente el 52 o 53% de los estudiantes de carreras viene del pase reglamentado. “Eso varía mucho según las escuelas. Hay carreras como medicina o comunicación en las que esa proporción es muchísimo más grande”.

“La UNAM crecerá, pero no en Ciudad Universitaria. También están saturadas las unidades multidisciplinarias en distintas partes de la Zona Metropolitana”, dice. Ha crecido en León y Morelia. Adelanta que se crearán unidades en Yucatán y Querétaro, “con una oferta académica distinta a la que ofrecen las universidades autónomas de esos estados”.

La oferta de educación en el país debe crecer, insiste, pero no todo el peso lo puede llevar la Universidad Nacional.

También se le preguntó sobre la relación entre la enseñanza universitaria y el empleo, en un entorno cada vez más demandante, que es algo que suele preocupar a los estudiantes. La respuesta del Rector es analítica y, al mismo tiempo, dibuja sus inquietudes y proyectos.

“Es importante aprender en ambientes contextualizados; estudiar desde el principio problemas concretos en situaciones concretas”, inicia en lo que será una crítica a la situación actual.

Comenta que “tenemos una buena combinación de profesores de tiempo completo y profesores de hora-clase. Estos últimos suelen vivir más de cerca los asuntos de la vida profesional”. Eso, nos dice, ayuda para que los alumnos tengan, simultáneamente, una formación sólida y ligada al ámbito en el que se desarrollarán.

Sin embargo, “la universidad tradicional enseña en modo fragmentado, y luego pide una tesis para que el alumno haga la demostración de que es capaz de integrar los fragmentos. Hay que pensar en una nueva forma de enseñanza y también en conectarse con el mercado laboral”. No que necesariamente uno venga con lo otro, pero que estudiantes preparados con nuevos métodos tendrán mejores empleos.

Advierte que “el principal problema para llevar a cabo esta transformación es la resistencia de los profesores, acostumbrados a un método de trabajo”.

Preguntamos al respecto acerca de las edades de los académicos de la UNAM, que han ido aumentando rápidamente. ¿Ha envejecido la planta de profesores?

Graue responde que el promedio de edad del personal académico es de 57 años. “Se ha logrado estabilizar, porque iba al alza”.

Explica que su antecesor, el doctor Narro, llevó a cabo un exitoso programa de incorporación de jóvenes académicos, y también un mecanismo de jubilación que añade, a los 17 mil pesos mensuales de jubilación del ISSSTE, 24 mil pesos que se cubren como honorarios y un seguro médico de gastos mayores. 600 maestros mayores de 70 años, que deseaban jubilarse pero no lo hacían por lo escaso de la pensión, se han incorporado a este programa.

Comenta que de los profesores de esa edad que siguen activos en la UNAM, aproximadamente una tercera parte son muy productivos, importantes investigadores, a menudo de vanguardia, que con su experiencia y capacidad son un importante patrimonio de la Universidad; otro tercio trabaja bien, cumpliendo sus obligaciones y el tercio restante está allí porque no quiere retirarse.

Aunque las había esbozado al principio, pedimos al Rector que no diga cuáles son sus tres prioridades académicas.

Lo primero que dice Graue es que se requiere mayor conectividad a la red en las instalaciones universitarias, “que es la base de cualquier otra cosa que se pueda hacer”. Gran parte de la educación actual necesita los servicios de internet, explica, y éste debe ser fácilmente accesible en cualquier lugar de los diferentes campus.

Otro reto es subir gran cantidad de materiales educativos en la red, más allá de los que actualmente ofrece el Sistema de Universidad Abierta. Son cada vez más las lecturas y consultas que se deben hacer por ese método.

Adelanta que se trata de un proceso en marcha, que no terminará en cuatro años, pero que es fundamental para una transformación de los métodos de aprendizaje.

Un punto nodal, nos comenta, es “transformar la evaluación en la Escuela Nacional Preparatoria y CCH para que los egresados tengan un nivel uniforme y bueno”. Explica que en la actualidad hay parámetros distintos para evaluar a los jóvenes estudiantes de educación media superior, lo que quita objetividad a la evaluación. Eso debe servir para elevar el nivel académico de estas escuelas.

El tercer propósito está en los posgrados. El proyecto es multiplicar programas y ser más eficientes. Que la UNAM tenga más maestrías y doctorados y que haya más estudiantes que se reciban a tiempo.

Finalmente, dice el Rector, “la Universidad debe ser innovadora”. Tiene que ser capaz de promover carreras con otro corte, más integrales y ligadas a las nuevas necesidades que surgen en la sociedad. Piensa en dos recientes, la de Ciencias de la Tierra, aprobada en 2010, que analiza el impacto de la sociedad humana en el ambiente y la de Archivos y Gestión Documental, que se imparte en Morelia, que tiene un amplio campo de trabajo en tiempos de transparencia y redes, pero que —admite— no ha sido bien promocionada.

La innovación, concluye Graue, implica ser más capaces de realizar un aprendizaje multidisciplinario, y también mezclar más la investigación con la enseñanza, sin arriesgar la estabilidad de la institución.

Fuente: http://www.cronica.com.mx/notas/2016/962923.html

Imagen: http://www.cronica.com.mx/fotonotas/962923/87.jpg

 

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