México: Acoso sexual al alza (+Infografía)

Redacción: Marco Aurelio Fragoso Massé/ 24 Horas

Ser mujer y vivir en México se convirtió en un riesgo constante, ya que son asesinadadas siete mujeres al día y las denuncias por acoso aumentaron 433%.

El delito aumentó 433% en denuncias, desde el 2014 al 2017, en la Ciudad de México, contando averiguaciones previas y carpetas de investigación; el delito se encuentra penado hasta con tres años de prisión en la capital, indicó la PGJ.

El Código penal local define el acoso sexual como la solicitud de “favores sexuales para sí o para una tercera persona o que realice una conducta de naturaleza sexual indeseable para quien la recibe, que le cause un daño o sufrimiento psicoemocional que lesione su dignidad”.

Voces apagadas

“Una vez en el metro un tipo me nalgueó, mi reacción fue voltear y reclamarle. Un policía vio, fuimos al MP, ahí, el licenciado me dijo que no procedía la denuncia porque era mayor de edad, porque no me había tocado más de tres veces y no me había causado daño psicológico. Lo único que pasó fue que el tipo quedó con una falta administrativa, que podía pagar con mil 800 pesos o 72 horas de arresto. Fue en vano denunciar, ya que no me brindaron la ayuda que yo esperaba”, indicó Angélica “N” víctima de acoso sexual en el metro Río de los Remedios.

Según datos de la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares,  41% de las mujeres ha experimentado violencia sexual.

“Tome un Uber, al subirme el conductor me vio las piernas de una manera vulgar, muchas personas me criticaron el por qué no me baje del taxi, eran las cuatro de la mañana, no podía bajarme, todo el camino el conductor me iba viendo de una manera muy pervertida y acelerando el carro, haciéndome sentir insegura, excediendo los límites de velocidad, reporté al sujeto, días después me marcaron de soporte Uber”, indicó Giovanna “N” para 24 HORAS.

Giovanna aseguró no querer demandar debido a la incompetencia de las autoridades

“Aquí en México las autoridades no hacen nada, hay de por medio una sacadera de dinero, me tengo que esperar a que alguien me golpee, a que lo tenga grabado en video, a que no le haya tocado ni un solo pelo, porque si no me va peor a mi, para que apenas puedan tomarme en cuenta, para que cuando denuncie me pregunten, ¿tienes marcas?, ¿te golpeó? “, declaró Giovanna.

En los informes de la PGJ, el índice de denuncias diarias fue de 0.5 en 2017 , mayo registró 29, siendo el mes que registró más denuncias, le siguen enero y abril con 20 cada uno. A diferencia del 2015, año en que se levantó una carpeta de investigación.

El Código Penal Federal en el artículo 259 Bis, establece que el acusado será multado de seis meses a dos años de prisión.

Por otro lado Mónica “N” afirmó que sufrió violencia física por parte de su ex pareja.

“Mi ex me acosaba, me chantajeaba, llegó conmigo a los golpes, hasta que estuvo a punto de matarme, no sé qué hubiera pasado si mis padres y mis amigos no se hubieran dado cuenta.”

En 2017 datos de INMUJERES arrojan que 63% de las mujeres de 15 años o más han sufrido algún tipo de violencia durante su vida. Más de 392 mil mujeres de 15 años y más, casadas o unidas, han sufrido violencia extrema (su pareja atentó contra su vida o usó su fuerza física para obligarla a tener relaciones sexuales).

Thalia Lizbeth Monroy Lugo, directora de información de INMUJERES, platicó en exclusiva para 24 HORAS, recomendó a las mujeres que sufran de algún tipo de violencia o acoso, denunciar en el Ministerio Público de la alcaldía donde se haya sufrido la agresión, en caso de no ser atendida, pidió a las víctimas denunciar  en INMUJERES.

 Fuente: https://www.24-horas.mx/2019/03/05/acoso-sexual-al-alza-infografia/

 

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Documentar la prostitución y la trata para combatirla: «Las mujeres hemos carecido de épica»

Redacción: Valencia Plaza

Decía la filósofa española Amelia Valcárcel que las mujeres hemos carecido de épica. Es decir, de héroes, de figuras a las que admirar y a las que querer representar. ¿Y eso por qué? La cineasta y activista Mabel Lozano comentaba ayer en su paso por la UJI que esta ausencia de roles femeninos se debe, en parte, a «la no épica que ha fomentado el cine». «Las mujeres somos para él, las hermanas, las esposas, la víctima, las amantes…No somos las protagonistas de nada», manifestaba de forma rotunda. No obstante, no sería justo atribuirle toda la responsabilidad a la industria cinematográfica y, en efecto, la visita de la misma directora se enmarcaba dentro del Congreso Internacional Feminismes. Desafiaments en temps d’amor i còlera que la Universitat Jaume I inauguró este miércoles y que todavía celebra hoy.

L’Institut Universitari d’Estudis Feministes i de Gènere Purificación Escribano celebra una década de trabajo, si bien su trayectoria se remonta a hace 27 años cuando se creaba la propia universidad. Para ello, su aniversario no podía ser otro que el de reflexionar, dialogar y debatir sobre la situación del feminismo en la actualidad, abordando para ello aspectos tan heterogéneos como la trata y prostitución, la mujer en el periodismo o la mujer en el arte. «Sin duda parece que es una buena época para el feminismo, por los progresos que se están haciendo en políticas de igualdad y por la propia aceptación del feminismo. Ya no da miedo reconocerse como tal, por eso es tiempo de amor. Lo que ocurre es que también es tiempo de cólera, porque las noticias dolorosas sobre mujeres no cesan y porque futuros representantes políticos hablan de la violencia contra las mujeres poniendo en duda las propias políticas contra esa violencia», explicaban las directoras del congreso Sonia Reverter y Sora Sales.Igualmente, la rectora de la UJI, Eva Alcón, aseguraba que «la muerte de todas las mujeres es una derrota social». «Hemos de decir basta, no podemos permitir esta lacra. Eso no es amor», reiteraba.

Precisamente, Mabel Lozano empezaba su discurso citando a Lily, una mujer de 30 años que falleció en el Raval de Barcelona a manos de su proxeneta, tras cinco años sometida a la prostitución y con solo 30 años de vida. «Lily no pudo hacer nada porque nadie le ayudaba. Vivía con la coacción de que sus hijos estaban secuestrados y amenazados en su hogar de origen. Terminó cansada, hinchada por los golpes y con una enfermedad terminal. Ha sido asesinada por el sistema prostitucional que la compraba cada día a pesar de su cara amoratada. ¿Qué es lo que veían los prostituyentes? Carne fresca, putas». La cineasta insiste en lo importante que es, en este sentido, no marcar una diferencia entre la trata y la prostitución, puesto que ambas se retroalimentan.

«Soy cineasta y como cineasta entiendo este arte como una herramienta de transformación social. Suelo mostrar realidades como la trata y la prostitución. Mi lucha es además continúa para tratar de llegar, especialmente, a los más jóvenes». Mabel Lozano empezó a dedicarse al audiovisual desde que en 2007 diera un giro a su vida para comenzar una carrera como documentalista por los derechos humanos, centrada sobre todo en el tráfico y la explotación sexual de mujeres. «El cine es una industria más de esta sociedad y como una industria más, como sabéis, está masculinizada. Las mujeres en el cine somos menos de un 38% del total de profesionales. Y aunque es cierto que se hacen contenidos muy buenos y hay directores que quieren romper con esta invisibilidad, lo cierto es que estamos viendo un cine tuerto, un cine solo por un ojo. No se corresponde con una sociedad que es plural. Todavía falta perspectiva de género, ya que se aborda con total complacencia temas como la prostitución, la trata o la violencia machista», denuncia la profesional.

El cine enfocado a la mujer víctima

Para trazar su propio cambio en la sociedad y el imaginario de la misma, Mabel Lozano publicó un primer documental en 2005 centrado en el rostro y la voz de las mujeres sometidas a la prostitución: #EXIT, el cual formaba parte de una campaña de La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP). A través del él, la cineasta y sus testimonios tratan de combatir la idea de que tras la prostitución hay mujeres independientes que escogen voluntariamente este como su trabajo. «Muchas de las mujeres no se reconocen como víctimas porque dijeron que sí y parece que por ello deban aceptar las amenazas y palizas. Pero estas consintieron este trabajo porque son pobres, porque no tienen recursos o porque tienen hijos. No hay voluntad, hay consentimiento», señalaba Lozano, la cual apuntaba que la situación por la que pasan las víctimas de trata es tal que -según afirmó una fiscal de Madrid- «estas representan las mismas secuelas, psicológicas y físicas, que los judíos que sobrevivieron al holocausto».

Con ello, el objetivo de su reportaje es visibilizar las pocas posibilidades que estas mujeres tienen de escapar del burdel o «calle» en la que viven, y es que a muchas de ellas las han colocado en este mercado sus propias familias o parejas. «Hay que vestirlas de derechos, pero nuestra legislación es muy laxa, no tenemos siquiera una ley integral contra la trata, sino simples planes. Cuando hace falta una ley con perspectiva de género, porque sí, es un crimen que va contra las mujeres por el simple hecho de serlo», expone Lozano.

El cine desde la corresponsabilidad del prostituyente

Sin demanda no hay oferta, suena frívolo pero es así. Desde el documental Escúchame (2014), esta vez Mabel Lozano pone el foco en la relación que los clientes tienen con las mujeres prostituidas. Un mercado que, inexplicablemente, cada vez más es frecuentado por jóvenes. «La prostitución no es el mito de Pretty Woman, es mucho más sórdido. En cambio, los jóvenes se han incorporado al sexo de pago porque la pornografía se ha democratizado, la ven desde sus móviles. Vale que es difícil poner puertas al campo, pero aunque sea unas vallitas… hablamos de un cine violento que plasma la sumisión de la mujer. Y los jóvenes se incorporan a este ambiente porque es barato, afectivamente y económicamente. A última hora de la noche si un proxeneta quiere, vende el cuerpo de una mujer por cinco euros. Cuando vale esto tu cuerpo, tu vida no vale nada».

Tras su rodaje, la cineasta fue catalogada como una «directora minimalista» por la forma con la que grabó las imágenes del documental. Sin embargo, es importante entender el porqué el reportaje fue grabado sin que apareciese el rostro y el cuerpo de las mujeres: «Si hubiera puesto la cámara arriba, mostrando cómo la mujer es violada por diferentes prostituyentes se hubiera visto el cuerpo desnudo uno y otra vez. Hubiera hecho pornografía de su sufrimiento, se habría visto la desnudez de su cuerpo. Pero poniéndola abajo me centro en la desnudez de sus derechos».

Escúchame refleja con ello la involución en una sociedad que cree absolutamente en la libertad sexual. «Pero esto no tiene nada de libertad ni de sexualidad», tal y como apostilla Lozano. Optar por ir a un club en la despedida de un amigo es normalizar «la mujer en propiedad» e ir de fiesta en fiesta por ‘camisetas mojadas’, puede terminar en futura clientela. «Nadie les ha creado un pensamiento crítico cuando eran pequeños porque no se habla de la sexualidad en las casas. Estos creen que forma parte de su divertimento, buscando que les hagan lo que no les hará sus novias. Pero esto denota ignorancia absoluta hacia la trata, no conocen la realidad o la conocen a medias y no quieren saber más. Y los dueños de los burdeles necesitan el relevo generacional».

El cine en los ojos del proxeneta

Con El Proxeneta. Paso corto, mala leche (2018), Mabel Lozano apunta en el discurso hacía la voz que origina todo este puzzle. Miguel ‘El músico’, fue proxeneta y dueño de algunos de los más importantes macroburdeles de España. Fue condenado y sentenciado a 27 años de cárcel, aunque solo cumplió tres años de condena a pesar de traficar con más de 1.700 mujeres (incluidas mejores). Es decir, estuvo menos de medio día por mujer. Pero, en el documental explica cómo ha evolucionado la prostitución en España y en el mundo, y cómo a finales de los años 80 surgió el negocio de la trata y se empezó a secuestrar mujeres de “deuda”, cuya única salida era la prostitución. Así mismo, tras su ingreso en prisión y al enamorarse de una mujer prostituida, Miguel empezó a colaborar con la policía para desarticular redes del Este y dio una vuelta en su vida. Una parte que materializa en este reportaje con el que, según alerta Lozano, «se juega la vida».

Es en efecto la parte más ardua de todas ya que se pone al descubierto todo el sistema que hay detrás de la trata y de la prostitución, cómo se blanquea el dinero, la falta de legislación que hay y la «complicidad» que existe entre empresarios y ayuntamientos. «Literalmente para ellos las mujeres son basura, por eso contar cómo las captaban o las trasladaban les da igual», explica la directora. El mismo citado afirma en el documental que su delito «no estaba mal visto, a pesar de hacer más daño que un violador». Por ello, es importante poner al descubierto el sistema que hay tras los burdeles. «Hemos hecho un trabajo endogámico con las nuevas generaciones. Esta es una oportunidad para que vean que los necesitamos como compañeros. Salid de la manada y reconoced lo que está mal», ha concluido Mabel Lozano, en su vista.

Fuente: https://valenciaplaza.com/DocumentarlaprostitucinylatrataparacombatirlaLasmujereshemoscarecidodepica1

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América Latina y su lucha contra los feminicidios

Redacción: Crónica Viva

Parte de un mural de manos ensangrentadas, con los nombres de algunas de las mujeres víctimas de feminicidio, durante una movilización en la capital de Argentina, bajo la consigna #NiUnaMenos. En las sociedades latinoamericanas crece la sensibilización contra estos crímenes machistas, mientras se promueven nuevas medidas para ponerle freno.

Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

Varias iniciativas buscan reforzar el combate contra los feminicidios en América Latina, una región dónde pese a la creciente movilización popular y a ser pionera en la legislación contra ese crimen de género, todavía se registran los peores índices del mundo de este genocidio silencioso, destaca ONU Mujeres.

“La normalización de la violencia contra las mujeres y las niñas, la falta de servicios integrales y de calidad que identifiquen patrones de violencia que podrían terminar en femicidio, la carencia de datos y las investigaciones sin perspectiva de género, son comunes a todos los países”, sintetizó la situación latinoamericana la directora regional de ONU Mujeres, Luiza Carvalho, en una entrevista exclusiva con IPS.

“Poner fin a la impunidad es fundamental. Hay países en la región donde la impunidad al feminicidio alcanza hasta 95 por ciento de todos los casos”, alertó Carvalho desde su sede en Ciudad de Panamá.

Una de las nuevas estrategias es la Iniciativa Spotlight, impulsada por la Unión Europea y las Naciones Unidas para la eliminación del feminicidio. De una inversión inicial de 500 millones de euros (562 millones de dólares), 55 millones serán destinados a América Latina.

Spotlight aborda el fenómeno de los asesinatos por razones de género en forma integral mediante seis pilares: la normativa por la igualdad de género, el fortalecimiento institucional, la prevención primaria, los servicios de calidad, la recolección de datos y el fortalecimiento del movimiento de mujeres.

La campaña que se lanzó en Argentina, el 21 de marzo incluye también a El Salvador, México, Guatemala y Honduras, que fue el primer país donde se lanzó a nivel mundial.

La selección de esos países, explicó Carvalho, responde a factores como la tasa de prevalencia del feminicidio, el compromiso de sus autoridades de implementar leyes y políticas nacionales para mejorar la situación de las víctimas, y el dinamismo de los movimientos de la sociedad civil.

En el caso de Argentina, “el movimiento #NiUnaMenos puso la atención sobre este fenómeno como una situación inadmisible, demostrando que tiene mucho que enseñarle a la región y al mundo”, destacó la alta funcionaria de nacionalidad brasileña, sobre la toma de las calles contra los feminicidios que se ha extendido por otros países de la región.

Desde 1994, la región cuenta con la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, adoptada en la ciudad brasileña de Belém do Pará, Brasil, que formalizó la definición de la violencia contra las mujeres como una violación de sus derechos humanos.

Ese instrumento internacional suscrito por 32 países estableció por primera vez el desarrollo de mecanismos de protección y defensa de las mujeres en la lucha para eliminar la violencia contra su integridad física, sexual y psicológica, tanto en el ámbito público como privado.

En 2013 se incluyó dentro de ella la figura penal del feminicidio/femicidio.

Según Carvalho con esa Convención, la región se convirtió en “pionera a nivel global en materia de legislación de violencia contra mujeres”.

El feminicidio está integrado al Código Penal en 12 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Perú y República Dominicana y Uruguay). Otros seis lo tipifican en leyes ajenas a esos códigos (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay y Venezuela).

Además, los 32 países participantes en la Convención tienen leyes que protegen los derechos de las mujeres y niñas que experimentan violencia doméstica o intrafamiliar.ra

Para avanzar en esos logros, el 15 de marzo, en Washington, ONU Mujeres, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belem do Pará (Mesecvi), lanzaron oficialmente una Ley Modelo Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Muerte Violenta de Mujeres y Niñas.

También presentaron un Análisis de Legislación sobre Femicidio/Femicidio en América Latina y el Caribe e Insumos para una Ley Modelo sobre ese tipo de homicidio machista.

La ley modelo “busca servir de base para crear o actualizar la legislación sobre muerte violenta de mujeres en la región, así como fortalecer las acciones de prevención, protección, atención, investigación, persecución, sanción y reparación integral”, explicó Carvalho.

Un estudio de Small Arms Survey arroja que en América Latina están 14 de los 25 países con mayores tasas de feminicidios en el mundo por cada 100.000 mujeres, en un listado que encabezan El Salvador, Honduras y Guatemala.

Carvalho lo atribuyó a la inexistencia de medidas integrales “lo que provoca una brecha entre los derechos formales y el acceso efectivo a la justicia de las mujeres”.

“La convención de Pará fue clara en señalar que se necesita una mirada integral de la violencia contra las mujeres, es decir, además de penalizarla, los Estados deben desarrollar acciones de prevención, protección, investigación y reparación, tanto para las familias de las víctimas como para las sobrevivientes”, recordó.

Pero, criticó, “los Estados no manejan cifras de reparación, de mujeres desaparecidas, de datos genéticos que permitan la ubicación de las víctimas ni otros mecanismos que permitan garantizar sus derechos”.

“Necesitamos estadísticas comparables para analizar y comparar entre países lo que funciona y lo que no para erradicar el femicidio. Cuando disponemos de mejores estadísticas podemos ver los patrones y la gravedad de la situación y formular políticas bien fundamentadas”, puntualizó.

Además según la directora regional de ONU Mujeres en los códigos penales de la región persiste un “androcentrismo”, que se traduce “en un contexto normativo adverso para la adecuada tipificación de los tipos penales que sancionen las formas específicas de violencia hacia las mujeres”.

Un problema que se agrava, indicó, por “una doctrina penal que no ha integrado la perspectiva de género y opone resistencias”.

“Cuando las mujeres son asesinadas, estos casos deben investigarse de inmediato con la presunción de que el caso es un femicidio, como en México. Los casos deben investigarse adecuadamente sin estereotipos y prejuicios de género, y deben hacerse reparaciones”, exhortó Carvalho.

Según el Mesecvi, los Estados Parte destinan menos de uno por ciento de sus presupuestos totales a las acciones de lucha contra la violencia de género.

“Las leyes integrales necesitan de presupuestos para poder ser implementadas”, señaló Carvalho.

“También debemos poner un gran énfasis en la prevención porque, aunque metamos en la cárcel a todos los agresores, si no cambiamos las causas estructurales, las actitudes y las percepciones que originan la violencia contra las mujeres, nunca vamos a terminar con ella”, continuó.

Para Carvalho, “a pesar de algunos cambios prometedores, encabezados por los jóvenes de la región, la tolerancia social de la violencia contra las mujeres y las niñas se mantiene, y se necesita una modificación de las normas sociales para abordar las masculinidades dañiñas”.

La experta citó el ejemplo de Colombia, que en 2015 aprobó una ley que involucra al sector educativo en actividades de prevención.

“Entender que el femicidio es el acto último en una cadena de actos de violencia contra las mujeres, significa entender que el sector sanitario, los servicios sociales, la policía y el sistema judicial deben trabajar juntos”, opinó.

En esa dirección mencionó proyectos “exitosos” como uno Uruguay que integró los tribunales, la policía y el Instituto Nacional de Mujeres.

En una situación de riesgo un juez puede ordenar al agresor que use bandas electrónicas conectadas a un dispositivo que la mujer en riesgo lleva consigo. Si el agresor se acerca a ella, el dispositivo alerta automáticamente a la policía. Durante el programa ambos reciben también apoyo psicológico.

“Hasta ahora ninguna de las mujeres que forma parte de ese programa ha sido asesinada”, subrayó Carvalho esperanzada.

Fuente: http://www.cronicaviva.com.pe/columna/america-latina-rearma-su-estrategia-contra-los-feminicidios/

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Sonia Mankongo desde Camerún: “Desde niñas, a las mujeres solo les han enseñado a aguantar y guardar silencio”

Redacción: El País

Sonia Mankongo, coordinadora en Camerún para la ONG Zerca y Lejos, quiere un país en el que todas logren alzar su voz en la sociedad a través de la educación

El silencio fue la única enseñanza que tuvo. Aguantar, guardar sus emociones y no alzar demasiado la voz. Sonia Mankongo (Ngambè-Tikar, Camerún, 1992), coordinadora del Plan de Educación de la ONG Zerca y Lejos, recuerda cómo su madre se escondía, lejos del resto de su familia, para poder romper a llorar. “Ella es ejemplo de cómo el sufrimiento y la frustración muy pocas veces se expresan de forma abierta”, asegura Sonia. Su madre, como tantas otras, no pudo formarse cuánto quiso y vivió el estigma de no haber dado a luz a un hijo varón. Sin embargo, entendía la importancia de la educación e hizo todo lo posible para que sus cinco hijas pudieran estudiar como cualquier niño. “A mi madre le quitaron el orgullo de ser mujer, pero luchó para que tuviéramos un destino diferente al suyo”, asevera. “Ver su realidad hizo que yo y mis hermanas quisiéramos rebelarnos contra todo esto”.

Lograr la implicación de la familia, en especial de los padres, cuya figura sigue teniendo un peso decisivo en la comunidad camerunesa, es uno de los grandes retos de la campaña Ellas Cuentan. Una iniciativa, basada en la perspectiva de género, con la que la ONG Zerca y Lejos quiere eliminar los obstáculos que muchas niñas y mujeres se encuentran en su camino educativo y cuyo trabajo Sonia ha dado a conocer en España, durante la que ha sido su primera salida del país. “En Camerún la brecha hombre-mujer es muy grande. Por eso, necesitamos enfocarnos en la perspectiva de género con esta campaña.

Los padres son la clave, sin su implicación no se puede asegurar la durabilidad de este proyecto. A través de una sensibilización cercana en colegios españoles, la campaña trata de poner en valor la educación de las mujeres del futuro en todo el mundo y cuya formación podría traducirse en economías más fuertes. Teniendo en cuenta tan solo los próximos 15 años y atendiendo a los datos que la UNFAPpublicó en 2016, el conjunto de los países en vías de desarrollo podría llegar a obtener o perder 18.000 millones de euros, como mínimo, dependiendo de la inversión en la educación y la independencia de las niñas de hoy en día. “Queremos orientar las ambiciones de los niños y niñas y evitar que los padres alimenten —consciente o inconscientemente— en los más pequeños que los chicos son más valiosos que las chicas” defiende Sonia.

Hay niñas que están prometidas incluso antes de nacer. Su destino ya está decidido y como su familia sabe que van a casarse, la preocupación educativa desaparece

A pesar de su deseo de alcanzar la educación primaria y secundaria universal, —recogido en el documento Stratégie du Secteur de l’Éducation et de la Formation 2013-2020 (DSSEF)— el 70% de las niñas de Camerún son analfabetas. Este fenómeno es especialmente visible en la región septentrional, al norte de Camerún, donde afecta a más de un millón de chicas de entre 10 y 19 años, representando el 31,9% de las niñas de la región, según datos de 2016 del Instituto de Estadística de la Unesco. La pobreza y los continuos ataques de las facciones de Boko Haram, que saquean y asolan las aldeas o atacan directamente las escuelas, aparta a muchas niñas de la escuela, otras directamente son expulsadas a causa de los embarazos no deseados o nunca llegan a acceder a las aulas debido a los matrimonios forzosos. “Algunas están prometidas incluso antes de nacer. Su destino ya está decidido y como su familia sabe que van a casarse, la preocupación educativa desaparece”, lamenta Mankongo.

Sonia, de 26 años, empezó a ser consciente de muchas de esas realidades durante un voluntariado en el sur de su país, otro de los territorios afectados por la falta de escolarización. Allí acudió para trabajar con las poblaciones de los pigmeos baka. “Me marcó mucho ver las condiciones en las que vivían, sin agua, sin alimento y bajo la indiferencia y el silencio del Gobierno”.

Su férrea implicación hizo que pasará de ser una simple voluntaria, a coordinar los proyectos educativos tan solo dos años después. Centrada en las mujeres y las niñas, destaca especialmente el caso de Julien, una mujer pigmea baka. “Para mí, ella es un cambio a nivel de conciencia feminista increíble. Hace 10 años, vivía acorde a todos los estereotipos de una mujer baka casada y sometida a un hombre bantú y ahora, ella es dueña de su destino, capaz de expresarse ante su marido, trabajando y colaborando con nosotros”, cuenta Sonia orgullosa. Sabe que el caso de Julien les permite ser optimistas y confía en le seguirán otras muchas niñas. El objetivo, que dejen de guardar silencio y tomen las riendas de su propio cambio.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/08/planeta_futuro/1546945585_383417.html

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