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La tortura y asesinato de una niña de siete años disparan la ira en México por la violencia de género

América/México/Autor: Elena Reina/Fuente: elpais.com

 

El brutal asesinato de una niña de siete años en un barrio del sur de la capital mexicana obliga al Gobierno de México a tomar medidas urgentes sobre la violencia que vive el país. Después de seis días desaparecida, este fin de semana, el cadáver de Fátima Cecilia Aldriguett Antón fue hallado en bolsas de basura y con señales de haber sido torturada. Este caso se ha convertido en el último símbolo de indignación de un país que cada día rompe los récords de la tragedia. En México mueren asesinadas 10 mujeres al día y, en total, hay más de 90 homicidios en 24 horas. El presidente López Obrador ha achacado este lunes lo sucedido a la moral individualista y al pensamiento conservador. Una respuesta que ha irritado todavía más a un país que vive una situación extrema.

La última vez que se vio a la niña con vida salía del colegio. El 11 de febrero, su familia puso una denuncia por desaparición. Y menos de una semana después, el país observa lo que ya había leído o visto en las noticias antes: el cadáver de la menor, torturado, desnudo y tirado en la calle. El caso de Fátima no es el único en estos años en los que los feminicidios se han multiplicado: en 2018 murieron asesinadas 3.752 mujeres, según los últimos datos oficiales, y 1.463 menores de edad, según las cifras de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM). «A Fátima no la mató el neoliberalismo», responden muchos usuarios de Twitter a López Obrador.

Según la investigación de la Fiscalía, una mujer que todavía no han identificado recogió a la niña de la escuela el 11 de febrero antes de que llegara alguien de su familia. Su madre fue a recogerla más tarde, pero ya no la encontró. En un vídeo de las cámaras de seguridad de la calle que han mostrado las autoridades se observa a la señora de la mano de la pequeña por el municipio de Xochimilco, en el sur de la capital. La jefa de la Fiscalía local, Ernestina Godoy, ha informado este lunes de que esta mujer es la principal sospechosa del crimen de Fátima, aunque todavía no han dado con su paradero. La institución ha anunciado este lunes una recompensa de dos millones de pesos (unos 107.750 dólares, más de 99.400 euros) a quien proporcione información sobre el caso.

En la puerta del Instituto Forense de la capital, poco después del reconocimiento del cadáver, la madre de Fátima, María Magdalena Antón, exigió delante de la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, que se hiciera justicia y acusó a un hombre, Alan Herrera, de haber cometido el crimen. «No conozco a esa señora, pero fue mandada por Alan Herrera», denunció ante las cámaras que la esperaban a la salida de la morgue. Antón alegó que este hombre, de quien las autoridades no han proporcionado más información, ya había agredido a otros familiares. «Hoy fue mi hija, mañana puede ser la de cada uno de ustedes», advirtió la madre.

La semana pasada, otro feminicidio indignaba al país. El de Ingrid Escamilla, de 25 años. Su pareja confesó, en un vídeo brutal filtrado por las autoridades, la saña con la que había acabado con su vida. Las fotos del cuerpo de la joven aparecieron en las páginas de los medios de comunicación locales. Y cientos de mujeres se manifestaban por la dignidad de una víctima más de la violencia machista en una protesta histórica.

Los casos de mujeres asesinadas se agolpan a las puertas de los despachos del Gobierno sin que se hayan anunciado medidas urgentes. Abril Pérez Sagaón fue asesinada el 25 de noviembre después de haber denunciado que su entonces marido, Juan Carlos García, exdirector de Amazon en México, había intentado matarla. El día que había acudido a la capital a seguir con los trámites de la demanda, mientras viajaba en un coche con sus hijos, un hombre le disparó en la cabeza y en el cuello. Sagaón era una de las pocas mujeres que se atrevían a denunciar en este país, solo una de cada nueve. Tres meses después de su asesinato, todavía no hay un detenido.

Las manifestaciones contra la violencia machista también se han multiplicado. Y las respuestas del presidente de México, de momento, han tratado de relacionar la crisis de violencia que asola al país con una campaña para desprestigiar su Gobierno. Este lunes, en su conferencia de prensa matutina, López Obrador enfrentaba el movimiento feminista, según lo que había leído en redes sociales, con su desempeño: «Existe un pensamiento conservador. Feminismo sí, transformación no. O es mejor el feminismo que la transformación. No, es parte de lo mismo. Es ver el árbol y no ver el bosque. Estamos viviendo un momento estelar en la vida pública de nuestro país, se está llevando a cabo un momento estelar. ¿Cuándo se había enfrentado así la corrupción?».

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, comentaba este lunes a través de su cuenta de Twitter que es «indignante, aberrante, doloroso que alguien sea capaz de herir a una niña; este crimen no va a quedar impune». Pero en México, al menos ocho de cada 10 delitos no reciben una sentencia condenatoria.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2020/02/17/actualidad/1581961625_590259.html

 

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México: protestas en todo el país contra las violencias machistas y por el femicidio de Ingrid Escamilla

México: protestas en todo el país contra las violencias machistas y por el femicidio de Ingrid Escamilla

Se manifestan en estados contra femenicidio de Ingrid Escamilla

Vestidas de negro, con velas y en silencio, mujeres se manifestaron en la ciudad de Cancún para exigir justicia por el feminicidio de Ingrid Escamilla, pero también por los 64 homidicios dolosos en agravio de mujeres, registrados en la entidad y los 16 asesinatos tipificados como feminicidios.

Concentradas en el Monumento de las Estrellas y los Caracoles, conocido como El Ceviche, las mujeres avanzaron en silencio, con pancartas en mano y velas encendidas, que colocaron a manera de ofrenda al pie de la estructura, en honor de Ingrid y de todas las víctimas de la violencia en el país y en la entidad.

En el lugar leyeron las estadísticas,entre las que se encuentran los 16 ocurrieron en Quintana Roo, de acuerdo con el reporte de Incidencia Delictiva del Secretariado de Seguridad Pública Nacional.

Dicha estadística señala que en el estado se registraron 64 homicidios dolosos en contra de mujeres, lo que – dijeron- indica que la Fiscalía General de Justicia no está tipificado los crímenes en contra de mujeres como feminicidio, aún cuando existe un marco legal que lo permite y evidencias.

“Cancún resalta como la ciudad número 19 con más feminicidios en 2019 y Playa del Carmen con el lugar 45 a nivel nacional. Y en lo que va del año ya se han registrado 8 feminicidios.

“Estas cifras resultan lo ‘acostumbrado’ en nuestro estado, se repite en cada entidad federativa y ciudad del país. También nos hemos acostumbrado a la indiferencia; las mujeres asesinadas por sus parejas, cuyos cuerpos son mutilados, violados, quemados, y dejados en vía pública para el escrutinio y burla de la sociedad resultan parte de nuestra vida. No nos escandalizan”, expresaron.

Las jóvenes, entre quienes se encontraban activistas de la organización Derechos Autonomías y Sexualidades (DAS) y del Centro Integral de Atención a la Mujer (CIAM), evocaron el caso del Feminicidio de Ingrid Escamilla y la forma en que las fotos de su cadáver fueron expuestas públicamente por medios de comunicación.

“Como colectivo, como organizaciones de la sociedad civil, como mujeres hartas de vivir con un miedo constante de perder la vida, nos sumamos al grito nacional #JusticiaParaIngrid y lo hacemos extensivo a todas y cada una de las víctimas de feminicidio en el territorio nacional.

“Tomamos las calles al grito de ‘Ni una menos’ y para exigirles a las autoridades nacionales, estatales, municipales y de todas las instancias de gobierno el cumplir con sus responsabilidades. Les exigimos respeto y garantía de los derechos humanos de las mujeres. En especial al acceso a una vida libre de violencia”, manifestaron.

Como parte de su pronunciamiento, demandaron la creación de fiscalías y ministerios públicos con personal formado y profesionalizado en perspectiva de género. Así como recursos materiales necesarios para la investigación expedita y profunda.

También que el gobierno federal emita acciones para la protección de la vida privada, honor y propia imagen de las víctimas de delitos en especial de las de feminicidios, medidas que impliquen sanción a medios de comunicación que difundan imágenes de las mismas.

Asimismo, pidieron penas más severas a feminicidas y violadores, así como la reparación integral del daño a las víctimas indirectas de feminicidio, así como destitución de autoridades que filtran imágenes, expedientes o cualquier tipo de datos.

“Pero sobre todo exigimos que el estado mexicano en todos sus niveles de gobierno junto con todas sus autoridades, reconozca la grave crisis de seguridad que las mujeres vivimos y tome medidas prioritarias para prevenirla, atenderla y erradicarla”, expusieron.

Luego de darle lectura a la postura, compartieron experiencias de acoso y violencia sexual y exhortaron a las presentes a solidarizarse y organizarse para protegerse mutuamente.

En Chiapas

Activistas y mujeres marcharon la tarde de este viernes en Tuxtla Gutiérrez en protesta contra los feminicidios cometidos en la entidad y el país, y en demanda de justicia por Ingrid.

Las manifestantes se concentraron en el Parque Bicentenario, ubicado en el poniente de la ciudad. Acudieron vestidas de negro y con los rostros pintados de rojo, en alusión a la sangre de las víctimas de feminicidios.

Las mujeres se movilizaron por la avenida principal. Avanzaron con pancartas de repudio al feminicidio y contra la negligencia gubernamental: “No aparecemos muertas, nos matan”.

“El feminismo nunca ha matado a nadie, el machismo mata a cada hora”, “Somos la voz de las que ya no pudieron hablar”, consignaron.

La protesta concluyó con un mitin en el zócalo, afuera del palacio del gobierno estatal,donde realizaron pintas contra el feminicidio y reclamaron falta de justicia gubernamental.

“Las mujeres tenemos que buscar otras formas de manifestarnos, porque nos violentan, incluso en nuestro círculo social, nuestra pareja, como el caso de Ingrid. Así buscamos otras formas para exigirle al Estado que nos proteja, nos garantice la libertad y la seguridad”, sostuvo Adriana, una asistente.

En la marcha, Fernanda dijo que la intención del movimiento es visualizar y crear conciencia sobre el respeto en la relación de pareja. “El amor sano no mata”, sostuvo.

El Observatorio Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres de Chiapas consignó en 2019 una cifra de 194 muertes violentas de mujeres, de ellas 84 fueron feminicidios. Además, puntualizó ese mismo año hubo 265 reportes de desaparecidas.

Yucatán

Unas 20 mujeres en Yucatán hicieron una protesta en la plaza principal de Mérida por el asesinato de Ingrid Escamilla.

Las mujeres se reunieron durante casi una hora en el centro de la plaza principal, apoyadas con carteles en donde censuraban la violencia que están viviendo muchas mujeres en el país, el aumento en los casos de feminicidios y el hecho de que no existan políticas públicas más claras en apoyo y protección de las mujeres.

Las manifestantes de Yucatán se sumaron a las protestas registradas en otros diferentes puntos del país.

De igual forma revelaron que los gobiernos no tienen políticas de protección y apoyo a las mujeres que están siendo violentadas y dijeron que como el caso de Ingrid Escamilla, se permitió que fuera asesinada por su pareja.

Pidieron que haya castigo ejemplar para este caso y no que por errores o desatinos de la justicia, este tipo de asesinatos queden impunes.
Michoacán

Un grupo de mujeres marchó este sábado en la ciudad de Morelia para sumarse a las manifestaciones de todo el país en las que han condenado el asesinato de Ingrid Escamilla.

Las manifestantes iniciaron su movilización cerca de las 18:00 horas en la fuente de Las Tarascas y concluyó afuera de Palacio de Gobierno.

Durante su recorrido por la avenida Madero Oriente del Centro de la capital michoacana, las mujeres pintaron varios edificios históricos y de cantera.

A su paso, exigieron un alto a crímenes contra mujeres y a la violencia.

Jalisco

Decenas de mujeres realizaron la tarde de este sábado una protesta en el centro de Guadalajara para exigir justicia para Ingrid Escamilla y denunciar la violencia contra las mujeres en Jalisco.

Por la tarde se reunieron frente al palacio de gobierno, donde hicieron un altar para recordar a las víctimas de feminicidio en el estado; ademas exhibieron fotografías de sujetos que reconocen como violentos o acosadores.

Durante la manifestación realizaron un círculo de discusión para compartir los casos de violencia machista que han padecido y brindarse apoyo.

Ya entrada la noche quemaron una bandera con la leyenda “México feminicida” y eso provocó que las autoridades estatales desplegaran a un grupo de mujeres policías para resguardar las instalaciones del palacio de gobierno.

En respuesta, las manifestantes comenzaron a gritar la consigna “el estado no me cuida, me cuidan mis amigas”; incluso, algunas de ellas encararon a las integrantes de la policía vial que tomadas de las manos hacían una valla en torno al edificio de gobierno y las arengaron a unirse a su protesta: “mujer, escucha, también esta es tu lucha”.

Oaxaca

En respuesta a la convocatoria nacional de marchar #TodasPorIngrid, mujeres oaxaqueñas, integrantes de colectivos feministas y de la sociedad civil, caminaron hacia la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos Contra la Mujer por Razón de Género, para exigir acciones de las autoridades contra la violencia feminicida.

Portando pañuelos verdes, flores y veladoras, el contingente en el que sólo participaron mujeres, partió desde El Llano hacia la dependencia citada, reprochando a su paso quese permita que 10 mujeres mueran al día en México de forma violenta. En este año, 19 mujeres han sido asesinadas hasta el 1 de febrero, según el registro que realizan organizaciones civiles que defienden los derechos de las mujeres.

Por su parte, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) indica que durante 2019, en Oaxaca sólo se tipificaron como feminicidio 27 casos.

A su paso, los gritos clamando justicia no esperaron; las mujeres refrendaron la exigencia escribiendo en las paredes de distintos inmuebles, incluyendo bares y la Casa Oficial donde despacha el gobernador Alejandro Murat, mensajes para exigir justicia para Ingrid, la joven asesinada y desollada hace unos días en la capital del país.

Asimismo, la frase: “Justicia para María Elena”, fue escrita con pintura en aerosol sobre los muros de las calles de esta ciudad, sumándose así a la exigencia de justicia para la joven saxofonista rociada con ácido en la Mixteca en septiembre pasado.

A su arribo a la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos Contra la Mujer por Razón de Género, en la calle Armenta y López, las manifestantes quemaron diversos objetos y una bandera en protesta.

En ese punto, las manifestantes leyeron un pronunciamiento en el que expresaron la indignación por el feminicidio de Ingrid, cometido por Érick Francisco “N” el pasado 9 de febrero.

“Hoy quienes estamos aquí, feministas y no feministas, venimos a honrar su nombre y el de todas aquellas que han sido silenciadas por un feminicidio. Estamos acá con el daño a cuestas, porque sabemos que nuestros cuerpos pueden ser destazados y arrojados como si fueran desechos en cualquier lugar, por cualquier hombre, con muy pocas posibilidades de que nos hagan justicia”, dijeron.

Asimismo, reprobaron la actuación del fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien propone eliminar la tipificación de feminicidio, y con ello invisibilizar la violencia de género que, de acuerdo con la diputada federal y dirigente en Oaxaca del Partido Acción Nacional (PAN), Natividad Díaz Jiménez, en el último lustro ha crecido 137% en el país.

El decálogo del gobierno federal contra el feminicidio

El Gobierno de México difundió el decálogo para acabar con el delito del feminicidio, mientras en la ciudad y otros puntos del país se realizan manifestaciones en contra del delito que ha lacerado a la sociedad.

“El gobierno federal respeta el movimiento feminista y manifiesta su rechazo cualquier expresión de machismo. Nuestra solidaridad y respaldo está con las mujeres que defienden su derecho a la seguridad. Trabajamos por garantizar mayor bienestar en la vida de las mujeres y niñas”, escribió jesús Ramírez, Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia de la República.

Un grupo de Mujeres encapuchadas realizan pintas en fachada de Palacio Nacional y arrojan globos con pintura roja a la Puerta Marina, exigiendo justicia por el feminicidio de Ingrid Escamilla y por todos los casos de feminicidios que se han registrado en el país. Desde muy temprana hora la Secretaría de Seguridad Ciudadana desplegó a elementos para mantener la seguridad y ordenar

la vialidad. Las mujeres vestidas de negro cubiertas del rostro prendieron fuego a la malla que cubría un monumento, fue sofocado con extintores que utilizo la policía, que en su mayoría mueres pues las afectadas no aceptaron que fueran hombres.

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/02/mexico-protestas-en-todo-el-pais-contra-las-violencias-machistas-y-por-el-femicidio-de-ingrid-escamilla/

 

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El estúpido Pacto de Estado contra la violencia de género

El estúpido Pacto de Estado contra la violencia de género

Lidia Falcón

El estúpido Pacto de Estado contra la violencia de género

Cuando en este luctuoso comienzo del año 2020 contamos ya con 8 asesinadas por la violencia machista, observo que la reforma de la Ley de Violencia de 2004 no entra en los primeros propósitos del nuevo gobierno de izquierdas. Desde que hace más de tres años se comenzaron los trabajos parlamentarios de lo que debería ser el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en los que participaron los 13 grupos parlamentarios de aquel momento, aconsejaron 90 expertos en sesiones que duraron 9 meses y se acabó pariendo un texto ilegible de más de 200 artículos, nada ha variado en el siniestro panorama de la vida de las mujeres maltratadas.

A los femicidios hay que añadir que el Ministerio del Interior ofrece el terrible dato de que entre enero y septiembre de 2019 se presentaron por mujeres 32 denuncias diarias por abusos y agresiones sexuales, es decir casi mil mensuales, lo que supone ratificar la hipótesis que siempre mantuvimos en el Partido Feminista de que se producen unas 15.000 violaciones anuales, contando de manera muy prudente las que no se denuncian.

150.000 son las que se presentan anualmente por maltrato, de las que únicamente se condenan el 31%, y la mayoría de las sentencias son de penas de prisión inferiores a 2 años que se canjean por servicios para la comunidad, es decir: por nada. En España una mujer maltratada sólo tiene el 6% de posibilidades de ver a su maltratador en la cárcel.

Podemos consolarnos, como los tontos, recordando que estas cifras no están muy lejos de las europeas. Una de cada tres mujeres en la UE ha sido víctima de violencia física o sexual desde los 15 años; una de cada veinte mujeres ha sido violada; más de la mitad (55 %) de las mujeres ha sufrido acoso sexual; una de cada tres mujeres ha sufrido abuso psicológico por parte de una pareja; una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual por un adulto durante la infancia.

Para acabar con esta masacre, que no padece ningún otro colectivo social,  Europa, – esa mujer que, en la mitología griega fue secuestrada por Zeus- el paraíso de las libertades y de la democracia, ha aprobado lo que llaman el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, también conocido como Convenio de Estambul o Convención de Estambul, que tiene por objetivo la lucha contra la violencia contra mujeres y la violencia doméstica. Se presentó en Estambul en 2011 y está en vigor en Europa desde el 1 de agosto de 2014. A 2019 ya ha sido firmado por 46 países y ratificado por 34.

Pero si en los demás países europeos sucede como en España, de poco parece que ha servido ese publicitado Convenio para frenar la masacre de mujeres. Y no puede servir porque no es más vinculante que según la voluntad de los gobiernos y legisladores que rijan cada Estado, que como ha sucedido en el nuestro, es poca. Pero además no crean que ese Convenio resuelve definitivamente la indefensión en que se encuentran las mujeres. Esa Carta Magna de la Violencia se limita a pedir que se contemplen como delito todas las formas de violencia contra la mujer: la violencia física, psicológica y sexual, incluida la violación; la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado, el acoso, el aborto forzado y la esterilización forzada.

Teniendo en cuenta que todas esas actuaciones criminales de  hombres contra mujeres ya están contempladas en nuestra legislación penal, poca novedad introduce ese Convenio en la protección de nuestras víctimas, excepto en considerarlas a todas como tales, al margen de que se hallen o no relacionadas sentimentalmente con el agresor, como establece tan ridículamente la Ley Orgánica de Medidas Integrales contra la Violencia de género de 28 de diciembre de 2004. Porque desde hace 16 años en España unas víctimas son mujeres y otras son género, y únicamente estas merecen la protección del Estado, lo que resulta enormemente sospechoso en estos tiempos de la «autodeterminación de género» y otras estrafalarias definiciones que nos están haciendo desaparecer del lenguaje y del planeta donde vivimos.

Como ni la famosa ley de violencia ni la de Enjuiciamiento Criminal contemplan invertir la carga de la prueba como sucede en la legislación laboral, para que no sea la víctima la que tiene que probar la comisión del delito, que en esta figura delictiva se produce habitualmente en la privacidad del hogar, la mayoría de los procesos acaban en sobreseimiento o en absolución. Y en consecuencia, cuando el peligro de agresión o incluso de muerte es evidente, las víctimas deben huir de su casa, a veces con niños pequeños a su cargo, que tienen que dejar de asistir a la escuela, perder sus amigos y objetos queridos, para refugiarse en una Casa de Acogida. Mientras el maltratador sigue amenazando a su mujer diariamente,  e incluso pudiendo prever la policía y el juez que intentará el asesinato, continua en libertad, disfrutando de la vivienda común, asistiendo a su trabajo y siendo respetado por la comunidad. El 30% de las asesinadas tenían incluso orden de alejamiento o de protección contra su asesino. Que como se ha visto, son completamente inoperantes. En definitiva, sólo en la violencia contra la mujer se da la monstruosa injusticia de que sea la víctima la que tenga que esconderse y el verdugo campe tranquilamente  en libertad, sin amenaza alguna.

Pero en diciembre de 2016 se reunieron pomposamente, como se hace siempre en España por parte de la clase política, para anunciar que estudiarían arduamente las medidas a adoptar para acabar con la plaga del maltrato a la mujer, y así, el resultado del intenso trabajo realizado por parte de la Subcomisión creada al efecto dentro de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, así como por parte de la Ponencia creada dentro de la Comisión de Igualdad del Senado, parieron unos documentos que contenían un total de 214 medidas en el caso del Congreso y 267 en el caso del Senado a partir de los cuales se desarrolla el Pacto de Estado contra la Violencia de Género cuya aprobación culminó en diciembre de 2017 con los Acuerdos alcanzados entre el Gobierno y el resto de Administraciones autonómicas y locales, entidades y organismos intervinientes en el desarrollo del mismo.

Para que ustedes se hagan una idea de la lucidez, claridad y eficacia del texto que dieron a luz los eminentes diputados, senadores, consultores, sindicatos, asociaciones y expertos, les reproduzco textualmente uno de sus artículos, el 117: «Evitar los espacios de impunidad para los maltratadores, que pueden derivarse de las disposiciones legales vigentes en relación con el derecho de dispensa de la obligación de declarar, a través de las modificaciones legales oportunas.» Y deberíamos dar un premio a quien sin ser jurista, y listo, haya entendido semejante bodrio de disposición legal, que ni siquiera lo es, puesto que el Pacto no es una ley, por lo que es preciso proceder después «a las modificaciones legales oportunas».

Si las víctimas no fueran tan desgraciadas y débiles y el Movimiento Feminista tan inútil, se habría tenido que manifestar nuestra indignación de forma contundente y eficaz ante semejante tomadura de pelo. Por el contrario, un sector de ese sumiso MF se ha mostrado muy satisfecho de semejante parto de los montes.

Pues bien, ya hemos alcanzado el 2020, ya hemos vivido expectantes y angustiadas las dos últimas legislaturas, esperando tres años que el gobierno al fin logrado con el difícil pacto de las izquierdas, se ponga a trabajar, rápida y eficazmente para erradicar la violencia contra la mujer. Y lo que estamos observando es que, de momento, las reformas anheladas de la ya caduca e ineficaz Ley de Violencia ni se proponen ni se las espera.

Mientras tanto, se asesina a dos mujeres a la semana, se viola a miles de mujeres, se maltrata a cientos de miles, y del mismo modo las denuncias se siguen archivando como las condenas son harto leves y perversamente argumentadas.

Si no cambia radicalmente tanto el criterio que han mantenido hasta ahora los legisladores como los procedimientos que han utilizado desde el derecho visigodo nuestros leguleyos, empiezo a temer que los nuevos gobierno y Parlamento y Senado seguirán la senda de sus antecesores, y se continuará engrosando la lista de maltratadas, violadas y asesinadas, con el amparo del estúpido Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

Fuente de la Información: https://blogs.publico.es/lidia-falcon/2020/02/08/el-estupido-pacto-de-estado-contra-la-violencia-de-genero/

Autora: Lidia Falcón

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Ecomasculinidades alternativas al patriarcado extractivista

Por: Andrés Kogan Valderrama

A propósito de una nueva conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora, el 8 de marzo, se intentará realizar un repaso de como se ha construido una masculinidad hegemónica en todo el planeta, la cual ha sido heredera de un sistema patriarcal, nacido en Mesopotamia hace 10.000 años, que con la irrupción del capitalismo histórico ha colonizado globalmente la sexualidad humana y la manera cómo nos relacionamos con los territorios.

Es así como distintas investigadoras feministas han situado al periodo neolítico como el comienzo de un sistema patriarcal, que construyó una idea binaria de género (hombre-mujer), la cual ha sostenido por siglos unos roles específicos, que responden a la aparición de la agricultura y ganadería, que revolucionó completamente el modo como convivimos en el planeta, ya que al buscar controlar los ciclos, nos comenzamos a separar cada vez más de él. Esto a diferencia del periodo paleolítico anterior, en donde los seres humanos al ser nómades, nos relacionábamos de manera más dinámica e interdependiente con los ecosistemas.

No es casualidad entonces, que a partir de estos roles de género construidos con la aparición de la agricultura y ganadería, la mujer haya quedado reducida a una idea de naturaleza dominable, mientras que el hombre a una idea de cultura dominante, en donde la violencia física y sexual fueron las primeras formas de sometimiento hacia las mujeres. Es por esto que la prostitución aparece en aquel período de tiempo, ya que necesitó de una ontología binaria para sostenerse y justificarse históricamente. En consecuencia, el androcentrismo y el antropocentrismo aparecieron juntos en el periodo neolítico.

Es desde ahí en adelante, que el cuerpo de la mujer pasó a ser considerado un lugar en donde el hombre podía controlar y apropiárselo, así como con la naturaleza a través de la agricultura, pero también domesticarlo, como lo ha hecho con la ganadería, animalizando de esa manera lo femenino. Es decir, el cuerpo de la mujer pasó a ser un recurso natural a poseer y para satisfacer las necesidades de un hombre que poco a poco se fue apropiando de lo común.

A su vez, a partir de ahí se fue constituyendo una masculinidad hegemónica, la cual con el racionalismo griego, se fortaleció con la aparición de un nuevo binarismo, razón-emoción, heredero de la separación cultura-naturaleza, en donde el hombre tendría el privilegio de razonar, mientras que la mujer no. En otras palabras, el hombre pasó a tener el monopolio de la reflexión y la posibilidad de discusión en el ámbito público, en donde se tomaban las decisiones de la polis, siendo un espacio privilegiado solo para ellos.

Posteriormente, con la aparición de las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo), la mujer pasó a inferiorizarse desde un punto de vista teológico, en donde Dios tomó la forma masculina hegemónica, así como también sus propios profetas (Moisés, Juan el Bautista y Mahoma). De ahí que por ejemplo con la formación de la cristiandad, se termina por reforzar más aún el sistema patriarcal, a través de un relato bíblico en donde la dicotomía alma-cuerpo volvió a profundizar la lógica binaria proveniente de Mesopotamia y Grecia.

No obstante, no sería hasta la invención de América en 1492, que el patriarcado se globaliza definitivamente, al insertarse en un nuevo sistema mundo moderno colonial capitalista, en donde los procesos de racialización y mercantilización del cuerpo de la mujer fueron claves para inferiorizar a millones de mujeres negras, indígenas, despojando a millones de ellas de sus territorios. Esto luego de la denominada caza de brujas, que significó también un genocidio intraeuropeo a miles de mujeres.

Es así como el patriarcado junto al extractivismo van entrelazados, ya que el cuerpo de la mujer es visto de la misma forma que los bosques, montañas, ríos, mares, al ser todo parte de la naturaleza, por lo que al hombre le da derecho conquistar y explotar sin ningún tipo de límite alguno, en nombre de categorías históricamente androcéntricas y eurocéntricas, como lo son el progreso, el desarrollo, la democracia, la revolución, etc.

Unas categorías que han colonizado incluso a muchos feminismos, los cuales siguen poniendo al movimiento feminista europeo como el más avanzado en la lucha contra el patriarcado, siendo que existen muchos otros tipos de feminismo invisibilizados, provenientes desde el sur global, los cuales entrelazan el patriarcado con el racismo y el antropocentrismo.

No es casualidad entonces que desde estos feminismos coloniales, se sostenga la idea del 8 de marzo como día internacional de la mujer a nivel universal, siendo que si bien responde a una experiencia trágica de muerte de 140 mujeres trabajadoras calcinadas en una fábrica textil en Estados Unidos, deja de lado otras experiencias de lucha fuera de occidente.

Ante este escenario, que los feminismos territoriales, ya sea decoloniales, poscoloniales, anticoloniales, anarquistas, comunitarios, ecológicos, tienen mucho que decir al respecto, al plantear todos ellos una defensa de los cuerpos-territorios. Es el caso de grandes pensadoras y luchadoras como Vandana Shiva, Silvia Rivera Cusicanqui, María Lugones, Silvia Federici, Rita Segato, Yuderkys Espinoza, Donna Haraway, Raquel Gutiérrez, Marisol de la Cadena, Isabelle Stengers, María Galindo, Adriana Guzmán, Alicia Moncada, Esther Pineda, Maristella Svampa, Máxima Acuña, Berta Cáceres, Francia Márquez, Yayo Herrero, Esperanza Martínez y tantas otras que han cuestionado el impacto del extractivismo no solo en los ecosistemas sino en los propios cuerpos de las mujeres, frente al patriarcado minero, patriarcado forestal, patriarcado petrolero, patriarcado energético, etc.

Sin embargo, estos feminismos territoriales no han ido acompañados mayormente de planteamientos críticos desde lo que podría llamarse como masculinidades alternativas, las cuales si bien en los últimos 20 años han tenido un fuerte desarrollo en todo el mundo, en tanto crítica a la construcción de una masculinidad hegemónica, dentro de un sistema hetero-patriarcal, no han cuestionado su relación con el antropocentrismo. En consecuencia, pareciera que en el campo de los estudios sobre masculinidades, se han quedado situados mayormente desde miradas de carácter eurocéntricas, las cuales no han permitido entrelazar la construcción del género con la construcción de la naturaleza.

En otras palabras, su crítica a una masculinidad hegemónica, en donde al hombre se le asocia con características como la agresividad, racionalidad, independencia, protección, éxito, virilidad, liderazgo, compañerismo, entretención, en desmedro de una idea de mujer emocional, frívola, manipuladora, sumisa, tierna, empática, intuitiva, sensible, aburrida, no ha ido acompañada con un cuestionamiento a otros procesos cosificantes, como lo son el antropocentrismo y el racismo, los cuales se vienen generando desde hace siglos también. Por consiguiente, el faloceno no se puede entender de manera separada a procesos cómo el antropoceno y capitaloceno, ya que todos ellos se sostienen de manera articulada.

En definitiva, se hace necesario generar eco-masculinidades alternativas que no solo cuestionen la violencia del género existente, sino también a un proceso patriarcal extractivista en curso No por nada las principales defensoras de los territorios son en la actualidad mujeres y no hombres, muchas de ellas asesinadas, por lo que la despatriarcalización en estos tiempos más que una opción se vuelve una necesidad para preservar la vida entre todas y todos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=265381

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México. Falta de resultados contra violencia de género ha llevado a paro y protestas a 15 escuelas de la UNAM

México. Falta de resultados contra violencia de género ha llevado a paro y protestas a 15 escuelas de la UNAM

La falta de resultados por parte de la UNAM, denunciada por estudiantes, ha provocado que en la actualidad haya 15 escuelas y facultades en paro de actividades de manera parcial o indefinida, o en toma de las instalaciones. El CCH oriente también se sumó al paro, pero el motivo está relacionado con la designación del director.


La violencia de género que se vive al interior de la UNAM ha provocado, desde octubre de 2019 a la fecha, una serie de manifestaciones, paros y tomas de instalaciones, impulsadas o lideradas por mujeres universitarias que exigen acciones concretas para frenar las agresiones en su contra.

En estos cuatro meses han surgido propuestas como la instalación de nuevas Unidades para la Atención de Denuncias (UNAD), para documentar y dar seguimiento a las quejas fuera de Ciudad Universitaria. Sin embargo, a decir de las propias alumnas impulsoras de la medida, las autoridades universitarias le han quedado a deber a la comunidad estudiantil, pues no todas las unidades se han instalado al 100%, además que han detectado casos donde los maestros denunciados no han sido sancionados, en tanto hay docentes que han recibido penas menores como el dejar de laborar por una semana o ser enviados a otras escuelas.

“Hay casos de maestros que se tomaron sus vacaciones de ocho días y como Juan por su casa regresaron a dar clases. Lo que pudimos hacer es que ellas no tomaran esas clases”, dijo Arisbeth Resendiz, consejera universitaria de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, en el Estado de México.

Esta falta de resultados por parte de la UNAM, denunciada por estudiantes entrevistadas por Animal Político, ha provocado que en la actualidad haya 15 escuelas y facultades en paro de actividades de manera parcial o indefinida, o en toma de las instalaciones. La última que se sumó a las protestas fue la facultad de Psicología que acordó este miércoles un paro de 54 horas para solidarizarse al reclamo de otros planteles contra la violencia hacia las mujeres y la falta de solución de las autoridades universitarias ante las denuncias.

Alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Oriente anunciaron el jueves 6 de febrero que la escuela entrará en paro de actividades por 72 horas, con lo suman 16 planteles de la UNAM en protesta, sin embargo, la exigencia de los estudiante en este plantel es que Efraín Peralta Terrazas no sea designado nuevamente como director.

Lo que está pasando en la UNAM es una respuesta necesaria ante la falla de los términos legales en el protocolos, la lentitud y la evasión de las autoridades para llevar a un término justo las denuncias, consideró la doctora Mónica García Contreras, académica de la Universidad Pedagógica Nacional, quien  ha estudiado la historia y memoria de los movimientos estudiantiles en México.

“Se trata de un acontecimiento histórico que muestra una continuidad generacional del activismo y el feminismo de las mujeres universitarias”, expuso la investigadora, quien sostiene que la desesperación de las alumnas ante el contexto de violencia que viven ha provocado una “conciencia” y un “conocimiento de que si no lo hacen ellas, nadie lo va hacer”.

La FES del norte

En octubre de 2019, las agresiones de acoso y abuso sexual en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM se acumulaban y las estudiantes, hartas de tener que convivir con sus agresores hasta en las aulas, realizaron un tendedero de denuncias que culminaría en un paro de actividades. Esta FES está dividida en campo 1 y campo 4. El primero se encuentra en una zona habitacional. El segundo se localiza 11 kilómetros más al norte, en una zona semirural e industrial. Allí está también la administración de la Facultad, incluyendo la única oficina jurídica que había antes del paro en donde las alumnas podían presentar cualquier tipo de queja o denuncia, desde un robo hasta las de violencia de género. Otra opción era ir a la Unidad para la Atención de Denuncias (UNAD) en Ciudad Universitaria.

Las alumnas de la FES Cuautitlán no sabían que el paro en su escuela marcaría el inicio de una serie de manifestaciones sin precedentes, en diversos planteles universitarios, bajo la misma exigencia principal: alto al acoso y abuso sexual en el ambiente estudiantil.

No era la primera vez que las estudiantes de esta Facultad se manifestaban para visibilizar las violencias que viven como mujeres universitarias. En 2018 el feminicidio de una de sus compañeras, Lupita Benítez Vega, activó una preocupación en la comunidad estudiantil: la violencia de género que enfrentaban cotidianamente dentro y fuera del plantel parecía imparable.

En esa ocasión instalaron un tendedero de denuncias, donde lograron visibilizar entre sus compañeros el problema y sentar a los directivos de la escuela en una mesa de diálogo.

“En la mesa de diálogo con el director se le planteó que aunado a vivir violencia sexual en el campo 1, corremos riesgos porque alrededor estamos en un punto rojo donde nos asaltan, nos acosan, el transporte público no es nada seguro. Y no se hizo nada”, lamentó Amanda, una estudiante del campo que habló de manera anónima.

Para el segundo tendedero, realizado hace 4 meses, las alumnas optaron por una opción más drástica: tomaron las instalaciones del campo 1 y pidieron iniciar un paro de actividades. Sus compañeras en campo 4 las respaldaron y también anunciaron paro.

Esta vez reunieron alrededor de 200 testimonios. Amanda recordó que lo que más les enojó fue descubrir que un solo profesor acumulaba varias denuncias formales de alumnas y profesoras y, a pesar de ello, continuaba impartiendo clases.

Las denunciantes ya habían acudido a la Defensoría de los Derechos Universitarios y a rectoría de la UNAM. En esa última instancia, dijo, entregaron una carta para el rector y los funcionarios que la recibieron desconocían que existían varios campos en FES Cuautitlán.

“Somos la facultad más al norte y no se destapa nada si no vamos a Ciudad Universitaria. Pero trasladarnos nos lleva por lo menos 2 horas y media, y luego en lo que te atienden. Ir allá a presentar tu denuncia es perder un día. A las chicas se les quitan las ganas de denunciar”, opinó Arisbeth Resendiz, consejera universitaria.

A lo anterior se agregan el reclamo en el que coinciden estudiantes de otras FES en la periferia de la ciudad: las direcciones y oficinas jurídicas de cada facultad no atienden las denuncias por violencia de género, constantemente impiden que se formalicen y revictimizan a quienes las presentan, por eso muchas mujeres prefieren no seguir el procedimiento.

Acuerdos incumplidos

El 13 de noviembre, después de tres semanas de paro en la FES Cuautitlán, las alumnas en campo 4 llegaron a un acuerdo y entregaron las instalaciones. Mientras, en campo 1 la negociación terminó hasta el 15 de noviembre.

Una de las exigencias del pliego petitorio del campo 4 fue una UNAD, que hasta entonces no existía en la facultad. La dirección aceptó y poco después, en diciembre, rectoría anunció la creación de las 8 nuevas oficinas de la UNAD en otros planteles, entre estos sus cinco FES, y dijeron que estarían trabajando para el primer semestre de 2020. Pero hasta el momento, la dirección de la FES Cuautitlán continúa sin cumplir este acuerdo.

“El director, Cuellar, no ha dado la cara. Quien nos ha dicho que están esperando a que rectoría apruebe a los abogados y psicólogos es Francisco Montiel, el secretario general”, contó Arisbeth Resendiz.

Agregó que otro de los compromisos hasta ahora incumplidos es la solicitud de psicólogas especializadas en violencia de género. Actualmente continúan siendo 4 psicólogos no especializados para una matrícula de 16 mil alumnos.

Durante el paro en ambos campos se llamó a la comunidad a formalizar las denuncias de violencia de género. Hasta el 31 de enero, según las autoridades de la facultad se presentaron 21, de las cuales 20 concluyeron en: 10 rescisiones de contratos, 6 suspensiones académicas y 3 expulsiones provisionales.

De acuerdo con un grupo de alumnas entrevistadas para este reportaje, quienes pidieron hablar de manera anónima por temor a represalias, hubo casos que se manejaron como rescisiones de contrato, pero en realidad los directivos procedieron como si se tratará de jubilaciones para los profesores.

En el caso de las suspensiones, las alumnas detectaron  que éstas duraron una semana. Fueron “una burla”. Por lo menos 2 de esas suspensiones son de profesores de la carrera Médico Veterinario Zootecnista, acusados de abuso sexual.

Aparte, la oficina jurídica de la escuela se han negado entregar información sobre las fechas de audiencias de las propias víctimas denunciantes, bajo el argumento de que comunicar esos datos puede vulnerar la seguridad de los señalados.

“El mandato de los directivos es claro: proteger a los profesores y alumnos agresores”, sostuvo Arisbeth Resendiz.

Animal Político solicitó la versión de la UNAM, a través de su vocería, respecto a los señalamientos de las alumnas, pero hasta el momento de la publicación no dieron respuesta.

La FES Iztacala, por su parte, ha dicho que todas las denuncias presentadas han concluido y hubo despidos, sin embargo, de acuerdo con alumnas entrevistadas esto no es del todo cierto. “Varios maestros denunciados siguen dando clases. Solo sacaron a un profesor de taekwondo que tenía más de 8 denuncias. Pero lo movieron a una prepa en donde sigue dando clases”, narró Dulce, integrante de la colectiva Nushu, quien pidió cambiar su nombre por un tema de seguridad.

Las FES de la UNAM son la segunda entidad académica con mayor número de denuncias, de acuerdo con los tres últimos informes de la  de la Oficina de la Abogacía General. De 2018 a 2019, por cada 100 denuncias, 48 fueron en CU, 31 en las FES, 8 en los Colegios de Ciencias y Humanidades.

La información de la UNAM muestra que las denuncias contra alumnos agresores en las FES aumentaron del 27 al 38 por ciento. Mientras, los agresores académicos y administrativos de estas facultades fueron del 34 por ciento en 2017; 38 por ciento en 2018; y 30 por ciento en 2019.

Consecuencias de la desatención

Desde su creación, la colectiva Violetas de Aragón identificó que eran muy pocas las estudiantes que conocían el protocolo de denuncia de violencia de género de la UNAM. Por ello, durante mucho tiempo se dedicaron a asesorar a sus compañeras para que presentaran las quejas.

Con el tiempo se dieron cuenta de que los funcionarios de la oficina jurídica se dedicaban a obstaculizar el proceso. ‘Eso no es acoso’, les dicen cuando se presentan a levantar un acta e implícitamente les niegan la atención, no dan apoyo psicológico con perspectiva de género ni les informan sobre su derecho a la orientación, enlistó Estrella, integrante de Violetas, quien solicitó cambiar su nombre por temor a represalias.

Por ello, hay un buen número de denuncias que no se hacen: mientras la colectiva tiene alrededor de 122 casos de violencia de género detectados, oficialmente la facultad reconoce 55 denuncias, hasta noviembre de 2019.

Hace aproximadamente un año, Violetas denunció directamente en la UNAD la negligencia del encargado de la oficina jurídica de la FES Aragón. Después de un largo trámite, la decisión de las autoridades fue colocar a otro abogado para atender las denuncias de violencia de género.

“Nos dimos cuenta de que nos estaban cansando. Decidimos dejar un poco de lado el actuar institucional porque nos dimos cuenta de que no pasaba nada”, narró Estrella.

En la FES Zaragoza existen casos en los que la denuncia se detiene en las jefaturas de carreras y ni siquiera llegan a la oficina jurídica de la facultad, menos a la UNAD, consideró Azucena Ojeda, académica y psicóloga social.

Esta facultad está en el límite entre Iztapalapa y Nezahualcóyotl, demarcaciones de la Ciudad y el Estado de México, respectivamente. Su matrícula asciende a casi 12 mil alumnos y cerca de sus campus está El Paraíso, una de las colonias capitalinas en donde se ha dado un “incremento considerable de homicidios”, según apuntan los hallazgos sobre puntos críticos del “Análisis espacial para la reducción de la violencia letal” de la organización México Evalúa.

Es imposible que esa violencia del exterior no impacte en la comunidad universitaria, aseguró Ojeda. Pero están también otras violencias no tan evidentes, de las que nadie habla, las normalizadas u ocultas, explica. Estas son las que, desde hace varios años, han buscado exhibir algunas académicas de la facultad, expertas en temáticas de género.

Una de las propuestas para lograrlo la realizó Ojeda desde 2016. Sería un observatorio de violencia de género para esta facultad, el cual consistiría en la participación de académicas para formar alumnos monitores capaces de detectar y notificar circunstancias violentas entre compañeros y con profesores. Su objetivo principal sería la sensibilización para detectar este tipo de violencia y la participación activa de la comunidad para frenarla.

El proyecto llamado “Observatorio Universitario Libre de Violencias” fue presumido en el informe de avance de compromisos de la UNAM en materia de violencia de género (2016-2018). Pero éste nunca se concretó, el cambio de director de la FES pareció detenerlo y aún están a la espera de que sea aprobado.

Ojeda dijo que la denuncia es tan solo una vía para combatir la violencia de género. Para ella, la prioridad debería ser un proceso de justicia restaurativa, una que lidia, repara y previene el delito.

Mientras, en la colectiva de la FES Aragón han tomado su propio rumbo: los señalamientos en redes sociales para prevenir a las alumnas de posibles agresores y la toma del espacio dentro de la escuela para protegerse y organizarse.

“Nosotras ya no optamos por lo institucional. Si las compañeras quieren denunciar las acompañamos, pero ahora buscamos otras formas, como la sanción social de ser conocido como un agresor. Lo principal es acompañar a la compañera, buscar justicia restaurativa”, opinaron.

En la FES Iztacala, por su parte, la colectiva Nushu se mantiene en contacto con otros grupos feministas en diversos planteles para seguir exigiendo atención a la violencia en su contra. Allí, hace poco más de un año, renació este colectiva feminista que ha realizado diversas actividades para visualizar el problema, como la instalación de un tendedero —una exposición de señalamientos de violencia de género— que duró 2 días y reunió unas 120 denuncias.

Tras esa acción hubo maestros señalados como agresores que se organizaron para recolectar firmas —tanto de alumnos, como de otros profesores y funcionarios— para exigir la prohibición de este tipo de actividades en la escuela.

Actualmente, las integrantes de Nushu consideran que la difusión de la violencia de género es más necesaria que nunca porque por lo menos dos de los profesores señalados como agresores están en la lista para ocupar la dirección de la escuela.

Tanto las integrantes del colectiva Nushu, como las del colectiva Violeta y las alumnas de la FES Cuautitlán son nuevamente blanco de agresiones, por manifestarse en contra de la violencia machista al interior de sus escuelas. Apenas el pasado el miércoles 29 de enero, unas 15 estudiantes de la FES Aragón que se encontraban en un taller de elaboración de toallas femeninas, organizado por la colectiva Violetas, fueron objeto de una amenaza de agresión por parte de unos de sus compañeros de escuela, quien minutos antes de dejarles una maceta en la puerta donde realizaban su taller amenazó con colocarles una bomba. Lo anterior generó que la escuela fuera desalojada.

Aun cuando todo se trató de una falsa alarma, en el boletín oficial de la UNAM, publicado al día siguiente, “la dirección no mencionó que la amenaza fuera una agresión directa a nosotras”, dijo Patricia, otra integrante del colectiva Violetas, quien sostuvo que el mensaje de la UNAM sobre esta amenaza solo demuestra como las autoridades universitarias están más interesadas en encubrir a acosadores, violadores, terroristas y feminicidas, que en reconocer la violencia machista que enfrentan todos los días sus alumnas.

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/mexico-falta-de-resultados-contra-violencia-de-genero-ha-llevado-a-paro-y-protestas-a-15-escuelas-de-la-unam/

 

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México: Más escuelas de la UNAM se van a paro de actividades

Redacción: Publimetro

Hasta el momento unos 60 mil alumnos de la UNAM de bachillerato y licenciatura están sin actividades.

Los planteles Sur, Vallejo y Naucalpan, del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), se sumaron al paro de actividades que mantienen varias escuelas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para exigir que termine la violencia de género en la institución.

Algunos estudiantes y padres de familia acudieron a la escuela para pedir la devolución del plantel.

Tras realizarse una asamblea en el CCH Sur, los alumnos determinaron hacer un paro por tiempo indefinido debido a la “negligencia de las autoridades al atender los casos de violencia de género”.

En el caso del CCH Naucalpan determinó que que paro sólo sería de 72 horas, lo cual concluiría el viernes próximo. Esta escuela tiene una matricula de unos 12 mil alumnos.

El CCH Vallejo, también con 12 mil alumnos, anunció que sus actividades sólo se detienen por 48 horas, con lo cual el viernes reiniciarían las clases.

Actualmente, están en paro unos 60 mil alumnos de la UNAM, los cuales pertenecen a las Facultades de Filosofía y Letras (FFyL), de Ciencias Políticas y Sociales, Arquitectura, Arte y Diseño, así como de las Preparatorias 3, 5, 6, 8 y 9.

Fuente: https://www.publimetro.com.mx/mx/noticias/2020/02/05/escuelas-en-paro-la-unam-violencia-genero.html

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Méjico: El tsunami de las mujeres llega a la UNAM

El tsunami de las mujeres llega a la UNAM

Luis Hernández Navarro

Cada día, la situación en la UNAM se complica más. La primera semana de clases en esa institución resultó agitada y enredada. Concluyó con nueve escuelas con labores suspendidas, cerca de 70 mil alumnos sin clases y dos amenazas de bomba. En el horizonte se vislumbra una huelga indefinida.

La fuerza que anima las protestas son jóvenes estudiantes universitarias. En el centro de su inconformidad se encuentran multitud de casos documentados de acoso y violencia de género (algunos hechos públicos en las redes), la inseguridad en los planteles y la negligencia de las autoridades. Acusan a los funcionarios universitarios de ser omisos a las necesidades de las alumnas y encubrir acosadores y violadores. Señalan que la UNAM no es un espacio seguro para las mujeres.

Están convencidas de que el protocolo universitario para atender los casos de hostigamiento y acoso las deja solas. Hacer la denuncia formal –aseguran– es un proceso ineficaz. La universidad no les brinda protección ni las acompaña a ponerla. Además, la denuncia formal no garantiza consecuencias legales.

Las autoridades universitarias parecen no enterarse de lo que tienen enfrente. Menos del rumbo que toma la confrontación. Lejos de solucionar el conflicto, los manotazos en la mesa del secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, exigiendo a las paristas que entreguen las instalaciones, o la decisión de que en la Preparatoria número 9 se den en las clases extramuros, van a exacerbar los ánimos.

En lugar de escuchar los anuncios de la tormenta que se avecinaba, el equipo del rector Enrique Graue se concentró en sacar adelante su relección. Menospreció a las estudiantes e ignoró el calado de su inconformidad. En los hechos, hoy están rebasados. Y ni siquiera se dan cuenta de que lo están. Su operación política ha sido fatal.

Las señales del tsunami que se les venía encima estaban a la vista. Las movilizaciones con que la comunidad universitaria respondió a las salvajes agresiones de porros a una marcha estudiantil, el 3 de septiembre de 2018, anticiparon lo que se avecinaba.

En esas jornadas de lucha, afloraron denuncias de acoso sexual y comportamiento indebido contra maestros universitarios, y el hartazgo de las alumnas con la impunidad de los acosadores. Así quedó plasmado en el punto 4 de la minuta de la asamblea interuniversitaria del 7 de septiembre de ese año, titulado Violencia de género y contra la mujer. Entre sus demandas se incluyeron puntos como la resolución de los casos de violencia de género, agresiones, feminicidios y desapariciones de miembros de la comunidad universitaria.

Era evidente en ese momento, que los funcionarios universitarios habían respondido a esas violencias con dejadez e indolencia, como si no pudieran remediarlas. En cambio, los jóvenes las consideraban inadmisibles y exigían acciones eficaces (punto 5 del pliego petitorio). Para ellas, las autoridades eran omisas e insensibles con la problemática.

Glitter y rabia. Señales adicionales del clima que afloraba se mostraron con el surgimiento del #MeToo mexicano en marzo de 2018: las marchas de mujeres del 12 y 16 de agosto, 19 de septiembre y 25 de noviembre de 2019, en que se grafitearon monumentos históricos, se rompió mobiliario urbano, y se le prendió fuego a la puerta de la Cámara de Comercio y a una estación de policía; y el performance masivo de El violador eres tú en el Zócalo de la Ciudad de México y en multitud de plazas públicas. Evidencia adicional fue la masiva participación en los dos encuentros internacionales de mujeres que luchan, convocados por el EZLN en Chiapas.

En el país (y en toda América Latina), hay un movimiento feminista emergente, que va más allá de la UNAM pero, por lo pronto, se ha concentrado en ese espacio. Se alimenta de una nueva sensibilidad social (especialmente entre las mujeres más jóvenes) y nuevos baremos. Sus reivindicaciones son di­fíciles de atender. La radicalidad de sus acciones no está acordada por los colectivos escolares. Sus participantes las justifican en nombre de los agravios que han padecido y la legitimidad de sus demandas.

Sin ser el núcleo del conflicto, genera turbulencias adicionales el que la 4T quiera controlar el presupuesto de las universidades. Como ha quedado claro en el caso de varias instituciones públicas de educación superior, no le gusta la autonomía realmente existente de éstas, y busca controlar los recursos que hoy administra la nomenclatura universitaria. En ese marco, aprovechará los conflictos internos para debilitarla, o negociar con ella cuando esté contra la pared. No le interesa defender a ningún rector.

En un país como México, en el que cada día se asesina a 10 mujeres, la protesta de las jóvenes universitarias de la UNAM es una severa llamada de atención de que esa violencia ha llegado a un punto límite. Todo parece indicar, que va en ascenso. Si las autoridades de la UNAM mantienen su ceguera ante lo que están viviendo y se empecinan en tratar de deslegitimarlo o doblegarlo, el conflicto entrará a un nivel de complejidad de muy difícil solución.

Fuente de la Información: https://www.jornada.com.mx/2020/02/04/politica/014a2pol

Autor: Luis Hernández Navarro

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