Educación, lejos de la realidad

Por Jesús Montero Tirado

El vibrante discurso del ministro de Educación y Ciencias, Dr. Enrique Riera Escudero, el pasado jueves 23, en la inauguración de curso y obras del Colegio Nuestra Señora de la Asunción, describió brevemente dos panoramas de nuestra educación.

Interpreto que el propósito era aludir a su gestión de meses en la cartera y pasar algunos apuntes de sus planes, reflejando aceleradamente la brecha entre el estado deprimente de la educación y lo que se propone hacer para salir de él. Humildemente reconoció que ante la grave situación deficitaria de la educación ni él, ni el presidente Cartes, ni todo el Gobierno, ni la ayuda inmediata de padres y educadores lograrán sacar de su estado a la educación en poco tiempo: hacen falta políticas de estado y un “Plan Marshall” al estilo de la reconstrucción de Europa.

El ministro contagió su entusiasmo al público presente que le interrumpió reiteradamente con aplausos. En su dinámico plan de acción apunta a resolver las más urgentes deficiencias y poner a la educación en la vía rápida que le lleve a la actualidad y la calidad. El plan levantó esperanzas.

Nuestra educación escolar y la superior han perdido contacto con la realidad. Preparamos para una realidad que ya no existe y que menos aún existirá en el futuro. La realidad va en jet y nosotros en carreta.

En una sociedad de cambios acelerados, seguimos ofreciendo conocimientos estancados en el pasado. La inercia de nuestro deslumbramiento por la física de Newton y la pereza intelectual no nos dejan ver la necesidad de comprometernos con la física cuántica, que está siendo revolucionaria, lo mismo para lanzar un satélite chino que para nueva terapia de cáncer, como propone Bruce Lipton en sus investigaciones biológicas sobre la energía de las células.

Vivimos amenazados por crisis y problemas afectivos tan terribles como la violencia extrema de la criminalidad, los feminicidios, las violaciones de menores, el uso desmedido con comercio clandestino y la fabricación de armas cada vez más letales, el terrorismo y los crueles secuestros, la producción, tráfico y consumo de drogas, las crisis y problemas afectivos personales, familiares y sociales, etc.., y aún no abrieron sus ojos los planificadores de la educación para incorporar políticas y programas de educación de la afectividad y la sexualidad en contexto de ética y valores.

En una sociedad vorazmente consumista, que goza más que en acumular bienes en cambiarlos constantemente, por el nuevo placer de desprenderse de los ya usados, en la que hasta la información y el conocimiento se manejan como objetos de rápido consumo, seguimos ofreciendo unos diseños curriculares y una didáctica de los conocimientos elaborados, anclados en los años 50 y 60 del siglo pasado. Nos quedamos en lo más simple del cognitivismo y no hemos sido capaces de entrar realmente en el constructivismo, consumiendo conocimientos presuntamente acabados en vez de enseñar y aprender a producir nuevos conocimientos.

Impresiona que universidades, institutos superiores, CONES y ANEAES sigan presentando diseños curriculares con listados de asignaturas o disciplinas, como si todas y cada una fueran autónomas y no se hubiera comprendido hace tiempo que los conocimientos y los aprendizajes son cada día más interdisciplinares, producidos y actualizados necesariamente en red, como revela el “conectivismo”, ese nuevo paradigma que George Siemens describe en su magnífico libro “Conociendo el conocimiento” (2006 en castellano).

La educación se despega de la realidad cuando la mayoría de las instituciones educativas superiores en vez de competir en formar los mejores profesionales, compiten en tener más alumnos y facilitarles la venta de títulos. Lo que importa es retener a los alumnos y eso se hace en desmedro del nivel de exigencia en los procesos de enseñanza aprendizaje y rebajando los baremos de evaluación, para que no se vayan a otra institución que lo haga más fácil, no controle la asistencia y no exija tantas competencias y conocimientos. La realidad de nuestro país es que está extremadamente necesitado de profesionales de calidad y saturado de mediocres. Y la mayoría de las instituciones educativas siguen formando mediocres.

Para que la educación responda al mundo real y su dinamismo, hacen falta gestión, acción, más ética, menos corrupción y mucho pensamiento profesional.

jmonterotirado@gmail.com

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/educacion-lejos-de-la-realidad-1568630.html

Imagen: bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/15/educacion-2268815w620.jpg

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