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Las orientaciones sexuales disidentes no son una enfermedad

Por: Fabiola Méndez

Ilustración: Andrés Otero

En el país, en pleno siglo XXI, hay lugares que realizan estrategias que tienen como único objetivo convertir a una persona a determinada orientación sexual por medio del uso de métodos de violencia física, psicológica o sexual.

Por lo general, se efectúan sobre individuos que tienen una orientación sexual diferente a la heterosexualidad y son llamadas terapias de conversión o ECOSIG (Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género).

De acuerdo con Tania Esmeralda Rocha Sánchez, profesora e investigadora de la Facultad de Psicología, ese tipo de terapias no tendrían que ser nombradas de esa manera, “porque no hay nada que curar”, aseguró la universitaria.

Desde hace más de cinco décadas, los principales organismos e instituciones que trabajan la salud mental argumentaron que la homosexualidad no es un trastorno o padecimiento y, por lo tanto, no es algo que se tenga que curar o cambiar en las personas. Tampoco es una enfermedad de salud mental.

En ese sentido, la especialista en temas de género y diversidad sexual explicó que este tipo de prácticas son realizadas por profesionales de la salud que desafortunadamente no tienen una actualización en torno al tema, o por quienes se encuentran dentro del ámbito religioso, y muchas veces recomendados por familiares o amigos quienes, de manera engañosa, incurren incluso en cuestiones de secuestro, aislamiento de las personas y, por supuesto, actos de tortura.

Lo más grave es que esas acciones violentas quedan impunes o pasan por el secretismo, el silenciamiento e incluso la amenaza a los individuos que lo viven.

Situación histórica

Hoy en día, estas prácticas ya tienen nombre, pero históricamente siempre han existido. Por ejemplo, durante las guerras mundiales y en los campos nazis, había procesos parecidos, en los que sobre todo a hombres homosexuales se les sometía a una serie de actos de violencia o de tortura, específicamente bajo la idea de regular una cuestión hormonal, considerando que era la causa de la homosexualidad.

“Es posible que tengan mucho tiempo de existir; sin embargo, hoy en día se han hecho visibles, porque cada vez se rompe más el silencio, y en la medida en la que diferentes grupos desde el activismo, la academia, y, por supuesto, la gente que lo ha vivido ha levantado la voz para detenerlo, se ha nombrado. Se ha podido reconocer, se ha podido visibilizar e inclusive señalar que constituyen actos de violencia”, detalló Rocha Sánchez.

Asimismo, explicó que a través del tiempo ha habido un proceso de homofobia histórica y se ha pasado de considerar la homosexualidad como un delito a un pecado y una enfermedad. Con los avances científicos se intenta dar a conocer de manera sistemática que ni la homosexualidad ni el tema de las identidades trans o las expresiones de género no binarias constituyen, como tal, un problema de salud mental. “En todo caso aquellos padecimientos o malestares de carácter mental o emocional que las personas LGBTIQ+ llegan a experimentar, pues son más bien resultado de un entorno hostil, violento, de rechazo, de discriminación y de prejuicio, pero no per se de la orientación ni de la identidad o de cómo se expresa al mundo dicha identidad”, aclaró.

El daño causado a las víctimas con este tipo de prácticas es muy variable, porque en algunos casos los individuos son expuestos desde su infancia a estos procesos de tortura, pero sin duda existe una repercusión. “Las violencias sexuales correctivas suelen emplearse mucho más en la adolescencia con las chicas lesbianas o bisexuales. Muchas veces por parte de alguien conocido o familiar, lo cual, además de ser una violación a la propia persona constituye también una cuestión de impacto psicológico brutal, porque en el fondo, todas estas acciones van abonando a que las personas LGBTIQ+ lleguen a vivirse como fuera de lo normativo, con una homofobia o transfobia interiorizada, que muchas veces puede derivar en procesos de depresión o ideación suicida”.

Han dejado de considerarse problemas de salud mental.

Prohibidas en 10 países

En el mundo, sólo 10 naciones han prohibido las terapias de conversión por el daño emocional, físico y la afectación a los derechos humanos de quienes son sometidos a estas prácticas.

En nuestro país, el pasado 11 de octubre de 2022 el Senado aprobó la prohibición de las terapias de conversión sexual con una pena de hasta 12 años de cárcel a quien las realice. El proyecto fue enviado a la Cámara de Diputados para su análisis y votación.

Lo que Tania Rocha celebró, aunque aclaró que es únicamente una iniciativa dentro de muchas más que tienen que existir para que sumen a reiterar y hacer saber, a quienes quizá no se han dado a la tarea de actualizarse o de conocer más acerca del tema, que no se está hablando de cuestiones curables, y que por el contrario, estas acciones pueden ocasionar problemas muy serios de salud mental y emocional en quienes lo viven, e incluso llegar, en muchos casos, hasta el suicidio ante el rechazo y la constante violencia a la que pueden ser expuestas las personas.

La investigadora recomendó la guía Nada que curar, elaborada por la Facultad de Psicología de la UNAM en colaboración con otras instituciones y asociaciones civiles y disponible de manera gratuita para que las familias tengan más información y elementos para no dejarse persuadir o engañar por quienes quieren hacer ECOSIG, y a la vez para tener herramientas que permitan apoyar a las personas LGBTIQ+, “que puedan vivir desde un lugar mucho más pacífico, prometedor, de aceptación de sus propias vivencias”.

Consulta la guía Nada que curar: (https://www.unodc.org/documents/mexicoandcentralamerica/2020/Mexic/Nada_que_curar_2020.pdf).

Fuente de la información:  Gaceta UNAM

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“Menores calientes”

Por: Tahira Vargas García 

Las niñas y adolescentes no tienen la conciencia de la manipulación y violencia psicológica de la que son víctimas y acceden a las trampas de comercialización de su cuerpo.

Cada cierto tiempo en el país se presentan escándalos con casos de niñas y adolescentes que son abusadas y/o explotadas sexualmente por figuras públicas.

En los casos de abuso y de explotación sexual de niñas y adolescentes se tiende a culpabilizar a la niña-adolescente de ser “provocadora” “sexy” o “caliente”.

La sociedad dominicana históricamente ha legitimado el abuso sexual, incesto y la explotación sexual de las niñas y adolescentes, desde la identificación del acto no como un crimen o ejercicio de violencia sexual sino como la respuesta a una provocación.

El imaginario cultural despoja al hombre de su responsabilidad como abusador y/o explotador sexual de niñas y/o adolescentes entendiéndose que responden a su “naturaleza instintiva” sin autocontrol, son las niñas-adolescentes y mujeres que deben controlarlo/frenarlo.

En el estudio que realizamos sobre Masculinidades y Violencia de Genero (Vargas/Profamilia 2019) muchos hombres y adolescentes de diferentes estratos sociales relataron sus prácticas cotidianas de acoso y violencia sexual hacia niñas y adolescentes. Justifican sus comportamientos como reacción a la provocación de las niñas y adolescentes quienes “se buscan” que las violen. En ningún momento se identifican como agresores sexuales, no ven sus actuaciones en conflicto con la ley.

Se hace necesario entender que las niñas y adolescentes no son “calientes” ni “provocadoras” son víctimas de una sociedad machista que se vuelve indiferente ante el acoso y abuso sexual continuo y cotidiano.

Junto al abuso sexual y su justificación se encuentra la explotación sexual que colinda con ello y tiene las mismas raíces culturales. El uso de transacciones económicas con el cuerpo de niñas y adolescentes es explotación sexual. Las niñas y adolescentes no tienen la conciencia de la manipulación y violencia psicológica de la que son víctimas y acceden a las trampas de comercialización de su cuerpo. En muchos casos tienen un historial de victimización en el abuso, violencia sexual y física en su niñez que provoca la normalización del mismo.

Los estudios sobre trata con fines de explotación sexual en población infantil y adolescente muestran claramente como desde temprana edad muchas niñas y adolescentes son víctimas de explotación sexual por familiares que realizan transacciones económicas con sus cuerpos y generan en ellas la aceptación de su situación de explotación desconociendo que son víctimas de explotación quedando gravemente afectadas psicológica y emocionalmente sin acceso a procesos de reparación de daños y de recuperación ante las secuelas  que tiene para su desarrollo integral y su salud sexual y reproductiva.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/menores-calientes-9063001.html

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El Salvador: “El docente me negó el parcial diferido por no querer besarlo”, estudio revela agresiones que sufren mujeres en la UES

América Central/El Salvador/03-12-2021/Autora: Lissette Lemus/Fuente: www.elsalvador.com

Tres investigadoras de la Red de Colectivos Feministas realizaron una investigación sobre los tipos de violencia que enfrentan las mujeres dentro del campus universitario.

La investigación, en la que se entrevistó a 166 víctimas de violencia dentro de la universidad pública, indica que la mayoría de los casos no son denunciados debido al temor a represalias por parte de los agresores y a la falta de confianza en las instancias universitarias encargadas de actuar en este tipo de abusos y agresiones.

Los tres tipos de violencia más frecuentes que sufren las estudiantes son la violencia psicológica, académica y sexual.

Las investigadoras denominan la violencia académica como la situación en la que el docente valiéndose de su “relación de poder” acosa a las alumnas sexualmente y al no lograr su objetivo viene el castigo y la humillación y la vulneración académica.

“El docente me negó el parcial diferido, aun haciendo el proceso, por no querer besarlo”, relató una de las víctimas, según el estudio.

La violencia académica no está contemplada en los tipos ni en las modalidades incluidas en la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres.

Keyla Cáceres, Katherine Zelaya y Clansi Rosa fueron las encargadas de realizar la investigación. Foto EDH/ Nohemí Ángel

Según el estudio, dentro de la Universidad la violencia contra las mujeres sigue un patrón, en el que existe un vinculación de la violencia sexual con la académica, psicológica y simbólica.

“Un docente, que es magistrado, hacía que las estudiantes fuéramos a buscarlo a su sitio de trabajo para consultarle cosas que pudimos haberle consultado en la clase. Un día al despedirme me dio un beso entre la mejilla y la boca”, relató una estudiante.

En cuanto a la violencia sexual, la información recopilada revela que estudiantes, trabajadoras administrativas y mujeres docentes se enfrentan al acoso sexual, comentarios sobre su cuerpo, tocamientos y comportamientos inapropiados.

“En una ocasión un profesor me pidió que me pusiera de pie en la clase y le dijo a mis compañeros: ¿saben que es una curva? luego dijo ella es una curva”, explicó una estudiante entrevistada durante la investigación.

Perfil del agresor
Según los datos recopilados, en cuanto al cargo del agresor, en primer lugar están los docentes, luego los estudiantes que pertenecen a alguna organización estudiantil.

Ante los resultados la Red recomienda la creación de una unidad especializada para prevenir y erradicar la violencia contra la mujeres en esa institución pública, pues consideran que el Centro de Estudios de Género no realiza su trabajo.

También piden que se asigne un presupuesto enfocado en la prevención de la violencia de género en el campus y se realice un mapeo de los lugares inseguros dentro de la universidad.

Se contactó al departamento de comunicaciones de la UES para obtener una opinión de las autoridades por los resultados de este estudio, prometieron gestionar pero no hubo respuesta.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/estudio-violencia-genero-estudiante-ues/904934/2021/

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¿Cómo se destruye la familia?

Por: Tahira Vargas García 

El factor destructor principal de un tipo de familia, la familia nuclear, es el machismo y la violencia de género e intrafamiliar.

Continuamente se presenta en la opinión publica y en las redes sociales la culpabilización hacia determinados fenómenos sociales o disposiciones legales como amenazas de destrucción de la familia. El termino destrucción hace referencia a eliminación física y violencia. Estableciéndose así que la familia va a desaparecer. Esta visión omite algunos elementos como los siguientes:

  1. Concepto de familia.

En la perspectiva de la Antropología del Parentesco (Strauss 1972) se conceptualiza a la familia desde la unidad de residencia y se ha excluido de la definición la reproducción que no siempre ha formado parte ni forma parte de varias familias en las diferentes sociedades y grupos sociales.

  1. Desconocimiento sobre la diversidad de estructuras familiares existentes en nuestra historia.

En nuestra historia social hemos contado con familias extensas, familias nucleares (formadas por parejas e hijos/as) familias monoparentales (matrilineales y patrilineales). Estas estructuras tienen raíces históricas y se presentan en la actualidad. Somos una sociedad culturalmente sincrética con un sostén patriarcal que refuerza el machismo y la poligamia-oculta lo que se mezcla con una cultura afrocaribeña que refuerza el tejido familiar extenso desde redes de cuidado y apoyo entre mujeres. Se presentan históricamente hombres jefes de varias familias, ¿cuál de esas familias han contado y cuentan con la presencia de padres físicamente? Gran parte de los matrimonios son uniones consensuales, la poligamia pasa desapercibida y varias familias tienen un mismo padre que está presente para algunas y para otras no.

  1. El factor destructor principal de un tipo de familia, la familia nuclear, es el machismo y la violencia de género e intrafamiliar.

Gran parte de las familias en nuestra sociedad desde los diferentes estratos y contextos sociales cuentan con relaciones basadas en el ejercicio de violencia. Las relaciones entre personas adultas y la niñez al interior de las familias esta sostenidas en violencia psicológica, física y verbal y la ausencia del respeto a los derechos de niños, niñas y adolescentes. Igualmente ocurre en las relaciones de pareja en la que el hombre impone un ejercicio de poder autoritario desde la violencia hacia su pareja femenina desde manifestaciones físicas, verbales y sexuales.

El machismo se convierte en el principal factor “destructor” de la familia nuclear por lo siguiente:

  • Despoja al hombre de su responsabilidad paterna, no se le educa para ser padre sino para ser “macho” con múltiples parejas sin relación con hijos e hijas desde la afectividad y el acompañamiento educativo.
  • Genera familias monoparentales como consecuencia de la paternidad ausente y la poligamia
  • Fortalece la masculinidad violenta en perjuicio de la mujer
  • Fomenta una relación conyugal en la que los hombres tienen permiso para violentar los derechos de las mujeres
  • Niega la autonomía que debe tener la mujer sobre su cuerpo y su decisión sobre cuando y como tener relaciones sexuales con su pareja.
  • Destruye las relaciones afectivas en las parejas al establecer pautas de imposición y poder del hombre sobre la mujer y la cosificación de la mujer en objeto sexual.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/como-se-destruye-la-familia-9001606.html

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México: Una de cada cinco personas sufrió violencia física en esta pandemia

Por: Sofía Villafuerte Guillén

Muchas familias han vivido un aumento de la violencia durante el confinamiento por la COVID-19. Así lo muestra una investigación realizada por el Dr. Raúl Alcázar Olán, académico del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Iberoamericana Puebla, durante los meses del verano de este año.

De acuerdo con lo recabado en una encuesta, el 89.5 por ciento de los participantes afirmó haber sido víctima de violencia psicológica por parte de un familiar enojado, generalmente el cónyuge. Asimismo, el 94.4 por ciento de las mujeres y el 91.6 por ciento de los hombres han ejercido, estando enojados, algún tipo de violencia psicológica hacia algún familiar durante estos más 16 meses de pandemia.

Alcázar Olán, doctor en Psicología, desarrolló una investigación sobre el enojo y la violencia familiar durante la pandemia por COVID-19, en el estado de Puebla, con el apoyo del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP), y con la colaboración de alumnos y de la docente Graciela Isabel Wilson Corral.

Este trabajo, que incluyó propuestas para la creación de políticas públicas que contribuyan a reducir el problema, reveló que durante la pandemia una de cada cinco personas ha sido víctima de violencia física por parte de algún familiar enojado, especialmente la pareja.

Asimismo, la investigación realizada durante este verano, la cual incluyó una muestra de 665 adultos, da a conocer que en la pandemia el 33.5 por ciento ejerce violencia física contra algún familiar, la mayoría de las veces hacia la pareja, aunque también hacia los hijos.

Alcázar Olán, integrante del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, subraya que el enojo excesivo, entre otros factores, es un elemento que aumenta las reacciones violentas, especialmente las de carácter psicológico. En consecuencia, afirma, el manejo emocional se vuelve indispensable para disminuir dichos episodios de violencia.

De acuerdo con el especialista y creador de la Escala de Pensamientos de Enojo ─reconocida por la American Psychological Association (APA)─, si bien no se trata de un problema nuevo, muchas familias han padecido un aumento de la violencia a partir de una serie de causas derivadas del confinamiento por COVID-19.

“Si bien los gobiernos federal y estatal han realizado esfuerzos para combatir la violencia familiar, mediante programas que buscan remediar el problema o sancionarlo, no hay, o son pocas, las iniciativas para la prevención”, recalcó el académico de la IBERO Puebla.

El especialista de la Universidad jesuita de Puebla asegura que existe más información estadística sobre la violencia hacia las mujeres que hacia los hombres. Sin embargo, varios estudios señalan que la violencia más recurrente está en las relaciones de pareja, en la cual hombres y mujeres han ejercido varios tipos de violencia hacia su cónyuge.

Como parte de la investigación realizada se trabajó en propuestas para una política pública que busque reducir el problema del enojo excesivo y la violencia familiar, entre las que destacan: implementar de medidas preventivas para fomentar el autocontrol del enojo y el cuidado mutuo en las relaciones familiares.

Así como también concientizar a la población sobre el problema mediante diversas actividades y medios; aumentar la participación de la sociedad civilcomo promotores de la lucha contra la violencia familiar, y reconocer los daños del enojo excesivo y la violencia familiar.

Las investigaciones Enojo excesivo y violencia familiar: Informe para maestros y padres de familia y Enojo excesivo y violencia familiar: hacia una propuesta de política pública en el Estado de Puebla fueron realizadas en colaboración con la profesora de la IBERO Puebla, Graciela Isabel Wilson Corral, y los alumnos de Psicología Gabriela Bermúdez Cruz, Jenifer Azuleni Martínez de la Cruz y Pedro Rivera Martínez. Estos informes serán publicados como libros en los próximos meses.

Fuente de la información e imagen:  IBERO Puebla

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España: Retrato de la violencia contra las mujeres desde 2015: un 68% la cometen las parejas o exparejas y la sexual creció un 72%

El Ministerio del Interior ha presentado este miércoles datos detallados sobre los hechos denunciados por violencia contra las mujeres que, por primera vez, abarcan la que se da también fuera del ámbito de la pareja o expareja. En total, han sido 601.416 las infracciones registradas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desde 2015 hasta 2019, divididos en violencia física, psicológica, sexual y económica. En la inmensa mayoría, un 68%, el agresor era la pareja o expareja de la mujer, constituyendo casos de violencia de género. El resto, casi uno de cada cuatro casos, han sido cometidos por otros familiares (violencia doméstica, que engloba el 12%) u otro tipo de personas como amigos, vecinos, compañeros de trabajo, desconocidos… Una categoría esta última en la que destacan especialmente los ataques contra la libertad sexual.

Son algunas de las conclusiones del estudio Informe sobre Violencia contra la Mujer 2015-2019, elaborado por el Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad y dado conocer a las puertas del 8M con el objetivo de «visibilizar un concepto más amplio de la violencia contra la mujer», tal y como señala el Convenio de Estambul, ratificado por España en 2014. La base estadística está formada por los llamados «hechos denunciados», que no necesariamente se corresponden con personas ni con denuncias porque en una misma puede haber varias víctimas y varios hechos, han explicado fuentes del ministerio.

La mayor parte de las infracciones violentas contra las mujeres puestas en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en este periodo, en concreto un 51% del total, se corresponden con la violencia psicológica, que abarca desde las amenazas a las coacciones o al trato degradante. Le sigue la violencia física (cuatro de cada diez hechos denunciados), la violencia sexual (7%) y la económica (3%). Todas, salvo esta última, han crecido en los últimos años, sobre todo la sexual, que ha escalado un 72% al pasar de los 6.692 hechos denunciados de 2015 a los 11.525 de 2019. La psicológica también ha experimentado un ascenso del 11%.

Sin embargo, las conclusiones más detalladas se arrojan a partir del análisis concreto de las tipologías y cómo se reparte cada una de ellas en las categorías estudiadas: en la violencia de género, en la violencia doméstica –cometida en el ámbito familiar por alguien que no es ni la pareja o expareja de la víctima– o en otro tipo de relación.

Las menores, víctimas en el 40% de ataques sexuales

La mayor parte de hechos englobados como violencia física, psicológica y económica han sido cometidos por parejas o exparejas de las víctimas, con porcentajes que van del 71% al 75%. Sin embargo, en la violencia sexual, es justo al revés: el 86% de los ataques a la libertad sexual denunciados por mujeres han sido cometidos por agresores fuera de este marco, o bien otros familiares (un 9%), o amigos, conocidos, vecinos, desconocidos…Casi la mitad, el 48%, han sido cometidos en viviendas o anexos. Destaca en este sentido, la escasez de denuncias de violencia sexual en el ámbito de la violencia de género –solo un 5%–, a pesar de que suele ir acompañada de ella, según señalan víctimas, expertas y organizaciones.

Otra de las conclusiones que resaltan es que en las agresiones sexuales, el grupo de edad más representado es el de las chicas menores, que fueron víctimas en un 40% de los hechos denunciados desde 2015. Sobre todo, son abusos sexuales –que según el Código Penal actual, no requiere violencia ni intimidación– y que constituyen el 53,5% de los casos. En la tipología de agresiones sexuales, con o sin penetración, destacan las mujeres de 18 a 30 años.

El estudio arroja una cifra que contradice los estudios de prevalencia realizados hasta ahora en lo que respecta a menores y violencia sexual: según las denuncias, el 80% se da fuera del ámbito familiar (ni violencia de género ni violencia doméstica), mientras que habitualmente se señala el círculo más cercano de la víctima como el más frecuente. Un estudio reciente de la Fundación Anar, que analizó 6.000 casos de abusos sexuales a la infancia desde 2008, concluyó que más de la mitad, el 58,8%, fueron cometidos por un miembro de la familia del niño o niña. Las diferencias, apuntan fuentes del Ministerio del Interior, pueden deberse, por un lado, a que en este caso las víctimas son únicamente chicas, por otro lado, a la procedencia de los datos. «Los nuestros se basan en denuncias y hechos conocidos por las policías. El origen es diferente y de ahí pueden llegarse a conclusiones distintas», señalan.

Fuente: https://rebelion.org/retrato-de-la-violencia-contra-las-mujeres-desde-2015-un-68-la-cometen-las-parejas-o-exparejas-y-la-sexual-crecio-un-72/

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México: Cada hora, una mujer pidió ayuda por violencia de género: RNR

En los últimos dos meses de 2020, cada hora una mujer pidió apoyo a la Red Nacional de Refugios (RNR) ante una situación de violencia y riesgo, de las cuales cuatro de cada 100 mujeres reportaron intentos de feminicidio, informó la campaña #DistanciaSeguraySinViolencias.

En un balance final de la campaña, en la que también participó el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) y Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), la Red precisó que fueron atendidas 11 mil 132 mujeres con sus hijos, de las cuales 75 por ciento «fueron agredidas por sus parejas o ex parejas».

La RNR agregó que los hijos de mujeres víctimas de violencias familiares también habían sufrido diversos tipos de agresiones entre ellas, entre las que destacan violencia física (27.94 por ciento), psicológica (28.36 por ciento), patrimonial (21.24 por ciento), trata infantil (16.50 por ciento) y sexual (5.65 por ciento).

Por otra parte, las organizaciones que impulsaron la campaña detallaron que del 3 de septiembre de 2020 al 28 de febrero de 2021 acompañaron a  530 mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencias, a través de asesorías gratuitas vía telefónica.

De las víctimas, las principales formas de violencia que sufrieron fueron violencia psicológica, violencia sexual, violencia física y violencia económica.

Señalaron que los resultados de la campaña demuestran la urgencia de que las autoridades impulsen acciones que puedan inhibir la prevalencia de la violencia de género, «promoviendo políticas públicas intersectoriales con perspectiva de género, derechos humanos e interculturalidad».

A continuación el comunicado completo:

El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), la Red Nacional de Refugios A.C. (RNR) y Católicas por el Derecho a Decidir A.C. (CDD) presentaron una radiografía de las violencias contra las mujeres luego de la campaña #DistanciaSeguraySinViolencias ¡Por una nueva normalidad sin violencias!

Durante la campaña, que inició el 3 de septiembre de 2020 y concluyó el 28 de febrero de 2021, se acompañó a  530 mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencias, a través de asesorías gratuitas vía telefónica.

Los tipos de violencias que fueron atendidos son: violencia psicológica, principalmente cometida por parte de la pareja de la víctima o por una persona de su ámbito familiar, asimismo se pudo identificar que las mujeres son violentadas por agresores no identificados y en cuarto lugar por funcionarias/os de escuelas.

Destacaron además que en los casos de violencia sexual está es perpetrada principalmente por familiares, pero también por personas desconocidas, tanto en el ámbito familiar como en el espacio laboral.

También fueron acompañados casos de violencia física, los cuales en su mayoría se cometieron por parte de la pareja, por otros  familiares y por personas  desconocidas en el espacio público.

De la misma forma, en el periodo de duración de la campaña fueron asesorados y documentados casos de violencia económica, ejercida principalmente por  las  parejas, otros familiares y  por instituciones públicas.

Si bien en la mayoría de los casos de violencia atendidos las agresiones  fueron cometidas por parte de  las parejas o personas conocidas de la víctima, también fueron atendidos diversos casos de desaparición de mujeres, niñas y adolescentes, así como casos de feminicidio por desconocidos, lo que evidencia que la violencia comunitaria prevalece a pesar de la pandemia por Covid19.

Las edades de las mujeres, niñas y adolescentes que fueron acompañadas osciló entre 1 año y los 76 años de edad, lo que da cuenta de que las violencias ocurren en diferentes momentos del ciclo de vida de las mujeres. Aún así, la mayor parte de la población atendida se encuentra en el rango de los 30 a los 40 años de edad.

De las 530 mujeres, niñas y adolescentes asesoradas, el 11% se identifica como perteneciente a un pueblo originario y 7.74% habla alguna lengua indígena.

Los estados en donde se ubican las mujeres atendidas fueron: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Ciudad de México, Colima, Estado de México ,Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán, es decir, en 22 distintas entidades de la República. Jalisco, Chiapas y Aguascalientes fueron los estados en donde se atendieron a más mujeres.

Las mujeres en situación de violencias acompañadas en el marco de la Campaña #DistanciaSeguraySinViolencias se ubican en poblaciones urbanas (3,755 casos), semiurbanas (85 casos) y en zonas rurales (70 casos).

De las mujeres acompañadas 24.29%, se dedican a las actividades del hogar; 22.22% se dedican a actividades profesionales; 19.96% se dedican al comercio; 14.88% son estudiantes; 0.38% se dedican a la agricultura, entre otras actividades.

De acuerdo con los registros de atención, 211 mujeres refirieron haber acudido a otras instancias o instituciones. Al menos el 57.79% de ellas, señaló que en dichas instancias se sintió escuchada pero no se resolvió satisfactoriamente su problema, en tanto que el 33.67% manifestó que no fue escuchada ni atendida. Solo 8.54% estimó que fue escuchada y la situación que la llevó a solicitar la atención se resolvió satisfactoriamente.

El análisis de las asesorías brindadas, nos permite reconocer la prevalencia de las diversas formas de violencias contra las mujeres, así como la diversidad de actores que agreden a las mujeres, niñas y adolescentes en México.

Aunado a las asesorías gratuitas vía telefónica realizadas a 530 mujeres, niñas y adolescentes, la Red Nacional de Refugios, a través de sus más de 75 espacios de protección, redes sociales y líneas telefónicas, atendió a 11,132 mujeres con sus hijas e hijos, en donde el 75% de las víctimas fueron agredidas por sus parejas o ex parejas.

Como reflejo de la impunidad, el machismo y falta de acceso a la justicia, el 27% de los agresores de las mujeres que solicitaron apoyo a la RNR tenían antecedentes penales, 29% usaban armas de fuego y el 14% contaba con vínculos militares o políticos.

En los últimos dos meses de 2020, cada hora una mujer se comunicó a la RNR para pedir apoyo ante una situación de violencias y riesgo, de las cuales 4 de cada 100 mujeres reportaron intentos de feminicidio.

El incremento de las violencias de género en los hogares también es una problemática que afecta a las infancias, en los espacios de protección de la RNR se detectó que las hijas e hijos de mujeres víctimas de violencias familiares también habían sufrido diversos tipos de agresiones entre ellas: física con un 27.94%, psicológica con 28.36%, patrimonial con 21.24%, trata infantil con 16.50% y sexual con 5.65%.

Estos hallazgos generan información valiosa para que las autoridades impulsen de manera urgente y coordinada, acciones que puedan inhibir la prevalencia de la violencia de género, promoviendo políticas públicas intersectoriales con perspectiva de género, derechos humanos e interculturalidad.

Si bien la campaña #DistanciaSeguraySinViolencias -realizada con el apoyo del Fondo Canadá para Iniciativas Locales y la Unión Europea- concluyó este 28 de febrero, la labor como defensoras de los derechos humanos y como organizaciones de la sociedad civil, continuará en exigencia de una vida libre de violencia para las mujeres, niñas y adolescentes en México.

Atentamente,

Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF)

Red Nacional de Refugios A.C. (RNR)

Católicas por el Derecho a Decidir A.C

Fuente e imagen:  https://desinformemonos.org/cada-hora-una-mujer-pidio-ayuda-por-violencia-de-genero-rnr/

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