“Hay un desconocimiento muy general de lo que es el Océano y de como influye en nuestras vidas”

Entrevista al matemático y oceanógrafo Jordi Salat (II)
“Hay un desconocimiento muy general de lo que es el Océano y de como influye en nuestras vidas”

 

Jordi Salat es matemático por la Universidad de Barcelona (1973), y oceanógrafo del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (CSIC) desde 1974. Trabaja en oceanografía física descriptiva; interacciones físico-biológicas en ecosistemas marinos naturales y, dinámica de poblaciones marinas. Ha sido también profesor a tiempo parcial en la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona (1993-2010).

Tiene una amplia experiencia investigadora, con artículos publicados en revistas científicas y comunicaciones a congresos internacionales. Ha participado en unos 50 proyectos científicos y en más de 40 expediciones oceanográficas.

Tiene también experiencia en colaboración con agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, así como con organismos nacionales, administraciones y fundaciones, como experto en oceanografía, medio ambiente marino, pesquerías y clima.

*

Nos habíamos quedado aquí. ¿De quiénes son los barcos que utilizáis en estas expediciones? ¿El CSIC tiene barcos de propiedad?

En España hay diversas instituciones que se dedican total o parcialmente a la oceanografía, en sentido amplio. En primer lugar está el Instituto Español de Oceanografía, con sede en Madrid y laboratorios en la costa, en todas las Comunidades Autónomas menos: País Vasco, Valencia y Cataluña. Aquí, por lo menos, está “transferido” desde los años 80 (una transferencia de “BOE” pero sin contenido pues no existía ningún centro del IEO en Cataluña) . En el País Vasco tampoco existían pero ahora hay el SIO (Servicio de Investigación Oceanográfica) que depende del Gobierno Vasco y realiza una actividad muy notable en este terreno. En Cataluña, por aquellas fechas me imagino que “no tocava”.

El IEO es una institución dedicada totalmente a la oceanografía y, fundada en 1910, es la más antigua del país. Es, además, el organismo que ostenta la representación de España en todas las organizaciones internacionales y el responsable oficial de asesorar a la Administración. El CSIC tiene diversos institutos dedicados a la oceanografía en Galicia, Andalucía, Valencia y Cataluña. La Marina, concretamente, su Instituto Hidrográfico, lleva a cabo trabajos de prospección oceanográfica, para el levantamiento de cartas náuticas. Otras instituciones como Puertos del Estado, el ya mencionado SIO y muchas universidades mantienen actividades relacionadas con la oceanografía.

Tanto el IEO como el CSIC y, por supuesto, la Marina, tienen barcos oceanográficos. Estos barcos están disponibles para el desarrollo de proyectos financiados por las administraciones públicas. También se pueden ofrecer a otros países europeos y recíprocamente, siempre dentro del sector público. Por ejemplo, en 2016 estuve en un barco de Polonia, trabajando en aguas de Noruega, dentro de un proyecto financiado por la UE, liderado por un centro tecnológico español. En ocasiones, los barcos también se ofrecen a empresas privadas en régimen de alquiler. Existe una comisión que organiza los calendarios de los barcos según demandas y disponibilidades a escala europea. En muchos casos, los equipos que realizan las investigaciones suelen estar formados por personal de los diversos organismos citados, por lo que es frecuente que personal del CSIC vaya en barcos del IEO o al revés, así como en barcos de otros países. Entre los barcos cuya titularidad es del CSIC, tenemos el García del Cid, de 37 m, con el que realizamos la expedición del Mediterráneo a la que me he referido antes. Es del año 1979, el más antiguo de la flota actual. El Sarmiento de Gamboa es más grande, 70 m, el más nuevo, del año 2007 creo, y el mejor equipado. El CSIC también dispone del Hespérides, en servicio desde 1991 y operado por la Armada. Es el mayor barco de la flota, con 86 m de eslora y fue con el que realizamos la expedición mencionada en el Atlántico sur.  

¿A quiénes facilitáis los resultados que obtenéis en estas expediciones? ¿Son materia para futuros artículos vuestros?

El procedimiento no difiere del que se utiliza en cualquier otro tipo de investigación. Los resultados, en general, sirven para dar respuesta a los objetivos planteados en los proyectos. Se debaten dentro de los equipos de investigación y se da cuenta de ellos en los correspondientes informes de justificación. Los resultados más relevantes se publican en revistas científicas especializadas y, en muchas ocasiones, se presentan públicamente o se divulgan a través de los medios, una vez el proyecto ha finalizado. En la mayoría de casos los datos se ponen a disposición de la comunidad oceanográfica internacional, a través de bases de datos, una vez publicados los primeros resultados.

También has participado en 48 proyectos científicos (que no son pocos). ¿Nos puedes describir alguno de estos proyectos?

Son años … Acabas metido en muchos temas, como ya he comentado. Colaboras con equipos que trabajan en temas muy diversos, de otras instituciones, de otros países … Hay que decir, además, que esta cifra incluye algunas participaciones en temas más bien marginales dentro de los proyectos. En general, los objetivos de los principales proyectos en los que he participado son oceanográficos, como los mencionados anteriormente. No obstante también ha habido de tipo metodológico: desarrollo de modelos, software de tratamiento de datos, instrumentos autónomos, transmisión de información, etc., que hay que poner a prueba en el mar en situaciones extremas. Hoy día se ha avanzado mucho en estas técnicas.

Desarrollo de modelos… ¿De qué tipo modelos hablas?

Cuando hablamos de modelos, nos referimos en general a programas informáticos que hacen cálculos según unas ecuaciones que pretenden simular la realidad. Imaginemos que deseamos saber a qué velocidad llega al suelo una piedra lanzada desde el campanario de mi pueblo. La llamada “ley de la gravedad” nos ofrece una ecuación que nos permite simular este resultado a partir de la altura del campanario sobre el suelo. Obviamente es un cálculo sencillo al alcance de cualquier alumno de ESO pero no deja de ser un modelo y el resultado no será exactamente igual que la realidad, por que el modelo es una simplificación ya que no tiene en cuenta la totalidad de factores que influyen en el proceso. Así, los modelos permiten simular resultados que se obtendrían de acuerdo con determinadas condiciones de partida. En el caso de la piedra, sería la altura pero se podría complicar algo más para que fuera más realista, incluyendo el rozamiento con el aire, el viento, etc. Podríamos, entonces, hacer varios experimentos en condiciones diversas y comparar los cálculos con las observaciones. Si usáramos diversas piedras de formas y pesos distintos, veríamos como los resultados serían distintos según la piedra, lo que nos sugeriría que, al incluir el viento y el rozamiento del aire, la forma y peso de la piedra también influirían en los resultados y, por tanto, habría que modificar el modelo para incluir esa información.

Resumiendo. Los modelos permiten, por un lado comprobar y modificar las hipótesis de trabajo, y por otro, simular resultados que producirían determinadas situaciones y así hacer previsiones. Por ejemplo las que se hacen en los IPCC sobre la evolución del clima.

¿Qué países o quienes han avanzado en esas técnicas que antes comentabas?

Sin sorpresas. En general quienes más han avanzado han sido quienes más recursos humanos y materiales han dedicado al tema. Si no inviertes, no avanzas. En este sentido cabe destacar, Estados Unidos, la antigua Unión Soviética (aunque no siempre su tecnología estaba a nuestro alcance), Reino Unido, Alemania y Japón. Otros países como Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Canadá, Australia o Corea también han hecho sus contribuciones relevantes. Incluso en nuestro país, a pesar de estar casi siempre bajo mínimos –especialmente estos últimos años–, también hemos contribuido en algún desarrollo tecnológico.

Ser oceanógrafo, por lo que cuentas, ¿no tiene mucho de riesgo? ¿No tienes miedo en alguna ocasión?

Cuando estás trabajando en el mar, muchas veces te preguntas: «¿quién me mandaría meterme en esta situación?» o «¿qué hago yo aquí? ¡con lo bien que estaría en casa!». Ya sea por que estás incómodo pues todo se mueve y tienes que andar agarrándote para no caerte, o por que te mojas, pasas frío o mucho calor, o no funcionan los equipos, o esperabas encontrar algo que no sale, etc. Y eso día tras día, sin posibilidad de salir de allí. No puedes decir, «¡parad! que me apeo». La verdad es que a veces se hace largo, pero no siempre. Al final, te quedas con la parte buena. Este aire limpio, estos vastos horizontes, aquel resultado que habías previsto − aunque casi nunca tal como lo habías previsto − o algo inesperado, que te hace pensar. A veces, te queda la sensación de superar algo que ya dabas por perdido….

Hay que tener en cuenta que en un barco, grande o pequeño, tienes un espacio muy limitado. No puedes irte y desconectar. Ni tan sólo aislarte de los demás. Siempre hay alguien por ahí. Te encuentras con los que te caen bien y los que no tanto. Trabajas a veces de día y duermes de noche pero otras veces va al revés. En un barco, siempre hay alguien trabajando y siempre hay alguien durmiendo. Siempre hay algo que hacer, y a veces no puedes descansar. Claro que imagínate lo aburrido que podría ser en estas condiciones y sin tener nada que hacer. Por eso en los «cruceros» se pasan todo el día haciendo todo tipo de actividades para «distraer al personal».

Hay riesgo, efectivamente, pero en general, si no haces imprudencias, el riesgo está bastante limitado. Como en cualquier trabajo o actividad. El mar a veces impone. Te da la sensación de que se han desatado todas las furias y, cuando ves que pasa una ola barriendo la cubierta y se lleva alguna cosa que creías que estaba bien asegurada, piensas: «si caigo al agua, ya no salgo». La verdad es que hay algunas situaciones que dan miedo. Afortunadamente son pocas. La mayoría son de respeto. Hay que tener claro, como ya he comentado, que estás de invitado y es el mar quien manda.

 

Has comentado antes: “aquel resultado que habías previsto − aunque casi nunca tal como lo habías previsto ”. Déjame hacerte una pregunta de filosofía de la ciencia, sobre hechos y teorías: ¿cómo se pueden prever esos resultados a los que aludes? ¿Desde qué teorías? ¿Los hechos, vuestras observaciones, las refutan?

Cuando uno escribe un proyecto se basa en conocimientos previos y pretende elaborar o comprobar alguna teoría. A partir de este conocimiento, se hacen hipótesis y el objetivo es intentar comprobarlas para ir montando la teoría. Las observaciones se diseñan de acuerdo con lo que se prevé. Es decir, lo que se vería (o lo que no debería verse) si la hipótesis fuera válida (o lo mismo si no lo fuera). Si lo que se observa encaja “razonablemente” con las previsiones, se puede dar por buena (o rechazar) la hipótesis, y se puede seguir montando la teoría a partir de estos resultados. El problema es que (i) este encaje puede no ser “suficiente mente razonable”, (ii) las observaciones fallan o no se pueden completar o (iii) salen resultados que podrían ser compatibles con la hipótesis de partida bajo unas condiciones que no se habían previsto o que requieren nuevas hipótesis. A esto último es a lo que me refería.

Por ejemplo, en 1982, en una campaña que, a bordo de un barco pesquero, pretendíamos estudiar los fondos del llamado “Banco de Valdivia”, situado en medio del Atlántico Sur, a más de 400 millas náuticas de Namibia. En el trayecto de vuelta hacia Namibia, en un par de puntos de muestreo observamos la presencia de especies más bien propias del Océano Índico, junto a temperaturas ligeramente más altas que en el resto de los puntos de muestreo. Hay que decir que estas observaciones eran complementarias al estudio –para “aprovechar” los trayectos– y estaban separadas más de 60 millas entre sí. Esta “anomalía” quedó sin explicación hasta que a finales de los 80 se publicó una información basada en imágenes de satélite que mostraba como se desprendían anillos de la corriente de Agulhas, que recorre la costa sudafricana del Océano Índico y eran transportados a través del Océano Atlántico hacia el norte. Consultando imágenes de satélite –entonces no era tan fácil como ahora– contemporáneas de nuestra campaña, pudimos comprobar que aquellos puntos “anómalos” estaban afectados por la presencia de los anillos mencionados, cosa que permitía justificar nuestras observaciones.

Finalmente, publicamos los resultados en 1998, casi 16 años después de las observaciones [1]. El tema nos había llevado de cabeza durante mucho tiempo. Estuvimos dudando de si había algún error. Algo que no hubiéramos hecho bien con los medios precarios de qué disponíamos a bordo de un pesquero, pero no encontrábamos ningún error. No lo entendíamos. Ahora, 30 años después, los “anillos de Agulhas” salen por doquier y se ha comprobado que pueden atravesar todo el océano Atlántico Sur hasta Brasil. Además, se considera que es uno de los mecanismos que provoca que la salinidad superficial del Atlántico sea mayor que la del Pacífico, por ejemplo.

¿Qué papel juega la oceanografía en nuestra sociedad? ¿Se conocen suficientemente vuestros trabajos y proyectos?

Ya he comentado que hay un desconocimiento muy general de lo que es el Océano y de como influye en nuestras vidas. Nuestra relación directa con el mar es para obtener algunos alimentos, como medio para desplazar plataformas − que llamamos, barcos − de transporte o agresión (y de deporte o para la ciencia, en los últimos 100-200 años), para refrescarnos cuando hace calor, y poca cosa más, aparte del deleite que pueda ofrecernos la presencia del mar. Deleite que –dicho sea de paso– mejora cuanto más sabes sobre él.

Sobre esta base, la respuesta es: «la oceanografía tiene un papel poco más que testimonial en nuestra sociedad» y, en consecuencia, nuestros trabajos y proyectos, también. Es decir, no sirve para curar el cáncer ni para crear puestos de trabajo. De todas formas, estamos haciendo bastantes esfuerzos para dar a conocer nuestros resultados a la Sociedad. Hay que tener en cuenta que si la mayor parte de la financiación para la investigación oceanográfica es pública, es razonable que la Sociedad esté al corriente de lo genera su inversión. Trabajar en el mar es caro, aunque a escala global no represente una gran cantidad de dinero. Tal como me comentaba un colega inglés, el presupuesto anual de su institución –una de las mayores del Reino Unido– es inferior a la ficha de Neymar. Será que genera menos beneficios…

Será eso probablemente.

En general hay un gran desconocimiento por parte de la Sociedad sobre la mayor parte de trabajos científicos. No solo en nuestro campo. Como comentaba irónicamente más arriba, sólo se salvan algunos relacionados con la salud o con tecnologías muy punteras. A pesar de todo, sí que percibo un cierto interés en algunos temas relacionados con el mar, ya sea por la belleza de algunas imágenes que nos traen los documentales, por el componente “exótico” de lo desconocido o por que se le asocia un cierto espíritu aventurero.

Por ejemplo.

Por ejemplo, hace casi tres años que a raíz de la Barcelona World Race, una regata oceánica que daba la vuelta al mundo desde Barcelona, se realizó un programa educativo para «abrir la ciudad al mar». Para dar contenido a esta frase, entre otras actividades en colaboración con diversas entidades, montamos un MOOC (Massive Online Open Course) − un curso abierto en Internet − titulado «Oceanografía, una clave para entender mejor nuestro mundo», que sigue todavía abierto y que ya han completado más de 450 personas. Como promotores del curso, desde la Universitat de Barcelona, comentan que está en el segundo puesto del «ranking» de los MOOCs que promueven. También se va viendo que aparecen reportajes y noticias en los medios que hablan de temas oceanográficos. Hay interés. Ya sea por que se habla del Cambio Climático o del agotamiento de los recursos pesqueros, etc. Lo que pasa es que, en general, se ven como temas aislados. La perspectiva siempre es desde tierra, desde el continente − por las razones mencionadas más arriba − y las situaciones en el mar se ven distorsionadas. Por ejemplo, cuando se trata de «proteger una playa contra los temporales» o se aplican métodos de producción a la explotación de la pesca. Daría mucho de qué hablar.

¿De qué recursos pesqueros hay agotamiento?

El problema es que actuamos como si el mar fuera una factoría y los recursos que obtenemos de él sólo dependieran de nuestra capacidad extractiva. Confundimos la capacidad de producción con la extractiva. En el mar, podemos controlar la capacidad extractiva pero no la productiva. Los recursos que obtenemos del mar dependen de ambas capacidades.

Se dice que la actividad pesquera es el último reducto del Paleolítico. La diferencia es que la tecnología disponible hoy día nada tiene que ver con la de hace 8000 años. Además, en aquella época la población humana dependía totalmente de la recolección y la caza, por lo que su crecimiento estaba controlado por la disponibilidad de alimentos que aquella actividad podía suministrar. Hoy día, salvo algunas situaciones muy locales, la pesca no es la fuente principal de alimento, por lo que ésta no ejerce ningún control de crecimiento en la población humana. Así las cosas, en el mar tenemos una capacidad de captura muy superior a la de cualquier especie marina competidora y, encima, jugamos desde fuera porque no es nuestro medio ambiente. Lo raro sería que en estas condiciones, no estuvieran ya agotados todos los recursos pesqueros. No lo están pero muestran síntomas claros de agotamiento. La mejor prueba de ello es que a pesar de las mejoras tecnológicas (GPS, sónar, etc) que han incrementado mucho la capacidad extractiva en los últimos 20 años, las capturas no han aumentado sino que han empezado a disminuir en todo el Océano. No significa que el mar “se muera” sino que las especies que aprovechamos nosotros escasean cada vez más.

Te pregunto ahora por el calentamiento global. Un nuevo descanso.

Descansemos pues.

*

Notas:

(1) M-P. Olivar, J. Salat & L. E. Beckley (1998) “Evidence of displacement of lanternfish larvae associated with surface water movement: case studies from southern Africa”, South African Journal of Marine Science, 19:1, 233-244, DOI: 10. 2989/025776198784126764 To link to this article: http://dx.doi.org/10.2989/025776198784126764

Primera parte de esta entrevista: Entrevista al matemático y oceanógrafo Jordi Salat (I). “El mar pone sus condiciones y hay que respetarlas. Tener muy claro que eres invitado y él manda en su casa. Lo sabe muy bien la ‘gente de mar’” https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260311

Autor Salvador López Arnal

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260755&titular=%93hay-un-desconocimiento-muy-general-de-lo-que-es-el-oc%E9ano-y-de-como-influye-

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Educación cyber y tecnológica en Israel, una realidad que continúa sorprendiendo

Redacción: Aurora

Imagínense entrar a un estadio cerrado, ambientado de manera futurística, con unas 50 mesas en el centro de la cancha con grupos de estudiantes trabajando. Quienes dirigen el evento son una serie de personajes disfrazados con música de fondo y efectos de luces. Los estudiantes llegan con sus drones y los programan in situ para poder superar los diferentes retos.

En dos salas próximas a la cancha, en paralelo, estudiantes de primaria programan robots para que superen obstáculos, y en la última sala estudiantes se encuentran haciendo ejercicios de matemática en computadoras por grupos.  A esta última sala ya no dejan entrar a más observadores porque en nivel de concentración así lo requiere.

Esta es la final de la competencia anual de Cyber, que va por su quinta edición en Israel. El año pasado participaron más de 300.000 estudiantes de unas 1.900 escuelas en el país, según datos que publicó el Ministerio de Educación Israelí.

Yo no competía, pero la adrenalina de ver a los drones haciendo piruetas y pasando por obstáculos, o ver estudiantes de primaria programando un robot, es casi inexplicable. Mientras que mi cara de asombro me delataba, a mi lado entró un padre con su hijo pequeño, también con sus ojos desorbitados, y le explicó lo que estaba sucediendo. Por su vestimenta era obvio que eran religiosos tradicionalistas. Toda esta escena seria “normal” si en la cancha estaríamos viendo la final del campeonato nacional de basquetbol.

¿Qué dos mensajes me quedan claro en lo que se refiere a la Educación en Cyber en Israel?

En primer lugar, en Israel se está invirtiendo en esta área de la educación, donde siempre hay empleo: según titulares de prensa, el sector tecnológico de Israel enfrenta una escasez de 15.000 trabajadores.

«Es cada vez más claro que el crecimiento requerido no será posible si el suministro de trabajadores tecnológicos del país es inadecuado», dijo Eugene Kandel, director de Start-Up Nation Central. «Las compañías tecnológicas están luchando para encontrar profesionales en tecnología, y muchos ya los encuentran en el exterior”, agregó.

Es también la base de los ingresos nacionales más importantes de Israel luego del Exit (cuando una empresa es absorbida por una empresa más grande y fuerte). Esto ocurrió, por ejemplo, con la compra de Mobileye hace dos años por la empresa Intel.

“Israel se considera la Start-Up Nation, pero el sector de alta tecnología representa solo alrededor del 8% del empleo total. No obstante, este sector es de gran importancia para la economía, ya que representa una cuarta parte de los ingresos del impuesto a la renta de Israel, así como una parte importante del valor agregado de las exportaciones israelíes”, apunta Gilad Brand en su obra “¿Cuánto puede crecer la Start-Up Nation israelí?”.

Por otro lado, en Israel se está cambiando los requerimientos de la “Idishe Mame”. Si en el pasado todos deberíamos aspirar a ser abogados o doctores, en Israel el sueño está cambiando: los jóvenes quieren ser “Hitechist” y hacer un Exit.

Queda claro que no todos trabajarán en este sector, pero el cambio de imaginario colectivo sobre las aspiraciones de los niños y jóvenes no debe ser menospreciado. Por un lado, los nombres de los líderes de este sector no son tan conocidos como jugadores de futbol, pero por lo menos cambian las aspiraciones y eso impactará a nuestra sociedad y economía en el largo plazo.

Todo esto se ve reflejado en una serie de programas que promocionan los estudios tecnológicos, de ingeniería o de ciencias de la computación desde temprana edad.  Hay varios ejemplos que ilustran esta tendencia:

 

    • El pasado ministro de educación, Naftali Bennet, desarrolló un programa de estudios de matemática donde se aumentan los incentivos para que más estudiantes estudien matemática y los resultados sean mejores.

 

    • En primaria y secundaria se incorporó a los planes de estudios programas que enseñan a los alumnos a través de plataformas como CodeMonkey, programación básica tanto para motivarlos como para aprender las lógicas de los idiomas de programación.

 

    • El Dr. Ofer Rimon, Director General Adjunto y Director de Administración de Ciencia y Tecnología viene desarrollando programas donde los estudios de estas áreas cada vez son más variados y más subvencionados, lo que tiene como objetivo aumentar los estudiantes en estas áreas.

 

    • La gran mayoría de las instituciones educativas en Israel cuentan con proyectores en las clases, programas de computadores portátiles y/o tabletas. Varias escuelas tienen proveedores de contenidos digitales, o incluso en ministerio les ofrece de forma gratuita.

 

    • En los niveles de educación media existen los centros de ESHKOL PAIS para estudio de ciencias en niveles altos, con indumentaria de alto nivel y no únicamente en los pequeños laboratorios escolares.

 

    • La competencia nacional de CYBER en las áreas de robótica, matemática y programación.

 

Al parecer el Ministerio de Educación en Israel si está observando de cerca que está pasando en otros sectores de la sociedad que han sido permeados por las nuevas tecnologías. Israel es consiente de que su recurso más importante es el capital humano, y la única forma de seguir desarrollando el país es invertir en el desarrollo de generaciones listas para un futuro incierto, pero donde la tecnología juega un papel clave. Queda pendiente la pregunta de hasta qué punto toda esta inversión se de manera equitativa en las diferentes zonas del país. De todas maneras, queda claro que el sector de hi tech en Israel se convirtió en el pilar de la economía Israelí. Por lo tanto, las inversiones en esta área desde los primeros niveles de la educación hasta el final de la educación obligatoria, es lógica y necesaria.

Fuente: http://www.aurora-israel.co.il/educacion-cyber-y-tecnologica-en-israel-una-realidad-que-continua-sorprendiendo

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La Tecnología solo debe usarse para mejorar el prceso de enseñanza y aprendizaje, no para reemplazarlo

POR: Matthew Lynch 

Es tan fácil ser deslumbrado por edtech. Cuando la mayoría de las partes interesadas en la educación de hoy en día eran estudiantes, el epítome de la alta tecnología eran las cintas VHS, por lo que no es de extrañar que la realidad virtual, las aplicaciones y las redes sociales parezcan una vista sorprendente.

Desafortunadamente, este sentido de admiración por las posibilidades tecnológicas puede llevar a una evaluación crítica muy pequeña del rol de edtech. Si bien algunos han imaginado un mundo sin profesores humanos, los datos de investigación sobre cursos abiertos masivos en línea (MOOC) y escuelas charter virtuales han demostrado que los estudiantes en esos entornos de alta tecnología ni siquiera están a la par de sus compañeros en las aulas tradicionales.

Por supuesto, dados los ahorros de costos sustanciales que se pueden encontrar al reemplazar a los maestros humanos con edtech, hay voces fuertes que claman por la adopción de estas plataformas. Pero, dado lo que muestran los datos de la investigación, esto parece constituir un enorme perjuicio, a menudo para los estudiantes que más necesitan maestros de primer nivel.

Tal vez haya un momento en que la IA haga un mejor trabajo que los instructores humanos, pero ese día no ha llegado. Ni siquiera está en el horizonte. Más bien, los maestros serán los guías y entrenadores del proceso educativo durante mucho tiempo. Lo que no quiere decir que edtech no pueda ayudarles a hacer mejor su trabajo. Pero el modelo para el futuro previsible debe ser uno que vea al maestro humano como el agente central, ayudado por la tecnología, en lugar de poner el edtech en el asiento del conductor y permitir que el maestro funcione simplemente como un conserje y una niñera.

Pero esa no es una visión que producirá los mejores resultados de aprendizaje. Más bien, los maestros deberán ser tratados como profesionales que examinan, organizan y planifican qué productos de Edtech usar, y cómo usarlos, de la manera más beneficiosa para cada estudiante.

Pero la tentación de reemplazar el trabajo humano con edtech no se limita al lado de enseñanza de la ecuación. También es cierto para los estudiantes. El aprendizaje tiene que suceder, no toda la información puede ser buscada en Google. Por ejemplo, ha habido quienes han argumentado que la ortografía no debe enseñarse: ¿cuál es el punto en la edad de la revisión ortográfica? Sin embargo, aquellos que estudian lectura han sabido durante años que la instrucción de ortografía es esencial para la mayoría de los estudiantes debido a su impacto en su capacidad para comprender lo que leen.

En resumen, el desafío de edtech es usarlo como una herramienta para ayudar a los estudiantes e instructores, no como un reemplazo para ellos.

Fuente; https://www.thetechedvocate.org/tech-should-only-be-used-to-enhance-the-teaching-and-learning-process-not-replace-it/

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