India: Reinventar la enseñanza puede reformar la educación.

Asia/India/indiatoday.in/Sr. Amit Dasgupta

La reforma de la educación requiere decidir para qué sirve la educación. Creo que criticar la forma en que enseñamos depende completamente de saber «por qué enseñamos».

Las pedagogías se vuelven obsoletas cuando continúan enfocándose en lo que « enseñan en lugar de cómo» . La educación india ha sufrido durante décadas en este sentido porque el propósito de la educación nunca ha previsto fomentar la curiosidad y la creatividad como algo crítico para la educación, sino para conocer hechos e información. Enseñamos a nuestros hijos a memorizar pero nunca a entender.

¿POR QUÉ ENSEÑAMOS ?

La reforma de la educación requiere decidir para qué sirve la educación. Creo que criticar la forma en que enseñamos depende completamente de saber por qué enseñamos ‘ . Ha llegado un momento en que este por qué » necesita ser cuestionado y reinventado. En otras palabras, lo que necesitamos no es hacer el por qué «mejor, sino encontrar un por qué completamente diferente». Esto se debe a que el viejo por qué ya no es relevante. En consecuencia, el propósito mismo de la educación necesita ser repensado. Sólo entonces se revolucionaría la reforma educativa.

¿DONDE EMPEZAR?

Para lograr esto, necesitamos comenzar con los maestros. El cambio de mentalidad al que deben adaptarse es que la tecnología moderna les ha brindado a los estudiantes y, de hecho, a todos información excepcional con solo tocar un botón. En lugar de sentirse molestos con este desarrollo, que es, desafortunadamente, el caso en la actualidad con la mayoría de los maestros, necesitan aprender cómo pueden volver a redactar su pedagogía desde la difusión de la información hasta el aprendizaje y el procesamiento de la información.

Si no lo hacemos, continuaríamos albergando maestros irrelevantes y, en consecuencia, un sistema educativo arcaico.

Este cambio imperativo en la pedagogía debe reconocer que el mercado actual requiere que sus empleados tengan un pensamiento creativo y crítico y que tomen decisiones complejas. De hecho, incluso las aulas han comenzado a cambiar. No me refiero solo a la introducción de los tableros inteligentes, sino a la forma en que se diseñan actualmente las aulas modernas. Las mesas y asientos móviles y ajustables han reemplazado los asientos fijos anteriores donde los estudiantes se sentaban en una fila y el maestro era el sabio en el escenario. Las aulas de hoy están orientadas hacia el trabajo en equipo y el enfoque colaborativo que tiene como objetivo comprender los problemas antes de resolverlos. Los estudiantes discuten entre sí y el maestro actúa como facilitador.

Esto requiere que la educación responda a necesidades dinámicas porque es un servicio que se ofrece a la sociedad. Necesita evolucionar constantemente si es para proporcionar lo que requieren las sociedades cambiantes. Sin embargo, durante décadas, mientras que la India ha cambiado dramáticamente, nuestro sistema educativo ha permanecido más o menos estático. Se han hecho esfuerzos para jugar con lo que ya existe en lugar de prever cómo se modificará en su totalidad. Lo que necesitamos, en otras palabras, es una revolución en la educación y no solo una reforma.

Uno de los grandes retos de la India es la educación. A medida que nuestra población crece, la aspiración de una vida mejor se extendería desde la India urbana a la rural. De hecho, se puede argumentar que para empoderar a la India, la educación es la clave. Sin educación, las poblaciones seguirían siendo subyugadas y empobrecidas. La India rural continuaría viviendo bajo un flagelo feudal donde el nexo horrible de los políticos locales, los mafiosos y la burocracia continúa como realidad contemporánea. La rápida urbanización vería la migración de mano de obra no calificada a las ciudades y la gran demanda de infraestructura vería su empleo perpetuando la construcción deficiente. Comercio y la industria nunca sería 21 st siglo debido a su fuerza de trabajo sería la 19 ª siglo.

Estamos a punto de enfrentar el desastre a menos que revolucionemos nuestro sistema educativo. Esto tiene que ser un imperativo nacional.

Por el Sr. Amit Dasgupta, ex diplomático de la India, actualmente es el director nacional de la India en la Universidad de Nueva Gales del Sur, Sydney.

Fuente: https://www.indiatoday.in/education-today/featurephilia/story/reinventing-teaching-can-reform-education-1443595-2019-01-31

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José Antonio Marina: “Es perverso decir que no hay que aprender las cosas de memoria”

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina cuestiona las nuevas metodologías surgidas de la innovación educativa y defiende algunos valores de la escuela tradicional

Por Ana Torrez Menarquez

El filósofo José Antonio Marina está del lado de la innovación educativa. Defiende que para sobrevivir en el mundo laboral es obligatorio aprender y reciclarse durante toda la vida, que las facultades de Educación se han quedado atascadas por miedo al cambio o que los avances de la neurociencia pueden marcar el camino de la renovación pedagógica. Sin embargo, hay un punto con el que no comulga: el destierro de la memorización dentro de las nuevas metodologías. Sin memoria no hay aprendizaje, sostiene Marina.

Pregunta. En los últimos años se está propagando la idea de que formarse durante toda la vida y aprender nuevas profesiones es positivo para el ser humano. ¿Cree que es el único modo de supervivencia ante la precariedad laboral?

Respuesta. La educación para toda la vida es imprescindible. Estamos sometidos a la ley del aprendizaje que dice que para sobrevivir toda persona o institución necesita aprender a la misma velocidad a la que cambia el entorno. Si quiere progresar, debe hacerlo a mayor velocidad. Cuando los ambientes laborales eran muy estables, los sistemas de aprendizaje podían ser lentos. Por ejemplo, la técnica de un herrero servía para él y para la vida de sus hijos. Hoy el entorno es sumamente veloz y si no lo sigues, quedas marginado.

P. Por un lado, la nueva educación tiene como objetivo enseñar a los niños a trabajar en equipo y va en contra del individualismo y la competitividad. Pero al terminar la Universidad, el panorama es desolador y la búsqueda de empleo es un acto solitario y desesperante. ¿No es una contradicción?

R. Como dice [Noam] Chomsky, dar la libertad sin dar la oportunidad es un regalo envenenado. A los mensajes  tú puedes, conviértete en tu propio empresario, en trabajador autónomo, tú puedes diseñar tú vida… les falta otra parte. ¿Cómo lo hago? Arréglatelas como puedas, te quedas abandonado. Lo primero que le diría a un joven es que va a tener que estar aprendiendo toda su vida para tener un empleo. El pacto social entre generaciones se ha roto y ya no hay seguridad laboral.

P. En su libro advierte del peligro de que las grandes empresas tecnológicas (Google, IBM o Apple) asuman el liderazgo educativo si los profesionales de la educación no se ponen las pilas.

R. Como es para toda la vida, se está creando la industria educativa. En el año 2015, la educación movió 4,3 billones de dólares, casi cuatro veces el PIB español. Desde el campo editorial, Pearson vendió su participación en The Economist y Financial Times para dedicarlo todo a educación. También se están quedando con sistemas de evaluación como los de PISA. Históricamente todo el mundo ha querido mangonear a través de la educación: las religiones, los sistemas políticos… No creo que haya una conspiración educativa, sino un negocio educativo. Estas compañías no quieren introducir una ideología determinada, sino ganar dinero. Los docentes debemos ser la conciencia crítica educativa de la sociedad y para eso necesitamos ser una profesión de élite.

P. Ken Robinson hizo temblar la educación tradicional al afirmar que la escuela mata la creatividad. Las nuevas corrientes afirman que los niños pierden su deseo de aprender por las rutinas repetitivas  del colegio y la excesiva evaluación.

R. La psicología nos ha jugado una mala pasada con su teoría de la motivación. Pensar que al niño que no está motivado no hay que exigirle nada es un error. Tenemos que enseñarles que habrá cosas que tengan que hacer por obligación sin sentir ninguna motivación. Los gurús son gente muy lista que utiliza conceptos de la autoayuda. Es difícil vender el mensaje de que algo cuesta mucho trabajo. La educación va sobre ayudar a adquirir hábitos, que no siempre son de nuestro agrado. Sobre la idea de que hay que dejar a los niños elegir y no coaccionar su libertad, es importante decir que todos nacemos absolutamente dependientes y el proceso educativo consiste en fomentar la capacidad del niño de tomar decisiones, pero eso no se puede hacer al principio. Los niños aprenden a ejercer su autonomía obedeciendo las órdenes que les dan sus educadores. A los cinco años se produce un salto increíble en el que empiezan a darse órdenes a sí mismos. La autonomía llega con la obediencia.

P. ¿Qué debe hacer un docente para no sentirse perdido frente al aluvión de nuevas metodologías de enseñanza?

R. Es clave la figura del estratega educativo, que con una visión general decide qué táctica utilizar en cada caso. El problema es que la mayoría de profesores no conocen las nuevas técnicas.

P. ¿Está fallando la formación del profesorado?

R. Soy muy crítico con las facultades de Educación. Se han quedado atascadas porque no son conscientes del papel que juega hoy la educación. Hay que tomar decisiones muy radicales. ¿Quién puede decidir lo que queremos transmitir a nuestros alumnos? Los científicos no, porque solo dominan su campo de conocimiento; los políticos tampoco porque no nos fiamos de ellos; los sacerdotes saben de sus religiones y los empresarios van a buscar su propio beneficio. Deberían ser las facultades de pedagogía.

P. Precisamente ahora hay un debate sobre si el cambio deberían dirigirlo los pedagogos o los neurocientíficos con sus avances sobre el funcionamiento del cerebro.

R. Llevo estudiando neurología desde hace 30 años y puedo afirmar que no está en condiciones de ofrecernos propuestas concretas, pero sí muchas pistas. Necesitamos un puente entre ambos campos, alguien que domine los dos lenguajes. La neurología nos ha dicho, por ejemplo, que hay una segunda edad de oro del aprendizaje, en la que el cerebro vuelve a rediseñarse neurológicamente entre los 13 y los 18 años. También nos dice que los órganos neuronales que se encargan de la toma de decisiones y del comportamiento responsable, los lóbulos frontales, no maduran hasta los 22 o 23 años. Entonces, ¿debemos exigir responsabilidad a un adolescente? Otra de las evidencias señala que las estructuras neuronales maduran con el ejercicio, entonces sabemos que hay que entrenar esa capacidad cuanto antes y no esperar a que el estudiante llegue a la veintena.

P. En su libro reivindica el papel de la memoria en la educación. ¿No cree que memorizar y vomitar la información en los exámenes es poco efectivo?

R. No hay nada más perverso para la educación que decir que no hay que aprender las cosas de memoria. Es el órgano del aprendizaje. Eso sí, hay que aprender fórmulas que no se basen en la repetición. Crear depende de la memoria y tienes que aprender hábitos creativos. Si no, ¿cómo se te van a ocurrir las cosas? Para tener mucha imaginación, hay que tener muy buena memoria. En este punto la neurología nos está diciendo por dónde ir y es muy importante el descubrimiento de la llamada memoria de trabajo, que nos enseña cómo construirla y manejarla.

P. ¿Cuál tiene que ser el principal reto de la escuela a corto plazo?

R. Destacaría tres. Bajar la tasa de abandono escolar, paliar las diferencias socioeconómicas entre los alumnos fomentando la educación de cero a tres años y atender a los alumnos con necesidades especiales: con dificultades de aprendizaje, altas capacidades o problemas psicológicos. Otro drama es la figura del director de centro. En España se tiene la idea equivocada de que cualquiera puede ser un buen director. Hace falta formación específica; mandar y organizar es complicado. Habría que crear un MIR para directores. En Inglaterra o Estados Unidos hay libros dedicados al rol del director de escuela, a proyectos concretos que han transformado colegios. Aquí [en España] este tema levanta ampollas, sienta mal a los docentes y a los sindicatos porque consideran que conlleva introducir clases dentro del profesorado y que no es democrático. Se trata de ver si es eficaz o no. Los equipos directivos pueden modificar los programas académicos, o crear sus propios proyectos. El éxito, en parte, depende de ellos. En Inglaterra hay colegios públicos que cambian su horario cada dos semanas para ajustarlo a las necesidades de los alumnos, que pueden necesitar más horas de matemáticas o de lengua. Eso es innovación.

P. El éxito es muy relativo. Hoy se mide en función de los resultados obtenidos en PISA. En su libro habla de los peligros de obsesionarse con las pruebas estandarizadas.

R. Se habla mucho de innovación en la escuela, sin embargo, se está produciendo una uniformidad en todos los países. Lo único que les interesa a los gobiernos es cómo aparecen en PISA y en función de eso organizan sus sistemas educativos. A los educadores no nos sirve PISA porque no nos muestra lo que hay que hacer. No evalúa el progreso del alumno. Un estudiante que empieza el curso con un uno y acaba con un cuatro ha progresado más que el que pasa de un ocho a un nueve. Pero para PISA, ese primer estudiante sigue siendo un suspenso. En el momento en que evaluemos el progreso sabremos si estamos sacando lo mejor de los alumnos y si lo hacemos bien o mal en el aula.

Fuente: https://elpais.com/economia/2018/02/02/actualidad/1517574177_327564.html?id_externo_rsoc=FB_CC

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