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Empleados del Ministerio de Educación inician paro en Líbano

Los empleados del Ministerio de Educación y Estudios Superiores de Líbano iniciarán hoy un paro integral debido a las problemáticas en el sector como consecuencia del colapso económico y financiero del país.

A través de un comunicado, los trabajadores anunciaron el cierre de las puertas de la institución y de las áreas educativas, al tiempo que llamaron a los ciudadanos y titulares de trámites y revisiones a no acudir a las direcciones y oficinas regionales.

El cese de labores sucede en el contexto de la huelga oficial en el sector educativo para exigir las cuotas económicas recaudadas en materia de salarios, transporte y prestaciones sociales.

Según reportes locales, los docentes de la educación formal del distrito norteño de Hermel, tanto privados como contractuales, realizaron una marcha en rechazo a sus difíciles condiciones de vida y en reclamo a sus derechos.

Desde el Parlamento, el jefe de la Comisión de Educación y Cultura, Hassan Murad, acusó al gobernador del Banco Central, Riad Salameh, de destruir las escuelas y atentar contra el futuro de las generaciones más jóvenes.

En este sentido, el diputado apeló a la conciencia de los banqueros, incluidos políticos, economistas y empresarios, para liberar los fondos escolares y salvar el año lectivo.

Al mismo tiempo, la presidenta del Comité Mujeres y Niños, Inaya Ezz El-Din, advirtió que la irregularidad del proceso educativo afectará el futuro de los niños de Líbano y consideró que la caída en la tasa de matrícula en las escuelas públicas indica un aumento en la deserción escolar.

La representante pidió desarrollar un plan integrado sobre cómo gestionar el proceso educativo en la nación y subrayó la necesidad de justicia para el profesor libanés lo antes posible para contribuir al retorno de los niños a las aulas.

Por otra parte, el ministro de Educación en el gobierno interino, Abbas Halabi expresó su preocupación por el año académico y el aumento en el tamaño de la pérdida de aprendizaje a la luz de la huelga, lo que exige la urgencia de brindar apoyo a la productividad de los docentes en la crisis actual.

El titular confirmó la realización en las próximas jornadas de una reunión con el primer ministro, Najib Miqati, representantes de organismos internacionales y algunos embajadores de países donantes para dar seguimiento a las gestiones encaminadas a asegurar los requisitos del año escolar.

A mediados de septiembre último, el representante de Unicef en Beirut, Edward Beigbeder, renovó su llamado al gobierno libanés para que continúe con su compromiso con los niños, los maestros y las escuelas y tomar medidas prácticas inmediatas para garantizar una educación de calidad, segura e inclusiva.

oda/yma

Empleados del Ministerio de Educación inician paro en Líbano

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Líbano: Los sindicatos de docentes se comprometen a ofrecer una educación de calidad en medio de la peor crisis económica de los últimos 30 años

Internacional de la educación 

El Líbano se ha visto sacudido por dos crisis extraordinarias en los últimos dos años: la explosión del puerto de Beirut y la pandemia de COVID-19. Desde entonces, el personal docente libanés y sus sindicatos han estado a la altura de los desafíos que les han planteado las crisis de salud pública, económica y de refugiados.

Solidaridad internacional

Tras la devastadora explosión que tuvo lugar en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, la Internacional de la Educación y sus afiliadas se solidarizaron rápidamente con la población de la capital libanesa, en particular con el personal docente y todo el conjunto estudiantil.

Rodolphe Abboud, secretario general del Teachers Syndicate of Lebanon (TSL), declaró que la explosión se produjo cuando el profesorado ya estaba lidiando con la pandemia mundial. Según Abboud, el sector de la educación del Líbano, especialmente el sector privado, que representa el 70 % de la educación en el país, «se está enfrentando a una importante crisis derivada de la pandemia de COVID-19 y de las crisis económica y financiera que ha provocado el despido de docentes en muchas instituciones educativas».

La Internacional de la Educación se ha puesto en contacto con los sindicatos de la educación locales para determinar la mejor manera de ayudar a la población afectada, especialmente al personal docente y a su alumnado, y ha intentado garantizar que se dé prioridad a la educación en la ayuda financiera proporcionada por la comunidad internacional.

«Junto con nuestras afiliadas de todo el mundo, nos solidarizamos plenamente con el personal docente y la población de Beirut que se está recuperando de esta terrible explosión», declaró en su momento el secretario general de la Internacional de la Educación, David Edwards.

Siete de cada diez personas necesitan ayuda económica

La explosión y la pandemia han sacudido aún más la economía del país y han provocado la «peor crisis económica de los últimos 30 años», según Manal Hdaife, de la Public Primary School Teachers’ League(PPSTL). «Decenas de miles de personas de todo el país han perdido su empleo y varios millones tienen dificultades para comprar los productos más básicos. A esto hay que sumarle la pandemia de coronavirus».

La grave crisis económica en la que estaba sumido el país antes del estallido de la pandemia se refleja en la deuda acumulada, que alcanzó el 170 % del PIB en 2020 y convirtió al Líbano en uno de los países más endeudados del mundo. Esta situación provocó una devaluación sin precedentes de la libra libanesa cuyas consecuencias para el poder adquisitivo de la población han sido devastadoras, ya que el Líbano depende en gran medida de la importación de los bienes que consume.

Según el Ministerio de Asuntos Sociales, además del aumento del desempleo y del impacto de la pandemia, el 70 % de la población necesita ayuda económica. La emergencia sanitaria y sus consecuencias socioeconómicas han provocado un incremento de la desigualdad en la distribución de los ingresos en el país, de la disparidad entre regiones y de las dificultades actuales para generar un crecimiento inclusivo. La crisis económica también ha afectado a la prestación de servicios públicos, incluida la educación.

La cancelación de la deuda: un paso clave para la recuperación económica y la calidad de la financiación

Las organizaciones miembros de la Internacional de la Educación en el Líbano apoyan las reclamaciones legítimas de cientos de miles de activistas que piden un cambio radical en el sistema político, caracterizado por la corrupción, el favoritismo y el clientelismo.

«Exigimos al gobierno que muestre voluntad política y se esfuerce por acabar con la interminable crisis económica que asola el Líbano», subrayó Hdaife. «Rechazamos medidas como la imposición de impuestos a personas con ingresos limitados, especialmente a empleados del sector público, y exigimos soluciones alternativas».

«Nuestro movimiento sindical considera que esta crisis se puede afrontar de forma estratégica: cancelando la deuda nacional del Líbano para que pueda apoyar al sector educativo y a otros sectores públicos. Dicha cancelación debería llevarse a cabo sin condiciones y los derechos humanos deberían constituir un elemento fundamental del proceso de reestructuración de la deuda».

Crisis superpuestas en la educación: la pandemia de COVID-19 y el alumnado refugiado

Incluso antes de la pandemia, la crisis siria, y la consiguiente gran afluencia de personas refugiadas, agravaron los déficits y los desafíos ya existentes en el sector educativo. Entre ellos, la grave escasez de docentes y la fragilidad de las infraestructuras educativas.

El Líbano es un país con una población de 4,5 millones de habitantes y que acoge a un gran número de personas refugiadas. Actualmente, en el Líbano viven más de dos millones de refugiados sirios y medio millón de refugiados palestinos. Más del 52 % de los refugiados sirios del Líbano son menores, y las cifras de ACNUR indican que alrededor de 450 000 refugiados del Líbano están en edad escolar.

De las 1 396 escuelas públicas del país, 1 014 reciben a más de 137 000 estudiantes refugiados sirios. Además, 144 escuelas se utilizan para impartir clase a estudiantes refugiados en turnos de tarde. Alrededor de 4 500 docentes de escuelas públicas imparten clase en los turnos de tarde y cobran una media de 10 USD por hora, sin compensación alguna por la preparación o la planificación de las lecciones. La COVID-19 ha agravado esta situación.

Los sindicatos llaman la atención sobre la crisis en el sector educativo

A través del Union Coordination Committee, compuesto por todas las organizaciones afiliadas a la Internacional de la Educación en el Líbano, los sindicatos de la educación han advertido en varias ocasiones al Ministerio de Educación que el alumnado y el profesorado del país se enfrentan a una crisis educativa.

El personal docente y sus sindicatos han denunciado el hecho de que no se les haya permitido participar ni se les haya consultado durante el proceso establecido para garantizar y proporcionar una educación a los niños y niñas refugiados, a pesar de ser los que están sobre el terreno, luchando por mantener un nivel mínimo de calidad en la educación del alumnado sirio y libanés.

Además, han puesto de relieve los obstáculos y los retos al aprendizaje, como las diferencias entre los planes de estudios libanés y sirio, la elevada ratio en las aulas, los diferentes niveles académicos del alumnado, las barreras lingüísticas, los gastos de transporte, el acoso escolar y el limitado apoyo psicosocial a los niños y niñas que sufren traumas, así como la falta de docentes formados para impartir clase a menores en tiempos de crisis.

Repercusiones de la crisis de refugiados en las niñas

Las repercusiones de la crisis de refugiados también han sido distintas en función del género. Las niñas son más vulnerables y la crisis ha reducido considerablemente sus posibilidades de acceso a la educación. Ello se debe a que a las niñas se les asignan responsabilidades de cuidado y muchas se ven obligadas a trabajar y a casarse a edades tempranas para ayudar económicamente a sus familias. Además, también son víctimas de la violencia de género.

Repercusiones de la crisis de COVID-19 en la educación de los niños y niñas refugiados

La crisis sanitaria del coronavirus también ha repercutido negativamente en la educación de los niños y niñas refugiados sirios en el Líbano. Tras el cierre de los establecimientos educativos, el Ministerio de Educación introdujo la educación a distancia por tres vías: televisión, en línea y en papel. A nivel nacional, el cierre afectó a más de 1,3 millones de estudiantes de todos los niveles educativos.

La decisión del Ministerio de utilizar la educación a distancia no estaba clara en relación con la educación de los niños y niñas refugiados, especialmente de aquellos que asistían a los turnos de tarde. Para colmar este vacío, los sindicatos de la educación intensificaron sus esfuerzos para garantizar que la brecha digital no dejara atrás al alumnado refugiado. Por ejemplo, los miembros de los sindicatos se ofrecieron para preparar clases televisadas y apoyar a los padres y a las madres por teléfono, y procuraron proporcionar tareas, orientación y correcciones a los niños y niñas refugiados sirios.

Acceso desigual a la educación

Gracias a todos estos esfuerzos, en la mitad de las escuelas públicas que dan clase a niños y niñas refugiados se pudo organizar una educación a distancia. Lamentablemente, muchos niños y niñas refugiados no han tenido acceso a los programas de educación a distancia debido a la falta de apoyo del Ministerio de Educación y a la falta de infraestructuras. Además, a muchos docentes que trabajaron en doble turno no se les pagó el sueldo durante la crisis.

Los sindicatos de la educación han trabajado sin descanso para construir un mejor entorno de aprendizaje para el alumnado refugiado, para demostrar su compromiso con la construcción de un futuro mejor y para reducir la pobreza y la vulnerabilidad de las personas refugiadas. Actualmente, siguen colaborando con el Gobierno para poner en práctica las mejores soluciones disponibles y piden solidaridad y apoyo para las personas vulnerables.

Grandes esfuerzos en favor del alumnado desfavorecido y desplazado

La PPSTLL, por ejemplo, está centrando sus esfuerzos en reducir el impacto de la crisis de COVID-19 en el alumnado y las comunidades desfavorecidas y desplazadas, ya que muchos viven en ciudades con poco acceso a los servicios sanitarios.

El sindicato ha insistido en la necesidad de una mayor solidaridad en tiempos de crisis y ha hecho un llamamiento a sus miembros para que aporten donaciones al fondo COVID-19 creado por el Ministerio de Salud del Líbano. A quienes les sea posible, se les ha pedido que proporcionen alimentos y asistencia a las personas necesitadas.

El sindicato también participó en el desarrollo de los programas de educación a distancia puestos en marcha para hacer frente a la crisis de aprendizaje y colaboró estrechamente con el Ministerio de Educación para proporcionar asesoramiento y experiencia.

El personal docente libanés está decidido a seguir ofreciendo una educación de calidad a todo el alumnado.

«Antes de los cierres, habíamos establecido un sistema de doble turno en mi escuela para que pudiera asistir un mayor número de niños y niñas. La situación a la que nos enfrentamos es muy complicada, pero no nos desalentaremos. Seguiremos trabajando para que todos los niños y niñas del Líbano tengan acceso a la educación. No importa de dónde vengan, todos merecen una buena educación y todas las oportunidades que esta ofrece», subrayó Hdaife, de la PPSTL.

https://www.ei-ie.org/es/item/25124:libano-los-sindicatos-de-docentes-se-comprometen-a-ofrecer-una-educacion-de-calidad-en-medio-de-la-peor-crisis-economica-de-los-ultimos-30-anos

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Estudiantes regresan a la escuela en Líbano

Asia/Líbano/06-12-2020/Autor(a) y Fuente: Spanish. xinhuanet. com

BEIRUT, 2 diciembre, 2020 (Xinhua) — Estudiantes toman clases en una escuela en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2020. Los estudiantes regresaron a la escuela conforme Líbano comenzó a levantar gradualmente las medidas de confinamiento a partir del lunes. (Xinhua/Bilal Jawich)

BEIRUT, 2 diciembre, 2020 (Xinhua) — Estudiantes esperan para retirarse en una escuela en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2020. Los estudiantes regresaron a la escuela conforme Líbano comenzó a levantar gradualmente las medidas de confinamiento a partir del lunes. (Xinhua/Bilal Jawich)

 BEIRUT, 2 diciembre, 2020 (Xinhua) — Estudiantes toman una clase en una escuela en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2020. Los estudiantes regresaron a la escuela conforme Líbano comenzó a levantar gradualmente las medidas de confinamiento a partir del lunes. (Xinhua/Bilal Jawich)

 BEIRUT, 2 diciembre, 2020 (Xinhua) — Estudiantes toman clases en una escuela en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2020. Los estudiantes regresaron a la escuela conforme Líbano comenzó a levantar gradualmente las medidas de confinamiento a partir del lunes. (Xinhua/Bilal Jawich)

Fuente e Imagen: http://spanish.xinhuanet.com/photo/2020-12/03/c_139559980.htm

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Los problemas profundos de Líbano que desvela la explosión en el puerto de Beirut

Por: Alberto Rodríguez García

 

El 4 de agosto de 2020 a las 18:08 el tiempo se paró en Beirut. El almacén doce del principal puerto de Líbano estallaba haciendo desaparecer parte de la ciudad y destruyendo definitivamente toda esperanza para un país que se dirige hacia su colapso. Porque la explosión del puerto de Beirut no es el síntoma de que algo falla, sino la consecuencia de un sistema cleptocrático, sectario, clientelar y disfuncional.

No se pueden entender los problemas actuales del Líbano sin echar la vista atrás; hasta su configuración como estado moderno bajo el mandato francés. El Líbano de hoy lejos de ser el resultado de un proceso de construcción y liberación nacional, es el hijo maldito del colonialismo francés.

Cuando Francia llegó a Siria tras desintegrar el Imperio Otomano con el tratado de Sèvres, se encontró con un pueblo que bajo el liderazgo del rey Faisal, no quería someterse a otro imperio. Y fue tras la batalla de Maysalun de 1920 en la que las tropas francesas masacraron a la revuelta árabe, cuando Henri Gouraud después de escupir sobre la tumba de Saladino entendió la importancia del «divide y vencerás» en la región. Es por ello que en septiembre del mismo año anunció la creación del ‘Gran Líbano’ como campo de prácticas para la cantonalización del resto de la Siria natural.

A falta de una identidad colectiva, la población se ha refugiado durante años en sus líderes espirituales, dividiendo incluso los barrios en base a la confesión, los partidos y las milicias.

Bajo el mandato, los franceses establecieron una élite rentista de cristianos maronitas principalmente. Dedicados al mercadeo, el estado libanés se mantenía dependiente de su vecino sirio, del mismo modo que los sirios (divididos en cantones) dependían de Beirut como el principal puerto de entrada y salida de materias en la zona. Mantener las divisiones en un puzzle étnico y religioso tan complejo como el de la región resultó ser la mejor estrategia para mantenerla débil, sumida en disputas internas y, como ha sucedido con Líbano desde el 75, en guerras fratricidas. De este contexto nacen los actuales problemas de Líbano y su clase dirigente. A falta de una identidad colectiva, la población se ha refugiado durante años en sus líderes espirituales, dividiendo incluso los barrios en base a la confesión, los partidos y las milicias. Cuando el estado no existe, cada uno encuentra refugio en su Fé, tanto espiritual como mundana, materializada en el partido. Si hubiese que simplificar algo tan complejo, no sería desacertado afirmar que Líbano, hasta cierto punto, es la simbiosis entre el sistema tribal y el estado moderno.

Un modelo económico volátil basado en el sistema financiero, en la especulación inmobiliaria y el turismo, puesto en práctica en un país donde la élite corrupta, depredadora, ha arrasado con todo y es incapaz de proveer a sus ciudadanos de los servicios más básicos, como luz y agua de grifo potable, y un sistema que sobrevive gracias a los préstamos, acumulando una deuda que las instituciones ocultan. Así podríamos resumir ahora lo que es Líbano.

Y para entender el contexto en el que se ha dado la explosión en el puerto de Beirut deberíamos sumar todavía más elementos a un cóctel de por sí venenoso: una crisis sin precedentes y la pandemia del covid-19, que ha impedido a muchos trabajar y ha hecho desaparecer el turismo. Desde octubre de 2019, cuando apareció en el vocabulario diario de los libaneses la palabra Thawra (revolución), la Libra Libanesa se ha devaluado un 90 % y la deuda suma 90.000 millones de dólares; alrededor del 170 % del PIB libanés. Y en un escenario de por sí catastrófico, sucedió la peor de las catástrofes, con la desaparición del principal puerto de un Líbano que importa prácticamente todo, con la destrucción del silo que guardaba grano para todo un año, con la muerte de cientos, el dolor de miles y una clase política incapaz de proponer soluciones. 300.000 beirutíes han perdido sus hogares o se han visto obligados a desplazarse.

El sistema es el problema

Entendiendo que la política libanesa no funciona en base al bien colectivo, sino al beneficio de cada bloque político y confesional, es fácil deducir por qué no se pueden solucionar los problemas del país si no se reforma el sistema y se sustituye a la élite política por perfiles que no sean los actuales señores de la guerra civil (Aoun, Berri, Geagea, Gemayel, Joumblatt…). Pero el cambio es complicado, porque la sociedad civil dispuesta a extirpar el tumor, es todavía una minoría.

Una parte nada desdeñable de la sociedad, aunque consciente de los problemas y hastiada del statu quo, sigue pensando en clave sectaria y colonial. Por un lado, el bloque del 14 de Marzo, con una clara tendencia occidental y liberal, no propone más que el sometimiento al mercado. ¿Por qué? Los humildes, generalmente los más empobrecidos del norte (Trípoli), anteponen el acercamiento a Arabia Saudí a un sistema propio y soberano. Los cristianos de Fuerzas Libanesas representan a esa población afrancesada, a esa élite establecida durante el mandato que desde 2006 ha visto cómo sus privilegios cada vez están más amenazados por una población chií reforzada con Hezbolá, que demográficamente no para de crecer mientras que los cristianos en Oriente Medio no dejan de disminuir.

Con un sistema impuesto desde fuera pero apuntalado por las élites de dentro, dan igual las promesas, porque ni el gobierno va a ser justo, ni la comunidad internacional va a ser justa.
El bloque del 8 de Marzo, por su propia unión forzada y artificial, no puede articular una estrategia de éxito. El Movimiento Patriótico Libre intenta jugar a varias bandas, con un modelo liberal, mientras se encuentra con fuerzas socialistas que tienen objetivos muy distintos. Por otro lado, Amal, la principal fuerza chií en el gobierno, está dentro del 8 de Marzo, pero bien podría ser parte del 14 de Marzo; con una agenda propia y un Nabih Berri que ha negociado la disolución de su propio gobierno con Walid Jumblatt como representante de los intereses del 14 de Marzo (y sus redes clientelares dentro de la comunidad drusa).

En estos tira y aflojas, en estos tejemanejes donde se disuelven gobiernos, se crean otros nuevos de rostro tecnócrata para volver a disolverlos… no se cuestiona el problema esencial del sistema, porque todos los partidos son el problema. Para la élite no es más que un juego. Lo que hoy quiere uno, mañana lo quiere el otro y donde diije digo… digo Diego; lo que da fuerza a una de las consignas más políticas de los manifestantes antigubernamentales: «Todos es todos». Sin excepción.

Ahora que la población está al borde del abismo de nuevo, es cuando se abren las heridas más profundas de Líbano. De un país creado desde la segregación y el individualismo colectivo (por comunidades ). De un Gran Líbano que nunca fue tal. Con una clase dirigente incapaz de aportar soluciones, cada vez más ciudadanos se refugian en la resistencia islámica en el sur, en Francia en el centro y en Turquía en el norte.

El gobierno se ha desmoronado con dimisiones en bloque, forzando la disolución del mismo, cara a forzar unas nuevas elecciones bajo la ley sectaria de siempre, abriendo un abanico de escenarios inciertos fruto de la improvisación. Ya se intentó crear algo nuevo con Hassan Diab –un perfil tecnócrata– a la cabeza, pero bajo las viejas dinámicas, es imposible. Con un sistema impuesto desde fuera pero apuntalado por las élites de dentro, dan igual las promesas, porque ni el gobierno va a ser justo, ni la comunidad internacional va a ser justa.

Líbano no puede permitirse volver a apostar por su viejo sistema, como tampoco puede permitirse apostar por los amigos lejanos de fuera. La única solución para el país debe ser entorno a dos claves: identidad y comunidad.

  • Identidad

La mafia sectaria se ha beneficiado durante un siglo de las redes clientelares para servir a ‘los suyos’. Mientras la comunidad fuese bien, no había problema… pero el estado poco a poco iba muriendo. Nunca se rompió realmente con el mandato, y Líbano nunca perteneció a los libaneses. Incluso tras la guerra civil, no se rompió con el sistema sectario en pos de la unidad para evitar la repetición de los errores del pasado. En 1989 se firmó el acuerdo de Taif, que apuntalaba el Líbano desigual, en el que los ciudadanos no valen lo mismo, en el que la gente vota en base a sus intereses religiosos; en el que el voto cristiano vale dos tercios y el del resto un tercio.

Ni Irán, ni el Golfo, ni Francia, ni EE.UU.; Líbano pertenece al Levante. Y frente al divide y vencerás, no hay más fuerza que la unidad: la social y la regional

Sin una identidad colectiva, nacional, es imposible que haya políticas colectivas, nacionales. El libanés no es el chií que porta las banderas de Amal y Hezbolá. No es el cristiano que se envuelve en las banderas de las Fuerzas Libanesas o, si es más de izquierda, en las del Movimiento Patriótico Libre. No es el suní que apoya al Movimiento Futuro de Hariri. No es un tonto útil de los partidos corruptos; es algo más. Es mucho más.

  • Comunidad

Líbano no es «la Suiza de Oriente Medio». Tampoco es «la pequeña París». Líbano es Líbano, punto. Y un libanés tiene muchas más opciones de prosperar si en lugar de creerse cercano a París, asume que sus vecinos están en Damasco y en Amán. El mandato francés quiso convertir el Líbano en un territorio aislado, escondido entre el mar y la montaña, ajeno a Oriente Medio. Líbano no puede dar la espalda a los hechos, y es que el 28 % de todos los dólares de sus bancos, son dólares de sirios. Integrar la economía de ambos países, es volver a introducir al Líbano en su espacio natural.

Las limosnas francesas que ahora recauda Macron no son nada en comparación con lo que podría resultar de integrar al país en la Nueva Ruta de la Seda de China. Ni Irán, ni el Golfo, ni Francia, ni EE.UU.; Líbano pertenece al Levante. Y frente al divide y vencerás, no hay más fuerza que la unidad: la social y la regional. Esa fue siempre la pesadilla de Gouraud.

Fuente e imagen:  https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/362777-problemas-profundos-libano-explosion-puerto-beirut

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Manifestantes protestan contra «acuerdo del siglo» en El Líbano

Asia/Líbano/03-02-2020/Autor(a) y Fuente: telesurtv.net

Durante la jornada, los protestantes denunciaron las políticas racistas del régimen israelí y de la Casa Blanca contra el pueblo de Palestina.

Más de 200 libaneses y palestinos protestaron este domingo cerca de la embajada de Estados Unidos (EE.UU.) en El Líbano contra el llamado “acuerdo del siglo”, promovido por el presidente estadounidense, Donald Trump.

Los libaneses se concentraron con banderas de su país y de Palestina para manifestar su rechazo al plan de Trump para Oriente Medio, que supuestamente busca «dirimir» el conflicto árabe-israelí.

Durante las protestas quemaron las banderas del régimen de Israel y de EE.UU., asimismo expresaron consignas como «¡Muerte a EE.UU.! ¡Muerte a Israel! Moriremos y Palestina sobrevivirá.

Además, los manifestantes llamaron a los países árabes a cortar sus relaciones con el régimen de Israel, tal como hizo el Gobierno palestino después del anuncio del mandatario estadounidense.

Los manifestantes denunciaron las políticas racistas del régimen israelí y de la Casa Blanca contra Palestina, asimismo, expresaron su apoyo a las posiciones del presidente palestino, Mahmud Abás, del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) y del Movimiento de la Yihad Islámica palestina al respecto.

Por su parte, las fuerzas de seguridad de El Líbano rodearon el edificio de la embajada de EE.UU. para impedir que los manifestantes entraran en la instalación diplomática.

Fuente e Imagen: https://telesurtv.net/news/el-libano-manifestantes-protestan-contra-acuerdo-del-siglo-20200202-0019.html

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Polémica en El Líbano por revolución

Asia/Líbano/27-12-2019/Autor(a): Armando Reyes Calderín/Fuente: www.prensa-latina.cu

Por: Armando Reyes Calderín

 Thawra, thawra, thawra (revolución, revolución, revolución) corean en plazas y carreteras en El Líbano, las protestas iniciadas el pasado 17 de octubre último, génesis de una polémica por el significado y proyección de esa palabra.
También aparece en graffitis en numerosas paredes de Beirut y otras ciudades; figura en temas diarios de conversación, aunque en la prensa los términos más usuales son manifestaciones masivas, protestas o intifada (sublevación, en árabe).

Los profesores de ciencias políticas en la Universidad Americana de Beirut, Jamil Mouawad y Carmen Geha, tienen puntos diferentes de vista sobre el tema.

‘Es una revolución porque está redefiniendo las normas de participación fuera de los partidos políticos y las sectas, porque responsabilizan a todos al mismo tiempo, un desglose de todo a lo que estamos acostumbrados’, dijo Geha.

Con anterioridad, en El Líbano se registraron similares expresiones de desobediencia civil, en especial la ocurrida en 2005 y llamada Revolución del Cedro, pero a la larga se decantaron hacia la línea confesional.

El carácter diverso y popular de las protestas actuales carece de precedentes con miles de personas de todos los sectores en las calles para expresar su frustración y enojo ante lo que estiman ineptitud y corrupción de la élite gobernante.

Y para exigir el fin de décadas de un sistema sectario confesional al que achacan todas las penurias de hoy.

Mientras, Mouawad expresó que el movimiento era, al menos por ahora, un levantamiento de protestas sociales con ideas revolucionarias y el potencial de convertirse en una revolución política plena.

Aun así, ambos especialistas acordaron que referirse al movimiento como ‘thawra’ de alguna manera ayuda a definir su carácter.

‘Las implicaciones políticas de llamarlo una revolución son las que mantienen vivas las protestas en las calles, apuntó Geha.

Mouawad coincidió; ‘es opresivo para académicos, periodistas u funcionarios decir que esto no es una revolución. Si alguien está en la calle exigiendo un cambio, no le digas lo que está haciendo, no importa’, acotó.

Sin embargo, enfatizó que ‘la revolución es un proceso que requiere debate, elaboración y acción continuas para que tenga éxito’.

Para tener una idea de cómo podría ser ese desarrollo, citó la obra An Anatomy of Revolution (Anatomía de la Revolución), del intelectual estadounidense Crane Brinton (1898-1968), un estudio publicado en 1938 que examina las principales revoluciones de la historia.

Según Brinton, para que una revolución sea exitosa debe ocurrir primero un colapso financiero y en respuesta, la organización de los descontentos, seguida de la emisión de demandas revolucionarias, el uso de la fuerza por el gobierno en un intento fallido de represión y por último la obtención del poder por los revolucionarios.

En el contexto libanés, Mouawad explicó que el siguiente paso consistirá en que el movimiento tradujera su apoyo en instituciones concretas.

‘Necesitamos nuevas estructuras claras, con nuevos partidos políticos y una nueva visión política’, apuntó.

De momento, continuó, hay una visión esporádica; queremos transparencia y no corrupción, pero no tenemos una visión o ideología clara.

Geha reiteró la importancia de transformar el impulso de las protestas en estructuras formales, y en particular, el que necesitan grupos profesionales y activistas para unir a las personas en alianzas no sectarias.

‘Las estructuras son importantes, señaló, pero la revolución no se trata solo de la movilización, sino también de solidaridad’, aseveró.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=329979&SEO=polemica-en-el-libano-por-revolucion
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En Trípoli, Líbano, intelectualizan protestas antigubernamentales

Por: Armando Reyes Calderín

Al unísono de protestas antigubernamentales en Trípoli, 80 kilómetros al norte de esta capital, sus residentes en debates cada vez más numerosos tratan de buscar soluciones intelectualizadas a la deteriorada situación nacional.

Todos exigen más o menos lo mismo, elecciones anticipadas, resolución de la pobreza, cambios constitucionales y eliminar la corrupción, pero su intención es sintetizar el enojo popular.

Todas las noches, Sarah al-Ghur, de 32 años de edad, se reúne con otros residentes en una especie de círculo de estudio para analizar el tema.

‘Prefiero participar en las discusiones que aplaudir o gritar consignas’, dice.

Después de años de desilusión y apatía, economía en caída libre y dificultades de todo tipo, dentro de la desobediencia civil los libaneses comienzan a intelectualizar los problemas nacionales.

Ghur camina entre las carpas de debate y se detiene frente a una, en la cual discuten una hoja de ruta para lo que ellos denominan revolución.

Hombres y mujeres de cualquier edad, credo o afiliación, se sientan en el suelo, se acomodan en bancos y escuchan a ponentes.

‘Conocí leyes que ignoraba’, apunta, y agrega que ahora es más consciente de sus derechos y deberes.

Uno de los expositores explica que la sublevación popular debe evolucionar hacia diálogo político, uno de los primeros pasos, elecciones, asegura, y luego revisar la estructura confesional del Estado.

Esos residentes de Trípoli, a menudo universitarios, activistas e intelectuales, intentan reconstruir el país mediante la unificación de los reclamos de las protestas masivas.

Hablan de un gobierno alejado del sectarismo, en un país que vive bajo un legado de una guerra civil (1975-1990) que entronizó un equilibrio de poder entre 18 comunidades religiosas.

Discuten sobre la pobreza, con un tercio de la población en ese estatus y advertencias del Banco Mundial que la proporción podría llegar pronto a la mitad.

Pero también debaten la independencia entre comillas del poder judicial, la corrupción, el saqueo de los fondos públicos y hasta de una desordenada planificación urbana que emergió, según rumores, con obras sufragadas por dinero lavado.

La mitad de los residentes vive en el umbral de la pobreza o por debajo de ella, de ahí que si, en otras ciudades hay evidencias de fatiga, en Trípoli las manifestaciones conservan igual energía desde que iniciaron el 17 de octubre último.

El profesor de filosofía Hala Amoun comenta que antes de las protestas, la mayoría de los libaneses perdió confianza en los políticos que en tres décadas no resolvieron los interminables cortes de energía, la desigualdad, el desempleo y la corrupción oficial.

A juicio de Amoun, la situación actual volvió a las personas más conscientes y salir a la calle para protestar no es suficiente; necesitan entender, saber más.

Otra de las asistentes a las espontáneas citas de debate asevera que los libaneses tienen hambre de conocimiento, de examinar su realidad económica, social y política, a fin de comprender cómo su líder político o sectario controla su vida.

Mientras, el médico Nadim Shakes, que llama a las tardes de debate conferencias de sensibilización, estima que el objetivo consiste en pensar en el futuro, prever lo que acarreará la corriente sublevación contra la clase gobernante.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=325642&SEO=en-tripoli-libano-intelectualizan-protestas-antigubernamentales
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