Machomáticas

Miguel Lorente Acosta

Sin duda se trata de un gran descubrimiento, algo así como la Piedra Rosetta del machismo, las claves que permiten descifrar parte de su lenguaje. Hablamos de las “Machomáticas”, el conjunto de reglas y procedimientos que utiliza el machismo para alcanzar los números exactos y las conclusiones necesarias para que todo encaje en su universo XY, desde el que poder hacer pasar una realidad por otra con la fuerza de su palabra.

El tema viene de lejos. ¿Recuerdan aquello de “…y el verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros?, pues algunos lo han seguido al pie de la letra, y desde su deidad han elaborado un sistema propio de cálculo con el que concretar lo abstracto de sus ideas en números enteros y decimales con los que cuadrar las cuentas. Y claro, como las palabras tienen sinónimos, estos hombres tan divinos, en su omnipotencia y omnipresencia, no se han cortado un pelo para dar también “sinónimos” a los números en ese lenguaje “machomático”.

Podría parecer algo imposible, pero no lo es. Hay que recordar que el poder del machismo se concentra en dos grandes elementos; por una parte, en la capacidad de condicionar la realidad para que las cosas sean como tienen que ser según el orden, las ideas y valores que ellos han decidido que deben actuar como referencia. Y por otra, en la capacidad de dar significado a la realidad, especialmente cuando se aparta de su modelo, que es cuando podría ser cuestionada. Por ejemplo, cuando un hombre agrede a otro hombre es una agresión, pero cuando un hombre agrede a la mujer con la que mantiene una relación es un asunto privado y algo normal, a no ser que el resultado sea especialmente grave. Y cuando se produce ese resultado y las consecuencias traspasan el umbral de la normalidad, pues recurren a otro significado, y si el hombres es un anciano dicen que se le fue la cabeza, si es un joven fue por celos, y si se trata de un hombre adulto comentan que fue por el alcohol consumido.

De ese modo la violencia de género no existe, y cuando se comprueba que sí existe y que está presente como parte de las relaciones, se dice que no es así, que es producto de determinadas circunstancias que afectan a algunos hombres o, incluso, de la provocación de la mujer, del famoso “algo habrá hecho”. Y ese significado está construido sobre el valor de la palabra de los hombres, de esa capacidad de crear realidades sólo con pronunciarlas o de borrarlas al silenciarlas. La palabra de los hombres se convierte así en el instrumento más poderoso del machismo, y por ello la idea de “palabra de hombre” o de un “hombre de palabra” se presenta como referencia del valor de una cultura patriarcal asentada en esa combinación “hombre-palabra” hecha voz. Y para darle un reconocimiento añadido, la propia cultura no sólo le quita ese significado a la palabra de las mujeres, sino que es presentada como lo contrario, como algo falso, pasajero e interesado, cuando no directamente dirigida contra ellos, como recogen algunas expresiones que tanto me repetían los maltratadores cuando actuaba como médico forense: “sí, yo le he pegado… pero es que mi mujer se empeña en llevarme la contraria”.

Todo forma parte de las combinaciones y significados que han instaurado como claves para que la realidad tenga sentido y sea armónica con su concepción de modelo de sociedad. Por ello utiliza la fuerza y su influencia a través de la capacidad de darle significado para presentarse como merecedores de su superioridad al hacer creer que “tener razón” es ser inteligente. Y para conseguirlo imponen su razonamiento a través de la violencia (explícita o como amenaza), y concluyen que son muy inteligentes al ver que todo el mundo asiente ante sus posiciones. Por eso luego se producen tantas sorpresas cuando algunos destapan el “tarro de las esencias” y no sale nada. Pero esa construcción, como tantas otras, es falaz.

Ya lo expresó Don Miguel de Unamuno con aquello del “vencer y el convencer”; el machismo podrá vencer con la violencia e influir con su poder, pero no convencer con la razón que no tiene. Y en su desesperación han llegado a los números y a las “machomáticas” para intentar callar las palabras que los cuestionan, de ahí que hayan inventado un lenguaje particular a base de cifras para que luego las letras les sigan dando la razón. Es una lengua muerta que ni siquiera ellos entienden, pero la presentan como una divinidad, como algo en lo que necesitan creer para darle sentido y trascendencia a unas vidas construidas sobre la mentira del machismo.

Y al margen de sus cálculos y de sus cuentas, como decía antes, han cambiado la literatura por la aritmética para darle sinónimos a los números y, de ese modo, convertir esas cuentas en cuentos. Así, por ejemplo, para el 0’014% de las denuncias falsas utiliza el sinónimo del 80%, y cuando hablan de que este tipo de denuncias representan el 80% en verdad no están mintiendo, sólo que aplican un sinónimo.

Otro ejemplo, al hablar de hombres asesinados por sus parejas dicen que cada uno de estos últimos años han matado a 30, cuando los datos del CGPJ hablan de cifras entre 4 y 8, pero no debemos entender sus palabras como una falacia, tan sólo que han aplicado otro sinónimo numérico dentro de su lenguaje “machomático”. Es algo similar a cuando hablan de que se producen más de 8000 suicidios de hombres por “divorcios abusivos”, a pesar de que el número total de suicidios masculinos está alrededor de 3500; no piensen que es un intento de manipular, nada de eso, es otro sinónimo dentro de su literatura aritmética que convierte las cuentas en cuentos.

Puede parecer complejo en una primera aproximación, pero no lo es tanto. Si se dan cuenta es lo que sucede cuando nos acercamos a cualquier lengua extranjera, que al principio no entendemos nada, pero en cuanto aprendemos algunas palabras y algunas claves sobre su gramática y significado ya somos capaces de ir avanzando por su entramado. Por eso he elaborado una primera “tabla” que nos ayude a entender sus cálculos y sus cuentas, con las que comprender la historia de fondo que aparece en sus cuentos, y la moraleja que tratan de hacernos llegar para que no lleguemos muy lejos de la mano de la Igualdad.

Es una tabla que puede parecer sofisticada, como la propia cultura, pero en realidad es muy simple. En ella se mezclan todo tipo de operaciones, tanto la suma como la multiplicación, la resta y la división, pues el objetivo es que todo encaje.

Echémosle un vistazo a una parte de esa “Tabla de las Machomáticas”:

  • Uno por uno = Diente por diente .
  • Uno más uno = “Mis cojones” .
  • Uno más una = Uno .
  • Una y una = Ninguna .
  • Dos entre uno = Tres .
  • Cinco por una = Burundanga .
  • 19 entre 130.000 = 80% .
  •  90 hombres, 10 mujeres = Igualdad .
  •  50 hombres, 50 mujeres = Discriminación
A partir de esta tabla se puede hacen las operaciones más diversas bajo sus reglas. Un par de ejemplos rápidos. El primero, cuando un factor determinado se multiplica por el factor “mis cojones”, el resultado tiende a infinito. De manera que cuando alguien dice “eso no lo hago” y un machista lo multiplica por su factor testicular y apunta, “por mis cojones que lo vas a hacer”, el resultado es que tenderá a hacerse siempre.
El segundo, con independencia de que el resultado de una operación sea un número positivo, en realidad puede ser igual a cero cuando se acompaña del decimal “de eso nada”. Así, si se dice que la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 20% y se pone detrás, como si fuera un decimal, “de eso nada”, para las “machomáticas” la brecha salarial es igual a cero.No traten de entenderlo, es “machomática pura”. 

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218633&titular=%93machom%E1ticas%94-

Fuente de la imagen: http://radio.uchile.cl/wp-content/uploads/2013/11/genero.jpg

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Corazón valiente: Dolores Fonzi

Por Roxana Sandá

Bella, con esos ojos que le descubren el alma, Dolores Fonzi pidió la libertad para Belén, la joven presa hace más de dos años en Tucumán por un aborto espontáneo. Lo hizo frente a un auditorio colmado de figuras del cine iberoamericano, al recibir este domingo el Premio Platino TNT por mejor interpretación femenina en la película La patota. Su personaje, Paulina, como Belén, invoca el derecho a una decisión individual irrenunciable, rebelada contra algunos mandatos asfixiantes que impone la moral social. “Quiero dedicarles este premio a las mujeres víctimas de violencia, víctimas de discriminación. Para que el Estado deje de oprimir nuestros derechos. Libertad para Belén porque Belén somos todos y sin libertad no somos nada.” Este no fue su único manifiesto con cartel en letra de imprenta incluido. Indignada, tomó el caso como una cruzada personal hace tiempo, para replicarlo en su cuenta de Twitter. Este martes, 48 horas después de pronunciarse en el Centro de Convenciones de Punta del Este donde transcurrió el evento, publicó en @FonziDolores “El ministro fiscal dictamina a favor de Belén”. Se refería al jefe de los fiscales de Tucumán, Edmundo Jiménez, quien luego de analizar la causa pidió a la Suprema Corte que se le otorgue el recurso de Casación presentado por la abogada Soledad Deza, en defensa de Belén.

Según Jiménez, “el fallo es arbitrario y por ende, nulo”. Manifestó que deja entrever “un prejuicio de falsedad desde el comienzo de la investigación respecto de los dichos de la imputada”, que se encontraba “en una situación de vulnerabilidad física y mental”, algo que en su opinión nunca fue tenido en cuenta por los jueces. La declaración del domingo frente a cámara llegó a millones de personas y fundó en minutos una red de apoyos y solidaridades que se sigue fortaleciendo. Una de sus amigas, la actriz Julieta Cardinali (@cardinalijuliet) publicó “La más ganadora del mundo @FonziDolores te amo amiga valiente y libre #LibertadParaBelen”. A la dedicatoria se sumó Carla Peterson (@carlapetersonA): “Siento mucha admiración por ella @FonziDolores #LibertadParaBelen”. Victoria Donda (@vikydonda) -entre tantxs más- dijo “Grossa @FonziDolores felicitaciones x el premio y x el pedido”. Dolores, que por si quedara alguna duda rubrica en la biografía de su perfil “Soy feminista. Quiero igualdad”, confirma en el minuto a minuto de retweets diversos su compromiso social y político para desandar estereotipos, en la difusión y apoyo del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, en el editorial de Abuelas de Plaza de Mayo sobre el daño que le hace Darío Lopérfido a los derechos humanos, por el cese del desmantelamiento del programa de Educación Sexual Integral y en el reciente tetazo nacional por el derecho a amamantar. Paulina, la maestra rural que le valió el galardón como mejor actriz, es violada por un grupo de jóvenes de un barrio de Misiones y toma una decisión personalísima pese a las resistencias de su padre y su novio. “Lo que pide Paulina es que nadie se meta, que la dejen encontrar su propio ritmo”, advierte en una entrevista para este diario tras el estreno de la película en junio de 2015, dos semanas después de la primera marcha de #NiUnaMenos. “Se opone al orden establecido al pedir que el compromiso sea de todos: lo que propone es no más violencia para nadie (…).

Claro que es raro de entender, porque su certeza no tambalea ni cuando es ella misma la víctima. Se trata del rol de la mujer libre, de la soberanía sobre su cuerpo y la decisión de no limitarse a ser una víctima.” La discusión del derecho al aborto, agrega, ya debería estar zanjada. “La mujer debería ser libre de poder elegir su camino.” A principios de julio encontró un reportaje a René Favaloro fechado en 1998. Conmovida, publicó un párrafo que abraza su pensamiento y la representa. “Los ricos defienden el aborto ilegal para mantenerlo en secreto y no pasar vergüenza. Estoy harto de que se nos mueran chicas pobres para que las ricas aborten en secreto. Se nos mueren nenas en las villas y en algunos sanatorios hacen fortunas sacándoles la vergüenza del vientre a las ricas. (…) Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar.” La valiente Dolores concluyó entonces “¿Alguna duda? #AbortoLegal”.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-10763-2016-07-30.html

Imagen tomada de: http://valledelmayo.com.mx/wp-content/uploads/2016/06/aborto-paredes.jpg
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EE.UU: Reportan otro caso de violación en universidad

Denver / 07 de junio de 2016 / Por: TELEMUNDO DENVER /Fuente: http://www.telemundodenver.com/

El incidente ocurrió en uno de los estacionamientos cerca de la Universidad de Denver.

La policía de la Universidad de Denver está investigando varios informes de estudiantes que han sido agredidas sexualmente y hasta violadas en el campus de la universidad.

Una estudiante reportó haber sido violada el 3 de junio a eso de las 2 de la madrugada en el estacionamiento cerca del Newman Center for the Performing Arts. El sospechoso huyó del lugar de los hechos.

Este es uno de varios ataques que han ocurrido durante el pasado año y marca un crecimiento en los casos de agresiones sexuales. En el 2014 se reportaron 16 casos en la Universidad de Denver, comparado con 8 casos en el 2013.

El 19 de mayo dos estudiantes fueron atacadas, de acuerdo a la policía. El atacante las había conocido en un bar cerca de la institución.

Una de las estudiantes dijo que había sido violada en los apartamentos de la universidad luego de ser drogada en el bar Redford’s Tavern cerca de la Evans Avenue y la University Boulevard.

De acuerdo a las autoridades, otra estudiante había reportado un ataque similar el otoño pasado.

La policía cree que la misma persona puede estar detrás de los ataques de mayo y el otoño del 2015.

La Universidad de Denver continúa investigando los crímenes. Cualquier persona con información puede llamar a la línea de información al 303-871-3130.

La organización Blue Bench ofrece servicios para sobrevivientes de agresiones sexuales. Para más información, visita thebluebench.org. De acuerdo a esta entidad, una de cada cuatro mujeres en Colorado y uno de 17 hombres han enfrentado ataques sexuales en su vida. Llama al 303-329-0031 para información y servicios en español.

Fuente noticia: http://www.telemundodenver.com/noticias/local/Investigan-casos-de-agresion-sexual-en-la-Universidad-de-Denver-382158011.html

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Ni un lugar en el mundo

 Por Roxana Sandá

Una joven en situación de extrema pobreza, que pelea por salvar su vida y la de sus tres hijxs de la violencia sistemática que su ex les dedica pese a la medida perimetral impuesta, sobrevive en una casilla en la provincia de Buenos Aires mientras implora a los organismos estatales y a la Justicia que le solucionen su problema habitacional. Sin embargo, el vínculo entre violencia doméstica, tierra y vivienda sigue siendo un derecho periférico ignorado y hasta negado por operadorxs estatales y judiciales que discriminan con prejuicio misógino.

Una mujer que sufre violencia doméstica desde hace años, desempleada, madre a cargo de dos niños y una niña, esta última con una discapacidad grave, no debería ser ignorada por las agencias públicas cada vez que ruega por ayuda de materiales para apuntalar la casilla de madera en un terreno de la provincia de Buenos Aires que su madre le cedió, en amparo de la persecución y el hostigamiento de su ex, que ya no la deja respirar pese a la medida perimetral que le impusieron. Sin embargo, las trabajadoras de la Dirección de Políticas de Género (DPG) del municipio de La Plata, que desde 2014 acompañan a S.O., de 28 años, en la tramitación de la denuncia y solicitud de medidas de protección ante el Juzgado de Familia N° 4 de La Plata, se encontraron con que un pedido de materiales o la procura de soluciones habitacionales para víctimas en situación de pobreza y sus familias pueden convertirse en una búsqueda frustrante y, lo que es demoledor, sin respuestas. De nada valió hasta el momento el empeño que las operadoras pusieron al detalle del caso, las gestiones en diferentes organismos que se ocupan de la problemática, y tampoco en informar al Juzgado de Familia interviniente de la situación dramática de lo que con piadosa sutileza siguen denominando “vivienda”. Ni el último de los pedidos, elevado al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, obtuvo respuesta. A la fecha, el Observatorio de Violencia de Género (OVG) de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires es el único organismo que tomó la consulta y solicitud de intervención de las trabajadoras de la DPG.

Según informaron desde el Observatorio, “la joven no puede trabajar debido a los cuidados constantes que requiere su hija mayor, con parálisis cerebral, y a raíz de las secuelas en la propia salud por tanta violencia sufrida. Por eso no cuenta con ingreso alguno, lo que deja a la familia en un estado de suma pobreza”. Su única red vincular está compuesta por su madre, jubilada de enfermería, su padrastro y una hermana menor, todos en situación de pobreza y vulnerabilidad, y con varios niñxs a su cuidado. Desde la Defensoría del Pueblo se realizaron gestiones en el ámbito de la provincia para presentar el caso, con las dilaciones y dificultades que produjo el recambio de gobierno. El último contacto del OVG con S.O. fue a mediados de marzo y telefónico. Relató que en el vecindario la estaban ayudando a mitigar el hostigamiento de su ex pareja, que se sentía más tranquila y que intentaría acercarles documentación por medio de su mamá para tramitar un pedido en relación a la vivienda, porque ella permanecía en reposo por una operación.

“A las mujeres víctimas de violencia familiar en la provincia de Buenos Aires se les dificulta la posibilidad de acceder a vivienda digna por una serie de indefiniciones de políticas públicas integrales”, explica la coordinadora del OVG, Laurana Malacalza. “El Poder Ejecutivo nacional y provincial concentran los recursos existentes en dispositivos que atienden las denuncias y efectúan el acompañamiento de las víctimas al inicio del proceso judicial, pero no contemplan mecanismos indispensables para la atención y asistencia de mujeres que sufren situaciones de violencias, que aborden de manera conjunta e integral otras dimensiones interrelacionadas”.

El artículo 10 de la Ley 26.485 establece que es obligación del Estado nacional promover y facilitar la creación de servicios integrales de asistencia a las víctimas, debiendo garantizar “instancias de tránsito para la atención y albergue de las mujeres que padecen violencia en los casos en los que la permanencia en su domicilio o residencia implique una amenaza inminente a su integridad física, psicológica o sexual, o del grupo familiar, debiendo estar orientado a la integración inmediata con su medio familiar, social y laboral”. Pero los refugios y albergues sólo asumen soluciones provisionales, y Malacalza advierte que ni el Consejo Nacional ni el Consejo Provincial de las Mujeres definen políticas y programas dedicados a mejorar el acceso de las mujeres a la propiedad y a las viviendas. “No desarrollaron acciones que incorporen la perspectiva de género en los programas de vivienda, que entiendan la necesidad de establecer condiciones de equidad en el acceso para las mujeres.” Brillan por su ausencia las áreas gubernamentales específicas que aborden el acceso a la vivienda y la violencia de género o diseñen pautas especiales bajo una misma cuerda. Sólo algunos municipios u organizaciones sociales en el territorio intentan articular con otras áreas, y con suertes diversas.

El caso de S.O. es doblemente grave por el desamparo judicial: en el Juzgado de Familia donde tramitan sus medidas de protección nunca se le brindó asistencia o asesoramiento para hallar la manera de acceder a un techo propio. Como ella, y en su mayoría pobres, habitantes de barrios informales y carentes de medios económicos independientes, se cuentan por miles las mujeres que denuncian violencia familiar y son excluidas del hogar al verse imposibilitadas de acreditar que son propietarias o copropietarias de la vivienda que compartían con su agresor, o que contribuyeron a construirla o mejorarla. Frente a estos tipos de denuncias, las decisiones judiciales instan casi siempre a que sea la mujer quien se retire del hogar. “Las decisiones judiciales que propician estas alternativas, requiriendo a las mujeres requisitos de imposible cumplimiento y acreditación para poder permanecer en el hogar familiar, establecen un agravamiento de su vulnerabilidad”, lamenta Malacalza. “Es el mismo Estado que define un mecanismo expulsivo y que luego se muestra imposibilitado de proporcionarles alternativas para desarrollar un proyecto de vida sostenible.” Cada reclamo iniciado por las mujeres frente a las medidas judiciales que las excluyeron de la vivienda que compartían con el agresor no se resuelve con la misma prioridad con que se obtiene una medida de protección por violencia familiar. Todo esto las empuja a que opten por seguir conviviendo con el agresor, aún cuando tienen la firme voluntad de romper con esa realidad, o a huir con sus hijxs en situaciones de riesgo extremo al no tener un lugar seguro adonde ir. Además, es común que los agresores excluidos del hogar a partir de una medida judicial inicien causas penales por usurpación contra las mujeres que residen en la vivienda, y en esos casos, muchas veces con la mirada descontextualizada y discriminadora de lxs operadorxs judiciales que intervienen, la mujer queda imputada en una causa penal con desconocimiento de las denuncias previas y del historial de violencia de género que padeció.

En el informe “Un lugar en el mundo. El derecho a una vivienda adecuada como elemento esencial de una vida libre de violencia doméstica. Los casos de Argentina, Brasil y Colombia”, que publicó el Centro por el Derecho a la Vivienda y Contra los Desalojos (COHRE, en inglés), una de sus autoras, la abogada María Victoria Ricciardi, advierte que para las víctimas de la violencia doméstica, la vivienda no es un asunto periférico, ni una cuestión que se puede posponer para resolución en el futuro. “Al contrario: la falta de una solución para esa situación puede ser determinante para decidir continuar en una relación violenta o no. Para muchas mujeres, sólo cuando están frente a una enorme crisis o frente a violencia extrema, con riesgo de vida, hace que salgan de los lugares que habitan sin ninguna alternativa presente. La situación actual, en donde las mujeres tienen que elegir entre una vida en la calle o una vida con un maltratador violento, es completamente inaceptable e intolerable. Es una situación que va en contra de las normas internacionales de derechos humanos, y que debe ser abordada y corregida por los gobiernos como una cuestión prioritaria.” En una gran mayoría, de vida o muerte.

Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/3b/20081123120727-violencia-de-genero.jpg

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Profesionales toman postura para frenar la violencia y la discriminación contra las mujeres en Marruecos

Amnistía Internacional

En Marruecos, la formación en materia de derechos humanos para profesionales ha permitido a las mujeres responder a la violencia de género y a la discriminación. Hablamos con una de esas profesionales para averiguar cómo la educación en materia de derechos humanos prende la mecha del cambio más allá de las sesiones de formación.

¿Cómo se puede apoyar a la comunidad de activistas de los derechos de las mujeres en un país clasificado entre los diez peores en cuanto a la igualdad de género, y qué sucede una vez que has formado al formador?

En la región de Meknes, en Marruecos, 30 profesionales, entre ellos miembros de grupos de defensa de los derechos de las mujeres, activistas, abogados y abogadas, han participado en una formación en materia de derechos humanos en respuesta a la violencia de género y a la discriminación contra las mujeres. Durante seis días, el grupo de participantes ha recibido formación jurídica y asesoramiento sobre cómo ayudar a una mujer en riesgo de sufrir daños físicos, sexuales o psicológicos.

Este tipo de formación de formadores ha tenido grandes repercusiones y ha dado pie a un aumento de los proyectos educativos destinados a otras mujeres de la región.

Para Touria Bouabid, coordinadora del Programa de Educación en Derechos Humanos de Amnistía Internacional Marruecos y organizadora de la formación, trabajar directamente con profesionales es un aspecto esencial para hacer frente a una situación que sigue siendo crítica para muchas mujeres.

La violencia de género continua siendo prevalente  en la sociedad pese a que la Constitución garantiza la igualdad entre hombres y mujeres. Según una encuesta nacional que se realizó en 2011, el 62,8 % de las mujeres marroquíes había denunciado haber sufrido actos de violencia en los 12 meses previos.

A pesar de las reformas judiciales, incluida la eliminación del Código Penal de una disposición que permitía formalmente a los hombres que habían violado a niñas menores de edad evitar ser procesados casándose con sus víctimas, continúa existiendo legislación discriminatoria sobre la herencia y que criminaliza las relaciones sexuales de mutuo acuerdo entre personas solteras, y no hay ningún marco legal que proteja a las mujeres de la violencia en el ámbito familiar.

Para ayudar a los y las profesionales en su trabajo, la formación para profesionales de Amnistía Internacional Marruecos les proporciona conocimientos jurídicos sobre las normas internacionales para que puedan entender en profundidad la legislación relativa a los derechos de la mujer. “Los profesionales a los que formamos serán capaces de trabajar con las mujeres desde un enfoque basado en los derechos humanos”, afirma Touria.

“También queremos que sean capaces de defender la idea de que Marruecos ha firmado convenciones internacionales de protección de los derechos de las mujeres, lo que significa que debe tomar todas las medidas necesarias para asegurarse de que esas convenciones se implementan en todo el país”, añade.

Las mujeres marroquíes, como los hombres, tienen el derecho a vivir una vida decente, sin ser violadas ni sufrir violencia que les impida participar plenamente en la vida política, económica y social del país. Debemos luchar por ello y cambiar la realidad. De esta manera, aseguraremos la libertad y la dignidad de todas las mujeres y construiremos una sociedad más sana.
Amina Azatraoui, activista de los derechos de las mujeres

Formar a la red local de defensores y defensoras de los derechos de las mujeres y de agentes del ámbito jurídico no sólo ha demostrado ser útil para reforzar su trabajo profesional, sino que también ha contribuido a llegar a un mayor número de mujeres de diferentes orígenes sociales.“La mayoría de mujeres con las que trabajan a diario estos profesionales son analfabetas y no tienen acceso ni a información ni a recursos para conocer sus derechos básicos. Explicar en árabe marroquí de la calle qué es el derecho internacional o cuáles son sus derechos como mujeres también supone todo un reto”.

“Por ejemplo, he conocido a niñas de 16 años, casadas a la fuerzay que a diario sufrían abusos tanto físicos como sexuales a manos de sus maridos, que no sabían que aquello no era normal”, dice Touria.

Desde entonces, varios participantes han llevado a cabo sus propios proyectos para transmitir su conocimiento a otras mujeres y enfrentarse a actitudes sociales e imágenes estereotipadas.

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Una niña sostiene una vela en un evento de concienciación organizado por participantes de la formación en derechos humanos de Amnistía Internacional Marruecos, en abril de 2015, El Hajeb, Marruecos © Amnesty International

Amina Azatraoui es una de las activistas de los derechos de las mujeres que ha participado en la formación. En la Universidad de Meknes donde imparte clase, Amina ve a diario el impacto que las desigualdades de género tienen sobre las vidas de una gran parte de su alumnado: “He escuchado historias de alumnos, sobre todo de chicas jóvenes, que han sido víctimas de acoso sexual o violencia física por parte de sus familiares y a veces incluso del profesorado”.

“Para solucionar este problema, lo primero que hicimos fue crear un centro de atención en el que las jóvenes pudieran hablar sobre su vulnerabilidad a la violencia y recibir ayuda psicológica y asistencia médica. Ahora también ofrecemos seminarios de sensibilización en los que los estudiantes aprenden a identificar la discriminación y a defender sus derechos”.

Los seminarios que creó permiten a los jóvenes aprender a identificar la discriminación que han vivido y hablar abiertamente sobre ella. Cada dos meses, estudiantes de entre 15 y 20 años se reúnen y participan en debates y actividades en las que comparten y discuten los retos a los que se enfrentan. Durante esas sesiones, las mujeres también aprenden a protegerse de la violencia física y sexual y a denunciar un ataque ante las autoridades o un tribunal.

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Amina Azatraoui enseña a sus alumnos y alumnas del instituto Abderrahmane ben Zidane a identificar la discriminación mediante actividades participativas que recrean situaciones de la vida real, abril de 2015, Meknes, Marruecos © Amina Azatraoui/Halima Maher

Para Amina, trabajar con jóvenes y dar a sus estudiantes la posibilidad de debatir libremente sobre asuntos como la sexualidad o los derechos reproductivos ya representa un paso hacia la igualdad: “Espero cambiar la mentalidad de los hombres y las mujeres que consideran a la mujer inferior”.

“Las mujeres marroquíes, como los hombres, tienen el derecho a vivir una vida decente, sin ser violadas ni sufrir violencia que les impida participar plenamente en la vida política, económica y social del país. Debemos luchar por ello y cambiar la realidad. De esta manera, aseguraremos la libertad y la dignidad de todas las mujeres y construiremos una sociedad más sana”, afirma.

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