Aprendizaje y realidad virtual

Por: Sofía García-Bullé

La realidad extendida puede traer cambios positivos permanentes más allá de representar una herramienta más de la educación a distancia.

El próximo martes 23 de febrero transmitiremos un nuevo webinar con el tema “Diseño de experiencias de Aprendizaje con realidad virtual”. En esta sesión contaremos con la participación de Ana Gabriela Rodríguez, líder en Innovación Educativa en el Tecnológico de Monterrey.

Rodríguez nos hablará sobre tecnologías de realidad extendida y cómo impartir clases haciendo uso de este recurso. Para comprender mejor el tema de esta sesión es necesario tener en claro lo que son las tecnologías de realidad extendida, así como su rol en los tiempos en que la crisis de salud por la pandemia no permite la reanudación de las clases presenciales.

Tres nuevas realidades

La oferta educativa ha tenido que adaptarse a un entorno 100 % en línea debido a las condiciones impuestas para prevenir la propagación de contagios de COVID-19. Ante este panorama, los educadores se han tornado al desarrollo y uso de tecnologías de realidad extendida.

Definidas en forma simple, estas tecnologías son el ensamble de tres realidades artificiales:  Virtual, aumentada y mixta. La primera de estas realidades, la virtual, sumerge a los usuarios en un entorno digital totalmente artificial a través del uso de wearables, como cascos de realidad virtual. Su objetivo es crear un entorno simulado e inmersivo que el usuario perciba como cercano a la realidad.

La realidad aumentada, parte de la percepción del mundo real pero añade capas de información digital proporcionada por dispositivos. Estas capas pueden ser imágenes videos sonidos datos o modelos 3D que se superponen a nuestra realidad en tiempo real.

Elementos de la realidad virtual y realidad aumentada constituyen la realidad mixta, que se define como una combinación de ambas. Usualmente cuando una experiencia no corresponde en su totalidad a una instancia de realidad virtual, aumentada o entorno real podemos hablar de un ejemplo de realidad mixta.

Estos recursos tecnológicos han sido usados en diversos rubros como los videojuegos, el entretenimiento, la publicidad y la educación. ¿De qué forma han contribuido las tecnologías de realidad extendida a mejorar la experiencia educativa?

Una nueva educación a distancia

En un contexto educativo, la realidad extendida puede traer cambios positivos permanentes más allá de representar una herramienta más de la educación a distancia. La tecnología permite a los estudiantes aprender de maneras que no se habían visto antes, habilita nuevos caminos como enseñar a niños de primaria los estados de su país al tiempo que ven un mapa virtual con la forma de las entidades y los principales datos de las mismas, o pudiera ser una clase de anatomía para alumnos de secundaria con diagramas que muestren modelos tridimensionales de los órganos del cuerpo.

Las posibilidades de un aprendizaje efectivo y memorable aumentan significativamente cuando se cuenta con recursos no solamente audiovisuales sino interactivos. Si quieres saber cómo aplicar tecnologías  de realidad extendida a tus clases, no te pierdas nuestro próximo webinar este martes 23 de febrero a las 4 de la tarde hora Centro de México.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/tecnologias-extendidas

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El lado oscuro de las pruebas en línea

Por: Sofía García-Bullé

Los problemas de violación a la privacidad de los estudiantes, así como los sesgos sobre la raza, género y accesibilidad son tan severos, que varias universidades dejarán de usar servicios de supervisión para pruebas en línea.

En artículos anteriores hablamos del dilema ético que implicaba relajar los estándares de privacidad de los estudiantes con el propósito de asegurar la calidad de los exámenes y combatir la deshonestidad académica, pero este no es el único problema que enfrentan las pruebas en línea para ofrecer una experiencia justa y equitativa. Se habla también de sesgos sociales que afectan al alumnado perteneciente a minorías raciales, sociales, de género y capacidades diferentes.

Los exámenes a distancia tienen dos formas principales de autentificar la identidad y proceder ético de los estudiantes, a través de reconocimiento facial o de algoritmos. En papel se leería como un procedimiento lógico e inocuo, pero la manera en que se diseñan estos métodos es exclusoria; puede generar instancias de discriminación y violación de su privacidad.

Estas problemáticas han generado una protesta generalizada en las comunidades estudiantiles y de docentes, al punto que varias universidades han tomado la decisión de retirar los servicios de monitoreo de sus evaluaciones.

Sin algoritmos de diversidad social

Los parámetros de identificación racial han sido duramente criticados por sus limitaciones al momento de detectar y reconocer caras de etnicidad diferente a la caucásica. Shea Swauger, bibliotecario académico de la Universidad de Colorado en Denver, explica para MIT Review, el proceso por el cual un servicio de monitoreo para pruebas escolares confirma tu identidad.

“Cuando empiezas, ese software comienza a grabar desde la cámara y micrófono de tu computadora, registra los sitios que visitas, mide tu cuerpo y te vigila mientras presentas el examen, sigue tus movimientos para identificar conductas deshonestas”. Swauger agrega que si el software considera que incurres en un comportamiento sospechoso, el sistema alertará a un profesor para que vea la grabación y este asignará un valor (expresado en color) para designar la probabilidad de una conducta deshonesta.

Independientemente del potencial de violación a la privacidad que esta metodología pudiera representar, la conversación se complica cuando no cuenta con las herramientas correctas para ofrecer un trato neutro y justo a todos los estudiantes.

The @ExamSoft software can’t \»recognize\» me due to \»poor lighting\» even though I’m sitting in a well lit room. Starting to think it has nothing to do with lighting. Pretty sure we all predicted their facial recognition software wouldn’t work for people of color. @DiplomaPriv4All

\u2014 Alivardi Khan (@uhreeb) September 8, 2020\n«,»url»:»https://twitter.com/uhreeb/status/1303139738065481728?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1303139738065481728%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.theverge.com%2F2021%2F1%2F5%2F22215727%2Fexamsoft-online-exams-testing-facial-recognition-report»,»resolvedBy»:»twitter»,»floatDir»:»right»,»authorName»:»Alivardi Khan»,»version»:»1.0″,»resolved»:true,»type»:»rich»,»providerName»:»Twitter»,»providerUrl»:»https://twitter.com»}» data-block-type=»22″>

Diversas investigaciones han encontrado que los parámetros de identificación facial no tienen están calibrado para detectar correctamente caras con piel oscura. Tal fue la experiencia numerosos estudiantes de color, que tuvieron problemas para presentar sus exámenes porque el sistema sostenía que no tenían suficiente iluminación sobre sus caras.

De la misma forma, estudiantes transgénero e indocumentados son innecesariamente vulnerados por la forma en que se aplican estas políticas de autenticación. En Estados Unidos, por ejemplo, no todos los estados cuentan con documentación oficial que les permitan asumir su identidad como personas no heteronormadas, y las personas indocumentadas no cuentan con los documentos que les brinden protecciones legales en caso de detección y persecución por parte de autoridades migratorias.

Si solo la acción de identificar a un estudiante se vuelve tan complicada porque los algoritmos juegan en su contra, el monitoreo pone a los alumnos en una situación precaria y contraproducente, completamente ajena a los elementos que forman una experiencia educativa de calidad.

Mucho control, poco criterio

Las instancias de discriminación se tornan más severas cuando se habla del tema de vigilancia. Estas impactan desproporcionadamente a grupos como personas neurodiversas, padres y madres de familia, mujeres o tutores a cargo de menores de edad. Ara Austin, profesora asistente clínica y directora de programas en línea para la Escuela de Ciencias Moleculares en Arizona, pone de manifiesto que, más que la vigilancia, son los criterios de lo que se considera conducta potencialmente deshonesta en un examen lo que genera el problema. “Son demasiado estrictos al señalar a mis estudiantes. Es molesto, porque muchos de mis alumnos tienen niños pequeños. Muy frecuentemente, algún niño de tres años puede verse en pantalla mientras su mamá o su papá presentan el examen, es solo lo que hace un niño de tres años”.

La dureza y falta de criterio al desarrollar los protocolos de vigilancia ha generado casos más severos, como el de Brianna Hill, una estudiante de leyes que se vio obligada a continuar su examen con contracciones, porque sabía lo difícil que sería presentar una apelación después de que se moviera de su silla para recibir la atención médica necesaria.

La estudiante musulmana Shaima Dallali fue obligada a abandonar su examen por negarse a remover su hijab, ante la sospecha de que estuviera escondiendo herramientas para hacer trampa dentro de este. Varios alumnos reportaron tener que orinar en botellas, tinas o pañales por miedo a que el levantarse de sus asientos o registrar movimientos sospechosos les valiera una descalificación de su examen.

La preocupación por mantener un alto estándar de ética y calidad en las pruebas escolares es entendible, responde a una necesidad básica para la validación de una educación efectiva. Pero los criterios para este control de calidad deben ser amplios y abarcar más perfiles sociales que reflejen la diversidad del estudiantado a nivel mundial que se tienen actualmente.

Millones de alumnos son de etnicidades y color de tez diferentes, son neurodiversos, son transgénero, son padres y madres de familia, tienen diferentes niveles socioeconómicos, entre otras cosas. Si la experiencia de enseñanza no es la misma para tantos grupos, ¿por qué asumimos que de presentar un examen si? ¿Por qué diseñamos los exámenes en línea y los protocolos de ética o seguridad con ese sesgo? ¿Qué opinión tienes al respecto de cómo se delinean los límites para autentificar la identidad de los estudiantes y asegurar la honestidad académica? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/monitoreo-pruebas-online

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Evaluación y Monitoreo: ¿cuánto es demasiado?

Por: Sofía García-Bullé

Los protocolos de vigilancia en línea parten de la idea de que los estudiantes no son dignos de confianza, pero la plataformas de evaluación que retienen los derechos a su información confidencial, ¿sí lo son?

El necesario aislamiento y el boom de la educación en línea han marcado un cambio estructural en aspectos educativos entre los que se cuentan el diseño curricular, la comunicación maestro-estudiante, la adaptación a un horario completo en línea, la seguridad de las aulas virtuales y, especialmente, los recursos para evaluar.

Ante el planteamiento de evaluaciones que tienen que ser remotas en esta situación de emergencia, maestros y personal educativo han tenido que hacer uso de sistemas de monitoreo y pruebas estandarizadas en línea.

La implementación de este recurso, sin duda, ha facilitado continuar evaluando a los alumnos y produciendo las calificaciones que validan su trabajo de aprendizaje y les permite pasar de grado. Sin embargo, esta nueva modalidad trae consigo problemas muy específicos que afectan desde el día a día hasta el futuro académico de los estudiantes.

El problema la privacidad de datos

Las autoridades educativas describen los exámenes en línea como un mal necesario. Ante la ausencia de salones de clases o centros de pruebas, servicios como Respondus o ProctorU se han vuelto la única forma de mantener una metodología de evaluación.

Pero estos recursos no son inocuos. Tanto padres, como estudiantes y personal educativo han expresado serias preocupaciones con respecto a las medidas que toman los servicios para asegurarse de que los estudiantes tomen sus exámenes en forma honesta. Estas medidas pueden ser interpretadas como una invasión de privacidad excesiva y ponen en riesgo la información y datos personales de los estudiantes.

La mayoría de estas plataformas no permiten a los alumnos acceder a los exámenes hasta que tengan activada su webcam, hayan tomado una foto de su cara, ofrecido una identificación vigente del gobierno o de la universidad a la que pertenecen y, que registren con la cámara toda su habitación para cerciorarse que no haya nada que habilite la deshonestidad académica.

El nivel de escrutinio de estos servicios de evaluación sería visto como perturbador si sucediera dentro del aula. Si un maestro levantara a cada alumno de su silla, hurgara debajo de ésta, y de su escritorio mientras les pide que muestren sus pertenencias para asegurarse que no tengan consigo ninguna herramienta para hacer trampa en la prueba, sin duda estaríamos cuestionando la habilidad del maestro para enseñar y evaluar alumnos.

Sin embargo, los softwares de evaluación siguen siendo la primera opción en escuelas en Estados Unidos. “En los últimos 30 días hemos hecho 2.5 millones de pruebas supervisadas. En el mismo periodo del año pasado hicimos 235,000”, declaró Mike Olsen, CEO de Proctorio, una de las firmas de exámenes en línea con mayor auge actualmente.

Otra consecuencia no prevista de las medidas de validación para las pruebas supervisadas, es el robo de datos. El sistema de estas plataformas puede ser explotado por hackers para obtener información confidencial de los estudiantes como los datos personales de sus identificaciones o los detalles de sus habitaciones.

Las compañías de supervisión de exámenes retienen los derechos de varios de estos datos y pueden compartirlos. Esto genera una válida y enorme preocupación tanto en maestros como en las familias.

Datos de evaluación vs. Datos de vigilancia

La necesidad de este tipo de servicios, como la metodología con la que se aplican, parte de un principio básico: no se puede confiar en los estudiantes, necesitan ser vigilados para asegurarse de que no hagan trampa en las pruebas.

No se discute que las medidas para evitar la deshonestidad académica son fundamentales para mantener un nivel de ética y la continuidad de un control de calidad para que las evaluaciones funcionen como herramientas de validación del aprendizaje. Pero es crucial llamar a una seria reflexión acerca de qué aspectos en la conducta y datos de los estudiantes necesitamos revisar para asegurarnos que hacen un examen correctamente o que realmente están aprendiendo el contenido de la clase.

Sistemas como ProctorU, piden acceso a la webcam de los estudiantes, a sus micrófonos y a su sesión de navegador. Monitorean sus rasgos faciales con controles biométricos, registran y contabilizan cuántas veces parpadean. Registran cuánto tiempo no están viendo directamente al monitor, si pasan de un tiempo límite, usualmente segundos, sin mirar la pantalla, se les advierte y en algunos casos se les penaliza.

Calibraciones tan profundas e insidiosas generan errores del sistema que pueden llevar a estudiantes a perder su futuro académico por descansar sus ojos más de cuatro segundos o por repetir en voz alta una pregunta solo para entenderla. Esto le sucedió a una estudiante que fue reprobada en un examen porque fue grabada tratando de releer una pregunta que no había entendido.

La alumna estaba becada y la profesora de la clase envió una infracción académica directamente al comité de becas antes de que se completara la investigación que la estudiante había solicitado. De no ser por la rápida acción tanto de la alumna como del decano, a quién pidió ayuda, sin duda habría perdido la beca por una interpretación errónea del sistema que leyó un acto completamente inocuo como una instancia de deshonestidad académica.

Es en casos como estos en los que es importante cuestionar cuál es la información que nos asegura que el alumnado está aprendiendo con los exámenes, que los datos nos sirven para asegurarnos de que lo está tomando en forma ética.

Zoe Fisher, diseñadora instruccional para el Colegio Pierce en Lakewood ya marcaba una línea entre datos de evaluación y datos de espionaje, mucho antes que la pandemia nos obligara a depender completamente de servicios para evaluación en línea. De acuerdo con Fisher, los datos de evaluación son los resultados de los exámenes y  el contenido que los estudiantes vacían en las pruebas, esta información es la que nos permite saber de mejor manera si el estudiante presentó el examen en forma efectiva.

Un registro completo de su habitación, sus movimientos retinales o cuántas veces dio clic al ratón durante el examen no son datos de evaluación, es información de vigilancia. Este monitoreo no es necesariamente una forma efectiva de asegurar ni honestidad académica ni aprendizaje. Es más bien un recurso para sistematizar y hacer más fácil las evaluaciones en línea en volúmenes grandes, ¿pero a qué costo?

Las mismas autoridades educativas están conscientes que este nivel de escrutinio cruza líneas que quizás no debería. Chris Dayley, director académico de servicios evaluativos para la Universidad de Utah comenta para el Washington Post: “Es como un spyware que solo legitimamos”.

¿Has usado sistemas de evaluación en línea? Piensas que los beneficios son mayores que las desventajas? ¿Cuál ha sido tu experiencia ya sea administrando o presentando exámenes de esta forma? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/evaluacion-monitoreo

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