¡Todos por la revalorización de la carrera docente!

Javier Luque

Hugo Amado Pinto, de Honduras, Franklin Mejia, de Costa Rica, Lorenzo Vargas Díaz, de Perú, yAlessandra Bremm, de Brasil, comparten algo muy especial. Todos ellos son ganadores de premios que reconocen a docentes que dejan huella y que dan muestra del esfuerzo diario por sacar adelante a niños y escuelas. A su vez, millones de maestros y maestras a lo largo de América Latina y el Caribe tienen un boleto en primera fila para experimentar la mirada atenta de una alumna que está logrando leer su primera palabra, la alegría de aquel estudiante que logra superarse o la sensación de tranquilidad del joven al cual se le ayuda a establecer su plan de vida. Experiencias que, sin duda, ¡no tienen precio! Por ello, no es sorpresa que en la región la docencia sea una elección popular entre los jóvenes que siguen estudios superiores, con más del 20 por ciento estudiando para ser docentes en Honduras, Guyana, Barbados, Brasil, Panamá y Argentina. ¿Cómo apoyarlos en su labor? 

Premios como los que recibieron estos maestros reflejan que resulta difícil pensar en un sistema educativo sin docentes. De hecho, existe amplia evidencia de que los docentes son el factor más importante del proceso de aprendizaje y, como señala un reporte de McKinsey, son quienes establecen el límite de la calidad del sistema educativo. Después de todo, ellos son el elemento con el que los estudiantes y las familias interactúan de forma diaria y aquellos que, siendo más efectivos, pueden tener un impacto claro en sus estudiantes que perdura por décadas (Chetty, Friedman and Rockoff, 2012).

La popularidad de la carrera docente se da en un contexto en el que se enfrentan a grandes retos a diario, muchos de los cuales no son nuevos. En la década de los 70 y los 80 empezó en la región una rápida expansión de matrícula que no contó del apoyo necesario de políticas públicas, generando una situación en la que estudiantes asistían a la escuela pero, posiblemente, no aprendían (una situación denominada por expertos como un equilibrio de baja calidad). Dicha expansión afectó la calidad de la provisión del servicio educativo, con consecuencias que todavía se enfrentan. De acuerdo al estudio TERCE de la UNESCO, en la región 40% de los docentes trabajan en escuelas sin desagüe o alcantarillado, y un 10% sin una dotación adecuada de tizas o equivalentes. Además, hay retos en otras dimensiones. Por ejemplo, 60% de los docentes en El Salvador trabajan en comunidades con presencia de violencia organizada. Por otro lado, se tienen retos salariales.Bruns y Luque (2014) documentan una caída importante de los salarios durante el período de la crisis de los 80 y 90 de la cual no se ha visto una recuperación. Actualmente, los salarios de los profesores registran niveles inferiores a los de otros trabajadores.

A pesar que los maestros enfrentan a diario estos desafíos de los sistemas, en los últimos años, voces críticas se han alzado en la región contra los docentes por los bajos resultados en los aprendizajes. Si bien los maestros y maestras son centrales en el proceso educativo, entender los resultados y diseñar soluciones requiere un análisis de los diversos factores. Los resultados responden al esfuerzo, habilidad y conocimientos de los maestros, y también a un conjunto de políticas elaboradas e implementadas por el sector público. Aunque hay maestros que logran grandes resultados en dichas condiciones, para muchos es muy difícil contrarrestarlas. Los bajos resultados educativos, las críticas y los retos han generado un círculo vicioso de  “desvalorización” de la carrera docente, por el que muchos jóvenes se ven desincentivados a ser profesores, perdiendo los estudiantes la posibilidad de tener posibles maestros de excelencia.

Afortunadamente, los países de la región están realizando enormes esfuerzos financieros e institucionales por mejorar las condiciones del sistema educativo, y, en particular, por revalorizar la carrera docente. Así, Perú y República Dominicana, por ejemplo, han  aumentado el gasto educativo de forma significativa con un especial énfasis en brindar elementos que permitan una revalorización de la profesión docente que vaya más allá de aumentos en los salarios. Igualmente, Chile, con su programa Beca Vocación de Profesor, está logrando que más jóvenes materialicen su ilusión de ser docentes.

Estas políticas públicas junto con los miles de jóvenes que siguen optando por ser profesores a pesar de los retos nos hacen pensar en un círculo virtuoso de reconocimiento de la sociedad a los docentes e interés de más jóvenes por estudiar para ser maestro. Este proceso sienta las bases para una mejora en los resultados educativos de la región y más importante, una reconsideración de lo que implica ser un profesional de la docencia. Sin embargo, la verdadera revalorización se dará cuando todos miremos a los docentes con la emoción del alumno que pudo leer su primera palabra, y cuando ¡todos queramos ser como Hugo, Alessandra, Franklyn, y Lorenzo!

Fuente del articulo: http://blogs.iadb.org/educacion/es/2016/10/04/dia-maestros-resilientes/

Fuente de la imagen: http://blogs.iadb.org/wp-content/blogs.dir/39/files/Teacher27s-Day-1.jpg

Comparte este contenido:

¿Educación sexual en las escuelas?

Por: Abelardo Carro Nava

Tremenda polémica nacional ha causado la propuesta sobre el matrimonio igualitario que, meses atrás, el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, envío al Senado de la República con la intención de que se modificara el artículo 4º de la Constitución Mexicana y el Código Civil Federal para garantizar el matrimonio igualitario entre adultos en todo el país. Esto, a decir del mandatario nacional, con la intención de “incorporar con toda claridad el criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación por motivos étnico, discapacidad, condición social, género o preferencias sexuales” (Milenio, 17/05/2016).

57bc6c57c4395_sexuality_and_gendergLa lucha férrea que han mantenido los que se oponen a tal propuesta y los que se encuentran a favor, ha generado a la fecha, que la mirada se desvíe de un asunto que, de manera personal, considero debe ser abordado con todo la seriedad que el caso amerita. Y es que mire usted, de buenas a primeras, pareciera ser que en el fondo del conflicto se hallan intereses contrapuestos y de muy diversa índole que, poco o nada, ayudan a la comprensión del fenómeno y encono social que prevalece en México.

Ciertamente, los que se identifican con una ideología fincada en la religión y la moral, han manifestado su postura brindando los argumentos habidos y por haber sobre el rechazo a la iniciativa presidencial. Los que se encuentran a favor, también han brindado sus opiniones dejando en claro que su aprobación, debe darse en términos meramente legales. Sin embargo, la pregunta que da inicio a esta serie de ideas, cobra relevancia y sentido, en tanto se discutan estos temas desde su carácter legal, pero también, del educativo.

¿Por qué no considerar a la educación sexual como un elemento que resulta fundamental en, sobre y para el desarrollo del ser humano?, ¿qué tipo de contenidos sobre esta materia deben abordarse en las escuelas por los maestros y alumnos?, ¿qué responsabilidad tiene la sociedad en el cúmulo de acontecimientos humanos que han llevado a reconfigurar al espectro social tal y como hoy lo conocemos? Éstas, son preguntas que se derivan precisamente, del debate que en estos días se ha generado en diversos espacios de diálogo y confrontación de ideas entre unos y otros, al fin y al cabo, humanos, como usted, como yo.

Hace unos años, Fernando Savater (1997), en un texto que me parece fundamental referir en estos momentos, “El valor de educar”, afirmaba que la educación transmite a cada uno de los seres pensantes – nosotros –, que no somos únicos, que nuestra condición implica el intercambio significativo con otros parientes simbólicos que confirman y posibilitan nuestra condición. En este sentido, si compartimos la idea de que la educación fue, es y ha sido construida por la sociedad, debemos tener claro que ésta tiene la función de educar – formar – a los seres humanos con los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que son propios de la época que están viviendo.

Me parece bastante favorable que el diálogo sobre el tema del matrimonio igualitario se esté dando en mi México querido. Lo aplaudo y lo reconozco. Sin embargo, considero que también debemos centrar la mirada, dirigir un cúmulo de investigaciones o realizar diversos estudios sobre el tema de la educación sexual en las escuelas que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SME). No hacerlo, implicaría regresar a la barbarie y el oscurantismo.

Tengo claro que el conocimiento se genera a partir del análisis, la reflexión y la crítica sobre tal o cual cosa, pero éste, debe estar fincado en la razón y en la objetividad que la misma ciencia otorga, de ahí que considere pertinente, centrar la atención en pensar y repensar qué es lo que la escuela está enseñando, más que pelearnos por las creencias y saberes del pueblo de México.

Se dice que el conocimiento nos permite dilucidar la configuración biológica y social del ser humano y, el conocimiento sobre nosotros mismos, es lo que nos lleva a tomar decisiones, cualesquiera que éstas sean, con relación a nuestra propia existencia.

Desde mi humilde punto de vista, la educación sexual, tiene que ser abordada en las miles de instituciones educativas que existen en nuestro país, así tal cual es, dado que el ser humano existe por un proceso biológico que todos, absolutamente todos conocemos, y cuya existencia, se va configurando por los procesos sociales en los que el propio individuo participa como ser social por naturaleza.

¿Qué de malo puede tener el que se hable de reproducción sexual en las escuelas cuando a partir de ese principio vinimos al mundo?, ¿qué dificultad existe al abordar cada una de las partes que conforman nuestro organismo?, ¿qué problema puede representar el que se hable de menstruación y cambios de voz y cuerpo como parte de un proceso fisiológico, por ejemplo?

Con seguridad alguien podría decirme: bueno, es que eso es una cosa, pero el asunto de los matrimonios entre personas del mismo sexo y la adopción que pueden lograr con ese vínculo, es otra cosa. Y efectivamente, les concedo la razón. Sin embargo, debemos considerar que la sociedad ha avanzando, aunque como bien lo afirma Jurjo Torres (2006) en su texto “La desmotivación del profesorado”, pareciera ser que no lo ha hecho. Lo cual me lleva a plantear la posibilidad de seguir debatiendo sobre este polémico tema pero desde varios enfoques: psicológico, pedagógico, filosófico, etcétera.

La cerrazón es principio básico de la ignorancia y, como seres pensantes, debemos estar dispuestos a ese diálogo antes de anteponer ciertas creencias y valores en una sociedad que se ha transformado. Insisto, los momentos en los que la santa inquisición juzgaba a las personas ha quedado en el pasado. Fue un mal momento por el que atravesamos los seres humanos.

En suma, ni todos los argumentos son malos, ni todas las verdades son absolutas.

Debatamos pues. Hagamos lo propio para que esa socialización primaria que se da en la familia – a la que alude Savater –, sea fortificante y se especialice en esa socialización secundaria que se logra en la escuela a la que este mismo autor hace referencia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-sexual-en-las-escuelas/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/10/GuiaEducacionDiversidad_MIDES.jpg

Comparte este contenido: