¿Educando?

Rafael Licéaga

Norte América/México/Fuente:http://www.frontera.info/

Siempre que se les ha preguntado a los grandes sabios y a los jefes de Estado sobresalientes qué es lo más importante de un gobierno, dicen que la educación. Y estoy de acuerdo porque con ella se educa en justicia, en valores, en trabajo, en integridad, etcétera.

Un sistema educativo que se precie de ser relevante debe de contar con varios saberes, mismos que primero deben de tener los gobiernos, los maestros y padres de familia, para luego poder enseñarlos bien a los alumnos.

La primera lucha que hay que tener es contra los egos de quienes creen saberlo todo, principalmente funcionarios públicos que dictan normas y maestros que creen que sus conocimientos son más que suficientes. No es cierto. El conocimiento humano está expuesto a errores de percepción y de juicio. El primer objetivo de la nueva estrategia de educación debería de ser detectar errores en la educación y cómo resolverlos.

En nuestra última reforma educativa, hecha sin consultar a nadie, hubo errores, y entre los errores de lo escrito y los errores de quienes lo interpretan, el atole ya se hizo engrudo. Al parecer, en México, alguien está interesado en que muy pocos puedan salir de su grado de ignorancia. Por lo tanto, se debe garantizar el conocimiento adecuado.

Algo que más o menos arreglaría las cosas es saber quiénes somos y en dónde estamos parados. Conocernos como seres humanos, como lo que somos realmente como mexicanos. Situarnos en el mundo amplio. Todo desarrollo humano significa comprender al hombre y a la humanidad. La cultura en general existe a través de las civilizaciones. La educación debería mostrar el destino individual, social, global de todos los mexicanos. ¿Usted cree que lo logremos con maestros disidentes y verdaderos barbajanes que les infiltran en sus organizaciones? ¿Cree que lo lograremos con las autoridades educativas que tenemos y sus estrategias?

La historia humana comenzó con una diáspora de todos los humanos hacia regiones que permanecieron durante milenios aisladas, produciendo las diferentes lenguas, religiones y culturas. En los tiempos modernos se ha producido lo contrario, la revolución tecnológica que permite volver a relacionar estas culturas, y a volver a unir lo disperso. Hay que adecuarnos en ello.

La educación debe de abarcar la comprensión. Enseñar la comprensión significa enseñar a no reducir al ser humano a una o varias de sus cualidades que son múltiples y complejas. Por ejemplo, es nuestra costumbre, etiquetar a la gente como nos los quieren mostrar. Por eso en ciertos movimientos sociales, aparecen los perversos que nos muestran, quién sabe con cuánta verdad o cuánta mentira, a determinado tipo de personas como buenos o malos. Hay que mejorar la apertura empática hacia los demás, tolerar ideas y formas diferentes, mientras no atenten a la dignidad humana. La verdadera comprensión exige establecer sociedades democráticas y educadas, fuera de las cuales no cabe ni tolerancia ni libertad.

Eduquémonos pues, bien, para luego poder educar bien. A trancazos, de una y otra parte, no se llega a nada.

Fuente: http://www.frontera.info/Columnas/DetalleColumnas/941749-Aguilas-y-serpientes-Rafael-Liceaga.html

Imagen: http://www.americaeconomia.com/sites/default/files/imagecache/foto_nota/educacion_ninos.jpeg

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Rafael Liceaga C.

Consultor de negocios y Gobierno. Conferencista: Cultura Legalidad. Editorialista en medios de comunicación. Asesoria política. Programas gubernamentales.