México/ 26 de Septiembre de 2016/Debate
La brecha entre las escuelas de la zona urbana y de las zonas altas del municipio de Mazatlán es muy amplia, pero aun así los jóvenes se preparan.
Hay alumnos que tienen que caminar de 15 a 20 minutos todos los días entre caminos y carreteras para llegar a la secundaria o la preparatoria en la zona rural del municipio de Mazatlán.
Camilo Sánchez tiene 13 años, es originario de San Francisquito y se mueve a La Tuna a cursar la secundaria y camina 20 minutos.
El menor sueña con ser un profesional, aunque aun no tiene claro si ser maestro o médico, pero sí muy definido que lo ejercerá en su comunidad.
Mientras que Maribel Araceli Sevilla vive en la Guasimilla pero su escuela se ubica en la Palma Sola y el camino es largo.
Si en su casa no hay dinero para el camión, que les cobra 20 pesos, el trayecto es a pie o de raite.
La zona urbana también tiene necesidades.
La secundaria de la Palma Sola es la que cuenta con más alumnado, ya que atiende a 40 jóvenes de los poblados de La Puerta de Canoas, Guasimilla, San Pablo y Añiles, explicó la profesora María Yanet Villa.
El plantel educativo se ubica en la parte alta del pueblo y casi se cae a pedazos, pero entre Conafe y los padres de familia sostienen la educación ahí.
El edificio tiene más de 30 años y requiere mantenimiento. Los padres se organizan para juntar para la pintura y dar alojamiento y comida a la maestra que atiende los tres grados.
CIFRAS
En la zona urbana de Mazatlán hay 91 secundarias, entre generales, estatales, técnicas y telesecundarias.
De esta cifra, 64 son públicas y 27 privadas.
Mientras que en zonas altas del área rural se ubican ocho secundarias comunitarias del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) que trabajan con un maestro.
Estas comunidades son La Puerta de San Marcos, La Tuna, La Sábila, Palma Sola, Juantillos, Los Copales, El Placer y las Tinajas, que atienden aproximadamente a 300 estudiantes.
LA BRECHA ES AMPLIA
El supervisor de escuelas secundarias generales, Arturo Cundapí Ramos, resaltó que la brecha entre las escuelas de la zona urbana y rural sigue siendo amplia.
Hay necesidades en infraestructura, equipo, mobiliario y maestros, pero hay jóvenes que tienen hambre de saber.
Aun con estas limitaciones, los mentores están obligados a enseñar y lo están haciendo, pero falta más impulso.
Martín Adrián Reyes, director del CBTA 133 de Escamillas que atiende a 200 alumnos de las comunidades de los poblados de los alrededores, resaltó que son pocos los alumnos que cursan este nivel y no van a la universidad porque no hay dinero en casa.
Refirió que es muy triste esta situación, porque son jóvenes de 10 que se van al campo.
E incluso, algunos quedan sin terminar la preparatoria y desertan para ponerse a trabajar o las jovencitas se embarazan a temprana edad.
El vicerrector de la UAS, Miguel Ángel Díaz Quinteros, resaltó que debido a la demanda, la extensión de preparatoria de Villa Unión ya es unidad independiente.
Para las zonas altas se tienen los programas de educación a distancia que están impulsando.
MÁS APOYO
El jefe de los Servicios Regionales de la Sepyc, René Félix, dijo que en zonas altas y con poca población no se pueden abrir escuelas.
Pero a través de Conafe se atiende la demanda, aunque aceptó que falta más apoyo a estos planteles.
Fuente: http://www.debate.com.mx/mazatlan/La-educacion-rural-historias-de-desafios-y-abandono–20160920-0112.html