Por: Víctor Manuel Barceló R.
Una existencia plena, productiva, en la paz y la libertad, solo puede lograrse si desde la escuela básica se trabaja acuciosamente en tales temas. Con mirada corta diríamos que esto es emergente en Latinoamérica y el Caribe, dados los niveles de violencia social –reflejada en el aula- que no es nueva pero se agrava con el tiempo.
Lo cierto es que es un problema universal. De allí los graves conflictos planetarios que degeneraron como enfrentamientos armados entre naciones, guerras intestinas y culminan con dos grandes conflagraciones planetarias, en un mismo siglo, a saber: (28-julio- 1914; 11-Nov-1918 la 1ª) desarrollándose la 2ª, más sangrienta por el armamento sofisticado y el uso de la bomba atómica contra dos ciudades indefensas de Japón, entre el 1° de septiembre 1939 y el 2 de septiembre de 1945.
Durante la llamada “guerra Fría” denominada así porque el conflicto por el control de países y regiones se dio en campos de batalla o diplomáticos, en que los verdaderos interesados actuaban un tanto a la sombra, “probando” sus armamentos en pueblos que no entendían lo que pasaba y solo sufrían las consecuencias, lo que ocurrió durante casi todo el siglo XX.
Al “desaparecer” la Unión Soviética (URSS) (11-marzo-1990 al 25-Dic.-1991) se da apertura a un período vigente, en que se realizan eventos armados invocando falsedades para encubrir la lucha por el poder planetario. Esto se dio primero entre dos tendencias (capitalista-comunista) y después por acrecentar el poder hegemónico de los imperios, como ocurrió en la “primavera” árabe, las luchas de liberación del África y los golpes “blandos” contra diversos países, incluso Argentina y Brasil en Latinoamérica.
Decíamos que la lucha por la libertad y la paz debe darse desde el aula. Por ello el maestro, profesor, guía, acompañante, tutor o como se le desee denominar, deberá ser un factor de cambio hacia una convivencia que recupere los valores de la familia, primero y también los de la comunidad, consecuencia de aquellos.
Sin embargo, el reflejo social de los eventos planetarios armados, trastocan las formas del “acoso escolar” y lo que antes eran empujones, “travesuras” en el salón de clase contra los más débiles o con algún defecto físico -que se usaba para su escarnio- y que pronto llegaba en los grados superiores a citas fuera de la escuela o en el patio de recreo, para dilucidar a puñetazos el problema, y cuando sacaban toda la energía contenida, paraba, al menos entre los actores del momento. Esa tendencia al desahogo de energía, avanza a la violencia armada, fundamentalmente en grupos, diríamos.
Frente a eso hay que acentuar el trabajo en la escuela compaginado con labores sociales en que se involucre al Estado. Desde hace más de un quinquenio, en Puebla se crea y perfecciona continuamente, tras empeños pilotos en diversos estados de la República y en Centroamérica, un Programa para la Convivencia. Que es una propuesta creada por el Grupo Magno, a través de Educación por la Experiencia (ExE).
Dicha iniciativa, altamente valorada incluso a nivel de universidades y otros institutos de educación superior, probada en varios estados de la República Mexicana –como señalamos- y avalada por los sindicatos magisteriales, logra impactar positivamente en los empeños por una educación holística e integral. En ella se confía en el alumno, quien bajo una cuidadosa guía se va conformando a si mismo como un ser de valores que impacta en la familia, en la escuela y en el medio en que se desarrolla.
En ExE están diseñados y probados los libros del maestro, del alumno y de los padres de familia, para cada uno de los grados que integran la educación básica -1º a 6º de primaria y los tres años de secundaria-. Hemos escrito sobre esto a profundidad. Ver: Barceló R. Víctor Manuel. “Educar para la igualdad social”. Aproximación a la Escuela Nueva Mexicana. Editorial Bosque de Letras. Pags. 185-187. También en: http://crisolplural.com/author/victor-barcelo/page/20/
Apenas para el ciclo escolar 2016-17 aún en proceso, fue editada una guía oficial de la Secretaría de Educación Pública (SEP), para aplicación al 1er grado de primaria a fin de que “los niños de primer grado de educación primaria desarrollen sus habilidades socioemocionales y, en específico para que aprovechen las actividades que aparecen en el Cuaderno de actividades para el Alumno” –reza la introducción del documento- .
La similitud con el Programa ExE que hemos aludido es muy profunda. Ambos pretenden promover en los alumnos: la autoestima, el manejo respetuoso de las emociones, la consideración por la diversidad, el seguimiento puntual de las reglas para una relación social positiva, la búsqueda de acuerdos como ruta de avenencia, la resolución pacífica de conflictos, la participación informada de las familias en la creación de ambientes escolares adecuados, tanto para una convivencia pacífica como para la formación integral de los alumnos.
Sin embargo hay diferencias sustanciales a favor del Programa ExE, Este se aplica con éxito comprobable en todos los grados educativos de la educación básica ya indicados, en tanto el Programa Nacional de Convivencia Escolar (PNCE-SEP), aprovecha las experiencias de ExE, pero solo para aplicarlas en el 1er grado de primaria. Probablemente se esté trabajando en darle cobertura universal, pero eso no será fácil.
Los programas que se manejan con grupos sociales –escuela y grupo escolar son los más importantes- necesitan ejercicios piloto, que se llevan tiempo para su preparación y desarrollo. ¿Será suficiente el que resta al actual gobierno federal para avanzar con metodologías adecuadas, pruebas piloto válidas y alcances positivos para obtener los mejores resultados? Ojalá ocurriera por el bien de la maltratada educación mexicana.
Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/182628