Centro América/Costa Rica/27 Mayo 2017/Fuente: Prensa Latina
Para los expertos de la Academia Centroamérica el que se este logrando el objetivo de las universidades públicas nacionales de un mayor acceso a las personas de hogares en condición de pobreza o pobreza extrema radica en que los educandos procedentes de esos estratos tienen menos probabilidades de concluir la secundaria y el bachillerato.
En la nación centroamericana completar la secundaria y el bachillerato es un requisito para realizar el examen de admisión a las estatales Universidad de Costa Rica, Universidad Nacional, Tecnológico de Costa Rica y la Universidad Técnica Nacional, salvo a la Universidad Estatal a Distancia, señala el estudio.
Pero, agrega, esto constituye un difícil obstáculo a vencer para los estudiantes de hogares pobres por razones de deserción y repetición.
A ello se une además la preparación deficiente con la cual llegan esos educandos a la secundaria, incluso, la calidad de la enseñanza en esa etapa ha sido planteada por algunas universidades estatales como un factor que incide en el tiempo de graduación y en la capacidad de las instituciones para atender una mayor demanda educativa.
El estudio apunta que otros especialistas mencionan que el rendimiento de los estudiantes se relaciona con variables como género, autoconfianza en sus capacidades, estructura familiar, origen socioeconómico y cultural del hogar, el centro educativo al que asiste, motivación, certificación y proporción de alumnos por profesor.
Por ello, la Academia de Centroamérica concluye que ‘el fracaso en la educación secundaria es un factor determinante, el cual debe analizarse a lo largo de la cadena de producción en la educación, considerando entre otros aspectos la probabilidad de que un estudiante complete los diferentes ciclos académicos’.
Basado en la Encuesta Nacional de Hogares de 2016 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), un 30,6 por ciento de los estudiantes de las universidades estatales pertenecen a hogares del quintil 5 (mayores ingresos), porcentaje que se eleva a 57,8 cuando se incluyen a los educandos del quintil 4.
En la acera contraria, solo un 7,2 por ciento de las personas de los hogares en extrema pobreza (quintil 1) asisten a universidades públicas, porcentaje que avanza hasta 22,6 cuando se añaden los procedentes del quintil 2 (pobres), refiere la encuesta del INEC.