Por: Cesar Barrios
La situación en materia de egresos de la educación secundaria en Uruguay se mantiene casi de una manera crítica para aquellos jóvenes de entre 21 y 23 años. Un informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) señala que “Uruguay avanza muy lentamente en el aumento del egreso, continuando en una de las peores posiciones en América Latina y el Caribe”.
Si bien los niveles de egreso han aumentado en las últimas décadas, para este segmento de edad, han sido totalmente alejados de las metas planteadas. En el año 2009, la Ley General de Educación fijó una meta del 100% de egresos y posteriormente se fueron fijando metas más razonables de acuerdo con la realidad. Por ejemplo, en 2016, la meta era un egreso del 47% y se llegó al 38%. Para 2017 fue de 52% y se alcanzó al 41%, en 2018 del 58% y se llegó al 42,7%. En 2019 la meta era del 68% y lo logrado fue lo mismo que un año antes (42,7%). Al inicio del nuevo gobierno se siguieron manteniendo metas ambiciosas, pero no se logró. Para el año pasado la meta era del 75%, y se alcanzó a 51,6%. Esto significa que solo la mitad de los jóvenes de entre 21 y 23 años han culminado la educación secundaria.
Es de los peores guarismos de Latinoamérica y a nivel global. En la tasa de egresos de la educación media, para edades de entre 21 y 23 años, Uruguay tiene un 51,6%, por debajo están Honduras (49,9%) y Haití (18%). La tabla de la región la encabeza Chile con 92%, seguido por Perú (89,1%) y en tercer lugar Ecuador (80,5%). Argentina tiene un valor de 65,4%, Brasil 73,5%, y Paraguay 73,3%.
Es de hacer notar que la Ley General de Educación señala que el acceso, el trayecto y la culminación de la educación obligatoria es un derecho humano fundamental. Por lo tanto, esto no se está cumpliendo.
Las conclusiones del Ineed indica que constatar que la mitad de los jóvenes no consiguen finalizar educación media superior “equivaldría a observar que la mitad de la población no puede atender su salud, alimentarse, expresar sus ideas, acceder a un trabajo de calidad o ejercer cualquier otro derecho de tal naturaleza” y por definición, los derechos humanos no pueden ordenarse en más o menos importantes: todos tienen el mismo valor.
Pero también la magnitud del problema se ve reflejada hacia el futuro, ya que la mitad de la población de las edades señaladas (entre 21 y 23 años) no ha completado su ciclo educativo. Ante esta situación, desde el Ineed señala que hay dos oportunidades para solucionar esta situación. Una de ellas es el plan quinquenal para la educación a plantearse en 2025 con el nuevo gobierno y que busque reinsertar a estos jóvenes en el sistema. La segunda es de carácter demográfico. A medida que sigue descendiendo la natalidad se concretará la disminución progresiva de la matrícula en educación inicial y primaria y eso podrá habilitar el redireccionamiento de recursos para reincorporar a la educación obligatoria a adolescentes y jóvenes que la han abandonado antes de finalizarla.
Egresos en otras edades
En referencia a otros grupos etarios, entre 18 a 20 años la meta para 2024 en los egresos es alcanzar al 90%. Para estos tramos de edad el egreso ha mejorado y pasó del 64,5% en 2006 al 83,4%, el año pasado. No obstante, se siguen registrando diferencias en materia de egresos y nivel socioeconómico. En 2023, mientras el 96,2% de quienes pertenecen a hogares ubicados en el nivel socioeconómico más alto ha culminado el ciclo básico, solo el 71,6% de las personas de este tramo de edad pertenecientes a hogares ubicados en el nivel socioeconómico más bajo lo hizo. Desde el Ineed señalan que la brecha entre los quintiles extremos de ingresos se ha reducido en el período.
Por otra parte, también se ha examinado qué sucede con los adolescentes de 16 años que deberían egresar de educación media básica, o lo que era tercer año del liceo. Toda persona que ingresa al primer grado de la educación primaria en la edad prevista y avanza a razón de un grado por año, sin interrupciones, debiera encontrarse cursando el último grado del ciclo básico de educación media, a lo sumo, con 15 años. El 79,5% de adolescentes había egresado de educación media básica en 2023. El valor se ubica 6,5 puntos porcentuales por encima de la meta establecida para ese año.
Pero una pregunta que surge es cuál es la edad ideal para culminar todo el ciclo educativo (primaria y secundaria): es 18 años. Se considera, por tanto, a la población de 19 años para estimar el egreso en edad oportuna del ciclo. Casi el 45% de los jóvenes de esta edad había egresado de educación media el año pasado.
El trabajo y los estudiantes
El Ineed presentó un informe que hace referencia al trabajo en aquellos jóvenes que concurren a secundaria. El porcentaje que asiste y trabaja entre los menores de 18 años es de solo un 2%, mientras que entre los de 18 a 21 años llega al 20%. Se debe tener en cuenta que, según la Encuesta Continua de Hogares, en los adolescentes entre 14 y 17 años, el 94% asiste al sistema educativo y entre los jóvenes de 18 y 21, lo hace el 57%.
En este informe se indica que entre los más jóvenes (14 a 17 años) la mayoría de los que no asiste al sistema educativo y tampoco trabaja, llega al 5%. Entre los de 18 y 21 años, un 21% no asiste al sistema educativo, pero trabaja, un 10% no asiste y está desempleado, así como un 12% no asiste ni trabaja.
Entre los adolescentes, quienes asisten a tercer año de educación media, un 20% tiene algún vínculo con el mercado laboral (trabaja con su familia o fuera de casa, o se encuentra buscando trabajo). A la vez, nuevamente se destaca la diferencia cuando se miden los niveles socioeconómicos. Entre los jóvenes que asisten a centros de contexto socioeconómico y cultural muy desfavorable, dicha situación es el doble que entre los jóvenes que asisten a centros de contexto muy favorable (26% y 12%, respectivamente). El porcentaje que trabaja es mayor entre los que asisten a educación técnica (27%) que entre quienes asisten a secundaria (19%).
En una encuesta entre estudiantes de tercer año de secundaria (de media) el mundo laboral es, al menos, algo en lo que la mayoría ya comenzó a pensar. Solo un 34% de los estudiantes de educación técnica y un 40% de los de secundaria considera que el trabajo es aún algo lejano para ellos.
A los investigadores les llamó la atención que únicamente el 62% de este grupo de estudiantes dice que al año siguiente solo continuará estudiando. Y acá nuevamente se nota la diferencia: los estudiantes de contexto muy desfavorable, solo la mitad esperan únicamente estudiar. La otra mitad piensa en hacer las dos cosas: estudiar y trabajar.
Sobre la información a los estudiantes para saber qué carrera pueden seguir cuando culminen secundaria, únicamente en el 38% de los liceos hay un espacio de orientación vocacional y la gran mayoría de los estudiantes (82% en técnica y 91% en secundaria) no recibe capacitación en espacios de trabajo como parte de la propuesta curricular.
El informe indica que “parece haber un desnivel entre las expectativas de los estudiantes de tercer año de media sobre el mundo laboral y lo que les ofrece el sistema educativo”. Esta situación se presenta en mayor medida en los liceos públicos. Se acota que “si bien en educación técnica la orientación hacia el mundo del trabajo es claramente mayor que en secundaria, igualmente se observan aspectos para ampliar la oferta”.
Solo la mitad de los jóvenes de entre 21 y 23 años han culminado la educación secundaria