Alrededor de mil 400 escuelas fueron destruidas en este período, la mayoría sin posibilidades de reabrirlas por el daño sufrido o la inseguridad que representan, lamentó.
Según Unicef, en el comienzo del nuevo curso escolar, un estimado de tres millones de niños nigerianos necesitan una educación de emergencia.
‘Los alumnos en el noreste del país están viviendo demasiado horror, ya que a la malnutrición, la violencia y la epidemia de cólera se suman los ataques a las escuelas’, señaló el subdirector del Fondo, Justin Forsyth, quien realizó una reciente visita de tres días a Maiduguri, epicentro de la crisis causada por Boko Haram.
De acuerdo con la agencia especializada de la ONU, algunos niños refugiados en campamentos reciben educación por primera vez en sus vidas.
A propósito de la situación en Borno, Unicef alertó que sus programas de emergencia en el noreste de Nigeria enfrentan un gran déficit de financiación, pues solo recibieron un 40 por ciento del dinero solicitado para 2017.