Por: Catherine Rodríguez
En una columna de opinión reciente, el rector de la Universidad Pedagógica Nacional lamenta que, debido al artículo 222 de la Ley 1753 de 2015, los programas de licenciatura que no hayan tramitado y obtenido su acreditación de alta calidad antes del 9 de junio de 2017 pierdan el registro calificado y deban cerrar.
Por ello, desde el título de la columna, Adolfo León Atehortúa Cruz se declara “En Defensa de las licenciaturas” mencionando que dicho artículo deroga el carácter voluntario a la acreditación y la autonomía universitaria, exigiendo “…la previa implementación de nuevas y rigurosas características específicas de calidad impuestas para su funcionamiento.”
Así, el Rector se lamenta por lo que pueda suceder con programas de licenciatura que no cumplan estándares de calidad que, vale la pena aclarar, son estándares necesarios para que el país logre ofrecer a todos los estudiantes la educación que merecen.
Estoy en profundo desacuerdo con el objeto de preocupación del Rector. En lugar de defender programas de pedagogía que no aseguran la formación de los futuros maestros del país con la mejor calidad posible, yo defiendo a los futuros estudiantes de estos maestros en formación – es decir al futuro de la calidad de educación del país – y a los propios estudiantes de dichas facultades de pedagogía quienes están invirtiendo su tiempo y recursos en programas que no ofrecen lo que el país y ellos mismos merecen. Por lo tanto, mi titular es en cambio “¡En defensa de la educación de calidad y los estudiantes de pedagogía!”.
Para poner en contexto mi titular voy a mencionar algunos puntos que considero importantes en esta discusión.
- Está comprobado y ampliamente divulgado que el docente es el insumo escolar más importante de todos. Lograr una educación de la más alta calidad requiere de docentes que hayan sido formados con los mejores estándares, asegurando que dominan los conocimientos disciplinares (lo que deben enseñar) y pedagógicos (como pueden enseñarlo de la mejor manera) que tan importante labor requieren. Solo exigiendo estándares de calidad en las Facultades de Pedagogía del país aseguraremos que TODOS los futuros maestros que en ellas se formen reciban esas herramientas para su futuro laboral.
- La acreditación de calidad esta correlacionada con la calidad de la educación impartida en las facultades de pedagogía. Estudios como el de Tras la excelencia Docente financiado por la Fundación Compartir documentaron que la calidad de la formación de los futuros docentes en programas de pedagogía acreditados es mayor que la de aquellos que provienen de programas no acreditados. Los puntajes que obtienen los estudiantes de estos programas acreditados en las pruebas Saber Pro son mayores a los que obtienen aquellos de programas no acreditados. Aunque no se ha probado la relación causal de ello, si da indicios de las diferencias evidentes de ambos tipos de programas y dejan claro la necesidad de igualar por lo alto y no por lo bajo.
- En países con los mejores niveles de calidad del mundo existen tan solo unas cuantas facultades de pedagogía lo que asegura que estas tengan los mejores programas y el dinero suficiente para sostenerlos. Por el contrario, en Colombia, como lo cita el propio Rector en su columna de opinión, existen más de 500 programas y solo cerca del 17% de ellos tenían la acreditación vigente a 2016. Más preocupante aun, como lo detalla Sandra García en este blog, en muchos de ellos la calidad y los requisitos previos al artículo 222 eran tan bajos que se graduaban maestros sin haber pisado un salón de clase que les permitiera tener algún tipo de práctica antes de comenzar a ejercer y/o incluso recibían una formación completamente virtual.
- Vale la pena recordar, que el artículo 222 que busca asegurar una formación de las licenciaturas de la más alta calidad surgió de un proceso de trabajo en donde diversos actores claves, entre ellos seguramente miembros activos de programas de licenciatura del país, pudieron ser escuchados. Es decir, el artículo no es algo nuevo o que les agarró por sorpresa a las facultades.
De la misma manera en que exigimos estándares de calidad en la profesión de medicina – como por ejemplo el debate de los cirujanos plásticos y la homologación de sus estudios – debemos defender artículos como el 222 de la Ley 1753 en donde como país exijamos también mínimos en la formación de las personas responsables de formar y cuidar a lo más valioso que podemos tener: nuestros hijos.
Este artículo busca superar falencias en el sistema de formación inicial docente que vienen de mucho tiempo atrás, entre otros motivos por la necesidad de expansión de la oferta educativa para aumentar cobertura.
Por supuesto, el cierre de facultades va a ser difícil y se debe buscar que esto ocurra de la mejor manera posible. Sin embargo, defender a programas de pedagogía que no cumplen con criterios de calidad es, a mi parecer, defender lo indefendible.
Lo que hay que defender es que los jóvenes que optan por la carrera de educación tengan la oportunidad de prepararse única y exclusivamente en programas que aseguren la mejor calidad de su formación y que por tanto obtengan el rendimiento que merece el tiempo, el dinero y el esfuerzo que ellos dedican. Solo así, además, aseguraremos que nuestros niños y jóvenes reciban a su vez maestros con los mayores estándares de calidad y mejoremos a través de la educación sus vidas y el bienestar del país en general.
Aplaudo decisiones de política como la del artículo 222 que tienen como objetivo mejorar la educación que reciben los estudiantes de pedagogía y, a través de ellos, la de los estudiantes de básica y media del país en el futuro. No me cabe en la cabeza defender la continuidad de programas de mala calidad que no cumplen con lo que esta profesión merece.
Espero que esto lo tenga claro el Ministerio y no dé marcha atrás a leyes discutidas y aprobadas que buscan encaminar al país, a través de mecanismos certeros, en el arduo camino hacia el mejoramiento de la calidad educativa ofrecida.
Fuente: http://lasillavacia.com/blogs/blogoeconomia/en-defensa-de-la-educacion-de-calidad-y-los-estudiantes-de-pedagogia-63133