El otoño boreal vino acompañado de bajas temperaturas y una segunda ola de la pandemia de coronavirusque ha forzado a muchos países de Europa a implementar nuevas restricciones estrictas que se asemejan a las adoptadas a principio de año: toques de queda, cierre de bares y restaurantes, reducción de la capacidad máxima de reuniones, cancelación de eventos, entre otras. Sin embargo, las escuelas escapan a esas medidas y permanecen abiertas.
Alemania y Francia, por ejemplo, anunciaron hoy nuevas medidas que imitan a las ya tomadas en Italia y España, donde se intentará limitar el movimiento de las personas pero, a su vez, evitando un confinamiento total como el de marzo y abril para mitigar el impacto económico en economías ya dañadas por las restricciones previas. Es por eso que muchos países evitaron bajar las persianas de sus comercios, a pesar del aumento de casos, hospitalizaciones y muertes (los decesos por Covid-19 subieron casi un 40% en Europa en la última semana).
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció hoy un nuevo confinamiento nacional para frenar el aumento de casos a partir del viernes y hasta al menos el 1 de diciembre. «El virus circula en Francia a una velocidad que ni siquiera los pronósticos más pesimistas habían previsto», dijo Macron en un discurso. Los bares, restaurantes y negocios no esenciales cerrarán, pero a diferencia del confinamiento de dos meses impuesto entre marzo y mayo, las escuelas permanecerán abiertas.
Los gobiernos se rehúsan a cerrar las escuelas por las potenciales consecuencias. En algún momento de este año más de 1200 millones de niños en 190 países dejaron de ir a clases en todo el mundo, de los cuales al menos el 30% no pudo acceder remotamente, lo que provocó una «emergencia educativa a nivel mundial», según declaró Unicef en un informe a fines de agosto.