Por: Rodrigo Santillan Peralbo
La educación es determinante en el desarrollo de los pueblos. Sólo el capitalismo neoliberal extremo cree que la ignorancia permite no reclamar, conformarse con las dádivas, agradecer por tener trabajo con salarios miserables y aceptar mansamente que el lobo sea el lobo del hombre, según afirmaban el latino Plautus y, luego, el inglés Hobbes.
El país está en plena crisis, sin remedio, porque la educación está en crisis. Si los pueblos fuesen educados, jamás permitirían que el país llegase a la crisis moral de estos tiempos, que la corrupción reine en todos los espacios de poder, que la ignorancia y prepotencia sean méritos en los más altos y bajos círculos políticos.
Cristóbal Flores Cisneros, Marcelo Murgueytio Jarrín y Edwin Salas Cádenas, miembros constituyentes de la Asociación Nacional de Profesionales por la Educación dicen que en el Ecuador se vive un generalizado pesimismo acerca del futuro, tanto de las actuales como de las nuevas generaciones de nuestra nación. Anímicamente prevalecen la decepción, vergüenza, frustración, la confusión causada por los engaños, las falacias, las componendas político-administrativas con que se gobernó al país en las dos últimas décadas. La sociedad, soporta estas consecuencias y presiente, con temor, un empeoramiento de la calidad de vida y a la vez la impotencia de no poder hacer nada o muy poco para evitar una catástrofe social.
La impunidad sigue como una característica unida a los hechos delictivos que, día a día, se revelan ante la colectividad ciudadana. Hay una especie de sopor, indiferencia, resignación y dejar que el accionar corrupto haya sido y sea parte ‘normal’ del convivir nacional. Sin educación de calidad el país muere entre la ignorancia, la inmoralidad y un bárbaro quemeimportismo.
Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102340767/la-educacion