La importancia del lenguaje en la educación preescolar


Por:  Federico Arroyo Solorio
DOCENTE DE LA ESCUELA NOMAL PARA EDUCADORAS DE MORELIA, MICHOACÁN

RESUMEN

Actualmente el lenguaje ha adquirido mayor atención en la sociedad, de modo que en el ámbito educativo también ha recibido un gran impulso; aunque la psicología ha empezado tardíamente a fijarse en éste como función psíquica. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que en la actualidad es posible afirmar que las relaciones entre el pensamiento y el lenguaje, en un individuo normal, son las más importantes de su vida psíquica. Que a pesar de que en un inicio el lenguaje en su desarrollo no es muy espectacular, en el primer año de vida se sientan las bases para su universo lingüístico e intelectual, que permitirá desde ese momento, sorprendentes y constantes adquisiciones. En este sentido, en el presente

escrito se pretende abordar la importancia del lenguaje y se relación con el desarrollo del pensamiento; la parte que involucra a la educación preescolar en tanto se considera como parte que va a desarrollar y potenciar estas competencias en el preescolar.

 

Es necesario mencionar que los aprendizajes en un niño recién nacido, que se propician a través de los sentidos, se estimulan fundamentalmente con la afectividad que recibe de su entorno familiar y que el  lenguaje, entendido como expresión y comunicación, es el conducto adecuado para propiciarlos.   Son pues, la estimulación familiar y la contribución del adulto, aspectos fundamentales para un buen desarrollo del lenguaje; el cual también requiere de condiciones adecuadas en cuanto a dificultades ocasionadas por algún trastorno como resultado de una enfermedad,  cuestiones congénitas, adquiridas o físicas; situaciones que

 

Principalmente, pueden ser detectadas después de los tres años, edad que comprende el nivel de educación preescolar.

 

 

La edad preescolar se considera, como se ha mencionado, a partir de los tres años y hasta cumplir los seis, propuesta para  tres grados; en su primer ciclo, aproximadamente tres años de edad, se puede decir que en promedio, un niño habla 900 palabras, transitando a un momento en el que no solo adquiere palabras nuevas, sino que las usa, de manera importante, comienzan a aparecer oraciones breves.  Paralelamente al desarrollo lingüístico tienen lugar el desarrollo de la función simbólica, de las imágenes psíquicas y de la capacidad de representación mental; sobre estos fundamentos se empieza a edificar el pensamiento del individuo. El lenguaje como comunicación con otras personas obliga a utilizar cuestiones temporales y esta interiorización de las palabras, en este caso, conjugadas, provoca el pensamiento que se rige sobre el lenguaje interior y el sistema de signos, permitiéndole al niño poder estructurar el mundo de las imágenes internas. Si el pensamiento nace cuando aparece el lenguaje y la palabra sustituye  los hechos y a las cosas, se aclara que de no haber lenguaje sonoro, el individuo recurre a otros recursos para el desarrollo de su pensamiento. Así las relaciones del niño con las cosas y las personas, antes basadas en los intercambios sensoriales, se trasladan al mundo simbólico que el lenguaje ha hecho posible.

 

Entre los tres y cuatro años de edad, el niño empieza a ser capaz, por primera vez, de expresar verbalmente sus ideas con suficiente claridad; la curiosidad e interés por las cosas y las personas, son superados por  su capacidad efectiva para analizarlas y organizarlas; aparecen estructuras gramaticales correctamente organizadas y construcciones que demuestran capacidad para asimilar y generalizar, de modo que el niño recibe el lenguaje como un juguete nuevo, lo utiliza constantemente para ejercer la facultad de razonar, con la frecuente impaciencia del adulto ante su aparente repetición sin sentido; se debe puntualizar que el pensamiento supone una interiorización del lenguaje, por lo que dicho razonamiento mental discurre más veloz que el razonamiento hablado, de ahí que frecuentemente demuestre que sabe, pero que no se puede expresar.

 

El niño de tres años, según los cuatro estadios del desarrollo cognitivo infantil, establecidos por Piaget, permanece aún en la fase preconceptual, cuyas características son tres: la construcción de símbolos, la utilización del lenguaje y la aparición de juegos simbólicos o de simulacro.   Así la capacidad interna de los símbolos y las imágenes psíquicas han de ir evolucionando a lo largo de los siguientes doce meses; a partir de este momento no estará subordinado a las acciones que le unen a los objetos reales, sino que podrá pensar sobre las cosas y las actividades, o sea manejarlos mentalmente sin necesidad de ejecutar físicamente una acción.  Pero esta madurez es aparente y poco real, todavía es un ser dependiente de la madre y no ha salido de la primera niñez; en muchos de los casos, podemos decir al respecto, que esta dependencia frecuentemente se ve emparentada con sobreprotección y subestimación que se manifiesta cuando la madre o el adulto se comunica con el niño utilizando su mismo imperfecto lenguaje infantil, lo cual es un error, porque confunde la pronunciación correcta de las palabras en los pequeños; también podemos decir que a esta edad preescolar, el aprendizaje de una lengua distinta al idioma nativo es más fácil en el niño que en el adulto.

 

Por otro lado, la formación de educadores tiene como propósitos conocer los procesos a través de los cuales los niños adquieren y desenvuelven progresivamente sus capacidades de comunicación por medio del lenguaje y desarrollen actitudes y recursos que les permitan comunicarse con fluidez con los niños, para estimular el avance de las competencias lingüísticas de los alumnos de educación preescolar; en este entendido, le corresponde a la educación preescolar, el desenvolvimiento de las capacidades del niño como hablante; de este modo los  docentes fomentan en los niños actitudes y habilidades para escuchar con atención a quien habla, para dialogar con sus compañeros o con el maestro, para descubrir objetos, personas y situaciones cotidianas, etc. que los niños desarrollen la confianza, la naturalidad y la motivación que caracterizan una comunicación fluida; de la misma manera se propone que los docentes familiaricen al niño con la palabra escrita, a través de nociones primarias de la “prelectura”.

 

El abordar los temas relacionados con el diagnóstico sobre la adquisición y desenvolvimiento del lenguaje, se considera importante, entre otras cosas, tomar en cuenta las condiciones del contexto sobre el desarrollo del lenguaje, así como el planteamiento de problemas o situaciones que lleven a reflexionar y a explicar las condiciones de las competencias comunicativas en los niños. Se reconoce que el trabajo colectivo, sólo cumple su función formativa   si se basa en un trabajo individual responsable; es recomendable realizar actividades para observar y obtener información no solo en el ámbito escolar, sino también en lo familiar y el entorno social.

 

Algunas actividades que se puntualizan, son las relacionadas con la organización que requiere la indagación primeramente sobre la capacidad del lenguaje humano; posteriormente observar y registrar el lenguaje de niños entre tres y veinticuatro meses de edad, como una forma de iniciar y realizar lo mismo con niños de 2 a 3 años y de 3 a 5 años en diferentes momentos; de tal manera que permita observar el apoyo o estímulo que se recibe de los padres y del contexto en la adquisición del lenguaje en el niño  a partir del análisis secuencial de los cuatro campos fundamentales del desarrollo de la capacidad lingüística, como lo son  el fonológico, el léxico-semántico, sintáctico-morfológico y el pragmático. Lo anterior requiere del uso de recursos e instrumentos cuidadosamente diseñados para registrar y analizar el habla, dichas actividades comprenden los niveles individual, por equipo y posteriormente grupal.

 

Los registros obtenidos se sugiere que se  contrastan con autores que se manejan con distinto enfoque sobre el desarrollo del lenguaje infantil. La relación entre el lenguaje y el pensamiento. En todo momento se recomienda  una actitud abierta y la disposición de revisar y actualizar sus conocimientos, mediante la lectura crítica y comprensiva de  diferentes textos, la sistematización de estos conocimientos en la elaboración de síntesis, registros y otras actividades similares. Otra consideración importante para analizar, es la participación de la educadora, de su lenguaje en relación con los alumnos y su importancia en la socialización del mismo.

 

Finalmente, podemos decir que se desea ofrecer al lector una forma de conocer y dimensionar la importancia social del lenguaje y la atención que éste puede recibir, asimismo la importancia del análisis, para comprender la repercusión  a nivel psíquico. De esta manera, entender la forma  como se  pretende desenvolver e impulsar el lenguaje, y contribuir al desarrollo armónico de las habilidades del niño; como se sugiere, para trabajar, tanto como algunas actividades consideradas necesarias para la comprensión y diseño de estrategias didácticas con la finalidad de contribuir al desarrollo de las competencias  lingüísticas en el niño.

 

BIBLIOGRAFÍA

Maturana, Humberto.  “Emociones y Lenguaje en Educación y Política”.  Ed. Paidos, Chile, 2001.

 

VARIOS. “Biblioteca práctica para padres y educadores, Pedagogía y Psicología infantil”. Cultural. S. A. Madrid, España, 1998

 

SEP. “Adquisición y Desenvolvimiento del Lenguaje I y II, Programa para la transformación y el fortalecimiento de las escuelas normales”. SEP,  México, 2002.

 

SEP. “Plan de Estudios de la Licenciatura en Educación Preescolar, 1999”. SEP, México 1992.

 

SEP. “Programa de Educación Preescolar 2004” SEP, México, 2004.

Fuente: El Autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación

 

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Federico Arroyo Solorio

Lugar de nacimiento, Zinciro, Mpio. de Erongarícuaro, Michoacán, en el año de 1963; los estudios de primaria y secundaria, fueron realizados en la ciudad de Zacapu, Michoacán; la formación profesional inicia como Profesor de Educación Primaria, egresado del CREN de Arteaga, Mich. (1978 – 1982); Licenciatura en Educación Básica, cursada en la UPN, Unidad Zamora, Mich. Grado de maestro en ciencias de la Educación, por parte de la Universidad Internacional de América; pasante de Maestría en Sociología de la Educación, por parte del IMCED, Michoacán; el grado de Doctorado en Ciencias de la Educación, por parte de la Universidad Internacional de América; pasante de doctorado en el Instituto Mc Laren de Pedagogía Critica y Educación Popular. Profesor de Educación Primaria a partir de Septiembre de 1982; de 1996 y hasta el año 2000, se laboró como coordinador Administrativo en el CEDEPROM, de Zamora, Mich. De octubre del 2000, como docente de la Escuela Normal Preescolar de Arteaga, Mich. y desde 2015, docente de tiempo completo de la Escuela Normal para Educadoras “Profr. Serafín Contreras Manzo” de Morelia, Mich.