La humildad, el carisma y la honradez hicieron de José Mujica un presidente de admirar. Su experiencia ofrece grandes lecciones de liderazgo de las que se puede aprender.
Denominado como “el presidente más pobre del mundo” por la BBC, Pepe Mujica, de 80 años, marcó una profunda diferencia entre lo que es ser un presidente político y ser un presidente para el pueblo.
Su interés por la política nació en su juventud gracias a su tío materno. Luego, se involucró en un movimiento guerrillero que le implicó pasar 14 años de su vida en la cárcel. En 1985, gracias a una amnistía de delitos políticos, se involcuró en el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro del Frente Amplio, partido que representó en noviembre de 2009 cuando se convirtió en presidente de Uruguay.
Y aunque el pasado 3 de marzo abandonó el poder para cederlo a Tabaré Vázquez, de su mismo partido, presidentes como Rafael Correa agradecieron su legado: “Toda la vida voy a aprender de ese grande de América Latina”, dijo a AFP.
Estas son las características que lo identificaron como líder y de las que debemos aprender:
1. Carisma
Para el internacionalista Rubén Sánchez, “su figura de ‘bonachón’, la sencillez, pero sobre todo la capacidad para escuchar a los demás lo hizo ser un presidente muy apreciado. Así se ganó el cariño de la gente”.
A pesar de no ser muy expresivo o extrovertido, decía lo que pensaba sin importar el lugar. No dudaba en expresar su postura frente a muchos temas políticos, económicos o internacionales y usaba términos sencillos, lo que le hizo ganar más adeptos.
2. Vanguardista
Iniciativas trascendentales de cambio como la aprobación del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la tan polémica legalización de la marihuana fueron una fiel muestra de cómo se puede generar impacto y avanzar a nuevos horizontes, siempre y cuando exista un común acuerdo y razones que sustenten y sugieran el cambio.
Para el internacionalista Sánchez, también tuvo que ver la cultura y tradiciones de la sociedad uruguaya, que está acostumbrada a discutir de asuntos, y si no están de acuerdo, respetan las decisiones.
3. Cercano con la gente
El diálogo permanente con el pueblo uruguayo le permitió conocer de cerca las necesidades de sus compatriotas y demostrar que no era una persona que estaba por encima, como alguien inaccesible.
Para el experto en gerencia, Rodrigo Zárate, “Mujica se mostró como uno más del pueblo, no fue un líder intocable. Fue cercano a las personas, que es lo que busca el mundo de hoy, gente que se muestre como parte de un equipo”.
4. Nada pretencioso con el dinero
Muchos recordarán frases de sus discursos como “hay que aprender a ser feliz con poco”, lo que quedó demostrado en su estilo de vida: en su finca con sus animales y cultivos y con la donación del 90% de su salario como presidente a obras sociales.
Este líder reconocía la importancia del dinero, pero no era su eje principal, sino algo que vino por añadidura cuando invirtió en su capital social.
5. Humilde
El cargo no era lo que definía. “Sabía que era presidente, pero no le importaba si montaba en un volkswagen y dejó los lujos de lado. Tenía claro que tenía el poder, y que la elección era lo que se lo había dado. Muchos presidentes o gerentes de grandes compañías creen que necesitan cosas adicionales para ejercer su poder, no son conscientes de que ya tienen cargo”, dijo Zárate.
Creía en la igualdad de condiciones: “nadie es más que nadie”, dijo Mujica una vez en sus discursos y así mismo ejerció sus funciones.
6. Agradecido
Fue un líder que se caracterizó por sus muestras de agradecimiento: “Querido pueblo, gracias por tus abrazos, críticas, cariño y, sobre todo, gracias por tu hondo compañerismo cada una de las veces que me sentí solo en el medio de la Presidencia”, dijo en su discurso de despedida.