México: Maestros y maestras, caminar por la izquierda, democratizar la educación y al SNTE

Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Vivimos en un mundo polarizado y confrontado, incluso con una amenaza de guerra global por parte del imperio del Norte; entre las fuerzas de la vieja hegemonía (EEUU) y en contra de las nuevas fuerzas y un nuevo sentido por dirigir el mundo. Bajo este contexto, asistamos en estos años del tercer milenio a una nueva ofensiva de los grupos de derecha y de ultraderecha, a nivel global.

La década de los ochenta y parte de los noventa fue un tiempo espacialmente significativo, que dio lugar al surgimiento de oportunidades para docentes, que se incorporan al sistema con una auténtica vocación democrática, muchos de ellos ya jubilados o retirados del servicio. La movilización, la protesta callejera y la organización desde abajo fue una de las tareas pedagógicas que muchos docentes egresados, principalmente de las escuelas Normales rurales, pudieron vivir. “El maestro luchando, también está enseñando”. Ha sido una de las principales consignas.
Ahora, a partir de hacer un ejercicio por reconstruir los lazos y los vínculos con docentes militantes de la época, sorprendentemente nos podemos dar cuenta de que existe un distanciamiento con la lucha y lo que ello conlleva. A partir de las reformas y los cambios en los modelos de formación y en las distintas transformaciones que la sociedad global experimenta en los últimos tiempos, tenemos que las nuevas generaciones de docentes han dejado de lado la vocación con el compromiso y la lucha social. Los nuevos docentes se han convertido en técnicos y burócratas de la educación, a partir de una concepción pedagógica que coloque de manera escindida el trabajo en el aula con el compromiso de actuación en el plano social, en donde se incluye la lucha política por la democracia y por el cambio educativo y sindical.

Este asunto no es un tema menor; si bien nosotros no fuimos capaces de crear escuela y tener herederos que posibilitaran garantizar la generación de cuadros y militantes políticos y sindicales que reivindiquen y protagonicen el compromiso social y, porque además, en las décadas mencionadas había mucha rivalidad y un alto nivel de canibalismo político entre activistas y militantes debido a las filiaciones y adhesiones ideológicas. En ese tiempo, había trotskistas, maoístas, guevaristas, ultras, puros, moderados, comunistas y una larguísima lista de filiaciones. La constante era la filiación en la izquierda, la cual estaba garantizada, pero hablamos de muchas izquierdas y casi todas dogmáticas y hegemónicas.

Lo de ahora es un escenario difícil de entenderse; los viejos militantes ya no quieren participar y los nuevos no pueden, saben o porque no han aprendido a hacerlo.¿Cómo resolver esta disyuntiva o esta aparente contradicción?

En cuanto al ingreso al puesto, después de la formación normalista o universitaria, desapareció la plaza de reparto automático; ahora los nuevos candidatos para tener una plaza de docente en educación básica están obligados a someterse a un examen de ingreso, más adelante de promoción. Desapareció el escalafón como forma de ascenso profesional, ha desaparecido la jubilación con pago vitalicio; ahora se otorga un bono que se da después del retiro. Es decir, las condiciones laborales cada vez se hacen más desfavorables para las y los trabajadores, pero a cambio ha llegado la desarticulación, la falta de compromiso y conciencia en cuanto a la defensa de la materia de trabajo e incorporarse a la lucha gremial. Hoy, las demandas y las reivindicaciones de las y los docentes y trabajadores de la educación, de todos los niveles y modalidades educativas, no tienen que ver con ganar cosas nuevas, sino por conservar lo ganado y por recuperar lo que se tuvo en otro tiempo y ahora se ha perdido.

El SNTE, como representante formal de las y los trabajadores, ha preferido ponerse del lado del patrón; tanto en la esfera federal como en los estados, se han olvidado de su compromiso (si es que algún día lo tuvieron) de hacer su trabajo en la defensa de los intereses de las y los trabajadores de la educación. Cuando se habla del charrismo sindical, se habla de esto, de la traición de los dirigentes a sus agremiados y de aceptar incondicionalmente lo que la autoridad imponga, en lo salarial, en lo laboral y en lo profesional; a todo eso se le agrega la corrupción en la venta de plazas, el manejo discrecional de la cuota sindical de los trabajadores y la aceptación acrítica de todas las imposiciones que vengan del gobierno.

Ante todo ello, necesitamos un dispositivo que reactive la movilización desde abajo de los docentes en servicio y de los nuevos docentes que recién egresan de las escuelas Normales para que aprendan a través de las movilizaciones. Necesitamos crear una escuela de formación político-sindical como la que hubo en otro tiempo para trabajar la participación y el diálogo bajo una perspectiva de cultura democrática. Necesitamos sensibilizar a los nuevos docentes para que engarcen su trabajo educativo de aula con la lucha por Palestina, en contra de los nuevos y también los viejos imperialismos y por transformar al SNTE. Necesitamos eso y mucho más; el problema es que ahora hemos perdido el método de acercamiento, vinculación y alianza con el maestro novel de Jalisco y de México.

*Doctor en Educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

*https://revistaeducarnos.com/maestros-y-maestras-caminar-por-la-izquierda-democratizar-la-educacion-y-al-snte/

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