España/23 de Mayo de 2016/El correo de Burgos
Almudena Carretero, que ayer estrenó su primer espectáculo como directora, ‘De ojos grandes’, compartirá los conocimientos adquiridos en todo el mundo en el local que abrirá en el G-3
«Yo tengo el sueño de traer una escuela profesional de circo y llenar una carpa con 500 personas. Que Burgos viva el circo depende de los creadores. Llegará el momento en el que haya un lugar donde los niños empiecen desde pequeños con estas artes. Los artistas deben enseñar lo que saben».
Almudena Carretero tenía un sueño y ya ha empezado a acariciarlo. No ha pasado ni un año y medio desde que expresara estas palabras y la acróbata burgalesa ya ha iniciado los trámites de la que será la primera escuela de circo de Burgos. Acaba de comprar un local en el G-3 y quiere arrancar con las clases en septiembre de 2017.
Y, a tenor de la determinación con la que habla, así será.
«Me voy a centrar en los niños. Son los que más pueden disfrutar de este arte. Pero como el circo es para todos, programaremos actividades para todo el mundo: tercera edad, personas con necesidades educativas especiales… Quiero que todo el que esté interesado en el circo tenga la oportunidad de venir», aboceta al tiempo que agradece el apoyo de sus padres. Siempre ahí. Siempre alentando el empeño de una hija que un día dijo que quería ser artista de circo. Y también gracias a Johny Marcelo Santiago, su compañero en esta aventura profesional y también en la personal, con el que va de la mano en este ambicioso proyecto.
«Ahora voy a estar un año trabajando duro fuera. Si me quedara aquí no lo abriría hasta los cuarenta o cincuenta años», lamenta Carretero, que acaba de concluir un año de contrato en el mayor parque de atracciones inspirado en el circo, el Creactive de Punta Cana (República Dominicana), con la marca del prestigioso Cirque du Soleil. Allí ha aprendido disciplinas nuevas, ha dado clases durante seis horas al día a gente dispar, de distintas culturas y en muchos idiomas, y ha observado de cerca la gestión de una gran empresa.
«Ha sido una experiencia rica en todos los sentidos», resume dispuesta a crear un público burgalés de circo contemporáneo, decidida a abrir este mundo y a acabar con la imagen unívoca de la carpa con domadores y autocaravanas.
Un primer paso en ese empeño por derribar prejuicios lo dio ayer con el estreno de De ojos grandes,su primer espectáculo como creadora y directora, interpretado en la sala de ensayos del Fórum con las entradas agotadas hace tiempo, con muchos amigos y familiares sentados en las sillas.
El título alude precisamente a ese interés por abrir la mirada, la mente, del espectador y acercarle a los nuevos lenguajes del circo y el propio montaje es el reflejo de la experiencia que ella ha vivido desde que abrazó el credo circense.
«Cuando a los 21 años me fui a la Escuela Nacional de Circo de París mi vida cambió mucho de repente. Me di cuenta de que el tiempo pasa, conoces a gente muy diferente, te topas con tu alma gemela, recorres países, te adentras en otras culturas, empiezas a hablar otros idiomas… Desde el primer día que me marché fuera crecí un montón como persona. Esta era la idea inicial de este espectáculo. No sé si se verá reflejada, pero todo está ahí», cuenta unas horas antes de ese estreno, después de un madrugón de aúpa para amarrar la instalación, tras más de una hora repasando el guion con los técnicos de luces y sonido y un rato antes de acudir a la celebración de una Primera Comunión.
Durante este tiempo fuera de casa se ha dado cuenta de que el circo es un arte de equipo, en el que necesitas la magia de los otros para hacer más grande la propia.
Por eso, aunque siempre deseó llevar a escena un espectáculo de aéreos, su especialidad, interpretado por ella sola, finalmente decidió adaptarlo para hacerlo junto al citado Johny Marcelo Santiago (Lima, Perú) y al expresivo malabarista Yoshi Chladny (Otawa, Canadá).
De ojos grandes, que cuenta con una ayuda CREA de la Fundación Caja de Burgos, dibuja en escena la relación entre los tres. Unas veces a partir de números en solitario -porque el circo también tiene estos momentos de trabajo en soledad- y otros en los que interactúan.
Telas, cuerdas, aros, mazas, sombreros… Las acrobacias, los aéreos y los malabares se funden en esta propuesta que quiere sumar más escenas y que ya ha firmado bolos en varios países de Sudamérica.
Y al tiempo que De ojos grandes crece también lo hará el sueño de esa escuela de circo en Burgos. Su cuenta atrás ya ha empezado.
Fuente: http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/cultura/primera-escuela-%20de-circo-volara-2017_125132.html