México: Las políticas públicas deben desmantelar el machismo.

Hace 22 años que trabaja en México con grupos de reflexión para hombres con conductas violentas. Hay que enseñarles a los hombres a ser, pensar y actuar respetando la diversidad.

América del norte/México/24.05.2016/Autor:Javier Camara/Fuente:http://www.lavoz.com.ar/

Hace 22 años, Roberto Garda Salas, maestro en Sociología por la Universidad Nacional de México, fundó en su país la asociación civil Hombres por la Equidad, a través de la cual forma grupos de reflexión que ayudan a varones a modificar conductas violentas hacia las mujeres y hacia los hijos. Invitado por la Secretaría de Lucha contra la Violencia hacia la Mujer y la Trata de Personas, Garda Salas está en Córdoba para apoyar la implementación de un centro de atención a varones agresores o en situación de violencia.

–¿Son recuperables los hombres violentos?

–En los últimos 22 años hemos desarrollado diversas metodologías y estrategias para educar y reeducar a varones para que aprendan a través de técnicas educativas a detener sus conductas de violencia y de abuso y a tratar con equidad a sus parejas. Siempre nos damos con esta pregunta: los hombres violentos, ¿cambian o no cambian? Lo primero es decir que hay una responsabilidad de los estados nacionales en crear servicios dirigidos a hombres que deseen cambiar, o para aquellos que por un mandato judicial necesitan cambiar conductas de abuso.

–¿Qué opina sobre la polémica que dice que un hombre golpeador debe recibir castigo más que educación?

–Puede haber castigos, sanción punitiva, pero también –y a mí me parece lo más importante– espacios reeducativos en donde aprendan qué es la equidad de género, cómo manejo la masculinidad, de qué manera se puede manejar el enojo sin ejercer violencia, de qué manera puedo expresar la tristeza sin victimizarme, sin manipular, y de qué manera puedo ceder ante determinados conflictos y también de qué manera puedo poner límites. Todas estas habilidades se aprenden en los grupos de reflexión. Lo que vemos en nuestros grupos es que algunos hombres cambian muchas de sus conductas violentas; otros cambian menos y entonces hay que hacer otro tipo de intervención, terapia, grupos focalizados, etcétera.

–¿Los resultados son rápidos, son efectivos?

–Todos sabemos que los procesos de reeducación son a largo plazo y no dan resultados inmediatamente. Nadie cambia de la noche a la mañana, pero lo importante es brindar esta posibilidad, porque hay muchos que quieren cambiar y asumir conductas equitativas.

–¿Cómo se puede incluir a estas personas en el diseño de políticas públicas para la prevención?

–Creo que las políticas públicas dirigidas a los hombres deben buscar generar reflexividad, políticas con perspectiva de género planteadas para los hombres, servicios que les permitan identificar ideas machistas, prácticas abusivas, usos abusivos del poder, para que puedan mejorar su paternidad, su vida de pareja, su vida sexual, para que puedan, ante los conflictos, aprender a negociar sin sentirse culpables o menos hombres. Las políticas públicas deben desmantelar el machismo y generar en los hombres una necesidad de ser, pensar y actuar respetando la diversidad de maneras de ser y de expresarse como hombre, no una nueva masculinidad.

–¿Con qué obstáculos se encuentra a la hora de tratar a un hombre violento?

–Los límites son los que los hombres ponen. Para cambiar no hay límites. Lo primero es que desee cambiar, que tenga voluntad de cambiar. El segundo aspecto es crear situaciones institucionales para que el hombre pueda construir ese cambio. Si los hombres con voluntad de cambio se suman a las políticas públicas destinadas a ellos veremos que no hay límites. Predomina en América latina esta masculinidad que intimida, el machista que construye jerarquías, el que sigue pensando que está bien tener muchas mujeres, que eso lo hace más viril. Pero no están claras las alternativas a eso.

–Para usted, ¿cuál es la alternativa de fondo?

–Construir una nueva ciudadanía para los varones en la que los hombres comprendan que la única manera de vivir en democracia es respetando la pareja, pero también como un respeto de amor propio, que lleva a decir al hombre: “Yo no puedo maltratarte porque eres una ciudadana como yo soy ciudadano, y entre ciudadanos no nos maltratamos, podemos tener conflictos, pero sobre todo respetamos nuestros derechos”.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/las-politicas-publicas-deben-desmantelar-el-machismo

Imagen: http://staticf5a.lavozdelinterior.com.ar/sites/default/files/styles/landscape_642_366/public/nota_periodistica/Garda_Salas.jpg

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Javier Camara

Periodista de Política y Negocios